viernes, 19 de agosto de 2022

El padre Tomas Tyn y el respeto a la Tradición

Si no fuera porque el término "tradicionalismo" ha sido pervertido por los pasadistas, podríamos decir que el padre Tomas Tyn es un modelo de tradicionalista postconciliar. Su figura luminosa y santa se impone en una situación eclesial de internos conflictos como la actual, por la imparcialidad y el superior equilibrio de su visión católica, que sintetiza la instancia de la tradición con la del progreso, el respeto por los valores inmutables con la sincera adhesión al mensaje evangelizador del Concilio Vaticano II, la fidelidad a santo Tomás de Aquino con un amplio conocimiento crítico del pensamiento moderno, y un amor adamantino por la verdad con la práctica de la más generosa caridad. [El padre Tomas Tyn OP, en dibujos diseñados por Marinella Montanari].

----------Hace cincuenta años, en 1972, llegaba al convento de la Orden de Frailes Predicadores en Bolonia el Siervo de Dios padre Tomas Tyn [1950-1990], de quien el próximo 1 de enero se cumplirán treinta y tres años de su piadosa muerte. Teólogo dominico de origen checoslovaco, nacido en Brno el 3 de mayo de 1950 y sepultado en Neckargemünd en Alemania muy cerca de la casa de sus padres. Actualmente está en curso la Causa de Beatificación del padre Tomás, promovida por la Provincia dominicana de Bohemia e inaugurada en Bolonia en 2006 por el cardenal Carlo Caffarra [1938-2017], Arzobispo de la Ciudad. De hecho, el padre Tomás vivió de 1972 a 1989 en el convento dominicano de Bolonia, enseñando teología moral e historia de la filosofía en el Estudio Teológico local, hoy Facultad Teológica de Emilia-Romaña.
----------En este blog ya he tenido ocasión de citar varias veces a este Siervo de Dios, cuya vida, su personalidad, su obra, sigue concitando devotos, admiradores y estudiosos de diversas partes del mundo. Desde su muerte, la fama de santidad del padre Tomas Tyn se ha extendido en su patria, la República Checa, en Italia y en el mundo gracias a la obra de sus devotos y al trabajo de la Causa de Beatificación, que ya ha recopilado innumerables testimonios y documentos. En particular, la obra teológica del Siervo de Dios ha suscitado el interés de los estudiosos, los cuales han tratado algunos aspectos de su pensamiento, entre otras ocasiones, en un congreso internacional, que se celebró sobre él en Bolonia en 2011.
----------El padre Tyn reunía a la vez las virtudes de un gran filósofo y de un gran teólogo, como afirmó el cardenal Caffarra en la carta de apertura de la Causa de Beatificación. Aunque haya muerto en joven edad, su producción científica, considerando también los numerosos compromisos pastorales que el padre Tyn había asumido, es sorprendentemente abundante y de altísimo nivel. Sus escritos expresan no sólo el pensamiento personal de Tyn, sino también una gran cantidad de doctrinas extraídas de otras fuentes y de otros autores, comenzando por la enseñanza bíblica, para pasar al Magisterio de la Iglesia, a santo Tomás de Aquino [1225-1274] y a muchos otros teólogos y no sólo teólogos, antiguos y modernos, católicos y no católicos, a menudo conocidos en los textos originales, considerando que el padre Tyn dominaba ocho idiomas.
----------La misión primordial que la divina Sabiduría parece haber encomendado al padre Tomas ha sido la de recordar e ilustrar las verdades de la doctrina católica tradicional, la cual, en el convulso período del inmediato postconcilio, corría el peligro de ser olvidada a causa de una incomprensión modernista de las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II. El Siervo de Dios, que, gracias a su agudo discernimiento, supo reconocer el valor de aquellas doctrinas en su continuidad con la tradición, no se dejó engañar por estas imposturas y por aquellos teólogos que concebían el progreso teológico sobre el modelo de la Revolución francesa, sino que expresó, como buen católico, su plena y complacida adhesión a las enseñanzas conciliares.
----------Contando sólo veinte años, joven fraile pero ya dotado de una excepcional madurez humana, cultural y teológica, siendo aún estudiante en el Estudio Teológico dominicano de Walberberg en Alemania, con extrema perspicacia se dio cuenta de la peligrosidad de las obras de Karl Rahner [1904-1984] en un ambiente sugestionado por sus fascinantes imposturas. Fue entonces que compuso en latín, en 1970, como tesis anual, una aguda crítica en 104 páginas a la concepción rahneriana de la moral, titulada "Praesupposita philosophica Rahnerianae doctrinae de ethica existentiali. Aliquae notitiae spectantes ad articulum Caroli Rahneris SJ. qui intitulatur De Quaestione ethicae existentialis formalis", demostrando de manera irrebatible el enfoque existencialista-situacionista de la moral rahneriana, ya condenado en su momento por el papa Pío XII [1939-1958], y todo ello, cabe señalar, en un ambiente infectado de modernismo y luteranismo.
----------La claridad y la lealtad del comportamiento intelectual y moral de este digno hijo de santo Domingo, obviamente le procuraron a Fray Tomás, por parte del ambiente, envidia y hostilidad, que bien pronto le aconsejaron que saliera de ese contexto, aunque con dolor y no sin reconocimiento y agradecimiento por cuanto había recibido, para arribar así a la comunidad y el Estudio Teológico boloñés. En Bolonia, Fray Tomás, por su inteligencia, por la bondad y cordialidad de su carácter, por su humildad y por todas sus virtudes, se atrajo de inmediato la estima y el afecto de sus cohermanos y de muchísimas otras personas, a las cuales ofrecía su ministerio de sabio, piadoso y celante sacerdote y guía de las almas a la perfección del Evangelio.
----------También en Alemania fray Tomás rechazó enérgicamente la tesis expuesta por uno de sus docentes que luego abandonaría la Orden, el padre Otto Pesch [1931-2014], quien, en el clima irenista y falsamente ecuménico del período del postconcilio, había publicado un voluminosísimo y eruditísimo libro en el cual sostenía que santo Tomás y Martín Lutero [1483-1546] estaban de acuerdo en la doctrina de la justificación, precisamente aquella en cambio acerca de la cual en realidad se encuentra la mayor oposición de Lutero a la doctrina católica.
----------Sin embargo, en la concepción luterana de la justificación no todo es erróneo. En Lutero se mantiene la enseñanza bíblica por la cual la gracia inicia la obra de la justificación haciendo justas las obras del hombre. Los Dominicos siempre han reconocido esta verdad, a tal punto que a fines del siglo XVI, en las fogosas polémicas con los Jesuitas en la famosa controversia De auxiliis, los Jesuitas acusaban a los Dominicos de filo-luteranismo por su doctrina de la premoción física sostenida por Domingo Báñez [1528-1604].
----------Este punto importante es reiterado en la Declaración Conjunta de sobre la doctrina de la justificación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana Mundial de 1999. No se trata de un documento del Magisterio, porque no lleva la firma del Papa, sino, como dice la palabra, de un simple "Consejo", aunque indudablemente de la Santa Sede, pero que no tiene la autoridad de declaraciones similares a nivel superior, como por ejemplo la del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio. Aquí está la infalibilidad del Magisterio, que en cambio no está presente en el documento antes mencionado. Y por otra parte, en el documento conciliar no se hace mención del tema de la justificación.
----------El padre Tyn no tiene dificultad en reconocer el mencionado punto de contacto de la Iglesia con los luteranos. Pero en el Siervo de Dios latía la necesidad de recordar lo erróneo de la doctrina luterana de la justificación. Y por eso, llegado a Bolonia, hizo su tesis de licenciatura en el Estudio Teológico dominicano en 1976 bajo la dirección del padre Alberto Galli con el título De gratia divina et iustificatione. Oppositio inter theologiam Sancti Thomae et Lutheri. En efecto, aquello que falta en la concepción luterana de la justificación es la doctrina del mérito de las buenas obras en gracia, en orden al premio de la vida eterna. Y esta ausencia está presente también en el citado documento conjunto. Por eso, el padre Tyn se dedica con particular cuidado en esta tesis y en la de su doctorado en el Angelicum de Roma en 1978, titulada La acción divina y la libertad humana en el proceso de la justificación según la doctrina de Santo Tomás de Aquino, a ilustrar la esencia, las causas y las funciones del mérito sobrenatural, don de Dios, con el cual, uniéndonos a los méritos infinitos de nuestro Señor Jesucristo, obramos nuestra salvación.
----------Lutero confunde la naturaleza humana como tal con la naturaleza caída a causa del pecado y tendiente al pecado. Identifica el pecado con la tendencia al pecado. He aquí que, entonces, para Lutero no existe una sana razón, una metafísica, una teología natural, una buena voluntad, una ley natural, un mérito, un fin último natural del hombre. Para él todo esto es paganismo, pelagianismo, incredulidad, hipocresía y soberbia. Por eso, la gracia en Lutero no cancela el pecado, sino que coexiste con él. El perdón divino es la mirada con la cual Dios mira a la justicia de Cristo y la imputa desde lo externo al pecador. Por consiguiente, la gracia no es una cualidad creada inherente al alma del justo, sino que es la justicia de Cristo por fuera del justo pero referida al justificado. Dios justifica, en cuanto que no mira al pecador, sino que mira a Cristo justo, es decir, mira al pecador, que no es justo en sí mismo, sino en relación a Cristo. Por lo tanto, el justo es al mismo tiempo un pecador, no simplemente propenso al pecado, sino perpetuamente en estado de pecado. Por eso no se dan obras meritorias de la salvación, sino la fe de ser salvados no obstante se permanece siendo pecadores.
----------En su relación con Dios, Lutero no llegó nunca a realizar ese sano equilibrio que es característico del catolicismo. Partiendo de joven desde un sentimiento de terror y de desesperación hacia Dios, cosa que se le hizo insoportable y que creía erróneamente que era la concepción católica, con el famoso episodio de la Torre, creyó encontrar la solución en una presuntuosa certeza de salvarse sin las obras y sin méritos. No llegó a entender nunca lo que es el temor de Dios y siempre lo confundió con un terror irracional y un escrúpulo exagerado. Por eso, nunca logró armonizar el temor con la confianza, por lo cual, eliminando el temor, cayó en la presunción y en el desparpajo, sin por lo demás nunca lograr, como atestiguan muchos episodios de su vida, eliminar por completo la desesperación y el sentido de culpa. De ahí su dialéctica paradojal de la coexistencia de pecado y de gracia, de inocencia y de culpa, de paz y de tormento, que de algún modo parece preanunciar la tenebrosa mística de Jakob Böhme [1575-1624] y la dialéctica hegeliana.
----------A ello se suma la excesiva y bien conocida preocupación de Lutero por el propio yo, que le llevó a resumir todo el cristianismo en el problema de la justificación y de la propia salvación, cuando, por lo contrario, el fin último del cristianismo es la contemplación y la visión de Dios. En otras palabras, el cristianismo no lleva al replegamiento en uno mismo, como si fuéramos el centro de la realidad, sino a la apertura humilde y generosa a Dios y al prójimo. A fin de corregir estos errores de Lutero, el padre Tyn se empeñó y logró indagar a fondo sobre la naturaleza, la acción, los principios, los fines y las especies de la gracia divina, y sobre la naturaleza, los principios, el funcionamiento y los fines del libre albedrío. Esto le condujo a Tyn también a ilustrar la naturaleza, los principios y los fines del hábito, de la ley y del acto moral, como docente de teología moral, así como sobre las virtudes naturales y sobrenaturales, sobre la vida espiritual y sobre la bienaventuranza. Profundizando el discurso, el padre Tyn logró llegar a las raíces metafísicas de la moral, con interesantísimos estudios sobre el intelecto, sobre el conocimiento, con agudas refutaciones del idealismo, y sobre la voluntad, demostrando los fundamentos racionales de la libertad.
----------De aquí a la investigación sobre la naturaleza humana y sobre la persona hubo un paso corto, y he aquí su magistral tratado de unas 1000 páginas titulado "Metafisica della sostanza. Partecipazione ed analogia entis", grandiosa y minuciosa indagación que conduce al teólogo a profundizar la relación entre el ser por participación y el ser por esencia, así como a los grados analógicos metafísicos de la persona. Con lo que tenemos una mirada amplísima y articulada sobre la relación del hombre con Dios. El padre Tomas opone así a la visión luterana de la relación de Dios con el hombre, la correcta concepción católica fundada sobre una noción analógica de la causalidad eficiente, por la cual la causa primera divina, en este caso específico la gracia, causa el acto libre del hombre como causa de sus actos -la premoción física- y por tanto como causa meritoria no de dignidad (de condigno), como la causalidad divina de Cristo, sino de congruencia (de congruo), de modo que la gracia como don creado no quita la tendencia al pecado, sino que quita el pecado mortal, incompatible con la gracia, mientras que ella puede coexistir con el pecado venial.
----------El padre Tomas corrige la atormentada y presuntuosa relación luterana con Dios mostrando cómo en el proceso de la justificación armonizan la obra de la gracia y de la fe con la de la razón, de las obras y del libre albedrío y cómo por tanto el temor debe moderar la confianza, considerando el pecado y la divina justicia, mientras que la confianza debe moderar el temor considerando la divina misericordia. Temer sin confiar conduce a la desesperación. Confiar sin temer conduce a la soberbia. Con su respeto tanto por la Escritura como por la Tradición, tanto por Cristo como por la Iglesia, el padre Tomás muestra cómo el cristianismo de Lutero del sola Scriptura y de un Cristo sin Iglesia es un cristianismo incompleto y por lo tanto falso, hoy peligrosamente representado por el modernismo existencialista e idealista, falso intérprete de las doctrinas del Concilio Vaticano II. Así el teólogo dominico nos muestra también el verdadero camino del ecumenismo con los protestantes: reconocimiento de las verdades comunes, pero también gran franqueza en el llamar a los hermanos apartados desde el camino del error hacia el camino de la verdad.
----------El padre Tomas Tyn nos hace entender que es falsa la idea hoy difundida de que ser protestantes sea simplemente un modo diferente de ser cristianos, y no ante todo un modo defectuoso e incompleto. Esa falsa idea es contraria al ecumenismo que nos enseña el Concilio, el cual precisamente en Unitatis redintegratio expresa el deber de los no-católicos de buscar la plena comunión con la Iglesia.
----------Concluyendo este breve retrato, podemos decir que la figura luminosa y santa del padre Tomas, rica en dones del Espíritu Santo, se impone en una situación eclesial de internos conflictos como la actual, por la imparcialidad y el superior equilibrio de su visión católica, que sintetiza la instancia de la tradición con la del progreso, el respeto por los valores inmutables con la sincera adhesión al mensaje evangelizador del Concilio Vaticano II, la fidelidad a santo Tomás de Aquino Doctor Communis Ecclesiae, con un amplio conocimiento crítico del pensamiento moderno, un amor adamantino por la verdad con la práctica de la más generosa caridad, que lo ha conducido al ejercicio de aquellas virtudes heroicas, testimoniadas por todos cuantos lo han conocido y se han beneficiado de su sabio y docto ministerio como sacerdote de Jesucristo.

6 comentarios:

  1. Discúlpeme, padre Filemón, pero los documentos del Concilio Vaticano II no son infalibles porque a ellos les falta la voluntad definitoria. Incluso el Papa Paulo VI no ha querido atribuir a estos documentos intención definitoria. Por lo tanto, ¿cómo hacen para ser infalibles?

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    1. Estimado José,
      Es necesario distinguir los documentos doctrinales (dogmáticos) de los documentos pastorales-disciplinarios. En el primer campo, que se refiere a materia de fe o conexa a la fe, la Iglesia no puede errar. En cambio, en el segundo la Iglesia puede errar y puede cambiar.
      Los documentos del primer tipo, por tanto, son "infalibles", aunque no aparezca una voluntad definitoria, que sólo está presente en especialísimas y rarísimas circunstancias, cuando la Iglesia quiere definir un nuevo dogma, solemnemente.
      No debemos, por consiguiente, esperar a estas rarísimas condiciones para obedecer al Magisterio de la Iglesia, sospechando que de lo contrario puede estar equivocado, de lo contrario perderíamos el conocimiento de muchísimas verdades de fe.
      También debe tenerse bien presente que "infalible" quiere decir simplemente "absolutamente cierto"; quiere decir, por tanto, que dice la verdad, que no miente, que no nos engaña, que no puede cambiar ni ser abolido.
      Por supuesto, si existe la voluntad definitoria, debemos adherir con fe divina y teologal; pero si esta voluntad no es expresada, debemos de todos modos asentir con certeza y religioso obsequio de la voluntad.
      Por tanto, si queremos estar en la verdad y ser buenos católicos, debemos dar este asentimiento firme, confiado e irrevocable, sin "si" y sin "pero".

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  2. De una doctrina equivocada derivará una pastoral errónea, pero deducir por tanto que una pastoral incorrecta derive invariablemente de una doctrina errónea es construir una abusiva correspondencia biunóvica en la cual lo que falta es la lógica. Es como decir que de una doctrina correcta deba derivar infaliblemente una pastoral correcta. Dado que la pastoral no está nunca libre de defectos, ¡esto significa que no existe ninguna doctrina infalible!
    Más allá de las bromas, me parece que hay una tendencia a confundir 'infalibilidad' con 'irreformabilidad' además de no querer comprender que dar una definición de infalibilidad del Magisterio NO significa en absoluto haber agotado con tal definición TODA la noción de infalibilidad. La definición expresada por el Concilio Vaticano I nos da una noción de infalibilidad, pero no me parece que esté escrito en ninguna parte que tal noción debe ser entendida como la única posible circunstancia en la cual existe la infalibilidad.
    Esta insistencia sobre la infalibilidad tiende a descuidar seriamente el concepto de auctoritas de la Iglesia y nuestro deber como católicos de obedecer al Magisterio y caer en el pecado mortal. No es muy diferente de lo que hicieron los modernistas para sustraerse a la obediencia...

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    1. Estimado Berengario,
      es cierto, la definición de infalibilidad del Concilio Vaticano I se refiere solo al primer grado de infalibilidad, tal como ha sido aclarado por la carta Ad tuendam fidem, de 1998, del papa san Juan Pablo II.

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  3. Puesto que la pastoral es la aplicación práctica de una doctrina a los casos concretos, es de toda evidencia que una pastoral incorrecta deriva de una doctrina errónea (por lo tanto no infalible) y también que hubo necesidad de establecer a través de un documento dogmático del Concilio Vaticano I las condiciones de infalibilidad que, además de la materia de fe y moral, incluye también la voluntad definitoria. Por lo tanto, ¿cómo puede afirmar usted, que todas las doctrinas relativas a la fe y la moral son automáticamente infalibles? También debe haber una diferencia en el ámbito doctrinal entre "infalibilidad" y "no infalibilidad".

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    1. Estimado Rubén,
      He respondido a estas objeciones repetidamente y, en mi opinión, de la manera más clara y exhaustiva que he podido hacerlo (seguramente hay otros teólogos que podrían explicárselo mejor que yo). Por lo tanto, me resulta difícil encontrar un motivo razonable para que se insista en hacer preguntas que ya han sido respondidas claramente. Aunque no por ello dejo de responder a quien quiera seguir preguntando sobre lo mismo.
      Ahora bien, no es del todo cierto que "una pastoral incorrecta deriva de una doctrina errónea". Algunas de las peores herejías, por ejemplo el arrianismo, surgen de doctrinas dogmáticas mal entendidas y por lo tanto mal aplicadas en la pastoral. Sin embargo, nadie ha soñado nunca con afirmar y con sostener razonablemente que siendo evidentemente errónea la pastoral de los obispos y presbíteros arrianos en cuanto condicionada por una grave herejía cristológica, la verdad de la fe y la doctrina dogmática desde la cual ella había partido para dar finalmente vida a un error, era por lo tanto equivocada, a partir del Simbolo Niceno-Constantinopolitano.

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