Me ha ocurrido con frecuencia que, reflexionando acerca de la dolorosa herida que hoy aqueja a la Iglesia y la divide entre pasadistas y modernistas, sin poder encontrar otros términos mejores que esos para designar los dos bandos, he barajado la posibilidad de usar las habituales expresiones de "católicos de derecha" y "católicos de izquierda". Sin embargo, estas expresiones no conforman para ser usadas para el tema indicado, porque son demasiado vagas y más bien circunscriptas al ámbito de la acción política de los católicos.
----------Sin embargo, el hecho de que las expresiones "católicos de derecha" y "católicos de izquierda" no sirvan para expresar lo mismo que "pasadistas" y "modernistas" (y los lectores de este blog ya saben bien lo que significan estas dos últimas expresiones), no quiere decir que los términos derecha e izquierda no tengan ya su larga historia usados también en ámbitos católicos, particularmente en los últimos decenios. De modo que me ha parecido útil iniciar una serie de notas acerca de ellos, notas algo desordenadas (o bastante desordenadas), pero que pueden servir a modo de apuntes provisorios, para ser usados en alguna otra ocasión futura, para elaborarlos mejor y más sistemáticamente, en una reflexión más serena. Sea cual sea la utilidad de este puñado de notas, las ofrezco a mis lectores con la mejor de las intenciones.
----------Es muy común en el lenguaje político calificar o ser calificado como "de derecha" y "de izquierda". Es un uso que se remonta a los parlamentos del siglo XIX, involucrando una parte derecha y una parte izquierda y herederos del clima del tiempo, posterior a la Revolución Francesa, en la que la sociedad política y la misma cultura y el mundo católico llegaron a encontrarse divididos a veces con dureza entre una tendencia (la "izquierda") que se sentía heredera de los ideales revolucionarios y republicanos de progreso, libertad y democracia (el liberalismo); y una tendencia opuesta (la "derecha"), ávida de reparar los daños morales y religiosos provocados por la Revolución, fruto del racionalismo iluminista, y por lo tanto de restaurar los valores tradicionales (de ahí el "tradicionalismo") que la precedieron y de conservar (de ahí "conservadores") o restaurar (de ahí el término "restauración") una sociedad jerarquizada y ordenada (posiblemente monárquica), reaccionando (de ahí el término "reaccionario") a innovaciones juzgadas como revolucionarias ("contrarrevolución") y destructivas de la civilización, pensada sobre todo como una civilización cristiana europea.
----------La oposición derecha-izquierda no solo tiene un color político, sino que tiene raíces profundas, por lo cual se habla de cultura de derecha y cultura de izquierda. Ambas a este nivel proponen un método de salvación y de liberación del hombre de los males presentes. La primera mira al pasado, de ahí su tradicionalismo fijista o más bien la recuperación de la tradición. Desde este punto de vista, el hombre se encuentra actualmente en una condición de miseria porque ha perdido un estado pasado de perfección originaria, al cual se debe retornar. El futuro es válido en cuanto recuperación del pasado. En cambio, la izquierda es progresista, mira hacia el futuro. La liberación se obtiene poniendo ante los ojos un ideal de perfección (de ahí su utopismo) que se logrará en el futuro. El pasado es para desechar.
----------El cristianismo concilia estos dos puntos de vista argumentando que se debe recuperar el pasado (condición edénica), pero elevándolo a un estado aún superior y supremo (estado escatológico de la resurrección). Entonces, al fin de cuentas, el cristianismo mira más al futuro que al pasado, pero al mismo tiempo es tradicionalista, porque es la Tradición la que indica los caminos del futuro. Solo el cristianismo por lo tanto puede poner paz entre derecha e izquierda.
----------Esta división entre derecha e izquierda se acentuó hasta el enfrentamiento abierto y armado hacia finales del siglo XIX con el surgimiento de los movimientos republicanos, socialistas, anarquistas y marxistas, herederos de la Revolución Francesa, respaldados por la masonería y el judaísmo anticristiano, los cuales llevaron a ulteriores consecuencias los principios materialistas, subversivos y ateos implícitamente contenidos en la Revolución, mientras que por otro lado el mundo católico y la Iglesia tendían a ocupar sobre todo el espacio de la derecha, con el vínculo entre el trono y el altar, el ideal de la "cristiandad", y el apego de los Papas al Estado de la Iglesia con la oposición a la unidad de Italia y los levantamientos insurreccionales a favor de la unidad nacional, apoyados por la masonería, por los mazzinianos y por los católicos y no católicos liberales piamonteses (¡incluidos el Beato Rosmini y Manzoni!).
----------La extremización de esta oposición derecha-izquierda se produjo en el siglo XX con la Revolución Rusa por una parte y con el surgimiento de los movimientos fascistas y nazis por la otra. El mundo católico comenzó a intentar un acercamiento con las fuerzas de izquierda, por ejemplo en la Francia de los años treinta, mientras que el grueso permanecía en posiciones de derecha, en fuerte oposición -era comprensible- a las tendencias marxistas y comunistas.
----------Es famosa la frase de san Pío X, según la cual el católico solo podía ser "tradicionalista" y la lucha del Santo Pontífice contra el modernismo, donde no existe una condena del izquierdismo marxista, porque entonces era inconcebible que un católico simpatizara con ese movimiento (uno podría haber sido kantiano, filo-protestante, fenomenista, subjetivista idealista, pero era impensable la hipótesis de un "cattocomunista"). La condena del comunismo había existido desde 1846 por parte del beato Pío IX, pero precisamente no se trataba de censurar a los católicos desviados, sino de un movimiento abiertamente anticristiano.
----------Hagamos aquí un paréntesis, antes de profundizar la consideración de lo ocurrido en el siglo XX.
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