En una entrevista publicada el 29 de enero de 2024 por el periódico italiano La Stampa, el papa Francisco, hablando sobre las reacciones a la declaración Fiducia supplicans, aseguró que no teme eventuales nuevos cismas en la Iglesia, y habló de la existencia en la Iglesia de lo que llamó "pequeños grupos ideologizados". Tal expresión tiene relación con su relevante discurso de hace casi diez años, el discurso de clausura a la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, el 18 de octubre de 2014. Tratando de comprender tales expresiones del Santo Padre, y luego de todo lo considerado en las seis primeras publicaciones de esta serie, abordemos ahora el tema de un modo más sistemático y articulado. [En la imagen: el cardenal Alfredo Ottaviani].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
viernes, 16 de febrero de 2024
Los pequeños grupos ideologizados (7/13)
El planteamiento del problema
----------Todos advertimos hoy que los católicos estamos profundamente divididos entre nosotros de una forma nueva, que nunca antes había sucedido hasta ahora en la Iglesia. No hace falta tener el amor por la Iglesia de una santa Catalina de Siena para darse cuenta con dolor y desconcierto que estamos viviendo un momento dramático, en el cual los escándalos, las extrañezas, los malos ejemplos y las polémicas se suceden cotidianamente unos y otros en un torbellino de superposición que parece no tener fin.
----------Un hecho evidente que nadie que tenga los ojos abiertos y amor por la Iglesia puede negar es que esta perturbación, esta agitación, esta confusión, esta conflictualidad, esta desgraciada oposición entre los indietristas y los modernistas ha surgido inmediatamente después de que el Concilio Vaticano II concluyera en 1965 sus labores. Por ejemplo, piénsese solamente en el famoso '68.
----------De hecho, todo ha comenzado en ese preciso momento, con la clausura de las labores del Concilio Vaticano II. El papa san Juan XXIII, como es sabido, esperaba del Concilio el advenimiento de un nuevo Pentecostés. Y, de hecho, si leemos las enseñanzas del Concilio rectamente interpretadas, ellas en verdad contienen el estímulo para un poderoso salto hacia adelante de la Iglesia en la historia.
----------¿Pero qué habrá sucedido entonces, para que tan sólo diez años después el papa san Paulo VI denunciara angustiado que en lugar de llegar una nueva primavera, había llegado una tempestad? Nunca hasta entonces se había producido semejante desastre después de un Concilio Ecuménico, ya que los Concilios, hasta entonces, orientados a mejorar las cosas, siempre de hecho las habían mejorado. ¿Qué ha sucedido entonces con el Concilio Vaticano II? Los frutos, por supuesto, no faltaron, y había sido verdaderamente necesario celebrar el Concilio para remediar diversos males existentes en la Iglesia e incrementar ciertos bienes. Pero entonces ¿por qué aconteció la tempestad en lugar del sol primaveral?
----------Observadores agudos e imparciales, como fue el caso por ejemplo de Jacques Maritain (Le paysan de la Garonne. Un vieux laïc s’interroge sur le temps présent, Desclée de Brouwer, Bruges 1967), se dieron perfecta cuenta, inmediatamente, del surgimiento de dos partidos contrapuestos: por un lado los lefebvrianos y por otro lado los modernistas, a quienes mucha prensa ya influenciada por los modernistas llamaba respectivamente con los eufemismos de "conservadores" o "tradicionalistas" (en sentido despectivo) y "progresistas" (estos segundos eran, según los medios, la verdadera Iglesia).
----------Pero el cardenal Alfredo Ottaviani [1890-1979], siendo Pro-Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ya el 24 de julio de 1966, con lucidísimo análisis de la situación, enviaba a los Obispos un elenco de 10 errores modernistas como falsa interpretación de las doctrinas del Concilio, errores que se volvían encontrar subsecuentemente en documentos como el Catecismo Holandés y el Curso fundamental sobre la fe de Rahner, que todavía hasta hoy siguen siendo influyentes en el panorama de la teología actual.
----------Muchos entre nosotros se preguntan: ¿este fenómeno que se ha producido es, respecto al Concilio, un simple post hoc o es un propter hoc? Los lefebvrianos afirman el propter hoc, pero se equivocan. Se trata de un simple post hoc causado por una colosal estafa, una colosal obra de falsa interpretación y falsificación del Concilio llevada a cabo por los modernistas, sin que hasta ahora la Iglesia haya logrado frenar esta operación.
----------Por cierto, una cosa que crea gran malestar, está dada por el hecho de que muchos entre nosotros se consideran católicos o son considerados católicos pero asumiendo no accidentalmente, sino intencionadamente, programáticamente y obstinadamente, ideas y comportamientos que contradicen el ser católico tal como la Iglesia define el ser católico, con la pretensión de presentar como modelo el propio ser católico contra lo que la Iglesia define ser católico y por tanto negando el ser católico al partido adversario.
----------Algunos incluso parecen sentir terror de definir qué cosa significa "católico". Ellos definen con desprecio "identitarios" a aquellos católicos que se sienten conmovidos por esta preocupación, casi como si esta preocupación, que refleja claridad, honestidad y lealtad, implicara o sobrentendiera un deseo de presuntuosa contraposición a los otros, cuando en cambio es condición necesaria para cualquier diálogo constructivo, como ya advertía Aristóteles: en las discusiones lo primero que hay que hacer es definir el significado de las palabras; sólo subsecuentemente se pasa a discutir el significado de los conceptos, de lo contrario se juega sobre el equívoco y se llega a falsos acuerdos que dejan intacto el conflicto.
----------Sucede también que el adjetivo "católico" o viene usado en sentido impropio o inoportuno o viceversa es negado donde y cuando sería necesario u oportuno. Por ejemplo, ¿qué sentido tiene hablar de un "banco católico"? ¿Tiene todavía sentido titular una revista "civiltà cattolica"? ¿No sería mejor otro título, por ejemplo: la civilización libre o la civilización fraterna? ¿Con qué derecho un movimiento católico entre los otros reclama para sí o monopoliza el título de "acción católica"? ¿Quizás los otros movimientos católicos no son católicos?
----------Y a la inversa, ¿por qué rechazar el término "filosofía católica"? ¿Para hacer entrar a Descartes, Kant o Hegel? Si existe la presencia de católicos en política, ¿por qué no hablar con franqueza de un partido católico, no necesariamente institucional y sin embargo sí efectivo? ¿Acaso es que el Evangelio no tiene nada que decir en el guiar la política? Esto naturalmente no excluye, sino que implica, que luego en lo interno de este movimiento no puedan existir opiniones contrarias, para permitir que haya católicos tanto en el gobierno como en la oposición.
----------Notamos, por otra parte, que la novedad de la actual situación eclesial no está dada por el surgimiento o por la persistencia de posiciones heréticas o cismáticas. Las herejías y los cismas siempre han surgido en la Iglesia. Pero siempre ha sucedido que los herejes y los cismáticos, conscientes de no ser ya católicos, lo han dicho abiertamente y han salido de la Iglesia o han sido expulsados por la autoridad eclesial, formando comunidades por cuenta de ellos sin pretender ser ya católicos de la Iglesia que habían abandonado.
----------En otros términos, los herejes y los cismáticos, en otras épocas, constatando a su juicio que la Iglesia católica se desviaba de Cristo, han rechazado el ser católico en nombre del ser cristianos, considerando ser ellos los verdaderos fieles a Cristo contra los católicos, considerados falsos cristianos. Por este motivo han asumido otras denominaciones para distinguirse de los católicos, como por ejemplo arrianos, nestorianos, valdenses, ortodoxos, luteranos, calvinistas, anglicanos, etc.
----------Asumiendo ideas contrarias a las de la Iglesia, han comprendido que no podían en lo interno de la Iglesia tener al mismo tiempo una tesis y su opuesta, por lo cual, han identificado y adoptado su tesis, opuesta a la católica, designándola con el nombre del hereje que la había inventado. Pero lógicamente ya no han querido permanecer en la Iglesia y continuar considerándose católicos, mientras que las autoridades eclesiales, por su parte, lógicamente les han negado la designación de católicos, pensaran lo que pensaran los propios herejes o los cismáticos, a fin de hacer claridad entre los fieles, para mantener claro el concepto de católico y evitar que se llamara católico a lo que no es católico. De hecho, obviamente corresponde a la Iglesia católica y no a los otros, definir lo que quiere decir ser católico. Es católico quien sigue la doctrina católica definida por la Iglesia católica. Asimismo, corresponde a ella, no a otros, definir cuál es la Iglesia Católica.
----------Sólo que ha sucedido y sucede desde hace sesenta años a esta parte que, después del Concilio Vaticano II y a causa de su mala interpretación, desgraciadamente extendida también entre pastores y teólogos, por lefebvrianos y modernistas, ha sido malentendida la óptima y saludable intención del Concilio de obtener de los hermanos separados su plena comunión con la Iglesia católica y a la vez el igualmente óptimo y saludable propósito de poner en luz junto con los hermanos separados el patrimonio común de verdad que ha permanecido intacto después de la separación de ellos de la Iglesia, a fin de constituirlo como punto de partida para la corrección de sus errores y su plena integración en la Iglesia católica.
----------Hoy por hoy existen también dos historiografías contrapuestas, entrambas unilaterales, de las labores del Concilio; uno de impronta modernista, de la Escuela de Bologna de Giuseppe Alberigo y Alberto Melloni y la otra, filolefebvriana de Roberto De Mattei (Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta, Edizioni Lindau, Torino 2010). Seguimos todavía en la espera de una verdadera historia, digna de un historiador, es decir, objetiva, imparcial e inteligente de un historiador iluminado por la fe católica y por la comunión con la Iglesia.
----------Este trabajo podría contribuir muchísimo a la conciliación entre los dos partidos, mostrando por una parte que las doctrinas del Concilio no están encerradas en los términos de un evento histórico, sino que clarifican los datos de la Tradición, y por la otra que ellas no tienen nada modernista ni contrario a la Tradición, sino que son precisamente la guía iluminada por el Espíritu Santo para afrontar y resolver, a la luz de la Tradición, los desafíos de nuestro tiempo, a fin de ampliar los límites de la Iglesia y mejorar su santidad.
----------¿Qué cosa entonces ha sucedido en muchísimos casos? Que los dogmas católicos negados por los hermanos separados han sido relativizados o vueltos facultativos o interpretados en el sentido de los herejes a causa de un malentendido propósito de un acuerdo con ellos.
----------La equivocidad del nombre católico ha nacido de esta confusión o acuerdo espurio que no tiene nada que ver con los acuerdos ecuménicos deseados por el Concilio, sino que genera en cambio la confusión en la cual vivimos hoy, y en la cual católico significa todo y lo contrario de todo y los pastores y los teólogos a menudo, en lugar de aclarar, precisar, identificar y distinguir, agravan el equívoco y la confusión.
----------Está claro que detrás de estos falsos acuerdos, detrás de esta confusión, detrás de este falso irenismo y ecumenismo o pluralismo, existen intereses y orientaciones prácticas mezquinos, egoístas e inconfesables, y ellos son: la voluntad de dominio, la sed de éxito, el laxismo moral o, por el contrario, el rigorismo farisaico, la presunción, el fundamentalismo, la facciosidad, el sectarismo, la soberbia, la envidia, la vanidad, los celos, el exhibicionismo, la mundanidad, la hipocresía.
----------El nudo de fondo de la cuestión no es demasiado difícil de individuar: se trata de la relación entre el factor conservador y el factor progresista de la Iglesia. El concepto del ser católico se centra en la cuestión del concepto de Iglesia. Aquí radica el desacuerdo de fondo hoy en acto entre nosotros los católicos. Es aquí, por lo tanto, donde es necesario trabajar por la paz y la concordia en la Iglesia.
----------En la actualidad, sin embargo, lo que ocurre es que lo que debería ser una normal y constructiva dialéctica (en el sentido aristotélico-tomista de diálogo) entre el factor de estabilidad y el de reforma, presente en toda sociedad, ha asumido una forma patológica, traumática, febril y lacerante.
----------En estos sesenta años se ha ido cavando progresivamente entre ambas partes una brecha que parece cada vez ya menos superable, aunque tradición y progreso, conservación y reforma, serían de por sí para combinarse juntos y complementarse recíprocamente.
----------Una pregunta que nos hacemos es: ¿cómo es posible que a un Concilio, cuyo mismo nombre de por sí dice amor, conciliación y paz, haya podido seguir en cambio la división, el odio y la guerra? Un motivo que ciertamente no es una verdadera causa o explicación, pero que puede ser considerado una ocasión o circunstancia que ha dado espacio a la intervención del diabolos, del divisor, es el hecho de que el Concilio Vaticano II ha sido diferente de todos los demás Concilios, diferente por cómo ha nacido, diferente por el lenguaje, diferente por la temática abordada, diferente por la enorme cantidad de Padres conciliares, diferente por la cantidad de documentos, diferente por su bajo grado de autoridad, diferente por la fuerte necesidad de ser bien interpretado a causa de la imprecisión de ciertas expresiones.
----------Menciono ahora sólo el cómo ha nacido, reservándome el aclarar a lo largo de este escrito las demás diferencias. Los precedentes Concilios habían surgido siempre porque fueron invocados o esperados, a veces con insistencia y súplicas, por santos, profetas o pastores o teólogos celantes, que denunciaban al Romano Pontífice la necesidad de que hiciera claridad sobre puntos de fe oscuros, controvertidos o negados, puestos en duda por los herejes o supuestos herejes, poniendo de acuerdo, conciliando ("concilio") a las almas divididas y restableciendo la paz en la Iglesia, eventualmente expulsando a los perturbadores.
----------Ahora bien, el Concilio Vaticano II efectivamente ha sido preparado por un movimiento reformador, de teólogos, profetas y pastores, que se habían dado cuenta de que era necesario corregir ciertos errores o abusos, eliminar ciertos males o mejorar ciertas cosas o abolir otras.
----------Jacques Maritain y el padre Yves Congar se distinguieron en esto. Pero ellos nunca pensaron en invocar un Concilio. Ellos se habían limitado a tomar en consideración cuanto de válido había en las instancias de los modernistas, evitando sus errores e insertando sus propuestas válidas en la estela de la Tradición y en el horizonte de la doctrina de la Iglesia; exactamente como lo habría de hacer luego el Concilio Vaticano II. Por esta razón, muchas de sus ideas entraron a formar parte de las doctrinas del Concilio.
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Estimado Padre, yo tengo experiencia como mediadora, por profesión, y me gustaría señalar una cosa... en este momento histórico en la Iglesia falta una función de mediación de los Pastores y Laicos comprometidos... es decir, falta ese método que permita "examinar todo y conservar lo bueno "... todos alineados en bandos, de modo que si uno está a favor del Papa Francisco" no escucha a quien lo critica y automáticamente lo trata como una persona inescuchable que se equivoca... y viceversa.
ResponderEliminarUn buen mediador debe estar super partes e intentar comprender a ambas partes, y trabajar por su conciliación partiendo de los puntos comunes. En lugar de eso, es como si nos encontráramos en el clima vivido en Argentina en los últimos años con las discusiones que surgieron entre los "talibanes de las vacunas" y los "no vax"... luego descubrimos que se utilizaron técnicas de manipulación psicológica para fomentar este desprecio mutuo. ... en lugar de intentar comprender las razones de cada una de las partes y utilizar una ley como la del "consenso informado" que dejaba la libertad de decidir de una forma u otra. De modo que el verdadero problema era precisamente la limitación de la libertad.
Ahora bien... también en la Iglesia tenemos un gran manipulador que crea discordia día y noche (el diablo) y que nos hace creer que un lado es bueno y el otro es malo y viceversa... quizás necesitemos empezar de nuevo, partiendo del escuchar sin prejuicios y encontrar lo que ambas partes tienen en común: ¡la Iglesia! Y suavizar los errores y malas interpretaciones de ambas partes... quizás utilizando nuestra Ley... la "Palabra de Dios" y el magisterio de la Iglesia de estos dos mil años... no sólo de los últimos años... pero ¿dónde están hoy los pacificadores, los mediadores en la Iglesia? ¿Los que escuchan al Pueblo de Dios? Si nosotros, laicos comunes y corrientes, vemos a Cardenales, Obispos, Sacerdotes criticándose unos a otros sin dejar espacio para un diálogo constructivo… ¿qué buen ejemplo tenemos?
Estimada María Benita,
Eliminarconcuerdo con cuanto usted dice.
Tenemos una gran necesidad de mediadores de paz hacia todos, pero en particular en lo interno de la Iglesia, siguiendo el método que usted expone y que yo describo detalladamente en mi artículo.
La cosa fundamental a hacer, es conocer las verdades que nos mancomunan, estar animados por una gran caridad y tener una plena fidelidad al Papa, a pesar de esa legítima libertad de crítica, que también expongo en mi artículo.
Y para una mediación correcta... yo diría que hace falta discernimiento... miremos los hechos... como nos enseña nuestro Señor Jesús... dado que son siempre el fundamento de un punto de partida verdadero... y cumplamos con el mandamiento del SI SI NO NO y aquel de... ESTÁ ESCRITO... de Jesús en las tentaciones... el resto son palabras al viento.
EliminarLas guerras son necesarias.
ResponderEliminar"Entonces oiréis de guerras y rumores de guerras. Tened cuidado de no alarmaros; es necesario que todo esto suceda..."
EliminarLa historia lo confirma.
Eliminar“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
EliminarEstimado Gabriel,
Eliminarlamentablemente, en el actual estado de naturaleza caída, donde está todavía activa la maldad humana y existen los violentos y los prepotentes, incapaces de escuchar razones, cuando no hay otro medio para persuadirlos, la única solución para detenerlos, siempre que sea posible, es el uso moderado de la fuerza militar.
Ahora bien, ¿cómo llamar a este uso moderado de la fuerza militar?
El hecho es que el Santo Padre, cuando habla de guerra, siempre entiende referirse a una cosa odiosa.
Por ello es conveniente utilizar otras expresiones, como por ejemplo operación militar o bien legítima defensa.
Por el contrario, cuando estemos en la Jerusalén celestial, las guerras ya no existirán, porque nos encontraremos en una humanidad perfectamente pacífica y fraterna.
"el uso moderado de la fuerza militar". A mí me parece una utopía.
EliminarEn el resto del post, estoy de acuerdo.
Extrañas coincidencias políticas y religiosas en el mundo... Tentativas de asesinar al Papa....
ResponderEliminarExtraña Unión Europea... que me parece más que Unión una ocupación...
¿El 68 ha sido causado por el Concilio? ¿Y luego qué más? ¿Pero no han sido los Estados Unidos los que nos trajeron el 68? ¿A Kennedy quién lo ha asesinado, el 68?, ¿O el Concilio?...
Estimada Miriam,
Eliminarcreo que el '68 no ha sido fruto del Concilio, sino de un movimiento modernista, que inmediatamente ha invadido los Estados Unidos y Francia.
En cuanto a los atentados al Papa y a Kennedy, los asesinos podrían haber sido representantes de los dos bloques de entonces (Estados Unidos y Rusia), contrarios a la obra de conciliación entre Occidente y Oriente, que era llevada adelante por estos grandes hombres, que pasarán a la historia como grandes fautores de paz.