lunes, 14 de octubre de 2024

Costumbres de modernistas

Es necesario unir y conjugar un progresismo que no sea modernismo con un respeto a la tradición que no sea pasadismo. En este sentido, entonces, sin renunciar a las conquistas realizadas, es necesario recuperar ciertos valores que hemos abandonado. [En la imagen: fragmento de "La iglesia de Auvers-sur-Oise", óleo sobre lienzo, de 1890, pintura de Vincent van Gogh, conservada y expuesta en el Museo de Orsay, París, Francia].

El Concilio Vaticano II instrumentalizado por los modernistas
   
----------El beato Antonio Rosmini escribió las famosas "Cinco Plagas de la Santa Iglesia". A nosotros hoy sólo nos basta una y hay de sobre: la de los modernistas. Son aquellos escribas y fariseos, de quienes Cristo dice: "sobre la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos".
----------Pero nuestro Señor Jesucristo hoy no diría: "hagan lo que ellos dicen", porque es ya equivocado lo que enseñan. Más bien Jesús nos pondría muy en guardia contra sus mentiras, presentándolos como falsos cristos y falsos profetas, vale decir, como lobos travestidos de ovejas.
----------Jesús nos diría hoy: tengan cuidado con sus imposturas y con su falsa devoción al Papa, porque instrumentalizan al Papa, lo engañan, lo malinterpretan para su beneficio y lo aceptan sólo en la medida que a ellos les conviene. De hecho, son, como también dijo Jesús, ciegos y guías de ciegos. "Trabajan duro para conseguir discípulos, sólo para hacerlos peores que ellos mismos".
----------Cristo, sin embargo, si viviera hoy entre nosotros, no los presentaría como austeros maestros de rigor moral que exigen a los demás el heroísmo, reservándose luego buscar ellos en secreto sus propios placeres. Estos, más bien, hoy son los filolefebvrianos o los sedevacantistas.
----------Por el contrario, los escribas y los fariseos de hoy no se imponen cargas a sí mismos ni a los demás. Aparecen como condescendientes, abiertos, tolerantes, liberales y comprensivos, se presentan como alegres liberadores de los sentimientos de culpa y de las cargas insoportables impuestas por los hoscos y rígidos conservadores preconciliares, y por tanto invitan a evitar esfuerzos, pesos y fatigas. No se debe expiar nada, ni renunciar a nada, ni hacer sacrificios, signos de masoquismo y fuentes de neurosis y de hipocresía, sino que se debe gozar de la vida presente y de los valores de la modernidad en la libertad sin preocuparse por leyes o verdades abstractas o doctrinas fijadas de una vez y para siempre, según la experiencia de fe de la conciencia del "Dios-con-nosotros", que a todos perdona y salva según la concretez de lo vivido en lo cotidiano existencial, en el diálogo con el mundo, inmersos en el devenir de la historia que es historia de Dios.
----------Los modernistas no responden a las objeciones de los lefebvrianos, no las consideran dignas de ser tomadas en consideración, tan seguros están de tener razón ellos y que los demás están equivocados. Ahora bien, es cierto que los lefebvrianos tienen argumentos que no se sostienen, pero también tienen argumentos válidos, que si los modernistas los tomaran en consideración, podrían corregir sus errores. De tal modo, en cambio, ellos perseveran en el error creyendo que ellos son los que tienen razón.
----------Las categorías de juicio de los modernistas no son la verdad y el error; ellos, como es sabido, no creen en la inmutabilidad de la verdad, por lo cual, aunque se consideren católicos e incluso católicos de vanguardia, "postconciliares", los "fans" del papa Francisco, como dice el padre Radcliffe, no hacen referencia a la doctrina de la Iglesia, sino a sus propios jefes, porque ellos son relativistas como ellos. Sus categorías son entonces, el "progresismo", es decir ellos mismos, y el "tradicionalismo", que es la reliquia del pasado. Quien es progresista está a la altura de los tiempos, para aprobar, admirar, propagandear y seguir; quien es tradicionalista está fuera de la historia, es objeto de irrisión y debe ser detenido, ignorado y marginado.
----------Los modernistas tratan de esta manera no solo a los lefebvrianos y a los sedevacantistas, sino también a los católicos normales, verdaderos ejecutores del Concilio, verdaderos seguidores del Papa y fieles a la doctrina de la Iglesia. A los modernistas, su evolucionismo e historicismo les impide apreciar el valor de la sagrada Tradición, no saben distinguirla de tradiciones humanas o eclesiales superadas, y sin ninguna discriminación rechazan en bloque todas las tradiciones católicas, tanto a las superadas como a las todavía actuales, excepto luego para ser fanáticos de la tradición modernista.
   
¿Es el caso de hablar de modernismo?
   
----------Algunos, sin embargo, actualmente se preguntan: ¿por qué hablar hoy por hoy de modernismo? ¿Existen todavía los modernistas? Para los modernistas, el que se hable hoy de modernismo y que se los califique a ellos de "modernistas", supone que se los acuse del mismo modo que se acusaba a los modernistas de hace más de un siglo atrás, y que sus actuales acusadores permanezcan imbuidos del mismo espíritu persecutor vigente en el clima de caza de brujas de la época del papa san Pío X, lo que supone que sus acusadores no han logrado comprender el clima de diálogo propio de la Iglesia del postconcilio.
----------En realidad, es necesario decir que "modernismo" es una categoría heresiológica que va más allá del modernismo como fenómeno histórico de los tiempos del papa san Pío X. Como tal, en sus precisos contornos históricos, es evidente que ese modernismo hoy ya no existe.
----------Pero si por modernismo entendemos y queremos decir la inspiración que animó el modernismo de los tiempos de san Pío X, debemos decir que el modernismo, aunque en formas diferentes e incluso más graves, existe también hoy. ¿De qué se trata? Lo he dicho muchas veces: de una instancia en sí correcta, pero mal realizada. Ciertamente, era correcta la instancia de aquellos modernistas del tiempo de san Pío X de hacer progresar la teología católica asumiendo los valores de la modernidad.
----------Erróneo fue el método por el cual los modernistas de hace un siglo, sustrayéndose a la guía de la Iglesia, condujeron con su solo criterio la delicadísima operación, la cual, para obtener el resultado prefijado y esperado, habría debido ser llevada en cambio separando, en el pensamiento moderno, el trigo de la paja, a la luz, como recomendaba la Iglesia, de santo Tomás de Aquino y de la doctrina de la Iglesia.
----------San Juan XXIII supo comprender y recoger el valor de la instancia modernista de renovación, pero que, a decir verdad, había quedado sin poner en práctica, porque la represión de los errores no supo ser acompañada con la apreciación de lo positivo. Al convocar el Concilio Vaticano II, el papa Juan inició en la Iglesia ese proceso de recuperación de aquella instancia, que, hecha propia por la misma Iglesia, no podía sino realizarse libre de los errores que habían hecho fracasar la propuesta modernista.
----------En efecto, el resultado de la operación de los modernistas de los tiempos de san Pío X no fue en absoluto un progreso del pensamiento católico, sino una grave contaminación a causa de la infiltración de los errores modernos que conducían a la herejía. Por eso san Pío X habló, retóricamente por supuesto, del modernismo como "suma de todas las herejías".
----------Ciertamente, después de una definición semejante de san Pío X,  uno podría preguntarse qué es lo que ha querido decir Maritain en 1966 hablando de un retorno del modernismo mucho peor que el de la época de Pío X definido por el Santo Pontífice como "suma de todas las herejías". ¿Qué es lo que podría ser peor?
----------Para resolver esta aparente paradoja es suficiente con que entendamos que el modernismo, como se trata de un morbo o enfermedad del espíritu, está sujeto, de modo similar a lo que ocurre con una enfermedad física, a diferentes grados de gravedad. Los más ligeros son los más difundidos. En muchos católicos hoy hay tan solo rastros de modernismo en una vida católica sustancialmente sana.
----------Bien sabemos que existe una diferencia entre las células iniciales de una neoplasia y la metástasis del mismo tipo de neoplasia. Así el modernismo tiene su esencia propia y bien definida, pero la presencia de esta enfermedad en las almas está sujeta a muy diferentes grados. Siempre se trata de modernismo, pero cuando hoy hablamos de modernismo, debemos precisar, por deber de justicia y de caridad, en qué grado de gravedad lo encontramos. No tenemos que exagerar ni minimizar.
----------Los modernistas hicieron lo contrario de lo que había que hacer: considerando indiscriminadamente la filosofía moderna como un todo de oro colado, pretendieron elegir en el Evangelio y en la tradición católica solo aquello que era agradable a la modernidad postcartesiana inmanentista, fenomenista, idealista, panteísta y atea.
----------¿Por qué los Papas no hablan hoy de modernismo? El motivo puede ser una doble preocupación: 1. Por un parte, evitar equívocos desagradables, por el hecho de que del término se han apoderado los lefebvrianos y los sedevacantistas, quienes lo usan en todo plano, a propósito y a despropósito, sobre todo para estar en contra del Concilio y de los Papas del postconcilio. 2. Por otra parte, para no reabrir llagas dolorosas con la evocación del clima dramático y sobreexcitado del modernismo de principios del siglo XX, aún cuando sea bello e instructivo recordar el ejemplo de coraje y celo por la Iglesia y por las almas, de los cuales san Pío X dijo prueba heroica en el desenmascarar, combatir y vencer la insidia modernista.
----------Hay que señalar también que, en todo caso, los Papas, si no usan la palabra "modernismo", sin embargo no dejan de señalar los errores del modernismo, se les llame o no se les llame errores modernistas. Es claro sin embargo que los Papas nombran el modernismo bajo otras voces: inmanentismo, secularismo, antropocentrismo, subjetivismo, pelagianismo, gnosticismo, o cuando hablan de falsa mística, historicismo, relativismo, idealismo, panteísmo, materialismo, ateísmo, evolucionismo, mundanidad, proselitismo, clericalismo.
----------El lector también debe prestar atención al hecho de que yo uso el término "modernismo" en un sentido muy diferente al sentido utilizado por los indietristas, pasadistas, lefebvrianos y sedevacantistas cuando ellos dicen "modernismo". Todos ellos tachan de modernista al Papa y se atreven a acusar de modernismo a las doctrinas del Concilio Vaticano II, cosas que yo me guardo muy bien de hacer.
----------Más aún, yo considero que el Magisterio del Concilio Vaticano II y el postconciliar constituye el verdadero remedio contra el morbo del modernismo, y que este Magisterio propone un verdadero modelo de modernidad católica. En cambio, los pasadistas confunden el modernismo con el progresismo y la renovación. Para ellos lo nuevo, lo moderno, lo avanzado, es símbolo de falso, es modernismo.
----------En cambio yo tomo el término "modernismo" en la acepción que he explicado, aclarando que lo moderno es por sí mismo cosa buena, que progresar es un deber, y que lo nuevo en teología es una bendición del Espíritu Santo. Mientras que el modernismo es un falso y engañoso modo de ser moderno.
----------Alguien tal vez se podría también preguntar: ¿por qué el padre Filemón habla de modernismo junto con los lefebvrianos, mientras que el papa Francisco nunca habla de modernismo? Pues bien, ya he explicado que el sentido que le doy a la palabra modernista es muy diferente del sentido que le dan los lefebvrianos, mientras que ya he explicado por qué el Papa no habla de modernismo.
----------Si me preguntan a quién considero modernista, no tengo ninguna dificultad en dar nombres, como los he dado en repetidas ocasiones, por supuesto sin negar los respectivos méritos, porque yo nunca critico a nadie talándolo a la raíz, sino que lo hago con respeto, precisando que no en todos el modernismo se encuentra en el mismo grado de gravedad. Los peores y más peligrosos casos de modernismo son sin duda los de Küng, Rahner y Schillebeeckx, sobre los cuales he hecho estudios especiales con publicaciones.
----------Hay también en la actualidad una verdadera multitud de casos menos graves, que sin embargo en estos últimos años vienen surgiendo como hongos, y lamentablemente no se nota intervención por parte de las autoridades jerárquicas que deberían hacerlo. No tengo la misma certeza para todos. Si me he equivocado con alguien, espero una eventual denuncia y estaré muy feliz de corregirme.
----------Muy interesante es el hecho de que la Virgen en Medjugorje ha intervenido varias veces para advertirnos contra el modernismo. El padre Livio Fanzaga no ha perdido la oportunidad de escribir sobre estos hechos, incluso un libro, El engaño del modernismo (Ediciones Sugarco, Milán 2019).
   
Realizar el Concilio, pero en el sentido correcto
   
----------La tarea urgente para el hoy es entonces la de una obra de conciliación del factor conservador con el factor del progreso. Los apelativos de conservador y tradicionalista no deben ser títulos infamantes, salvo que se trate de conservadurismo o indietrismo. Lo mismo ocurre con el progresista. No hay vida del espíritu sin progreso, a menos que se trate de ese falso progreso que es el modernismo.
----------Es necesario unir y conjugar un progresismo que no sea modernismo con un respeto a la tradición que no sea pasadismo. En este sentido, entonces, sin renunciar a las conquistas realizadas, es necesario recuperar ciertos valores que hemos abandonado.
----------Por reacción a la excesiva severidad del pasado, hemos caído en el buenismo. Es necesario recuperar una moderada severidad para ser verdaderamente buenos. Para reaccionar al ascetismo hemos caído en el laxismo. Es necesario recuperar una cierta disciplina manteniendo la unión del espíritu con la carne. Para superar la coacción en el campo doctrinal, hemos caído en el relativismo. Es necesario volver a encontrar el respeto por la verdad en un clima de libertad.
----------En reacción a una excesiva oposición a la modernidad hemos caído en el modernismo. Es necesario, entonces, dialogar con el mundo, como nos enseña y nos muestra el papa Francisco, pero para volver a ser luz del mundo. En reacción a un excesivo polemizar, nos hemos convertido en papillas blandas. Sin abandonar las buenas maneras, hay que encontrar el valor de la paulina buena batalla.
----------Por reacción al inmovilismo nos hemos convertido en evolucionistas. Sin abandonar el sentido de la historia, es necesario rencontrar el sentido de lo eterno. Para reaccionar a una liturgia esotérica, hemos perdido el sentido de lo sagrado. Es necesario rencontrar de nuevo el coloquio con Dios sin renunciar a la comunión humana. Para superar el miedo del mundo, nos hemos sumergido en las alegrías del mundo. Es necesario rencontrar la huida del mundo sin renunciar al compromiso en el mundo.

4 comentarios:

  1. ¿Puede decir algunos nombres?

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    1. Estimado Profesor,
      la cosa es ante todo delicada, dada la gravedad de los errores que denuncio.
      Algunos nombres puede entrever en mis escritos, al menos en los que dedico a este tema. Además, usted mismo, según el criterio que le doy, puede hacer una evaluación personal.

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  2. Estimado padre Filemón,
    me sorprendió por su lúcida síntesis, su expresión: "Para reaccionar a una liturgia esotérica, hemos perdido el sentido de lo sagrado. Es necesario rencontrar de nuevo el coloquio con Dios sin renunciar a la comunión humana".
    Sé que usted no es un especialista en liturgia, pero, aún así, y teniendo en cuenta las varias décadas en que ha venido celebrando como sacerdote la liturgia católica, me atrevo a sugerir que sería muy interesante tener de su pluma un testimonio personal, si es que no fuera posible una acabada reflexión teológico-litúrgica, acerca de ese mencionado paso de una liturgia esotérica (la preconciliar, tal como era celebrada por algunos) y la actual, que también debe ser respetuosa de lo sagrado.
    Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    1. Estimado Sergio,
      precisamente días atrás recordaba el aniversario de mi ordenación sacerdotal.
      Yo siempre he sentido mucho el valor de la Misa y precisamente hoy estaba pensando en escribir un artículo sobre este tema.
      Resumiendo, quisiera sostener la tesis de que toda nuestra vida moral debe ser vivida a la luz de la Misa. No he tenido problemas para acoger el Novus Ordo, también porque la Misa que aprendí fue esta.
      Si tengo que expresar mi opinión, encuentro que el Novus Ordo y el Vetus Ordo de alguna manera se complementan, aunque me doy cuenta que contemporáneamente eso causaría problemas no sólo pastorales, sino también teológicos, precisamente porque el Novus Ordo Missae ha sido promulgado precisamente para reemplazar al abrogado Vetus Ordo (como he explicado en varios artículos en este blog).
      El papa Benedicto XVI hablaba de una reforma de la reforma (en realidad esto lo dijo antes de llegar a Papa). Indudablemente, considerando como están las cosas ahora, las posiciones del papa Francisco son muy claras y obviamente debemos adecuarnos.
      Si las cosas se me aclaran, con mucho gusto publicaré un artículo.

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