viernes, 25 de julio de 2025

El mensaje del papa Francisco (1/2)

El mensaje del papa Francisco ha sido fundamentalmente la fraternidad y la racionalidad. La fraternidad, la igualdad, la razonabilidad y la justicia se funden en el magisterio del papa Francisco, quien supo armonizar la razón con la fe, los valores no negociables con la misericordia, y la verdad con el amor. [En la imagen: fragmento de "Dos niños en un camino", óleo sobre lienzo, 1939, obra de Chaim Soutine, colección privada].

“En ella hay un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil,
claro, incontaminado, amante del bien, penetrante, libre” (Sab 7,22)
   
La igualdad humana
   
----------El filósofo Massimo Cacciari ha dicho que con la desaparición del papa Francisco el mundo ha perdido un maestro de razonabilidad. Su frase puede dejarnos perplejos porque, en realidad, Francisco, a diferencia de Benedicto XVI, que llegaba a encontrar lo bueno incluso en la concepción iluminista de la razón, no nos hablaba nunca del poder y de la importancia de la razón, así como por lo general Francisco siempre evitaba usar el lenguaje filosófico, en un esfuerzo por acercarse a los sencillos.
----------Y sin embargo, yo estoy precisamente de acuerdo con Cacciari. Basta reflexionar sobre el significado filosófico del concepto de fraternidad, de origen evangélico. Ella es efecto de la razonabilidad, en cuanto es la razón, facultad común a todo hombre, aquel poder espiritual que permite a todos sentirse igualmente hermanos. Y por ello la idea de fraternidad está unida a la de igualdad.
----------La fraternidad, de hecho, para ser comprendida y apreciada, debe ser ligada al concepto de igualdad, sobre el cual en cambio Francisco ha insistido. Es verdad que la Biblia no habla de igualdad humana, concepto que en cambio encontramos en la tríada masónica. De aquí el escándalo de algunos, que han tenido la impresión de que el Papa había cedido a la seducción de la masonería.
----------En realidad, hay una diferencia entre el concepto masónico de fraternidad y el concepto evangélico de fraternidad proclamado por el papa Francisco: que el primero es un ser hermanos sin fundamento, porque falta Dios Padre, mientras que el concepto cristiano de fraternidad está fundado sobre la común paternidad divina. ¿Puede existir, de hecho, una fraternidad sin ser hijos de un único padre?
----------Se debe decir entonces que en realidad la igualdad humana, rectamente entendida, tal como la ha entendido el papa Francisco, aunque efectivamente haya sido de algún modo comprendida y apreciada por la masonería, está lógicamente ligada a aquella fraternidad que, a su vez, para ser comprendida rectamente a la manera genuinamente filosófica y evangélica, debe estar ligada a la razonabilidad, que no es la simple posesión de la razón, que define al hombre en cuanto hombre, por lo cual ésta es común a todos los hombres, sino que está ligada al uso recto y sano de la razón, que se expresa en las virtudes de la prudencia, la justicia y la misericordia. En realidad, una razón usada mal no es fuente de fraternidad o de igualdad, sino de odio y división, como demuestra por ejemplo la razón dialéctica hegeliana.
----------Digamos entonces que todos los hombres son hermanos porque todos poseen la razón. El ser hombre no es algo que en uno sea más y en otro sea menos, sino que es la misma cosa en todos; aquello en lo que todos son todos iguales, es la misma cosa en todos, porque todos son miembros de la especie humana, que se define precisamente mediante la posesión de la razón.
----------La negación de la igualdad en este sentido es la fuente de todas las discriminaciones y de las injusticias, de los falsos privilegios, de la teoría nietzscheana del superhombre, del evolucionismo darwiniano, de toda forma de racismo, de nacionalismo imperialista y de opresión del hombre sobre el hombre. No excluye en cambio las especiales elecciones divinas, como por ejemplo la elección de Israel.
----------Así el tema bergogliano-evangélico de la fraternidad se conecta, si queremos, con el tema iluminista de la igualdad, pero también y sobre todo con el tema de la universalidad de la ratio naturalis de santo Tomás de Aquino, base teórica de las certezas fundamentales del saber y de todas las ciencias y, por consecuencia, de todas las disciplinas morales, bases naturales de la sabiduría y de la moral cristianas.
----------La igualdad humana de la cual hablaba el papa Francisco, no debe entenderse al modo jacobino como reproducción anónima y monótona en serie, como igualdad abstracta, que abstrae de las diferencias, individuo despersonalizado, reducido a número de la especie, repetición gris y aburrida de lo mismo, apología de la fotocopia, negación de las diversidades, de las riquezas individuales, de las jerarquías sociales, de los grados de nobleza y de la creatividad personal.
----------La igualdad de la cual hablaba el Pontífice era en cambio aquella que está conectada con la universalidad de la naturaleza humana, con su trascender a los individuos y sus particularidades. Ella surge del hecho de que todos pertenecemos a la misma especie humana, de igual dignidad desde el punto de vista de la naturaleza específica, porque todos poseemos igualmente e idénticamente la misma naturaleza humana de animales racionales, creados por Dios a su imagen y semejanza, varón y mujer, destinados por Dios en Cristo a devenir hijos de Dios. Lo cual no excluye en absoluto la originalidad de la persona, la cual, como dice Boecio, no es otra cosa que el subsistir individual de una naturaleza racional.
----------Igualdad quiere decir que, si puede existir una humanidad más o menos avanzada, vale decir, que ha llegado a un cierto progreso, el concepto de humanidad es unívoco, o sea, el ser hombre no está sujeto a grados analógicos de perfección hasta generar humanidades superiores y humanidades inferiores. En otras palabras, la definición de hombre es una sola, por lo cual un sujeto es hombre o no lo es.
----------Si de hecho en la historia de la antropología (antropología filosófica) se han dado varias definiciones de qué cosa es el hombre, ello quiere decir simplemente que la cuestión es difícil y compleja. Pero sería un grave error dar espacio aquí al relativismo y al escepticismo. Sumamente dañina es la idea de Rahner según la cual la naturaleza humana sería indefinible con el pretexto de que la razón abre al hombre infinitas posibilidades. Pero está claro que un discurso de tal género se presta perfectamente para idear una moral donde la regla del actuar ya no es la ley moral, sino la pura voluntad del individuo.
----------El papa Francisco nunca ha entrado en la cuestión filosófica de la definición de la naturaleza humana, nunca se ha detenido a describir sus caracteres esenciales a nivel filosófico y, sin embargo, de su insistente predicación de la fraternidad y la filiación universales, de su predicación acerca de los derechos humanos, de su protesta contra las injusticias sociales, las discriminaciones religiosas y el maltrato de los pobres, se deduce claramente que no está permitido tergiversar acerca de los caracteres esenciales de la naturaleza humana. Por esto, dado que la verdad es una sola, si el hombre es el animal racional, y si los hombres son todos hermanos, ello quiere decir que las definiciones diferentes son erróneas.
----------Igualdad, por consiguiente, no quiere decir igualdad entre individuos en cuanto individuos, porque cada individuo en cuanto individuo es distinto del otro, sino que quiere decir igualdad entre individuos en cuanto pertenecientes a la misma especie. La igualdad buena y verdadera querida por Dios no excluye en absoluto la diversidad entre individuos, comunidades o grupos, entre lo más y lo menos, sino que garantiza precisamente su existencia y su legitimidad, porque es la igualdad específica de individuos distintos. Las divecrsidades naturales deben ser respetadas; quitadas, en cambio, las diferencias injustas.
----------Justicia e igualdad quieren que a cada uno sea dado lo suyo en proporción a los derechos, a las necesidades, a las capacidades y a los méritos. En cambio, está claro que allí donde las necesidades, los derechos, las exigencias y los méritos son iguales, igualmente sea dado, porque la ley es igual para todos. También este es un aspecto de la igualdad en el ámbito del trato hacia el prójimo.
----------Quien rechaza la igualdad específica en nombre de la libertad individual, como ocurre por ejemplo en el liberalismo, no es un paladín de la dignidad de la persona, sino que es en realidad un egoísta y un prepotente que quiere someter a los otros a sí mismo; es por ejemplo el superhombre de Nietzsche, explotador de los débiles, de los pobres, de los frágiles, de los que sufren y de los marginados.
----------A propósito de este tema, en los próximos días llegará a las librerías de Italia una obra del jesuita Antonio Spadaro titulada De Francisco a León (EDB) de la que ya se han conocido algunos pasajes de una entrevista brindada por el cardenal Robert Prevost, hoy papa León XIV, en el pasado agosto de 2024. Prevost elogia el pontificado de Francisco, y entre las cosas que dice también puede inferirse esto de lo que estamos hablando, vale decir, que si todos los hombres comparten la razón y son, por tanto, hermanos, esta igualdad específica pide también una forma de gobierno eclesial coherente con ella. Y por eso, al hablar del Sínodo, el cardenal Prevost resume la novedad bergogliana diciendo: “Por primera vez, nos sentamos todos juntos, en mesas redondas, laicos, sacerdotes, obispos, cardenales… Se supera el miedo y se reza, se discierne, se construye. Todos somos misioneros”. De esta manera, la praxis sinodal encarna esa igualdad que no aniquila las jerarquías, sino que las sitúa al servicio del discernimiento y la corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios.
   
Los valores no negociables
   
----------En la encíclica Fratelli tutti, Francisco hace una espléndida apología de aquellos que ya Benedicto XVI había llamado "valores no negociables". ¿De qué se está hablando cuando se dice "valores no negociables"? Se trata de los fines y de los bienes absolutos y supremos, irrenunciables, de la conducta y de la vida humana, en cuya cúspide está Dios, fin último y sumo bien, supremamente amado y amable, los divinos mandamientos de la ley natural y, por consiguiente, aquellos dictados por Dios a Moisés, la ley evangélica de la caridad bajo la moción del Espíritu Santo, la práctica de la voluntad de Dios, de lo que es absolutamente e intrínsecamente bueno sin admitir excepciones, de los derechos y deberes universales, inmutables e inviolables del hombre, de aquellos que son los preceptos absolutos de la razón práctica.
----------Es necesario, sin embargo, prestar atención a que el papa Francisco ha estado muy preocupado por evitar, en el juicio moral o sobre lo que hay que hacer o sobre cómo actuar, el fariseísmo, el legalismo y el juridicismo, y por lo tanto, la rigidez y el rigorismo. Para Francisco, la perfección y la santidad cristianas no se agotan en la preocupación por aplicar exactamente la ley moral o por poner en práctica los deberes absolutos. Esta preocupación es justa y correcta, pero es necesario tener en cuenta la escala de valores. No todos los valores son irrenunciables, sino sólo aquellos supremos o fundamentales.
----------La virtud que permite saber cuándo hacer excepción o cuándo dejar de lado un valor inferior, el papa Francisco, retomándola de santo Tomás (Sum.Theol., II-II, q.128, a.1, 6m; q.120, a.2, 2m), la llamaba epiqueya, virtud ya conocida por Aristóteles y por los romanos — la aequitas —.
----------La epiqueya es, al fin de cuentas, aquella justicia de la cual habla nuestro Señor Jesucristo, justicia superior a la de los escribas y de los fariseos, aquella justicia magnánima y del gran corazón, que, sin traicionar los valores no negociables, sabe sin embargo cuándo se debe hacer excepción, sabe cuándo se debe tolerar no por laxismo, sino por misericordia, sabe cuándo se está dispensado de ciertos deberes aunque importantes, sabe cuándo y cómo, en ciertas circunstancias excepcionales, se concede algo que a otros no es concedido, aquella justicia por la cual el agente moral, el educador, el pastor, el juez, el confesor, el guía espiritual, se dan cuenta de que en ese caso la ley común es insuficiente para satisfacer las necesidades morales o impide una elección de mayor perfección o sugiere dejar de lado la aplicación de una ley inferior para dar espacio a la aplicación de una ley o de una exigencia superior.
----------Esto quiere decir, en el caso de la enseñanza del papa Francisco (tema de este artículo), como aparece particularmente evidente en la exhortación apostólica Amoris laetitia, que a los valores inferiores, en ciertos casos excepcionales o en particulares circunstancias o situaciones, escuchando al Espíritu que habla en la conciencia, con base en un sabio discernimiento personal, no sólo se puede, sino que en verdad se debe renunciar, si ellos obstaculizan o impiden que se actualice el supremo, es decir, la caridad.
----------Porque no todos los valores son no negociables. Algunos son negociables para asegurar aquellos no negociables. Es necesario aprender a distinguir los unos de los otros. Quien absolutiza todo es el rígido fariseo. Quien los considera todos negociables es el laxista subjetivista y relativista.
----------Esto por tanto no quiere decir en absoluto que el papa Francisco interprete la epiqueya a la manera rahneriana, aunque a veces haya hablado, con expresión bastante infeliz, de "creatividad", en cuanto que mientras para Karl Rahner el agente puede ir más allá de la aplicación de la ley añadiendo su voluntad, para el papa Francisco la superación de una determinada ley no debe hacerse en nombre de la propia y subjetiva voluntad, sino en nombre de una ley superior. El sujeto, propiamente, no debe crear (como dice Rahner), no debe inventar nada, como si fuera un poeta o un artista, sino que debe obedecer a Dios.
----------La justicia magnánima de la que habla Francisco, retomando la epiqueya aristotélico-tomista, sabe discernir más allá de la letra de la ley cuando hay que obrar movidos por la caridad. El cardenal Prevost (en la entrevista del 2024, que ya hemos mencionado) cuenta que el papa Francisco le mostró una imagen de Cristo que sostiene el cuerpo de Judas y, con gesto sencillo, le dijo: “No hay nada dogmático en esto… ¿Es posible pensar que la misericordia de Dios pueda alcanzar incluso al peor de los pecadores?”. Con esa anécdota queda patente que la misericordia no aplaza ni traiciona los valores absolutos, sino que los lleva a su culmen, vale decir: se trata de la comprensión del corazón humano por encima de toda rigidez legalista.
   
La temática de la verdad
   
----------El papa Francisco subió al trono de Pedro durante el Año de la Fe que había convocado el papa Benedicto XVI. Esto le dio ocasión de escribir su primera encíclica dedicada a la luz de la fe – Lumen fidei se titula la encíclica –, virtud de la fe que nos guía a Dios, que viene de Dios, que motiva y estimula el amor al prójimo y un sano amor a nosotros mismos, que nos ilumina sobre la meta de nuestro camino terreno con la promesa de los bienes celestiales, que aguardamos en la esperanza.
----------Ya en esta encíclica, escrita, como se dijo, "a cuatro manos", porque la escribió en colaboración con o tomando en cuenta lo que ya había apuntado Benedicto XVI – caso único e inaudito en toda la historia del Papado – el papa Francisco nos presenta el programa de su Pontificado: un camino que iniciando con la fe, justamente esta encíclica, llega a la caridad – y aquí tenemos los documentos de Amoris laetitia del 2016, la exhortación apostólica sobre la santidad Gaudete et exsultate del 2019, la encíclica Dilexit nos, "sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo" – para concluir con la convocatoria del actual Jubileo de la esperanza, ilustrado por el Papa en el prólogo al libro La esperanza es una luz en la noche, antología de meditaciones del Pontífice editada por la LEV sobre la "virtud humilde".
----------El magisterio doctrinal y dogmático del papa Francisco se mueve sustancialmente en dos líneas de fondo, combate a los dos principales enemigos actuales de la verdad, ambos originados en el egocentrismo, que lleva al subjetivismo y al egoísmo que cierra el yo en sí mismo haciéndolo ciego al amor de Dios y de los hermanos: el gnosticismo idealista, fruto de la soberbia y por lo tanto expuesto a las insidias y a los engaños del demonio, y el apego materialista a los bienes y a los placeres fugaces de este mundo, carente de esperanza en la vida futura, que igualmente cierra el corazón a Dios y a los hermanos.
----------El gnosticismo, afectando o aparentando estima por las verdades eternas y por lo absoluto, en realidad vaga entre las abstracciones, cierra los ojos a la trascendencia del misterio cristiano y a las novedades del Espíritu Santo que se han manifestado tanto en las doctrinas como en el proyecto pastoral del Concilio Vaticano II, encerrándose en el pasado. Es el pasadismo.
----------El espíritu terreno y mundano, con el pretexto de la atención a las novedades del mundo de hoy, proyecta un futuro ilusorio cerrado en la política, esclavo del poder del dinero, basado en lo humano y no en la fe, encierra a la Iglesia en mezquinos intereses clericales y de prestigio, que le impiden abrirse a la luz de Cristo y hacerse mensajera del Evangelio en el mundo. Es el modernismo.
----------A estos dos extremismos de derecha y de izquierda, de pasadismo y de modernismo, de laxismo y de rigorismo, de desprecio del Concilio y de falsificación del Concilio, el papa Francisco, el año pasado, con ocasión del VII centenario de la muerte de Santo Tomás, ha puesto como remedio el realismo tomista, con un poderoso llamado a tomar a Tomás, Doctor común de la Iglesia, como modelo de teólogo, como ya lo había hecho el Concilio Vaticano II. Sólo el espíritu de síntesis de Santo Tomás permite de hecho comprender y apreciar la síntesis de tradición y progreso, de conservación y renovación que nos propone el Concilio.
----------Frente a los extremos del pasadismo y del modernismo, Francisco insistía en una reforma guiada por el Espíritu, no por la voluntad humana. Como recordaba el cardenal Prevost, en la entrevista que ya he mencionado: “Francisco no teme sacudir la barca. Algunos se incomodan. Pero el Espíritu Santo no abandona la Iglesia.” Esta convicción subraya que la fidelidad a los valores no negociables no implica inmovilismo, sino la audacia de renovar las formas para que la verdad evangélica siga palpitando en la historia.

6 comentarios:

  1. Se preocupan tanto por los hermanos y no se preocupan por Dios.

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    1. Estimado Flavio,
      si usted lee atentamente mi artículo, se dará cuenta de que, siguiendo la enseñanza del papa Francisco, he fundado claramente el concepto de hermandad o fraternidad sobre el de filiación divina, refutando el concepto masónico.

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  2. ¿De qué tipo de fraternidad se trata?

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    1. Estimado Iván,
      si usted lee atentamente mi artículo, se dará cuenta que se trata evidentemente de la fraternidad cristiana, que es una sublimación de la hermandad humana, mientras que ambos valores son deseados y creados por Dios para nuestro bien humano y cristiano.

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    2. Padre Filemón: la fraternidad cristiana se crea con el Bautismo.

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  3. Es necesario distinguir entre fraternidad natural y fraternidad sobrenatural.

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