La infinitud del espacio consiste en el hecho de que a la observación del astrónomo, a una distancia conocida se añade continuamente una nueva, superior, precedentemente ignota. No nos preguntemos, por tanto, dónde termina el espacio como nos preguntamos dónde acaba el territorio de la República Argentina. El espacio cósmico es por tanto ontológicamente finito, pero es ilimitado respecto a nuestra capacidad de medición, de comprensión y de investigación. Nos hemos ya dado cuenta que el espacio cósmico tiene, claro que sí, una esencia finita, es decir causada, pero que al mismo tiempo, en el curso de nuestras investigaciones y descubrimientos, remite siempre a un más allá aún por descubrir, descubierto el cual, hay otro más allá y así hasta el infinito. [En la imagen: fragmento de "El origen del Universo", acrílico sobre papel, obra de 2018, de María Micaela Sánchez Marcos].
Finito e infinito
----------Para introducirnos a la comprensión de la controversia entre los dos Santos Doctores, es bueno definir con antelación lo que podemos entender por "finito" e "infinito". Comencemos por definir qué cosa es lo finito, cosa muy fácil, porque ello cae inmediatamente bajo nuestra experiencia y es perfectamente comprensible. Es de la constatación de lo finito que nosotros recabamos la idea de lo infinito. ¿Qué es, por tanto, lo finito? Debemos partir de la distinción entre el fin (o propósito) y el final (o término).
----------Lo finito es aquel ente, del cual tenemos cotidiana experiencia y que constituye también el objeto de la física, ente sensible y móvil, espacio-temporal, generable y corruptible, ente que existe pero que podría no existir, ente por tanto contingente, cuya esencia no es la de ser, es decir no existe por esencia o necesariamente, sino que su esencia es la de ser solo algo definido y limitado, esto y no aquello.
----------Por eso nos damos cuenta de que su existencia y su ser no están fundados en sí mismos, no tienen en sí mismos su razón de ser, sino que son causados por un ser que existe para sí mismo, por sí mismo y en virtud de sí mismo, que llamamos Dios. Los Autores no hacen explícitamente este razonamiento, sino que, partiendo de la constatación de la finitud espacio-temporal del mundo, entienden que el mundo es creado por Dios y por consiguiente llegan al mismo resultado que yo he expresado en términos metafísicos.
----------Ahora bien, lo finito es algo que tiene un fin y tiene un final, es decir, termina. Él mismo es un fin, es decir un bien apetecible o, como se expresa la Biblia, es "cosa buena". Pero no es todo el bien posible, es solo un bien parcial, precisamente finito. Para expresarnos con Platón, no es la bondad. Esto solo es el bien total e infinito, completo y perfectísimo, Dios, plenamente saciante para quien busca un bien infinito.
----------Lo finito es el fin o bien apetecible por el agente; es el bien al cual tiende el agente; es lo que el agente bueno quiere hacer o desea según sus fuerzas, que a su vez son fuerzas finitas y limitadas; el fin, se supone bueno, es lo que es querido o esperado o poseído por la voluntad; es aquello por lo cual o a causa de lo cual actúa el agente. Cosa distinta es el final. El final es el punto de llegada de lo finito, el punto terminal insuperable, con el cual lo finito termina, tiene fin, termina y no va más allá.
----------Lo finito es lo limitado. Es lo circunscripto, rodeado y determinado por una frontera, que es su forma, su esencia específica o individual, aquello por lo cual podemos definir lo finito, decir qué es. Lo finito no puede por sí mismo sobrepasar su propia frontera, su propio límite.
----------El fin puede ser en algunos casos un bien extrínseco al agente, un bien superior al agente mismo: un bien amado, por poseer o al cual el agente se une; o bien, en otros casos, el fin puede ser un bien intrínseco al agente; y entonces es su perfección, su plenitud final, su felicidad.
----------Lo finito es también lo que es ejecutado o cumplido o realizado o hecho: una obra terminada. Pero si aún no está cumplida o acabada, no decimos que tal obra sea infinita, sino que no está acabada. Es necesario distinguir entonces lo simplemente no acabado de lo infinito. Es cierto que lo infinito es un no-finito, pero no en el sentido de que no haya alcanzado el fin o haya fallado en alcanzar el fin, no en el sentido de la incompletitud, sino en un sentido perfectivo, en el sentido de que lo infinito es o va más allá de lo finito, lo trasciende, es una superación o un ultrapasar lo finito. Hay, pues, un no-finito que es lo imperfecto y hay un no-finito que es perfección. El primero es pasaje de la potencia al acto; el segundo es puro acto.
----------La infinitud mundana ligada a la potencialidad puede tener dos formas: hay un infinito en la cantidad, no en el ser, por lo cual, dado un finito, éste es siempre superado, y esta es la infinitud del universo en el tiempo y en el espacio. Y se da también lo infinito matemático, objeto de la imaginación y ente de razón, como lo infinito numérico o número infinito: dado un número, siempre se puede añadir una unidad. Con la imaginación dividimos sin terminar nunca la cantidad matemática discreta o numérica y la cantidad continua o geométrica. Concebimos sin ser detenidos por límites números reales y números imaginarios.
----------Existe además la infinitud potencial de la materia, objeto de la física: al ser individuado un corpúsculo, siempre descubrimos otro aún más pequeño, parte o componente del precedente. Distinguimos el espacio real siempre más amplio de lo que pesábamos, mientras que podemos concebir un espacio imaginario infinito, objeto de la geometría, que Newton confundió con espacio real, porque no tuvo en cuenta el hecho de que el espacio no es un contenedor vacío que precede a los cuerpos sino que es un accidente de la sustancia material. Los cuerpos, propiamente, no son colocados en el espacio, sino que es el espacio el que está sujetado en los cuerpos determinándolos en el lugar en el cual se encuentran.
----------Podemos hablar de una infinidad o infinitud de dimensiones cósmicas, aunque cada vez encontramos una distancia finita de una formación celeste desde la tierra. Pero encontrada una galaxia a una determinada distancia, he aquí que luego, observando mejor, se descubre otra más lejana y así sin fin, sin nunca acabar. Aquí está lo infinito en cuanto que nunca se acaba de descubrir nuevos fenómenos. Pero es claro que nos quedamos en lo finito en el sentido de que nos quedamos en lo creado.
----------Por eso sigue siendo cierto que el universo posee dimensiones ontológicas y no está prohibido hablar de su expansión en acto, como por lo demás resulta de la física moderna. Si medimos distancias y dimensiones, quiere decir que están ahí. Sin embargo, aquí también estamos en lo transfinito: nunca llegamos a medir la amplitud del universo como se mide la amplitud de la Plaza Roja de Moscú.
----------Existe además un infinito gnoseológico, que es nuestro saber, infinito se entiende no como la ciencia divina, sino en el sentido de que avanzamos o progresamos y vamos siempre más allá de lo finito, o sea, de lo ya sabido, sin terminar nunca: el progreso de la ciencia es un continuo aumento y mejoramiento del conocimiento, por lo cual se da un progreso o un aumento continuos sin final.
----------Con el progresar de nuestro saber y de nuestros medios y métodos de investigación y de descubrimiento, nosotros encontramos en el universo siempre nuevos aspectos, encontramos nuevos cuerpos celestes siempre más lejanos, encontramos partículas elementales siempre más pequeñas. De aquí deducimos que el universo es infinito no en el sentido de que sea Dios, sino en el sentido de que, aunque ontológicamente finito y creado, no tiene confines espaciales que nosotros podamos medir de una vez por todas.
----------Nos hemos dado cuenta de que en nuestra empeñosa tarea de conocer al universo siempre se avanza, es decir nunca llegará el día en que diremos: ¡he aquí, hemos llegado a los límites o confines! ¡He aquí que ahora sabemos cuán extenso y amplio es el universo!, tal como para poder medirlo como si fuera un salón de baile o como si nosotros llegáramos a las fronteras con Chile o con Brasil. Procedemos al infinito porque el universo es infinitamente conocible sin ser infinito en sentido perfectivo, es decir, sin ser el Infinito divino. Dios es absolutamente infinito; el universo es finitamente infinito.
----------Ciertamente, más allá de los confines del universo no hay nada, excepto Dios. Dios está fuera del universo, aunque también está dentro del universo, si es verdad que es el Creador de toda cosa y por tanto es necesario que Él esté cerca de o vecino a toda cosa, para hacerla existir y para conservarla. Pero de esta ulterioridad física del universo no podemos tener ninguna imaginación. Estaríamos tentados a imaginarla como un espacio vacío, como la oscuridad de la habitación alrededor de una pequeña luz. Salvo por el hecho de que el espacio supone los cuerpos. Donde no existen cuerpos, no existe el espacio.
----------Sin embargo, es innegable a la experiencia que este mundo es finito, es limitado. ¿Cómo no plantearnos entonces el problema de cuáles son sus confines? ¿Cuáles son sus dimensiones? Si el mundo es finito -venimos a pensar-, ¡su espacio tendrá que ser bien limitado, tendrá que ser bien finito o terminado, tener un término, por más que esté lejanísimo de donde estamos nosotros, como si fuera el espacio encerrado en una sala! Nuestros telescopios siempre ven más allá: ¿no terminará nunca este avance?
----------La respuesta, por más que pueda parecer paradójica es: no. Es erróneo parangonar el espacio o la amplitud del universo con el de la habitación en la cual nos encontramos. La experiencia milenaria de la investigación astronómica nos obliga a renunciar a este parangón.
----------No alcanzaremos nunca los confines del universo tal como ahora vemos los límites de la habitación en la cual nos encontramos. En este sentido el universo es ilimitado. No sin embargo en el sentido de que su ser no sea causado. Es necesario distinguir el límite ontológico del límite espacial. El ente contingente -es decir, el mundo- es limitado en cuanto que él, conjunto de cosas cuya esencia no es el ser, está compuesto de esencias finitas, para las cuales el ser está determinado a una dada especie. Ahora bien, lo contingente, no existiendo necesariamente, es causado por un ser que existe necesariamente. Y éste es Dios.
----------Por el contrario, no hay problema en concebir un espacio ilimitado, aunque sea creado y por tanto ontológicamente finito. En efecto, aunque el espacio sea un accidente de los cuerpos y éstos no puedan tener dimensiones infinitas, sin embargo ¿qué impide que las distancias entre los cuerpos aumenten indefinidamente, precisamente como aparece hoy a los ojos de los astrónomos, que ven un universo en expansión?
----------La infinitud del espacio consiste en el hecho de que a la observación del astrónomo, a una distancia conocida se añade continuamente una nueva, superior, precedentemente ignota. No nos preguntemos, por tanto, dónde termina el espacio como nos preguntamos dónde acaba el territorio de la República Argentina. El espacio cósmico es por tanto ontológicamente finito, pero es ilimitado respecto a nuestra capacidad de medición, de comprensión y de investigación.
----------Existe de hecho un finito ontológico espacial que no consiste en la ausencia de confines espaciales así como una cámara ocupa un determinado espacio, pero el espacio cósmico con su inmensidad incalculable, desmesurada e inconmensurable, nos ha hecho entender que no tiene confines, porque nunca nos los muestra, ni hay esperanza de que un día nos los muestre, cuando tenemos la experiencia de que cada día ampliamos nuestra mirada al infinito, cosa por lo demás imposible para nosotros.
----------Nos hemos ya dado cuenta que el espacio cósmico tiene, claro que sí, una esencia finita, es decir causada, pero que al mismo tiempo, en el curso de nuestras investigaciones y descubrimientos, remite siempre a un más allá aún por descubrir, descubierto el cual, hay otro más allá y así hasta el infinito.
El Infinito divino
----------Diferente es lo Infinito divino. No es un más allá subsecuentemente superable, que siempre reaparece de nuevo cada vez que hacemos un nuevo descubrimiento, no es un más allá provisorio y alcanzable, que viene sustituido por otro más allá, sino que es un más allá fijo y estable de una vez y para siempre y que aquí, nosotros, los finitos, nunca podremos comprender o calcular, pero un día y para siempre podremos ver y adorar todo, pero no totalmente. Esta es la visión beatífica de Dios prometida por la fe cristiana.
----------Pero aquí, en este ámbito diferente al de la ciencia experimental, el límite de nuestro saber no está conectado al hecho de que a cada nuevo descubrimiento el límite se desplaza más lejos en el espacio, más atrás en el tiempo o más abajo o más arriba en la materia. Dios no está en un más allá que se retira cada vez al avanzar de nuestro saber, sino que está eternamente fijo o inmóvil infinitamente más allá, por mucho que nosotros podamos avanzar en la investigación y en el conocimiento teológico.
----------También en el progreso de la teología, a medida que nuestro saber sobre Dios aumenta, siempre nuestra razón se siente superada por el misterio, pero aquí, en el ámbito teológico, no se trata, como en el saber físico, de captar algo cuantitativo y parcial, que oculta y subsecuentemente hace aparecer alguna otra parte o algo distinto, sino que es siempre la misma totalidad, el mismo absoluto que cada vez aparece siempre mejor y al mismo tiempo permanece oculto. Es el ámbito del misterio.
----------El mundo puede ser indefinidamente enriquecido por Dios en el tiempo -pensemos, por ejemplo, en la continua creación de nuevas almas humanas- por Dios creador, sin que Dios nunca devenga. Dios, por su parte, no tiene necesidad de progresar o de adquirir porque Él mismo constituye lo infinito por excelencia, la totalidad o lo absoluto. Y este infinito es Dios. Dios no tiene fin porque es fin para sí mismo. No debe alcanzar o actuar nada y nada se le puede añadir porque Él ya es Todo.
----------Dios, por lo tanto, no es finito, o sea, no es infinito en el sentido de imperfecto o inacabado o incumplido o no terminado, sino al contrario, en el sentido de que Dios es de tal modo perfecto que no debe alcanzar ninguna perfección, ningún fin interno o externo a Sí mismo. Él no tiene un fin, porque es fin para sí mismo. No tiene necesidad de nada porque no solo lo tiene todo, sino que es todo.
----------Él solo es, por lo tanto, perfección infinita, mientras que la perfección de toda criatura es finita porque, aunque se pueda ir siempre más allá en el conocimiento, o más allá en el poder, o más allá en la grandeza o en la pequeñez, o más allá en el tiempo o en el espacio o en la cantidad o en la extensión o en las dimensiones, lo hace siempre en el horizonte de un ser finito y causado.
----------Por consiguiente, es necesario distinguir lo infinito que no termina nunca, infinito que es propio del mundo, de lo infinito divino que es lo infinito de modo perfectísimo. Lo finito es un ente cumplido o consumado o hecho o realizado. Es un ente que tiene su propia perfección, pero mucho mayor perfección es la del infinito, porque ella no tiene término ni confín ni límite. Es la perfección divina.
----------En suma: existe un infinito que se encuentra sobre un plano de imperfección y este infinito puede convenir al mundo. Y existe un infinito en el plano de la perfección que conviene sólo a Dios.
----------Lo que es importante de observar es que lo finito es lo causado. En efecto, lo finito es lo que habiendo tenido un fin y un final, es lo que está hecho, es el effectum, el factum. Y si hay un algo hecho, quiere decir que existe el hacedor. Aristóteles expresa esto con el principio de causalidad: si existe el efecto, existe la causa.
----------La Biblia prefiere expresarse en términos personalistas: si hay artefacto, está el artífice. Por eso habla del mundo no como efecto de una causa, sino como la obra de un artífice. Pero se trata siempre de lo mismo. De hecho, el punto de vista metafísico de Aristóteles corresponde al punto de vista personalista de la Biblia, en cuanto tanto a Dios como al mundo los vemos en el horizonte del ser, mientras que al mismo tiempo la Biblia supera el punto de vista de Aristóteles, en cuanto aparece más claro el aspecto personalista de la divinidad.
¿Cuándo el universo ha comenzado a existir? ¿Y cuál es su futuro?
----------Está claro que el problema planteado por la cuestión del inicio es diferente al de la cuestión del final. Sobre la cuestión del inicio, la profesión de teísmo creacionista de los Autores es clara y convincente; un mundo que ha comenzado a existir hace algún tiempo, evidentemente no se sostiene por sí en el ser: no puede ser ese mundo infinito y eterno que sueñan los materialistas, sino que es evidentemente un mundo finito y causado, ante el cual la razón y la ciencia se preguntan: ¿cuál es su causa? ¿Quién lo ha producido o creado?
----------Podríamos preguntar, sin embargo, a los sostenedores del Big Bang: ¿cómo hacen para saber que antes de ese momento no había nada? Ellos nos responden: porque las señales que tenemos de los desplazamientos y del distanciamiento entre sí de los cuerpos celestes en el tiempo nos han permitido calcular el momento en el cual en el pasado ha podido iniciar su movimiento de distanciamiento entre si y de nosotros
----------De tal modo nos hemos dado cuenta que retrocediendo hacia el pasado, esas señales deben cesar, porque alcanzamos, mediante las señales que tenemos hoy, ese punto y el correspondiente momento temporal, es decir, ese núcleo densísimo de materia cósmica fundamental originaria, del cual ha nacido el universo, momento en el cual iniciando el tiempo se establecen las condiciones que han hecho posibles las señales calculadas por nosotros, llegadas a nosotros del fluir y de la limitación del tiempo cósmico.
----------Lo que nos ha hecho entender -siguen diciendo los sostenedores del big bang- que el tiempo debe haber tenido un inicio hace una cantidad de años, que hemos calculado en 14 mil millones de años. Por consiguiente, el universo tiene una cierta edad a semejanza de cada uno de nosotros. Pero si el tiempo ha tenido un inicio, quiere decir que entonces el mundo mismo ha comenzado a existir, ya que donde existe el tiempo existe la materia y donde no existe la materia no existe el tiempo. El instante en el cual el tiempo ha comenzado a fluir coincide con el instante en el cual el mundo ha comenzado a existir.
----------Por lo tanto, advertimos que la teoría del Big Bang ha nacido como lógica explicación de la expansión del universo, descubierta en el siglo pasado. Se podría dar un ejemplo muy simple de cómo ha nacido el universo. Podríamos pensar en la explosión de una bomba (no por nada se habla de big bang, que quiere decir gran explosión). Cuando una bomba explota en un determinado punto del espacio, las astillas vienen proyectadas con una cierta velocidad en todas las direcciones, de tal modo que ellas, al lanzarse al espacio, se distancian entre sí en una cierta dirección y en un cierto tiempo.
----------Pues bien, nosotros en la tierra somos una de estas astillas, por lo cual, midiendo el acrecentamiento en el tiempo de la distancia de nosotros de los otros cuerpos celestes, calculando el tiempo empleado en este movimiento y suponiendo una velocidad constante de las astillas, nos hemos dado cuenta también del provenir u origen de los cuerpos celestes desde un mismo punto de partida, precisamente como si fueran las astillas de una bomba que ha explotado. Ahora bien, calculando el tiempo de distanciamiento entre los cuerpos celestes, en la suposición de una velocidad constante nuestra y de los otros cuerpos celestes, no ha sido difícil calcular cuándo y dónde ha sucedido la explosión.
Estimadísimo p. Filemón, me gustaría copiarle algunos pasajes tomados del artículo de Carlo Rovelli y Giuseppe Tanzella-Nitti publicado en el «Corriere della Será» el 22 de marzo 2024 los cuales critican la teoría del diseño inteligente contenidas en el libro de Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies: Dios. La ciencia. Las pruebas.
ResponderEliminar"Como nos repiten al unísono los mejores científicos y los mejores teólogos, buscar pruebas para las verdades de la Fe en la ciencia es una tontería. En otros niveles se puede desarrollar un diálogo provechoso entre las diferentes formas de nuestro pensamiento o espiritualidad.
Recientemente, se ha puesto de moda un supuesto argumento científico que pretende proporcionar pruebas de la existencia de Dios. Según algunos, ciertos resultados en física y cosmología muestran que el universo que vemos debe surgir de un 'diseño inteligente'. Intentemos resumir algunos pasos de este argumento.
Ahora bien, diversos trabajos científicos han demostrado que si estas constantes tuvieran valores diferentes de los que tienen, el mundo tal como lo conocemos no existiría. Fenómenos muy generales, como el nacimiento y la vida de las estrellas, o la posibilidad de la biosfera tal como la conocemos, o incluso la expansión misma del universo, no habrían podido ocurrir si estas constantes hubieran tenido un valor diferente al que tienen. En algunos casos, se puede mostrar que bastaría una variación muy minuciosa de estas constantes para hacer imposible los fenómenos que conocemos. No tenemos idea de cómo sería el universo si estas constantes tuvieran un valor diferente. El universo es demasiado complicado para poderlo 'prever' sobre la base de las ecuaciones fundamentales.
El término comúnmente utilizado para describir este hecho es el término inglés fine tuning, que significa 'ajuste fino'. Las constantes físicas fundamentales, se dice, son 'finamente ajustadas' para dar el universo tal como lo conocemos. Hasta aquí, todo es correcto. Ahora viene el argumento equivocado. Es sorprendente -según este argumento- que las constantes estén tan finamente ajustadas para dar el universo tal como lo conocemos, que nos incluye a nosotros mismos: de ello se deduce que debe haber habido alguien que las haya ajustado con este fin. Alguien con un diseño extremadamente inteligente, que lanzó el mundo precisamente con estas constantes, finamente ajustadas para que el mundo sea lo que es, incluyéndonos a nosotros. Este es el tema del diseño inteligente. Algunos escriben que muchos científicos toman en serio el tema del diseño inteligente. No es cierto. Hay algunos científicos que dan crédito a tales argumentos, pero en comparación con las decenas de miles de científicos en el mundo son escasas excepciones, a menudo motivadas por un sincero -pero torpe- intento de defender sus respectivas lealtades religiosas. Casi todos los científicos consideran que el argumento del diseño inteligente es erróneo.
Si la estructura y evolución del universo responden a la intención de un Dios Creador, esto no puede deducirse de las observaciones y medidas propias del método científico, sino que solo puede ser supuesto en base a otras fuentes de conocimiento, no estrictamente empíricas. No se puede acceder a las intenciones de una persona solo midiendo los rastros que dejan sus zapatos. Para descubrir la existencia de un asesino, a Sherlock Holmes no le bastan las pistas mensurables, sino que necesita suponer un motivo, una finalidad personal e intencionada, inaccesible desde el plano empírico.
Finalmente, sobre todo, esto no es una crítica a quien desea leer el mundo como la expresión de un Dios Creador. En nuestra opinión, esta lectura del mundo existe en otro plano, estético, existencial, teológico, que puede ser profundamente significativo e importante en nuestra interioridad. Es la tonta mezcla de religión y ciencia, que aquí criticamos como científico y teólogo. Nos parece traicionar tanto la racionalidad científica, como la profundidad y la riqueza de la experiencia religiosa".
Estimado Vicente,
Eliminarcomento y respondo por partes el texto que usted me ha enviado:
1. "Como nos repiten al unísono los mejores científicos y los mejores teólogos, buscar pruebas para las verdades de la Fe en la ciencia es una tontería."
Respondo:
Los dos autores del libro, que he comentado en mi artículo, no buscan en absoluto pruebas para la verdad de la fe en la ciencia. Ellos simplemente hacen un trabajo filosófico, que llega por lo tanto a conclusiones filosóficas.
En efecto, consideran el mundo desde el punto de vista filosófico y, aplicando el principio de causalidad, llegan a una conclusión de teología natural, es decir, a la conclusión de la existencia de Dios Creador.
Por eso los contenidos de la fe cristiana quedan completamente fuera de la investigación, como es justo que así sea, ya que, como es bien sabido, para nosotros los católicos, las verdades de la fe católica trascienden las capacidades de la razón en cuanto se trata de verdades divinamente reveladas.
2. "En otros niveles se puede desarrollar un diálogo provechoso entre las diferentes formas de nuestro pensamiento o espiritualidad. Recientemente, se ha puesto de moda un supuesto argumento científico que pretende proporcionar pruebas de la existencia de Dios. Según algunos, ciertos resultados en física y cosmología muestran que el universo que vemos debe surgir de un 'diseño inteligente'. Intentemos resumir algunos pasos de este argumento. Ahora bien, diversos trabajos científicos han demostrado que si estas constantes tuvieran valores diferentes de los que tienen, el mundo tal como lo conocemos no existiría. Fenómenos muy generales, como el nacimiento y la vida de las estrellas, o la posibilidad de la biosfera tal como la conocemos, o incluso la expansión misma del universo, no habrían podido ocurrir si estas constantes hubieran tenido un valor diferente al que tienen. En algunos casos, se puede mostrar que bastaría una variación muy minuciosa de estas constantes para hacer imposible los fenómenos que conocemos. No tenemos idea de cómo sería el universo si estas constantes tuvieran un valor diferente".
EliminarRespondo:
Lo que nos llena de asombro y estupor es cómo el universo, aun poseyendo energías de inmensa grandeza, actúa hacia nosotros con una maravillosa delicadeza, totalmente adaptada a las exigencias de nuestra personalidad física, permitiendo nuestra vida espiritual.
Pensemos por ejemplo en la temperatura de miles de grados existente en el sol. Y sin embargo, los rayos caloríficos que llegan a la tierra están regulados en una escala adecuada para la vida. Ahora bien, este fenómeno manifiesta claramente que la causa eficiente de los rayos solares oculta la acción de una entidad inteligente, la cual, conociendo la dignidad de la persona humana, hace actuar a la materia de manera que permita el ejercicio en el hombre de sus facultades espirituales.
Debe tratarse, pues, de una personalidad supra-humana, que podemos sin duda definir divina y llamar por el nombre de Dios. ¿Dios Creador? Aquí el problema es más delicado, porque no se trata solo de determinar las condiciones materiales necesarias para el ejercicio de las actividades intelectuales, sino que está el problema de la existencia del hombre y del universo. Aquí me remito a mis observaciones (en el artículo) sobre los argumentos aportados por los dos autores del libro.
3. "El universo es demasiado complicado para poderlo 'prever' sobre la base de las ecuaciones fundamentales. El término comúnmente utilizado para describir este hecho es el término inglés fine tuning, que significa 'ajuste fino'. Las constantes físicas fundamentales, se dice, son 'finamente ajustadas' para dar el universo tal como lo conocemos. Hasta aquí, todo es correcto. Ahora viene el argumento equivocado. Es sorprendente -según este argumento- que las constantes estén tan finamente ajustadas para dar el universo tal como lo conocemos, que nos incluye a nosotros mismos: de ello se deduce que debe haber habido alguien que las haya ajustado con este fin. Alguien con un diseño extremadamente inteligente, que lanzó el mundo precisamente con estas constantes, finamente ajustadas para que el mundo sea lo que es, incluyéndonos a nosotros. Este es el tema del diseño inteligente".
EliminarRespondo:
Este discurso es muy similar al precedente, basado en la referencia a un diseño inteligente, que supone una inteligencia organizadora. Ahora bien, yo diría que también aquí el procedimiento lógico inductivo, como pasaje del efecto a la causa, es totalmente riguroso y plausible.
4. "Algunos escriben que muchos científicos toman en serio el tema del diseño inteligente. No es cierto. Hay algunos científicos que dan crédito a tales argumentos, pero en comparación con las decenas de miles de científicos en el mundo son escasas excepciones, a menudo motivadas por un sincero -pero torpe- intento de defender sus respectivas lealtades religiosas. Casi todos los científicos consideran que el argumento del diseño inteligente es erróneo."
EliminarRespondo:
Es evidente que si un científico posee un trasfondo mental de carácter empirista, positivista, agnóstico, ateo, panteísta, budista, taoísta y brahmánico, se negará a reconocer la actividad de dicha personalidad inteligente supramundana, organizadora de esas regularidades del universo que permiten la vida espiritual del hombre. Pero esto, ¿qué es lo que significa? Significa que las visiones de fondo de estos científicos, por muy competentes que sean en su campo, no les permiten aplicar de modo metafísico el principio de causalidad para llegar a las conclusiones a las cuales han llegado los autores de este libro, como lo he explicado en mi artículo.
El infinito matemático es un objeto bastante cascarrabias, grosero y sorprendente.
ResponderEliminar📯 La trompeta de Gabriel es una figura geométrica constituida por una superficie de extensión areal infinita pero que encierra un volumen finito. El nombre se refiere a la tradición que identifica al Arcángel Gabriel como el ángel de Apocalipsis cap.10 que anuncia el Día del Juicio, asociando lo divino, o infinito, con lo finito. Las propiedades de esta figura fueron estudiadas por primera vez por Torricelli en el siglo XVII con el principio de Cavalieri, sin conocer el cálculo diferencial moderno.
Sin embargo, se puede hacer algo aún más perturbador para el sentido común: se puede construir una superficie de área finita que encierra un volumen infinito!
Estimado Jorge,
Eliminarle agradezco por estas consideraciones, que para mí, incompetente como soy en tal ámbito, son de difícil comprensión.
Me parece, sin embargo, que usted se mantiene en el plano de las matemáticas, por lo cual lo que me propone yo lo veo bastante imaginable.
Pero el objeto de mi artículo sobre lo finito-infinito es de carácter cosmológico (vale decir, en el ámbito de la cosmología filosófica), por lo que no veo cómo podría aplicar su construcción al mundo físico.