Continuando con esta serie, quiero recordar lo dicho en una nota anterior: en los distintos sectores de "tradicionalistas católicos" (que en realidad no son defensores de la Tradición en el preciso sentido católico) las razones del distanciamiento con Roma y su actual situación de ilicitud, son básicamente dos:
----------1) Diferencias dogmáticas: básicamente no aceptan el dogma de la infalibilidad del magisterio ordinario y universal, operando por ejemplo en el Concilio Vaticano II, lo cual les hace caer en herejía.
----------2) Diferencias políticas: que de todos modos también están vinculadas a cuestiones doctrinales, pues continúan luchando unívocamente por la defensa y aplicación de la noción de un estado católico confesional, contra las enseñanzas de la Tradición y del Concilio Vaticano II.
----------Y también hemos dicho que el punto neurálgico, el cruce de caminos, el frente de combate, en el que estos dos ámbitos de diferencias se ponen de manifiesto del modo más claro es en el concepto de Libertad Religiosa. Esto se nota muy bien en la Fraternidad Sacerdotal san Pío X (FSSPX), el grupo que, particularmente en el actual pontificado del papa Francisco, ha servido como catalizador y en cierto modo como aglutinador del "tradicionalismo" (quiero decir: del tradicionalismo abusivo, el de primer y tercer orden, según nuestra clasificación, recordada en la nota anterior). De ahí que el examen de la postura política del sector lefebvriano, y sobre todo de sus raíces, ejemplifica bien el tema que estamos desarrollando.
----------Además, al encontrarnos nosotros en Argentina, es razonable recurrir al ejemplo del sector lefebvrista como ejemplo del tradicionalismo. En nuestro país, el más que reducido puñado de centros lefebvrianos es de lo poco que existe de "tradicionalismo". Además, a que no existan comunidades verdaderamente defensoras de la Sagrada Tradición católica, influye la desidia generalizada del episcopado argentino en relación al motu proprio Summorum pontificum del papa Benedicto XVI y la actividad que se le reconoce al ex cardenal primado argentino, ahora Papa, en la designación de los nuevos obispos, de tendencias siempre renuentes a impulsar iniciativas conservadoras, y mas bien hostiles hacia aquellos sacerdotes de tendencias tradicionales.
La Fraternidad Sacerdotal san Pío X: razones de su ruptura con Roma
----------Pero nos engañaríamos sin pensáramos que en el resto de la Iglesia sucede lo mismo que en Argentina respecto a las corrientes "tradicionalistas". Nada de eso. Un caso a tomar en cuenta es la misma Italia. Aunque una exacta valoración sociológica de los grupos "tradicionalistas" no es fácil, y obviamente depende también de la difícil definición de "tradicionalismo" (algo de lo cual ya hemos tratado), es muy probable que hoy en Italia la presencia de grupos que prefieren la liturgia tradicional en lengua latina y las posiciones teológicas conservadoras, pero que al mismo tiempo permanecen en plena comunión con la Santa Sede, aceptando también los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II (aunque con cierta incomodidad, es decir, no sin dificultades y reclamos de explicación al Papa), son mucho más consistentes que la presencia del sector lefebvriano, o la de los "sedevacantistas" y la de los "sedeprivacionistas".
----------Antes de seguir adelante, y reconociendo que no todos los lectores de este blog tienen la obligación de conocer la historia de un sector tan minoritario, repasaré a vuelo de pájaro unos pocos jalones de su reciente deriva, al menos para que los lectores que la ignoran tengan alguna información.
----------Aunque había firmado todos los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II [1962-1965], de los cuales a algunos se había opuesto previamente en las discusiones en el aula conciliar, Marcel Lefebvre surgió en los años 1970s y 1980s como el mayor opositor católico al Concilio y a las reformas post-conciliares, incurriendo en la suspensión a divinis el 22 de julio de 1976 y, después de haber consagrado a cuatro obispos sin la autorización de Roma, en la excomunión el 30 de junio de 1988. La excomunión también afectó a los cuatro obispos consagrados por él, pero les fue levantada el 21 de enero de 2009, en el contexto de las discusiones que, promovidas por el papa Benedicto XVI, deberían haber llevado a la FSSPX a un retorno a la plena comunión eclesial. Sin embargo, a estas negociaciones se opuso un ala "dura" de los lefebvrianos, hostil por principios a cualquier diálogo con una Santa Sede considerada "modernista" y acusada de abandonar la verdadera doctrina católica, ala de la cual surgió como líder, al menos de facto, uno de los cuatro obispos, Richard Williamson, también controvertido por sus posiciones "negacionistas" acerca del holocausto judío a manos alemanas, quien fue excluido de la Hermandad el 4 de octubre de 2012.
----------Sin embargo, ya durante el pontificado de Benedicto XVI, las tratativas parecieron encallarse, a causa del rechazo de la FSSPX a suscribir un documento doctrinal que hubiera comportado la aceptación de la legitimidad -no solo de la validez- de la Misa celebrada de acuerdo con la reforma del papa Pablo VI, y de los documentos del Concilio Vaticano II, aún cuando fueran interpretados exclusivamente teniendo en cuenta el Magisterio precedente y no en ruptura con tal Magisterio. En su postura oficial, los lefebvrianos no niegan que la Santa Misa según la reforma litúrgica de Pablo VI, si se celebra con recta intención en el respeto de las formas, sea "válida", es decir, que el pan y el vino se transformen verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Niegan, sin embargo, que sea "legítima", es decir, que transmita a los fieles la doctrina católica sobre la Eucaristía y, por consiguiente, aconsejan a sus fieles que no participen en ella. Sin embargo, los términos precisos que yo he usado, "validez", "legitimidad", casi nunca aparecen ni en las declaraciones oficiales de los lefebvrianos ni en sus prédicas, ni solemnes ni coloquiales, pues no suelen ser ellos tan precisos con sus fieles, curiosa y paradójicamente -dicen- "para no confundirlos ya más de lo que lo están". Al respecto, veamos un ejemplo:
----------En un discurso en la ciudad de Kansas City el 12 de octubre de 2013, en un congreso organizado por la editorial Angelus Press, el obispo Bernard Fellay, por entonces superior general, recordó que lo sustancial del colapso de las tratativas no se deriva del pontificado del papa Francisco, contra el cual por supuesto la Hermandad lefebvriana es particularmente crítica, sino que ya había tenido lugar en los diálogos mantenidos con el papa Benedicto XVI, quien había propuesto la fórmula de la "hermenéutica de la reforma en la continuidad", pidiendo aceptar el elemento de reforma del Concilio, leyéndolo sin embargo en continuidad, y no en "discontinuidad y ruptura" con el Magisterio precedente, como el propio Papa lo indicó en su Discurso de Navidad a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2005.
----------"No podemos aceptar -dice Fellay- la hermenéutica de la continuidad. Está en contra de la realidad. No la aceptamos. Cuando el papa Benedicto nos pidió aceptar el Concilio como parte de la Tradición, respondimos: 'Lo sentimos. Esta no es la realidad. Por lo tanto, no firmamos y no lo reconocemos'. Lo mismo para la nueva Misa. [Benedicto XVI] quería que aceptásemos no solo que es válida cuando es celebrada correctamente, sino que es lícita. Le respondí: no usamos esta palabra. Nuestros fieles ya están bastante confundidos si decimos que es válida. Por lo tanto agregamos: es malvada, es mala. Y los fieles entienden. Punto. Nunca hemos tenido la intención de tomar el Concilio por bueno o declarar legítima la nueva Misa".
----------De esta cita se podrían comentar y criticar muchas cosas, pues revela bastante, pero aquí me limito solo a un elemento: surge claramente que las razones de la ruptura entre los lefebvrianos y la Santa Sede no son meramente disciplinarias. Benedicto XVI l había puesto en evidencia al aclarar la situación de la FSSPX después de la remisión de la excomunión a los cuatro obispos en su Carta al Episcopado de la Iglesia Católica, del 10 de marzo de 2009: "La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave. Hay que distinguir este ámbito disciplinar del ámbito doctrinal. El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinares sino doctrinales. Hasta que la Fraternidad no tenga una posición canónica en la Iglesia, tampoco sus ministros ejercen ministerios legítimos en la Iglesia. Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución. Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia".
----------Pero en realidad hay que preguntarse: ¿a qué "razones doctrinales" hace referencia el Papa? Quienes siguen los eventos de los lefebvrianos a través de los medios, a menudo tienen la impresión de que en el primer plano esta la cuestión de la así llamada "Misa en latín" y la liturgia anterior a la reforma de Pablo VI, a la que la FSSPX permanece tenazmente apegada. Ciertamente, la importancia de la cuestión litúrgica no debe subestimarse. Sin embargo, hay otras comunidades que celebran prevalentemente, o incluso exclusivamente, la Misa en la forma anterior a la reforma y que han encontrado un modus vivendi con la Santa Sede. Es cierto que Roma no solo requiere, como lo demuestra la negociación con los lefebvrianos, que quienes celebran la Misa antigua reconozcan la validez de la nueva, sino que también admitan su legitimidad, sin inducir a los fieles a no asistir a un ritual que, después de todo, es el celebrado cotidianamente por todos los últimos Pontífices. Pero en el curso de la accidentada tratativa con los lefebvrianos, a menudo se tuvo la impresión de que, si se tratara solo de liturgia, se podría haber encontrado una solución.
----------El propio Benedicto XVI se ha mostrado consciente del hecho de que la cuestión principal que separa a la FSSPX de la Santa Sede es la de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II. Aunque el rechazo de estos documentos por parte de los lefebvristas tiene varias ramificaciones, matices y dimensiones, no hay duda de que un papel principal lo representa el decreto sobre libertad religiosa Dignitatis humanae. Con este decreto, según repetidas expresiones de Lefebvre, la Iglesia del Vaticano II, renunciaría al ideal de una sociedad cristiana y de un Estado católico, traicionaría la doctrina de la realeza social de Jesucristo y cedería al liberalismo político. No se trata de posiciones que implican opciones por este o aquel partido. Sino que en el corazón de la rebelión de mons. Lefebvre y de la FSSPX existe una cuestión en el sentido amplio de la política.
----------Acerca de lo escrito en el párrafo anterior hay que aclarar que el dogma y la doctrina de la Realeza Social de Jesucristo no es peculiar de los lefebvrianos, por supuesto, sino que es común en la Iglesia Católica. Esta doctrina afirma que el influjo benéfico del Evangelio de Jesucristo no alcanza solo a la esfera privada y personal, sino que se extiende a la sociedad entera, a la cultura y a todas las instituciones, transformándolas y vivificándolas, de modo que efectivamente Cristo sea Rey en ellas. Ahora bien, como lo explicaré con más detalle en otra nota de esta misma serie, lo que, en el contexto actual, es típico de los lefebvrianos es una interpretación política de la realeza social de Jesucristo que implica un Estado católico confesional como el único Estado coherente con la doctrina católica. Cualquier otro tipo de postura de un católico, según Lefebvre, cedería al liberalismo político. Puede verse esto en su libro Le destronaron. Del liberalismo a la apostasía (Buenos Aires, 1987), cuyo título se refiere a la eliminación de la corona de Cristo Rey a través de una doctrina social que ya no pondría en su centro la noción de realeza social de Jesucristo.
Raíces históricas de las posturas políticas de Marcel Lefebvre
----------Examinaremos primero las raíces históricas de la posición política del fundador de la FSSPX, mons. Marcel Lefebvre, y de sus seguidores, para luego tratar acerca de la cuestión de la declaración conciliar Dignitatis humanae y la oposición radical del sector lefebvriano a este documento del Vaticano II. La intención de estas notas es resaltar las implicaciones políticas de la opción religiosa de los lefebvrianos (lo mismo hace Introvigne en su ensayo, con particular atención a la experiencia italiana).
----------La presente investigación sociológica se fundamenta principalmente en el análisis de documentos, lo cual a nivel de la sociología científica revela una carencia, pero es que el tema a investigar adolece de dificultad considerable para acceder al campo investigativo. Hay que mencionar por un lado la baja consistencia numérica de los miembros de la FSSPX, combinada con su naturaleza de enclave, lo cual dificulta la búsqueda de testigos privilegiados. El análisis sociológico al que aquí me refiero está integrado por las entrevistas discursivas con algunos miembros del sector lefebvriano, siempre sacerdotes. Aunque lo reducido del material de campo constituye un límite, sin embargo esto se ve parcialmente mitigado por la total conformidad de las opiniones de los miembros de la Fraternidad sobre los temas que aquí se investigan. En todo caso, se trata sólo de una primera reflexión exploratoria sobre un tema casi ignorado por la sociología religiosa.
----------Es difícil comprender las posturas políticas de mons. Lefebvre sin tener en cuenta el papel crucial desempeñado por su particular juicio sobre el movimiento monárquico francés Action Française, que el futuro obispo había llegado a apreciar tanto en su propia familia como a través del padre Henri Le Floch C.S.Sp. [1862-1950], superior del Seminario Francés de Roma, donde el joven Lefebvre había estudiado. Pasa por el padre Le Floch -y es incomprensible sin su influencia- todo un filón de la "derecha católica" francesa, al que sin embargo no sigue en su totalidad Lefebvre después del Vaticano II, filón derechista que es muy crítico frente a la decisión del papa Pío XI [1857-1939] de dar a publicidad la condena a la Action Française en 1926.
----------Los historiadores discuten sobre las consecuencias, en el contexto político de 1926, de la decisión de Pío XI sobre el curso de la política francesa. El debate historiográfico se refiere, en realidad, a tres elementos diferentes: 1) la decisión de Pío XI y su oportunidad política; 2) la rígida aplicación de la decisión por parte de los obispos franceses, que llegaron a negar los sacramentos e incluso el entierro en terreno consagrado, a los militantes de la Action Française que eran católicos practicantes; y 3) las razones doctrinales -ya precisadas, aunque no publicadas, en el tiempo de san Pío X- de la condena, en referencia a las posiciones filosóficas y de críticas a la religión expuestas en las obras de su fundador y líder Charles Maurras [1868-1952], ciertamente inaceptables para la Iglesia Católica. Maurras elogiaba a la Iglesia, pero exclusivamente por su papel social y político, rechazando sus doctrinas específicamente religiosas como irracionales. Vale recordar que la condena a la Action Française será luego revocada por Pio XII [1876-1958] en 1939.
----------El juicio sobre Maurras ciertamente divide en dos la derecha católica francesa. Su ala más dura defiende a la Action Française como el único baluarte contra el laicismo y el socialismo, dominantes en la vida política francesa. Pero la adhesión a las ideas de Maurras implica dos riesgos: 1) por un lado el riesgo de una ruptura con Roma, cuya enseñanza social evoluciona en el curso del siglo XX en una dirección diferente, y por otro lado, 2) el riesgo de reducir la doctrina de la Iglesia a un instrumento de un proyecto político. Es precisamente un proceso al que se asiste en la historia de la ruptura de mons. Lefebvre con Roma y de la FSSPX. (Sobre este tema, de modo general, puede consultarse el libro de J.Prévotat, Les Catholiques et l'Action française. Histoire d’une condamnation, 1899-1939, Fayard, Paris 2001). Cuanto más se arriesga contestar el Magisterio pontificio, más nos acercamos a las posiciones de Maurras.
----------Tampoco debe ser ignorado un elemento del contexto sociológico: el enraizamiento cultural de mons. Marcel Lefebvre en lo que el historiador y sociólogo francés Émile Poulat [1920-2014] llamó "civilización parroquial": una cristiandad eminentemente clerical, donde no solo no se hace nada sin el obispo, según la máxima atribuida a san Ignacio de Antioquía [c.35-c.107/113] nihil sine Episcopo, sino que, incluso, nada se hace sin el párroco, el cura, el sacerdote en general. Casi no hace falta aclarar que el resultado de esta postura es una crítica del rol de los laicos y de su libertad, proclamados ambos por el Concilio Vaticano II, algo que también está en el trasfondo de la ruptura entre mons. Lefebvre y la realidad del mundo católico conservador francés, como la corriente fundada por un influyente intelectual alguna vez cercano a los lefebvrianos, Jean Ousset [1914-1994], activista de Action Française en la década de 1930, secretario personal de Maurras, y luego fundador de Cité catholique. Ousset, si bien criticaba otros aspectos del Concilio, apreciaba los documentos sobre la autonomía de las organizaciones laicales respecto a un control del clero que, en su opinión, en la década de 1950 se había vuelto un control excesivo y sofocante.
----------En el corazón del problema está el concepto y la doctrina de la Libertad Religiosa. Será el tema de la próxima nota de esta serie.
----------Además, al encontrarnos nosotros en Argentina, es razonable recurrir al ejemplo del sector lefebvrista como ejemplo del tradicionalismo. En nuestro país, el más que reducido puñado de centros lefebvrianos es de lo poco que existe de "tradicionalismo". Además, a que no existan comunidades verdaderamente defensoras de la Sagrada Tradición católica, influye la desidia generalizada del episcopado argentino en relación al motu proprio Summorum pontificum del papa Benedicto XVI y la actividad que se le reconoce al ex cardenal primado argentino, ahora Papa, en la designación de los nuevos obispos, de tendencias siempre renuentes a impulsar iniciativas conservadoras, y mas bien hostiles hacia aquellos sacerdotes de tendencias tradicionales.
La Fraternidad Sacerdotal san Pío X: razones de su ruptura con Roma
----------Pero nos engañaríamos sin pensáramos que en el resto de la Iglesia sucede lo mismo que en Argentina respecto a las corrientes "tradicionalistas". Nada de eso. Un caso a tomar en cuenta es la misma Italia. Aunque una exacta valoración sociológica de los grupos "tradicionalistas" no es fácil, y obviamente depende también de la difícil definición de "tradicionalismo" (algo de lo cual ya hemos tratado), es muy probable que hoy en Italia la presencia de grupos que prefieren la liturgia tradicional en lengua latina y las posiciones teológicas conservadoras, pero que al mismo tiempo permanecen en plena comunión con la Santa Sede, aceptando también los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II (aunque con cierta incomodidad, es decir, no sin dificultades y reclamos de explicación al Papa), son mucho más consistentes que la presencia del sector lefebvriano, o la de los "sedevacantistas" y la de los "sedeprivacionistas".
----------Antes de seguir adelante, y reconociendo que no todos los lectores de este blog tienen la obligación de conocer la historia de un sector tan minoritario, repasaré a vuelo de pájaro unos pocos jalones de su reciente deriva, al menos para que los lectores que la ignoran tengan alguna información.
----------Aunque había firmado todos los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II [1962-1965], de los cuales a algunos se había opuesto previamente en las discusiones en el aula conciliar, Marcel Lefebvre surgió en los años 1970s y 1980s como el mayor opositor católico al Concilio y a las reformas post-conciliares, incurriendo en la suspensión a divinis el 22 de julio de 1976 y, después de haber consagrado a cuatro obispos sin la autorización de Roma, en la excomunión el 30 de junio de 1988. La excomunión también afectó a los cuatro obispos consagrados por él, pero les fue levantada el 21 de enero de 2009, en el contexto de las discusiones que, promovidas por el papa Benedicto XVI, deberían haber llevado a la FSSPX a un retorno a la plena comunión eclesial. Sin embargo, a estas negociaciones se opuso un ala "dura" de los lefebvrianos, hostil por principios a cualquier diálogo con una Santa Sede considerada "modernista" y acusada de abandonar la verdadera doctrina católica, ala de la cual surgió como líder, al menos de facto, uno de los cuatro obispos, Richard Williamson, también controvertido por sus posiciones "negacionistas" acerca del holocausto judío a manos alemanas, quien fue excluido de la Hermandad el 4 de octubre de 2012.
----------Sin embargo, ya durante el pontificado de Benedicto XVI, las tratativas parecieron encallarse, a causa del rechazo de la FSSPX a suscribir un documento doctrinal que hubiera comportado la aceptación de la legitimidad -no solo de la validez- de la Misa celebrada de acuerdo con la reforma del papa Pablo VI, y de los documentos del Concilio Vaticano II, aún cuando fueran interpretados exclusivamente teniendo en cuenta el Magisterio precedente y no en ruptura con tal Magisterio. En su postura oficial, los lefebvrianos no niegan que la Santa Misa según la reforma litúrgica de Pablo VI, si se celebra con recta intención en el respeto de las formas, sea "válida", es decir, que el pan y el vino se transformen verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Niegan, sin embargo, que sea "legítima", es decir, que transmita a los fieles la doctrina católica sobre la Eucaristía y, por consiguiente, aconsejan a sus fieles que no participen en ella. Sin embargo, los términos precisos que yo he usado, "validez", "legitimidad", casi nunca aparecen ni en las declaraciones oficiales de los lefebvrianos ni en sus prédicas, ni solemnes ni coloquiales, pues no suelen ser ellos tan precisos con sus fieles, curiosa y paradójicamente -dicen- "para no confundirlos ya más de lo que lo están". Al respecto, veamos un ejemplo:
----------En un discurso en la ciudad de Kansas City el 12 de octubre de 2013, en un congreso organizado por la editorial Angelus Press, el obispo Bernard Fellay, por entonces superior general, recordó que lo sustancial del colapso de las tratativas no se deriva del pontificado del papa Francisco, contra el cual por supuesto la Hermandad lefebvriana es particularmente crítica, sino que ya había tenido lugar en los diálogos mantenidos con el papa Benedicto XVI, quien había propuesto la fórmula de la "hermenéutica de la reforma en la continuidad", pidiendo aceptar el elemento de reforma del Concilio, leyéndolo sin embargo en continuidad, y no en "discontinuidad y ruptura" con el Magisterio precedente, como el propio Papa lo indicó en su Discurso de Navidad a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2005.
----------"No podemos aceptar -dice Fellay- la hermenéutica de la continuidad. Está en contra de la realidad. No la aceptamos. Cuando el papa Benedicto nos pidió aceptar el Concilio como parte de la Tradición, respondimos: 'Lo sentimos. Esta no es la realidad. Por lo tanto, no firmamos y no lo reconocemos'. Lo mismo para la nueva Misa. [Benedicto XVI] quería que aceptásemos no solo que es válida cuando es celebrada correctamente, sino que es lícita. Le respondí: no usamos esta palabra. Nuestros fieles ya están bastante confundidos si decimos que es válida. Por lo tanto agregamos: es malvada, es mala. Y los fieles entienden. Punto. Nunca hemos tenido la intención de tomar el Concilio por bueno o declarar legítima la nueva Misa".
----------De esta cita se podrían comentar y criticar muchas cosas, pues revela bastante, pero aquí me limito solo a un elemento: surge claramente que las razones de la ruptura entre los lefebvrianos y la Santa Sede no son meramente disciplinarias. Benedicto XVI l había puesto en evidencia al aclarar la situación de la FSSPX después de la remisión de la excomunión a los cuatro obispos en su Carta al Episcopado de la Iglesia Católica, del 10 de marzo de 2009: "La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave. Hay que distinguir este ámbito disciplinar del ámbito doctrinal. El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinares sino doctrinales. Hasta que la Fraternidad no tenga una posición canónica en la Iglesia, tampoco sus ministros ejercen ministerios legítimos en la Iglesia. Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución. Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia".
----------Pero en realidad hay que preguntarse: ¿a qué "razones doctrinales" hace referencia el Papa? Quienes siguen los eventos de los lefebvrianos a través de los medios, a menudo tienen la impresión de que en el primer plano esta la cuestión de la así llamada "Misa en latín" y la liturgia anterior a la reforma de Pablo VI, a la que la FSSPX permanece tenazmente apegada. Ciertamente, la importancia de la cuestión litúrgica no debe subestimarse. Sin embargo, hay otras comunidades que celebran prevalentemente, o incluso exclusivamente, la Misa en la forma anterior a la reforma y que han encontrado un modus vivendi con la Santa Sede. Es cierto que Roma no solo requiere, como lo demuestra la negociación con los lefebvrianos, que quienes celebran la Misa antigua reconozcan la validez de la nueva, sino que también admitan su legitimidad, sin inducir a los fieles a no asistir a un ritual que, después de todo, es el celebrado cotidianamente por todos los últimos Pontífices. Pero en el curso de la accidentada tratativa con los lefebvrianos, a menudo se tuvo la impresión de que, si se tratara solo de liturgia, se podría haber encontrado una solución.
----------El propio Benedicto XVI se ha mostrado consciente del hecho de que la cuestión principal que separa a la FSSPX de la Santa Sede es la de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II. Aunque el rechazo de estos documentos por parte de los lefebvristas tiene varias ramificaciones, matices y dimensiones, no hay duda de que un papel principal lo representa el decreto sobre libertad religiosa Dignitatis humanae. Con este decreto, según repetidas expresiones de Lefebvre, la Iglesia del Vaticano II, renunciaría al ideal de una sociedad cristiana y de un Estado católico, traicionaría la doctrina de la realeza social de Jesucristo y cedería al liberalismo político. No se trata de posiciones que implican opciones por este o aquel partido. Sino que en el corazón de la rebelión de mons. Lefebvre y de la FSSPX existe una cuestión en el sentido amplio de la política.
----------Acerca de lo escrito en el párrafo anterior hay que aclarar que el dogma y la doctrina de la Realeza Social de Jesucristo no es peculiar de los lefebvrianos, por supuesto, sino que es común en la Iglesia Católica. Esta doctrina afirma que el influjo benéfico del Evangelio de Jesucristo no alcanza solo a la esfera privada y personal, sino que se extiende a la sociedad entera, a la cultura y a todas las instituciones, transformándolas y vivificándolas, de modo que efectivamente Cristo sea Rey en ellas. Ahora bien, como lo explicaré con más detalle en otra nota de esta misma serie, lo que, en el contexto actual, es típico de los lefebvrianos es una interpretación política de la realeza social de Jesucristo que implica un Estado católico confesional como el único Estado coherente con la doctrina católica. Cualquier otro tipo de postura de un católico, según Lefebvre, cedería al liberalismo político. Puede verse esto en su libro Le destronaron. Del liberalismo a la apostasía (Buenos Aires, 1987), cuyo título se refiere a la eliminación de la corona de Cristo Rey a través de una doctrina social que ya no pondría en su centro la noción de realeza social de Jesucristo.
Raíces históricas de las posturas políticas de Marcel Lefebvre
----------Examinaremos primero las raíces históricas de la posición política del fundador de la FSSPX, mons. Marcel Lefebvre, y de sus seguidores, para luego tratar acerca de la cuestión de la declaración conciliar Dignitatis humanae y la oposición radical del sector lefebvriano a este documento del Vaticano II. La intención de estas notas es resaltar las implicaciones políticas de la opción religiosa de los lefebvrianos (lo mismo hace Introvigne en su ensayo, con particular atención a la experiencia italiana).
----------La presente investigación sociológica se fundamenta principalmente en el análisis de documentos, lo cual a nivel de la sociología científica revela una carencia, pero es que el tema a investigar adolece de dificultad considerable para acceder al campo investigativo. Hay que mencionar por un lado la baja consistencia numérica de los miembros de la FSSPX, combinada con su naturaleza de enclave, lo cual dificulta la búsqueda de testigos privilegiados. El análisis sociológico al que aquí me refiero está integrado por las entrevistas discursivas con algunos miembros del sector lefebvriano, siempre sacerdotes. Aunque lo reducido del material de campo constituye un límite, sin embargo esto se ve parcialmente mitigado por la total conformidad de las opiniones de los miembros de la Fraternidad sobre los temas que aquí se investigan. En todo caso, se trata sólo de una primera reflexión exploratoria sobre un tema casi ignorado por la sociología religiosa.
----------Es difícil comprender las posturas políticas de mons. Lefebvre sin tener en cuenta el papel crucial desempeñado por su particular juicio sobre el movimiento monárquico francés Action Française, que el futuro obispo había llegado a apreciar tanto en su propia familia como a través del padre Henri Le Floch C.S.Sp. [1862-1950], superior del Seminario Francés de Roma, donde el joven Lefebvre había estudiado. Pasa por el padre Le Floch -y es incomprensible sin su influencia- todo un filón de la "derecha católica" francesa, al que sin embargo no sigue en su totalidad Lefebvre después del Vaticano II, filón derechista que es muy crítico frente a la decisión del papa Pío XI [1857-1939] de dar a publicidad la condena a la Action Française en 1926.
----------Los historiadores discuten sobre las consecuencias, en el contexto político de 1926, de la decisión de Pío XI sobre el curso de la política francesa. El debate historiográfico se refiere, en realidad, a tres elementos diferentes: 1) la decisión de Pío XI y su oportunidad política; 2) la rígida aplicación de la decisión por parte de los obispos franceses, que llegaron a negar los sacramentos e incluso el entierro en terreno consagrado, a los militantes de la Action Française que eran católicos practicantes; y 3) las razones doctrinales -ya precisadas, aunque no publicadas, en el tiempo de san Pío X- de la condena, en referencia a las posiciones filosóficas y de críticas a la religión expuestas en las obras de su fundador y líder Charles Maurras [1868-1952], ciertamente inaceptables para la Iglesia Católica. Maurras elogiaba a la Iglesia, pero exclusivamente por su papel social y político, rechazando sus doctrinas específicamente religiosas como irracionales. Vale recordar que la condena a la Action Française será luego revocada por Pio XII [1876-1958] en 1939.
----------El juicio sobre Maurras ciertamente divide en dos la derecha católica francesa. Su ala más dura defiende a la Action Française como el único baluarte contra el laicismo y el socialismo, dominantes en la vida política francesa. Pero la adhesión a las ideas de Maurras implica dos riesgos: 1) por un lado el riesgo de una ruptura con Roma, cuya enseñanza social evoluciona en el curso del siglo XX en una dirección diferente, y por otro lado, 2) el riesgo de reducir la doctrina de la Iglesia a un instrumento de un proyecto político. Es precisamente un proceso al que se asiste en la historia de la ruptura de mons. Lefebvre con Roma y de la FSSPX. (Sobre este tema, de modo general, puede consultarse el libro de J.Prévotat, Les Catholiques et l'Action française. Histoire d’une condamnation, 1899-1939, Fayard, Paris 2001). Cuanto más se arriesga contestar el Magisterio pontificio, más nos acercamos a las posiciones de Maurras.
----------Tampoco debe ser ignorado un elemento del contexto sociológico: el enraizamiento cultural de mons. Marcel Lefebvre en lo que el historiador y sociólogo francés Émile Poulat [1920-2014] llamó "civilización parroquial": una cristiandad eminentemente clerical, donde no solo no se hace nada sin el obispo, según la máxima atribuida a san Ignacio de Antioquía [c.35-c.107/113] nihil sine Episcopo, sino que, incluso, nada se hace sin el párroco, el cura, el sacerdote en general. Casi no hace falta aclarar que el resultado de esta postura es una crítica del rol de los laicos y de su libertad, proclamados ambos por el Concilio Vaticano II, algo que también está en el trasfondo de la ruptura entre mons. Lefebvre y la realidad del mundo católico conservador francés, como la corriente fundada por un influyente intelectual alguna vez cercano a los lefebvrianos, Jean Ousset [1914-1994], activista de Action Française en la década de 1930, secretario personal de Maurras, y luego fundador de Cité catholique. Ousset, si bien criticaba otros aspectos del Concilio, apreciaba los documentos sobre la autonomía de las organizaciones laicales respecto a un control del clero que, en su opinión, en la década de 1950 se había vuelto un control excesivo y sofocante.
----------En el corazón del problema está el concepto y la doctrina de la Libertad Religiosa. Será el tema de la próxima nota de esta serie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.