martes, 16 de junio de 2020

El culto al Santísimo Sacramento (3/3)

Completamos con esta entrada la publicación de la serie acerca del Culto al Santísimo Sacramento (véase la nota 1, véase la nota 2) fuera de la celebración de la Santa Misa.

----------El Santísimo Sacramento, como Cuerpo, no del muerto sino del viviente Cristo, en el curso de la evolución litúrgica que estamos advirtiendo en estas notas, fue convirtiéndose progresivamente en foco para la devoción, y no es de extrañar que, más o menos alrededor de la misma época, comenzara a hacerse común, popular, como devoción personal a Jesús. Y espero estar explicándome bien. Lo que intento decir es que la evolución que he descripto es aquella por la cual la oración litúrgica pública en la Iglesia Latina continuó siendo, como siempre lo fue en las fórmulas clásicas, el culto dado al Padre a través del Hijo, pero ahora era acompañada por una viva devoción del fiel individual directamente al Hijo. Precisamente esta es también la época en la que la Elevación de la Hostia comenzó su ascenso al status que poseía hacia el final de la Edad Media como el foco principal de la devoción de los laicos durante la Misa. Y también, aparentemente, esta fue al mismo tiempo la época en que algunos intelectuales de las grandes ciudades europeas de moda, comenzaron a ver con desdén una serie de características en el heredado culto de las reliquias.
----------El famoso obispo John de Grandisson [1292-1369], heredero de una rica familia de aristócratas ligados a la monarquía inglesa, y ordinario de Exeter, en Devon, desde 1327 hasta su muerte, quien había sido consagrado en la corte papal de Aviñon, ha inscripto su nombre también en el desarrollo del culto eucarístico en las Islas Británicas. Varias obras de arte asociadas con él sobreviven en la Biblioteca Británica, el Museo Británico y el Louvre en París. Durante el gobierno de su diócesis en Exeter, parece haber suprimido allí un himno popular embarazosamente crudo que se cantaba anualmente en la Procesión de Reliquias de Exeter. Y en las vasta lista de beneficios y donaciones que hizo a su Catedral y a su fundación colegial en Ottery, además de las hechas a beneficiarios particulares de su voluntad, no se ha podido encontrar ni una sola mención a la donación de una sola reliquia. Pero poseía y donaba custodias de fabulosa riqueza y belleza. Por otra parte, Grandisson ordenó a sus párrocos que llevaran el Sacramento a los enfermos con la dignidad adecuada y no sólo como se lo solía llevar antaño. Es decir, debían hacerlo revestidos y acompañados por  debidos ministros. Por consiguiente, no tengo ninguna duda de que su intención era: las reliquias están muy bien, pero el Sacramento es el viviente Cuerpo de nuestro Creador y Redentor.
----------Grandisson fue el protegido del (infravalorado) papa Juan XXII, al que, después de Dios, le debemos la Fiesta del Corpus Christi y las inmensas riquezas devocionales, que para los cristianos latinos, se han derivado del Culto del Santísimo Sacramento. A menudo se nos dice que todo esto comenzó con la bula Transiturus en 1264. ¡Ya es hora de olvidar eso y comenzar a narrar la verdadera historia! Esa "legislación" no había sido obedecida, como es dable comprobar históricamente, ni siquiera en la propia capilla papal. Pero la bula Transiturus fue probablemente re-promulgada en el concilio de Vienne en 1311 y luego incorporada en la colección de decretales llamadas Clementinas, colección que fue cambiada y corregida por el papa Juan XXII. Este Papa, en 1317, envió estas decretales a la jerarquía latina universal, y dio ejemplo él mismo instituyendo procesiones de Corpus Christi (que de hecho no se habían previsto en Transiturus). Su iniciativa se extendió como un verdadero incendio forestal. Nadie sabía cómo hacer estas cosas nuevas; en 1320 un Concilio en Sens renunció ingenuamente al intento de legislar para el ceremonial apropiado y dejó la disposición de esta "innovación aparentemente divinamente inspirada" a la devoción del clero y los laicos.
----------Y permítanme un pequeño excursus al tema que estamos tratando, aunque con esta breve excursión no me alejaré demasiado. En aquellos días de la bula Transiturus, tiempos anteriores a la invención y difusión de la imprenta, no hay de que sorprenderse acerca de que una iniciativa litúrgica papal dirigida a la Iglesia Universal, haya sido universalmente ignorada. Tampoco debe sorprender ni resultar extraño (aunque quizás pueda sorprender y desquiciar a los defensores del sinodalismo o conciliarismo de cualquier tipo) el hecho de que estemos lejos exactamente de lo que sucedió en varios concilios ecuménicos, incluido Vienne. Los Concilios Ecuménicos, como a Joseph Ratzinger le gustaba señalar, a menudo han hecho más daño que bien (aunque digo esto sin negar de ningún modo el valor magisterial de todos los concilios de la Iglesia, desde el de Jerusalén al Vaticano II). Y no es la primera vez que tengo ocasión de señalar el significado crucial de la imprenta en la historia de la liturgia y -de hecho- de la teología.
----------Para poner ya punto final a esta nota (y a esta serie) quiero volver ahora a las tradiciones litúrgicas un poco más meridionales, ya que no tengo por qué pensar que todos mis lectores tengan la misma predilección que tengo yo por la historia de la liturgia en las Islas Británicas.
----------En realidad, el Natale calicis que se conmemora el Jueves Santo, era y es una fiesta en honor de la Santísima Eucaristía. Sin embargo, las circunstancias de la solemne conmemoración de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, y los otros ritos de la Semana Santa, en cierto modo impedían que tal celebración del Sacramento del Altar quedase plenamente revalorizada en todo su esplendor como una verdadera fiesta. En otros términos, la existencia en la Liturgia de la Semana Santa de los ritos del Jueves Santo, no impidieron que santa Juliana viera una franja negra en el disco lunar de su visión sobrenatural, como si fuera un vacío a llenar en la Liturgia Romana, y la necesidad de llenar ese vacío es lo que santa Juliana entendió debía hacerse. Por eso, los ritos del Jueves Santo no impiden los ritos de la Fiesta del Corpus Christi.
----------Antes del oficio compuesto por Santo Tomás de Aquino existió un oficio encargado por la misma santa Juliana de Mont Cornillón a un agustino de Lieja, pero tal oficio solo tuvo carácter local. Mientras que el oficio compuesto por santo Tomás lo tiene universal, y es una obra maestra de doctrina teológica, de gusto literario y de afectuoso reconocimiento al amor de Dios. Por amor a la tradición se sirvió el santo Doctor de antífonas, lecciones y responsorios que ya estaban en uso en otras iglesias particulares.
----------En lo que respecta a la Procesión del Corpus Christi, hay que decir que en general, la procesión con el Santísimo Sacramento en la fiesta del Corpus no se hizo obligatoria sino hasta el siglo xv. A partir de esa fecha ha sido en muchos lugares la nota distintiva de esta fiesta, hasta tal punto que esta relevancia de la procesión produjo abusos litúrgicos, pues en no pocas iglesias, incluso catedrales se dejó de celebrar la Misa solemne por dar mayor realce a la procesión, lo cual es una inversión de valores.
----------Lo que sí hay que subrayar, y con grueso marcador, es que la procesión del Corpus Christi se debió a un instinto popular, como bien dice Garrido en su conocido Curso de Liturgia, repitiendo lo que otros liturgistas de sobra han constatado. La procesión del Corpus surgió espontáneamente antes de que la prescribiese la Jerarquía eclesiástica. Las primeras procesiones que se celebraron tuvieron lugar, al parecer en Colonia hacia el año 1279; más tarde aparecieron en Wurzburgo y en Augusta. En el siglo XIV hablan de ella, como introducida por inspiración divina, los cánones de los concilios de Sens y de París. Probablemente esta clara constatación de la investigación histórica, de afirmación no clerical, sino laical, del papel de los fieles como actores del desarrollo litúrgico, produzca una mueca de desagrado en cierto tradicionalismo fijista (y por lo tanto no verdaderamente católico) al que le cuesta tanto admitir la realidad. Sin embargo, es necesario acabar con falsas narrativas, para confirmar una vez más que la Liturgia es, como la Tradición, una realidad viva.
----------Al principio se llevó el Santísimo Sacramento oculto en la píxide. Sin embargo, el pueblo fiel sintió una nueva necesidad, y se quiso ver la hostia consagrada, con lo cual aparecieron las custodias u ostensorios, de los que en toda la cristiandad se conservan ejemplares maravillosos por su riqueza y su arte. Sólo en España hay una colección que causó honda admiración a quienes tuvieron la ocasión de verla en la exposición que se abrió en Barcelona con motivo del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de 1952, cuyos ejemplares más característicos han sido recogidos por el conservador del Museo Diocesano de Barcelona, don Manuel Trens (Las custodias españolas, ed. Lit. Españ., Barcelona 1952).
----------Por consiguiente, no puedo sino ofrecer como fruto de las tres notas de esta serie, la siguiente conclusión: en la evolución litúrgica que atraviesa los siglos, la Fiesta del Corpus Christi, ha sido claramente una iniciativa devocional de todo el pueblo fiel, cuyo día había llegado. Con ello, los cristianos latinos podemos estar modestamente orgullosos de que fue a través de nosotros, a través de nuestra fe (de la fe de nuestros mayores y la nuestra), que el Señor ha querido mostrar la riqueza de este maravilloso tesoro.

4 comentarios:

  1. Estimado Fr Filemón:
    Es la primera vez que visito este blog, que me recomendó un amigo. He leído sus notas sobre al Culto al Santísimo Sacramento, y las he disfrutado. Le aseguro que pasaré buena parte de los próximos días en repasar lo que Ud lleva escrito en su blog, que me ha parecido muy interesante. Cuénteme en adelante como uno de sus fieles lectores.

    ResponderEliminar
  2. Mi agradecimiento de siempre, padre. Que Dios le bendiga, por todo lo que nos regala.

    ResponderEliminar
  3. "Los Concilios Ecuménicos, como a Joseph Ratzinger le gustaba señalar, a menudo han hecho más daño que bien".
    Estimado Fr Filemón, ¿podría Ud darme detalles acerca de dónde o en qué ocasión el cardenal Ratzinger, o Benedicto XVI, ha tenido semejante consideración?

    ResponderEliminar
  4. Fr. Filemón:

    Realmente me ha ilustrado en lo que personalmente ignoraba absolutamente.

    Siempre creí que luego de las visiones de la santa de Lieja, el papa le pidió a santo Tomás de Aquino que escriba los textos de la Misa y el Oficio y desde ahí teníamos la celebración tal cual la conocíamos.

    Evidentemente no fue todo tan sencillo, ni con la clara voluntad de un papa.

    Muchas gracias

    ResponderEliminar

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.