miércoles, 21 de febrero de 2024

Teología escolástica y tomista preconciliar y postconciliar

La filosofía tomista tiene hoy una ocasión extraordinaria para ponerse al servicio de la Iglesia y a ello estamos estimulados por el Papa mismo y por eso estamos seguros de trabajar en plena comunión con la Iglesia, en la certeza de llevar adelante la verdadera reforma del Concilio Vaticano II. [En la imagen: fragmento de "Santo Tomás de Aquino ante el crucifijo", témpera sobre madera, del 1423-1426, obra de Stefano di Giovanni llamado "Il Sassetta", originalmente era el elemento central de la prédelle du Polyptyque de l'Arte della Lana, Capilla del Arte de Lana (destruida), Siena; hoy en Roma, en los Museos Vaticanos].

----------Me ha alegrado que el doctor Carlos Daniel Lasa haya publicado sus comentarios a mis análisis referidos a una publicación suya en la que se refería a la reciente Carta apostólica Ad theologiam promovendam, del papa Francisco (véase en este blog el artículo Carlos Daniel Lasa lidiando con la teología y con el Papa). En su nueva publicación, titulada Respuesta a un tal Fr. Filemón, Lasa extracta algunos de mis textos, los comenta, los objeta, me solicita aclaraciones y me hace preguntas, de modo que con muchísimo gusto trataré de responder aquí a sus requerimientos, poniendo ante todo por delante que lo que me mueve no es la mera polémica, sino la convicción de que el diálogo honesto, que inicia resaltando lo que nos une y mancomuna, y que luego confronta argumentos en la búsqueda de la verdad, es útil para entrambos (y para nuestros respectivos lectores), sobre todo porque aquí el objetivo es interpretar rectamente un importante documento del Magisterio de la Iglesia, que precisamente se refiere a nuestra compartida profesión de filósofos y teólogos.
----------A ese respecto, y dado que el prof. Lasa se ha referido solamente a pasajes míos a los que ha objetado o me ha pedido aclaraciones, debo suponer que sobre el resto Lasa debe estar substancialmente de acuerdo, tal como yo también así lo manifestaba en mi publicación anterior, donde comenté su texto completo, lo mismo que haré ahora, dando mi acuerdo a las afirmaciones de Lasa sobre las que concuerdo y haciendo las debidas aclaraciones sobre los demás pasajes, de acuerdo a mi franco y honesto entender.
----------Una cosa más, antes de iniciar la tarea. Dado que el doctor Lasa no es habitual lector de mi blog (de fines simplemente divulgativos), por eso debo suponer que él no esté al tanto de un fundamental principio directriz en mi tarea de interpretación de las enseñanzas y de la obra del Papa actual, como de cualquier otro Papa. En primer lugar, que siempre debemos distinguir en el Romano Pontífice su oficio de Maestro de la Fe, de su oficio de Pastor de la Iglesia Universal. Respecto a lo primero, en su oficio docente, cuando nos enseña todo lo relativo a la Fe y a la moral, sus enseñanzas son siempre verdaderas y no pueden ser negadas ni puestas en discusión. Respecto a lo segundo, en su oficio pastoral y de gobierno, las directrices del Papa pueden ser respetuosamente cuestionadas a nivel teórico (lo cual no quita nuestro deber de obediencia en la práctica, como fieles católicos). Ahora bien, en uno y en otro aspecto, entiendo que la misión del teólogo implica dos tareas: por un lado, la colaboración con el Papa en la difusión y profundización teológica de aquellos temas sobre los que él insiste, y, por otro lado, la complementación al Papa, lo cual implica tratar de aquellos temas sobre los cuales el Papa no insiste tanto, o bien descuida, o a los que no hace en absoluto referencia.
----------Pues bien, aclarado muy sucintamente ese presupuesto, estimado Daniel, divido el discurso de su nuevo artículo en varios puntos, para su comodidad y la mía:
   
----------1. Dice el doctor Daniel Lasa: "Si entiendo bien, a juicio de Fr. Filemón, dos serían mis errores principales, aunque, en realidad, a mi juicio, se trataría del mismo. En efecto, el primer error consistiría en sostener que el actual Papa rechaza la metafísica. Y el segundo, en atribuirle al documento papal la afirmación de lo singular en detrimento de lo universal en el punto de partida mismo de la teología.
----------Me explico. En el documento papal se pone la singularidad por encima de lo universal como consecuencia del rechazo del conocimiento directo del ser. En virtud de esto, el Papa propone, como método teológico, el método inductivo.
----------Resulta curioso que, al respecto, nuestro mismo objetor afirme: 'Es cierto que el Papa, en esta carta Ad theologiam promovendam, exalta el método inductivo y no habla del deductivo. Esto ciertamente es una carencia en este motu proprio…'.
----------Le pregunto, entonces, a Fr. Filemón: ¿puede, el Papa, haber omitido, dándola por supuesta, la existencia de la dimensión deductiva del método teológico? ¿Puede haberse olvidado de tan importante aspecto del método teológico? ¿O, más bien, ha sido riguroso desde el punto de vista lógico toda vez que el método deductivo no resulta compatible con una razón hermenéutica mediante la cual la 'nueva teología' pretende llevar a cabo un intellectus fidei?"
----------Respondo: Por cuanto respecta a la consideración que tiene el Papa de la metafísica, no podemos en absoluto decir que el papa Francisco rechace la metafísica, porque sería como negar que la razón es necesaria para llegar a la fe. Es cierto que no habla nunca de metafísica, pero al mismo tiempo nunca habla de ella con desprecio. En efecto, a este propósito, yo he publicado mi estudio sobre algunos puntos de metafísica que Bergoglio, estudiante en Alemania, puso por escrito al final de sus estudios.
----------Además, la clara recomendación de la metafísica la encontramos en la reciente recomendación que el Papa ha hecho de santo Tomás de Aquino, como Doctor universal de la Iglesia.
----------Por cuanto respecta al método inductivo, es cierto que en la Carta citada este método aparece solo, sin el método deductivo. ¿Cómo explicar este hecho? Que por una parte el Papa quiere poner en evidencia que no sólo el saber, sino también la pastoral, usan el método inductivo. La pastoral lo usa para individuar los casos particulares, que es necesario conocer para poder aplicar las normas universales.
----------Por consiguiente, el método de la deducción está sobrentendido como procedimiento por el cual desde lo universal abstracto se determina lo singular concreto. Pero también la deducción especulativa está sobrentendida, porque ella es necesaria para la teología.
----------Por cuanto respecta a la relación entre singular y universal, el Papa ciertamente tiene en su corazón la preocupación por el valor de la singular o individual persona, valor que prevalece sobre la universalidad de la naturaleza. Sin embargo, cuando el Papa habla de fraternidad y de igualdad, es evidente que quiere subrayar la importancia de la universalidad de la naturaleza humana.
----------El hecho de que el Papa hable de la inducción es su elección pastoral. Ahora bien, la observación que yo modestamente haría es que hoy por hoy se está incluso exagerando en el uso del método inductivo, mientras que, a mi modo de ver, sería bueno recordar la importancia del método deductivo. Y aquí tenemos un ejemplo de lo que decía en la introducción al explicar la regla que me guía en mi oficio de filósofo y teólogo al servicio de la Iglesia: colaborar con el Papa difundiendo sus enseñanzas, pero en ocasiones saber también complementarlo, precisamente en aquellos aspectos que el Papa descuida o no trata suficientemente o deja de lado.
----------Es cierto que los modernistas sienten repugnancia por la deducción, pero yo no puedo creer que el Papa guarde silencio sobre este tema por temor a los modernistas.
----------Sobre el hecho de que el Papa acepte el método deductivo no debemos albergar ninguna duda, porque de lo contrario pondría forzosamente en duda el poder de la razón, haciendo imposible la fe.
----------Para demostrar este hecho, sería ya suficiente que el Papa haya recomendado a santo Tomás de Aquino, como lo hizo, y repetidamente, proponiéndolo como modelo de teólogo y Doctor Común de la Iglesia.
----------Una modesta opinión personal: es posible que el Papa esté preocupado por una forma de deduccionismo autoritario, que puede dar lugar a ideologías y a regímenes totalitarios.
   
----------2. En segundo lugar Lasa expresó: "El objetor me deja sin palabras cuando afirma: 'Ahora bien, cuando el Santo Padre hace aquí referencia a 'formule e schemi del passato', es más que evidente que se está refiriendo a una teología escolástica ya superada por aquella teología, escolástica también, pero más avanzada, que es la promovida por el Concilio Vaticano II, a fin de hacer a la teología más en contacto con los hombres de nuestro tiempo, de tal modo que ellos puedan ser más receptivos a la escucha de la Palabra de Dios. Es probable que Lasa, por lo ya dicho en los breves datos biográficos indicados al principio, no haya conocido tal teología escolástica, que providencialmente otros muchos hemos conocido. O más bien, es probable que Lasa no conozca no sólo la nueva escolástica teológica, sino tampoco la antigua, salvo por sus textos, pero si así fuera, se haría más incomprensible lo que expresa'.
----------Confieso que siempre creí, desde la lectura de la obra de A. M. Landgraf y de otros grandes autores como C. Baeumker, Ghellinck, Grabman, Gilson, Dom Lottin, que había una sola teología escolástica. Desconozco por completo la teología de la que habla este fraile. Al respecto me gustaría saber cuál es la naturaleza de la nueva teología escolástica y en qué radica su 'superación' respecto de aquella practicada por los grandes doctores de la Iglesia católica".
----------Respondo: debemos entendamos acerca del concepto de teología escolástica. Los modernistas, como se sabe, sienten desprecio por la teología escolástica. Ahora bien, el Santo Padre, al proponer sus directrices acerca del progreso de la teología a la luz del Concilio Vaticano II, no rechaza en absoluto la teología escolástica, sino que, proponiendo nuevamente a santo Tomás de Aquino, la confirma.
----------Usted, mi recordado y querido amigo Lasa, dice que la teología escolástica es una sola. Sobre ello puedo estar de acuerdo. Sin embargo, nosotros sabemos que esta teología es un organismo viviente, es un saber que progresa de manera continua, siempre en la fidelidad a los valores perennes.
----------Por eso mi intención en el comentario que hice a la Carta del Papa acerca de los deberes del teólogo de hoy, era solamente la de sostener la continuidad de la teología tomista, que frecuentemente llamamos teología escolástica, en las formas nuevas que ella puede y debe asumir aplicando las directrices del Concilio Vaticano II acerca del modo de seguir a santo Tomás conforme a las exigencias de los hombres de nuestro tiempo.
----------Por otra parte, es también intrínseco al mismo método de santo Tomás de Aquino elaborar una teología escolástica en continuo progreso, de modo de enriquecer continuamente el conocimiento del dato revelado, según lo que discernimos de las necesidades de los hombres de nuestro tiempo.
----------En efecto, en nuestro tiempo presente la Iglesia debe dialogar y evangelizar en un contexto cultural que ha cambiado profundamente respecto al del preconcilio, por lo cual es necesario conservar la doctrina tomista, pero enriquecida, utilizando los aportes positivos del pensamiento moderno, y ofreciendo propuestas y soluciones no sólo a las nuevas problemáticas planteadas por los descubrimientos científicos y por el desarrollo tecnológico de hoy, sino también por las nuevas ideologías y herejías.
----------En conclusión, por cuanto respecta a la teología escolástica, debemos decir que existe una teología escolástica y tomista preconciliar, y puede y debe existir una teología escolástica y tomista postconciliar.
   
----------3. A continuación me solicita Lasa: "Le pediría, además, me explique qué alcance tiene, en el documento papal, la proclamación del giro epistemológico y metodológico en el ámbito de la teología".
----------Respondo: Este pedido de Lasa tiene relación con unas expresiones suyas en su artículo anterior, donde él explicaba la Carta del Papa en los siguientes términos: "De allí que la teología actual exija re-pensarse tanto epistemológica como metodológicamente. La reflexión teológica, nos dice el Papa, está llamada a operar un cambio de paradigma (n.4). Dado que la teología está llamada a ser contextual, es decir, a ser 'capaz de leer e interpretar el Evangelio en las condiciones en las cuales los hombres y las mujeres viven cotidianamente' (nº 4), aquella se ejercerá a partir del diálogo con las diversas tradiciones y con los distintos saberes y disciplinas. De allí la nota de inter-disciplinariedad que caracteriza este nuevo locus".
----------Y por mi parte, en referencia al pasaje de Lasa antes citado, yo comentaba en mi artículo anterior, que el nuevo paradigma que propone el papa Francisco no es otra cosa que el programa del Concilio Vaticano II, porque con el Concilio de nuestro tiempo ha ocurrido un verdadero giro epocal, un punto de inflexión, y ello en el sentido del famoso discurso inaugural del papa san Juan XXIII, según el cual hoy la Iglesia quiere profundizar de una manera más evangélica el valor de la divina misericordia.
----------Por cuanto respecta al giro o punto de inflexión epistemológico, puede ser interpretado como un cambio de intereses, que nos obligan a adoptar orientaciones científicas adecuadas a las nuevas cuestiones que están ante nosotros y nos interpelan. Por ejemplo, hoy es urgente hacer uso de la sexología para afrontar las difíciles cuestiones de la ética sexual, que se están planteando en el presente. O bien, por ejemplo, se impone el uso de la física cuántica para arrojar luz sobre las posibilidades de la actividad cerebral y de la correspondiente construcción de máquinas (la llamada inteligencia artificial), con las cuales potenciar las actividades del cerebro y en consecuencia las mismas actividades espirituales de la persona. 
----------Por cuanto respecta al giro o punto de inflexión metodológico, se trata de un nuevo y más profundo enfoque o aproximación, a nivel teológico y moral, al gran tema de la misericordia en conexión con la justicia. O bien podemos pensar también, en nuevos métodos de evangelización y por tanto en la invención de nuevos lenguajes y de nuevas aplicaciones del método de la inculturación.
----------Por otra parte, es necesario elaborar un nuevo método respecto a nuestro modo de relacionarnos con la naturaleza, de modo tal de llevar adelante la reconciliación del hombre precisamente con la naturaleza, sanando el conflicto que es consecuencia del pecado original.
   
----------4. Seguidamente expresa el amigo Lasa: "El referido admite que el Papa hace alusión al ser en términos de relación. Y razona de la siguiente manera: '… pero está claro que lo relativo es relativo a un absoluto, el cual evidentemente es superior a lo relativo.' Confieso que este párrafo, como dicen los jóvenes, 'me voló la cabeza'.
----------Pareciera que el objetor no advierte que, si todo es relativo, no hay término alguno dentro de esa relatividad que sea absoluto, excepto la relatividad misma. De allí, entonces, que no sea posible establecer jerarquía alguna entre los saberes, como nos quiere hacer creer Fr. Filemón".
----------Respondo: Cuanto usted dice acerca de la relación entre el ente relativo y el ente absoluto, me encuentra plenamente de acuerdo, pero es exactamente lo que había dicho también yo, si usted relee cuanto he escrito.
----------No entiendo, por lo tanto, el motivo de su sorpresa, amigo Daniel, ante mis expresiones. Por lo tanto, no quisiera tener que pedirle que no me confunda con un relativista.
----------Mi afirmación según la cual el ente relativo es relativo a lo absoluto, es el axioma que precisamente excluye el relativismo, en cuanto que en el relativismo el ente relativo es relativo a un relativo en una relación recíproca entre los dos términos. Además, el relativismo está excluido por la admisión de la existencia de lo absoluto, mientras que en el relativismo se absolutiza lo relativo.
----------Quisiera por otra parte decir que existen grados de relatividad en las ciencias, en el sentido de que por ejemplo la metafísica tiene una relación con Dios superior a la de la física.
   
----------5. En el siguiente punto, el doctor Lasa se extiende un poco más detalladamente en sus objeciones, citando varios textos. Dice: "No puedo dejar de advertir que Fr. Filemón intenta, de modo totalmente erróneo, convertir un término equívoco en un concepto unívoco. En efecto, identifica, sin más ni más, 'saber del sentido común de la gente' con 'la metafísica espontánea', es decir, con aquello que el Padre Garrigou-Lagrange denomina el «sentido común'. Pero aquí se desliza otro error que es el de atribuir a Tomás de Aquino la afirmación de un sentido común situado dentro del ámbito del intelecto.
----------En verdad, la posición del Padre Garrigou-Lagrange, al igual que la de Maritain y otros tomistas, nada tiene que ver con lo sostenido por el propio Tomás. Veamos:
----------a) El saber popular o sentido común de la gente (sabiduría popular, en la jerga de la teología del pueblo), es un saber situado tanto histórica como geo-culturalmente. La sabiduría popular es producto de la praxis de un pueblo que es articulada mediante los símbolos. Y cuando decimos símbolos estamos referenciando a la actividad psíquica de representación a través de la imagen o ámbito del pensamiento indirecto, en flagrante oposición a la existencia de un conocimiento presentacional-perceptivo sin mediaciones. El símbolo no es indicador de objetos, sino que es una organización instauradora de la realidad. De allí que la objetividad sea discurso. En este punto puede advertirse, de modo harto palmario, el reemplazo de una razón metafísica por una razón hermenéutica. Esta última proclama que no tenemos ningún acceso directo a la realidad en sí misma, sino que nuestra visión de la realidad está determinada por nuestra situación en el mundo. Conocer es, desde esta óptica, comprender e interpretar nuestra realidad esencialmente histórica".
----------Respondo: Su objeción sobre el "sentido común de la gente" no me parece válida, porque esta expresión me parece que pueda ser utilizada para expresar aquella que santo Tomás llama "ratio naturalis".
----------Por consiguiente, yo no es que considere el concepto de "sentido común" unívoco con el concepto de "intelecto metafísico". Conozco muy bien la distinción en gnoseología entre sentido e intelecto.
----------Considero, a mi modesto entender, que la expresión del papa Francisco sea sólo un modo de decir con el que se intenta expresar precisamente aquellas que son las convicciones espontáneas, comunes y fundamentales del hombre común, perteneciente a cualquier Pueblo.
----------A propósito del Pueblo, por consiguiente, considero que se pueda hablar legítimamente de una sabiduría popular, que tiene un trasfondo metafísico, que se puede manifestar frecuentemente en los refranes o proverbios populares, como por ejemplo en el libro de los Proverbios.
----------Puedo entender que exista una sabiduría popular que sea diferente de Pueblo a Pueblo, pero cuando por ejemplo se habla del Pueblo de Dios, para significar a la Iglesia, creo que aquí estamos ante un concepto de Pueblo y de sabiduría popular que subyace a la razón universal de santo Tomás y a aquellas que él llamaba las "comunes concepciones del alma" (communes conceptiones animi), que corresponden a su vez a los valores no negociables, de los cuales hablaba Benedicto XVI y habla también el papa Francisco.
----------De hecho, la fraternidad universal de la cual habla el papa Francisco tiene obviamente como fundamento la universalidad de la razón natural y estas comunes concepciones del alma.
----------Por otra parte, estoy muy convencido de que el benemérito y eximio teólogo padre Reginald Garrigou-Lagrange, cuando hablaba de sentido común, pretendía precisamente referirse a estas intuiciones naturales de la razón, que tienen espontáneamente un valor moral y metafísico.
   
----------6. Siguió diciendo Lasa: b) Considero que, tanto la posiciones de Garrigou-Lagrange como la de Maritain y la de otros tomistas respecto del sentido común, no tienen correlato alguno en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino. Aquellos son deudores de la posición de Thomas Reid. Véase al respecto, Jacques Maritain Introducción a la filosofía (Bs. As., Círculo de Lectores, 1976, pp. 109–117), y R. Garrigou-Lagrange El sentido común. La filosofía del ser y las fórmulas dogmáticas (Madrid, Ediciones Palabra 1980, pp. 137–141). Para esos autores, el sentido común 'es una cualidad común a todos los hombres, igual en todos, más o menos invariable' (Garrigou-Lagrange, p. 108) y pertenecen al sentido común las grandes verdades sin las cuales la vida moral del hombre resultaría inviable (el conocimiento de la existencia de Dios, el libre albedrío, etc.), y estas verdades procederían de los hechos primordiales que provienen de la observación y de los primeros principios comprendidos por la inteligencia. Me pregunto, entonces: ¿qué tienen en común esta concepción del sentido común con la sostenida en el documento papal, fundada, toda ella, en la filosofía hermenéutica?
----------c) Tomás de Aquino sostiene que el sentido común no corresponde al dominio del intelecto sino que pertenece al ámbito de la sensibilidad. Tomás, en su Comentario al De Anima de Aristóteles, afirma que 'El sentido común es cierta potencia en la que terminan las inmutaciones de todos los sentidos…' (Li. II, let. 13, 390), y añade que su sentido propio son las 'mismas inmutaciones de los sentidos propios por sus objetos que los sentidos propios no pueden tener, como el que percibe las mismas inmutaciones de los sentidos y discierne entre los sensibles de los diversos sentidos' (ibidem).
----------d) Fr. Filemón hace referencia a la existencia de una filosofía aristotélico-tomista que no se identifica ni con la de Aristóteles ni con la de Tomás. Si la noción de ser es la clave de bóveda de todo pensamiento filosófico, nada más alejado de una concepción de ser en la cual la forma es el acto de todos los actos (Aristóteles), de aquella otra en la cual el acto de todos los actos es el acto de ser, respecto del cual la forma se comporta como potencia (Tomás)".
----------Respondo: La expresión sentido común ha sido adoptada precisamente por el padre Garrigou-Lagrange con el deseo de usar una expresión corriente que es propia de la gente común para expresar aquella inteligencia natural y espontánea, que ya está presente en la edad del niño y que luego viene subsecuentemente cultivada por la educación y por la experiencia personal.
----------Es evidente que esta expresión, que no se encuentra en santo Tomás de Aquino en este sentido, corresponde a aquella que el Aquinate llamaba "ratio naturalis" o "intellectus naturalis", potencias, que subsecuentemente pasan normalmente al estadio o etapa de virtud.
----------En Tomás, como usted doctor Lasa reconoce, existe el "sensus communis", que es uno de los sentidos internos, que se encuentra deputado a la coordinación de las percepciones de los cinco sentidos a fin de unificar las percepciones de un objeto. Tanto usted como yo aprendimos estas tesis en las clases que para mí han sido inolvidables de nuestro común profesor de Antropología, mons. Guillermo Blanco.
----------Estoy perfectamente de acuerdo con usted en que para Tomás el ser es ante todo el actus essendi o, como dice el padre Fabro, esse ut actus. Y ésta es la concepción del ser, que yo hago mía.
----------Sin embargo, en algunos casos, muy raros en toda su obra, santo Tomás dice también que el ser es una forma, sin embargo no en el sentido en el cual nosotros decimos que la esencia es forma, sino para expresar el hecho de que la forma dice perfección y belleza.
   
----------7. A continuación me solicita el profesor Lasa: "Me gustaría saber, asimismo, en qué consiste el giro epocal operado, según Fr. Filemón, por el Concilio Vaticano II. ¿Será, quizás, aquello que el Papa expresa en la Civiltà Cattolica, en 2013, cuando afirma que el Concilio Vaticano II debe ser leído desde la modernidad? Claro está que en ningún momento nos ofrece, a lo largo de toda la entrevista, una definición de modernidad. ¿Se podría precisar, acaso, la naturaleza de ese giro epocal?".
----------Respondo: El giro epocal o punto de inflexión del Concilio Vaticano II, como he dicho, fue indicado por Juan XXIII en el discurso inaugural, cuando dijo que había llegado el momento de que la Iglesia debía dar un paso hacia adelante en la práctica de la misericordia, prestando mayor atención a aquellos que son los valores de la modernidad, sin por ello dejar de denunciar sus errores, que por otra parte ya habían sido señalados por los Papas anteriores, algo que obviamente presuponía san Juan XXIII.
----------Nos podríamos preguntar: ¿cuáles son los valores de la modernidad, que han sido aceptados por el Concilio? Pues bien, en primer lugar, la conciencia de la dignidad de la persona humana, dotada de libre albedrío, de conciencia moral, abierta a la vida común y sensible al misterio de la existencia.
----------En segundo lugar, podemos recordar una fuerte necesidad de justicia social, la promoción de la mujer y el proceso de autonomía de los pueblos ex-coloniales.
----------Otro valor ha sido la fuerte necesidad sentida entre los cristianos de reconstituir la unidad de todos los que se consideran seguidores de nuestro Señor Jesucristo. Otro valor fue la necesidad de una Liturgia más participada y más comunitaria. Otros valores: la Iglesia como Pueblo de Dios, un mejor conocimiento del misterio mariano; la perspectiva escatológica; el diálogo con no-cristianos y los no-creyentes.
   
----------8. Finalmente, en su último interrogante, el amigo Lasa manifiesta una duda acerca del Magisterio pontificio: "Comprendo que Fr. Filemón ponga un celo especial en defender al Papa actual, aunque no entiendo cuando afirma en algunas ocasiones, implícitamente, que el Papa no puede equivocarse. Dice el objetor que no puede encontrarse en un Papa un desacuerdo con la doctrina católica".
----------Respondo: En realidad, si le ha parecido al doctor Lasa que tal afirmación ha estado sólo implícitamente en mis textos, es mi necesidad y mi obligación el aclararle que se trata de una doctrina católica que todo fiel católico no puede sino sustentar y defender como verdad, y que yo he formulado sobre todo explícitamente en numerosos artículos de este blog, doctrina que considero haber explicado detalladamente.
----------Por lo tanto, me eximo aquí de detalladas explicaciones, y sólo diré que, siguiendo la Carta apostólica Ad Tuendam Fidem del papa san Juan Pablo II, de 1998, es necesario y obligatorio decir que la infalibilidad doctrinal del Papa no se refiere solamente a las ocasiones rarísimas en las cuales un Pontífice define solemnemente un nuevo dogma, como es declarado en la definición de infalibilidad pontificia en el Concilio Vaticano I, sino que, como explica la Carta antes mencionada, se refiere también a los otros dos grados inferiores, al nivel de los cuales el Papa habla como Maestro de la Fe.
   
----------9. El estimado profesor Carlos Daniel Lasa termina su artículo expresándome de modo directo y personal: "Estimado Fr. Filemón: sé que no soy teólogo. Ello no me impide hacer teología toda vez que ocupo mi razón en comprender aquello que creo. Y cada vez que utilizo mi razón filosófica para comprender aquello que creo, sigo la advertencia de los grandes Padres y Doctores de la Iglesia católica: busco qué filosofía emplear para comprender la fe sin llegar a corromper la naturaleza de esta última.
----------En este sentido, advierto que son demasiados los que, haciendo gala de teólogos, se han olvidado de cultivar seriamente una razón metafísica capaz de alcanzar un recto intellectus fidei, condición sine qua non de un recto amor, de una Caritas verdadera (santo Tomás de Aquino, Compendio de Teología). O quizás sea, simplemente, por pereza intelectual. Vaya a saber Dios de qué pie cojean".
----------Respondo: Estimado Daniel, la manera como concluyes tu interesante discurso me hace comprender que eres un verdadero discípulo de santo Tomás de Aquino, y que en tu larga, meritoria y fructuosa trayectoria intelectual y académica, has conservado y desarrollado aquella inicial semilla tomista y maritainiana sembrada por tus primeros maestros, los cuales fueron también los míos, aunque algo antes que tú por cierto. De lo que, en mi humilde opinión, tienes necesidad, es de comprender cómo hoy debemos seguir a santo Tomás de Aquino según las indicaciones del Concilio Vaticano II y del papa Francisco.
 ----------En otras palabras, la teología escolástica del Aquinate no es sólo la del preconcilio y mucho menos, como dicen calumniosamente los modernistas, está terminada.
----------Todo lo contrario, la filosofía tomista tiene hoy una ocasión extraordinaria para ponerse al servicio de la Iglesia y a ello estamos estimulados por el Papa mismo y por eso estamos seguros de trabajar en plena comunión con la Iglesia, en la certeza de llevar adelante la verdadera reforma del Concilio.

6 comentarios:

  1. IHS

    Estimado fray Filemón:

    En cuanto al punto 8, para ser rigurosos, eso no se trata en la Carta "Ad tuendam fidem" (como Ud. dice), sino en la "Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Professio fidei", de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

    Ahora bien, en dicha "Nota" nunca se dice que se goce de infalibilidad en la proposición de "doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los Obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo". Repito: nunca se dice lo que Ud., fray Filemón, sostiene, a saber: "es necesario y obligatorio decir que la infalibilidad doctrinal del Papa..." et reliqua. Si así fuera, por lo demás, no sé cómo explicaría, por ejemplo, algunos de los errores que la historia registra como propuestos por un Sumo Pontífice, como la enseñanza de Juan XXII sobre la "demora" de la visión beatífica; a no ser que se diga que no se trataba en esos casos de un "Magisterio auténtico". Pero entonces hay que definir qué se entiende por "Magisterio auténtico".

    En todo caso, en LG, n. 25, no se habla de la infalibilidad como Ud. lo hace.

    Sí estoy de acuerdo con Ud. (y así lo hice notar en un comentario al post de Daniel Lasa) en la defensa de lo que el P. Garrigou-Lagrange entiende por "sentido común", que entiendo ser en todo conforme con santo Tomás en cuanto a lo significado por la expresión.

    Cordial saludo.

    In Domino,

    Federico Ma.

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    1. Estimado Federico,
      reconozco que la palabra "infalible" es usada solamente en el Concilio Vaticano I, cuando se hace referencia a la proclamación solemne de un nuevo dogma, lo que ocurre rarísimamente.
      Sin embargo, nos tenemos que preguntar: ¿qué significa la palabra infalible? Pues bien, esta palabra hace referencia a una proposición doctrinal, cuya verdad es inmutable y no puede nunca ser negada o desmentida, o bien no puede ser falsificada, o bien no puede nunca venir a menos o fallar. En otras palabras, es una proposición siempre verdadera, es decir, donde la Iglesia dice la verdad, una verdad que sigue siendo verdad para siempre, eternamente.
      Ahora bien, ¿por qué motivo la Iglesia ha reservado la palabra infalible sólo para las definiciones dogmáticas? Se trata simplemente de un motivo lingüístico, o sea pastoral; es decir, se trata de una elección verbal, que bien podría ser cambiada.
      Por consiguiente, cuando yo he usado esta palabra para referirme también al segundo y al tercer grado de autoridad de las doctrinas, reconozco haber hecho una elección personal, una lícita elección teológica, que puede ser también discutible o cuestionable quizás por otro teólogo, pero que, en mi opinión, es una opción teológica que ayuda a comprender que la Iglesia enseña también en el segundo y en el tercer grado una verdad indiscutible, perenne y no falsificable.
      ¿Por qué entonces he adoptado este término, "infalible" para referirme al segundo y tercer grado de autoridad de las doctrinas del Magisterio? Precisamente para impedir la operación de aquellos católicos que, bajo pretexto, por ejemplo, del hecho de que las doctrinas del Concilio Vaticano II no contienen ninguna definición dogmática, se permiten rechazarlas porque, según ellos, serían contrarias a la Tradición (así lo afirman por ejemplo los indietristas o filolefebvrianos). Por el contrario, la Iglesia ha enseñado que las doctrinas de los Concilios Ecuménicos son infalibles.
      Este expediente lingüístico mío sirve también para bloquear la actitud de los modernistas, los cuales no creen en la inmutabilidad de la verdad, por lo cual ellos se consideran libres de disentir de cualquier grado de autoridad del Magisterio de la Iglesia, mientras que yo, hablando de infalibilidad en el sentido que he dicho, les recuerdo a ellos, que, en cuanto buenos católicos, están obligados a reconocer que la Iglesia enseña la verdad en los tres grados de autoridad.
      Por cuanto respecta al famoso caso de Juan XXII, no se trataba de magisterio auténtico, sino de una opinión personal suya, de la que se retractó en su lecho de muerte. El hecho fue aclarado por el siguiente Papa, Benedicto XII, el cual definió el dogma de la visión beatífica inmediatamente después de la muerte.
      La definición de magisterio auténtico ya está contenida en la Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde se habla del Magisterio ordinario que hace referencia a una materia de fe o de moral acerca de la cual la Iglesia se abstiene de declararla definitiva. Esto no quiere decir que no sea definitiva, sino simplemente significa que la Iglesia no pretende usar este atributo en este nivel de autoridad.
      Esto significa entonces que también a este nivel la Iglesia enseña doctrinas que no pueden ser falsificadas, vale decir, significa que también a este nivel la Iglesia enseña doctrinas que en el futuro no podrán dejar de ser verdaderas.

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  2. 1. Lo "infalible", propiamente, más que la verdad, es la autoridad magisterial al proponer una determinada doctrina.

    2. La Iglesia no ha reservado la palabra infalible sólo para las definiciones dogmáticas. Vea, por ejemplo, la Nota que he citado o LG, n. 25.

    3. En cuanto a "grados" del magisterio, esa expresión sí que no es empleada, que recuerde, por la misma Iglesia.

    4. Si se dice que el magisterio de Juan XXII en ese error no fue magisterio "auténtico", porque fue erróneo, entonces no cabe hablar de magisterio "auténtico", prácticamente. Porque cualquier enseñanza que fuera presentada como tal, podría ser luego corregida y, entonces, no hubiera sido en realidad magisterio "auténtico". Pero además Ud. habla del magisterio auténtico como el que "hace referencia a una materia de fe o de moral acerca de la cual la Iglesia se abstiene de declararla definitiva". ¿Acaso no fue eso la enseñanza de marras de Juan XXII?

    In Domino,

    F.M.

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    1. Estimado Federico,
      doy breve respuesta a cada una de sus objeciones en el orden que usted las ha planteado:
      1) La infalibilidad es cosa diferente a la autoridad. Es cierto que el Papa en el definir los dogmas goza de una autoridad infalible. Sin embargo, mientras la autoridad responde a una cualidad moral del maestro, que le hace creíble, la infalibilidad pontificia no se refiere directamente a la autoridad, sino que se refiere a los contenidos de la enseñanza, es decir a la verdad de las doctrinas, en el sentido de que se trata de doctrinas no falsificables, es decir, siempre verdaderas.
      2) Esto confirma que infalible significa: "siempre verdadero y no falsificable". También se refiere al hecho de que todos los tres grados de autoridad doctrinal del Papa, tienen la propiedad de ser infalibles.
      3) La doctrina de los tres grados se encuentra en la Nota Explicativa de la Ad Tuendam Fidem de san Juan Pablo II.
      4) Por cuanto respecta a la tesis de Juan XXII, según la cual las almas salvadas van al paraíso del cielo sólo al fin del mundo, no se trataba de magisterio, sino de opinión personal del Papa, en un contexto de discusión teológica. Como Papa, en punto de muerte, reconoció la verdad, que luego sería proclamada con el dogma de la visión beatífica por el papa Benedicto XII.
      Por cuanto respecta al magisterio auténtico, ocupa el tercer grado de autoridad y, por tanto, también es irreformable, infalsificable o infalible.

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    2. Estimado fray Filemón:

      No parece que haya releído LG, 25. El carisma de la infalibilidad es presentado allí como propio de determinadas personas, servatis servandis. La doctrina emanada según tal carisma es, por ello, definitiva e irreformable (no "infalible", al menos no se dice ello). Lo mismo puede verse en la Pastor aeternus.

      Nunca identifiqué autoridad magisterial e infalibilidad. Eso, más bien, es lo que parece desprenderse de su planteo, en el sentido de que sostiene Ud. que todo ejercicio del magisterio goza de la infalibilidad. Cosa que no ha mostrado cómo se funda en el mismo magisterio, por cierto.

      En cuanto a lo que dice en el tercer punto, en tal Nota no se habla expresamente de "tres grados".

      Cordial saludo.

      In Domino.

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    3. Estimado Federico,
      en el n.25 de la LG, los tres grados de autoridad de las doctrinas se encuentran todavía en un estado implícito.
      Haciendo un paréntesis, preciso que, cuando uso la palabra "grado", me refiero al término "comma" (o apartado, en la versión en español) que es el término utilizado por la Nota doctrinal ilustrativa añadida a la Carta Ad Tuendam Fidem de 1998.
      La explicitación del tercer grado se encuentra en esa Nota Doctrinal, en el n.10.

      Por cuanto respecta al término “infalibilidad”, él significa simplemente verdad inmutable o irreformable.
      Ahora bien, dado que también en el tercer grado la Iglesia enseña en materia de fe y de moral, también si el término infalibilidad no aparece, esto no significa que la Iglesia, incluso en este grado, pueda cometer errores.
      También el hecho de que incluso en este grado se hable de obsequio religioso del intelecto y de la voluntad, deja entender bien que el objeto de este obsequio no puede ser otra cosa que la verdad, que no puede cambiar, desde el momento que concierne a la fe y a la moral.

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