En particular, es necesario hoy sacar a luz del día y destruir ese engaño diabólico inventado por los modernistas, que consiste en presentar como intérpretes del pensamiento del Papa a esos cortesanos empalagosos y hábiles falsificadores, quienes, además de ser traidores e hipócritas, al mismo tiempo denigran descaradamente y se burlan de aquellos buenos católicos, los cuales, más allá de su simpleza y franqueza filial, son en realidad, con auténtico espíritu de fe y sin mezquinas adulaciones, los discípulos más inteligentes y devotos del Maestro de la fe y Pastor universal de la Iglesia. [En la imagen: fragmento de "Caída del Hombre, pecado original y expulsión del Paraíso", el sexto fresco que pintó Miguel Ángel en 1509 en la Capilla Sixtina, de Ciudad del Vaticano].
El Dios de los modernistas
----------Parece que hoy hemos retornado a los inicios de nuestra historia. El demonio ha descendido a las raíces de nuestro espíritu y de nuevo está haciendo la misma propuesta que hizo a nuestros primeros progenitores: devenir Dios. Es ese gnosticismo oportunamente condenado por el Papa en la Gaudete et exultate. Se diría que el Papa tenga plena consciencia de esta situación que estamos viviendo.
----------En efecto, después de la caída originaria, el hombre, desde los inicios de su historia, por una parte todavía sigue escuchando la voz de Dios, aunque debilitada y recibida fastidiosamente, mientras que por otra parte, el hombre sigue advirtiendo las seductoras sugerencias del demonio.
----------Y la astucia más refinada del demonio es la de hacer que la soberbia parezca humildad y la humildad parezca soberbia. Así las cosas, el creer en la verdad y proponerla a los demás pretendiendo corregirlos es soberbia, es violencia. Mientras que humildad, según cuanto el demonio quiere hacernos creer, es permanecer encerrados en los confines de este mundo sin la pretensión de mirar más allá para captar una realidad trascendente y enseñar a los demás una verdad objetiva y universal que de allí se deriva.
----------Al respecto de esto mismo, resulta interesante observar el modo con el cual Kant presenta como soberbia la pretensión de la metafísica de ir más allá de lo sensible para elevarse a lo puro inteligible, mientras en cambio Kant no se da cuenta de lo soberbio que es él al concebir una "razón práctica" fundada en sí misma, que no admite ningún deber de someterse a la voluntad divina.
----------Otra astucia de Satanás es instilar en nosotros la falsa humildad de sentirnos en tal medida pecadores, hasta el punto de creer que no podemos hacer nada bueno con nuestras fuerzas corrompidas por el pecado. El demonio nos sugiere entonces que no debemos contar para nada con nuestras obras, sino que confiemos únicamente en la misericordia de Dios. Aquella que parece humildad es en realidad soberbia, porque el demonio quiere convencernos que siempre Dios está con nosotros y nosotros estamos con Él.
----------La malicia y el engaño del "acusador" (Ap 12,10) son también los de hacernos sentir inocentes cuando somos culpables, y hacernos sentir culpables cuando somos inocentes. Esa falsa confianza nos hace sentir inocentes, mientras somos culpables; y a la inversa, nos hace creer que sea culpa el sano deseo de expiar nuestro pecado, cosa no sólo inocente, sino también debida y meritoria, haciéndonos creer que Dios nos perdona de todos modos. Temer a Dios o temer no salvarnos es pecado. Dios salva a todos. Por consiguiente, nos hace creer que quien admite un Dios que castiga, no cree en la misericordia de Dios.
----------Por lo tanto -nos sugiere Satanás-, cuando pecamos, no debemos nunca sentirnos culpables o en malestar, porque Dios ya nos ha perdonado. Pretender reparar nuestros pecados con buenas obras, sería soberbia, y sería falta de confianza en la misericordia divina. Por el contrario, debemos tener la humildad de reconocer que siempre somos pecadores perdonados.
----------Ésta es la imagen modernista del Dios misericordioso, un Dios de origen luterano, imagen hoy desgraciadamente muy extendida también entre los católicos. Esa imagen de Dios borra de la Biblia y de la conciencia moral todos los puntos que nos recuerdan la odiosidad del pecado, las consecuencias del pecado original y de nuestros pecados, los reproches de la conciencia, las exhortaciones a la penitencia, las advertencias divinas, la existencia del infierno, la lucha contra la carne, el mundo y Satanás, el valor expiatorio del sufrimiento y de la cruz y el ofrecimiento del sacrificio para la remisión de los pecados.
----------El Dios de los modernistas es un Dios que cambia y deviene (como sostienen Rahner y Kasper), un Dios que sufre (Forte), un Dios que es débil (Quinzio) y que es infeliz (Turoldo). Un Dios que no ha logrado impedir Auschwitz y que hoy no da la fuerza para rechazar la eutanasia. Un Dios que no sabe remediar el sufrimiento. De hecho, ni siquiera conoce el por qué. No condena el pecado, sino que lo compadece.
----------No sabe remediarlo, y por otra parte no le da importancia: es cosa "banal" (Anna Arendt), un simple accidente del camino (Teilhard de Chardin), una fragilidad inducida por la sociedad (Rousseau), una necesidad dialéctica (Hegel), una neurosis que hay que curar con el psicoanálisis (Massimo Recalcati). El pecado se destruye a sí mismo (Rahner). Dios es en suma un desgraciado como nosotros, un Dios que hace piedad. No castiga a los pecadores para no ofenderlos y les promete la salvación sin corregirlos.
----------Se confunde el mal de culpa con el mal de pena. Ahora bien, debemos recordar que Dios Padre, en su misericordia, efectivamente nos ha permitido, en Cristo, tener un Dios cercano, que ha vivido y padecido entre nosotros como hombre, pero en Cristo, Dios sigue siendo Dios; no pierde su impasibilidad ni su eternidad ni su inmutabilidad ni su poder. Ha sufrido como hombre y no como Dios. No ha sido abrumado por el devenir fangoso de la historia, sino que lo domina y lo guía desde lo alto; no sucumbe a la injusticia, hasta el punto de volverse incapaz de hacer justicia, descendiendo a pactos con el pecado o dejando indefinidamente que los pecadores triunfen o que los prepotentes opriman a los débiles. Sino que, al contrario, en el Juicio universal remediará todos los escándalos, reparará todos los males, dando a cada uno lo suyo.
----------El verdadero Dios es un Dios que permite el sufrimiento para mostrar su fuerza para vencerlo y para vencer, precisamente con ella, el pecado y la muerte, es un Dios que "dispersa a los soberbios en los pensamientos de sus corazones, derriba a los poderosos de sus tronos, y exalta a los humildes; colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos con las manos vacías" (Lc 1,51-53). Dios da una razón del sufrimiento como pena del pecado y como expiación de la culpa gracias al sacrificio de Cristo.
La pareja edénica y la pareja mesiánica
----------Así como en los inicios de nuestra historia el Padre revela a la infeliz pareja el engaño del demonio y el modo de liberarse de él, así también hoy el Espíritu del Señor, por medio de la Iglesia y del Papa, nos pone en guardia contra la repetición de la misma desgracia que parece acechar nuevamente.
----------También hoy es necesario que nos demos cuenta, como nuestros primeros progenitores, de que hemos sido engañados por el demonio ("la serpiente me ha engañado", Gén 3,13) y debemos decidirnos con firme voluntad volver a creer en Dios. Es verdad que la Biblia, sin embargo, no dice que Eva se haya arrepentido inmediatamente, ni dice que haya pedido perdón a Dios. Aparece inmediatamente en cambio la misericordia salvífica de Dios. Él pone enemistad entre la mujer y la serpiente, y la descendencia de la mujer aplastará la cabeza de la serpiente (Gén 3,15). Por tanto, es necesario que también nosotros declaremos la guerra al demonio, como nos exhorta a hacer el propio papa Francisco.
----------Sin embargo, no debemos maldecir el castigo merecido, que ha afectado no sólo a la pareja primitiva, sino a toda la humanidad (Gén 3,10-24). Además, Dios misericordioso mitiga este castigo con la clemencia, ya después de la caída: "hizo túnicas de pieles para el hombre y para la mujer, y los vistió" (Gén 3,1), símbolo de la gracia futura de Cristo, que revestirá la naturaleza despojada por el pecado.
----------Dios, por tanto, en su misericordia, ha querido remediar el pecado de los orígenes, de modo que a cada uno de los factores de la caída le correspondiera un elemento de reparación.
----------Él comienza poniendo en guardia contra el demonio. Todas las desgracias del hombre, por todo el curso de la historia, provienen directa o indirectamente de haber escuchado al demonio y no a Dios, por lo que así como Eva fue engañada por un ángel caído, he aquí que María será iluminada por un ángel santo.
----------Así como Eva ha pecado de soberbia, así María sobresale en la humildad. A la pareja de pecadores Adán y Eva, corresponde la pareja de justos, José y María. Adán y Eva engendran a Caín y Abel, asesinado por su hermano. José y María son los padres de Jesús, Señor de la vida.
----------A una pareja humana corresponde una pareja humana, signo de la pareja divino-humana de Cristo nuevo Adán y la Iglesia nueva Eva, animada por el Espíritu Santo. A la generación en el signo del pecado ("en el pecado me ha concebido mi madre", Sal 50,7), Dios la reparará con una generación de hijos de Dios.
----------Cabe señalar, entonces, entre otras cosas, cómo la mujer, en la historia de la salvación, muy lejos de desempeñar ese rol de minoridad, que se les ha atribuido durante milenios, viene en cambio a desempeñar un rol de protagonista, tanto antes como después del pecado, excluyendo obviamente la masculinidad del Verbo Encarnado. Es interesante observar cómo esta imagen de la mujer que se vuelve inspiradora del hombre, la encontramos, entre los diversos ejemplos que podrían citarse del pasado, en el siglo XIX, en el filósofo Auguste Comte, fundador del positivismo, aunque esta exaltación de la mujer ocurre en un contexto antropocéntrico (véase al respecto, J.Maritain, Il positivismo e la condotta umana, c.XII de La filosofia morale. Esame storico e critico dei grandi sistemi, Ed.Morcelliana, Brescia 1971, pp.367, 380-382).
----------El hombre, en cualquier caso, aparece evidentemente influenciado por la mujer, tanto en el bien como en el mal. La mujer está en contacto con el espíritu más que el hombre, tanto en el bien como en el mal. El papa san Juan Pablo II ha llamado significativamente a la mujer "madre del hombre". Evidentemente no se trata del simple hecho biológico, que puede parecer una banalidad, sino de la maternidad espiritual.
----------Así notamos cómo Eva, engañada por el demonio, aspira, en su soberbia, a "ser como Dios"; María Santísima, por el contrario, en su humildad, iluminada por el Espíritu Santo, desea ser "esclava del Señor" y de este modo anuncia la perspectiva de la filiación divina.
----------Así como Eva seduce y conduce a la perdición actuando bajo el impulso de Satanás; María Santísima, fecundada por el Espíritu Santo y movida por el Espíritu Santo, es madre de misericordia, Madre del Salvador, hijo de David, Rey de Israel, Rey del reino eterno del Padre. María repara el pecado de Eva. En definitiva, Eva es salvada por la obediencia de María.
----------El nuevo Adán repara el pecado del viejo Adán. El nuevo Adán es Cristo; la nueva Eva es la Iglesia, la cual es el reino de Dios iniciado en esta tierra, para tener su plenitud en la Parusía de Cristo al fin del mundo. Si la Iglesia es la esposa de Cristo y María es tipo de la Iglesia, repugna sin embargo imaginar o representar a María como la "esposa de Cristo", según un maximalismo mariano piadoso pero no iluminado, tal como repugna pensar en la madre de una persona que al mismo tiempo es esposa de esa misma persona. Las imágenes tomadas del sexo en teología o mantienen su sentido natural o es mejor no usarlas.
----------La Iglesia es representada en el Apocalipsis como una "mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas" (Ap 12,1-2), a punto de dar a luz "un hijo varón, destinado a gobernar a todas las naciones con cetro de hierro" (Ap 12,5), es decir, Jesucristo.
----------Si Adán ha caído en la confrontación con Satanás, ahora Cristo conduce a la Iglesia, guiada por Pedro, a la victoria sobre Satanás. Hoy Cristo lucha contra Satanás en la persona del Sucesor de Pedro. Los modernistas, sugestionados por influencias diabólicas, con hábiles imposturas, quisieran presentar al Papa como modernista, circundándolo de falsos devotos y colaboradores que hacen el juego del demonio, al traicionar y falsificar el Magisterio pontificio. Algunos, como el padre Sosa, han llegado a tal punto de audacia, como para revivir la vieja fábula de que el demonio es sólo un "símbolo del mal".
----------Es necesario desenmascarar y refutar a estos agentes del espíritu de las tinieblas, a fin de salvaguardar la buena reputación del Papa, y permitirle hacer llegar, como Vicario de Cristo, la luz del Evangelio a todo el mundo. Al mismo tiempo, es necesario que todos los buenos cardenales, obispos, teólogos y fieles se unan y estrechen filas en torno al Sucesor de Pedro para frustrar las tramas de los modernistas y para ofrecer al pueblo de Dios la correcta interpretación de sus enseñanzas, a menudo falseadas y distorsionadas por los modernistas, favoreciendo a sus intereses deshonestos, encaminados a hacer desviar a los fieles de la recta fe.
----------Y que el lector no se escandalice si acabo de citar a todos los buenos cardenales, porque es una evidencia que existen los otros. Por citar sólo un caso: es difícil imaginar cómo un cardenal Ravasi, que, siguiendo a Rahner, considera la historia del pecado original como un "mito etiológico", exalta a la masonería y se dedica al culto de la Pacha Mama, pueda llevar a cabo convenientemente esta ardua misión del Cardenal, como colaborador del Romano Pontífice. Y cito solamente un caso.
----------En particular, es necesario hoy sacar a luz del día y destruir ese engaño diabólico inventado por los modernistas, que consiste en presentar como intérpretes del pensamiento del Papa a esos cortesanos empalagosos y hábiles falsificadores, quienes, además de ser traidores e hipócritas, al mismo tiempo denigran descaradamente y se burlan de aquellos buenos católicos, los cuales, más allá de su simpleza y franqueza filial, son en realidad, con auténtico espíritu de fe y sin mezquinas adulaciones, los discípulos más inteligentes y devotos del Maestro de la fe y Pastor universal de la Iglesia.
----------Efectivamente, la insidiosa labor de los modernistas es tan demoníaca como la he tratado de pintar a grandes rasgos líneas arriba, sin extenderme por ahora en su descripción. Pero no debemos pasar por alto que lo mismo puede decirse de los pasadistas (o lefebvrianos y filo-lefebvrianos, o indietristas, como dice el Papa), que son cómplices de los modernistas en esta labor destructiva, precisamente porque también quieren hacernos creer que el Papa es un modernista, y que son modernistas los documentos del Concilio Vaticano II, y que, por ende, es modernista todo el Magisterio pontificio postconciliar. Por supuesto, esto es lo que piensan los pasadistas, aunque por motivos diferentes a los modernistas.
Estimado padre Filemón: en la primera parte de su artículo usted escribía: "En general, ya no se trata de corregir, de amonestar, de reprender, de redargüir, de condenar, de refutar, de prohibir, de castigar, sino sólo de abrirse, de dialogar, de compartir, de comprender, de acoger, de integrar, de acompañar, de compasionar. No ya selección prudente de quién puede formar parte de la Iglesia y quién no, sino acogida indiscriminada y descriteriada, no ya severidad intransigente, sino ternura misericordiosa. Sin embargo, el hecho es que los modernistas, con refinada hipocresía, son verdugos duros, crueles, vengativos e inexorables justicieros contra aquellos que no aceptan sus puntos de vista y no encajan en su falso concepto de Iglesia."
ResponderEliminarEn esas cuatro líneas se contienen los últimos once años, pero ¡ay de usted si menciona el nombre del Innominado!
Estimado Don Benja,
Eliminarno es buena esa mirada suya descorazonada y amarga acerca del poder de los modernistas. En mi artículo he de describir con precisión cómo será su final. Mientras tanto, seamos pacientes y demos buen ejemplo de fidelidad al Papa.
Estimado Don Benja,
Eliminarpor otra parte, es cierto que el Papa está rodeado de modernistas por su imprudencia y acaso también por su oportunismo. Sin embargo, él es siempre el Pastor de la Iglesia, a quien debemos obediencia.