Un paciente análisis de lo que Rahner expresa en su interpretación del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz y de su muerte, e incluso del modo como interpreta el acontecimiento de su Resurrección y su actual condición de Resucitado en los cielos, no nos deja para nada convencidos que sus teorías sean conformes con la fe de la Iglesia, sino más bien lo contrario. [En la imagen: fragmento de "La crucifixión blanca", óleo sobre lienzo, pintado en 1938, obra de Marc Chagall, conservada y expuesta en el Instituto de Arte de Chicago, USA].
La crucifixión y muerte de Jesús según Rahner
----------Según Rahner, "con toda prudencia se puede decir que los conceptos paulinos de 'sacrificio', de 'rescate', 'sangre de reconciliación', etc., no reflejan la comprensión originaria del alcance salvífico universal de la cruz de Jesús" (Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.326).
----------"Si decimos que este 'sacrificio' debe entenderse como libre acto de obediencia de Jesús; [...] que Dios [...] da al mundo la posibilidad de satisfacer a la santidad justa de Dios, [...] la representación del sacrificio propiciatorio no sólo queda purificada, sino también criticada" (Curso Fundamental, op.cit., p.331). "Desde el punto de vista histórico, no consta con certeza si el Jesús prepascual mismo interpretó y predijo ya su muerte [...] como sacrificio expiatorio" (ibid., p.332).
----------"No es la cruz la que transforma a Dios de justicia airada en amor perdonante, sino que es el Dios que perdona sin motivo y desde el inicio [...]. El acontecimiento de la cruz no promana una satisfacción para la justicia de Dios airada y exigente, sino de su amor inmotivadamente perdonante" (Nuevos ensayos, vol. VI, op.cit., pp.320-321; cf. también Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.321). "La teoría de la satisfacción vicaria favorece la idea de una prácticamente impensable representación del hombre por parte de Jesús y se contrapone a la correcta comprensión de la auto-redención" (ibid., p.322).
----------"Esta muerte (como la humanidad de Cristo) expresa a Dios cual él mismo es y cuál ha querido ser hacia nosotros en una decisión libre que permanece eternamente válida. Evidentemente entonces esta muerte de Dios en su ser y devenir en la alteridad del mundo debe formar parte de la ley de la historia de la nueva y eterna Alianza, que nosotros debemos vivir" (ibid., p.392).
----------Hago ahora la observación de que el pasar por alto por parte de Rahner tantos aspectos y enseñanzas de Cristo presentados por los Evangelios (como hemos comprobado en la nota anterior) ciertamente es cosa inapropiada y decepcionante en un teólogo que ha escrito tanto sobre cristología, pero esto sería tal vez todavía disculpable si al menos Rahner diera muestra de haber comprendido, respetado y apreciado el acto salvífico decisivo y principal de toda la vida de Cristo: el sacrificio de la cruz.
----------Y en cambio, sobre este punto fundamental de la Revelación, del dogma, de la vida y de la piedad cristianas, sobre esta piedra angular del entero cristianismo, de la cual el cristianismo toma su sentido fundamental como vía de salvación, no digo en su fin que es la vida eterna, Rahner demuestra, como vemos por los pasajes citados, una impresionante incomprensión y terribles malentendidos, que derivan, por cuanto parece, de haberse dejado influenciar por la crítica iluminista de la religión y por las tesis más subversivas del protestantismo liberal a partir de Strauss y de Reimarus, que ya habían sido reasumidas por el modernismo.
----------Por lo tanto, la presentación que el ya mencionado documento de la Comisión Teológica Internacional, Cuestiones selectas sobre Dios Redentor, del 29 de noviembre de 1994, hace de la visión rahneriana del sacrificio expiatorio de Cristo (Rm 3,25) no es completa. En efecto, Rahner sobre este punto, como sobre otros puntos de doctrina, presenta una doble posición: une una visión atenuada a la pura y simple negación. Así, el documento de la Comisión, presenta la primera, pero no la segunda. Aquí, en cambio, nosotros queremos presentar la segunda, de la cual resulta un neto y seco rechazo del sacrificio expiatorio de Cristo.
----------Por lo tanto debemos notar, en primer lugar, que Rahner siente repugnancia por el concepto mismo y por el acto del sacrificio cultual sangriento asociado a la idea de que la víctima inocente pueda expiar por las culpas de los otros (el "chivo expiatorio"). Y desde aquí tal vez podremos también comprenderlo: no hay duda que este tipo de culto sacerdotal o religioso responde a una religiosidad burda y primitiva, que luego el mismo cristianismo, con el sacrificio incruento de la Misa, se ha encargado de abolir.
----------Pero el cristianismo, por mandato de su divino Fundador, no ha abolido en absoluto el concepto y la práctica del sacrificio cultual expiatorio de la víctima inocente para la remisión de los pecados. Tanto es verdad esto, que Jesús mismo, sacerdote y víctima, ha realizado este sacrificio de sí mismo para la salvación del mundo, para así satisfacer a la justicia del Padre y obtener misericordia para toda la humanidad. Tanto es verdad que este divino sacrificio viene perpetuado y será perpetuado hasta el fin del mundo en el sacrificio de la Misa. Y por otra parte, y esta no es una consideración trivial, el aspecto cruento del sacrificio, si bien no permanece en la celebración de la Eucaristía, permanece para muchos de nuestros semejantes en los casos de martirio y de muchos tipos de sufrimientos sangrientos, vividos en unión con Cristo.
----------Es verdad que, si observamos con atención la historia de las religiones, advertimos que no faltan casos en que el sacrificio cultual no es necesariamente sangriento (el mismo pueblo de Israel conoce sacrificios no cruentos); sin embargo es un hecho que según la voluntad del Padre, Cristo, por amor nuestro, ha querido y aceptado el terrible sacrificio de la cruz; por lo cual nosotros, aunque justamente sintamos repugnancia por la cruz en sí misma (el propio Jesús, él el primero, ha experimentado esta repugnancia) somos invitados a aceptar gustosamente y por amor este sacrificio no sólo en la vida de Cristo sino también en la nuestra, haciendo nuestras las mismas intenciones de Cristo en relación a este sacrificio.
----------Por lo demás, es necesario considerar la conveniencia del sacrificio doloroso que llega hasta el punto de la muerte. La muerte, como dice la Sagrada Biblia, es la pena o castigo del pecado. Por otra parte, Dios ha querido una compensación por la ofensa recibida del pecado. La imagen del Dios "airado" y "aplacado" por el sacrificio de Cristo no debe hacernos rechazar, como lamentablemente ocurre en Rahner, la función reparadora, expiatoria y satisfactoria vicaria del sacrificio de Cristo. Vicaria en cuanto sólo Cristo, Hijo de Dios, ha podido satisfacer adecuadamente por el daño infinito del pecado.
----------Si se pretende ver, como hace Rahner, en la cruz de Cristo sólo la "misericordia" del Padre, se termina por mistificar el concepto mismo de misericordia y por sentirnos burlados por el Padre, ya que de por sí la misericordia no conlleva la irrogación de una pena, sino, al contrario, comporta la liberación de la pena. Ahora bien, es evidente que la cruz es algo penoso y penosísimo. Esto quiere decir que la irrogación de la pena no concierne a la misericordia, sino a la justicia. Por lo tanto, si con Rahner queremos excluir que Dios haya pedido al Hijo una obra de justicia reparadora, la "misericordia", que debería animar el sacrificio de la cruz, deviene una trágica tomadura de pelo, que impulsa no a la alabanza de Dios, sino a la blasfemia.
----------Ahora bien, esto no quita que el motivo fundamental que ha impulsado a Dios Padre a enviar a su divino Hijo a la cruz haya sido una intención de grandísima misericordia; pero santo Tomás de Aquino explica cómo debe entenderse esta misericordia, la cual tiene un estricto nexo con la justicia reparadora y expiadora: si nosotros, en Cristo, aunque indignos pecadores, podemos expiar por nuestros pecados mediante nuestra cruz de cada día, se lo debemos precisamente a la misericordia del Padre, el cual por misericordia (¡y no por justicia!) nos ha donado en Cristo precisamente la posibilidad de expiar.
----------Expulsando por consiguiente el elemento de justicia de la cruz de Cristo, Rahner se encuentra a una atroz y absurda alternativa, que es ésta: o admite el sufrimiento y la muerte salvíficos de Cristo, pero entonces la misericordia deviene una horrible burla de un Dios cruel, desde lo alto de su arbitraria omnipotencia, decide sobre nuestra suerte de manera del todo irracional.
----------O bien admitimos verdaderamente la misericordia como "corazón-por-el-mísero", pero entonces la vida cristiana debería desarrollarse sin sufrimientos -claro que, sin embargo, esto no se verifica- ni tiene sentido dar un significado salvífico al sufrimiento -lo que sin embargo es contrario al significado de la cruz.
----------Rahner encuentra una solución tenebrosa y desconcertante: dar a la muerte un valor salvífico en sí misma como acto supremo de libertad y plenitud de la personalidad, con el cual elegimos para siempre nuestro destino y nuestra salvación. Entiéndase bien: no la muerte (de por sí repugnante y odiosa) en cuanto libremente asumida por Cristo por la libre voluntad del Padre, sino precisamente la muerte en cuanto muerte, la muerte amada por sí misma, porque ella, por sí y de por sí, como tal aseguraría la salvación y la vida eterna.
----------¿Quién es el que está detrás de este horrible pensamiento de Rahner? Lo podemos imaginar: es Hegel con su interpretación dialéctica de la redención de Cristo, basada en el hecho de que lo negativo (la muerte) tiene valor en sí mismo, en cuanto se quita a sí mismo y restablece lo positivo (la vida). He aquí la interpretación gnóstica y racionalista de la cruz de Cristo: ella no ha sido un hecho contingente, libremente querido por Dios, como sabemos por la fe. No, la cruz ha sido un hecho divino lógicamente necesario; Dios, para ser "lógico" (¿el Hijo no es el Logos?), para ser Dios, no podía hacer de otra manera.
----------Aquello que nosotros, creyentes, creemos por fe sin entender, Hegel lo sabe racionalmente y nos lo explica con razones estrictas. ¿La cruz un hecho contingente? ¡Pero ni siquiera en sueños! ¡Ha sido y es un momento necesario del devenir dialéctico de la esencia divina!
----------Con un enfoque similar al hegeliano, Rahner presenta la muerte no en oposición a la vida, sino como exaltación de la vida: "la muerte es por su naturaleza la consumación de la vida temporal de la persona humana" (Sentido Teológico de la Muerte, Herder, Barcelona 1965, p.33). "En la muerte el alma alcanza el cumplimiento de su autogeneración" (ibid., p.34). "La muerte [...] es activo llevarse-a-cumplimiento, generación creciente y comprobante del resultado de la vida y total tomarse-en-posesión de la persona, es un haberse-realizado-a-sí-mismo y plenitud de la realidad personal actuada libremente" (ibid.).
----------Muerte y vida están juntos y a la vez se oponen en una "antítesis dialéctica". Es lo que dice Rahner: "En la esencia misma del hombre hay una verdadera dialéctica, aneja a esta composición plural y antitética de realidades [...] El término del hombre, como persona espiritual que decide libremente de su propia suerte, ha de ser consumación activa desde dentro, situarse activamente en su perfección o imperfección, dar el postrer testimonio, que resulta y como resume en general toda su propia vida. En este caso la muerte lleva consigo la total posesión de sí mismo por parte de la persona. Importa la realización definitiva del sentido de sí mismo y la libre decisión de la realidad personal" (ibid.).
----------Uno podría decir: pero en el fondo es el concepto cristiano del morir como esa toma de posición frente a la muerte -en sí misma un mal-, por la cual la aceptamos en unión con la cruz salvífica de Cristo. En cambio, para Rahner no es así: él se preocupa de hacer la precisión de que la muerte es un valor en sí misma, independientemente de un valor que puede serle conferido desde el exterior: ella "se debe entender como acto de consumación del hombre como persona espiritual desde dentro, y entiéndase bien, la muerte misma, no solamente una toma de posición del hombre frente a sí mismo, que permanece fuera de ella" (ibid., p.45). O sea, que la vida no está fuera de la muerte, sino en la muerte, y viceversa.
----------La única posible interpretación de esta odiosa paradoja, para hacerla de algún modo pensable, es que en substancia Rahner niega, también para Dios, una vida inmortal. Vienen a la mente las antiguas concepciones cíclicas paganas, que han encontrado una reasunción en el mito nietzcheano del "eterno retorno" y que eran simbolizadas por la svástica (la "rueda de la vida") del nacional-socialismo hitleriano.
----------Rahner cae en la trampa fascinante y envenenada de la dialéctica hegeliana de la oposición-identidad de ser y no-ser, que en tal caso se traduce en la oposición-identidad vida-muerte: la vida en la muerte y la muerte en la vida. Esta dialéctica confunde idealistamente el plano del pensamiento donde efectivamente el concepto de la vida y el de la muerte se reclaman mutuamente, con el plano de la realidad, donde la fe nos dice que es posible una vida sin la muerte.
----------Por otra parte, como es sabido, la dialéctica hegeliana no pretende explicar el ser, sino el devenir, que aparece como contradictorio. Para Hegel, como para Heráclito, todo cambia, no sólo el mundo, sino también Dios. Ni siquiera Dios mantiene la misma identidad, sino que es una dialéctica muerte-vida, vida-muerte.
----------Por eso un cómodo instrumento conceptual es, como dice Hegel, el de lo "negativo", que, oponiéndose a lo positivo, se niega a sí mismo y restablece lo positivo (Hegel habla del "enorme poder de lo negativo" y también de "magia" de lo negativo). Pero el devenir requiere que lo positivo (vida) a su vez pase a lo negativo (muerte) y el proceso vuelve a comenzar sin que nunca tenga paz y estabilidad en una vida inmortal.
----------Hago la observación de que es verdad que Jesús en el cielo, según una piadosa creencia, basada sobre el hecho de que el Resucitado aparece mostrando las llagas, conserva las cicatrices de la crucifixión. Pero debería ser evidente que Cristo resucitado, como dice Pablo, "no muere más". En cambio, el morboso "instinto de muerte" -se diría con lenguaje freudiano- presente en el pensamiento rahneriano, no llega a darnos una visión límpida del Resucitado absolutamente liberado de la muerte.
----------A tal respecto se ha difundido desgraciadamente la expresión "Crucificado Resucitado", que puede ser entendida bien ("Aquel que estaba muerto, ahora ha resucitado"), pero lamentablemente también puede ser entendida mal: "El Resucitado está ahora Crucificado".
----------El ya citado documento de la Comisión teológica se pregunta si la teoría de Rahner acerca de la muerte de Cristo "da suficiente espacio a la eficacia causal del acontecimiento Cristo y especialmente al carácter redentivo de la muerte de Jesús en la cruz" (n.32). La respuesta que podemos dar en base a las declaraciones de Rahner que hemos reportado es sin duda negativa, en cuanto él, negando el sacrificio expiatorio de Cristo, niega precisamente aquello que en base a la fe es la causa eficiente de nuestra salvación.
----------Por otra parte, es necesario observar, en base a los pasajes de Rahner sobre la muerte del Salvador, que para él tal muerte produce la redención no en cuanto asumida como expiación del Hijo de Dios, Vida que vence la muerte -ésta, en efecto, es la verdad de fe- sino precisamente en cuanto muerte.
La resurrección de Cristo según Rahner
----------También la resurrección de Cristo, en Rahner, se volatiliza en la experiencia trascendental, por la cual Rahner se limita a afirmar que "Jesús vive" y la resurrección misma es abiertamente negada como hecho histórico, empíricamente constatado, como si la condena del mismo error -ya presente en el modernismo- por parte de san Pío X no hubiera sucedido. Y lo bonito es que tal interpretación de los relatos de las apariciones del Resucitado la encontramos en quien, como Rahner, se declara enemigo del docetismo y del monofisismo.
----------Al respecto dice Rahner con suficiente claridad para entenderlo: "Puede decirse que 'históricamente' no alcanzamos la resurrección de Jesús, sino sólo la persuasión de sus discípulos de que él vive. Si por hecho históricamente cognoscible se entiende un hecho que [...] pertenece al ámbito de nuestra experiencia normal espacio-temporal, [...] entonces es evidente que la resurrección de Jesús no pretende ni puede ser ningún suceso 'histórico'..." (Curso Fundamental, op.cit., p.325).
----------Por el contrario, es necesario decir que nosotros alcanzamos la resurrección de Jesús a través de la convicción de sus discípulos, que testimonian haberlo visto físicamente. En efecto, la credibilidad de su testimonio nos obliga a creer a aquello que relatan. Los discípulos no estaban simplemente convencidos de que Jesús vive, sino que testimonian haberlo visto vivo con su cuerpo.
----------Un hecho sucedido hace dos mil años como la aparición del Resucitado no puede evidentemente ser objeto de nuestra experiencia; pero esto no quiere decir que en sí no lo haya sido. Si el cuerpo del Resucitado ha caído bajo la experiencia de los discípulos, y ellos son creíbles, como son creíbles, eso es suficiente para decir que las apariciones del Resucitado son un hecho histórico.
----------"Podemos tranquilamente admitir que no podemos 'imaginarnos' la resurrección 'corpórea', porque ella, diferentemente del despertar de los muertos, no es, ni quiere ser, el restablecimiento de un estado precedente, sino que significa esa transformación radical, que Pablo considera condición de lo perfectamente definitivo" (Nuevos ensayos, vol. II, op.cit., p.209).
----------Ciertamente en la vida presente no podemos imaginarnos cómo será el cuerpo resucitado. Sin embargo Cristo, para hacer entender que estaba resucitado, se apareció a sus discípulos en aquellas semblanzas físicas que podían ser perceptibles e imaginables en la vida presente.
----------"Los relatos que a primera vista se nos ofrecen como detalles históricos del suceso de la resurrección y respectivamente de los sucesos de las apariciones, no pueden armonizarse en todos sus pormenores, sino que han de interpretarse más bien como revestimientos plásticos y dramáticos (de tipo secundario) de la experiencia originaria de que 'Jesús vive', y en realidad no describen esta experiencia misma en su auténtica esencia originaria" (Curso Fundamental, op.cit., p.324).
----------Un estudio atento de los relatos de la resurrección de Cristo permite en realidad resolver las aparentes contradicciones. Si queda alguna de escasa importancia, eso juega precisamente a favor de la veracidad de todos los relatos, porque si hubieran sido ficción, la primera preocupación de los impostores hubiera sido precisamente la de establecer una concordancia absoluta para hacer a los relatos más creíbles.
----------Por lo tanto, para Rahner, Cristo resucita en nosotros cuando creemos que esté resucitado; pero que esté efectivamente resucitado en sentido físico, independientemente de nuestra fe, no es históricamente demostrable. Según el teólogo alemán, Cristo no ha resucitado independientemente del hecho de que nosotros creamos que haya resucitado: "la fe en su resurrección es un momento intrínseco de esta resurrección misma y no la toma de conocimiento de un hecho que por su esencia pudiera subsistir igualmente sin tal toma de conocimiento" (Curso Fundamental, pp. 314-315). Nótese la impostación típicamente idealista que reduce el ser al ser pensado: las cosas existen si las pienso. Las cosas en las cuales no pienso no existen, porque cuando las pienso, pierden su ser objetivo y devienen pensadas.
----------"La proposición de fe, que nos habla de la resurrección de Jesús, es simplemente la expresión legítima para decir que nuestra experiencia trascendental de la auto-comunicación de Dios está en relación con el evento histórico de Jesús, si quiere ser verdaderamente tal y victoriosa, y para decir además que el acontecimiento de la radical trascendencia de un hombre en la incomprensibilidad del misterio divino que se ha verificado en la muerte de Jesús, ha alcanzado así realmente su objetivo" (Nuevos ensayos, vol. V, op.cit., p.146).
----------Estas expresiones que deberían tener por función el significar la resurrección de nuestro Señor Jesucristo son demasiado vagas, además de poner en juego la "experiencia trascendental de la auto-comunicación divina", de la cual ya hemos visto su infiabilidad. Pero incluso admitido y no concedido que tal experiencia exista, el hablar del "acontecimiento histórico de Jesús" y, además, de la "radical trascendencia de un hombre en la incomprensibilidad del misterio divino que se ha verificado en la muerte de Jesús", no dicen nada sobre lo esencial, esto es, sobre la resurrección corpórea del Señor.
----------Además, la perspectiva rahneriana de la muerte como momento supremo de la maduración de la persona y, por cuanto parece, como momento de la misma "resurrección", no tienen nada que ver con el concepto ortodoxo de la resurrección, y parece más bien una visión brahmánica, según la cual la muerte es el momento de la suprema liberación en cuanto el alma se libera del cuerpo: pero aquí estamos exactamente en las antípodas de la concepción cristiana de la resurrección.
----------Por eso, si por una parte Rahner admite que Cristo espiritualmente vive, no parece contrario al contexto de su convicción de "fe" -aún cuando no lo dice- que Cristo esté físicamente muerto: el "Crucificado-Resucitado".
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