miércoles, 18 de diciembre de 2024

El relativismo en el ecumenismo y el diálogo interreligioso

Hace un par de semanas atrás, el Santo Padre ha expresado que todas las religiones, si son realmente fieles a sus respectivas tradiciones, "enseñan la verdad fundamental de que, como hijos del único Dios, debemos amarnos y honrarnos mutuamente, respetar las diversidades y las diferencias en un espíritu de fraternidad e inclusión, tomando cuidado los unos de los otros, y de la tierra, nuestra casa común", lo cual es absolutamente verdadero. Sin embargo, el indietrismo filo-lefebvriano ha vuelto a hacer oír su permanente matraca de acusaciones de modernismo contra el Papa, poniendo de manifiesto que tras sesenta años, ellos, al igual que los neo-modernistas, no logran entender nada de las claras y fundamentales enseñanzas del Concilio Vaticano II acerca del ecumenismo y del diálogo interreligioso. [En la imagen: el papa Francisco durante su encuentro en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el pasado 30 de noviembre, con los participantes de la Conferencia Interreligiosa, promovida por la Sree Narayana Dharma Sanghom Trust].

----------El Santo Padre, continuando con sus incansables esfuerzos para que un mundo no sólo olvidado de Dios, sino también olvidado del hombre, retorne al conocimiento de los pilares básicos en los que se asienta la auténtica dignidad humana, mantuvo un encuentro el pasado 30 de noviembre en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con los participantes de la Conferencia Interreligiosa, promovida por la Sree Narayana Dharma Sanghom Trust y les dirigió el siguiente breve discurso, que considero útil traducir al español, ya que no ha sido publicado hasta ahora en nuestro idioma en la web de la Sede Apostólica:
----------"Estimado Swamis de Sivagiri Mutt y seguidores de Sree Narayana Guru, ¡queridos amigos!
----------Me complace daros la bienvenida a todos vosotros, pertenecientes a diversas tradiciones religiosas, que habéis venido de Kerala y de otras partes del mundo para celebrar el centenario del primer 'Congreso de todas las religiones' organizado por el líder espiritual y reformador social Sree Narayana Guru. Me alegra saber que vais a participar en un Congreso Interreligioso organizado -con el apoyo del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso- para conmemorar este importante acontecimiento en la historia del diálogo interreligioso en la India y en Asia.  El tema elegido para el Congreso, 'Religiones juntas por una humanidad mejor', es realmente muy actual e importante para nuestro tiempo.
----------Sree Narayana Guru ha dedicado su vida a promover el rescate social y religioso con su claro mensaje de que todos los seres humanos, independientemente de su etnia o de sus tradiciones religiosas y culturales, son miembros de la única familia humana. Insistió en que no debe existir discriminación contra nadie, de ninguna manera y a ningún nivel. Su mensaje es muy adecuado para nuestro mundo de hoy, donde estamos viendo cada vez más casos de intolerancia y odio entre pueblos y naciones. Lamentablemente, las manifestaciones de discriminación y exclusión, tensiones y violencias basadas en diferencias de origen étnico o social, raza, color, lengua y religión son una experiencia cotidiana para muchas personas y comunidades, especialmente entre los pobres, los indefensos y los que no tienen voz.
----------En el Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común, que firmé junto con el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb, afirmamos que Dios 'ha creado a todos los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre sí' (Abu Dhabi, 4 de febrero de 2019). Todas las religiones enseñan la verdad fundamental de que, como hijos del único Dios, debemos amarnos y honrarnos mutuamente, respetar las diversidades y las diferencias en un espíritu de fraternidad e inclusión, tomando cuidado los unos de los otros, y de la tierra, nuestra casa común. La carencia de respeto a las nobles enseñanzas de las religiones es una de las causas de la difícil situación en que se encuentra el mundo hoy. Nuestros contemporáneos redescubrirán el valor de las altas enseñanzas de las tradiciones religiosas solo si todos nos esforzamos por vivirlas y cultivar relaciones fraternas y amistosas con todos, con el único fin de fortalecer la unidad en la diversidad, asegurar una convivencia armoniosa entre las diferencias y ser agentes de paz, a pesar de las dificultades y los desafíos que tenemos que afrontar.
----------Como seguidores de nuestras respectivas tradiciones religiosas, deberíamos siempre cooperar con todas las personas de buena voluntad en la promoción de 'una cultura de respeto, dignidad, compasión, reconciliación y solidaridad fraterna' (Declaración conjunta de Istiqlal, 5 de septiembre de 2024). De esta manera, podemos contribuir a vencer la cultura del individualismo, de la exclusión, de la indiferencia y de la violencia, que por desgracia se está difundiendo. Aprovechando las verdades espirituales y los valores que tenemos en común, podemos caminar y trabajar juntos para construir una humanidad mejor, permaneciendo firmemente arraigados en nuestras creencias y convicciones religiosas.
----------Queridos amigos, os agradezco vuestra presencia y vuestro compromiso de dialogar y comprenderos entre seguidores de religiones diferentes. Asegurándoles mi oración, les pido por favor que me recuerden en la suya. ¡Gracias!".
----------Desgraciadamente, al conocimiento de estas verdaderísimas y clarísimas palabras del papa Francisco, el minúsculo pero siempre ruidoso y delirante coro del indietrismo filo-lefebvriano, ignaro del real significado del diálogo interreligioso, volvió a sus habituales cantinelas y matracas: "Bergoglio, el hinduista... se atrevió a usar un atuendo hindú", calificando al discurso del Papa de "...palabras heréticas que no tienen nada que ver con el Magisterio Católico, que condenó enérgicamente el indiferentismo religioso y el diálogo interreligioso, sino que expresan claramente la doctrina de la masonería, con la que Bergoglio se siente tan identificado", y otros delirios como estos en una mescolanza de mentiras y verdades, pues si bien es cierto que el indiferentismo religioso es condenado por la Iglesia y que en cierto modo es un aspecto de la propaganda masónica, sin embargo, no tiene nada que ver con las actuales enseñanzas de la Iglesia, la cual, por otra parte, nunca ha condenado el diálogo interreligioso, ni podría hacerlo sin traicionar su misión.
----------Si queremos, como debemos, hacer un benevolente esfuerzo por encontrar el lado positivo de estos exabruptos lefebvrianos, es necesario decir que la crítica indietrista filo-lefebvriana al ecumenismo y al diálogo religioso tiene su aspecto de verdad en el rechazo al neo-modernismo, que en estas seis últimas décadas ha venido falseando la auténtica enseñanza del Concilio Vaticano II acerca del ecumenismo y del diálogo interreligioso; pues el modernismo, relativista e historicista como es, agota su prédica ecuménica simplemente en el respeto a las demás religiones, considerando todas ellas a la par e igualmente eficaces para "religar" al hombre con Dios y, por lo tanto, negando el primado de la religión cristiano-católica, la única que, bajo la guía del Vicario de Cristo, el Romano Pontífice, goza de la plenitud de la verdad revelada por Cristo, mientras que las demás religiones son todas ellas mezcla de verdad y error.
----------Sin embargo, consecuente con su ideología de apego a tradiciones superadas que no sabe distinguir de la Sagrada Tradición, el lefebvrismo y filo-lefebvrismo acusan de modernismo también a las enseñanzas del Concilio Vaticano II y de los Papas del post-concilio, que han hecho progresar a la Iglesia hacia un mayor conocimiento de la Palabra de Cristo, acusación con la que caen irremisiblemente en herejía y cisma, alejándose de la plena comunión con la Iglesia católica y con el Vicario de Cristo, relativizando todas sus enseñanzas y desaprovechando así la gracia que implica tenerlo por Maestro y Pastor. De hecho, en cierto modo, el indietrismo también sufre del mismo relativismo que está en la médula del modernismo.
   
El relativismo en el ecumenismo y en el diálogo interreligioso
   
----------El relativismo es un mal que hoy viene frecuentemente denunciado tanto en el campo eclesiástico (véanse las numerosas intervenciones de los últimos papas, particularmente las de Benedicto XVI) como en el campo cultural, incluso secular, ya que hay quienes a este respecto han hablado con buenos argumentos de "relativismo cultural", como es el caso del recientemente fallecido Juan José Sebreli en uno de sus libros más importantes, El asedio a la modernidad, y otros han hablado de "dictadura del relativismo" (y vienen a mi mente ahora las reflexiones del entonces cardenal Ratzinger el 18 de abril de 2005).
----------¿De qué se trata? De la tendencia de reducir todo a lo relativo, de no ver nada más que lo relativo y, por lo tanto, de relativizar lo absoluto. ¿Quién no ha escuchado alguna vez el dicho corriente: "todo es relativo"? Pero este dicho de una cierta barata sabiduría, ha sido revestido, como es bien sabido, también con las vestiduras de la filosofía, por lo cual es famoso el principio de Auguste Comte, el fundador del positivismo: "todo es relativo; y este es el único principio absoluto". Podríamos preguntar a Comte: si existe un absoluto, ¿cómo hace para decir que todo es relativo? ¡Entonces no todo es relativo! O bien tú relativizas también lo absoluto; y por lo tanto haces derrumbar tu principio en el momento en que lo expresas.
----------El hecho es que lo relativo se define en relación a lo absoluto. Lo relativo tiene sentido en relación al absoluto, y a la inversa, por lo cual negar uno significa negar al otro. Y es absurdo identificarlos, por lo cual, si lo relativo es absoluto, no existe lo relativo y si lo absoluto es relativo no existe lo absoluto.
----------Si el mundo (relativo) está absorbido en Dios (absoluto), no existe ya el mundo sino que todo es Dios y existe solo Dios; y en este caso tenemos el panteísmo. Si Dios está absorbido en el mundo, tenemos solo el mundo y no existe Dios; y en este caso tenemos el ateísmo.
----------Ciertamente, Dios (absoluto) podría existir también sin el mundo (relativo), pero éste no puede existir sin Dios. Sin embargo -y vuelvo a decir lo que he dicho- también lo absoluto no puede ser por nosotros definido sin hacer referencia a lo relativo. Pero una cosa es el existir y otra cosa es el definir, si no queremos hacer como los idealistas que confunden el ser con el pensamiento.
----------En realidad, también el relativista más convencido, precisamente para sostener su relativismo, no puede no admitir un absoluto, que sin embargo no será ya distinto y trascendente, es decir, no será ya un verdadero absoluto, sino que será, como hemos visto, una absolutización de lo relativo.
----------Aparte del hecho de que la mente humana no puede de ningún modo escapar a su necesidad de afirmar siempre un absoluto. Por lo cual -contrariamente a cuanto sostienen ateos y relativistas- la mente humana no puede no tender a un absoluto, no puede no desear un absoluto.
----------Todo lo que le es permitido al libre albedrío humano es la elección de la que no puede escapar: o el verdadero absoluto, por lo cual el hombre reconoce al verdadero absoluto que es Dios; o bien un falso absoluto, y es la absolutización del mundo y de la creatura, cosa que puede suceder de muchos modos: absolutizando el propio yo o la humanidad o la historia o la ciencia o el placer o el poder, etc.
----------Hay quienes dicen: ¡pero existe también un sano relativismo! ¿Por qué no? Podemos darles la razón: si algo es realmente relativo, debe ser reconocido como tal, y tanto más porque existe una gran cantidad de cosas relativas, por otra parte indispensables para nuestra vida y para la vida social. El problema es que ellas estén en su puesto, ni infravaloradas ni sobrevaloradas, es decir, absolutizadas. Y esto vale también para el indietrismo filo-lefebvriano que, por ejemplo en liturgia, absolutiza lo relativo, sea lo que sea: el latín, la Comunión de rodillas y en la lengua, el rito pre-conciliar, el incienso o la sotana!, idolatrando lo relativo, y olvidando lo esencial y absoluto: "¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!" (Mt 23,24).
----------El relativismo lamentablemente también existe en la Iglesia, existe entre nosotros los católicos, y bajo muchos aspectos. Y una forma a veces disimulada de relativismo, seductora pero muy peligrosa, es un cierto modo de concebir y llevar a cabo el ecumenismo y también el diálogo interreligioso, un modo por el cual el catolicismo pierde su absolutidad y universalidad divinamente fundadas en nuestro Señor Jesucristo y la Iglesia católica, y deviene una cosa relativa a los tiempos, a los lugares, a las culturas, a los estados de ánimo de individuos o grupos, una religión particular y limitada entre las otras, no privada de defectos y necesitada de ser integrada o completada por otras religiones.
----------De ahí la necesidad, frecuentemente predicada por ciertos ecumenistas casi como si fuera un dogma o como si fuera algo enseñado por el Concilio Vaticano II, que las áreas de antigua o reciente tradición católica se conserven a sí mismas, pero que no se pretenda implementar un "proselitismo" -como ellos dicen- hacia áreas de diferente tradición religiosa, porque esto, según dicen ellos, sería violencia, falta de respeto hacia el "otro", sería "fundamentalismo". El verdadero cristianismo -sostienen ellos- es el de exhortar al protestante a ser un buen protestante, al musulmán a ser un buen musulmán, etc.
----------Por eso ellos sostienen como deber absoluto e infranqueable, plena realización del cristianismo, que cada área viva en paz con las otras, así como en un jardín las rosas deben estar juntas con las violetas, las encinas deben convivir con los pinos y las hormigas con las abejas.
----------Pero debería ser evidente para todos cómo este modo de enfocar el ecumenismo y el diálogo interreligioso está en absoluto contraste con el mandato perentorio y clarísimo de Cristo a los apóstoles, a la Iglesia y a cada cristiano, de anunciar el Evangelio a todo el mundo, amenazando la pena eterna a quienes no lo acogen. Esto es lo que no entiende el neo-modernismo que ha tergiversado las enseñanzas del Concilio Vaticano II acerca del ecumenismo y del diálogo interreligioso; mientras que el indietrismo lefebvriano o filo-lefebvriano no entiende que esa tergiversación es obra de los modernistas, y ¡no del propio Concilio y de los Papas del postconcilio, que no pueden ser modernistas!
----------Todos los santos misioneros de todos los tiempos se han atenido a este irrenunciable mandato de Cristo y el Concilio no ha ignorado en absoluto tal mandamiento, de hecho lo ha confirmado. ¿Y cómo podría hacerlo de otra manera? En todo caso, ha corregido en la ejecución de tal mandado, ciertos errores del pasado.
----------Hoy la Iglesia está sufriendo este terrible dualismo entre ecumenismo y evangelización malentendidos, incomprendidos, dualismo que parece lejano de la solución, porque todas las veces que se habla de ecumenismo se evita hablar de evangelización y viceversa.
----------Cuando se habla de la evangelización, en la mayoría de los casos se permanece solo sobre lo generalidades, se hace un discurso meramente abstracto que no afecta a nadie, ni se habla nunca, por ejemplo, de evangelización de los protestantes o de los ortodoxos o de los judíos o de los musulmanes o de los budistas. Además, no se habla nunca de la elaboración de un método específico de evangelización para cada una de las religiones. Se habla siempre de "pastoral", ¡pero no se sabe qué cosa sea la pastoral!
----------Esta situación corre el riesgo de crear en nosotros los católicos una mala conciencia y una alternativa igualmente perturbadora -al menos para aquellos que aman la coherencia-: o se habla de modo correcto de uno de los dos términos, silenciando al otro en la convicción de que lo niegas; o se habla de uno de los dos de modo falso, con la consecuente incapacidad de conciliarlo con el otro, que de nuevo viene callado.
----------La solución no es el volver a antes del Concilio Vaticano II, como sueñan los pasadistas, mandando al diablo el ecumenismo; pero no es tampoco la de un post-concilio modernista, que renuncie a la evangelización o la conciba como el stand católico de la feria de las religiones.
----------Esto no quiere decir que cuando el papa Benedicto XVI fue a Inglaterra, habría debido invitar a la Reina a convertirse al catolicismo, o que cuando el papa Francisco fue a Baréin debía invitar al Rey a convertirse a la fe católica. El ecumenismo es una cosa sacrosanta, inspirada por el Espíritu, y guay de nosotros si quisiéramos retornar a la polémica ácida e injusta de ciertas tendencias preconciliares.
----------Pero también el papa Francisco ciertamente -y no puedo de ningún modo creer lo contrario- en su corazón, desearía que los Jefes de Estado con los que se ha encontrado en sus viajes apostólicos por todo el planeta, se convirtieran a la fe católica, y por esa intención reza y ofrece sacrificios. Y lo desea con ese amor del corazón que habla al corazón, es decir, al corazón de Cristo.
----------¿Pero por qué no lo dice abiertamente? Este es otro discurso. El amor verdadero no siempre dice todo a la persona amada. Existen deseos secretos que nutrimos por la persona amada, deseos que precisamente por su bien, por el momento no le revelamos.
----------El ecumenismo y el diálogo interreligioso -lo digo siempre- no son fines en sí mismos, sino que están finalizados por la evangelización. Cuando hayamos comprendido esto, no entendiendo el ecumenismo de modo meramente instrumental sino como grande y urgente valor, entonces el dualismo que nos está lacerando y corre el riesgo de hacernos parecer hipócritas, se habrá resuelto, habremos actuado verdaderamente el Concilio y llegará ese "nuevo Pentecostés" que fue profetizado y auspiciado por san Juan XXIII.

11 comentarios:

  1. Querido Padre Filemón, gracias por su publicación, iluminadora como siempre, y yendo como siempre a lo fundamental, porque el relativismo en ambas interpretaciones, modernista y lefebvriana, lo impregna todo en sus repetidas declamaciones... Sin embargo, frente a ellos, no creo que su prédica logre nada, sobre todo en un tema tan cercano a sus más íntimas convicciones: los modernistas porque la tolerancia indiferentista en religión es pilar básico de su pensamiento adaptado hoy al actual globalismo, y en los lefebvrianos porque la doctrina del ecumenismo no creo que sea borrada de su catálogo de "herejías" del Vaticano II, tal como se los ha indicado el hereje Lefebvre.

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    1. Querido Ernesto,
      agradezco tu consenso hacia mi artículo, y tus buenas palabras, que me alientan para seguir empeñosamente con mis labores al servicio del Señor y de su Iglesia.
      Estoy substancialmente de acuerdo contigo en tus opiniones. Ciertamente el relativismo afecta -aunque de diversa manera y diferente nivel de gravedad- tanto al neo-modernismo como al indietrismo lefebvriano.
      Comprendo tu falta de optimismo en el hecho de que este tipo de reflexiones como la de este artículo, logren cambiar las mentes obstinadas, tanto de modernistas como de lefebvrianos. Sin embargo, te animo a la esperanza, porque somos católicos, hombres de fe, que trabajamos cumpliendo nada más que con nuestro deber (somos "siervos inútiles", como dice la parábola), sabiendo que el que obra fundamentalmente y el que cosecha y cosechará, es siempre Dios, no nosotros.
      Te animo, entonces, a cultivar cada vez más la virtud de la esperanza, particularmente en este Año Santo Jubilar que comenzaremos, en el cual el Santo Padre nos invita a reflexionar sobre la esperanza y a vivirla cada vez más en nuestra cotidianeidad.

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  2. No veo cómo no se podría estar de acuerdo con este mensaje del Papa. Con el planeta a punto de estallar en una tercera guerra mundial, si todas las creencias no hacen algo al menos para recuperar la fe común de que somos todos criaturas de un mismo Dios y por lo tanto hermanos entre nosotros... quién lo hará?

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    1. Tienes toda la razón, Daniela. En mi parroquia se habló de esto el domingo. En la homilía del Evangelio mi párroco predicó sobre San Juan Bautista, y lo que les pidió a las tres clases de personas que llegaron hasta él y le preguntaron qué debían hacer... Las respuestas del Bautista son las precursoras del mensaje cristiano... Lo mismo esta predicación del Papa.

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    2. Estimada Daniela,
      estoy completamente de acuerdo con sus palabras.

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    3. Estimada Mary,
      es sumamente interesante lo que usted dice. Si ha sucedido tal como usted lo narra, en su parroquia se ha predicado correctamente de una clara semejanza entre la predicación de san Juan Bautista y la prédica que ha sido constante durante todo el pontificado de Francisco.
      Lo que quiero decir es que Juan el Bautista ha sido el precursor de Cristo, el que preparó su Venida, o sea, en cierto modo el Bautista es la Ley Natural, que precede y es necesaria para que se encarne la Ley de Cristo, en los individuos y en las sociedades. Como suele decirse: la gracia supone la naturaleza. ¿Cómo sería posible que los hombres y mujeres de este mundo puedan entender el mensaje y la Nueva Ley de Cristo, que nos llama y nos capacita a la vida de hijos de Dios en Él, en Cristo, si estos hombres y mujeres que reciben el Evangelio no viven antes como hombres y mujeres dignos de su nombre?
      Juan Bautista es precisamente quien nos llama a vivir esa dignidad humana. Y es precisamente el mismo llamado del papa Francisco a todos los hombres y mujeres del mundo en estos doce años de su pontificado.

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  3. Juan Bautista es la ley natural, que vino antes de la Nueva Ley. Juan Bautista prepara a Cristo. ¿Cómo hablar de Dios a un mundo que se ha olvidado de quién es el hombre? El Papa golpea a las puertas de la conciencia de todos los hombres para que vuelvan a reconocer su condición de hijos de Dios!!!

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    1. Estimado Anónimo,
      no puedo estar sino completamente de acuerdo con lo que usted dice.

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  4. "No echéis vuestras perlas a los cerdos" (Mateo 7:6), de eso se trata.

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    1. Todo el pontificado de Francisco puede resumirse allí.

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    2. Estimado Dino
      si he podido comprender bien su intervención, usted ha aplicado la frase evangélica "No echéis vuestras perlas a los cerdos", queriendo expresar que de nada sirve anunciar a Cristo a corazones que ni siquiera viven dignamente la condición humana. ¿Lo he entendido bien?
      Si así fuera, entonces también estoy de acuerdo en que el pontificado de Francisco puede resumirse en ese punto. De ahí la crítica del Papa al mero "proselitismo", al mero anuncio o propaganda evangélicos que no estén precedidos por un claro testimonio de vida, comenzando por un claro testimonio de vida humana dignamente vivida, por supuesto, como sabemos bien los cristianos, sólo posible por una plena vida de gracia. Primero el testimonio, luego el anuncio.

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