domingo, 25 de febrero de 2024

Claridad de conceptos: modernidad modernismo postmodernidad

No basta con conservar el depósito de la fe; es necesario también conocerlo siempre mejor. No basta con transmitir aquello que se ha aprendido ("tradidi quod et accepi", 1 Cor 15,3); es también necesario hacer avanzar la investigación, proponer nuevos caminos, nuevas soluciones, abrir nuevas vías. Es necesario abandonar viejos prejuicios o usos y costumbres que ya no se adaptan a los tiempos, aunque sean de larga data. [En la imagen: fragmento de "El retorno del hijo pródigo", óleo sobre lienzo, pintado entre 1667 y 1670, por Bartolomé Esteban Murillo, conservado y expuesto en la Galería Nacional de Arte de Washington D.C., USA].

La confusión de las personas
   
----------El bloguero parlanchín, verborrágico incontinente, se sienta frente a su teclado, cierra los ojos, da un gran respiro, piensa dos segundos cuál podría ser el par de frases que lograran captar la atención de sus adormilados seguidores, que permitan a su blog mantener su cota de visitas diarias y sus centenares de comentarios. Un par de segundos han sido suficientes, y las lanza al teclado con la libertad e irresponsabilidad de un canario, "capaz de convertir diez granitos de alpiste que comía, en tres horas de música y en un miligramo de estiércol", como dice Leopoldo Marechal en Adán Buenosayres.
----------En todo esto, por supuesto, la verdad no juega para nada. Sólo basta hacer alucinar con una fuerza similar a la del alcohol o de una droga. Ha encontrado las dos frases y media hora después las ha publicado en su blog, que forma parte de ese portal "católico" que inaugurara aquel cura amigo hace ya tanto tiempo que nadie se acuerda y con honestas intenciones de las que ya nadie tampoco se acuerda.
----------Las dos frases son: "vivimos en una época posmoderna, que mejor habría que llamar poscristiana" y "antes o después, teníamos que tener un pontificado de la posverdad y así ha sucedido". Ya está. Sobre estas dos frases girará todo su artículo, donde al fin de cuentas no hará otra cosa más que cumplir su objetivo central, el que le convierte en "católico auténtico", "defensor de la Iglesia de siempre"... claro que sin darse cuenta este bloguero, tan feliz e irresponsable en su inconsciencia, no es más que un remedo de aquel otro, de otras épocas y otros medios: Martín Lutero. Pero el propósito es el mismo de siempre: ir a por la prostituta, el Papa de Roma. El cura fundador del blog, y sus honestas originarias intenciones ya no cuentan. Sin darse cuenta aquel cura, el tiempo y el mundo han dado lugar a un monstruo, y él ya no puede detenerlo...
----------Esta gente dice que por encima de todos los valores está la fe y la religión, que deben impregnarlo todo, y que no hay nada más importante que eso. Pero entonces, ¿cuál será el motivo por el que no se le da a esto la importancia que tiene, a la hora de hacer algo por la fe y por la religión?
----------En cosas mucho menos importantes que la fe y la religión, nosotros solamente permitimos que actúen los que son verdaderamente competentes: confiamos nuestra salud al médico habilitado y no al carnicero de la esquina, y hacemos responsables de nuestros análisis anuales o semestrales al bioquímico titulado y no al verdulero de la otra cuadra. ¿Por qué razón entonces dejamos que nos enseñe filosofía o teología el ignaro en la materia, sin título alguno, y que tal vez ni siquiera obtuvo su certificado de bachiller?
----------Una idea fija (y correctísima) del padre Leonardo Castellani era la de la "confusión de personas". Decía: "Se perdieron las cabezas, nos faltó la inteligencia tanto en lo personal como en lo colectivo. El desorden estructural que padecemos viene de la educación que genera una confusión de personas, invirtiendo el recto gobierno de la sociedad" (Seis ensayos y tres cartas, Editorial Dictio, Buenos 1978, pp. 118-119).
   
Como en la parábola del hijo pródigo
   
----------La así llamada postmodernidad es la situación espiritual de hoy, cuando nos encontramos en medio de las consecuencias desastrosas, del nihilismo, de la conflictualidad, de la desilusión, de la desorientación, del disgusto, del escepticismo, de los detritos y los escombros del colapso de esa modernidad, que los cartesianos, para propagandear eficazmente la filosofía de Descartes, llamaron "filosofía moderna".
----------Y, de hecho, ha sido tan hábil su obra de convencimiento, su trabajo de persuasión, que los cartesianos convencieron a muchísimos, incluso a historiadores de la filosofía y a los propios enemigos de Descartes, a considerar que la suya era verdaderamente la "filosofía moderna", la verdadera filosofía.
----------Los cartesianos creyeron que el descubrimiento formidable y revolucionario de René Descartes fuera efectivamente esa modernidad que había superado para siempre las precedentes infelices edades, incluida por lo tanto la de la Sagrada Biblia, cuando la verdad era confundida con la leyenda y con la fábula, épocas según ellos miserables, desprovistas de la luz solar de la razón, épocas errantes en la duda, en la ilusión, en las apariencias y en la insuperable incerteza de una multiplicidad de opiniones, entre las cuales era imposible establecer cuál fuera la verdadera, porque faltaba el criterio cierto e irrefutable para saber cuál fuera la verdad: esta verdad definitiva era el cogito inventado por Descartes.
----------De tal modo, basándose sobre el famoso cogito cartesiano, nació en Alemania el así llamado "idealismo trascendental", fundado por Kant y desarrollado luego por Fichte, Schelling y Hegel, idealismo que comenzó a edificar con inmensa confianza y seguridad lo que finalmente se consideraba ser el verdadero edificio o sistema indestructible del saber absoluto, una reedición de la antigua gnosis y una consagración de la antigua sofística griega, en lugar del -según los cartesianos- precedente crudo y vulgar realismo tomista de la Iglesia católica, que se juzgaba pueril, precrítico, ingenuo y en definitiva ilusorio.
----------¿Pero qué sucedió en realidad? Que llevando hasta sus extremas consecuencias el cogito cartesiano, se ha llegado al panteísmo de Hegel, al evolucionismo de Darwin, al materialismo ateo de Marx, al positivismo de Comte, al superhomismo de Nietzsche, al pansexualismo de Freud, al idealismo de Gentile (filósofo oficial del fascismo), y a la ontología de Heidegger (filósofo oficial del nazismo), filosofías, las cuales, puesta en práctica por la Alemania nazi, han desencadenado la segunda guerra mundial contra el humanismo cristiano y la civilización cristiana europeos en el intento de destruir tanto a la Iglesia, pueblo de la Nueva Alianza, como a Israel, pueblo de la Antigua Alianza, para instaurar el reino, como lo llama Hegel, del Weltgeist, el "Espíritu del mundo", la misma expresión que utiliza san Pablo para designar el reino de Satanás.
----------Hoy, después de los inmensos desastres del siglo pasado, derrumbados los mitos del fascismo y del nazismo, pero no el del comunismo marxista y el ideal sionista-masónico y esotérico de la gnosis (de ahí la Cábala), con un panteísmo indio y budista más que nunca seductores, con un fundamentalismo islámico inexorable, con un luteranismo boqueante y jadeante, nos vamos dando cuenta de que la modernidad cartesiano-hegeliana está acabada, ha fracasado, se ha desmoronado en mil y más pedazos, que son el falso pluralismo constituido por la pluralidad caótica de las actuales corrientes filosóficas en circulación, donde es afirmado todo y lo contrario de todo, donde todos están contra todos, tot capita quot sententiae.
----------El caso es que hoy ha renacido una nueva y refinadísima sofística muchísimo peor que la griega pagana, porque ahora incluso se corrompen las verdades de la fe cristiana, que los paganos no conocían, y está claro que es peor corromper la fe que corromper la razón.
----------Con Descartes hemos querido gozar de nuestros bienes arrebatados a Dios y nos hemos distanciado de Él, tomando un camino y abrazando una vida que nos ha conducido a nutrirnos de las algarrobas de los cerdos. Pero ahora ni siquiera tenemos a nadie que nos las dé.
----------¿Somos capaces de reconocer a qué nos hemos reducido al alejarnos de la casa del Padre, como el hijo pródigo de la parábola de Nuestro Señor? ¿Lo postmoderno quiere verdaderamente abandonar y superar la modernidad cartesiana o es una nueva forma de ella pero disfrazada?
----------Sin embargo, no todos, entre nosotros, han comprendido cuáles verdaderamente han sido las causas profundas de la segunda guerra mundial y, a pesar de querer que no haya una tercera (y última) guerra mundial, tal vez sin darse cuenta, son muchos los que continúan por el camino trazado por Descartes, de aquella que ellos llaman "modernidad" que nos ha llevado a la catástrofe.
----------No todos saben o quieren reconocer este fracaso del cartesianismo y, aunque se han dado cuenta de que una cierta modernidad ha terminado, aunque quieren superar una modernidad fallida valiéndose de una resanadora postmodernidad, no son capaces de rechazar decididamente el germen venenoso cartesiano que la ha generado, sino que simplemente lo mantienen en una forma diferente.
----------Estos innovadores que, sin embargo y pese a lo que ellos digan, se quedan en el pasado, no se dan cuenta de que esta dañosa postmodernidad que ellos han inventado y que debería reparar los daños provocados ​​por la modernidad, es, por así decir, un caldo recalentado, o sea, no han rechazado verdaderamente la propuesta cartesiana, no han retomado el camino perdido, el camino recto del realismo bíblico y tomista y del verdadero progreso iniciado por el Concilio Vaticano II y recomendado por el propio papa Francisco, cuando él nos indica el ejemplo de santo Tomás de Aquino como modelo de teólogo, sino que ellos quieren continuar en el mismo camino sin salida indicado por Descartes, como demuestran claramente ellos mismos al proponer como maestros a filósofos que están todos vinculados a Descartes, como Hume, Kant, Hegel, Marx, Darwin, Spencer, Freud, Nietzsche, Gentile, Kant, Husserl, Heidegger, Severino, Vattimo o Bontadini, los cuales en realidad quieren continuar basándose obstinadamente en el cogito de Descartes y no en el ipsum esse per se subsistens de santo Tomás de Aquino, es decir, en el Dios bíblico y cristiano. Ya Maritain, durante el debate sobre el modernismo en los tiempos de san Pío X, escribió un libro profético, Antimoderno (Editorial UCALP, La Plata 2019), donde sostenía que santo Tomás no sólo es moderno, sino ultramoderno.
----------Por cuanto respecta al significado del término "modernidad", es necesario tener en cuenta que existe una modernidad de facto que no es otra cosa que la situación de la humanidad de hoy, independientemente de un juicio sobre lo que hoy va bien y lo que hoy va mal. Evidentemente ninguno de nosotros puede sustraerse a esta modernidad, a este ser modernos. En este sentido todos los hombres que viven hoy son modernos. Pero este tipo de modernidad no interesa a nadie, salvo para saber cuáles hombres existen hoy.
----------La verdadera cuestión acerca de la modernidad, de la postmodernidad y del modernismo, no es ésta. Sino que se trata de una cuestión de ideas y de una cierta actitud moral. Desde este punto de vista, ser modernos, avanzados y renovadores es una necesidad, es un preciso deber moral. Está mandado por el mismo cristianismo. Quien no progresa en la caridad -dice san Agustín de Hipona- no tiene caridad. Como dice continuamente el papa Francisco, el cristiano es alguien que camina siempre, siempre se renueva, progresa y mejora, siempre avanza hacia el Reino de Dios, el cristiano no retrocede, no vuelve atrás (no es un "indietrista" dice el Papa), no puede prescindir de lo nuevo, sino que lo abraza con entusiasmo, suponiendo obviamente que eso nuevo sea bueno, como lo es lo del Espíritu Santo, que renueva la faz de la tierra.
----------El cristiano no permanece apegado al hombre viejo, como dice san Pablo, sino que hace crecer en sí al hombre nuevo nacido del bautismo. Tiene siempre que aprender, conserva ciertamente lo que es perenne y no cambia, pero no se contenta con repetir lo que ya sabe, aunque lo repita con la máxima diligencia y con total fidelidad en cuanto palabra de Dios que no pasa, sino que permanece eternamente.
----------Luego, en cuanto a la postmodernidad, se trata de un término inventado por los cartesianos, los cuales se han dado cuenta de los desastres que ha producido el cartesianismo, pero, como ellos no quieren renunciar al cartesianismo, llaman "modernidad" a lo que ha llevado a la segunda guerra mundial y "postmodernidad" al nuevo maquillaje de los Heidegger, de los Husserl, de los Vattimo, de los Bontadini y de los Severino, con los cuales esperan seguir sobreviviendo como cartesianos. Pero nosotros debemos entonces volver a constatar cómo, tal como dice el refrán, el lobo pierde el pelo pero no el vicio. Esta invención de la "postmodernidad" es un truco que no engaña a los espíritus vigilantes, a las mentes alertas y de agudeza crítica.
----------Por el contrario, es necesario que tomemos conciencia de que existe una sana, necesaria y debida modernidad ya diseñada por Jacques Maritain en los años '30 del siglo pasado, consistente en el integrar en el mismo pensamiento del Aquinate, después de un oportuno y apropiado escrutinio o cribado crítico, todos los progresos del pensamiento filosófico que se produjo después de santo Tomás.
----------La instancia de los modernistas de la época de san Pío X era correcta: la Iglesia tenía necesidad de rejuvenecerse y de modernizarse. No debía quedarse sólo en posiciones defensivas, sino también abrirse a los valores de la modernidad y del mismo cartesianismo. Debía confrontarse con el pensamiento moderno y no simplemente limitarse a condenar sus errores, sino también asumir sus aspectos positivos.
----------No basta con conservar el depósito de la fe; es necesario también conocerlo siempre mejor. No basta con transmitir aquello que se ha aprendido ("tradidi quod et accepi", 1 Cor 15,3); es también necesario hacer avanzar la investigación, proponer nuevos caminos, nuevas soluciones, abrir nuevas vías. Es necesario abandonar viejos prejuicios o usos y costumbres que ya no se adaptan a los tiempos, aunque sean de larga data.
----------El error de los modernistas fue el de querer modernizar la Iglesia no en el respeto del dogma y de la tradición, sino cambiando dogmas y tradición sobre la base de la filosofía cartesiano-idealista. El error de los modernistas fue el de poner en duda o invalidar sin fundamento testimonios acreditados de la antigüedad, el error fue de abolir o hacer cesar, por mero afán de novedad o de creatividad, creencias, ritos, usos, costumbres, que durante siglos todavía habían dado frutos para la santificación del pueblo de Dios.
----------Por lo tanto, es necesario ser modernos pero no modernistas, debemos ser respetuosos de lo moderno, y de lo postmoderno, pero con sano discernimiento crítico, basado sobre el Magisterio de la Iglesia y la sana filosofía, no fanáticos ni idólatras de lo moderno.
----------En la modernidad y en la postmodernidad no todo es bueno y no todo hay que aceptarlo, sino que se necesita hacer una evaluación o escrutinio a la luz del Magisterio de la Iglesia postconciliar. No se debe elegir en el Evangelio lo que le gusta a la modernidad, sino que se debe elegir en la modernidad lo que coincide con el Evangelio. Esta es la sana modernidad contra la falsa y engañosa modernidad del modernismo.
----------Debemos recuperar los valores del pasado, que pueden ser todavía actuales, pero sin ser pasadistas o indietristas, es decir, no debemos mantener ni buscar cosas que ya no nos sirven o que ya no nos hablan o que han sido superadas por el progreso doctrinal, moral, espiritual o litúrgico decretado por la Iglesia, como por ejemplo ciertas formas de la liturgia preconciliar, con todo el respeto que podamos conservar por ellas y por el rol precioso que hayan podido desempeñar en el pasado.
----------En conclusión, prestemos atención al uso de la palabra "moderno". Según el diccionario, ella tiene un significado completamente inocente: lo moderno es lo que existe hoy o lo avanzado, lo actualizado, lo mejor. En boca de los modernistas es el idealismo cartesiano y lo que la Pascendi define como "modernismo".
----------Ciertamente, el modernismo condenado por la encíclica Pascendi del papa san Pío X, es diferente del modernismo de hoy, pero los principios son los mismos: todo se reduce a la filosofía de Descartes. En cuanto a la postmodernidad, no se trata más que de lo postulado por los modernistas de hoy. Ellos se imaginan haber superado aquella que ellos llaman la modernidad. Pero nosotros, que no nos dejamos engañar por sus giros o vericuetos o piruetas, podemos decirles: ¡Te conozco, mascarita!

21 comentarios:

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    1. Estimado Anónimo,
      muéstreme usted el punto de mi incoherencia. Y entonces dialogaremos. Si usted tiene razón, se la daré. Si yo la tengo, entonces será usted quien deberá inclinarse ante mis razones. Pero el caso es que usted no dialoga. Solamente insulta.
      PS: mi Obispo ya conoce este blog, por supuesto, y sabe que yo ya no estoy para canonjías...

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    2. alguna ventaja le sacará al justificar a Fiducia y a Amoris. No puede haber ceguera involuntaria, por muy necio que ud sea, ante lo que está pasando.

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    3. Estimado Anónimo,
      tanto Fiducia supplicans como Amoris laetitia son actas del Magisterio que cuentan con aspectos doctrinales y aspectos pastorales.
      Como es sabido, los aspectos pastorales pueden ser discutidos a nivel teórico (lo que no quita la obediencia en la práctica). Mientras que por cuanto respecta a los aspectos doctrinales, tratándose de textos magisteriales, ellos no pueden contener errores doctrinales, pues afirmar lo contrario sería negar el dogma de la autoridad docente del Romano Pontífice.
      Si usted niega lo que acabo de afirmar, las sospechas de necedad no recaen sobre mí, sino sobre usted, a menos que me equivoque y yo no estuviera dialogando aquí con un católico.
      La "justificación" -para usar el término que usted usa- de FS y AL, está dada por el mismo hecho de ser documentos emanados de la Cátedra petrina, infalible en cuanto enseña fe y moral.
      En lugar de hacer afirmaciones en el aire, le invito a formular alguna precisa objeción filosófica o teológica a tales documentos.
      Soy capaz de comprender que usted pueda tener semejantes objeciones, pues el modo pastoral expresivo del pontifice actual no siempre es claro. Por eso podemos tener dudas sobre sus expresiones. Si usted me las formula, y se trata de nuevas objeciones, se las contestaré puntualmente. En cambio, si usted me formula objeciones ya formuladas y ya respondidas, bien por el propio magisterio, por mí en mi blog, o por otros, entonces le remitiré a los lugares respectivos donde usted podrá recordar tales respuestas.
      En lo que respecta a mi blog, siempre recomiendo a los lectores que no se sientan movidos a hacer comentarios en este foro sin antes leer los artículos de mi blog respecto a las materias sobre las que quieren comentar.
      Le recomiendo que lo haga, y que formule objeciones concretas, y así podremos dialogar. De lo contrario, si no lo hace así, supongo que usted se dará cuenta en quién recaerían las sospechas de necedad que usted me atribuye, sin dar fundamento ninguno...

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    4. ¨tratándose de textos magisteriales ellos no pueden contener errores¨
      Esto es un disparate. Qué hacemos entonces con la idéntica declaración de la CDF de hace 2 años, que dice lo contrario y firmada por el mismo Bergoglio? Y por favor, no recurra a la necedad y diga que no dice lo que dice.

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    5. Estimado Anónimo,
      para practicar un diálogo honesto y verdadero, debemos escuchar al otro, tratar de entenderlo, y no calificar simplemente como "disparates" sus dichos, ni mucho menos manipular las expresiones de nuestro interlocutor. Yo no he dicho solo "tratándose de textos magisteriales ellos no pueden contener errores", sino que mi frase completa ha sido: "Mientras que por cuanto respecta a los aspectos doctrinales, tratándose de textos magisteriales, ellos no pueden contener errores doctrinales, pues afirmar lo contrario sería negar el dogma de la autoridad docente del Romano Pontífice".
      Respondo muy brevemente a sus dos telegráficas objeciones:

      1. Por supuesto que las Actas del Magisterio pueden contener errores, pero sólo pastorales, vale decir, errores en cuanto a la prudencia o justicia del obrar pastoral de la Iglesia, o sea errores en las directivas pastorales de la Iglesia. Para dar un ejemplo, si usted ha leído mis artículos referidos a la interpretación de los documentos del Concilio Vaticano II, habrá comprobado cómo repetidamente señalo los que, a mi criterio, son errores de excesivo optimismo o tendencia al buenismo pastoral de los Padres conciliares del 62-65. Esta crítica está permitida, como les indicó el papa Benedicto XVI a los lefebvrianos, cuando les dijo que la parte pastoral del Concilio podía ser discutida, pero que ellos debían aceptar las nuevas doctrinas del Concilio para abandonar su actual situación cismática y entrar plenamente a la comunión con la Iglesia católica, de la que están alejados.
      Por lo tanto, efectivamente, la fe católica conlleva creer que los documentos del Magisterio de la Iglesia no contienen errores en su aspecto doctrinal.
      Si desea más explicaciones sobre esta temática, relea por favor mis numerosos artículos referidos a la naturaleza y autortidad del Magisterio de la Iglesia, y su infalibilidad. Incluso uno reciente, acerca del significado de la expresión de que el Papa habla "ex cathedra".

      2. Por cuanto respecta al resto de su intervención, supongo que usted, en su telegrama, se refiere a lo establecido por la CDF en el 2021 acerca de la bendición a las parejas irregulares.
      Si ese es el caso, puedo comprender su desconcierto o perplejidad ante lo que a usted le parece una contradicción doctrinal. Pero en realidad no lo es. Puedo comprender el desconcierto de algunos fieles, pero tal desconcierto, se disuelve con una mirada atenta a las cosas, y alejada de prejuicios.
      Es cierto que hace apenas tres años la CDF había prohibido la bendición de la pareja irregular, en cuanto se tomaba exclusivamente bajo examen la relación sodomítica. Sin embargo, en estos tres años ha salido a la luz un aspecto de esta unión que no había sido tenido en cuenta, es decir, el aspecto personalista, del cual he hablado en mis artículos dedicados a la declaración Fiducia Supplicans. Esto llevó al DDF a tener en cuenta este aspecto que, siendo positivo, se presta a ser bendecido. Además, FS confirma la prohibición de las bendiciones litúrgicas.
      Le he indicado sólo brevemente mi respuesta. Si desea más explicaciones, le invito a releer serenamente y alejado de prejuicios, mis artículos referidos a FS, que han sido unos cuantos.

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    6. Anónimo: no entiendo qué pasión es que lo mueve para faltar de esa manera el respeto al padre Filemón de la Trinidad. ¿Cuál es la razón de sus palabras ofensivas? ¿A qué vienen los insultos? ¿Cuál es la enfermedad que usted está padeciendo? ¿Por qué calificar de "necedad" sin mostrar ningún argumento ni dar ninguna explicación?
      Está claro que usted es católico sólo porque se da por sí mismo ese nombre. Pero nada más que por eso. Usted es católico a su manera.

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    7. Soy católico, claro que sí, aunque miro un poco de lejos estas polémicas en la Iglesia; y, desde otro punto de vista de Herminia, me sorprende también como Herminia, la postura del Anónimo, y me hago también las mismas preguntas que Herminia. Pero lo que también me pregunto es por qué razón esta gente sigue llamándose "católico". En siglos pasados se era más honesto, menos hipócrita, y si no se estaba de acuerdo con el Papa, se era luterano o anglicano o evangelista. Esta gente no es católica, casi no tiene nada que ver con la Iglesia católica, pero se siguen llamando a sí mismos católicos... ¿No habrá en esto algún tipo de insanía mental?

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  2. Releí su amplia justificación de la bendición de las parejas homosexuales. Una vergüenza. Lo que especifica a la relación que une a una pareja homosexual es precisamente la sexualidad desviada. La bendición se dirige a esa categoría, la relación. Y no puede hablarse de algo bueno en materia moral cuando se dirige esencialmente a un fin malo, porque ¨res specificuntur ad finem¨ Por eso, no podría ser bendecida una pareja de socios de un cartel de drogas, ni un amo y un esclavo sexual, ni dos hermanos incestuosos, ni un. grupo de poliamorosos. Estudie la categoría relación, estudie lo que ha dicho Juan Pablo II sobre las ëstructuras de pecado¨y después reflexione.
    Es muy grave lo que hace. Espero que lo haga por una pusilanimidad de su inteligencia y no por medrar en la carrera.
    Por otra parte, veo que la raíz de sus errores es una hipertrofia de la autoridad papal, un ultramontanismo ridículo y verdaderamente indietrista. Y una ceguera tenaz para no ver què clase de persona es Tucho y Bergoglio. Usted es capaz de justificar a la ¨guerra de los penes y las vaginas¨que tanto le gusta a Tucho.

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    1. R.P.,
      ya he explicado con claridad que el pecado presupone un sujeto de por sí bueno, así como la enfermedad presupone al enfermo, el cual en cuanto tal mantiene una dosis de salud.
      De manera similar, la existencia misma de una relación pecaminosa presupone dos sujetos humanos en relación entre sí, en cuanto creaturas de Dios.
      Su grave error es el de substancializar el pecado, a la manera de los maniqueos, ignorando con una grave ceguera el valor de creaturas de los sujetos que cometen el pecado y, por tanto, despreciando a Dios, su Creador.
      Está claro, como ha repetido varias veces el papa Francisco y como ha declarado el cardenal Fernández, que se bendice el aspecto positivo de la relación, mientras que se condena el pecado.
      Finalmente, es necesario que usted se de cuenta de la horrible ofensa que le dirige al Santo Padre, ofensa que le pone a usted bajo la amenaza de los divinos castigos.
      Le he respondido por misericordia, pero lo más correcto que habría debido hacer era eliminar su arrebato y desfogue, desprovisto de todo buen sentido común y de caridad.

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    2. Puedo repetir lo mismo que dije antes. No me explico cómo al Anónimo y a gente que piensa como él, la cabeza no le hace cortocircuito, por la incoherencia e hipocresía en la que viven.

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  3. "No basta con conservar el depósito de la fe; es necesario también conocerlo siempre mejor. No basta con transmitir aquello que se ha aprendido ("tradidi quod et accepi", 1 Cor 15,3); es también necesario hacer avanzar la investigación, proponer nuevos caminos, nuevas soluciones, abrir nuevas vías. Es necesario abandonar viejos prejuicios o usos y costumbres que ya no se adaptan a los tiempos, aunque sean de larga data".

    Es curioso que el lema episcopal del obispo Marcel Lefebvre, también grabado en su lápida, dice: "Tradidi quod et accepi" ("He transmitido lo que he recibido", 1 Cor 15,3).
    Parece que él ni siquiera entendió correctamente su propio lema episcopal.

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    1. Estimado Dino,
      esas palabras de San Pablo necesitan una correcta interpretación.
      Lamentablemente, monseñor Lefebvre no pudo comprender cómo las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II no traicionaban la Tradición, sino que se ponían sobre las huellas de la Tradición, en continuidad con la Tradición, logrando de ella un mejor conocimiento, una explicitación, un desarrollo, al mismo tiempo que la confirmaban.

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  4. Disculpe, padre Filemón, si me entrometo en sus diálogos con los demás lectores. Pero me limito a hacer una observación en la que me parece advertir una vez más un punto de contacto entre indietrismo y modernismo.
    No tengo ninguna duda de que las posiciones de esos lectores son indietristas, para decir lo menos (porque también hay ciertos signos de sedevacantismo en algunos lectores). Ahora bien, estos lectores pretende extraer de la constatación de "errores doctrinales" en el Papa Francisco, en varias citas, ya sean hechos o casos específicos de su pontificado, la conclusión teológica de que el Papa es un hereje. Al menos así lo parece (algunos lectores incluso lo dicen explícitamente).
    Curiosamente, ellos usan el mismo método inductivo que es absolutizado hoy por el modernismo, relativista e historicista.
    A estos lectores contrarios al Papa actual, les bastaría con recurrir al método deductivo, que un tradicionalista no puede ignorar. Con el método deductivo, estando ellos firmes y seguros del dogma de la infalibilidad del Papa en toda su enseñanza doctrinal de fe y moral, se podrían resolver todas las dudas y perplejidades sobre cualquier afirmación del Papa Francisco.
    Sin embargo, estos lectores, indietristas, optan aquí por hacer absoluto el método inductivo.

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    1. Estimado padre,
      sus observaciones me encuentran de acuerdo.
      En cualquier caso, he respondido siempre a los lectores, en casos como los que usted indica, interpretando en sentido bueno las frases del Papa que ellos me citan o las objeciones que plantean a los documentos del Papa.
      Debemos reconocer que las frases que suelen citar los lectores son frases que efectivamente plantean problema, pero que, a través de una adecuada labor de contextualización, pueden y deben recibir una interpretación benévola, sobre todo debida al hecho de que tocan cuestiones doctrinales, en las que el Papa no se puede equivocar.
      Se puede observar que frecuentemente las frases citadas pertenecen a los primeros años de su pontificado, mientras que en los años siguientes el Papa adoptó una manera de expresarse menos propensa al equívoco. Incluso, cuando antes solía no explicar ni aclarar sus dichos pasibles de ser malentendidos, hoy se preocupa por clarificar y comentar sus expresiones anteriores (como por ejemplo ha sido el caso con la declaración Fiducia supplicans del DDF, aprobada por él, por supuesto).

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    2. La aclaró muy bien "piden la bendición dos personas que se aman". Repugnante.

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    3. Estimado Ludovicus,
      debe reflexionar usted sobre el sentido de las palabras que ha usado el Santo Padre, y tratándose del Romano Pontífice que está hablando en el ámbito de la moral, no puede equivocarse, por lo que no podemos interpretar sus palabras en sentido contrario a la doctrina cristiana.
      Al juzgar usted de "repugnante" la expresión del Papa, está a la vista su prejuicio, vale decir, prejuzga al Papa de dar un sentido a la palabra "amor entre dos personas", que no puede estar en las intenciones del Papa, precisamente porque es el Papa. Además de que la expresión que usted usa es un acto de grave ofensa al Papa, usted está limitando el sentido de la palabra "amor" al amor pecaminoso, el cual no puede ser bendecido ni valorado. Menos por el Papa.
      Aquellos que, como usted, parecen tener dificultades para aceptar las bendiciones a parejas irregulares (divorciados vueltos a casar, concubinos, homosexuales, etc.), usted debería reflexionar acerca de que no se bendice el pecado, sino los valores positivos que pueden existir y de hecho existen en una pareja irregular. Por ejemplo: la amistad, que puede ser bendecida, vale decir, el amor de amistad.
      Cualquier pacto de amistad puede ser bendecido, como por ejemplo los santos Cirilo y Metodio. En el caso de los homosexuales, que viven juntos, nosotros debemos preguntarnos: ¿por qué viven juntos? De hecho, si su único interés fuera la relación sexual, podrían limitarse a encuentros periódicos, como hacen muchos. En cambio, el hecho de que vivan juntos es el signo de que, además del interés sexual, existen otros valores, que como tales pueden ser bendecidos. En este sentido podemos hablar de amistad.

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    4. R.P. "Ludovicus":
      le respondí por misericordia, pero al menos pensé que usted todavía conservaba sentido católico.

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    5. Ese tal "Ludovicus" es otro caso de insanía mental religiosa. ¡Urgente al psiquiatra!

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  5. Estimado p. Filemón: con extrema lucidez intelectual ha expuesto la condición actual de la humanidad, al menos la llamada occidental en una época histórica, la nuestra, caracterizada por la posmodernidad nacida de las cenizas de la modernidad que ha provocado enormes catástrofes humanas y espirituales y ha producido conflictos, guerras, persecuciones que forman conciencias y consecuentes comportamientos marcados por el nihilismo, el racismo, el escepticismo, el relativismo, el totalitarismo y la desorientación de generaciones enteras.
    Aún hoy las ideologías nacidas del pensamiento nihilista, neopositivista y existencialista no han decaído, se sigue presumiendo de "construir la nueva ciudad, crear el oasis, fundar el nuevo mundo sobre las cenizas del viejo, que habría revelado todos sus insuficiencias". El relativismo, el progresismo, el ecologismo, el libertinismo sexual, las teorías de género, etc... son "las nuevas ideologías que muestran siempre la misma presunción de que el hombre puede ocupar el lugar que ya no ocupa Dios y finalmente, lejos de fantasías religiosas y supersticiosas ancestrales, realizar la mundo justo y equitativo, fundado en el derecho y en una moral acorde con los tiempos".
    Una vez más se repite el pecado presuntuoso de Adán y Eva, una vez más la historia está dispuesta a declarar fracasada una nueva búsqueda del ídolo del momento a menos que pensemos que este ídolo del momento ya no está fuera de nosotros, sino que somos nosotros, es nuestro yo puro (retomando el pensamiento de Fichte) el que postula y crea todas las cosas y se convierte en la condición primaria de toda realidad, el que postula, organiza y conoce la realidad. La nuestra es una autoconciencia libre y absoluta. Así uno cierra el círculo de la vida sobre sí mismo y no recibe nada de nadie, ni de los demás, ni siquiera de Dios, de esta manera todo se vuelve instrumental y uno mismo se empobrece y se pierde.
    Con esto no quiero decir que ahora todo esté comprometido, no pretendo expresar un pensamiento pesimista, desprovisto de esperanza, que es incapaz de captar, a través de los desafíos de la posmodernidad, también las oportunidades para un nuevo y renovado testimonio de fe ya sea como individuos, ya sea como Iglesia. Al inaugurar el camino sinodal de la Iglesia, el propio papa Francisco nos pide un estilo misionero renovado capaz de afrontar estos desafíos. "Hacer germinar los sueños, despertar profecías y visiones, hacer florecer las esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, tejer relaciones, resucitar un amanecer de esperanza, aprender unos de otros y crear una imaginación positiva que ilumine las mentes, caliente los corazones, devuelva la fuerza a las manos".
    Y en el horizonte de la Iglesia que atraviesa los tiempos de la historia, los pilares de referencia siguen siendo los grandes doctores y pastores de nuestra Iglesia, los santos de cada época, las figuras de los grandes Papas, nuestros faros que todavía hoy nos muestran el camino, hay muchos nombres, hombres y mujeres, pero sobre todo nuestro santo Tomás de Aquino que, como escribe el papa Francisco:
    "Escribió muchas obras llenas de admirable erudición y enseñó a innumerables personas, adquiriendo méritos supremos en filosofía y teología. Brillaba con perspicacia y claridad, y mientras investigaba o escudriñaba con reverencia los misterios divinos con la razón, los contemplaba con fe ardiente".
    Por tanto es necesario elegir: o la metafísica tomista del ser como acto último y perfecto o la filosofía del no ser como nada absoluta (nihilismo posmoderno). Sólo el ser como acto hace del ente algo real, existente en acto, sólo el ser confiere nobleza, perfección y capacidad de acción al ente.
    Para mí, esto es la auténtica metafísica, la philosophia perennis que nunca muere porque representa el elemento constitutivo de toda búsqueda honesta de la verdad capaz de abarcar todas las épocas de la historia.

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    1. Estimado Aureliano,
      mis más sinceras felicitaciones por estas altas consideraciones expresadas con gran fervor y convicción, con las que me encuentro perfectamente de acuerdo. Coincido plenamente con su análisis de la situación contemporánea y hago míos los vivos sentimientos de esperanza, que casi parecen desembocar en el entusiasmo, en razón de la posición del don de la fe, que nos lleva a decir con san Pablo: "la caridad de Cristo nos impulsa y apremia".
      También son hermosas las palabras del Papa que usted ha citado.
      Lo único que hay que hacer es ponerse a trabajar con la certeza de que estamos trabajando en la viña del Señor con la esperanza cierta de cosechar abundantes frutos.

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