martes, 22 de agosto de 2023

Pasadismo y nostalgia

A modo de registro para la futura historia que se escriba sobre estas décadas de vida de la Iglesia, hago aquí un breve repaso de la galaxia pasadista (pseudo-tradicionalista) que ha venido manifestando desde el mismo inicio del presente período pontificio en 2013, no sólo desobediencia a las directrices pastorales del papa Francisco, sino también un rechazo a su Magisterio doctrinal (y en algunos casos un rechazo extendido a todos los Papas del post-concilio). Al mismo tiempo, planteo la hipótesis de que la nostalgia sea el estado psicológico que aúna al frente opositor pasadista, el cual no es un bloque unívoco, que pueda descibirse en una sola frase, sino que amalgama diversas posturas, cada una con sus propios matices, sus particulares errores y vicios, y también sus lados buenos. [En la imagen: fragmento de "Melancolía", oleo sobre lienzo, realizado entre 1894 y 1896, obra de Edward Munch, conservado y expuesto en el KODE Kunstmuseer og komponisthjem, Bergen, Noruega].

Un frente pasadista opositor, de variopinto pelaje
   
----------Propongo hoy un viaje a la galaxia de los opositores pasadistas al papa Francisco. Son aquellos que él llama "indietristas" (atrasados). Haremos nada más que un sucinto recorrido, ciertamente no completo, por un variado frente de opositores que están caracterizados por específicos errores (cuyo ámbito puede ser el cisma y la herejía), por notorias carencias que pueden advertirse en el plano psicológico personal y también en el plano sociológico, pero sin que falten en ellos instancias y aspectos positivos. Constituyen una oposición que, si bien es muy pequeña en cuanto a fuerza y número de adscriptos, es muy bochinchera en las páginas webs, blogs y redes de la Internet, que a lo largo de este pontificado ha ido creciendo en importancia, tal vez también por defectos pastorales del propio Papa, en el modo de atender a sus instancias.
----------Se trata de un frente opositor que une en la web, por ejemplo, a nostálgicos del papa Benedicto XVI, a conspiradores políticos, y a enemigos del Concilio Vaticano II, y que parecen hacer frente común proclamando que  "hoy la Iglesia vive en la confusión por culpa del actual Papa". Lo que parece mantener unido a todo este frente es la aversión al papa Francisco. La galaxia de la disidencia hacia el papa Bergoglio va desde los lefebvrianos que, segúndicen, han decidido "esperar la llegada de un Pontífice tradicional" para volver a la comunión con Roma, hasta católicos conspiradores y sede-vacantistas que enfrentan a Francisco contra su predecesor, y mientras Benedicto aún vivía, lanzaron la campaña "Mi Papa es Benedicto".
----------Repito que no es mi pretensión en este artículo ser minucioso al elencar los miembros de este frente. Sólo intentaré enumerar a sus representantes más conocidos, sobre todo los que actúan en el centro de la cristiandad, en el área cercana al Papa, en Roma e Italia, ya sea en visitadas páginas webs o en portales de noticias; descartando sin embargo un cúmulo de pequeños blogs que a menudo parecen revelar carencias psicológicas personales. El lector podrá agregar por su cuenta los sitios webs que considere también se integran en este multicolor frente de nostálgicos que piensan que lo peor ha venido con Francisco.
----------Están por un lado los ultraconservadores de la Fundación Lepanto y los sitios web cercanos a posiciones sedevacantistas, que el inicio del actual pontificado estaban convencidos de que el escritor italiano Antonio Socci (recientemente convertido de sus errores) tenía razón al apoyar la nulidad de la elección de Bergoglio sólo porque en el cónclave de marzo de 2013 se había anulado una votación sin ser escrutada. ¿El motivo? Una tarjeta extra insertada por error por un cardenal. La votación se repitió inmediatamente precisamente para evitar dudas y sin que ninguno de los cardenales electores planteara objeciones.
----------Además de esos sectores más bien vinculados a un sede-vacantismo explícito o encubierto, existieron y existen prelados e intelectuales sedicentes "tradicionalistas", que han firmado en años recientes llamamientos o protestas contra las opciones pastorales del Pontífice argentino, por ejemplo sobre la posibilidad de la comunión de los divorciados vueltos a casar y sobre el diálogo con el gobierno chino.
----------El disenso hacia el Papa une a personas y grupos muy diferentes y poco asimilables entre sí: está el distanciamiento, a veces suave, a veces venenoso del periódico en línea italiano La Nuova Bussola Quotidiana y el mensuario Il Timone, dirigido por Riccardo Cascioli (enfoque pendular similar al que manifiestan en ámbito hispa-noparlante las webs españolas Infocatólica e Infovaticana). Está el reproche casi cotidiano al Papa argentino publicado en las redes por el vaticanista emérito del Espresso, Sandro Magister. Y está también la oposición que surge de los tonos apocalípticos y burlones de Maria Guarini, animadora del blog Chiesa e Postconcilio, y de las más duras críticas de los grupos ultra-tradicionalistas y sede-vacantistas, que son aquellos que están convencidos de que ya no ha habido un Papa válido después de Pío XII.
----------Naturalmente, no aconsejo, al menos al simple fiel, visitar estos sitios web, y mi recomendación es resistir a la tentación de iniciar un viaje por ellos (estoy convencido de estar dando así un buen consejo para que mis lectores conserven su salud mental y su fe católica), pero en mi caso, cumpliendo mis propósitos en este blog, hago de vez en cuando ese viaje y, como bien saben mis habituales lectores, protagonizo un imaginario diálogo con los protagonistas de esta oposición a Francisco, un frente opositor numéricamente muy limitado, pero bastante presente en la web, donde hacen mucho más ruido del que realmente están en grado en la Iglesia, conformando así un archipiélago que, a través de la Internet, sin que falten eclesiásticos entre ellos, mezcla ataques frontales y públicos con estrategias más embozadas y articuladas.
----------En Italia (que, como dije, es el ambiente al que aquí más quiero referirme, por su importancia, como centro de la cristiandad) en la primera línea en la web contra el Papa, estuvo hasta recientemente el escritor Alessandro Gnocchi, firma que ha aparecido en los sitios Riscossa Cristana (Ricognizioni) y Unavox, diciendo cosas como ésta: "Bergoglio implementa la entrega programática al mundo, la mundanización de la Iglesia. Su pontificado está basado en la gestión brutal del poder. Nunca se ha visto una degradación tan generalizada de la fe". El caso es que Gnocchi, a principios de este año, dió a conocer en un libro su abandono de la Iglesia católica para integrarse al Patriarcado de Moscú, ecúmene ortodoxo. Lo cual indica que la volubilidad de este frente pasadista es de tal grado, que lo que hoy describo aquí, podría no ser válido mañana mismo.
   
Cabinas de control
   
----------Tras los muros paleocristianos de la Basílica de Santa Balbina en el Aventino, junto a las Termas de Caracalla, la Fundación Lepanto es uno de los motores culturales de la disidencia contra el papa Francisco. Si se tiene en cuenta los libros publicados, o la actividad de la llamada agencia de información Corrispondenza romana, o los encuentros celebrados en el salón del primer piso de Piazza di Santa Balbina 8, sin duda aquí funciona una de las cabinas de control o dirección del frente anti-Bergoglio. "La Iglesia vive uno de los momentos de mayor confusión de su historia y el Papa es una de las causas", afirmaba años atrás el historiador Roberto de Mattei, presidente de la Fundación Lepanto. "El caos concierne sobre todo al magisterio pontificio. Francisco no es la solución sino que forma parte del problema". La oposición, añade De Mattei, "no proviene sólo de aquellos ambientes definidos como tradicionalistas, sino que se ha extendido a obispos y teólogos de formación ratzingeriana y wojtyliana". La prédica de De Mattei no ha variado hasta hoy.
----------Más que de disenso, De Mattei prefiere hablar de "resistencia", la misma que se expresó en 2017 a través de la crítica a la exhortación apostólica Amoris Laetitia, crítica hecha por 45 teólogos y filósofos católicos y la declaración de "fidelidad al magisterio inmutable de la Iglesia" de 80 personalidades, que luego se convirtieron en unos pocos miles, incluidos cardenales, obispos y teólogos católicos. Entre los italianos estuvo en esa lista el cardenal Carlo Caffarra, por entonces arzobispo emérito de Bologna, fallecido poco después. Uno de los principales centros de resistencia, subrayaba en esos años también De Mattei, "es el Instituto Juan Pablo II para la familia, cuyos dirigentes fueron recientemente decapitados por Bergoglio". En la mira de los tradicionalistas también está, siempre según el historiador italiano, "la contribución que la política migratoria de Francisco proporciona a la desestabilización de Europa y al fin de la civilización occidental".
----------En el ámbito hispanoparlante, a modo de sitio difusor del pensamiento de Roberto de Mattei está la web española Adelante la Fe, prácticamente compuesta mediante traducciones de artículos en otras lenguas. Se trata de un blog que aúna, en mezcla rara e inefable, artículos que van desde posiciones de resistencia dematteiana, a posiciones sede-vacantistas de fuentes norteamericanas, sin que falten a veces panfletos claramente cismático-lefebvrianos, a los que las firmas administradoras de la web apoyan sin pudor ninguno.
   
Frente político-teológico
   
----------En cierto modo podría decirse que el ataque pasadista a Bergoglio es global (aún en la minoría numérica y constitutiva de estos grupos). "Hay una fuerte componente geopolítica en la galaxia de la disidencia contra Francisco", observaba hace algún tiempo atrás Agostino Giovagnoli, profesor universitario católico de historia contemporánea, y experto del diálogo de la Iglesia con China. "Acusan a Bergoglio de no anunciar con suficiente fuerza las verdades de fe, pero en realidad le imputan el no defender el primado de Occidente. Es una oposición que tiene razones políticas enmascaradas por cuestiones teológicas y eclesiales", indicando que la cuestión China es un ejemplo de esto. Prosigue Giovagnoli: "Hay una alianza entre círculos de Hong Kong, sectores estadounidenses y la derecha europea: reprochan a Francisco anteponer el objetivo de unir a la Iglesia en China a la defensa de la libertad religiosa. Son posturas que a menudo encuentran espacio en la agencia católica Asianews. Según estos críticos, el Papa debería afirmar la libertad religiosa como argumento político contra Beijing, en lugar de buscar el diálogo a través de la diplomacia".
----------Para dar voz a la disidencia, que ha tenido innegables exponentes dentro de la Curia romana, están también eclesiásticos con entradas vaticanas, como lo estuvo hasta hace algunos años atrás el liturgista y teólogo padre Nicola Bux, quien fuera consultor de las Congregaciones para el Culto Divino y para las Causas de los Santos. Bux supo decir que: "Hoy, no pocos laicos, sacerdotes y obispos se preguntan: ¿hacia dónde estamos yendo?. En la Iglesia siempre ha existido la posibilidad de expresar la propia posición disidente hacia la autoridad eclesiástica, incluso si se tratara del Papa. Es notorio que el cardenal Carlo Maria Martini expresaba a menudo, incluso por escrito, su disidencia con el pontífice reinante, pero Juan Pablo II no lo hizo destituir como arzobispo de Milán ni lo consideraba un conspirador".
----------La tarea del Papa, sigue diciendo Bux, es "proteger la comunión eclesial y no favorecer la división y la contraposición, poniéndose a la cabeza de los progresistas contra los conservadores", declaración en la cual se advierte la falta de distinción, usual entre los pasadistas, entre "progresismo" y modernismo, por lo cual un pasatista es usualmente un "anti-progre", como ellos mismos suelen auto-denominarse en nuestro país, sobre todo ciertos grupos sedicentes "contra-revolucionarios". Y agrega Bux: "si un Papa sostuviera una doctrina heterodoxa, podría ser declarado, por ejemplo por los cardenales presentes en Roma, que ha dejado su cargo", retomando así una sofisticada cuestiúncula escolástica que se planteaba sólo a nivel hipotético, pero imposible de verificarse en la realidad, por impedirlo el dogma de la institución petrina.
----------Hace pocos años atrás, en un crescendo de andanadas, con una entrevista en Il Giornale, también salió a la palestra el investigador Flavio Cuniberto, autor de un libro crítico respecto a la enseñanza social del Papa, estudioso de René Guénon y del tradicionalismo cercano a la derecha esotérica. Cuniberto declaró que "Bergoglio no ha actualizado la doctrina, la ha demolido, se comporta como si fuera católico pero no lo es: la idea distorsionada de la pobreza eleva a la esfera dogmática el viejo pauperismo".
   
Teorías sobre los dos Papas
    
----------Con anterioridad a su providencial conversión, el escritor Antonio Socci, en su página oficial de Facebook, afirmaba que Benedicto XVI realmente no había querido renunciar, sino que todavía se consideraba Papa, queriendo de alguna manera compartir el "ministerio petrino" con su sucesor. De hecho, esa postura que años atrás mantenía Socci, y que era seguida por no pocos publicistas, en realidad era una interpretación que el propio Ratzinger, ya Papa emérito, se encargó de negar rotundamente en varias ocasiones desde febrero de 2014 hasta su libro-entrevista Últimas Conversaciones, declarando plenamente válida su renuncia y demostrando públicamente su plena obediencia al papa Francisco.
----------Cosa bien distinta es el desarrollo doctrinal acerca de Papado, con el que Benedicto XVI, antes de dejar el ministerio petrino, nos ha iluminado. Benedicto, todavía gozando de su carisma papal, ha dejado a la Iglesia nuevas enseñanzas acerca de la esencia del Papado emérito, precisando, en su Declaración de dimisión, que conservaba el munus papal, pero no el ministerium, o sea que seguía siendo Papa, pero pasaba el gobierno de la Iglesia a su Sucesor. Nunca se había oído hablar de tal cosa. Por consiguiente, el papa Benedicto XVI, todavía en su cargo, nos ha iluminado sobre un aspecto del carisma petrino hasta ahora completamente desconocido: la distinción entre el ser Papa y el hacer el Papa. El Papa dimisionario o emérito sigue siendo Papa, pero ya no hace de Papa. Como existe el tu es sacerdos in aeternum, así existe el tu es Papa in aeternum, incluso si debiera abandonar el gobierno de la Iglesia.
----------Absolutamente distinta es aquella teoría sustentada años atrás por Socci (quien hoy seguramente estará haciendo penitencia por haberla propalado). Esa teoría cobró nueva vida a partir de la interpretación de unas palabras pronunciadas en mayo de 2016 por monseñor Georg Gänswein, por entonces prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Benedicto XVI. Gänswein, hablando en la presentación de un libro, había afirmado con poca claridad: "Por lo tanto, no hay dos papas, sino un ministerio ampliado, con un miembro activo y un miembro contemplativo". A fines de septiembre de ese año, Socci publicaba en su blog las fotos de Bergoglio y de Ratzinger, uno al lado del otro, bajo el título "¿Cuál de los dos?", y escribía: "Hay quien opone el amor a la verdad (Bergoglio) y quien los reconoce unidos en Dios (Benedicto XVI)".
   
Pasadismo a veces explícito y a veces embozado, para consumo de ingenuos
   
----------Entre los muchos comentarios en Internet, Paolo Soranno responde: "Francisco I parece estar puesto al servicio del Dios Arco Iris (el que no impone obligaciones religiosas ni morales) y no del Dios católico". Es en la red digital donde la disidencia contra Bergoglio adquiere los tonos más intensos y los ánimos más acalorados, con personas que se entregan a furiosas invectivas detrás de la pantalla de la computadora, como se puede leer en los comentarios de los artículos publicados en las redes sociales, o en sitios webs que presentan una fachada aparentemente formal y grave, como los mencionados Infovaticana o Infocatólica, pero que contienen desde un variopinto pasadismo, a veces tenue y a veces airado, como para despistar a los más ingenuos.
----------En el sitio web Messainlatino, que se dedica a promover liturgias ya abrogadas, pero que también alberga comentarios mordaces sobre el Papa, se habla de "aburrida monotonía ideológica del pontificado actual". Se pueden leer análisis sobre la Iglesia que "será empujada a disolverse en una especie de ONU de las religiones con un toque de Greenpeace y otro de CGIL" (la Confederación General Italiana del Trabajo), dado que "hoy se desclasifican los pecados morales y Bergoglio instituye los pecados sociales (o socialistas)". Por su parte, en el hiper-pasadista blog de Maria Guarini, Chiesa e Postconcilio, se leen titulares como este: "Si el próximo Papa es un bergogliano, el Vaticano se convertirá en una sucursal católico-masónica".
----------Como se ve, la disidencia proviene a menudo del área más conservadora, pero también puede encontrar sus orillas en algunos modernistas decepcionados. Es el caso del sacerdote ambrosiano padre Giorgio De Capitani, que ataca sin tregua al papa Francisco desde la izquierda, por lo que no puede asimilarse a los grupos descritos hasta aquí. En su sitio web no salva nada del pontificado de Francisco. Dice: "Cuantas palabras inútiles y obvias. Paz, justicia y bondad. El Papa nos está rompiendo las pelotas con palabras y gestos desgarradores. Francisco es víctima de su propio consenso y sólo suscita ilusiones, echa mucho humo en los ojos, provoca algunos aplausos, lleva al éxtasis a periodistas ignorantes sobre la fe". Otro caso es el de Giuseppe Rusconi, periodista tesino y editor del sitio Rossoporpora, quien se pregunta: "¿Nuestro Pastor es verdaderamente en primer lugar 'nuestro', o no muestra que privilegia el indistinto rebaño global, siendo así percibido por la opinión pública no-católica como un líder que complace los deseos expresos ​​de la sociedad contemporánea? ¿Lo hará por estrategia jesuita o por elección personal? Y cuando el Pastor regrese al redil, ¿cuántas ovejas perdidas llevará consigo? ¿Y a cuántas encontrará de las que ha dejado?".
----------No faltan en esta galaxia del disenso anti-Francisco aquellos que no vacilan en embarcarse también en políticas intra-eclesiales y campañas conclavistas, que suelen elegir como sus puntos de referencia a algunos obispos y cardenales. Sandro Magister, por ejemplo, en su blog había lanzado hace algunos años la candidatura papal del cardenal guineano Robert Sarah, ex ministro de liturgia de Francisco, amado por conservadores y tradicionalistas y muy citado en sus sitios y en sus publicaciones, cuyo pasadismo fue puesto de manifiesto en los años previos a la promulgación del motu proprio Traditionis custodes.
   
¿Riesgo de cisma?
   
----------Entre los que son considerados estrellas orientadoras por parte de este variado mundo del disenso, se encuentran sobre todo el purpurado estadounidense Raymond Leo Burke, ex patrono de los Caballeros de Malta, y el obispo auxiliar de Astaná, Athanasius Schneider. Pero más allá de la amplificación mediática ofrecida por la red, no parece que haya nuevos cismas en el horizonte, después de aquel cometido por el obispo Marcel Lefebvre en 1988. De ello está convencido el sociólogo Massimo Introvigne, director de CESNUR: "Los obispos católicos en el mundo son más de cinco mil, el disenso logra movilizar a una decena de ellos, varios de los cuales ya están jubilados, lo que precisamente muestra su escasa consistencia".
----------Introvigne sostiene que este disenso "está presente más bien en la web que en la vida real, y está sobrevalorado: de hecho, hay disidentes que escriben comentarios en las redes sociales con cuatro o cinco seudónimos, para dar la impresión de ser más numerosos". Para este sociólogo italiano se trata de un movimiento que "no tiene éxito porque no es unitario. Hay entre los mismos disidentes al menos tres disensos o desacuerdos diferentes". Segun afirmaba hace algunos años Introvigne, primeramente está el disenso político de las fundaciones americanas, de Marine Le Pen y de Matteo Salvini, los cuales no se interesaban mucho por temas litúrgicos o morales, y muchas veces ni siquiera van a la iglesia, sino que se focalizaban solo en el tema de la inmigración y la crítica del Papa al turbocapitalismo. Está luego el sector nostálgico por Benedicto XVI mientras vivía, pero que sin embargo no se opone al Vaticano II; y hoy se han evaporado de la superfice al no contar con líder aunador. Por último está el sector radical de la Fraternidad San Pío X o de De Mattei, o de mons. Viganò, sector que rechaza el Concilio y los abusos que han venido en el postconcilio.
   
La nostalgia como sentimiento común del pasadismo
   
----------Los católicos pasadistas, a quienes hice referencia en este parcial recorrido (que el lector podrá completar por su cuenta, con otros sitios webs y blogs que yo no he mencionado) son a menudo descriptos como "viviendo en una burbuja", como si estuvieran en el siglo XIII o en el XVII. Ellos, de un modo similar (aunque no idéntico) a los filósofos idealistas, siguen siendo muy conscientes de la falsedad de sus sueños. Pero lo mismo se complacen en soñarlos, precisamente por el hecho de que les gusta vivir en la fantasía fuera de la realidad, o bien, como podríamos decir hoy en la era telemática, les gusta vivir en la "realidad virtual". Por eso podría también decirse que los pasadistas tienen una componente idealista: soñando sus sueños de volver al pasado y sus empresas de restaurar la Iglesia de la Edad Media. Saben que estos son sueños vanos. Pero a pesar de ello les gusta soñarlos. Esta es la impresión que experimento cuando veo a lefebvrianos o filo-lefebvrianos asistiendo, casi en modo onírico, como si vivieran una realidad virtual, a sus misas tridentinas.
----------Pero si se lo piensa mejor, lo que acabo de decir no es del todo correcto. Los pasadistas, más que vivir en una realidad virtual, lo cual sería patológico, sienten nostalgia de una realidad pasada, incluso muy respetable, que sin embargo, por diversos motivos, no puede ser recuperada o porque ha sido superada por el progreso histórico eclesial o porque nos hemos dado cuenta de que nos estábamos equivocando o porque simplemente la guía de la Iglesia, en virtud de su discreción pastoral, decide hacer otra cosa distinta.
----------Dicho esto, es necesario reconocer que en estas actitudes existe una cierta falta de adherencia a la realidad, por lo cual existe el defecto de los idealistas, los cuales pretenden considerar como realidad sus propias ideas, descuidando aquella que es la verdadera realidad.
----------Por cuanto respecta al apego que sienten por la Misa vetus ordo, un error cometido por algunos de ellos no es tanto su amor hacia el vetus ordo en cuanto tal, sino la idea gravemente errónea de no prestar atención a lo esencial, en el sentido de que ellos, por su apego al vetus ordo, no aceptan el novus ordo, como si no fuera una Misa válida. Esto quiere decir que no saben tener presente la verdadera esencia de la Misa, que no cambia más allá de los diferentes ritos con los cuales viene celebrada, por lo cual al final dan más importancia a un rito abrogado que a la Misa como tal, que en ese rito viene celebrada.
----------De modo que, ubicándonos ahora en el plano de lo psicológico, podemos definir o delimitar la actitud del pasadista esencialmente al fenómeno psicológico de la nostalgia. Al respecto, tendríamos que distinguir entre las que podríamos llamar una nostalgia existencial (o natural) y una nostalgia ideal (o artificial). Esta distinción sirve para responder a un argumento que suelen plantear los pasadistas para rechazar las críticas que a ellos se les hacen de ser "nostálgicos". Por ejemplo, hace pocos meses atrás se hizo una peregrinación pasadista a la catedral de Chartres, en Francia, y rechazando de antemano la crítica de tratarse de unos peregrinos "nostalgiosos", alguien ha escrito que "presentar a 16.000 peregrinos, de una edad media de 20-21 años, como viejos beatones nostalgiosos habría sido verdaderamente imposible". Esta afirmación es de una falsedad fácilmente demostrable recurriendo a la distinción antes indicada.
----------Quien en su juventud (digamos a los 15 o 20 años) hubiera podido tener una experiencia consciente y razonada de la Misa según el Misal de 1962, y fuera hoy un pasadista o un lefebvriano, tendría hoy, digamos, unos 75 u 80 años. Esa persona, si permaneciera apegada a lo que vivió a sus 15 ó 20 años, y fuera un pasadista, sufriría de nostalgia existencial. Mientras que un joven que hoy tuviera sólo 20 o 30 años, si estuviera apegado a la Misa según el ordo de 1962, tendría una nostalgia ideal.
----------Por supuesto que, independientemente de ello, la nostalgia, tanto existencial como ideal, puede ser más o menos verdadera (real) o falsa (irreal), en la medida que responda a lo que realmente se vivía en la Iglesia católica de rito romano cuando se celebraba la Misa antes de 1962 (o antes de 1969), o bien si la realidad de aquella Misa, con sus claroscuros, está entuarbiada por agregados imaginativos o sentimentales del individuo, que hacen que su recuerdo nostalgioso responda o no a la relidad de lo sucedido en el pasado.
----------Efectivamente, en el ambiente clerical y conventual en el que vivo, recuerdo cómo hace algunas décadas los modernistas llamaban "nostálgicos" de un modo irónico no sólo a los pasadistas, sino también a aquellos que deseaban honesta y sanamente la recuperación de los valores perdidos, confundiendo a los unos con los otros, como es su costumbre. En razón de esta confusión, es necesario aclarar esta cuestión comenzando por una definición de lo que me parece ser la nostalgia en general, prescindiendo del hecho de que esté o no esté justificada. La nostalgia es un estado de ánimo de tristeza afectuosa, que va con el pensamiento a valores del pasado, que aparecen como perdidos y necesitados de ser recuperados.
----------Existen las formas de nostalgia constructiva, que desea la recuperación de valores auténticos y todavía actuales. Por otra parte, existe una nostalgia estéril, que es el deseo de repristinar o restaurar cosas o usanzas o ideas que ya están definitivamente obsoletas, ya sea porque han sido superadas por el progreso o porque la historia no se repite. De ahí que sea comprensible la mencionada distinción entre nostalgia existencial, y nostalgia ideal. Un hombre anciano como yo, que ya va por su octava década, podría tener nostalgia de la Misa preconciliar en modo existencial, es decir, por experiencia directa o por haberla vivido. En cambio, la nostalgia ideal sería la de los jóvenes lefebvrianos de hoy, los cuales no la han experimentado en absoluto, por lo cual no tienen nostalgia de una experiencia vivida, sino que tienen nostalgia por una práctica litúrgica, que han aprendido mediante estudios históricos o aprendiéndola de ancianos, que la han vivido. Por eso, a esta la llamo nostalgia ideal, porque es la nostalgia de un grupo de valores ideales, que a ellos les agrada y que les gustaría poner en práctica hoy, lo cual ya es absolutamente imposible.
----------De todo lo dicho surge la urgente necesidad de resolver la brecha que existe hoy en la Iglesia, entre modernistas y pasadistas, la cual debe ser eliminada no sólo por la refutación filosófica y teológica de los errores de ambas corrientes ideológicas y por el descubrimiento científico de los aspectos valiosos o verdades de las dos posiciones, sino también mediante una cura de las deficiencias o malestares psicológicos tanto de una como de otra corrientes extremas y desviadas. El estado psicológico enfermizo de los pasadistas sería, por lo tanto, la nostalgia (que deberíamos distinguir de la melancolía, como enseguida diré). Pero habría que preguntarse a la vez: ¿cuál sería entonces, el estado psicológico enfermizo que afectaría al modernismo, y que también debería ser resuelto? ¿Quizás el sentimiento exacerbado de conformidad con el presente, o quizás, porque el modernista no se conforma con el presente (por sus evidentes limitaciones), afirma ciegamente que el futuro y el inevitable progreso resolverán sus problemas?
----------Surge por lo tanto la necesidad de responder a estas preguntas y a otras similares, porque la labor para una pacificación entre pasadistas y modernistas es tan necesaria como compleja, porque no debe detenerse sólo en los aspectos doctrinales, sino que debe considerar también los pastorales y los psicológicos, dictada como debe estar esta labor por una gran caridad y sabiduría.
----------A este respecto es necesario dilucidar tanto las semejanzas como las diferencias que existen entre la nostalgia y la melancolía. Se trata de dos estados del ánimo muy similares entre sí. Sin embargo, debo decir inmediatamente que en los pasadistas no encuentro tanto a los melancólicos, sino más bien a los nostálgicos. Porque más que personas melancólicas, me parecen personas demasiado seguras de sí mismas, y a menudo presas de una indignación moralista indiscreta y descontrolada.
----------Veamos pues más de cerca esta afinidad entre los dos estados de ánimo mencionados. San Felipe Neri decía: "Escrúpulos y melancolía, fuera de mi casa" (Scrupoli e malinconia, fuori di casa mia). La melancolía es una forma de tristeza por la pérdida o por la falta de algo muy preciado, que hemos perdido por nuestra culpa y que no tenemos esperanza de poder recuperar. De esta descripción se entiende que la melancolía supone una cierta desconfianza en la divina Providencia, que puede restituirnos lo que hemos perdido, a condición de que nos arrepintamos del pecado que hemos cometido y que ha causado la pérdida del bien que amamos.
----------Es claro que la melancolía implica la nostalgia. Sin embargo, repito que es necesario distinguir una nostalgia buena de una nostalgia mala. Esta última está ligada a la melancolía, porque en este caso el estado de ánimo implica una falta de correspondencia con la voluntad divina, en cuanto manda algo que implica la renuncia a un pasado irrecuperable (he aquí el pasadismo), que no debemos ni podemos reactualizar.
----------En cambio, la nostalgia buena no está ligada a la melancolía, sino a una profunda serenidad de ánimo, aunque exista en ella un cierto displacer, una serenidad ligada a la percepción de valores sagrados, hoy desgraciadamente olvidados. ¿Por qué serenidad de ánimo? Porque, mientras el melancólico no tiene esperanza de recuperar lo que ha perdido, por falta de confianza en la Providencia, el nostálgico bueno está sereno, porque sabe que los valores perdidos, siendo valores esenciales para la salvación, podrán y deberán ser recuperados tanto por nuestra laboriosidad como sobre todo por la confianza en la divina Providencia.
----------Por cuanto respecta a los modernistas, ¿acaso son nostálgicos? No, ciertamente, pues ellos toman a broma a cualquiera que tenga nostalgia del pasado, ya se trate de un pasado recuperable o de un pasado no recuperable. ¿Podemos decir que son melancólicos? Pienso que sí. ¿Por qué motivo? Porque en el fondo ellos mismos son conscientes de que sus manías y delirios de grandeza son puras ilusiones sin fundamento, en cuanto son ideas que no se fundan en la realidad de la naturaleza humana, sino en una auto-exaltación del propio yo inflado al máximo, como se puede obtener del yo cartesiano.
----------Por lo tanto, los modernistas saben que este su auto-inflarse es como una pompa de jabón, que basta una nada para hacerla desaparecer. O bien me viene a la mente la advertencia de Nietzsche, quien decía: "No te infles, porque entonces basta un alfiler para hacerte estallar". ¿Qué significa todo esto? Que detrás de toda su retórica del Yo Absoluto o del Ser Absoluto, existe la nada. Esto lo ha dicho muy bien el filósofo italiano Vittorio Possenti [n.1938], quien ha demostrado el modo como el idealismo alemán esconde en sí mismo el nihilismo. He aquí, entonces, las raíces de la melancolía. El idealista modernista es un melancólico, porque siente que le falta lo que más le importaría, es decir, poder identificarse con el Absoluto, pero al mismo tiempo se da cuenta de que se trata de una vana aspiración.
----------Lo que acabo de decir podría quizás encontrarse con una razonable objeción de algún lector. Si hemos dicho que los modernistas son melancólicos porque son muy conscientes de que sus delirios de grandeza son puras ilusiones sin ningún fundamento, y son ideas que no se basan en la realidad, podríamos sin embargo preguntarnos por qué ellos son tan persistentes en su buenismo y en su optimismo, cuando en el fondo ni ellos mismos lo creen. ¿Acaso no hay modernistas sinceros y en buena fe?
----------Para responder a esta pregunta yo distinguiría un modernismo culpable de un modernismo en buena fe. El primero es la forma más grave, ya denunciada en su tiempo por san Pío X y calificada con el título de soberbia. Este tipo de modernista presenta un optimismo de fachada, que es una máscara que él se crea para darnos a entender que él está en posesión de una verdad suprema. Sin embargo, dado que aquí en la hipótesis se trata de personas que han recibido una cuidadosa formación teológica, por una parte son inexcusables y por otra tienen una percepción más o menos clara de su estado de culpa. De ahí la melancolía.
----------En cambio, en buena fe pueden estar personas que conservan un fondo moralmente bueno y de ideas sustancialmente ortodoxas y, sin embargo, son víctimas de maestros o ambientes infectados, de los cuales han contraído una cierta infección, que sin embargo permanece en la superficie. De ahí la posibilidad de su buena fe y de su inocencia, al menos delante de Dios. Es más fácil y probable que aquí se trate de sujetos jóvenes.
----------En definitiva, además de los aspectos doctrinales, filosóficos y teológicos, se deben sanar también los aspectos psicológicos y sociológicos, al tratar de lograr la conversión tanto de los modernistas como de los pasadistas. El giro pastoral que el Concilio Vaticano II ha impuesto a la Iglesia, en todos sus aspectos, implica también tener en cuenta los avances de la psicología para comprender las causas de las herejías (tanto pasadistas como modernistas), diagnosticarlas y buscar su cura. Por eso no carece de importancia el identificar a la nostalgia como núcleo psicológico enfermizo del pasadismo.
----------¡Cuánto habría para reflexionar sobre este tema!

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