miércoles, 22 de abril de 2020

Castidad en matrimonios mayores: un tema poco tratado

Por cierto, el que iniciamos es un tema poco considerado. Tratar de la castidad de los esposos ancianos es cosa bastante insólita y puede parecer cosa inútil, porque se supone que ya no sea un problema para ellos, dado que, al menos así se cree, los sofocones juveniles han pasado, y su vitalidad sexual estaría casi extinguida. Hablo de esposos "ancianos" en el sentido de matrimonio "adulto mayor", o de la "tercera edad", como hoy suele decirse.

----------En particular, en la actual visión mundanizada y secularizada de la vida, no parece qué interés pueda tener la formación de jóvenes en la castidad, que se encuentran en una situación psicológica muy diferente a la de las parejas ancianas o mayores. Y sin embargo la tiene. Algunos incluso ven con repugnancia o compasión las relaciones sexuales entre ancianos, como si fuera algo repugnante, antinatural y quizás ridículo. Pero se trata de un mal prejuicio que en esta serie de notas quisiera disipar.
----------De hecho, creo que puedo demostrar que el status sexual de los ancianos es de sumo interés para los jóvenes por los motivos que mencionaré. La impresión que podemos tener de que hablar de ancianos (o, como dije, adultos mayores, o personas de la tercera edad) no sirve para la formación de los jóvenes en la castidad puede venir dada por el hecho de que estamos habituados a una concepción meramente generativa de la actividad sexual y desatentos a su función unitiva, precursora de la unión escatológica.
----------En primer lugar, despejemos el terreno de un posible equívoco: debería ser claro, a partir de la referencia que he hecho a la pareja anciana en relación a la futura resurrección, que, hablando de un sexo no generativo, no intento en absoluto referirme aquí a las uniones extramaritales o a las uniones prematrimoniales, cumplidas para expresar el amor excluyendo un eventual nacimiento con el uso de métodos anticonceptivos o hasta el punto incluso de recurrir al aborto, simplemente para evitar un parto no deseado. El anciano, sin embargo, habiendo cesado en su actividad generativa, no conoce estos problemas.
----------Mi reflexión, en cambio, está estrechamente relacionada con aquello que concierne a la adquisición de las virtudes en la presente condición de naturaleza caída, pero también redimida; por lo cual el cristiano "entra voluntariamente por la puerta estrecha" (Mt 7,13), sabiendo que después del pecado original es más fácil hacer el mal que el bien. Se necesitan luchas, renuncias, sufrimientos y sacrificios.
----------Si en el Edén original existía una plena comunión y reciprocidad entre hombre y mujer, ambos en pie de igualdad, con el pecado sin embargo, los dos miembros de la pareja entraron en conflicto entre sí: pues el hombre comenzó a oprimir a la mujer, y la mujer comenzó a hacerse seductora del hombre. Si antes la convivencia entre ellos no constituía un problema, ahora en cambio se hizo necesaria una cierta separación preventiva del uno frente a la otra. Si antes el sexo estaba naturalmente sujeto al espíritu, ahora dominaba sobre el espíritu. Lo que debe estar arriba, o sea el espíritu, debe ahora volver a ser elevado sin ser convertido en absoluto; y lo que debe estar abajo, el sexo, debe ser vuelto a lo bajo sin ser despreciado.
----------De tal modo, la adquisición de las virtudes es un proceso gradual, accidentado, pero prometedor, esperanzador, que dura toda la vida, fundado sobre las inclinaciones prácticas naturales del hombre, orientado a la satisfacción de sus necesidades físicas y espirituales, promovido con tenacidad por la voluntad, involucrando una ardua y metódica disciplina y requiriendo un largo ejercicio sostenido por la gracia, por medio de la cual el sujeto humano, permaneciendo en la fragilidad y pecaminosidad propias de la vida presente, se va progresivamente liberando, para encontrar cada vez más la perfección originaria del estado edénico y, aún más, para anticipar la felicidad del estado de la futura resurrección gloriosa.
----------La intención de la serie de notas que inicio con la presente, es incluir en este cuadro general la exposición de la adquisición y del desarrollo de la virtud de la castidad con particular referencia a la castidad conyugal como inicial realización terrena de la unión del hombre y de la mujer en la resurrección. Mi ojo está particularmente enfocado en la formación de los jóvenes.
----------Entiendo por castidad en general aquella virtud moral, que es una especificación de la templanza, que modera en general las pasiones, por la cual la voluntad regula según recta razón los movimientos del apetito sexual, sea bien en modo tal de hacerle alcanzar su fin unitivo y procreador en el matrimonio, o bien para frenarlo del todo por motivos ascéticos o religiosos.
----------El acto sexual, según el designio divino originario, es uno de aquellos actos vitales, cuyo cumplimiento entra en la felicidad del hombre, donde se dice: "el hombre se unirá a su mujer" (Gn 2,24). De hecho, la felicidad del hombre está en el amor y ningún acto o vínculo de amor es humanamente tan gratificante como la unión entre el hombre y la mujer. Por lo demás, todos los actos vitales, físicos y espirituales, cuando son cumplidos y es alcanzado su bien, producen alegría y placer. Las potencias vitales físicas y espirituales, de hecho, están hechas para ser actuadas; si no es así, el sujeto se siente frustrado, insatisfecho e infeliz.
----------Continuaremos...

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