miércoles, 9 de agosto de 2023

Todavía hay dominicos que exaltan a Schillebeeckx

Debemos tener mucho cuidado en definir a Edward Schillebeeckx como un "gran teólogo", como ha afirmado un fraile dominico, docente ya experimentado, en un artículo aparecido en años recientes. Resulta realmente sorprendente cómo todavía, pese a las firmes y claras censuras que el pensamiento de Schillebeeckx ha recibido, hace ya décadas, de parte de la Sede Apostólica, sus libros se siguen difundiendo en ámbito católico. Y lo más lamentable es que sean los propios Dominicos los que sigan exaltando a Schillebeeckx.

----------A raíz de un artículo publicado en este blog a fines del pasado mes de julio bajo el título: La Orden Dominicana: decadencia y recuperación, en el que hice un repaso histórico de los ocho siglos de vida de la Orden fundada por santo Domingo de Guzmán, incluyendo la mención de algunos de sus miembros que lamentablemente se han desviado de la sana doctrina católica, y que a causa de sus muchos seguidores dentro y fuera de la propia Orden, han sido en buena medida responsables de la actual decadencia de los Dominicos, un lector me ha escrito llamándome la atención acerca de Edward Schillebeeckx (a quien yo mencioné también en el mencionado artículo), y refiriéndome su asombro ante la amplia difusión que el pensamiento del teólogo holandés sigue teniendo todavía, ya que sus libros se siguen reimprimiendo y se venden en librerías católicas de alto rango, preguntándome si Schillebeeckx seguía siendo hoy un teólogo de referencia en los seminarios, casas de formación religiosa y universidades pontificias.
----------Francamente hablando, no estoy en grado de responder a esa última pregunta, pues no estoy al tanto de la bibliografía de estudio o consulta en los actuales cursos teológicos en los seminarios (ni siquiera tengo este conocimiento acerca de los seminarios y casas de formación en Argentina). Pero sí soy consciente de que la difusión del pensamiento de Schillebeeckx no ha cesado en la actualidad, ni siquiera tras las explícitas censuras que el teólogo holandés ya fallecido recibiera en su momento de parte de la Sede Apostólica. De hecho, las referencias a Schillebeeckx son aún constantes en internet, y estoy hablando de sitios web católicos. Pero lo más lamentable es que no faltan Dominicos que le sigan haciendo el panegírico.
----------Por mencionar tan sólo un caso, en el sitio web de la Provincia Dominicana de Santo Tomás de Aquino de la Orden de Predicadores, en Italia, apareció hace algunos años la presentación de la figura y de la obra del dominico Edward Schillebeeckx [1914-2009], en un artículo firmado por el padre Gerardo Cioffari, OP. Allí se presenta a Schillebeeckx en la lista de las "grandes figuras dominicanas".
----------Gaetano Gerardo Cioffari es un dominico nacido en Calitri, Italia, en 1943, y es miembro de la comunidad de la Basílica de San Nicolás, en Bari. Estudió en el Pontificio Instituto Oriental, en Roma, luego en Friburgo, y más tarde en el Seminario de San Vladimir, en New York. Durante cuarenta años ha enseñado Historia de la Teología Rusa en el Instituto Ecuménico de San Nicolás (hoy sección de la Facultad Teológica de Puglia). Además de la teología rusa, sus campos de investigación son la historia medieval, la historia de la Iglesia, y la historia de la Orden Dominicana. Menciono brevemente su currículum para advertir al lector que Cioffari no es ningún improvisado, sino un docente ya de prolongada experiencia. 
----------Pues bien, en el mencionado artículo el autor hace grandes elogios a Edward Schillebeeckx, muchos de los cuales son inmerecidos. Y esto lo digo con pleno convencimiento, pues hace cuarenta años que conozco el pensamiento de Schillebeeckx, y también en este blog he publicado artículos críticos, en consonancia con las censuras, que Schillebeeckx ha recibido en su momento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y he señalado articuladamente sus graves errores, que encuentran su raíz en su gnoseología historicista y relativista y que ponen su teología en contraste con la doctrina de la fe.
----------El hecho de que Schillebeeckx haya estado entre los inspiradores del Catecismo holandés, puesto tan de relieve por Gerardo Cioffari, no hace honor a Schillebeeckx, dado que el Catecismo contenía errores contrarios a la fe y lagunas tan graves, que el papa san Paulo VI se vio obligado a hacerlo corregir y completar por una comisión cardenalicia específicamente instituida. El Catecismo holandés sin las correcciones hechas por Roma, sigue siendo el estandarte del actual neo-modernismo filo-protestante y se sigue vendiendo todavía hoy, proclamándose falsamente como interpretación del Concilio Vaticano II.
----------El vicio fundamental de la gnoseología de Schillebeeckx radica en una radical desconfianza en la razón, sustituida por una "fe" experiencial y atemática, que recuerda mucho al enfoque de Lutero. De hecho, él cree que el concepto no capta la realidad, por lo que no puede ser una representación objetiva y fiel de lo real, sino que es la expresión o interpretación relativa al sujeto de una precedente "experiencia atemática" de la realidad, de modo que el concepto se limita a indicar el objeto, sin identificarse intencionalmente con él, sino que lo representa sólo en forma convencional, lingüística o simbólica, así como, por ejemplo, una señal de tráfico indica la dirección a seguir para llegar al destino, pero que aún no es el lugar que se debe alcanzar.
----------La experiencia sensible, para Schillebeeckx, no se da antes de la conceptualización, como en el tomismo, sino en el horizonte de la experiencia atemática, la cual no existe en santo Tomás de Aquino, y que en cambio para Schillebeeckx es el punto de partida del conocer. Schillebeeckx admite que el concepto está ligado a la experiencia del sentido, pero se forma sólo después de la experiencia atemática, como interpretación y expresión "inadecuada" (en el sentido que veremos enseguida) de esta experiencia. Toda esta gnoseología es acompañado por una marcada antipatía por la abstracción intelectual, disgusto hacia la abstracción de origen ockhamista, que vuelve a Schillebeeckx incapaz, en nombre de una indiscreta concreción e historicidad, de captar y apreciar el valor objetivo y realista de la abstracción de la esencia universal desde lo particular concreto, y por eso incapaz de captar la independencia del ser supratemporal e inmutable de lo temporal y mutable.
----------Para Schillebeeckx, según el viejo y conocido prejuicio ockhamista, el abstraer es inevitable, pero ello quita algo o empobrece el contenido del conocer, que sería alcanzado sólo mediante la experiencia atemática, y añade así un elemento subjetivo, que sería la "interpretación", si se trata de captar el objeto; o la expresión conceptual en el lenguaje, si se trata de comunicarlo a los demás.
----------Para Schillebeeckx, nosotros, por medio del concepto, no podemos conocer objetivamente la realidad, sino sólo "interpretarla" según categorías siempre cambiantes y diversificadas, incluidos los dogmas. La experiencia atemática captaría lo real, pero es en sí misma, en cuanto atemática, incomunicable en el concepto y en el lenguaje. Es rápido y fácil decir que todo esto obviamente es deletéreo para la comprensión de los dogmas de la fe, cuyo contenido es notoriamente inmutable y eterno, siendo interpretación infalible de la Palabra de Dios. Por consiguiente, resulta sumamente sorprendente, por no decir que escandaliza, que Schillebeeckx haya sido precisamente docente de teología dogmática. Por lo demás, casos similares en la historia del pensamiento no son nuevos. Baste decir que Kant era docente de metafísica. Se diría que para Schillebeeckx la encíclica Pascendi Dominici gregis de san Pío X hubiera venido en balde.
----------Para entender la teoría de Schillebeckx sobre el concepto, concepto no comprensor sino "indicador", podemos dar un sencillo ejemplo. Si yo viajo por la ruta 7 y me encuentro con un cartel que dice "Mendoza", conozco la dirección que debo mantener para llegar a la ciudad de Mendoza, pero no puedo decir todavía que estoy en Mendoza. Pero esta separación de la realidad se agrava en la visión schillbeeckxiana, según la cual el concepto indica la realidad, pero nunca permite alcanzarla.
----------Así se explica la declaración de Schillebeeckx citada por el padre Gerardo Cioffari, autor del artículo citado al principio: "La expresión conceptual no es más que la imperfecta, inadecuada y abstracta explicitación del acto cognoscitivo constituido por una intuición implícita. Ella depende siempre de una determinada experiencia terrena, de un momento histórico dado y de una particular cultura".
----------Esta "intuición implícita" es una experiencia originaria pre-conceptual, global e inefable de la realidad, que subsecuentemente viene "interpretada" o expresada en conceptos que tienden hacia ella, pero no la alcanzan.
----------La realidad, para Schillebeeckx, es una y objetiva; da la verdad, pero los enfoques o aproximaciones conceptuales son muchos y contingentes, así como hay muchas señales de tráfico, que indican Mendoza en las diferentes direcciones. De una sola realidad, por tanto, no se da un solo concepto, sino muchos en el tiempo y en el espacio. De ahí la mutabilidad y relatividad de los conceptos dogmáticos, según Schillebeeckx.
----------Por ejemplo, ciertamente uno es el misterio de nuestro Señor Jesucristo. Pero una cosa es la cristología neotestamentaria, otra cosa distinta es la cristología calcedonense, otra cosa es la cristología medieval, otra cosa distinta es la cristología moderna. Comparadas entre sí en absoluto, se contradicen entre ellas. En cambio, esas cristologías resultan ser verdaderas, si se refiere cada una a su propio tiempo. Veritas filia temporis. El concepto ontológico de persona estaba bien para los tiempos de Calcedonia. Hoy es necesario usar el concepto existencialista. La bandera se mueve con el viento.
----------También observamos que "expresión inadecuada" no es sólo sinónimo de "imperfecta" -la imperfección es connatural al concepto humano, sobre todo en teología, en el sentido de que el concepto no comprende totalmente la cosa-, sino que quiere decir que falta esa adaequatio intellectus et rei, que condiciona y constituye la verdad del conocer. Y falta precisamente porque el concepto no alcanza la realidad, no la hace propia, no la asimila, no la interioriza, sino que queda fuera de ella, impenetrable, incognoscible y ajena o extraña, sólo gira en torno a nosotros, como en la gnoseología kantiana.
----------De este modo el sujeto -"una determinada experiencia terrena, un momento histórico dado, una particular cultura"- entra, mediante la "interpretación", a constituir el objeto, para el cual la verdad ya no es una simple adaequatio al objeto sino que es relativa al sujeto. Es el relativismo gnoseológico. No puedo conocer la cosa como es, sino como es para mí. El objeto no es en sí, sino que es relativo a mí. Ya no hay pura objetividad, sino que el sujeto concurre a constituir o a formar el objeto, como en Kant.
----------Observa luego en su artículo el padre Gerardo Cioffari: "No se trata, sin embargo, de una afirmación de agnosticismo, en cuanto que la inadecuación del concepto no significa que no corresponda a nada real, sino que no capta adecuadamente lo real, pero lo indica, ofrece de él su dirección y el sentido. Lo que vale especialmente para el discurso sobre Dios, del cual conocemos, al decir de santo Tomás, lo que no es, y no lo que es. En consecuencia, la revelación sigue siendo un misterio insondable, y las definiciones dogmáticas tienen la función de orientarnos hacia el misterio de la salvación".
----------Para evitar el agnosticismo no basta que el concepto corresponda a "algo real", si luego el concepto no lo alcanza y no se sabe qué es ese algo. También para Kant la cosa en sí existe, pero el problema es que es incognoscible. Es necesario, en cambio, que la mente sepa cuál es la esencia de la cosa. Si falta este acto de la mente, falta el conocimiento mismo, porque conocer quiere decir precisamente saber, de una cosa, qué es, quiere decir conocer de ella su esencia. El conocimiento es conocimiento de algo.
----------Ahora bien, con respecto al conocimiento de Dios, debemos recordar la distinción hecha por Tomás de Vío, cardenal Cayetano [1469-1534] entre el cognoscere quidditatem, conocer la esencia de cualquier modo, y el cognoscere quidditative, conocer por modo de esencia o en virtud de la esencia.
----------Cuando santo Tomás dice que de Dios racionalmente sabemos sólo lo que no es, más bien que lo que es, se refiere al conocer quiditativamente, es decir, conocer a Dios por esencia o en su esencia propia. Es imposible definir la esencia de Dios o formar un concepto de Dios por género y diferencia, porque Dios es purísimo Ser, por encima de todos los géneros y las especies. Conocemos a Dios quidditativamente sólo en la fe y sobre todo en la visión beatífica. Pero esto no quiere decir que sea del todo imposible formar algún concepto de Dios o definir su esencia -cognoscere quidditatem- de un modo cualquiera, por más imperfecto y analógico que sea. Se utiliza, como sugiere la misma Sagrada Escritura (Ex 3,14), la categoría del ente, que está por encima de todos los géneros, y por tanto se presta mejor que ninguna otra para formar un concepto de Dios, como precisamente hace santo Tomás con su famosa noción del ipsum Esse per Se Subsistens.
----------El concepto, como ya sabía Hegel, no es otra cosa que la cosa "en el elemento del pensamiento"; la cosa en cuanto pensada, la cosa "in anima", como decía santo Tomás. Esto no quiere decir que no sea necesario distinguir el pensamiento del ser, o la cosa del concepto de la cosa. Confundir estos dos términos, con la pretensión de conocer exhaustivamente el objeto, como hizo Hegel, sería idealismo gnóstico, repetidamente condenado por el papa Francisco (particularmente en la Evangelii Gaudium).
----------Gerardo Cioffari cita luego, en el artículo que estamos examinando, otras palabras de Schillebeeckx: "Teológicamente me parece insostenible y también imposible querer fijar de una vez y para siempre los conceptos teológicos recurriendo a una regulación eclesiástica del lenguaje. Porque toda aserción, incluso dogmática, significa algo solamente dentro de un contexto concreto. Si se lleva a otro contexto, el significado de cuanto ha sido afirmado viene inevitablemente desplazado".
----------Otro grave defecto de Schillebeeckx es que él confunde concepto y lenguaje. Los lenguajes varían, cambian y deben cambiar; deben ser actualizados y adaptados al ambiente; pero ciertas realidades de razón o de fe, que los lenguajes expresan, son universales e inmutables, son, para decirlo con las palabras del papa Benedicto XVI, valores "no negociables", irrenunciables.
----------Es cierto que una misma cosa puede ser expresada de modos diferentes. Pero no debemos tomar como pretexto o excusa el cambio de la expresión o del lenguaje, cosas que pueden ser útiles o necesarias, para cambiar la cosa. Si se cambia el significado o el concepto de una cosa, la cosa ya no puede ser la misma. Y si un valor es inmutable, es desleal y engañoso presentarlo como mutable. Debe permanecer el concepto de aquello que permanece, y debe cambiar el concepto de lo que cambia. El saber, ciertamente, debe progresar; pero si el objeto conocido es inmutable, no se trata de cambiar el concepto, sino de mejorarlo.
----------El lenguaje ciertamente no está hecho sólo de términos verbales o de signos lingüísticos. Es demasiado evidente que los términos verbales o los signos lingüísticos varían y cambian. Pero existen también modos expresivos de carácter no conceptual, como por ejemplo los conceptos metafóricos, las imágenes, las parábolas, los símbolos, los mitos, los parangones, que son diferentes de una cultura a otra cultura, o de una época a otra época en una misma cultura. Está claro que también estos elementos expresivos varían y deben cambiar, mientras que el significado del objeto permanece siendo el mismo.
----------Siendo así las cosas, es necesario decir que el Magisterio de la Iglesia fija de una vez y para siempre los conceptos teológicos, sobre todo los dogmáticos, no recurriendo en primer lugar "a una regulación eclesiástica del lenguaje" como dice el padre Cioffari, sino profundizando el significado de la Palabra de Dios. El Magisterio no es como la Real Academia Española, o la Academia della Crusca en Italia. El Magisterio fija para siempre tales conceptos, sobre todo en las solemnes definiciones dogmáticas, simplemente porque las realidades o verdades que son objeto de estas definiciones son eternas y divinas.
----------Se trata de la interpretación infalible, bajo la asistencia del Espíritu Santo, de esa Palabra de Dios, que "no pasa" (Mt 24,35) y que es "tan estable como el cielo" (Sal 119,89). Que luego el Magisterio también se preocupa por la propiedad del lenguaje, esto es cierto; pero siempre y sólo a fin de hacer comprender al fiel el verdadero significado del dogma y por tanto de esa Palabra de Dios que el dogma interpreta.
----------Por lo tanto, es absolutamente falso decir que "toda aserción, incluso dogmática, significa algo solamente dentro de un contexto concreto", como dice Cioffari en su artículo. Al contrario, significa algo, es decir, la verdad de fe, dentro de cualquier contexto, aunque deba ser mediada por un cierto contexto, porque la verdad de fe es una verdad universal e inmutable. El significado de las verdades de fe, cualquiera que sea el contexto en el cual ese significado viene expresado, es siempre el mismo, porque ese significado está por encima del tiempo y pertenece al horizonte de lo eterno y de lo divino, no está ligado a ningún particular contexto histórico y vale para todos. Verbum Domini manet in aeternum.
----------Ahora bien, otro discurso diferente se aplica al lenguaje, con el cual la Iglesia expresa la verdad dogmática. Su lenguaje está y puede efectivamente estar ligado al variar de los contextos históricos y al variar de los sistemas lingüísticos. La fórmula dogmática, sin embargo, puede variar en su aspecto lingüístico y semántico, pero nunca jamás en el concepto de fe que ella expresa.
----------Otra declaración de Schillebeeckx recogida por el padre Gerardo Cioffari: "El Magisterio establece cada vez en las cambiantes circunstancias temporales cuál lenguaje es válido en la Iglesia; en otras palabras, regula el uso del lenguaje eclesiástico y establece: Quien no habla así y así de la fe, expone, al menos en esta situación cultural con sus presupuestos específicos, si no a sí mismo, ciertamente a los demás fieles, al peligro de alterar el sentido entendido del mensaje evangélico respecto a la realidad salvífica".
----------Debemos tener muy presente que la tarea y la competencia de la Iglesia no es ante todo establecer palabras o fórmulas verbales, sino conceptos, aclarar los conceptos, los conceptos de fe, aunque se expresen con palabras adecuadas y comprensibles. Ciertamente la Iglesia tiene la preocupación de expresar el mensaje evangélico de la manera más adecuada a las diversas culturas, para así hacerse comprender de los hombres de su tiempo. Pero lo que considera más importante es hacernos saber lo que Cristo nos ha enseñado para nuestra salvación. Y para comprender estas cosas, es necesario una gnoseología que admita que el intelecto capta la realidad mediante el concepto, de lo contrario el conocimiento se desvanece y nosotros perdemos la altísima dignidad que Dios nos ha dado de haber sido creados a su imagen y semejanza. Así que tengamos cuidado antes de definir a Schillebeeckx como un "gran teólogo".

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