Finalizamos esta serie acerca del camino espiritual de encuentro con Dios, por medio del Corán, de la joven italiana Silvia Aisha Romano. Y nos preguntamos ahora acerca de su testimonio sobre la libertad de la mujer en el mundo islámico.
----------Aisha denuncia una falsa libertad de la mujer, basada en una concepción relativista, también presente en ambientes cristianos, por la cual la mujer se considera libre si pone en evidencia su propio sexo con vestimentas impuestas por la moda, pero en contacto con el Islam está convencida de haber alcanzado la verdadera libertad precisamente con hábitos que esconden su sexo, para no ser objeto de los apetitos masculinos, que la esclavizan y no la liberan.
----------Dice Aisha: "El concepto de libertad es subjetivo y por eso es relativo. Para muchos, la libertad de la mujer es sinónimo de mostrar las formas que tiene; ni siquiera para vestirse como quiere, sino como alguien quiere. Antes pensaba que era libre, pero estaba sometida a una imposición de parte de la sociedad y esto se ha revelado en el momento en que aparecí vestida de otra manera y fui sometida a ataques y ofensas muy pesadas. Algo está muy mal si el único ámbito de libertad de la mujer es descubrir su propio cuerpo. Para mí mi velo es un símbolo de libertad, porque siento dentro que Dios me pide que use el velo para elevar mi dignidad y mi honor, porque al cubrir mi cuerpo sé que una persona podrá ver mi alma. Para mí, la libertad es no convertirse en mercancía, no ser considerada un objeto sexual".
----------Aisha se rebela con razón contra una visión de la mujer que la reduce a instrumento de placer. Ella dice muy bien cuando afirma: "Mi velo es un símbolo de libertad, porque siento dentro que Dios me pide que use el velo para elevar mi dignidad y mi honor, porque al cubrir mi cuerpo sé que una persona podrá ver mi alma".
----------Efectivamente, obligar al hombre a renunciar a ver el cuerpo de la mujer es un llamado hecho al hombre por la mujer para frenar la concupiscencia y a sustituirla por una mirada casta, que lo lleva a apreciar su dignidad de persona y la belleza de su alma. Aisha expresa exigencias ideales muy nobles y encomiables con respecto a la virtud de la castidad. En esto, la ética sexual islámica coincide indudablemente con la ética cristiana.
----------La diferencia está dada por el hecho que mientras la moral cristiana, en virtud de los recursos de la gracia de Cristo, implica respecto a la ética islámica, una mayor fortaleza y autocontrol emotivo, que si por una parte tiene menor necesidad de las defensas del pudor, por otra implica una mitigación o moderación del instinto sexual y al mismo tiempo una mayor estima por la personalidad de la mujer, por lo que se evita la poligamia y se supera en la monogamia.
----------Pero Aisha no muestra saber que en el Corán no está superada la visión de la mujer como instrumento del placer, tanto es así que, si por una parte el Corán tiene razón en ver al sexo femenino presente también en el paraíso, por otra en el mismo paraíso el placer físico no es expresión del placer espiritual reconciliado con él, como en la visión escatológica cristiana, sino que la mujer, incapaz de una espiritualidad a nivel del hombre, sigue siendo un simple instrumento de placer, en un estado de inferioridad espiritual con respecto al hombre.
----------Efectivamente, obligar al hombre a renunciar a ver el cuerpo de la mujer es un llamado hecho al hombre por la mujer para frenar la concupiscencia y a sustituirla por una mirada casta, que lo lleva a apreciar su dignidad de persona y la belleza de su alma. Aisha expresa exigencias ideales muy nobles y encomiables con respecto a la virtud de la castidad. En esto, la ética sexual islámica coincide indudablemente con la ética cristiana.
----------La diferencia está dada por el hecho que mientras la moral cristiana, en virtud de los recursos de la gracia de Cristo, implica respecto a la ética islámica, una mayor fortaleza y autocontrol emotivo, que si por una parte tiene menor necesidad de las defensas del pudor, por otra implica una mitigación o moderación del instinto sexual y al mismo tiempo una mayor estima por la personalidad de la mujer, por lo que se evita la poligamia y se supera en la monogamia.
----------Pero Aisha no muestra saber que en el Corán no está superada la visión de la mujer como instrumento del placer, tanto es así que, si por una parte el Corán tiene razón en ver al sexo femenino presente también en el paraíso, por otra en el mismo paraíso el placer físico no es expresión del placer espiritual reconciliado con él, como en la visión escatológica cristiana, sino que la mujer, incapaz de una espiritualidad a nivel del hombre, sigue siendo un simple instrumento de placer, en un estado de inferioridad espiritual con respecto al hombre.
Silvia Aisha Romano: un caso emblemático y un motivo de esperanza
----------El camino de Aisha es una lección severa para nosotros los católicos: criada en una Italia católica, sin embargo ¡ha encontrado a Dios en el Corán! Pero, ¿por qué no encontró a Dios entre nosotros, sino que lo ha encontrado en el Corán? ¿Es que no había nadie que supiera hablarle de Dios de una manera decente y persuasiva? ¿Alguien que supiera escuchar sus preguntas, calmar sus temores y sus angustias?
----------Mostrarle la belleza del misterio trinitario? El encuentro con Jesucristo? La obediencia al Padre? La docilidad al Espíritu Santo? El amor por la Sagrada Escritura? La adoración de la infinita majestad divina? La consolación y el alivio de la oración? La dulzura de la comunión eclesial y el culto mariano? La fascinación de la santidad cristiana? Hacerle sentir la misericordia y su paterna severidad? Explicarle el sentido del sufrimiento y el odio por el pecado? Obtener su perdón y enseñarle penitencia? Explicarle su infinita gracia y bondad? Para incitarla a que Le dedique su vida, obrando para Él todo el bien por el prójimo, que fluía de su corazón? Esclarecerle lo deseable de sus promesas? La utilidad de sus sacramentos? La sabiduría de sus leyes y de sus mandamientos? Aceptar por amor su humillación, sufrimiento y persecución?
----------Quisiera preguntar a los católicos celosos pero poco ilustrados, que se pasan acríticamente el slogan "nuestro Dios no es el de ellos", qué hacen por los jóvenes, por demostrar la existencia y los atributos de Dios, por presentarles el verdadero rostro del Dios de la razón y de la fe, por hacerles comprender que, si bien el Dios de la fe trinitaria es el único Dios de los cristianos, el Dios Uno de la razón es el Dios de todos, cualquiera que sea la religión a la que se pertenezca, y que el Dios trinitario no es otro Dios que el de la razón, pero el mismo Dios mejor conocido, así como la luna de los modernos es la misma luna de los antiguos, mejor conocido.
----------Y luego quisiera preguntarles a los católicos buenistas, super-dialogantes, aquellos que, como los lectores de Famiglia Cristiana, toman a Aisha como ejemplo para las jóvenes de mujer libre y religiosa, sin sombra de preocupación por haberse hecho musulmana, incluso feliz como el cardenal Bassetti de escuchar a su "hija" por haber abrazado una religión "de paz", quisiera preguntarles, digo, qué piensan de ese Dios del Corán al que Aisha se ha convertido, Dios trascendente y no inmanente, Dios inmutable y no mudable como el de Karl Rahner; Dios impasible, y no Dios sufriente como el de Bruno Forte; Dios que premia con el paraiso y castiga con el infierno, Dios que perdona solo a los que se arrepienten, Dios que da gracia, pero que también exige los méritos y las buenas obras, Dios celoso que no tolera otros dioses, Dios a quien se debe absoluta obediencia, Dios omnipotente creador y no el Dios "que se apiada" a la Turoldo o de Sergio Quinzio, Dios incorruptible y no gobernable como el de Luigino Bruni.
----------Ciertamente será necesario recordarle a Aisha que, si ella verdaderamente busca a Dios, no podrá aceptar el aspecto tiránico del Dios islámico, esa voluntad fatalista, esa omnipotencia irracional, tan bien destacada por el papa Benedicto XVI en su famosa conferencia en Ratisbona, y deberá, en cambio, alcanzar al Dios bíblico, cuya voluntad desciende de su sabiduría, cuya Razón da razón a nuestra razón, dejando intacto el misterio, cuya simplicidad rechaza la doblez, un Dios fiel y confiable, que aclara los pactos, no traiciona, no se desmiente y mantiene sus promesas.
----------El caso de Aisha es emblemático de la necesidad de la Iglesia hoy, en las huellas de las enseñanzas conciliares sobre el Islam, de enriquecer su magisterio y su pastoral con una visión más amplia y articulada del mundo del Islam, uniendo en una sabia síntesis las apreciaciones y los juicios críticos, para responder adecuadamente con actitud proactiva y persuasiva al fenómeno de la inmigración islámica en Europa, que indudablemente ha sido durante décadas la principal dirección del expansionismo islámico en el mundo.
----------Es un fenómeno paradojal y anormal que mientras por una parte en Europa la fe cristiana, que tiene solidísimas bases, está vacilando, por otra parte, la fe de los musulmanes es más sólida que nunca, aunque basan su fe en hechos y dogmas incomparablemente menos autorizados que los del cristianismo. Se diría que los islámicos, que nunca han abandonado el sueño de conquistar Europa, al darse cuenta del debilitamiento de la fe cristiana, juzgan que ha llegado el momento de dar el golpe de gracia.
----------Para evitar este peligro, creo que la Iglesia debería lanzar una nueva cruzada, no ya con las armas, sino con la predicación, que siempre ha sido al más puro estilo evangelizador. En particular, me gustaría que el Papa indicara un sínodo mundial de obispos sobre el Islam, inspirado por la conjunción del sentido crítico del papa Benedicto XVI con la benevolente apertura del papa Francisco.
----------Es necesario que los cristianos abandonen tanto la oposición frontal, muro contra muro, contra el Islam, típica de la mentalidad preconciliar, como el sincretismo relativista e indiferentista propio de los modernistas y de los buenistas, por una propuesta cristiana equilibrada y articulada, motivada y orgánica al mundo islámico, si es verdad que el cristiano es la luz del mundo y que fuera de Jesucristo "no hay otro nombre dado a los hombres bajo el cielo, en quien podamos ser salvados" (Hch 4,12).
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