Durante décadas el neo-modernismo en la Iglesia Católica constituyó para muchos fieles una subversión difícil de percibir en las simples parroquias y en los simples sacerdotes en tiempos de Pío XI y Pío XII. Era el campo de trigo con manchas de lolio. El después del Concilio Vaticano II, lo sabemos, hizo que los mudos comenzaran a hablar y los paralíticos a caminar, en medio de los lamentos y el desgobierno de Pablo VI. Juan Pablo II puso sordina al problema, sin solucionarlo, lo cual se evidenció con Benedicto XVI. Hoy la heterodoxia doctrinal y práctica parece cubrirlo todo. Es el campo de lolio con manchas de buen trigo.
----------Actualmente los medios de comunicación digitales nos permiten tener en casa a las parroquias y sedes episcopales; mucho más en estos tiempos de restricción epidémica. Hoy es fácil estar al tanto de lo que enseña un obispo norteamericano, o alemán, o filipino, o argentino, y lo que predica un cura de Buenos Aires o del Chaco. No hay secretos, todo es público (o casi). Y así, los latiguillos y slogans modernistas son por todos conocidos. Uno de ellos es el de "Iglesia Constantiniana", y en él me quiero detener brevemente esta vez, porque viene bien meditar en ello, al disponernos a celebrar (en la medida que cada uno pueda) el Triduo Pascual: el misterio de la Cruz y el Triunfo de Cristo.
----------Mi intención aquí es llevar a los lectores a meditar de algún modo en la Reyecía de Cristo en su Cruz. Porque no es casualidad que los ácidos críticos modernistas a lo que llaman la Iglesia constantiniana sean también quienes le niegan al Señor su plena Reyecía. Nuestro Señor Jesucristo, por su Sangre y por su Cruz, es nuestro Rey por derecho. Y es por eso que en los primeros siglos, precisamente después de la paz de Constantino, cuando los cristianos pudieron mostrar la cruz oficialmente en sus iglesias, en sus templos, en sus lugares de reunión, generalmente representaban a Nuestro Señor Jesucristo como Rey, coronado con la corona de los reyes. Porque Cristo es nuestro Rey, y lo es por la Cruz.
El slogan de la Iglesia constantiniana
----------Iglesia constantiniana es un slogan creado después del Concilio Vaticano II, con el que los neo-modernistas se refieren de modo peyorativo a una Iglesia de triunfo público, tal como dicen que habría ocurrido con la Iglesia gracias al favor del emperador Constantino I el Grande. Iglesia constantiniana es, pues, un epíteto que se sigue usando machaconamente en muchos círculos eclesiales, y que hoy está en boca de sacerdotes y laicos. Se trata de uno de esos recursos de lenguaje, que vienen a ser trampas propias de los movimientos reformadores; una especie de santo y seña que se usa para maniatar conciencias y aborregar.
----------Los divulgadores del slogan, lo entienden como una "metáfora" y explican que lo que llaman "era constantiniana" ilustra una forma de ser de la Iglesia en connubio con el Estado, en busca de privilegios y alejada de su misión. Se trata, según ellos, de una tergiversación de la eclesiología, que ha provocado en la historia la aparición de personajes que volviendo a las fuentes promueven nuevos evangelismos o períodos de renovación profunda. No faltan autores de monografías y ensayos que hablan del evangelismo del papa Francisco a partir del análisis comparativo de pronunciamientos y documentos suyos, y del famoso discurso "El fin de la Era constantiniana", que el padre Marie-Dominique Chenu escribió en 1961. En definitiva, para estos neo-modernistas, el retorno al Evangelio, la urgencia de la misión (lo que Francisco llama "Iglesia en salida") y la atención especial por los pobres que distinguen el paradigma del actual pontificado, evidencian un nuevo evangelismo para la Iglesia como lo fueron -dicen- en el pasado Francisco de Asís y Lutero, quienes dieron origen a nuevas cristiandades.
----------El odio a la era del césar Constantino está hoy nebulosamente extendido en la Iglesia, pero se advierte sobre todo en círculos neo-catecumenales, también en ambientes de cierta renovación carismática y, por supuesto, en el clero dominado por la ideología surgida de la llamada teología del pueblo, derivado argentino de la teología de la liberación, hoy heterodoxamente rehabilitada por el papa Francisco. En realidad, si bien se observa, ese odio neo-modernista a la época del gran Constantino es muy revelador.
----------Porque el caso es que, precisamente en el período anterior a Constantino la Iglesia había sufrido las peores persecuciones de su historia de la mano de Diocleciano; precisamente Constantino había recibido la revelación divina para el triunfo militar sobre Majencio, el usurpador que reinaba en Roma y que había repuesto en su vigor la prohibición del Cristianismo, que justamente Constantino había revocado junto con el otro emperador Galerio. Fue Constantino quien liberó a los cristianos, sacándolos de las cárceles tras su triunfo. Y por si eso fuera poco, convocó el Concilio de Nicea para establecer la paz en la Iglesia, infectada y dividida por la peste del arrianismo, herejía que negaba la divinidad de Cristo, tomándolo por un simple gran profeta, precisamente como en la actualidad se estila entre muchos que se dicen cristianos.
----------Entonces: ¿cuál es el problema que los neo-modernistas tienen con Constantino? Ni siquiera persiguió a los paganos, como luego hicieron sus sucesores, sino que proclamó la libertad de cultos, es decir, algo muy actual, muy "postconciliar" si queremos hacer sinceras comparaciones. Por lo tanto, es evidente que Constantino fue instrumento de la divina Providencia. Por si faltaran indicios providenciales, se da en Constantino el signo frecuente de una intervención divina cuando tiene todo en su contra: en Roma impera el Senado junto con Majencio; viene contra él el aliado de Majencio emperador de Oriente; su madre, la futura Santa Helena, y su esposa son rehenes de Majencio; sus propios generales recomiendan no luchar ante la evidencia humana de la inferioridad bélica. ¿Cómo no ver la acción de Dios en el triunfo de Costantino sobre todas estas adversidades?
----------La referencia peyorativa a Constantino y a la Iglesia de aquel tiempo, hoy aparece en boca de cualquiera de sacerdotes que se llaman a sí mismos "curas de pueblo". Ese desdén es muy llamativo, pero: ¿qué hay detrás?... Notemos que es desdén por una Iglesia que ya no es perseguida como en los siglos anteriores, aunque todavía sufría sus propias luchas intestinas. Notemos que no es común una inquina semejante hacia un personaje de hace la friolera de 1.700 años, si no fuera porque choca con un nudo permanente, igual hoy, inicios de la tercera década del siglo XXI, que entonces: choca con la fe de la Iglesia, con la libertad de la Iglesia, con la pacificación de la Iglesia, con la divinidad de Jesucristo proclamada ante los hombres, con la extensión de los bienes de la Gracia a los hombres por pura misericordia.
Crítica a la Iglesia constantiniana y vuelta al proto-cristianismo
----------De modo que no hay más conclusión que ésta: Iglesia constantiniana es uno de esos slogans terribles de estos últimos tiempos, usados para noquear el buen sentido eclesial, para desprestigiar a la Iglesia. Los así mismos llamados "curas de pueblo" suelen recurrid al latiguillo Iglesia constantiniana para referirse a que la Iglesia no debe estar aliada con el poder, porque eso es causa de corrupción. ¡Pero es que tampoco ése era de ninguna manera el caso de aquel tiempo!
----------Con el falso lamento de la Iglesia constantiniana se pretende promover un modelo de Iglesia de catacumba, un relato, propalando un mensaje subliminal de que la Iglesia debe volver a las mazmorras y a la persecución, a su retirada de la escena pública, y de la buena protección de los poderes públicos sensatos, y promoviendo que éstos mismos la quiten de en medio.
----------Hoy han salido a la luz pública y ocupan todos los puestos de poder eclesial, pero vivieron décadas siendo embozados acusadores de la Iglesia de siempre, permaneciendo hipócritamente en su interior, siendo perforadores incansables de la nave del Señor, con su veneno de fórmulas falaces, falsas reformas, falsos revisionismos históricos, verdaderos negadores de Dios, de sus milagros de providencia histórica y de sus siervos instrumentales.
----------Pero, debe notarse, que en su falsa vuelta al proto-cristianismo salen a la luz sus propias contradicciones. Porque quien se deja llevar del desdén y del aborrecimiento a la llamada Iglesia constantiniana, entonces debe ser lógicamente coherente en seguir las consecuencias de esa elección que se revelan enseguida. Porque en tal caso, debe reconocerse que la Iglesia llamada constantiniana sería la Iglesia surgida del Concilio de Nicea que inició la serie de providenciales concilios trinitarios y cristológicos. Por lo tanto, los anti-constantinianos rechazarían la feliz conjunción entre el Hombre y Dios, en Jesús, el Cristo.
----------Como se publicó hace algún tiempo en un blog favorable al proto-cristianismo: "Los primeros seran los últimos, asi es, los primeros, los proto-cristianos, después de 1700 años de represión emergen de nuevo, en pleno siglo XXI, previo al Final de esta Generación. La Primera Doctrina, es revelada poco a poco, dados los múltiples hayazgos (sic) arqueológicos, y que esperamos se multipliquen, para que hasta los primeros textos canonicos puedan darse a conocer como eran al principio. Estas formas cristianas de tipo Ortodoxo y Exoterico (sic) fueron diseñadas para crear una Doctrina Oficial que facilitara el control de las grandes masas, prometiendo un Cielo a todos aquellos que obedecieran ciegamente la doctrina de La Iglesia Oficial y por ende, al Imperio Romano. Ya de todos es sabido que las formas Cristianas actuales, tienen su origen en el Concilio de Nicea, realizado en el año 325 de nuestra era, y conformaba las doctrinas aprobadas por unas cuantas autoridades eclesiasticas y la aprobacion del emperador romano Constantino".
----------Todo está a la vista, entonces: el programa de la falsa vuelta al protocristianismo es sencillo: rechazo de la tradición milenaria de la Iglesia, rechazo de los cuatro evangelios en su integralidad y en su verdad histórica, rechazo de Jesús como Cristo, rechazo de la Iglesia bajo la excusa de contaminación con el poder temporal. Son, en definitiva, neo-reformadores que terminan por aceptar el gnosticismo inicial que contaminó al protocristianismo. Es la vuelta de la gnosis inicial mezclada hoy día con todas las corrientes heréticas de la historia.
----------Se promueve la falsa oposición entre una Iglesia "auténtica" que sería la de los primeros cristianos, el proto-cristianismo y la Iglesia triunfalista, la Iglesia constantiniana, que sería la gran desviación histórica de la Iglesia, olvidada de sus orígenes y conectada al poder imperial, del que habría tomado los símbolos y procedimientos.
----------Desde otra perspectiva, el desdén por la llamada Iglesia constantiniana nos revela una versión actualizada del viejo Evangelismo de hace 400 años, surgido de la Revolución Protestante. Es la misma contraposición y la misma acusación, pero remozada, modernizada. Una falsa oposición, porque el Evangelismo, pretendiendo quedarse con la esencia de los Evangelios, procedió a expurgarlos, a podarlos de mil modos con la crítica histórica, con sus lecturas de género literario, sus interpretaciones sobre lo que es literal y lo que es didakhé o recurso didáctico. Y deciden que recurso didáctico es todo aquello inaceptable y maravilloso para una mentalidad materialista, por ejemplo los milagros, la resurrección del Señor -simple experiencia interna de los apóstoles- y también todo lo que exponga la divinidad última del Señor, mera técnica de mitificación. Igual que egipcios y romanos exageraban sus logros en las batallas y los méritos de los gobernantes, elevándolos a dioses, así habrían hecho los hombres del tiempo constantiniano, elevando a Cristo sobre el Jesús histórico, en lo que ellos llaman el Jesús andante.
----------De ahí que se insista tanto en el Jesús andante, somos seguidores de Jesús, sutilmente nos dicen que hay que aprender a rezar al Dios de Jesús (no al Jesús Dios, finísima sutileza de neo-escolástica modernista), de ahí el término "movimientos" o "espacios" para definir los grupos eclesiales, los "caminos", el que hay que irse por los caminos del mundo. Hay que ir "a la vida", que estaría fuera de los templos, hay que movilizarse. En definitiva es, ¿hace falta aclararlo?, el relato de la "Iglesia en salida", "Iglesia hospital en campaña", "Iglesia de las periferias", cuya hipocresía ha quedado tan expuesta por un simple organismo microscópico que ha puesto a la iglesia del mundo (no a la Iglesia) patas para arriba.
----------Como en el evangelismo cuatrisecular, como en el espejo mil veces roto del Protestantismo, no se trata de mero historicismo, sino de crear una nueva iglesia, pero esta vez una nueva iglesia no ad-extra sino ad-intra, expulsando a la ortodoxia de los puestos de responsabilidad, y generando una pseudo-ortodoxia (ideología), sin otro interés real que el de crear un monopolio de nuevos representantes, de recorrer el mundo, sus periferias, haciendo prosélitos (aunque se mande no hacer proselitismo) e impidiendo la entrada en los caminos de salvación. Negación de Dios y proclamación del hombre, haciendo el segundo mandamiento el primero, dando el primero por descontado en el segundo. No tanto que asuman ellos la cruz sino que predicando que la lleven los fieles, volviéndolos seres atemorizados, culpabilizados, porque debiendo hacer grandes sacrificios que el Evangelio exigiría, no se hacen y llevando a los que creen su deber cumplir con los sacrificios, pero no son capaces de cumplirlos según las épicas llamadas misioneras y sacrificiales de los jefes, creen que estarían ya condenados.
----------Desde otra perspectiva, el desdén por la llamada Iglesia constantiniana nos revela una versión actualizada del viejo Evangelismo de hace 400 años, surgido de la Revolución Protestante. Es la misma contraposición y la misma acusación, pero remozada, modernizada. Una falsa oposición, porque el Evangelismo, pretendiendo quedarse con la esencia de los Evangelios, procedió a expurgarlos, a podarlos de mil modos con la crítica histórica, con sus lecturas de género literario, sus interpretaciones sobre lo que es literal y lo que es didakhé o recurso didáctico. Y deciden que recurso didáctico es todo aquello inaceptable y maravilloso para una mentalidad materialista, por ejemplo los milagros, la resurrección del Señor -simple experiencia interna de los apóstoles- y también todo lo que exponga la divinidad última del Señor, mera técnica de mitificación. Igual que egipcios y romanos exageraban sus logros en las batallas y los méritos de los gobernantes, elevándolos a dioses, así habrían hecho los hombres del tiempo constantiniano, elevando a Cristo sobre el Jesús histórico, en lo que ellos llaman el Jesús andante.
----------De ahí que se insista tanto en el Jesús andante, somos seguidores de Jesús, sutilmente nos dicen que hay que aprender a rezar al Dios de Jesús (no al Jesús Dios, finísima sutileza de neo-escolástica modernista), de ahí el término "movimientos" o "espacios" para definir los grupos eclesiales, los "caminos", el que hay que irse por los caminos del mundo. Hay que ir "a la vida", que estaría fuera de los templos, hay que movilizarse. En definitiva es, ¿hace falta aclararlo?, el relato de la "Iglesia en salida", "Iglesia hospital en campaña", "Iglesia de las periferias", cuya hipocresía ha quedado tan expuesta por un simple organismo microscópico que ha puesto a la iglesia del mundo (no a la Iglesia) patas para arriba.
----------Como en el evangelismo cuatrisecular, como en el espejo mil veces roto del Protestantismo, no se trata de mero historicismo, sino de crear una nueva iglesia, pero esta vez una nueva iglesia no ad-extra sino ad-intra, expulsando a la ortodoxia de los puestos de responsabilidad, y generando una pseudo-ortodoxia (ideología), sin otro interés real que el de crear un monopolio de nuevos representantes, de recorrer el mundo, sus periferias, haciendo prosélitos (aunque se mande no hacer proselitismo) e impidiendo la entrada en los caminos de salvación. Negación de Dios y proclamación del hombre, haciendo el segundo mandamiento el primero, dando el primero por descontado en el segundo. No tanto que asuman ellos la cruz sino que predicando que la lleven los fieles, volviéndolos seres atemorizados, culpabilizados, porque debiendo hacer grandes sacrificios que el Evangelio exigiría, no se hacen y llevando a los que creen su deber cumplir con los sacrificios, pero no son capaces de cumplirlos según las épicas llamadas misioneras y sacrificiales de los jefes, creen que estarían ya condenados.
----------Concluyendo y repitiendo: es sumamente revelador ver que la llamada despectivamente Iglesia constantiniana es la promotora del gran Concilio de Nicea que declaró la indivisible esencia de Jesús como Dios y como Hombre, integrándolo al completo y no haciendo selecciones de-divinizadoras como en las proclamas a favor de un proto-cristianismo que nunca existió como los neo-modernistas y "curas de pueblo" lo interpretan.
----------Vuelvo a decir lo del comienzo, en esta Pascua que viviremos recluidos en nuestros conventos y casas: no es casualidad que los que hipócritamente se llaman "obispos y curas de pueblo", con sus críticas neo-modernistas a lo que llaman la Iglesia constantiniana, sean también quienes le niegan al Señor su plena Reyecía. Meditemos en esto sobre todo estos días del Triduo Sacro: Nuestro Señor Jesucristo, por su Sangre y por su Cruz, es nuestro Rey por derecho. Y es por eso que fue en los primeros siglos, precisamente después de la paz de Constantino, cuando los cristianos pudieron mostrar la cruz oficialmente en sus iglesias, en sus templos, en sus lugares de reunión, y generalmente representaban a Nuestro Señor Jesucristo como Rey, coronado con la corona de los reyes. Porque Cristo es nuestro Rey, y lo es por la Cruz.
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