martes, 6 de febrero de 2024

¿En política se respeta el Evangelio a la izquierda o a la derecha?

Es necesario que nosotros, los católicos, unidos en la búsqueda de nuestros comunes valores, y en una legítima libertad de opinión, dejemos de lado nefastas polémicas de partidismo político y, en comunión con la Iglesia y con el Papa, combatamos unidos contra nuestros comunes enemigos, que no son ni la derecha ni la izquierda, sino aquellos que quieren el fin del cristianismo y la muerte de la Iglesia. [En la imagen: una fotografía de "la fila del hambre" de veinte cuadras, concentrándose el día de ayer, 5 de febrero de 2024, frente a las puertas del Ministerio de Capital Humano, en la ciudad de Buenos Aires].

La política confundida con la teología
   
----------Los argentinos de mi generación, que vamos caminando ya la octava década de nuestra vida, habituados de sobra a ser cascoteados por gobiernos de todos los pelajes, sabemos bien que las promesas políticas duran lo que un estornudo. Así fue lo que duraron las promesas de la ministra de capital humano (nuevo nombre para un viejo ministerio que han tenido los gobiernos argentinos, el de bienestar social). Recién asumido el cargo, la ministra Sandra Pettovello anunciaba que iba a recibir "una por una a la gente que tiene hambre" para evitar a los intermediarios en la entrega de asistencia. A la ministra el estornudo le duró hasta ayer, cuando se le formó una cola de veinte cuadras que llegaba a la esquina de Juncal y Carlos Pellegrini, en Buenos Aires, en reclamo por la suspensión de la provisión a los comedores populares. La señora Pettovello, quien pertenece a la clase de argentinos que el actual presidente llama "argentinos de bien", no sintió ganas de recibir a ninguno "porque no los había citado", ni los citará, como nos da a suponer nuestro buen sentido común.
----------Por cierto, no hace falta que uno esté especialmente iluminado en su inteligencia, ni hace falta hacer ningún estudio de campo, para darnos perfecta cuenta que si en el país existen 1.253 comedores y merenderos inscriptos en el registro nacional, como saben todos los que han querido enterarse, que son comedores donde se alimentan al menos cuatro millones de personas, en su mayoría, niños y adolescentes, era previsible que si el ministerio de bienestar social (o como ahora se llame) cortaba la provisión de alimentos a estos centros de asistencia básica, absolutamente imprescindibles hoy en Argentina, enseguida se formarían "colas del hambre", y no sólo en Buenos Aires, como la cola de ayer, y no necesariamente a impulsos de dirigentes sociales, sino espontáneamente, por simple necesidad de las cosas humanas.
----------En días turbulentos como los que vivimos en nuestro país, y todo hace suponer que seguiremos viviendo, se han escuchado frases también turbulentas, de valor diferente, con lados positivos y lados negativos, que han resonado en las orejas de los argentinos, supongo con ecos diferentes, y moviendo a actitudes diferentes, también positivas y negativas. Una de esas frases fue: "el que las hace las paga" (Patricia Bullrich), recordando un principio de tan rotunda solidez y veracidad, como que refuta todo el actual buenismo y misericordismo hoy tan difundido (claro que no juego mis manos a lo que quiera aplicar ese principio la actual ministra de seguridad, que quiere "adaptar el método de Bukele"). Otra fue la frase, evangélica sin más ni más, emitida por los Obispos argentinos en conjunto el día de ayer: "la comida no puede ser una variable de ajuste".
----------Otras fueron frases facciosas y de apología de la violencia que también se escucharon estos días, en relación a la represión policial frente al Congreso: "felicitamos a la policía. Cada balazo bien puesto en cada zurdo ha sido para todos nosotros un momento de regocijo. Cada imagen de cada zurdo lloriqueando por el gas pimienta en su cara ha sido para nosotros un momento muy placentero de ver" (Agustín Laje).
----------Son tiempos de redivivos extremismos, sobre todo de la ultra-derecha fascista, no sólo en Europa, sino también en Latinoamérica y en nuestro país. Se hace necesario, al punto en que se ha llegado, volver a tratar seriamente de lo que ha significado el fascismo (de todos los pelajes, italiano, alemán, español, argentino, etc.) en la historia humana reciente, y de los riesgos que puede volver a traernos, visto el modo como algunos, como el politólogo citado y sus amigos (curas incluídos) juegan con componentes fascistas: causan temblores en mi alma, como si estuviera viendo a niños jugando con pistolas cargadas...
----------Entre esos fascistas argentinos, salidos hoy del armario con los nuevos vientos que soplan, he escuchado las peores frases de estos días, cualificando de "evangélica" su propia postura frente a la realidad nacional, y de "no-evangélica" la opuesta postura política del adversario. ¡Y el hecho es que lo decía nada menos que un cura! Pero, me pregunto, ¿qué tienen que ver con el Evangelio la derecha o la izquierda políticas?
----------Este problema no es nuevo en la Iglesia, aunque hoy ha reaparecido. Desde hace algún tiempo, se ha extendido la exigencia de que el debate teológico abandone la abstracción escolástica para sumergirse en la concreción de lo cotidiano, del mundo actual y de la historia moderna. ¿Y qué mejor ocasión, qué locus theologicus más fecundo y concreto, qué signo de la verdad que surge de la práctica, qué fuente más rica de pastoralidad, que la política, sobre todo si se produce un acontecimiento tan importante, ¡un kairos!, como el vivido recientemente por los argentinos: las elecciones nacionales?
----------Así, mientras que en un tiempo los teólogos, en sus estrechos círculos especializados, debatían, trataban y se preocupaban de sutiles cuestiones especulativas o de la relación entre el dogma y la metafísica, y los herejes aparecían como aquellos que se oponían al magisterio pontificio y a los decretos de los Concilios en materia de fe y de moral, sucede hoy que hay políticos que asumen el rol de teólogos y que hay teólogos considerados en la vanguardia en esta teología de lo concreto, los cuales consideran como horizonte propio de la teología las ideas que salen a la luz en la arena de los enfrentamientos políticos y parlamentarios.
----------Estos teólogos y políticos, entre los cuales se han insinuado algunos obispos, que se jactan de apreciar y respetar la relatividad y la libertad de las opiniones, afirman acoger y practicar de todo corazón el diálogo integral, en todos los campos, la diversidad radical y el multiculturalismo, ellos, que desde hace años han dejado de lado la cuestión de la herejía como problema de otros tiempos, como signo de intolerancia y de rigidez mental y de una mentalidad fundamentalista y preconciliar, he aquí que de repente saben con absoluta certeza quién está a favor del Evangelio y quién está en contra del Evangelio. Naturalmente, no tienen la imprudencia de usar el aborrecido término de "herejía". Sin embargo, es evidente que la acusación de oponerse al Evangelio equivale a una acusación de herejía; ya que, si el Evangelio contiene las verdades de fe y la herejía es la negación de la verdad de fe, es claro que cualquiera que se oponga al Evangelio es un hereje.
----------Por tanto, si antes la cuestión de la herejía giraba en torno a Arrio, a Marción, a Lutero o Calvino, hoy el hereje que seduce y engaña a los fieles católicos, crea escándalo, divide a la Iglesia, falsifica la fe, corrompe las costumbres católicas y pone en peligro la salvación de las almas es... Más bien guardo silencio, no sea cosa que nombrándolo, empiecen a crecer las visitas a este sitio en internet, y mi vida abandone el sereno remanso de un modesto blog con el que tranquilamente me dirijo a un puñado de católicos, amigos lectores, con mis artículos cotidianos y con los que a veces converso en el foro.
----------Por eso más vale evito poner un ejemplo argentino actual, y en cambio cito un caso europeo, al fin de cuentas, ¿qué problema me puede traer en Argentina que yo cite ahora a Matteo Salvini, el actual vicepresidente del Consejo de Ministros de la República Italiana? Al contrario, citar el caso Salvini, puede hacer comprensible lo que en el fondo aquí quiero decir, sin generar sentimientos argentinos partidistas.
----------Pues bien, el caso es que hace unos cuatro o cinco años atrás, el italiano Salvini era cualificado como falso católico, que instrumentalizaba el Rosario para capturar el voto de las viejitas devotas, en el momento en cual él, cruel y xenófobo, dejaba morir en el mar a los pobres inmigrantes, que huían desesperados de la dictadura y del hambre. Y hasta el propio papa Francisco había entrado en el baile, baile que habían armado los teólogos italianos, confundiendo la teología con la política.
----------Los teólogos, si así podemos llamarlos, que hace cinco años despotricaban contra Salvini, como perfectos modernistas que eran y siguen siendo, en realidad ya no creen en la objetividad, absolutidad e inmutabilidad de la verdad, pero elevan a puro Evangelio con absoluta intransigencia, sus opiniones políticas subjetivas, por no decir herejías, dado que, según ellos, el ser de izquierda ha sustituido al ser católicos, mientras que el ser de derecha quiere decir ser heréticos. Salvini tenía y tiene ciertamente sus defectos y en algunos aspectos es criticable. Pero cualificar como "contraria al Evangelio" la línea del adversario político sólo porque no piensa como nosotros, esto sí que ciertamente es herejía, que confunde la opinión política con la verdad de fe.
   
La cuestión de los inmigrantes
   
----------Siguiendo siempre con el análisis del caso Salvini, de hace cinco años, en Italia, lo cual puede servirnos, como he dicho, para entender lo que ocurre (y lo que se nos viene encima) en Argentina, vale recordar que la cuestión que se agitaba en ese momento (cuestión aún no resuelta) era y es la de los inmigrantes. Que la gravísima cuestión humanitaria de la inmigración ponga en juego al fin de cuentas las exigencias de la ética evangélica, esto es verdaderísimo.
----------Pero esto no quita que el jactarse de que la propia elección política sea la única evangélica, por más que en algunos aspectos sea respetable, y etiquetar como inhumana y antievangélica la elección del oponente, reduciendo todo el dificilísimo problema a la alternativa aparentemente clara pero en realidad engañosa de acogida o no-acogida, o a estar a favor o en contra de los migrantes, es dar prueba de un simplismo irresponsable y en última instancia culpable, y de un esquematismo ideológico y abstracto, que ignora completamente y quizás deliberadamente la complejidad de la realidad y los contrastantes intereses que allí están en juego, o bien ve la mitad de la verdad y cierra los ojos a la otra mitad. Cualquier sociólogo que se respete juzgaría este modo de pensar como dictado por una superficialidad carente de la más elemental información de los datos del problema, de los principios de la solución y de seriedad científica.
----------Precisamente porque el problema es extremadamente complejo y complicado, se justifica la existencia y la legitimidad de dos posiciones políticas recíprocamente contrarias, en la misma área católica, ninguna de las cuales está, por tanto, autorizada a apropiarse y a poseer el monopolio del Evangelio. Pero ahora no me refiero solamente al problema de los migrantes, respecto al cual le caían encima a Salvini hace cinco años atrás, sino que lo que estoy diciendo se aplica a todo problema de la política, por su dificultad y complejidad.
----------+Los obispos en sus diócesis y los curas en sus parroquias deben vigilar cuidadosamente este riesgo, evitando ellos mismos el faccionalismo y el partidismo, aún cuando nadie les impide tener opiniones políticas personales. Pero deben guardarlas para sí y no decir en base a ellas quién está a favor del Evangelio y quién está en contra. Deben ser jueces imparciales, super partes, pues deben ser pastores de todos y no sólo de una parte, quizás contra la otra. Aquí ciertamente está el riesgo del clericalismo, de veras, y no en relación con la lujuria, como habitualmente se repite, equivocadamente.
----------En política, la verdad, tanto si se llega a ella como si, como ocurre más a menudo, se está obligado a detenerse en lo cuestionable, falible y mutable, se la alcanza con fatiga y pacientemente, de a poco a la vez, mediante una leal y franca confrontación de ideas y de proyectos, sin vértigos, ni pretensiones apresuradas, acomodaticias e imprudentes de acusar a la parte adversaria de herejía o de oposición al Evangelio.
----------No es cierto que las herejías no existan, sino que hay que ir a buscarlas en otra parte, tal vez en la trastienda de esa izquierda que se erige en maestra del Evangelio, que cita a despropósito el magisterio del papa Francisco, el cual, aunque ciertamente muestra tener una debilidad por la izquierda, y, según creo, nunca se ha dignado recibir a Salvini, cuando acoge incluso a los enemigos más conocidos de la Iglesia, en este plano él no es el infalible maestro de la fe, sino simplemente demuestra su humana cuestionabilidad y falibilidad, que no vincula en absoluto a la conciencia católica, sino que la deja completamente libre para discrepar, sin que por ello se tenga que recibir acusaciones de herejía o de desobediencia al Papa.
----------Porque no es en el plano de la política que se debe obedecer al Romano Pontífice, si él tiene una línea política contraria a la nuestra. Ni el Papa puede imponer tal línea personal suya a todos los católicos como tales (sean italianos o argentinos), cosa que Francisco se cuida bien de no hacer.
----------Incluso cuando en el siglo XIX (hasta el papa Pío XI en el siglo XX) estaba vigente el famoso "non expedit" de Pío IX, que prohibía a los católicos participar en la política parlamentaria, ningún católico de recta fe se atrevió a acusar de herejía a Manzoni o al beato Rosmini o a Don Sturzo, porque ellos respetuosamente disentían (y la historia les dio la razón) de aquella idea del Papa, quien en opinión de Manzoni, Rosmini y Sturzo, mantenía en existencia o reivindicaba un poder papal temporal ya superado por la historia y mantenía al laicado italiano en un estado de insuficiente eficiencia política, cuando muy probablemente habría sido útil su presencia en el parlamento, para contrarrestar el avance de los liberales, de la masonería y de los socialistas y hacer operativo en la realidad italiana el programa político que desciende del Evangelio, un programa que por lo demás León XIII había delineado estupendamente en la Rerum Novarum.
----------Cito el caso de Pío IX porque sigue siendo muy actual: Antonio Capponetto y otros, en Argentina, siguen pensando del mismo modo, aunque por otros motivos, pero dejo por ahora este caso de lado, porque me llevaría a tratar del fascismo en nuestro país, cosa que haré más bien temprano que tarde a como van las cosas.
   
La edificación de Europa, la edificación de Argentina
   
----------En el citado caso de Matteo Salvini, entraba en juego también el problema de la edificación estatal y política de Europa, problema que se muestra difícil y complejo y, como ocurre con el problema de la inmigración, es necesario conciliar las dos tendencias contrapuestas en una síntesis superior, que sólo podrá surgir de la colaboración e integración recíproca de las dos posturas: la tendencia soberanista-nacionalista y la tendencia internacionalista-europeista. Vale lo mismo para Argentina, mutatis mutandis.
----------Así como los pequeños Estados de la Italia del siglo XIX, incluido el Estado de la Iglesia, tuvieron que sacrificarse para permitir el nacimiento de la unidad de Italia y son hoy simples regiones italianas, aunque con una cierta autonomía, del único Estado italiano; o cómo los trece Estados coloniales americanos, rompiendo con Inglaterra con el pacto constitucional, dando origen a los Estados Unidos de América, acordaron subordinar sus intereses particulares al bien de la Unión, o más bien de la Federación que se estaba erigiendo, gloriosamente próspera luego de tres siglos y medio, así hoy los Estados de la Unión Europea están llamados, con una razonable limitación de su soberanía, a poner el bien de Europa, unida en su federación, por encima de los intereses nacionales, no para humillar, sino, como ha dicho hace algunos años el cardenal Bassetti, para acentuar su identidad y su grandeza haciéndola devenir europea.
----------Lo que estoy diciendo para Italia se aplica sin demasiados problemas ni dificultades a la Argentina. Y así también es necesario que el valor y la identidad de la nación, impulsado por los partidos de derecha, se deben combinar con el valor del europeísmo supra-nacional, multi-cultural y multi-religioso, impulsado por los partidos de izquierda. Y esto vale para Argentina, nación soberana pero a la vez miembro efectivo de la comunidad internacional de las naciones. Porque éste es el destino de los pueblos y es la misma voluntad de Dios, que quiere que el progreso histórico y civil de la humanidad conduzca a la formación de unidades sociales y estatales cada vez más vastas y comprensivas, hasta alcanzar, lo esperamos pronto, la constitución de un único verdadero y propio gobierno de la comunidad internacional, gobierno, cuya actual e imperfecta prefiguración es la Organización de las Naciones Unidas en Washington (ONU). ¿Y acaso qué querían ser, en el fondo, los grandes Imperios del pasado, aparte de la sed de dominio de los emperadores, sino el intento de realizar el sueño inherente a la humanidad, de poder ser un único reino bajo un único rey?
   
El peligro masónico
   
----------La masonería está caracterizada por este sueño. Ella, nacida del cosmopolitismo iluminista y de los ideales de 1789, se considera a sí misma como aquella humanidad que finalmente ha logrado sentar las bases seguras y preparar los medios resolutivos para la edificación progresiva de una sociedad internacional fundada en la razón, en la ciencia y en la buena voluntad, efecto no de inexistentes iluminaciones o de fuerzas sobrenaturales o de "las fuerzas del cielo", sino de la fuerza del intelecto y de la voluntad del hombre, liberado de la injusticia, de las desigualdades, de la tiranía, del fanatismo y de la superstición.
----------Si la derecha, por su lado, tiene nostalgias soberanistas y nacionalistas, la izquierda, por el otro lado, corre el peligro de verse influenciada por la masonería, que aspira a controlar a los líderes europeos y a la propia Organización de las Naciones Unidas. Por cierto, la masonería es una forma de gnosticismo, que desconoce el universalismo de la Iglesia y su primacía sobre las otras religiones. No tengo la menor duda de que la masonería está escondida en aquellas "fuerzas del cielo" en las que hoy algunos parecen estar queriendo poner toda su confianza, en lugar de ponerla en Dios, como debieran.
----------Para la masonería, todas las religiones, incluida la cristiana, se sitúan en el nivel de lo particular, no de lo universal. Por lo tanto, sólo a la masonería se la considera capaz de garantizar los valores universales (los "derechos del hombre") que permitan crear una paz y una concordia universal.
----------La masonería admite un único Dios, un Dios racional y universal de todos los hombres, sea cual sea la religión a la que pertenezcan -el Gran Arquitecto del Universo-. Pero considera superstición o quimera o al menos convicción privada y subjetiva toda alardeada revelación divina, incluida la cristiana.
----------Por tanto, es necesario que la Iglesia vigile sobre esta maniobra, por otra parte declarada explícitamente por la propia masonería desde su fundación y denunciada varias veces por los Papas a partir del siglo XVIII (véase, por ejemplo, la famosa encíclica Humanum genus de León XIII del 20 de abril de 1884). Hoy la masonería, con refinada astucia, ha cambiado de táctica, sin escatimar elogios para el papa Francisco, quien, agradecido por tales zalamerías, hasta hace cierto tiempo no parecía darse cuenta de la pérfida maniobra. Hoy las cosas providencialmente han cambiado, y el Romano Pontífice se ha expresado a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, contra esta permanente insidia.
----------Pero la estrategia masónica sigue siendo siempre la misma y ello podemos verlo, por ejemplo, en el intento sistemático de la dirigencia europea de difundir ideas inmorales a gran escala, a escala planetaria, apoyando a los viciosos, corrompiendo las costumbres morales de los individuos y poniendo un freno con medios ilícitos y deshonestos al bienestar y al aumento de la población, sobre todo en los países europeos.
----------Por último, agreguemos que, al igual que la cuestión de la inmigración, tal problema de la unidad europea, para poder ser resuelto, requiere la colaboración entre los católicos de derecha y los de izquierda, junto con todos los hombres de buena voluntad, incluso no-creyentes. De hecho, es necesario recordar que las categorías "derecha" e "izquierda" son de origen político y deben seguir siéndolo, en su relatividad, parcialidad, secularidad y opinabilidad, porque es sólo en el nivel político-parlamentario democrático, que tienen su legitimidad y utilidad. Tengamos bien en cuenta esto los argentinos, porque habrá que recordarlo cotidianamente en los días que se vienen, a menos que Dios quiera eximirnos de la prueba.
----------Extrapolar tales categorías, derecha e izquierda, desde este su humus y contexto civil, secular, temporal y laical, para convertirlas en criterios para decretar quién está con el Evangelio y quién está en contra del Evangelio, significa ceder a la peor facciosidad y al fanatismo más estrecho de miras, y son tristes hechos que parecen re-evocar siniestramente los viejos fantasmas de las guerras religiosas de los siglos XVI-XVII; y esto -nótese la hipocresía- precisamente por parte de los paladines del diálogo y del pluralismo y sedicentes continuadores del espíritu del Concilio Vaticano II.
----------Por tanto, es necesario que nosotros, los católicos, unidos en la búsqueda de nuestros comunes valores, y en una legítima libertad de opinión, dejemos de lado estas nefastas polémicas y, en comunión con la Iglesia y con el Papa, combatamos unidos contra nuestros comunes enemigos, que no son la derecha ni la izquierda, sino aquellos que quieren el fin del cristianismo y la muerte de la Iglesia.

18 comentarios:

  1. Es cierto, el Papa nunca quiso recibir a Salvini, que no es de sus preferencias políticas, pero en unos pocos días recibirá al presidente Milei, quien tampoco es de sus preferencias en política. El Papa ha cambiado, parece.

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    1. Estimado Anónimo,
      efectivamente, en cierto modo, podrían compararse ambas situaciones. De hecho, en años atrás, el Papa, argentino, parecía recibir con agrado a presidentes de un determinado partido político, y no con tanto agrado a presidentes de otros partidos políticos.
      No parece que el nuevo presidente argentino sea del pleno agrado del Papa, sin embargo, tengo entendido (si no me equivoco) que es el Papa quien ha solicitado conversar en audiencia privada con él.
      Por lo tanto, sí, da la impresión que algunas cosas han cambiado en la actitud del Papa hacia esta clase de visitantes.

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  2. Bendito teólogo que vives en tu mundo... estas personas de mala fe y tramposas, están llevando al Estado a la ruina y no por herejía ni por irreligiosidad, sino por incapacidad e inmoralidad, que ciertamente nada tienen que ver con la dogmática. Para mí, que soy un simple laico, el Evangelio expresa precisas opciones políticas, pero desde hace siglos se ha venido alabando al Rey Dios.

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    1. Estimado Juan,
      ¿a quién te refieres con la expresión "esta gente de mala fe y tramposa"? ¿Y cuáles serían las precisas opciones políticas que expresa el Evangelio?

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    2. Roberto Bellarmino6 de febrero de 2024, 11:09

      Estimado sr Juan Castelli, su afirmación no está clara...

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    3. MRP Filemón, entiendo obviamente a los charlatanes sinvergüenzas que han sido elegidos en nuestro gobierno nacional...

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    4. Disculpe MRP Filemón, pero, sin hacer referencias personales: cuando vayamos al infierno, en el que todavía creemos, veremos a todos los descartados de nuestro mundo civilizado, asesinados en guerras sin sentido, con las armas y municiones que hemos producido, muertos de hambre y sed mientras desperdiciábamos montañas de comida y de agua, ahogados en el mar, mientras nosotros discutíamos, muertos por enfermedades banales para las que les hemos dado medicinas baratas, e inútiles... desde el fondo del infierno entre las llamas que nos devorarán y la sed que nos torturará... los veremos todo en el seno de Jesús, en el cielo de los cielos,... entonces ¿qué diremos? Pero, Señor, ¿hemos escuchado siempre tu voz y defendido enérgicamente tus santos principios?

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    5. Estimado Juan,
      esperamos ir al paraíso del cielo. Pero ciertamente tenemos que hacer penitencia.

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    6. Roberto Bellarmino6 de febrero de 2024, 11:21

      Juan: entonces, ¿en tu opinión las distorsiones sociales en África son culpa de Milei? Tenés razón. Vas a ir al infierno. ¡¡Pero a causa de las drogas que consumís!!

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  3. Dad al César lo que es del César, devolved a Dios lo que le pertenece.
    Ríete con el diablo y deja en paz a los santos.

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  4. Pero, qué se pretende...??? Católicos tibios a favor del aborto, de la eutanasia, de la ideología del género, del matrimonio gay... No dicen una palabra para defender su fe... Ahora bien, porque a un buen político como Salvini se le ocurre confiar su país a María, entonces se lo critica o se espera de él que sea perfecto?... pero háganme el favor....!!!!!!

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  5. Que sea voluntad de Dios e incluso "destino" el establecimiento de un único estado y gobierno mundial único, me parece una opinión discutible. En todo caso, me parece que los cristianos tenemos el deber de fecundar con la luz del Evangelio los diversos reinos y estados nacionales de manera que el bien evangélico sea luz, sal y levadura en todo el mundo. Sabemos que el deseo de un gobierno mundial único es el gran proyecto masónico anticrístico.

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    1. Máximo Zanichelli6 de febrero de 2024, 16:48

      Estimado Sr. Juan Z.
      Probablemente el padre Filemón ha usado palabras demasiado fuertes, transmitiendo involuntariamente una idea estatista, totalitaria y opresiva de tal ente este organismo mundial, pero en esencia tiene razón.
      En el mismo momento en que usted dice que el gobierno mundial es un proyecto masónico "anticrístico", usted afirma que se trata de un proyecto que, como falsa imagen de lo que hay en el seno de la providencia, pervierte un proyecto, o más bien, un desarrollo que deriva necesariamente, en el lejanísimo término y sin ninguna realización de tipo milenarista, de la inserción del universalismo cristiano en la historia.
      Por otro lado, no debemos formarnos una imagen angelical de esta realidad mundial, que sigue siendo algo que coordinará (como lo hace ahora) las relaciones nacidas de la interdependencia entre las naciones en el gran campo donde conviven el trigo y la cizaña, y donde el cristiano de alguna manera siempre será perseguido.
      La civilización cristiana también se manifiesta en las manifestaciones anti-cristianas en forma anti-crística que surgen en su seno: pero lo que ellas prometen sólo será (parcialmente) posible después de que la realidad, que no soporta intrínsecas contradicciones, las doblegue hacia una declinación -de hecho- cristiana de sus consignas, por mal que le pese. Aunque no será, para muchos y probablemente para la mayoría, una verdadera conversión.

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    2. Máximo Zanichelli6 de febrero de 2024, 16:51

      Saliendo del contexto específicamente religioso, me parece también muy pertinente este pasaje del artículo: "De hecho, es necesario recordar que las categorías derecha e izquierda son de origen político y deben seguir siéndolo, en su relatividad, parcialidad, secularidad y opinabilidad, porque es sólo en el nivel político-parlamentario democrático, que tienen su legitimidad y utilidad".
      ¿Y de hecho qué sucede a menudo hoy en día?
      Que se pasa de un concepto ideológico de "derecha" e "izquierda" a un neo-cualunquismo según el cual "derecha" e "izquierda" son reliquias del pasado que no significan absolutamente nada, y viceversa.

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    3. Estimado Máximo,
      usted ha entendido bien mi pensamiento, aunque obviamente yo no estaba pensando en ningún Estado "totalitario" -¡lo único que me faltaría! ¡Dios no lo quiera!-, y de hecho usted añade algunas sabias precisiones, en las cuales yo no había pensado, como cuando usted dice que un futuro Estado mundial democrático interestatal, como realidad en esta tierra, siempre llevará en su seno las fuerzas anti-cristianas. No hay duda de que para tener la plenitud del reino de Cristo en la tierra, habrá que esperar la Parusía.

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    4. Estimado Sr. Juan Z.,
      es verdad que la masonería aspira a un gobierno político mundial. Pero hay que decir que nosotros los católicos, con mucho mayor derecho y con mayores posibilidades de éxito, tenemos de parte de Dios el mandato y los medios adecuados para la edificación de una comunidad política internacional bajo la dirección de un único gobierno, que pueda ser gestionado, por otra parte, por medio de una colaboración entre creyentes y no creyentes.
      En efecto, el mandato de Cristo de ser luz del mundo y sal de la tierra no se refiere sólo a la tarea de los apóstoles de difundir el Evangelio y de santificar a los hombres con los sacramentos, sino también al deber de los laicos de organizar entidades, comunidades estatales y políticas cada vez más amplias, más vastas y más comprehensivas, que apliquen los principios del Evangelio en lo temporal.
      A este propósito, nosotros los católicos tenemos ya a nuestras espaldas una empresa histórica de primera magnitud: la construcción de la Europa cristiana. ¿Qué nos impide ahora ampliar nuestra mirada, apuntar aún más alto y aún más lejos hacia la construcción política de una comunidad mundial interestatal, pluralista e internacional? "¿Acaso es que se ha acortado el brazo de Dios"? (Núm 11,23). Este es uno de los mandatos del Concilio (Gaudium et Spes n.5).
      ¿Por qué nosotros, los católicos, deberíamos permitir que los masones, los musulmanes y los comunistas, que no tienen en absoluto las credenciales adecuadas como nosotros, los católicos, nos despojen de este proyecto, que nos pertenece?
      No se trataría de construir un Estado confesional, sino un Estado moderno, en colaboración con los no creyentes, pero inspirado por el Evangelio.

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  6. Querido padre Filemón: ¡He leído su nota y he aprendido algo más, enriqueciendo mis ideas! Estoy de acuerdo con su exposición, acerca de los Estados que pueden trabajar juntos y comprender a los laicos católicos y a los no creyentes de buena voluntad, de modo de compartir problemas y oportunidades. ¡¡¡Gracias P. Filemón!!!!

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    1. Querida Herminia,
      gracias por tu consenso hacia mis escritos.
      Exactamente, hoy, tras las directrices indicadas por el Concilio Vaticano II, ya la Iglesia no busca ni aspira a "estados confesionales", sino a estados modernos, en los que pueden trabajar juntos todos: católicos, cristianos no-católicos, creyentes de otras religiones, no-creyentes, ateos, etc. Se trata de una directriz basada en la doctrina de la autonomía de las realidades temporales, que es el ámbito de evangelización de los laicos.

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