Rahner acusa a la concepción calcedonense de la persona de Cristo nada menos que de "no significar salvación"; por eso desea una nueva formulación del dogma el cual presente a Cristo no como persona sino como "acontecimiento de salvación". De aquí la equívoca expresión "acontecimiento-Cristo", que ha logrado lamentablemente enorme fortuna en los labios de muchos incautos repetidores, los cuales no se dan cuenta que esa fórmula no se mantiene en pie ni siquiera gramaticalmente, además de ofender a Cristo reduciéndolo a un "evento" y olvidando la substancia eterna e infinita de su Persona, fundamento y principio de su obra de salvación. [En la imagen: fragmento de "La crucifixión", óleo sobre tabla, de 1954, de Paul Delvaux, de una colección privada, actualmente en el Musée d´Ixelles, Bruselas, formando parte de una serie sobre la Pasión expuesta en la Bienal de Venecia, que fue en su momento condenada por el Patriarca Angelo Giuseppe Roncalli].
La cristología rahneriana "desde abajo"
----------En el ámbito de la renovación general de la teología promovida por el Concilio Vaticano II, Rahner propone también una renovación de la cristología, que utilice las categorías del pensamiento moderno. La propuesta de por sí es indudablemente aceptable y de hecho, en base a las directivas del Concilio, ciertamente vinculante. Pero, ¿qué es lo que entiende Rahner por "pensamiento moderno"? Entiende, como hemos visto y ahora veremos, el pensamiento idealista postcartesiano alemán hasta Hegel y Heidegger.
----------Ahora bien, aparte de la para todos evidente indebida restricción del concepto de "pensamiento moderno" al pensamiento idealista postcartesiano alemán -dado que en la modernidad existen también otras escuelas y corrientes, por ejemplo el marxismo, el espiritualismo italiano, el neopositivismo, el empirismo inglés, el pragmatismo americano, el estructuralismo francés y el tomismo moderno (aparte de las modernas corrientes de pensamiento de la filosofía judía, india y japonesa)- el Concilio, cuando recomendaba esta comprometida y arriesgada operación, no entendía en absoluto una asunción global, indiscriminada y acrítica del pensamiento moderno, sino, como ya hemos visto, un prudente discernimiento, a la luz de los principios de santo Tomás de Aquino, tendiente a aceptar los elementos válidos rechazando los errores.
----------Por otra parte, Rahner no llegó a conocer el reciente debate sobre lo "postmoderno", el así llamado "final de las ideologías" y el "pensamiento débil", surgido solamente en estas últimas décadas. Es evidente que el aggiornamento requerido por el Concilio requiere atención también sobre estos fenómenos más actuales, pero obviamente siempre usando el criterio antes mencionado.
----------Así Rahner, en base a su restringido y engañoso criterio, propone una doble renovación de la cristología: una, por la cual es necesario sustituir por una "cristología desde abajo" a una cristología "desde arriba", y otra, expresada en lenguaje heideggeriano, que debe sustituir una cristología "ontológica" por una cristología "óntica".
----------La primera propuesta ha tenido un amplio debate en los años Setenta-Ochenta, mientras que hoy el debate se ha atenuado. La así llamada cristología desde abajo, que parte de la historia, ha ganado consensos, en cuanto se ha considerado que mientras una cierta tradicional cristología desde arriba, sobre base metafísica, carece de una suficiente prueba histórico-crítica y pone aprioristamente y gratuitamente una serie de títulos cristológicos "altos" sobre todo divinos, que tienen que ver más con la antigua cultura helenista o gnóstica, en lugar de la enseñanza bíblica y de la "mentalidad semítica", la cristología desde abajo se vale de los modernos y comprobados resultados de la exégesis histórico-crítica, ya patrimonio de la comunidad científica internacional, que dan el verdadero rostro bíblico de Cristo, partiendo de la consideración histórica de su humanidad y poniendo sólo al final de la investigación, con sobriedad y modestia, los títulos más elevados, que de todos modos deben ser recabados también ellos de los textos bíblicos, renunciando a los títulos divinos de origen pagano, de los cuales se ha dejado influenciar la misma doctrina tradicional de la Iglesia.
----------Los cristólogos modernos más equilibrados (como Galot, Kasper, Moioli, Forte, Schörnborn, Bordoni), sinceramente empeñados en la actuación de las directivas conciliares, no han refutado del todo este esquema de origen protestante -pensemos por ejemplo en Bultmann-, pero han puesto de relieve, con una diversa interpretación, la necesidad de que los dos caminos vayan juntos y se integren recíprocamente, en lugar de verlos como el uno bueno y el otro malo. En esta interpretación, entonces, la cristología desde abajo vale como búsqueda histórica sobre Cristo propuesta como introducción al dogma cristológico, y por tanto una cristología debe proponerse en el ámbito de la evangelización, de la misión y de la apologética.
----------La cristología desde arriba, en cambio, implica otras competencias: supone completo el trabajo de la primera, supone además que ya se crea en Cristo y en la Iglesia y, sobre la base de una buena preparación filosófica, y también sobre la base del dogma cristológico o del Símbolo de la fe, busca organizar de modo sistemático y deductivo la cristología, abrir nuevas pistas de búsqueda dogmática, profundizar el dato de fe, ilustrar la doctrina eclesial sobre Cristo, y defender estos datos doctrinales contra el error.
----------Es ésta la cristología dogmática o sistemática más adecuada para la catequesis y para la escuela católica, y sobre todo para los estudios académicos eclesiásticos. A la inversa, la cristología desde abajo, que puede implicar un diálogo con los no-creyentes, puede encontrar espacio tanto en las instituciones de la Iglesia como en el ámbito de la cultura profana. Piénsese en el enfoque de tipo filosófico, arqueológico, geográfico, histórico, filológico, económico, político, sociológico, literario, artístico o epigráfico.
----------Al respecto de la filosofía, el hecho de que Cristo sea un don divino sobrenatural del Padre, no quiere decir que la humanidad de Cristo y la misma divinidad, una vez conocidas por la Revelación, no puedan y no deban ser objeto de consideración y de indagación simplemente filosófica, no por lo tanto en el sentido trascendental rahneriano, sino según criterios antropológicos objetivamente fundamentados. En tal sentido la filosofía puede tomar como tema a Jesucristo, según la propuesta de Xavier Tilliette.
----------Sin embargo, Rahner no ve la reciprocidad entre estas dos formas de cristología, y escoge sin más la cristología "ascendente" con estas palabras: "una cristología ascendente, si y en tanto ella alcanza (por reflexión trascendental e histórica) el concepto de Salvador absoluto, también ha logrado ya una cristología en base al carácter eterno del Hijo de Dios, y así esta cristología del Hijo no se añade como un nuevo conocimiento adicional que superara aditivamente la cristología del Salvador absoluto [...]. Esta cristología está contenida ya en el concepto de Salvador absoluto" (Curso Fundamental, op.cit., p.352).
----------Dice Rahner en otro texto: "La cristología hodierna, en el anuncio y en la reflexión teológica, debe en cierto modo retomar -¡y predicar!- nuevamente esa historia de la cristología del ascenso, que ya en el ámbito del Nuevo Testamento, pasando con enorme rapidez por la experiencia del Jesús histórico a las formas de descenso de la cristología de Pablo y Juan, se ha transformado en una doctrina de la Encarnación del Hijo-Logos preexistente" (Sacramentum Mundi, vol. IV, op.cit., col.492).
----------Hay que señalar bien, sin embargo, las característica que tiene el concepto que Rahner se hace de la "cristología ascendente", Rahner, en efecto, la inserta en el cuadro de su cristología trascendental como expresión conceptual de ésta (el "concepto" del Salvador absoluto), por lo cual al final, no obstante la estima que él muestra por la cristología desde abajo prefiriéndola a la cristología desde arriba propia de la tradición dogmática, que encuentra especial expresión en la cristología tomista, para él la cristología desde abajo vale en cuanto presupone la cristología trascendental y se ubica en su interior.
----------La cristología desde abajo rahneriana es, por lo tanto, distinta de aquella propia de la "teología de la liberación", de orientación estrictamente secularista y filomarxista, florecida sobre todo en los años Setenta-Ochenta: ésta, a diferencia del idealismo apriorista rahneriano, está libre de autoconsciencias absolutas aprióricas. Sin embargo ella pone en duda la divinidad de Cristo (véase por ejemplo las cristologías de Schillebeeckx, Hulsbosch, Schoonenberg, Assman, Boff, Sobrino, o Gutiérrez), cosa que en Rahner no sucede, sino sólo porque para Rahner es el hombre mismo el que es divino.
----------En Rahner, en cambio, advertimos la orientación indudablemente gnóstica de su cristología trascendental: él dice de hecho claramente que la doctrina del Hijo, o sea la doctrina dogmática revelada no agrega nada nuevo, "no se añade como un nuevo conocimiento", a lo que ya se sabe en la cristología trascendental del "Salvador absoluto", sino que no es más que una expresión categorial de la precedente experiencia trascendental, la cual ya de por sí es una revelación originaria, aunque atemática.
----------Debe notarse por otra parte, que si bien la cristología desde arriba es de tipo deductivo, ella, al menos en lo que se refiere al enfoque tomista, presupone la cristología desde abajo, vale decir, la cristología recabada de la experiencia y también de los estudios histórico-críticos, según la concepción tomista del conocimiento humano, el cual llega a lo inteligible partiendo de lo sensible, a lo espiritual partiendo de lo material, a lo sobrenatural partiendo de lo natural, al dato de fe partiendo del dato de razón, a lo divino partiendo de lo humano. Asciende desde abajo hacia arriba, y luego desde arriba desciende hacia abajo.
----------A la inversa, el desprecio rahneriano por el deductivismo tomista y por la teología dogmática tradicional está fuera de lugar, dado que él, con su apriorismo absoluto de la experiencia trascendental, es un deductivista incluso exagerado, pretendiendo como Descartes que el intelecto humano pueda comenzar a funcionar desde sí mismo (la auto-consciencia trascendental) sin partir de los sentidos, como si fuera un intelecto angélico o divino, sin dar ninguna prueba de su supuesto.
La cristología rahneriana "ontológico-existencial"
----------La otra propuesta cristológica rahneriana es la de una cristología ontológico-existencial que sustituya a la óntica, basada sobre la "ontoteología" de la tradicional cristología dogmática eclesial y tomista.
----------Ante todo, aclaremos que la expresión "ontoteología" es de origen claramente heideggeriano, con la cual el filósofo alemán entiende rechazar una teología en la cual Dios aparece como un "ente", en lugar de como "nada" o bien "ser". Esto no quiere decir, en mi opinión, que Heidegger, como han pensado algunos, sea "ateo". Según mi parecer, es un místico frustrado o fallido.
----------Dice Rahner: "Junto a una 'cristología óntica', [...] que hace sus enunciados con la ayuda de conceptos ('naturaleza', 'hipóstasis') que se pueden deducir también de realidades 'cosales', podría perfectamente tomar el relevo, por principio, también una cristología ontológica, [...] cuyos conceptos [...] están orientados según [...] su originaria mismidad de ser y de conciencia [...]. Presupuesto de una tal 'cristología ontológica' es la comprensión de que ser y ser conocido son, en último análisis, lo mismo" (Cristología, op.cit., pp. 73-74).
----------En primer lugar, no está claro si Rahner propone combinar/juntar ("junto a") la cristología "ontológica" a la "óntica", o bien sustituir ("tomar el relevo") a ésta con aquella. Es en cualquier caso evidente que él da sus preferencias a aquella. Pero es necesario aclarar qué es lo que entiende Rahner con esas dos cristologías. Ya desde este pasaje aparece evidente que, mientras la cristología óntica no hace otra cosa más que hacer referencia a los conceptos fundamentales del dogma cristológico (naturaleza e hipóstasis, o sea persona), la cristología ontológica se funda sobre la metafísica idealista-panteísta de la identidad del ser con el pensamiento, que habíamos ya examinado y refutado al inicio de esta serie de notas. Nos preguntamos entonces con qué cara Rahner hace una propuesta de este tipo, contraria a la razón y a la fe.
----------Pero busquemos aclarar ulteriormente su pensamiento. Rahner acusa a la concepción calcedonense de la persona de Cristo nada menos que de "no significar salvación"; por eso espera una nueva formulación del dogma el cual presente a Cristo no como persona sino como "acontecimiento de salvación". De aquí la equívoca expresión "acontecimiento-Cristo", que lamentablemente ha logrado enorme fortuna en los labios de muchos incautos repetidores, los cuales no se dan cuenta que esa fórmula no se mantiene en pie ni siquiera gramaticalmente, además de ofender a Cristo reduciéndolo a un "evento" o "acontecimiento" y olvidando la substancia eterna e infinita de su Persona, fundamento y principio de su obra de salvación. Es evidente el trasfondo heideggeriano de ese concepto de Cristo, ya que precisamente para Heidegger el ser no se eleva a las dimensiones de la eternidad, sino que es reducido a la finitud pasajera de la temporalidad que va hacia la nada. Y ésta sería la nueva grandiosa visión que debería sustituir, para los hombres de nuestro tiempo, la esclerotizada y anticuada concepción calcedonense.
----------Digo que esa fórmula de Rahner no se mantiene en pie ni siquiera gramaticalmente, porque transforma un sustantivo (¡y qué Sustantivo!) en un adjetivo de un sujeto (acontecimiento) que significa un accidente temporal. En otras palabras, se hace de Cristo la propiedad de un accidente. ¿Y ésta sería la nueva manera de honrar a Cristo prometida por el Concilio Vaticano II? Expresión gramaticalmente y ontológicamente correcta sería en cambio el acontecimiento DE Cristo. Es el acontecimiento el que pertenece a Cristo y no a la inversa.
----------La propuesta de Rahner, a su decir, "ayudaría a evitar el monofisismo", que se oculta en el dogma calcedonense, en cuanto tal dogma excluye que la naturaleza humana de Cristo tenga una subsistencia humana, mientras que Rahner no se pregunta si no es precisamente su Cristo-acontecimiento que desvirtúa la Persona del Salvador abajándola desde la eternidad a la temporalidad (esta absurda acusación de "monofisismo" hecha al dogma calcedonense se encuentra también en la p.340ss. del Curso Fundamental).
----------Aclaro brevemente algún punto de lo que acabo de decir. He dicho que el dogma de Calcedonia excluye que la naturaleza humana de Cristo tenga una subsistencia humana. En efecto, el dogma calcedonense enseña que Cristo es una Persona divina. Si Él tuviera también una personalidad o subsistencia humana, Cristo vendría a ser dos personas, lo que es absurdo. Cristo tiene una verdadera naturaleza humana individual, compuesta de alma y cuerpo; sin embargo esta naturaleza no subsiste en virtud de una subsistencia humana, sino en virtud de la misma subsistencia de la Persona divina.
----------En la siguiente declaración Rahner luego presenta la cristología "trascendental onto-lógica" -la misma de la de líneas antes-, como conforme a la "época moderna" y como "transposición" de la cristología óntica, que aquí llama "clásica", pero que no es otra que la cristología de la fe, de modo tal de salvar su "validez permanente" y por tanto para poderla "entender mejor": "En la actual situación de la historia espiritual, esto es, después del inicio de la época moderna, con su pasaje del cosmocentrismo griego, que piensa desde el punto de vista de la 'cosa', al antropocentrismo moderno, que piensa desde el punto de vista del sujeto pensante y que quiere como primer modelo de la interrogación sobre el ser en general, es siempre posible, de hecho impuesto, transponer la cristología óntica, sin suprimirla ni ponerla en duda en su validez permanente, también en una cristología trascendental onto-lógica, precisamente para entender mejor la cristología clásica. Esto, formulado muy simplemente, quiere decir: el hombre, en virtud de su esencia, es el absolutamente ilimitado interrogativo sobre Dios" (Sacramentum mundi, vol. IV, op.cit., col. 493-494).
----------Respecto a lo de cristología "clásica". El término "clásico", inferido de la historia del arte y de la literatura, no se debe emplear para referirse a las verdades de fe. Cristo no es un "clásico" como Homero y Cicerón. Christus heri, hodie et semper. Lo clásico se opone a lo moderno. Pero estas categorías temporales no tienen sentido para la Palabra de Dios y el dogma de la Iglesia, los cuales son simultáneamente para todos los tiempos y están por encima del tiempo, porque pertenecen a lo eterno. Ciertamente, esto no quiere decir que no existan dogmas fijados en el siglo IV y dogmas fijados en el siglo XX. Pero la circunstancia de tiempo no incide en el contenido inmutable del dogma. Ciertamente comprendemos mejor el dogma de la Redención hoy que en el medioevo, pero el significado del dogma es siempre ése.
----------Dejaré para la segunda parte de este artículo, que publicaré mañana Dios mediante, la crítica detallada a la anterior cita rahneriana tomada de la enciclopedia Sacramentum mundi.
Estimado Padre, creo que en general los jesuitas que han hecho sus estudios en la etapa inmediatamente previa al Concilio, durante el Concilio, y en estas décadas del postconcilio, todos ellos tienen a Karl Rahner por prócer de la teología. Y como buen jesuita, yo creo que el Papa Francisco es en cierto modo un seguidor de las ideas de Rahner.... Pero estoy de acuerdo con usted: las posturas de Rahner, o al menos muchas de ellas, están en contraste con las enseñanzas de Cristo...
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
Eliminaren estas cosas, son malas consejeras las fáciles generalizaciones. No todos los actuales jesuitas son rahnerianos.
Por cuanto respecta al supuesto "rahnerismo" del Santo Padre, lo que podemos decir es que, efectivamente, Francisco, en su predicación, recoge algunos temas de la teología pastoral de Rahner, en particular la necesidad de expresar en términos modernos, accesibles a la gente común, las verdades de fe.
Otro tema que el Papa tiene en común con Rahner (siempre en el ámbito de las directrices pastorales) es el de la sinodalidad y, por tanto, del deber de los Obispos de prestar sus oídos al Pueblo de Dios, manteniendo por supuesto los Obispos su papel de guía en cada Iglesia particular.
Otro tema en común con Rahner es el de la existencia de personas que no conocen explícitamente a Cristo y que, sin embargo, estando en buena fe, pueden salvarse y se salvan.
Sin embargo, y tal como lo he estado demostrando desde hace ya algunas décadas, en Rahner hay teorías que son incompatibles con la fe. De hecho, en estas semanas y meses estoy publicando una extensa serie de artículos que son explicativos de un elenco de todos los errores doctrinales de Karl Rahner, con su correspondiente refutación.
Ahora bien, acerca de los errores doctrinales de Rahner, el papa Francisco hace silencio, pero es evidente que él no acepta las teorías rahnerianas que constituyen errores contra la fe, porque un Papa no puede ser herético.
Por lo tanto, la pregunta es: ¿podríamos decir que el Papa es rahneriano?
Para responder a esa pregunta, debemos hacer una distinción. En cuanto el Papa actual recoge los aspectos positivos del pensamiento de Rahner, entonces, sí, lo podríamos afirmar; pero ciertamente no en sentido propiamente dicho, por cuanto rechaza los errores de Rahner.
Precisamente, en cuanto a Rahner, es muy probable que los rahnerianos que en esta última década rodean al Papa, durante todo su pontificado, es muy probable digo, que lo hayan estado presionando para que recomendara a Rahner como modelo de teólogo. Por el contrario, el Santo Padre hace pocos meses, en línea con sus predecesores desde hace ocho siglos, ha recomendado a Santo Tomás de Aquino para los estudios filosóficos y teológicos, y ha hecho algo que ni siquiera san Juan Pablo II ni Benedicto XVI hicieron: confirmar a Tomás como Doctor Común de la Iglesia.
En cuanto a la tesis buenista de que todos se salvan, el Papa nunca la ha aprobado, y por lo demás no podría hacerlo, porque es una tesis herética. En cuanto a la famosa entrevista con Fazio en la TV italiana, el Papa expresó simplemente un deseo personal, pero precisó que no quería enseñar ningún dogma.