La Encarnación no pertenece a la esencia de Dios, sino que es un hecho histórico, que también podría perfectamente no haber ocurrido y no por ello a Dios Trinitario le hubiera faltado algo. Por tanto, contrariamente a lo que pensaba Karl Rahner, la Trinidad "económica", es decir la Trinidad que nos ha enviado a Cristo, no coincide en absoluto con la Trinidad "inmanente", -atributo con el cual Rahner indica la Trinidad en sí misma-, que podía perfectamente existir completa sin necesidad de añadir la encarnación del Hijo, Trinidad que perfectamente hubiera podido salvar a la humanidad de otros modos. [En la imagen: fragmento de "Dios descansando tras la creación", i.e. Cristo representado como el creador del mundo, mosaico bizantino en la Catedral de Monreale, Sicilia, Italia. Las representaciones de Dios Padre no son frecuentes sino hasta el siglo XV, y antes de esa fecha se mostraba a menudo a Jesús como Creador].
¿Cómo puede un hombre ser Dios?
----------Volviendo ahora a nuestra cuestión de la identidad de nuestro Señor Jesucristo, notamos que en Dios el individuo coincide con la especie, por lo cual en el caso de Cristo no podemos hacer el mismo discurso que hacemos para nosotros los hombres. Dios es un individuo. La naturaleza divina, es decir Dios, es, como la define el Concilio Vaticano I, "una singular sustancia espiritual".
----------Tengamos bien presente que no existe la especie "Dios" que tenga bajo sí varios individuos, como bajo la especie hombre hay muchos individuos humanos. Dios y la naturaleza divina o sustancia divina son lo mismo. La esencia de la individualidad divina, a diferencia de cuanto sucede en nosotros, coincide con la esencia de la naturaleza divina. Entonces, ¿cómo puede haber distinción entre dos individuos, el Hijo divino y el Padre divino, si Dios es un individuo? ¿Un individuo puede ser al mismo tiempo uno y dos? ¿Jesús es un solo individuo o son dos? O es uno o son dos. De aquí no se escapa.
----------¿Cómo se sale de esta dificultad? El dogma dice que Jesús es una sola persona divina, la persona del Hijo, que es Dios. La unidad ontológica de Jesús está dada por la persona, no por la naturaleza, tanto la humana como la divina, porque las naturalezas, como dice el dogma, en Cristo son dos, "sin mutación, sin confusión, sin división, sin separación", sino unidas en un solo sujeto que es la persona del Hijo. Dos naturalezas, dos esencias, dos individuos, dos sustancias. Una persona. Por lo tanto, Jesús es uno.
----------¿Y cómo podría ser de otra manera? Es un hombre, es un solo individuo humano. ¿Es una persona humana? Edward Schillebeeckx [1914-2009] lo ha afirmado. Pero entonces se metió en problemas, porque como católico tuvo que reconocer que Jesús es una persona divina. ¿Y entonces? ¿Jesús es dos personas? Al final concluyó con un pasticho: Jesús es una persona en dos personas.
----------Ciertamente, un hijo de hombre tiene la misma naturaleza que su padre, pero se trata de la naturaleza específica. Mientras que la naturaleza individual, por supuesto, es diferente en el hijo y en el padre. En cambio, con nuestro Señor Jesucristo tenemos que la persona del Hijo y la persona del Padre tienen la misma individualidad divina. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo hace el mismo individuo Dios para ser la naturaleza de dos individuos, dos personas distintas, el Padre y el Hijo?
----------Según cuánto nos dice la razón, si un ente es uno tiene una naturaleza, Jesús es un ente. Por lo tanto la razón nos lleva a pensar que tenga una naturaleza o esencia, la de ser humano. Posee la naturaleza humana. Ahora bien, ¿cómo puede el dogma cristológico decirnos que, en cambio, tiene dos naturalezas, no solo la naturaleza humana, sino también la divina? ¿Cómo puede un único ente individual tener dos naturalezas, una naturaleza divina además de la suya propia?
----------La naturaleza divina es el mismo Ser que subsiste. ¿Cómo hace el Ser subsistente para ser predicado de un hombre? ¿Cómo puede el Ser subsistente pertenecer a un hombre? ¿Cómo hace para ser predicado de un hombre? ¿En qué sentido es Jesús Dios? Schillebeeckx afirma que no lo podemos afirmar, porque sería panteísmo: no podemos predicar la naturaleza divina de una naturaleza humana; sería confundir la una con la otra. En efecto, la identificación de las dos naturalezas, prohibida por el dogma de Calcedonia, es precisamente lo que hace Hegel con el pretexto de la Encarnación: o Logos sarx eghéneto.
----------El subsistente, el sujeto, la personalidad en nuestro Señor Jesucristo no es su ser hombre, sino su ser Hijo. Por eso, cuando decimos que Jesús es Dios no estamos enunciando una propiedad o un predicado del ser hombre -esto sería panteísmo- sino la propiedad divina del ser Hijo. Decir que Jesús es Dios no significa predicar la divinidad de su humanidad, sino predicar la divinidad de su ser Hijo. Jesús es Dios no en cuanto hombre, sino que Jesús es Dios en cuanto Hijo. Schillebeeckx se ve constreñido a negar que Cristo sea Dios, para sostener que debemos limitarnos a decir que Dios está en Cristo.
----------Pero entonces, ¿cómo ponemos de acuerdo eso con el dogma de Nicea según el cual Cristo es de la misma sustancia que el Padre? ¿Qué es la sustancia del Padre sino la naturaleza divina del Padre? ¿Y qué será la sustancia de Cristo sino la divinidad común al Hijo y al Padre?
----------Ahora bien, la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿cómo es posible que Dios y un hombre, dos entes, dos personas, dos sustancias, dos sujetos, estén unidos en un único ente, un único sujeto y una única persona? Si fueran dos atributos, dos propiedades, dos cualidades o dos accidentes, en tal caso podríamos entenderlo. No hay problema en admitir que el hombre posea a la vez la inteligencia y el instinto animal. Pero se trata de dos potencias que emanan del mismo sujeto.
----------¿Pero cómo es posible que un hombre -en este caso Jesús- sea sujeto no solo de su naturaleza humana -lo cual no crea dificultades-, sino también de la naturaleza divina, cuando sabemos que Dios es el ente supremo, persona y sustancia infinita, ser por sí subsistente?
----------No hay problema, ciertamente, en admitir que naturaleza humana y naturaleza divina convengan y se pongan de acuerdo entre sí: ¡Dios es el creador del hombre! Pero existe también entre ellos la diferencia que hay entre lo finito y lo infinito. Lo que no llegamos a entender es ¿cómo puede ser Dios sujetado en un hombre, como si Dios fuera una propiedad o una potencia del hombre a la par del intelecto y de la voluntad, como si el ser Dios fuera una posibilidad del hombre, entrara en el horizonte de sus fuerzas o facultades? Ciertamente, esta es la tesis de los ateos y de los panteístas. Pero sabemos que es absurda. Jesús, por lo que dice y por las obras que hace tiene la apariencia de un hombre que se ha convertido en Dios.
----------Pero los fariseos y los doctores de la ley, que sabían bien que esto es imposible, no le dicen a Cristo: vemos que has logrado llegar a ser Dios, sino que le dicen: eres un soberbio, un iluso, un fanfarrón, un blasfemo y un impostor, porque, aunque siendo un simple hombre, pretendes atribuirte lo que solo pertenece a Dios. Pero ellos no consideraban los milagros de Jesús y no sacaban las consecuencias necesarias.
----------Sin embargo, si lo pensamos bien, la hipótesis de que un hombre tenga una naturaleza divina además de su propia naturaleza humana no es absurda porque, como he dicho, las dos naturalezas se convienen entre sí y por tanto son unibles, pueden estar juntas. Y de hecho sabemos cómo el hombre coexiste con Dios.
----------Sí, lo anterior es cierto, pero son unibles o pueden estar juntas como dos personas, dos sujetos o entes subsistentes en sí, por sí y para sí. Pero en el caso de Jesús, ¿qué pasa con la subsistencia? En efecto, para que Jesús sea uno como es efectivamente uno, o sea un ente subsistente, es necesario que en él no haya dos subsistencias, una humana y una divina, sino que debe ser una sola.
----------¿Y cuál puede ser? La conclusión, obviamente, se nos impone: será la subsistencia divina. En efecto, uno puede imaginar una naturaleza humana sin subsistencia, pero no se puede imaginar una naturaleza divina sin subsistencia. Por lo tanto, Jesús es una persona divina, el Hijo de Dios, con una subsistencia divina y su naturaleza humana goza de la subsistencia divina.
----------Por lo tanto, ¿cómo les ha venido en mente a los Padres del Concilio de Calcedonia decir que Cristo es una persona (prosopon e hypostasis) en dos naturalezas (dyo fyseis)? El Concilio de Nicea del 325 se limitaba a decir que Jesús es el Hijo único de Dios, nacido del Padre (ghennethenta ek tes usìas tu Patrós), engendrado, no creado, de la misma sustancia del Padre (omoúsios to Patrì), Dios de Dios, Dios Hijo de Dios Padre.
----------¿Por qué han sentido la necesidad de dar una nueva formulación al dogma cristológico? Porque lo que se había dicho en Nicea no aclaraba suficientemente cómo era posible que Cristo fuera a la vez uno y dos. El Concilio había aclarado que Jesús es hombre y Dios. Sí, ¿pero qué quiere decir? ¿Una doble persona? ¿Una doble sustancia? ¿Un ente doble? ¿Un hombre habitado por Dios? Así pensaba Nestorio.
----------¿O bien lo divino se mezcla con lo humano? ¿La naturaleza humana y la divina pueden mutarse la una en la otra, como había pensado Eutiques? ¿O bien la humanidad es solo un aparecer o una teofanía de Dios, como creían los monofisitas y docetistas. He aquí, por tanto, la precisión que hace Calcedonia: una persona divina, el Hijo de Dios, una sola subsistencia, en dos naturalezas distintas según los famosos cuatro adverbios, atreptos, asýnchitos, adiairétos, acorístos, que son una obra maestra de rigor lógico, estableciendo las reglas y nociones fundamentales de la actividad del intelecto y de la razón. Si Hegel se hubiera atenido a ellos, no habría hecho la confusión que hizo cayendo en el panteísmo.
----------Pero no ha terminado aquí. Nosotros sabemos que la subsistencia es el acto de ser de la sustancia, así como la inherencia es el acto de ser del accidente. Pero la persona del Verbo no puede ser una sustancia, porque sustancia es solo la naturaleza divina. De otra manera, habría dos sustancias, el Padre y el Hijo y por lo tanto dos dioses. Por consiguiente, la persona divina subsiste, pero no puede ser sustancia.
----------Es necesario entonces concebir la persona divina de modo diferente a como concebimos la persona humana. Nosotros sabemos que el ente se divide en sustancia y accidentes. Si no podemos recurrir a la categoría de la sustancia, tendremos que recurrir a la del accidente. ¿Pero cuál? San Agustín se dio cuenta de que el Padre celestial no es sustancia, no es, como en nosotros, que primero uno es una persona y luego, cuando engendra, le agregamos el accidente de ser padre, por lo que adquiere una relación que antes no tenía, es decir, la relación con el hijo. En Dios -señala san Agustín- las cosas no son así: la persona del Padre se resuelve en su paternidad, es decir, en la relación con el Hijo. Por lo tanto, el Padre no tiene una relación, como sucede en nosotros, sino que es Relación al Hijo: es una Relación subsistente.
----------Por lo tanto, en Dios la relación no es un accidente como lo es en nosotros, en Dios la relación no es inherente, sino que es subsistente: es Persona. Dios, pues, se ha dignado utilizar y elevar la relación, que de por sí es un accidente, para constituir la infinita dignidad de la Persona divina. Así sucede que aquel ser débil y relativo, al cual Aristóteles ni siquiera atribuía la plena dignidad del ser, sino que lo consideraba como un accidente, un pobre, simple ser-hacia (pros ti), Dios, para realizar el Misterio de su esencia trinitaria, lo eleva a dignidad divina. Exaltavit umiles. Volveremos a ver este misterio.
----------Quedaba todavía pendiente resolver la cuestión del criterio de la distinción de las personas. Aquí comenzó una disensión entre Latinos y Griegos, que se agravó en los siglos siguientes hasta el desgraciado cisma de 1054. El Concilio de Florencia en 1442, como veremos más adelante, dio una clarificación dogmática, que lamentablemente no fue aceptada por los cismáticos Ortodoxos orientales y aún hoy ellos se niegan a aceptarla. El Concilio enseña que la distinción entre las personas se funda en una "relationis oppositio", una oposición relacional según la cual la persona divina es una relación subsistente como relación de origen. Por eso las personas se distinguen por su diferente origen. Esto ha llevado a la Iglesia a afirmar que el Espíritu Santo no procede solo del Padre, sino también del Hijo, porque así como el Hijo y el Espíritu proceden del Padre, por lo cual tienen un común origen, para distinguir el Espíritu Santo del Hijo, hay que admitir que el Espíritu procede también del Hijo (véase santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.36, a.2.).
----------Los cismáticos Ortodoxos orientales siempre se han negado a aceptar este criterio, juzgando suficiente lo que ellos creen que pueden recabar del Nuevo Testamento cuando habla de las diferentes actividades, oficios o funciones de las Tres Personas. Pero este criterio no es suficiente porque aquí funcionan el intelecto y la voluntad divinos, que pertenecen a la naturaleza divina, que es idéntica para las Tres Personas.
----------Vemos, por lo tanto, cuán importante es distinguir en Dios persona y naturaleza (o sustancia), subsistencia y sustancia. Tales distinciones nos permiten introducir en Dios el número tres sin caer en el absurdo o en el politeísmo. Así decimos que Dios es uno en la naturaleza y trino en las personas, y que Cristo es uno en la persona y doble en la naturaleza. Es necesario observar que, además, en Dios la distinción entre naturaleza y persona es puramente de razón, porque Dios es la Trinidad, el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, mientras que la distinción entre las personas es real. Por eso el Concilio de Florencia de 1442 dice que "en Dios todo es uno, donde no se trate de oposición relativa", es decir, de distinción entre las personas.
----------Otro punto. ¿Qué quiere decir el Credo con la expresión "Dios de Dios"? ¿Acaso que de Dios puede emanar otro Dios? Estaríamos en el politeísmo. La expresión no se refiere a la divinidad, sino a las personas. Significa que de Dios Padre proviene Dios Hijo, de modo que el Padre es realmente personalmente distinto del Hijo. No es Dios quien se encarna, sino el Hijo.
----------La Encarnación no pertenece a la esencia de Dios, sino que es un hecho histórico, que también podría perfectamente no haber ocurrido y no por ello a Dios Trinitario le hubiera faltado algo. Por tanto, contrariamente a lo que pensaba Karl Rahner, la Trinidad "económica", es decir la Trinidad que nos ha enviado a Cristo, no coincide en absoluto con la Trinidad "inmanente", -atributo con el cual Rahner indica la Trinidad en sí misma-, que podía perfectamente existir completa sin necesidad de añadir la encarnación del Hijo, Trinidad que perfectamente hubiera podido salvar a la humanidad de otros modos.
----------Otra cuestión a considerar es la siguiente: ¿Padre e Hijo interlocuan entre ellos? La hipótesis es seductora, pero es falsa. Cuando Jesús habla con el Padre o el Padre hace oír su voz al Hijo, no se trata de un intercambio de ideas entre Padre e Hijo, ya que la mente y voluntad del Padre y la del Hijo son idénticas en cuanto el uno y el otro es Dios. Se trata, en cambio, de actos humanos del Hijo y de manifestación sensible (audible) del Padre a la humanidad del Hijo. Además, lo que Jesús dice haber aprendido del Padre es claro que lo sabe porque la ciencia divina es la misma en el Padre y en el Hijo.
----------En el caso de Cristo, no es que el Padre haya instruido al Hijo como haría un padre terreno, sino simplemente que aquello que el Padre sabe y quiere lo sabe y también quiere el Hijo porque son el mismo Dios. Más bien Jesús, como hombre, pudo haber tomado conciencia gradualmente de su divinidad, aunque, como enseña Pío XII en la encíclica Haurietis aquas de 1956, tenía la ciencia infusa.
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