lunes, 9 de diciembre de 2024

Los errores de Karl Rahner: el misterio trinitario

En teología trinitaria, Rahner se niega a ver en Dios una tríada de Personas, pues parte del concepto idealista de persona como auto-consciencia y libertad. En efecto, si tal es la persona, de eso consecuentemente se seguiría que en Dios existan tres auto-consciencias; pero, siendo la auto-consciencia propiedad de la naturaleza divina, el resultado sería la existencia de tres dioses. [En la imagen: fragmento de "La Noche Estrellada", óleo sobre lienzo, 1889, obra de Vincent van Gogh, conservada y expuesta en el Museo de Arte Moderno de New York, USA].

Los espectros de Hegel y Lutero en la concepción trinitaria de Rahner
   
----------El misterio trinitario desde el punto de vista especulativo es entre los misterios de la fe aquello que más requiere una formación intelectual capaz de desenvolverse con las nociones más refinadas de la metafísica y los métodos más rigurosos de la lógica, no ciertamente con la pretensión gnóstica de reducir el misterio a demostraciones racionales, sino para acercarse humildemente a él con cuanto de mejor la razón puede ofrecer, para así hacerse lo menos indigna posible de indagar pie et sobrie el misterio, extrayendo de él frutos copiosísimos para la vida moral y espiritual, en la conciencia de que la verdad revelada amplía y trasciende sin ofender sino de hecho cuidando e iluminando a la verdad de razón.
----------La impostación fenomenista, existencialista e historicista, le impide a Rahner cumplir adecuadamente este acceso especulativo, por lo cual él renuncia a hacerlo, al menos siguiendo las indicaciones que le habrían venido de la teología tomista. En compensación, sin embargo, Rahner está dotado de un notable sentido de la concretez y de la historicidad de la vida espiritual de la persona y de la colectividad, por lo cual está atento a la presencia del misterio trinitario en la consciencia humana y en la vida de la Iglesia.
----------En Rahner la Persona que emerge, a este propósito, es indudablemente el Espíritu Santo, como guía a la verdad, principio de libertad, factor de santificación y perenne fuente de renovación en los individuos y en las comunidades, agente en cada corazón, incluso en el de aquellos que explícitamente no lo conocen. A veces sin embargo el Espíritu Santo parece un pretexto para sustraer al creyente a la guía del Magisterio de la Iglesia y hacerle tomar posiciones también en contraste con ese Magisterio.
----------Siempre en Rahner, la Persona del Hijo no está nunca considerada por sí misma, sino sólo como Verbo encarnado, Jesucristo. Hacia la Persona de Cristo, en particular hacia el Sagrado Corazón, según la tradición de la Compañía de Jesús, Rahner tiene una indudable devoción y lo ha demostrado con interesantes meditaciones sobre este tema, sobre todo en la primera parte de su vida.
----------Sin embargo, como ya he tenido ocasión de poner de manifiesto, Jesús Maestro y modelo de vida tiene poca relevancia en las enseñanzas morales y espirituales de Rahner, siempre a causa de su tendencia a considerar que lo esencial del cristianismo no está en la humilde recepción y acogida de las nociones dogmáticas o bíblicas, y en consecuencia no está en actos categoriales o específicos fundados sobre esos conocimientos, sino en su recóndita e inefable experiencia trascendental.
----------Rahner ve la relación con Cristo como relación interpersonal no sin un aspecto místico, fundado sobre la escucha, la fruición de la gracia, la imitación y la participación de su vida, todo sin embargo con una cierta reticencia a tomar en seria consideración sus ejemplos concretos, sus instituciones y enseñanzas doctrinales. Si puedo expresarme con lenguaje rahneriano, Rahner prefiere una relación trascendental con Cristo a una relación categorial. El Cristo de la fe es un apriori que no es recabado del Cristo de la historia, sino que, al contrario, selecciona en la historia aquello que está conforme al apriori, aunque el apriori se expresa en las categorías de la historia y Rahner acepte en línea de principio los testimonios del Evangelio y de la Tradición.
----------También la figura del Padre está casi ausente, aún cuando obviamente Rahner lo ve como ideador del plan de la salvación y primer motor de la historia de la humanidad. La figura del Padre sin embargo permanece distante y ante todo abstracta. Parece que toda la confianza de Rahner vaya al Hijo y no al Padre. El Padre parece suscitarle una cierta antipatía por su suprema trascendencia y majestad. Ciertamente, si Cristo y el Espíritu Santo, aunque con forzamientos, se dejan someter a un tratamiento inmanentista, el Padre, con su inexorable trascendencia, permanece del todo refractario a toda operación de ese género. Por eso el Padre suscita repugnancia a todo tipo de cristianismo panteísta.
----------Viene a la mente el Dios "abstracto" de Hegel (el Dios del ser), que no es todavía el verdadero Dios, el Dios "concreto" de Jesucristo (el Dios de la historia). Y viene a la mente también la reticencia espantada de Lutero frente al Dios inmensae maiestatis, el Dios de la "gloria", de los decretos inescrutables y terroríficos. De hecho habría que pensar en la presencia de un sutil marcionismo, que opone el Dios vindicativo, cruel y acusador del Antiguo Testamento, al Dios dulce, perdonante y permisivo del Nuevo.
----------Rahner se deja tomar demasiado por la interpretación protestante de las famosas palabras de Jesús sobre la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", viendo en ellas, a la manera hegeliana, casi una oposición dialéctica entre el Padre y el Hijo: Dios que se "aliena", se pone en el Hijo contra sí mismo y contra el Hijo, para retornar en sí con la resurrección y la ascensión al cielo del Hijo. Por eso mismo Rahner niega -oponiéndose en esto a una doctrina católica- que Jesús en la cruz tuviera la visión beatífica.
----------Famosa y muy discutida, teniendo diversas interpretaciones, es la doctrina rahneriana de la distinción entre "Trinidad económica" y "Trinidad inmanente". Aclaremos que el término "económica" es tomado del lenguaje de los Padres, que hablan de "economía" de la salvación, para significar el plan del Padre, ejecutado por Cristo en el Espíritu por medio de la Iglesia, para la salvación del mundo. El término "inmanente", en cambio, tomado de los debates sobre el inmanentismo y sobre la oposición entre inmanencia y trascendencia, es ante todo infeliz y equívoco, precisamente porque se resiente de esas polémicas frecuentemente confusas e inconcluyentes, al menos si son hechas por idealistas o "inmanentistas".
----------Rahner afirma que "la Trinidad económica es la Trinidad inmanente", pero sin dar claras explicaciones de lo que pretende decir. De aquí las contrastantes interpretaciones, o para criticar o para aprobar. Rahner parece preocupado por no crear un dualismo o una separación entre la Trinidad como tal y la Trinidad que salva mediante la Encarnación del Hijo. Y esto sería incluso laudable. Salvo por el hecho de que luego, Rahner parece inspirado por una visión fenomenológica de la Trinidad, que por lo demás reflejaría su metafísica fenomenológica husserliano-heideggeriana, para la cual el ser es el ser-que-se-manifiesta al sujeto, o sea a la consciencia (Husserl) o al hombre -el Dasein- (Heidegger).
----------Estando así las cosas, sucede entonces que la excesiva preocupación por evitar el mencionado dualismo, termina al fin y al cabo en el confusionismo o en el fenomenismo con el resolver la Trinidad no en una realidad existente en sí independientemente de mí, sino en un simple pensado-por-mí, o sea, que la Trinidad es un algo que se me aparece y que no conlleva un más allá del fenómeno, sino que se resuelve en el aparecérseme a mí. Este tema fenomenológico tiene evidentemente el habitual presupuesto idealista de la resolución del ser en el ser pensado: no pienso el ser, sino que pienso lo pensado. Si tal es, como todo lo parece suponer, la idea de Rahner, ella es evidentemente errónea.
----------El padre Peter Fehlner, en su relación "De Deo Uno et Trino ad mentem Caroli Rahner", sostenida en el ya citado Congreso sobre Rahner, observa cómo Rahner no respeta la independencia de la Trinidad respecto del mundo, sino que la hace funcional al mundo. Dice: "'La Trinidad económica es la Trinidad inmanente' [...]. Los escolásticos, una voce dicentes, niegan el axioma como una falsificación de la economía de la salvación. Hay una sola Trinidad en el sentido propio, no 'para nosotros', sino en sí misma, para sí misma, pues existe un bien supremo, no para nosotros, sino simplemente en sí mismo. No hay estrictamente hablando ninguna Trinidad económica, sino solamente una Trinidad inmanente y, como los Padres Griegos correctamente la denominaron, una economía de la salvación que refleja ese misterio y el sacrificio redentor del Salvador Encarnado, haciendo posible el goce del Dios uno y trino por los que han recibido la adopción de la filiación (cfr. Gal 4,4-7). La comprensión teológica de la economía presupone primero la comprensión de la Trinidad en sí misma. Rahner busca justificar sus reclamos atribuyendo la historia a la Trinidad immanente así como a la Trinidad económica. Con los Padres, los escolásticos niegan unánimemente que la historia y la mutabilidad que conlleva sean categorías que se puedan atribuir adecuadamente a lo divino como tal. Por último, Rahner, basándose en la teoría de la causalidad cuasi-formal, afirma que existen relaciones mutuas entre las tres personas divinas y las personas creadas; los grandes escolásticos niegan esto porque coloca a lo divino a la par con la criatura" (p.157).
----------Otro error (por no decir que se trata propiamente de una herejía) de la triadología rahneriana es la propuesta de concebir la Persona divina como "modo de subsistencia" (véase su libro: La Trinidad, Queriniana, Brescia 1998, pp. 105-110). Rahner olvida que ya desde los primeros siglos la Iglesia ha prohibido usar la categoría de la modalidad para explicar la distinción de las Personas divinas, y esto precisamente en ocasión de la condena de aquella herejía que ha sido llamada modalismo.
----------En efecto, el modo es sólo un accidente de la persona; no puede constituir a la persona. Existen diferentes modos de ser y de ponerse de una misma persona. Lo que caracteriza a la persona es la subsistencia distinta, no un modo distinto de subsistir. Por consiguiente, se debe decir que en la Santísima Trinidad existen tres subsistencias, cada una para cada una de las tres Personas. Si nos limitamos a hablar de tres modos de subsistencia se supone -se lo quiera o no se lo quiera- la existencia de una sola persona (con tres modos distintos de subsistencia). Entonces evidentemente se confunde a la persona con la naturaleza. Pero esto está claramente en línea con el concepto rahneriano de naturaleza y de persona que ya hemos visto.
----------En teología trinitaria, Rahner se niega a ver en Dios una tríada de Personas, porque parte del concepto idealista de persona como auto-consciencia y libertad. En efecto, si tal es la persona, de eso consecuentemente se seguiría que en Dios existan tres auto-consciencias; pero, siendo la auto-consciencia propiedad de la naturaleza divina, el resultado sería la existencia de tres dioses.
----------De aquí la idea rahneriana de concebir la persona divina como modo de subsistencia del único Sujeto divino. Este modo de subsistencia viene definido por Rahner -por cuanto refiere Hauke (Actas del Congreso sobre Rahner, op.cit., p.279)- como "este concreto real así-y-no-otro-ser" (diese konkrete reale So-und-nicht-anders-Dasein). Como afirma también Hauke, esta expresión no es clara, pero una cosa aparece cierta: remitiendo a la crítica que el cardenal Scheffczyk hace a la triadología de Rahner, Hauke reporta el siguiente juicio: "En tal perspectiva, en Dios no existe ninguna vida a nivel de la vida personal, en el intercambio y en el encuentro entre Yo y Tú. Esto constriñe a la tesis de que la vida divina se desarrolla únicamente en el intercambio con el mundo y con el hombre" (ibid., pp. 279-280).
----------En efecto, una pluralidad de modos de subsistencia no puede nunca definir una pluralidad de personas, por lo cual, por ejemplo, el cristiano, en su devoción trinitaria, si tuviera que atenerse a la concepción rahneriana, no podría distinguir su diálogo con el Hijo de su diálogo con el Padre, por el hecho de que en la concepción rahneriana Padre e Hijo son la misma persona; a lo máximo Padre e Hijo son dos diversas manifestaciones de una misma persona, que se identifica con la naturaleza divina.
----------La categoría que, en cambio, ha sido aprobada por la Iglesia como adecuada para comprender la esencia de la Persona divina, a tal punto que ha llegado a ser canonizada por el Concilio de Florencia del 1441 (In Deo omnia sunt unum, ubi non obviat relationis oppositio, Bula Cantate Domino, Denzinger 1330), después que había sido propuesta antes por san Agustín y luego por santo Tomás, es la categoría de la relación. Es verdad que también esta categoría pertenece al orden de los accidentes; salvo que, sin embargo, en este caso la relación no se agrega a la persona, sino que constituye a la persona. Así, no se tienen tres modos de una Persona, como en el modalismo, sino tres relaciones que son las tres Personas.
----------Lo que quiere decir que la Persona divina se debe concebir no como substancia (ésta es la persona creada), no como modo de subsistencia y tampoco, para ser precisos, como subsistencia, sino como relación subsistente. En efecto, Dios Padre, por ejemplo, propiamente hablando, no tiene sino que es relación con el Hijo. O sea, en Dios, el ser Padre no se agrega como accidente, a la esencia divina, sino que el ser Padre coincide con el Padre, como el Padre coincide con Dios.
----------Diferentes son las cosas entre las personas humanas: en Antonio, padre de Francisco, su relación de paternidad se agrega accidentalmente y contingentemente a la esencia de Antonio. En efecto, Antonio era Antonio también antes de engendrar; hubiera sido Antonio también si no hubiera engendrado y sigue siendo Antonio también si desgraciadamente se le muere su hijo. No es así para Dios. Dios no ha decidido libremente ser Padre así como ha decidido crear el mundo. Dios era Dios también antes que existiera el mundo, mientras que es Padre precisamente en virtud de ser Dios. He aquí por qué se dice que el Hijo existe ab aeterno, mientras que el mundo no existe ab aeterno, sino que el tiempo desde cuando existe ha tenido un inicio.
----------El hecho de ser relación subsistente diferencia a la Persona divina de la persona creada (tanto angélica como humana). En esta, de hecho, el actuar y el relacionarse se agrega al sujeto como el accidente se agrega a la substancia. A la inversa, en Dios, el actuar coincide con el ser; aquello que en la creatura es accidental, en Dios es subsistente. La Persona divina no puede ser substancia, o sea, no puede haber tres dioses, lo que es evidentemente inadmisible. El hecho de concebir la Persona divina como relación, permite admitir tres Personas salvando al mismo tiempo el monoteísmo y haciendo inteligible el dato de fe. En la concepción cristiana de Dios, por tanto, Dios sigue siendo el Absoluto, y es respetada la exigencia monoteísta, porque las tres Personas pertenecen al orden de lo relativo, es decir, de la relación.

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