martes, 21 de abril de 2020

Catalina Von Bora, la esposa de Lutero

Me parece un hecho un tanto curioso que en el actual clima de diálogo intenso y en todos los ámbitos con los luteranos, y además con el generalizado interés que existe por la temática del sexo y de la familia, no aparezca nunca, al menos en las publicaciones corrientes, ni desde la parte católica ni desde la parte protestante, la cuestión de la esposa de Lutero, la ex monja Catalina Von Bora [1499-1552], que le dio a Lutero cinco hijos, de los cuales, por lo demás, no se habla nunca. ¿A qué se debe todo esto?

----------Se me podría quizás objetar que el interés prevalente por Lutero se refiere a su doctrina teológica y no tanto a su vida privada y menos aún a su vida conyugal y familiar. Sin embargo, no sé qué valor puede tener esta objeción, considerando por otra parte la misma concepción moderna de hacer teología y de la misma teología, por la cual, sobre todo en la orientación existencialista (y el protestantismo no está lejos del existencialismo) se concibe la teología y el teologizar como hechos existenciales del individual teólogo, como vida y expresión de vida. Por otra parte, se sabe lo normal que es para los teólogos y los pastores protestantes tener familia.
----------Se diría que sobre este importante aspecto de la vida de Lutero, que de ninguna manera es extraño a su concepción teológico-moral del sexo, de la mujer, del matrimonio, del pecado y de la justificación, se haya extendido como un velo no se sabe si es por pudor o por desagrado o por embarazosa indiferencia, cuando en cambio creo que se trata de un aspecto muy importante de la vida de Lutero, estrechamente ligado a su pensamiento, aspecto que por tanto convendría resaltar y debería ser objeto de un amplio y franco debate ecuménico, fuera de cualquier mentalidad escandalosa o, peor aún, morbosa curiosidad, que nada tienen que ver con el clima de sereno encuentro que actualmente debe gobernar el mencionado diálogo ecuménico.
----------Pero aquello que está vinculado a este silencio sobre la situación conyugal de Lutero y sobre la figura de Catalina es indudablemente la ausencia, en los primeros siglos del luteranismo, de significativas figuras femeninas y de una contribución femenina importante en el campo de la espiritualidad y de la teología protestante, cuando en cambio se sabe cómo la literatura espiritual y mística femenina católica, nacida en el siglo XIII y precisamente en Alemania, ha continuado luego en el catolicismo, con grandes figuras de Santas, incluso nombradas Doctoras de la Iglesia, hasta nuestros días, mientras que una significativa literatura religiosa protestante femenina es sólo de fecha muy reciente.
----------En cuanto al propio Martín Lutero [1483-1546], obviamente, como hombre (y aquí comparto el tradicional juicio sobre Lutero) no puedo alabar la conocida tendencia a la intemperancia que caracterizaba la actitud de Lutero hacia el sexo, y como católico veo con dolor el hecho de que él haya traicionado los votos monásticos y, además de eso, uniéndose a una mujer que también fue infiel a similares votos, aunque en definitiva, luego Lutero, como se sabe, fuera un esposo fiel y un padre solícito.
----------Como es bien conocido por la historia, Lutero plantea la gran dificultad, por no decir insuperable dificultad, de controlar la propia tempestuosa sexualidad en la condición del hombre consiguiente a la caída original. Probablemente cegado por la pasión, cierra los ojos ante la espléndida historia de la práctica religiosa del voto de castidad y todos los ejemplos de castidad de los esposos cristianos, aunque en su tiempo tuvo ante sus ojos una generalizada situación de corrupción. Como señaló el gran historiador dominico padre Heinrich Denifle [1844-1905] en su famoso estudio sobre Lutero a principios del siglo pasado, Lutero denigra la práctica de la castidad consagrada como si se tratara de una frustración inhumana, de modo no muy diferente a la calumnia que Sigmund Freud [1856-1939] también le llegará a lanzar a la castidad en el siglo XX.
----------Lutero no sabe apreciar cuánto ha sido lo que, en la historia de la santidad cristiana, la castidad ha favorecido la práctica de todas las demás virtudes, las obras de la caridad y toda acción auténticamente reformadora, así como la imitación de Nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María, y toda una literatura de alto valor teológico, ascético, moral y espiritual fundada en una auténtica adhesión a la Sagrada Escritura, cuyo mensaje, como se sabe, él quería reconocer, garantizar y difundir.
----------Lutero, ciertamente, no se equivoca al ver en el relato del Génesis acerca de la creación del hombre y la mujer y su unión, una enseñanza antropológica y moral más radical y fundamental que aquella sublime de Cristo, que invita a los que quieran seguirlo a "hacerse eunucos por el reino de los cielos", que es una exhortación hecha sólo a algunos más fervorosos, exhortación que sin embargo está ligada únicamente al plan de la Redención, el cual, dada la condición actual de naturaleza caída, tiene al fin de cuentas sólo la razón de medio privilegiado a fin de restaurar en su plenitud el plan original de la creación.
----------Se equivoca, en cambio, Lutero, sin lugar a dudas, al ver la práctica de los votos como un mero discutible, por no decir nefasto uso de la Iglesia Romana, y no en cambio un principio de perfección que se remonta al mismo Nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, no se equivoca al ver la mayor fundamentalidad de la relación hombre-mujer proyectada por el Génesis.
----------La limitación de Lutero, por lo demás propia de la Iglesia de su tiempo, fue la de no tener en cuenta que la perspectiva final, la perspectiva escatológica, de la Redención, no es la pareja procreadora, sino la simple unión de pareja o mejor la reconciliación del hombre con la mujer, después de la "división" provocada por el pecado, una unión escatológica, símbolo de la unión de Cristo con la Iglesia.
----------Lutero ha partido de la citada visión limitada, de la cual, en retrospectiva, no podemos culparlo, porque la antropología sexual de su tiempo aún no tenía muy claro el permanecer en la resurrección de la pareja hombre-mujer, como en cambio aparecerá claro en el siglo XX con las enseñanzas de san Juan Pablo II.
----------Si podemos y queremos hablar de culpa, o al menos de error en Lutero, eso ha sido la homologación que él hizo entre la necesidad sexual-procreadora y las necesidades fisiológicas del individuo, cuya satisfacción garantiza la subsistencia física. De tal modo Lutero, ciertamente sin imaginarlo, está en el origen de la visión antropológica que está en la base de la fecundación artificial que concibe la procreación como derecho absoluto de la persona, derecho a ser satisfecho por cualquier medio.
----------Se puede pensar, como algunos piensan, que esta invencible necesidad sexual, en la ue por otra parte la mujer resulta sobre todo instrumentalizada y explotada, es el signo de que Lutero no había tenido una verdadera vocación monástica, por cuanto, como señaló el propio papa san Juan Pablo II, aunque haya sido un alma profundamente religiosa, también es cierto que no fue propio de un alma verdaderamente religiosa la idea que le vino de abolir la Santa Misa. Su insensatez fue, como he dicho, la de elevar su caso personal a principio general, y además con la pretensión de fundarlo sobre la Biblia.
----------¡Al fin de cuentas, cuántos casos hemos tenido en las últimas décadas de sacerdotes y religiosos que, con el permiso de la autoridad eclesiástica, han sido dispensados ​​de los votos o del celibato! Pero muchos de ellos, la mayoría supongo, ciertamente no han pretendido plantear su drama como ley general de la Iglesia, la cual, por lo demás probablemente en el futuro podría aprobar un sacerdocio uxorado, pero con condiciones muy diferentes, y manteniendo siempre una especial estima por el sacerdocio celibatario.
----------En cuanto a la cuestión de los votos religiosos, es evidente que su supresión suprimiría automáticamente el estado religioso como tal. Y de hecho se sabe cómo Lutero fuera bien contrario al estado religioso, no alcanzando a encontrar su fundamento evangélico.
----------Si, en cambio, Martín Lutero, como piensan otros, hubiera recibido una verdadera vocación religiosa, entonces está claro que la ruptura de los votos no puede ser sin culpa, porque, como atestigua la experiencia de siempre, si uno hace voto a razón vista y con la autenticación de la autoridad de la Iglesia, Dios después no le niega a quién así se compromete, la gracia de poder observar los votos durante toda su vida. Y la culpa de Lutero se acrecienta considerando a cuántos religiosos y sacerdotes, incluidos los fieles comunes, él engañó con sus sofismas pseudo-bíblicos, alejándolos de la práctica de la castidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.