viernes, 26 de junio de 2020

La tradición litúrgica y el progreso en la liturgia (2/2)

En las webs y blogs de Internet, particularmente de orientación tradicionalista, abundan actualmente las notas sobre temas litúrgicos, la mayoría de ellas de carácter histórico, o bien rubricista, o a veces estético o, en el mejor de los casos, de carácter apologético, o bien encaminadas a orientar la vida espiritual de los fieles. Pocas o ninguna se refieren a la Teología de la Liturgia, cuyo estudio, en mi tiempo, solía reducirse a un mero capítulo introductorio en el Curso de Liturgia del último año del seminario. En realidad, la Teología de la Liturgia se halla repartida fundamentalmente en los tratados teológicos De Christo Salvatore, De Gratia y De Eucharistia, que son casualmente los títulos de tres famosos libros del padre Reginald Garrigou Lagrange, O.P., que tengo ahora aquí, a mi alcance, en mi mesa de trabajo, al momento de redactar esta nota.

----------En mi primera nota ya adelanté que no busco aquí explicar los anormales motivos psicológicos del estado de agitación emotiva, tanto de los católicos contrarios a la Misa del Concilio de Trento, como de los católicos contrarios a la Misa del Concilio del Vaticano II. Se trata, por supuesto de dos expresiones emotivas que no son realmente dignas de un fiel católico. Me conformo aquí con dar, del fenómeno anómalo que hoy se vive en esta Iglesia dividida, una explicación de tipo meramente teórico. Detrás de la mencionada reacción, que no excluye a ciertos liturgistas, se tiene en mi opinión un concepto erróneo de la liturgia, que precisamente viene homologado por un fenómeno como la historia de la técnica o la historia de la medicina.
 
La ofensiva actitud de algunos católicos progresistas hacia la Misa Tridentina
 
----------Podemos suponer que en la conciencia colectiva de los fieles católicos que asisten a la Misa Novus Ordo se piensa que en la historia las formas de la liturgia y, por lo tanto, las formas de la Santa Misa, deben estar sujetas a un progreso, a un desarrollo, por el cual las formas antiguas y superadas se vuelven inservibles, así como hoy nadie usaría el reloj de sol cuando hay relojes a cuerda o digitales, o nadie usaría viejas locomotoras a vapor cuando existen los trenes de alta velocidad. Aparte del hecho, como ya he dicho, que ciertos productos o métodos antiguos puedan seguir siendo adoptados junto con los nuevos y los modernos.
----------En realidad, y para corregir esa que suponemos puede ser la conciencia de muchos fieles católicos de ambientes progresistas, la liturgia católica, y particularmente la liturgia de la Santa Misa, no puede estar sujeta en sí misma a un verdadero y propio progreso. La Santa Misa, fundada en la institución de Nuestro Señor Jesucristo, es en su esencia un todo divino en sí mismo perfecto, completo e inmutable, que por consiguiente no puede ser mejorado ni perfeccionado; lo que ciertamente nada resta a la mutabilidad, contingencia y variedad de los aspectos facultativos, ceremoniales y rubricísticos en los que se actualiza.
----------La pregunta que me planteaba y les planteaba a los lectores al comienzo de la primera nota: ¿Existe un progreso en la Liturgia?, debe ser respondida, como es obvio, afirmativamente, pero haciendo una importante salvedad. Porque si se puede hablar de progreso en la liturgia, eso debe ser referido solamente a lo que debe ser un mejoramiento continuo en la diligencia, devoción y piedad con las cuales los que participan en ella, los fieles y los celebrantes, deben vivir los Misterios divinos, a fin de extraer de ellos frutos espirituales siempre más abundantes de santidad y de buenas obras.
----------Por consiguiente, considerar como suelen hacer hoy muchos católicos progresistas, la Misa Novus Ordo o Misa de Pablo VI como si ella fuera una sustitución más avanzada de la Misa de Pío V, y juzgar a esta última, como actualmente impracticable, ya no utilizable o ya no celebrable, no tiene en absoluto ningún sentido. Y las razones demostrativas de lo que digo las encontramos precisamente en el motu proprio Summorum pontificum emitido providencialmente por el papa Benedicto XVI en 2007.
----------A propósito de las variaciones y mutaciones de la liturgia, si propiamente queremos encontrar un referente humano a un valor por sí sobrenatural y de fe, convendría parangonarlo ante todo con la variedad y evolución de las formas del gran arte, por las cuales no existe ningún problema, en un museo o en una iglesia, para considerar igualmente válido y actual, aunque sea por diversos motivos, una obra de arte del medioevo o del '500 o del '900. Ciertamente existe un progreso en las técnicas del arte, pero la poesía o el gran arte siempre tienen el mismo valor, sin importar su antigüedad o modernidad.
----------Así, por ejemplo, las pinturas de Giotto ya no son más "progresistas" o "avanzadas" que los frescos de la antigua Roma o del antiguo Egipto; las pinturas de Rafael ya no son más "avanzadas" respecto a las pinturas de Giotto; y los cuadros de Monet o de Matisse ya no son "progresistas" respecto a las de Rafael: son simplemente diferentes y responden a gustos diferentes, igualmente legítimos. Por esta razón, todas estas obras deben poder coexistir en el gran mundo de la cultura de todos los tiempos: son siempre actuales.
----------De modo similar, como se viene demostrando siempre más claramente por parte de los liturgistas serios, equilibrados e imparciales, las dos modalidades de la Santa Misa, tanto el Vetus Ordo como el Novus Ordo, son de por sí recíprocamente complementarias, teniendo la una cualidades donde la otra tiene límites y viceversa. El misterio de la Sagrada Liturgia es en sí mismo demasiado rico en múltiples aspectos como para poder ser actuado en una única forma de rito y solo en un momento dado. De ahí la tradicional multiplicidad y variedad de ritos siempre admitidos en la Iglesia Católica Romana.
 
La ofensiva actitud de algunos católicos conservadores hacia la Misa de Pablo VI
 
----------En cuanto a la oposición de algunos católicos conservadores, particularmente los tradicionalistas abusivos y los lefebvrianos, a la Misa de rito ordinario, Novus Ordo, o Misa de Pablo VI, ello surge de un malentendido sentido de la tradición litúrgica, que no distingue aquello que en la Santa Misa nunca puede cambiar, de aquello que puede cambiar; y que no puede ver que la Misa nacida del Concilio Vaticano II es sustancialmente la Misa de siempre, la única Misa del rito católico, solamente modificada en algunos aspectos accidentales para hacerla pastoralmente más eficaz en el mundo moderno. Por supuesto, se trata de celebrarla bien, en el respeto de las actuales normas ceremoniales y litúrgicas. Por esto los lefebvrianos no tienen justificación para tomar como pretexto ciertos modos abusivos modernistas e indisciplinados de celebrar para rechazar la Misa de rito ordinario como tal.
----------Tenemos que hacer referencia aquí al desordenado sentimiento del faccionalismo o, si me permiten cierto italianismo, actitud de facciosidad, es decir, la tendencia arraigada al sectarismo y la intolerancia perniciosa, tanto en católicos progresistas como en conservadores. Lo que intento decir es que, tanto la facciosidad de los lefebvrianos, como la facciosidad de los modernistas, respecto a la Santa Misa, es una señal de que ni los unos ni los otros logran percibir la catolicidad de la liturgia, y que carecen de obediencia a la Iglesia, mostrándose apegados a un concepto de liturgia no como una aceptación, en la fe, del misterio de Cristo Redentor y Sumo Sacerdote unido en su Sacrificio a la Iglesia su esposa, sino como un culto "totalmente humano" en el cual al fin de cuentas no nos fundamos en su catolicidad que une en la pluralidad, más allá del espacio y del tiempo, sino en una arbitraria y arrogante toma de posición ideológica y particularista que pretende imponerse, bajo diferentes pretextos, a la Iglesia en lugar de obedecerle, y que, por lo tanto, corre el riesgo de terminar en superstición o en magia.
----------Por consiguiente, si la Iglesia seguirá todavía su camino en la historia humana, si la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo seguirá siendo todavía la Una y la Católica, entonces, las tensiones existentes entre los partidarios de los dos modos del rito de la Santa Misa deberán cesar lo antes posible, porque es escandaloso e inconcebible que los católicos litiguemos y nos excluyamos los unos a los otros precisamente a causa de este valor supremo de la piedad cristiana que es precisamente la Santa Misa, que ha costado la Sangre divina de Cristo y que en sí misma debería ser el principio, la fuente, el centro, el eje, el vértice y la cumbre de nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos. La facciosidad y el sectarismo existentes en las dos partes contrapuestas es la señal desalentadora y desconcertante de que ni los unos ni los otros, ni los arrogantes modernistas por un lado, ni los abusivos tradicionalistas por el otro, entienden cuál es el significado profundo de la Santa Misa y de la misma virtud moral de la religión.
----------Indudablemente, la cuestión de la relación concreta y jurídica que debe existir entre las dos formas de celebración del Rito Romano aún está en discusión y, dada la gravedad del problema, sería deseable un documento de la Santa Sede que reglamente puntual y detalladamente la coexistencia de las dos modalidades de celebrar la Misa en el Rito Romano. Esto, en mi humilde opinión, contribuiría a la pacificación, llevaría a razonar y garantizar, al menos para los católicos de buena voluntad, la necesaria y benéfica coexistencia pacífica entre los dos modos de decir la Santa Misa.
----------Espero que esta clarificación se produzca cuanto antes por parte del Santo Padre y de sus organismos de gobierno en la Curia Romana. Porque en la presente situación, de hecho, se ve indudablemente afectada la dignidad y la credibilidad del mismo nombre católico, que ahora ve escandalosamente presente la división y la recíproca falta de respeto, precisamente donde debería tener lugar la máxima manifestación de la unidad, la concordia, la armonía y la comunión. Escándalo para propios y extraños.
----------Sobre el tema que he desarrollado, y repitiendo lo dicho en el párrafo inicial: es necesario que los fieles se informen, al menos básicamente, de la Teología de la Liturgia, que no consiste en la historia de la liturgia, ni en el conocimiento de las rúbricas, ni quiere decir una rama de la estética, ni es apologética, ni es tampoco un tratado de devoción, sino que es propia y esencialmente Teología, que se bebe en los tratados teológicos de la Cristología, de la Gracia y de los Sacramentos.
----------¿Acaso yo he hecho teología en esta breve nota? ¡No, por supuesto! Lo único que me es posible hacer en este blog es simplemente cháchara periodística, pero, al menos, en medio de todo el palabrerío, los lectores bien intencionados podrán descubrir si se lo proponen la información que he querido brindarles. La Teología sólo se bebe en el paciente y sereno estudio de la Revelación en la Escritura y la Tradición tal cual nos son brindadas por el Magisterio de la Iglesia, algo que hoy dudo que se cumpla cabalmente en la mayoría de los seminarios del mundo, y que, un viejo cura y profesor de seminario, como yo he sido, trata de seguir bebiendo en el atardecer de su vida, para brindarlo a los amigos lectores que aquí quieran acompañarme.

3 comentarios:

  1. Fray Filemón, gracias por su reflexión. Muy inusual en estos tiempos de toma fanática de posiciones y particularismos. Usted, a pesar de sus gustos e inclinaciones litúrgicas (que bien las conozco) ha hecho gala de absoluta objetividad, para juzgar con equidistancia la malicia tanto de los fanatismos modernistas como de los tradicionalistas.

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  2. Disculpe, Vergara, pero, creo que el autor de la nota mantiene esa "equidistancia" con malabarismos que no responden a la realidad de los hechos. Me refiero a que en mi experiencia es muy distinto el reparo que ponen los fieles católicos que son mayoría, hacia la Misa tridentina, que el reparo que ponen los lefebvrianos, por ejemplo, hacia la Misa Nueva. A lo sumo, la mayoría de los fieles católicos piensa que los que van a Misa Tridentina son "gente rara", o de otros gustos que ellos no comparten, pero jamás piensan que la Misa en latín sea inválida. Mientras que se comprueba algo muy distinto conversando con fieles lefebvrianos: ellos hablan de "malicia" en la Nueva Misa. Tal como suena.

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  3. Comparto: Creo que en general el problema de convivencia con el "otro rito" no lo tienen los que van a la Misa Novus Ordo, sino los que van a las Misas lefebvrianas.

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