martes, 16 de agosto de 2022

Minuta acerca de la infalibilidad pontificia

No han faltado en estos días hechos que lamentablemente confirman lo difícil que es para algunos sectores sedicentes católicos entender la necesidad de distinguir en las expresiones docentes del Papa aquellas que son las enseñanzas dogmático-doctrinales y aquellas que son las enseñanzas pastorales-disciplinarias. Por tanto, no está de más repetir y resumir la doctrina sobre esta cuestión. [En la imagen: detalle del Dossale di San Pietro, pintura a témpera y oro sobre madera, atribuído a Guido di Graziano, hacia el 1290, conservado en la Pinacoteca Nacional de Siena, proveniente de la destruída iglesia de San Pietro, en Banchi, Siena].

----------Recientemente he visto publicado en un sitio web que es bien conocido por su evidente pertenencia a una extrema corriente pasadista (por no decir de perfil claramente cismático lefebvriano) un interesante ensayo, por otra parte bastante conocido, escrito por el difunto y valeroso sacerdote y teólogo italiano, miembro de la Congregación de la Pasión de Jesucristo, padre Enrico Zoffoli [1915-1996], quien fuera un verdadero combatiente de la fe. En el mencionado ensayo el padre Zoffoli denuncia "las herejías del Camino Neocatecumenal" fundado en 1972 en Madrid por Kiko Argüello [n.1939] y Carmen Hernandez [1930-2016].
----------Sin embargo, no es mi intención en esta muy breve nota, referirme al Camino Neocatecumenal (quizás lo haga en otra ocasión). Quisiera hacer, en cambio, alguna aclaración sobre el modo como el sitio web lefebvriano cita con ánimo manipulador ciertas expresiones del padre Zoffoli en su ensayo. Son obvios los propósitos de instrumentalización para llevar agua al molino pasadista; por lo cual quisiera hacer una aclaración dictada por mi fundado temor de que una aserción del venerado sacerdote pasionista pueda ser malinterpretada por lectores no prevenidos, y es ésta: "El Papa es infalible sólo en las condiciones por todos conocidas".
----------En primer lugar, aclaremos lo que significa "infalible" en términos de doctrina. Infalible quiere decir no poder ser falso. Pues bien, decir que el Papa es infalible, entonces, quiere decir que el Papa dice lo verdadero sin poder equivocarse. En este sentido, probablemente el padre Enrico Zoffoli, en su ensayo, se refería al dogma de la infalibilidad pontificia tal como ha sido definido por el Concilio Vaticano I (Denz.3074), en el cual se establecen precisamente las condiciones de tal infalibilidad.
----------Sin embargo, cabe señalar que aquí existe el riesgo de un malentendido. El Concilio Vaticano I establece ciertas condiciones de la infalibilidad, vale decir, cuando el Papa declara que una determinada proposición está contenida en la divina Revelación: es la así llamada "definición dogmática", que constituye una proposición de fe definida como tal, para ser creída con fe divina. Pero el Concilio no dice que el Papa es infalible sólo en esas condiciones, porque existen otras condiciones, más comunes y menos solemnes, incluso más basilares, necesarias y suficientes para la infalibilidad. Ellas no están indicadas por aquel Concilio de 1870, sino que las encontramos en otros lugares del Magisterio y en la Tradición.
----------Las condiciones establecidas por el Vaticano I representan la autoridad suprema del Magisterio de la Iglesia; esas condiciones dan la máxima certeza de que una proposición es de fe; pero estas condiciones se verifican muy raramente y en circunstancias del todo excepcionales.
----------Por lo tanto, existen también grados inferiores de infalibilidad, grados más comunes, simples y ordinarios, en los cuales el Romano Pontífice enseña una doctrina definitiva e inmutable, absolutamente verdadera, aun cuando no la enseñe con fórmulas de tipo definitorio como en las definiciones dogmáticas. Se trata por tanto, también aquí, de una doctrina que no puede nunca jamás ser falsa y, por consiguiente, es una doctrina infalible. En efecto, la infalibilidad de una doctrina no depende del acento, del modo o de la forma expresiva con los cuales es enseñada, sino del valor o peso del contenido.
----------El modo de enseñanza se refiere solo a la certeza, pero no a la verdad de una doctrina. Si en la ciudad de Mendoza llegara el día en que, digamos, el Ministerio de Transportes a través de una norma reglamentaria, o bien un simple policía de tránsito, me informara a mí que en el centro histórico de la ciudad está de ahora en más prohibido el tránsito de automóviles, eso no afectaría a la veracidad del contenido de lo que se me informa, sino a su autoridad. Así también ocurre en las doctrinas de la fe y de la moral. Cuando el Sumo Pontífice de la Iglesia enseña esas doctrinas, ya sea que lo haga en manera simple o solemne, pastoral o dogmática, definitoria o no definitoria, en modo nuevo o tradicional, lo esencial para su veracidad (infalibilidad) es que en todo caso se trate de doctrina de fe o cuanto menos en conexión con la fe.
----------En el caso de las doctrinas nuevas enseñadas por el Concilio Vaticano II, esta cuestión se presenta, por ejemplo, en la Constitución dogmática Lumen Gentium, donde se dan las definiciones de Iglesia, de carismas, de jerarquía, de fieles, de laicos, de religiosos, etc. También en tal caso se se trata de doctrinas infalibles, es decir, absolutamente verdaderas, aun cuando no hayan sido definidas solemnemente en las condiciones que fueron prescritas por el Concilio Vaticano I en el año 1870.
----------En realidad, hoy parece que las condiciones de la infalibilidad no sean precisamentemente "por todos conocidas", como dice de modo optimista en su ensayo el padre Enrico Zoffoli. Precisamente por eso el papa san Juan Pablo II en 1998 publicó la Carta Apostólica Ad tuendam fidem, acompañada de un apéndice de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde el Papa expone tres grados de la infalibilidad, de los cuales sólo el primero corresponde a aquello establecido por el Vaticano I.
----------Por lo tanto, no es de ningún modo honesto el método seguido por algunos de tomar como infalibles solo las doctrinas del primer grado para así tener el pretexto de considerar como falibles o incluso falsas las doctrinas del Concilio Vaticano II por el hecho de que no son expresadas en el modo definitorio del primer grado. Esto no quiere decir en absoluto que todas las enseñanzas del Concilio Vaticano II sean infalibles, sino que lo son sólo las enseñanzas doctrinales. Y es falso, como sostienen algunos, que este Concilio haya sido sólo pastoral y no también doctrinal. En efecto, al tratar con los lefebvrianos, Benedicto XVI dijo que algunas de las enseñanzas del Concilio son discutibles, haciendo expresa referencia sólo a aquellas precisamente pastorales. Por el contrario, sin embargo, siempre dirigiéndose a los lefebvrianos, Benedicto XVI les dijo que, si querían estar en plena comunión con la Iglesia, tenían que aceptar las doctrinas del Concilio: evidente referencia a la infalibilidad de ellas, que en cambio es negada por los lefebvrianos.
----------De modo similar a lo que ocurre con el Concilio, en las enseñanzas de los Papas es necesario distinguir entre aquellas dogmático-doctrinales y aquellas pastorales-disciplinarias. El Papa es infalible sólo en las primeras, no en las segundas. Ejemplo clarísimo y resplandeciente de ello es la dramática historia de las relaciones del papa Alejandro VI con Savonarola, acerca de la cual he publicado ayer un artículo. El Papa trató injustamente a Savonarola, pero como Papa, maestro de la fe, siempre cumplió con su deber.

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