La filosofía es una excelente preparación para comprender la universalidad del mensaje evangélico de la Iglesia que anuncia ese mensaje universal o católico. La filosofía es católica, es decir, es un saber universal por su esencia. La filosofía católica es el enriquecimiento del saber filosófico con las verdades racionales, que están contenidas en la divina Revelación (Escritura y Tradición) interpretada por la Iglesia católica, y es la filosofía del católico. [En la imagen: fragmento de "Henricus de Alemania con sus discípulos", miniatura pintada sobre pergamino, de la segunda mitad del siglo XIV, obra de Laurentius de Voltolina, en el Liber ethicorum des Henricus de Alemannia, conservado en el Kupferstichkabinett de Berlin, Alemania].
"No se dejen esclavizar por nadie
con la vacuidad de una engañosa filosofía" (Col 2,8)
¿Existe una filosofía católica?
----------Se habla comúnmente de Iglesia católica, de fe católica, de doctrina católica, de teología católica, de exégesis bíblica católica, de espiritualidad católica, de religión católica, de moral católica, de civilización católica, de cultura católica, de escuela católica, de educación católica, de universidad católica, de acción católica, de misión católica, de asociación católica, de movimiento católico, de mundo católico, de enciclopedia católica, de editorial, de prensa y de librerías católicas, de escritores, pensadores, artistas, periodistas, médicos, industriales y políticos católicos, así como de sociedades de seguros católicas y de bancos católicos.
----------Ciertamente sería ridículo hablar de matemática católica o de geología católica o de química católica o de física católica. ¿Pero por qué no se habla nunca de filosofía católica? Algunos incluso tienen repugnancia a hacerlo. Otros, pasando al extremo opuesto, como Blondel, dicen que la filosofía o es cristiana o no lo es. Otros llegan a admitir una filosofía cristiana, pero no una filosofía católica.
----------¿Cómo se explica este hecho? Para aclarar este rompecabezas, que esconde grandes equívocos y mal disimuladas astucias, preguntémonos preliminarmente qué es lo que quiere decir ser "católico". Como se sabe, católico (katá-olon), quiere decir "universal". No tanto en el sentido de "por todas partes", sino en el sentido de adecuado para todos. La Iglesia, aun cuando estando en Jerusalén era solo una pequeña comunidad local, ya era universal, porque era capaz de llevar a Cristo a todos los pueblos. La universalidad no es un hecho geográfico, sino un hecho intelectual espiritual: estar hecha para todos. Por aquí podemos vislumbrar el profundo y verdaderísimo lema con el que desde hace recientes años ha venido insistiéndonos y convocándonos el Papa a todos los fieles: una Iglesia para todos, todos, todos.
----------La Iglesia podría ocupar 150 naciones de la tierra, pero si fuera solo un agregado de partidos en conflicto entre ellos y si no tuviera conciencia de su estar hecha para todos, su presencia material en 150 naciones no aportaría ningún beneficio en orden a su salvación.
----------El Papa puede llamar a Roma como colaboradores suyos a obispos de Australia o de la Amazonía o de Nigeria o del Tibet, pero esto no sería todavía signo de la universalidad de la Iglesia, en el caso que esos Obispos no tuvieran la única fe predicada por el Sucesor de Pedro.
----------En el sentido antes mencionado, el mensaje de nuestro Señor Jesucristo es universal y por lo tanto no puede más que encontrar arraigo en aquello por lo cual el hombre capta lo universal; y ésta es la razón. La razón humana es el ojo de lo universal. ¿Y qué cosa es la filosofía sino, como dice el Aquinate, el perfectum opus rationis? Cuanto más una filosofía sabe captar los valores universales del hombre, tanto más es apta para comprender las verdades de la fe católica.
----------Por tanto, la filosofía es una excelente preparación para comprender la universalidad del mensaje evangélico de la Iglesia que lo anuncia. La filosofía es católica, es decir, es un saber universal por su esencia. La filosofía católica es el enriquecimiento del saber filosófico con las verdades racionales, que están contenidas en la Revelación interpretada por la Iglesia católica, y es la filosofía del católico.
----------Naturalmente, se necesita una buena filosofía, basada en la evidencia experimental y racional, amante de la verdad y de la sabiduría, leal y honesta, modesta y valiente, útil para el progreso moral y científico, aceptable por todo hombre razonable, respetuosa de la realidad, abierta a la trascendencia, firme en sus irrefutables principios, pero al mismo tiempo consciente de su falibilidad y por lo tanto dispuesta para corregir sus propios errores, nunca satisfecha con los resultados alcanzados, sino siempre abierta a nuevas conquistas.
----------La filosofía es la educación científica, por cierto accesible a pocos, de la razón natural, que todo hombre posee. Sin embargo, para poder alcanzar la fe, que Dios quiere donar a todos, no es necesario que todos cultiven la filosofía a nivel científico, sino que basta el ejercicio de la razón natural.
----------En estas condiciones la filosofía prepara e introduce a la fe, la defiende y la hace progresar. De otro modo diferente la falsifica y al límite la hace perder. Por eso san Pablo Apóstol advierte contra la filosofía (Col 2,8), por supuesto, se entiende no la filosofía como tal, sino contra la falsa filosofía.
----------Si todo esto parece evidente, ¿cómo es posible entonces este silencio o esta repugnancia hacia la filosofía católica? La respuesta no es difícil de encontrar. Los filósofos católicos a menudo aceptan una filosofía que no gustan en llamar católica, porque en los contenidos no cumple con las condiciones que he puesto arriba. Bastaría que aceptaran la filosofía de santo Tomás de Aquino, el Doctor communis Ecclesiae, tantas veces recomendado por la Iglesia, y serían filósofos católicos. Pero el problema es que hoy más que nunca entre los filósofos católicos existe una repugnancia por el propio Aquinate. ¿Y por qué?
----------Paradójicamente ellos son filósofos católicos sin una filosofía católica, sino con una pseudo-filosofía vinculada o derivada o recabada de otras filosofías no-católicas, como las de Descartes, Kant, Hegel, Bultmann, Gentile, Husserl, Heidegger, incluso, como Giuseppe Barzaghi, de Severino. Añaden un barnizado de Tomás y creen que han hecho obras geniales. Pero el verdadero discípulo del Aquinate se cuida bien de hacer semejantes mezcolanzas, que ponen juntos a Cristo y a Beliar.
----------Es evidente que aquellos que experimentan repugnancia por la filosofía católica son enemigos de santo Tomás de Aquino. Son los modernistas, herederos de Lutero, cuyo odio por santo Tomás fue proverbial. Es una cosa muy triste y dolorosa, que un Lutero, aunque enamorado de Cristo, no haya podido apreciar a un Santo mucho más enamorado que él como santo Tomás.
Lutero ha proyectado el descrédito por la filosofía católica
----------Lutero, a decir verdad, entendió que la revelación bíblica es independiente de los datos de la razón humana, finita además de pecadora, y creyó que el cristiano debe acercarse al texto bíblico sin presupuestos racionales o filosóficos, los cuales, según él, mezclando ideas humanas con la Palabra de Dios, hacen, sí, que ésta sea perdida de vista en su pureza originaria. Por eso él se jactaba de enseñar el puro Evangelio contra las contaminaciones de los teólogos escolásticos, de los tomistas y del mismo magisterio pontificio y conciliar.
----------No se daba cuenta de que el uso de la razón y por lo tanto de una buena filosofía es indispensable en realidad para comprender el texto bíblico y por lo tanto la Revelación cristiana, porque la Biblia nos habla en un lenguaje y conceptos propios de la razón humana para comunicarnos nociones sobrenaturales y supra-racionales reveladas por Dios y objeto de fe. Por lo tanto, es imposible entender el contenido del mensaje bíblico y alcanzar la fe cristiana, si no es haciendo uso de una sana razón.
----------Además, es preciso tener en cuenta que Lutero no alcanzó a apreciar la filosofía, por motivos temperamentales, vale decir, porque su mente, aunque era capaz de intuiciones profundas y elevadas, tenía demasiada urgencia para llegar a la verdad, estaba demasiado envuelta en una imaginación desenfrenada y presa por el interés concreto, mientras que el filosofar requiere una fuerte capacidad abstractiva, un proceder paso a paso en la búsqueda de la verdad, un desprendimiento del propio yo, alma pacífica y libre de pasiones, virtudes en las cuales Tomás de Aquino se destacaba.
----------Lutero, en cambio, tenía un alma volcánica, inquieta, impaciente, inconstante, polémica y pasional; su mente, a veces atormentada, a veces exaltada, a veces endurecida, a veces melancólica, carecía de esa objetividad y serenidad de juicio y de esa calma de las pasiones, que permiten a la mirada límpida del intelecto especulativo penetrar en los misterios de la fe, y permiten al proceder de la razón ese rigor lógico y esa capacidad argumentativa, que refuerza la fe y derrota a los adversarios.
----------A decir verdad, aquellos que quieren ser filósofos católicos, no pueden no ser tomistas.
La filosofía católica es la filosofía tomista
----------La filosofía católica no es otra que la filosofía tomista. Esto los Papas desde hace siglos lo han reconocido con las alabanzas que han tributado a Tomás de Aquino, recomendando al mismo tiempo seguir su filosofía, recomendaciones que, como es sabido, se encuentran también en el mismo Concilio Vaticano II. Para un recorrido de todas las recomendaciones de los Romanos Pontífices por santo Tomás de Aquino, por ejemplo, de Jacques Maritain, Le docteur Angélique (Desclée de Brouwer, Paris 1930, con tres documentos pontificios); también la Carta Lumen Ecclesiae de san Paulo VI a Vincent de Couesnongle, Maestro General de la Orden de Predicadores, del 20 de noviembre de 1974; y también: Santo Tomás y la Filosofía Cristiana, en La filosofía cristiana entre los siglos XIX y XX y el magisterio de León XIII (Actas del congreso de Perugia a cargo de la Arquidiócesis, 2004, pp.323-332). Al respecto, hay que recordar también la estima por el Aquinate expresada por san Juan Pablo II en la encíclica Fides et ratio. Y finalmente las repetidas recomendaciones de santo Tomás hechas por el papa Francisco, quien ha confirmado también su título de Doctor Communis Ecclesiae.
----------Cuando la Iglesia propone a santo Tomás como modelo de filósofo, no quiere excluir evidentemente otros filósofos, sobre todo si se trata de Padres o Doctores de la Iglesia, como un san Agustín de Hipona, un san Buenaventura o un beato Duns Scoto. En este sentido, nos presenta el concepto y el modelo de la filosofía escolástica, con la cual expresión el Magisterio de la Iglesia entiende referirse a los institutos de formación en filosofía que trabajan bajo su patrocinio, que comenzaron a florecer desde el siglo XII y que hoy día son dados por las numerosas instituciones educativas católicas, como los ateneos pontificios, las universidades católicas y las escuelas católicas. Teniendo ello en cuenta, no hay duda que la Iglesia católica es hoy una de las más importantes instituciones educativas del mundo.
----------La Iglesia recomienda y apoya igualmente la filosofía tomista y la filosofía escolástica. Y para entender exactamente la mente de la Iglesia en esta doble recomendación, es necesario evitar separar la una de la otra, porque se iluminan mutuamente. La primera recomendación expresa la preferencia por Tomás sobre los otros doctores; la segunda supone que la Iglesia entiende por "filosofía escolástica" una filosofía que no entra en conflicto con los dogmas de la fe, pero que abarca en su interior un conjunto de diferentes escuelas filosóficas, entre las cuales el filósofo es libre de elegir, incluso si se trata de un Doctor diferente de Tomás.
----------La filosofía católica no es otra cosa que la filosofía cultivada o desarrollada por el filósofo católico, es decir, por el filósofo perteneciente a la Iglesia católica. Para saber, por lo tanto, lo que significa "filosofía católica", debemos recordar por qué y en qué sentido la Iglesia católica se autodefine con este atributo. Eso significa que la Iglesia tiene un mensaje universal de salvación para toda la humanidad.
Demasiados se dicen o son considerados católicos sin serlo
----------Pero hoy, por desgracia, se hace un abuso de este término. No se comprende esta universalidad, se hace demasiado hincapié en lo múltiple y en lo diferente y se pierde de vista la identidad y la unidad de la fe y la cuestión de la verdad; y se tiende a ver el catolicismo como un mensaje religioso entre los demás, una especie de optional, de producto optativo, en el supermercado de las religiones.
----------Existen personas que hacen profesión de catolicismo, se empeñan en ser católicos, se proclaman católicos, son considerados católicos, tienen responsabilidades formativas y de guía en el campo católico, son representantes oficiales del catolicismo, pero luego sucede a menudo que tienen ideas que en realidad no corresponden al ser católico, al ser fieles al magisterio de la Iglesia católica, magisterio por el cual y gracias al cual estamos habilitados para anunciar un mensaje de salvación universal necesario a todos para salvarse.
----------Uno se podría preguntar cómo explicar este fenómeno, esta traición al ser católico. ¿Por qué ellos se comportan de esta manera? ¿Qué interés tienen o qué esperan obtener o qué se proponen en querer aparecer lo que no son o no quieren ser? Estos pseudo-católicos a su vez forman discípulos que creen o fingen ser católicos, pero no lo son o lo son con graves defectos. Algunos se mueven por intereses económicos, de carrera o de poder. Otros buscan el éxito. Algunos quieren servir a Dios y al mundo.
Una mala filosofía se asocia a la herejía
----------Aunque no se hable en ninguna parte de filosofía luterana, los protestantes no han tenido ninguna clase de problemas en considerarse a sí mismos filósofos, como un Leibniz, un Wolff, un Kant, un Fichte, un Hegel, un Schelling, un Kierkegaard, un Barth, un Gadamer, un Pannenberg. Naturalmente que aquí se hace difícil hablar de filosofía cristiana, aunque ellos estuvieran convencidos, como buenos protestantes, de dar la correcta interpretación de la Sagrada Escritura, contra los católicos.
----------Por otra parte, nadie y con razón, habla de una filosofía católica subyacente o como presupuesto para la teología de muchos teólogos que son considerados católicos, como Rahner, Schillebeeckx, Kasper, Forte o Bordoni, por la simple razón de que las ideas filosóficas de estos teólogos no son católicas, sino idealistas, existencialistas, empiristas, historicistas, o modernistas.
----------El hecho es que a partir del inmediato postconcilio se ha desarrollado en la Iglesia un fuerte movimiento filosófico-teológico guiado por Karl Rahner (y sostenido por la Compañía de Jesús), quien con arrogancia y altanería ha pretendido que, con la renovación filosófica promovida por el Concilio, la filosofía escolástica hubiera terminado y que la filosofía de santo Tomás estuviera superada o que para poder sobrevivir, debiera limitarse a convertirse en un ingrediente de las filosofías modernas ya condenadas por la Iglesia, que sin embargo, según su juicio, debían ser rehabilitadas, como la filosofía protestante de Kant y de Hegel.
----------Con una obstinadísima determinación, temeraria presunción, gran organización, ingente despliegue de medios técnico-económicos e increíble descaro, en abierta oposición al Magisterio pontificio, no obstante las numerosas protestas y refutaciones de los verdaderos filósofos católicos, como por ejemplo Maritain, Fabro, Von Hildebrand, Derisi, Ponferrada, Lakebrink, Landucci, Bogliolo, Ols, Boccanegra, Composta, Guido Casali, Perini, Tyn, Galli, Cavalcoli, Coggi, y tantos otros, este movimiento neo-modernista en estos sesenta años de postconcilio ha alcanzado a conquistar poder sobre los Obispos, así como en las instituciones educativas católicas y en los mismos ateneos pontificios, comprometiendo todas sus fuerzas en el intento titánico de sustituir al tomismo por el rahnerismo como modelo actual postconciliar de la filosofía católica.
El papa Francisco no está con Rahner, sino en la línea del Concilio Vaticano II
----------El papa Francisco, por su parte, no obstante las indudables fortísimas presiones que ciertamente recibe de los rahnerianos (incluso entre sus colaboradores) para empujarlo a recomendar o elogiar a Karl Rahner, se abstiene totalmente incluso de nombrarlo, dándonos una lección con su mismo silencio, mientras que en repetidas ocasiones ha hecho referencia al Aquinate.
----------Ciertamente no encontramos en el Papa actual aquellos espléndidos documentos que la Iglesia ha recibido de un León XIII, de un san Pío X, de un Pío XI, de un Pío XII, de un san Paulo VI o de un san Juan Pablo II. Pero eso no significa nada. Tales documentos, nos dice el actual Romano Pontífice con su propio silencio, mantienen todo su valor y su actualidad, porque ya nos ponen suficientemente en guardia y hablan ya suficientemente para nuestro tiempo contra las imposturas de los rahnerianos.
----------Las voces de un Maritain o de un Derisi o de un Fabro o de un Ponferrada podrían parecer muy débiles en medio del ruido aturdidor de los rahnerianos, podría parecer la voz desentonada de personajes anómalos o anacrónicos y nostálgicos de un pasado que ha terminado. Pero no es así. Los tomistas que he nombrado, junto con otros pocos valientes como ellos, templados por lo que han sufrido por Cristo y por la Verdad, es la voz de la verdadera Iglesia del postconcilio, invadida por los lobos y por las bestias feroces.
----------Son ellos y los profetas como ellos, tomistas que providencialmente hoy no faltan, a quienes hay que escuchar y seguir, si queremos ser verdaderamente filósofos católicos, en comunión con la Iglesia y con el Romano Pontífice, y no los trombones de la actual escenografía de los profetas de la nada. Con su celante e inteligente obra educativa, los actuales tomistas postconciliares están preparando una nueva generación de verdaderos católicos que contribuirán a la edificación de la Iglesia del futuro.
La cuestión de la filosofía cristiana
----------La cuestión de la filosofía católica es similar a aquella de la cual se discutió en los años '30 del siglo pasado, sobre todo en Francia, en un enorme debate sobre la cuestión de la "filosofía cristiana", acerca de lo que significa, si se puede o no se puede hablar de ella, en qué sentido se puede hablar de ella, si existe o no existe, si debe o puede existir, y qué utilidad tendría, y así sucesivamente. Todavía en los años '70, cuarenta años después de aquellos debates, cuando yo hice mis estudios filosóficos básicos, mis maestros seguían presentando con pasión los argumentos y las conclusiones de aquellas discusiones (cf. Luigi Bogliolo, Il problema della filosofia cristiana, Morcelliana, Brescia 1959; Y. Floucat, Per una filosofia cristiana. Elementi di un dibattito fondamentale, Editrice Massimo, Milano 1987; E. Gilson, Introduction à la phlosophie chrétienne, Vrin, Paris 1960; O.N. Derisi, Concepto de Filosofía cristiana, Club de Lectores, Buenos Aires 1979).
----------Pero en tal cuestión sus protagonistas se había detenido en el simple atributo de "cristiana" olvidando que para un católico este atributo es para él todavía demasiado genérico y equívoco. En efecto, también los protestantes o los ortodoxos o los lefebvrianos cultivan una filosofía cristiana, que sin embargo es muy diferente de la católica y en algunos aspectos en claro contraste. Al católico no le puede parecer gran cosa una filosofía cristiana que luego contenga errores por ser influenciada por Lutero o por Hegel o por Heidegger.
----------Ahora bien, si el Magisterio de la Iglesia, o si el Concilio Vaticano II o si los Papas desde hace ocho siglos recomiendan a santo Tomás, el filósofo católico no puede permanecer indiferente. Indudablemente la Iglesia no recomienda las doctrinas de santo Tomás a fin de que ellas sean asumidas en base a la sola confianza en el Magisterio, como si se tratara de doctrinas de fe, sino en la suposición de que son acogidas sobre la base de un adecuado escrutinio crítico por parte de los filósofos. Por lo demás, si existe una filosofía que se hace aceptar por su fundamento racional, ésta es precisamente la de Tomás de Aquino.
----------Por otra parte, la Iglesia tiene todo el derecho y también el deber, cuando lo juzga oportuno, de hacer objeto de recomendación a doctrinas filosóficas, que ella considere útiles para la ilustración o defensa del dato de fe. El filósofo católico, consciente de este servicio que la Iglesia le presta, no puede menos que estar agradecido a la Iglesia y acoger con gusto y con confianza sus indicaciones.
----------Al término del debate del siglo pasado, Jacques Maritain dio una buena definición de la filosofía cristiana, señalando que ella surge de "aportes objetivos" y "confortos subjetivos" (cf. su opúsculo de 1933: Ensayo sobre la Filosofía Cristiana). Los primeros son verdades de por sí racionales, que sin embargo han sido reveladas por el cristianismo, como el monoteísmo, la creación, la esencia divina como ipsum Esse, la dignidad de la persona humana creada a imagen de Dios, Dios como fin último del hombre. Los aportes subjetivos son los confortos o consuelos de la gracia y de la vida cristiana, lo cuales contribuyen a purificar y a elevar el intelecto del filósofo y a reforzar su voluntad de búsqueda de la verdad.
----------¿Por qué, entonces, esta repugnancia entre los mismos católicos para hablar de filosofía católica? Puede deberse a su concepto racionalista de filosofía de origen cartesiano, según el cual no es el dato revelado que ilumina, purifica y corrige a la razón, sino que es la razón, entendida como auto-referencial, fundada sobre sí misma y garante de sí misma, para traspasar entre los datos de la revelación o del dogma aquellos conceptos o aquellas imágenes o aquellas representaciones, que se adaptan a la subjetiva concepción del saber, de lo real, del mundo, del hombre y de Dios elegidos por el filósofo.
----------Claro que aquí, en este segundo caso, el filósofo no está al servicio de la verdad revelada, sino que está al servicio de sus propias ideas, de su ideología, es decir, se sirve de una interpretación gnóstica del dato revelado, para presumir un saber metafísico, moral, antropológico o teológico superior y supremo, respecto al de los mismos datos bíblicos interpretados por el magisterio de la Iglesia. En la actual crisis eclesial y enconada lucha entre extremismos modernista e indietrista, estas nuevas formas de gnosticismo (condenado por el papa Francisco) aparecen tanto entre los que auspician un Concilio Vaticano III de perfil modernista como entre los que sueñan con la abrogación del Concilio Vaticano II y el retorno al Medioevo.
----------Hay que alegrarse, por lo tanto, vivamente, con los filósofos católicos tomistas de la actualidad, quienes con gran coraje, sin tener en cuenta la oposición tanto modernista como pasadista (sobre todo proveniente de un tomismo superado, preconciliar), pagando en propia persona, en plena comunión con la Iglesia del postconcilio, hacen abiertamente profesión de filósofos católicos en coherencia con su ser católico, hijos fieles de la Iglesia católica, la cual, como suma e infalible promotora de la filosofía católica, nos propone como modelo insuperado la filosofía de santo Tomás de Aquino.
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