viernes, 31 de enero de 2025

De si el proyecto de Hegel es proyecto diabólico (2/4)

Dejándonos guiar por la ética hegeliana, nos está permitido decir sí a lo que es no y no a lo que es sí, porque no es la realidad la que decide, sino que somos nosotros los que decidimos del sí y del no de lo real. Ahora bien, el decir que es lo que no es y que no es lo que es, eso no es más que una mentira. Y el hacer parecer lo que no es y el fingir que sea lo que no es, es la hipocresía. Cristo dice que todo esto, todo lo que está fuera del "si, si, no, no",  pertenece al diablo, el mentiroso por excelencia. Por eso podemos decir que la dialéctica hegeliana es una diabólica, arte del engaño y del fraude, de la simulación y del disimulo, del doble sentido y de la ambigüedad. Cristo es tan severo contra la hipocresía porque quiere mantenernos a salvo de las insidias del demonio. [En la imagen: "Santo Tomás de Aquino", detalle de una iluminación de artista no identificado, del Taller del lago Titicaca, de alrededor de 1730, obra en óleo y oro sobre cobre].

La necesidad de Hegel
   
----------A diferencia de filósofos como Aristóteles o santo Tomás, cuya necesidad es la verdad, la necesidad fundamental de Hegel es una necesidad de unidad. Hegel no siente la necesidad de adecuar su propio pensamiento a una realidad externa ya dada, de la cual deducir después la causa primera. Su necesidad fundamental no es la de ver, sino la de organizar en unidad. No le interesa la multiplicidad de los entes, sino la totalidad (Ganzheit) recogida en el Uno. En esto se parece a Plotino.
----------Hegel sabe que el Absoluto es uno solo, pero se equivoca en su voluntad de unificación del ser con la nada, de lo verdadero con lo falso y del bien con el mal, cuando sabemos en cambio que el ser se opone al no-ser, lo verdadero a lo falso, lo bueno a lo malo. La verdadera conciliación concilia lo conciliable, no lo irreconciliable. Es precisamente el amor por la unidad, por la paz y la concordia lo que justifica la oposición del cielo al infierno. Hegel sirve a dos amos precisamente porque su Absoluto pone juntos a Dios con el diablo.
----------A Hegel no le interesa tanto buscar, indagar o descubrir la verdad ya dada, objetiva y trascendente, sino sobre todo entrar en sí mismo, tomar conciencia, aclarar o determinar esa verdad interior o aquello que sabe ya presente implícitamente en su yo: Dios mismo o el Absoluto. La verdad para él no es lo verdadero opuesto a lo falso, sino la síntesis de lo verdadero y de lo falso. Esta es su dialéctica.
----------El enfoque filosófico de Hegel es el mismo enfoque de Descartes, enfoque que había sido desarrollado precedentemente por Kant, Fichte y Schelling. Hegel cree ciertamente en la experiencia sensible o en el conocimiento histórico, conoce la fuerza de la fe, pero solo en cuanto entiende sus datos como determinaciones conceptuales y empíricas de la verdad absoluta ya presente en él.
----------La verdad para él es el mismo ser y es la identidad de pensamiento y ser, presente no solo en Dios, sino también en todas las cosas, porque todo es concepto, como Dios es Concepto. Toda cosa es dialéctica, como Dios es dialéctico, porque el ser es dialéctico.
----------Por este motivo, el propósito de Hegel no fue tanto el de construir un conjunto de nociones ordenadas entre sí, todas en torno y bajo una noción suprema, la de Dios, como en Aristóteles y santo Tomás, sino fue el de construir un sistema filosófico unitario, reunido en torno a una sola noción, la del Espíritu, tal para reducir todo a la unidad, para conciliar todas las oposiciones, para eliminar todas las separaciones y exclusiones recíprocas, un sistema tal para abarcar todo y no excluir nada. ¿Cómo encontrar una mediación entre los opuestos?
----------Nadie niega el interés que tiene Hegel por el tema del ser, estrechamente conexo con el problema de Dios, interés que lo hace asemejarse incluso a santo Tomás de Aquino. Pero en realidad, en su fondo está Parmenides, como Hegel mismo reconoció. Al modo de Parménides, el ser hegeliano es uno, todo, absoluto, espíritu, necesario, eterno, inmutable, simple.
----------Santo Tomás hace estas observaciones respecto a Parmenides: "Parece tocar la unidad según razón, es decir, en la parte de la forma. Él argumenta de esta manera: todo lo que está fuera del ente es no-ente; y todo lo que es no-ente, es nada; por tanto, todo lo que está más allá del ente es nada. Pero el ente es uno. Por lo tanto, todo lo que está más allá de lo uno, es nada. En lo que resulta claro que consideraba la misma razón de ser, que parece ser una, porque no se puede entender que a la razón de ente le sobrevenga algo por lo cual venga diversificado, porque es necesario que lo que sobreviene al ente sea ajeno al ente. Lo que de hecho es tal no es nada, por lo cual parece que no pueda diversificar al ente.
----------Así, en efecto, vemos que las diferencias que son añadidas al género lo diversifican, las cuales diferencias están sin embargo más allá de su sustancia. De hecho las diferencias no participan del género, de lo contrario la diferencia pertenecería a la sustancia del género, por lo cual se produciría una futilidad en las definiciones, si puesto el género, se añadiera la diferencia, si el género fuera de su sustancia, así como sería una futilidad si se añadiera la especie. De hecho, en tal caso la diferencia no diferiría para nada del género. En efecto, es necesario que lo que está fuera de la sustancia del ente sea no ente, por lo cual no puede diversificar al ente" (In XII libros Metaphysicorum, op. cit., p.41).
----------Para reunir todo en unidad es necesario según Hegel quitar todos los opuestos, por tanto no solo aquellos en el horizonte del ser, como lo finito y lo infinito, Dios y mundo, ser y devenir, ser y pensamiento, sino también aquellos entre ser y no-ser, entre verdadero y falso, entre bien y mal. Todo es ser, incluso el no-ser; todo es verdadero, incluso lo falso; todo es bueno, incluso lo malo. En este sentido él dice que todo es contradictorio y se opone al principio de identidad de Aristóteles. Por tanto, también él, en nombre de la unidad no puede evitar la oposición, con el agravante que es una oposición equivocada.
----------Además, a Hegel le falta el concepto platónico del ser por participación, la methesis (μεθεξις), que se distingue del ser por esencia. Él solo dispone del concepto de parte relativa al todo, concepto, éste, propio de la física y de la matemática, que no es suficiente en metafísica, es decir en el campo del ser, donde es necesario formar un concepto analógico de parte, es decir, el ser por participación, de lo contrario, se termina como Parménides por concebir el universo no como un conjunto de entes, sino como un todo único, como una torta o una manzana que se corta en fetas.
----------Hago la observación de que el todo divino absolutamente simple no puede y no tiene necesidad de ser finitizado o dividido en partes para dar lugar a los entes, como si fueran partes de su ser. Ni la idea de entes fuera del ente infinito comporta ninguna absurda adición o aumento a su ser infinito ya perfecto y completo, sino que precisamente los entes poseen por participación ese ser que Dios posee por esencia. Así se distingue Dios del mundo y se evita el panteísmo del dios dividido en fetas.
----------Sin embargo, Hegel no quiere negar el devenir como lo había hecho Parménides en nombre de la identidad del ser. Sino que, sensible también a Heráclito, y sin ser capaz de conciliar el devenir con la identidad, aunque no negara el devenir, Hegel hizo de la contradicción el principio de la realidad en lugar de la identidad. Por otra parte, Hegel no se olvida tampoco de Descartes, por lo cual para Hegel el ser es el sum, es el yo cartesiano, desarrollado posteriormente por Kant, Fichte y Schelling.
----------Hegel, por una parte, se deja seducir por el univocismo y por el monismo ontológico de Parménides, para quien el ente es uno solo y absoluto, sin embargo, por otra parte, dándose cuenta que Parménides se equivoca al rechazar el devenir y la historia, en lugar de recurrir a la explicación aristotélica del devenir, asume en cambio la de Heráclito, que está basada en la contradicción.
----------Y fue así que Hegel, para salvar el devenir, se sintió obligado a negar el principio aristotélico de no-contradicción, no dudando en afirmar que si queremos aceptar la realidad, no debemos tener miedo de reconocer que el devenir es contradictorio, aunque, en mi opinión, muy probablemente él no haya comprendido bien el mencionado principio aristotélico, porque en realidad Hegel se preocupa de tranquilizar a quien se escandaliza por su tesis; está preocupado de no contradecirse y también él refuta a los adversarios mostrando que se contradicen. O bien puede ser que él no se explique bien por carencia de instrumentos conceptuales, como por ejemplo la analogía del ser. En efecto, con la sola univocidad se ha visto conducido a expresarse con términos contradictorios, incluso más allá de su voluntad de evitar la contradicción.
----------De hecho, como han observado sus críticos más perspicaces, Hegel se contradice ya en sus principios, y es este hecho el que nos lleva a rechazar su idealismo historicista panteísta, sin por ello dejar ciertamente de reconocer sus méritos y sus buenas cualidades. Lo que es antipático y desagradable en él no es, por consiguiente, tanto un cierto modo impropio de hablar de la contradicción, cuanto la impresión que él da de promover la ambigüedad, la mentira, la hipocresía y la doblez.
----------En efecto, en la ética de Hegel viene a menos, y en definitiva queda eliminada, la obligación que nos ha inculcado nuestro Señor Jesucristo de decir sí a lo que es sí y no a lo que es no. Como para Hegel lo real es sí y no, no tenemos una referencia objetiva, cierta, unívoca y distinta. Ya no estamos vinculados por la realidad. Para Hegel, la misma realidad es dialéctica, es sí y no. Lo real es lo racional. Y lo racional es dialéctico, es decir, opone la afirmación a la negación. Para Hegel, no es nuestra razón la que debe reflejar la realidad, sino que es la realidad misma la que debe ser reflejo de nuestra razón.
----------Por tanto, dejándonos guiar por la ética hegeliana, nos está permitido decir sí a lo que es no y no a lo que es sí, porque no es la realidad la que decide, sino que somos nosotros los que decidimos del sí y del no de lo real. Ahora bien, el decir que es lo que no es y que no es lo que es, eso no es más que una mentira. Y el hacer parecer lo que no es y el fingir que sea lo que no es, es la hipocresía.
----------Cristo dice que todo esto, todo lo que está fuera del "si, si, no, no",  pertenece al diablo, el mentiroso por excelencia. Por eso podemos decir que la dialéctica hegeliana es una diabólica, arte del engaño y del fraude, de la simulación y del disimulo, del doble sentido y de la ambigüedad. Cristo es tan severo contra la hipocresía porque quiere mantenernos a salvo de las insidias del demonio.
----------De ahí el deber de sinceridad en el decir las cosas como son. Ciertamente uno puede equivocarse sin querer, pero la sinceridad permanece porque no queríamos engañar, sino que somos nosotros los que nos hemos engañado sin querer. Sinceridad, por otra parte, no es simplemente decir lo que se piensa, si este pensar es falso, sino que es decir lo que en buena fe se considera ser verdadero.
----------Se puede notar también en Hegel la tendencia a querer conciliar lo inconciliable, querer conciliar el ser con el no ser, querer conciliar lo verdadero con lo falso, el bien con el mal, Cristo con Beliar, el infierno con el paraíso del cielo, de modo que todo fuera uno, verdadero, bueno, eterno, divino, absoluto, de hecho que existiera sólo el absoluto como síntesis de todo con todo.
----------En cambio, la verdadera conciliación debe hacerse entre términos conciliables, que puedan dar lugar a una unidad o a una unión, por tanto en el horizonte del ser, de la verdad y del bien. Para el cuidado de la verdadera conciliación se requiere precisamente el cuidado de no confundir lo que debe mantenerse separado, se requiere rechazar lo que debe ser rechazado, no aprobar por igual tanto lo verdadero como lo falso, tanto el bien como el mal, tanto la justicia como el pecado, quizás con el pretexto de la "diversidad", sino que se debe oponer el sí al no y no servir a dos señores, para no caer en la doblez y en la ficción que no procuran en absoluto la concordia, sino la hipocresía y el aumento de las tensiones.
----------Es necesario ciertamente evitar las rigideces, los dualismos y las falsas contraposiciones. Es necesario saber apreciar siempre los matices, las gradualidades, los tonos intermedios. La elección no es entre todo o nada, sino entre esto y aquello, vale decir, esto sí, y esto otro no. Porque todos sabemos que entre el blanco y el negro ciertamente existe el gris, y que entre el verano y el invierno existen primavera y otoño. Una cosa es, sin embargo, lo contrario y otra cosa distinta es lo contradictorio. Los contrarios tienen el mismo sujeto, por ejemplo una misma habitación que puede ser a veces fría y a veces calurosa.
----------Lo contradictorio, en cambio, implica la afirmación y la negación simultáneas del mismo sujeto: hombre y no-hombre. Es claro que una semejante expresión no tiene sentido. También el principio del tercero excluido enuncia la misma cosa: un hombre o existe o no existe: no puede haber una tercera posibilidad.
----------La síntesis hegeliana tiene mucho sabor a contravenir a ese principio. El ente contrario en cambio puede existir, es posible: una persona me puede ser contraria; los dos contrarios coexisten; pero lo contradictorio es impensable; los contradictorios se excluyen entre sí. Probablemente Hegel con términos contradictorios ha entendido referirse a los contrarios o a la acción de fuerzas (lo "negativo") que se oponen entre sí, como puede ser un conflicto bélico. En tal sentido, Marx interpretará la "contradicción" y la dialéctica hegeliana.
----------Los diversos entes coexisten juntos y entre ellos; en el ámbito del ser existe el ser real y existe también el ser de razón, existen muchas distinciones y existen mediaciones en lo interno del ser; pero entre ser y no ser no hay vía intermedia, no hay término medio, no hay síntesis o "superación" que valga: o el ser o el no-ser: aut-aut. Es necesario elegir. Escabullirse o hacer el doble juego no conviene.
----------Entre esto y aquello en el horizonte del ser o del bien puede haber un acuerdo. Pero entre el sí y el no o entre el bien y el mal no hay una tercera posibilidad, sino la vergonzosa del hipócrita, que quiere servir a Dios y al demonio. No hay que confundir el et-et con el aut-aut. La síntesis de la dialéctica hegeliana entre el ser y el no-ser es una impostura que solo da una falsa apariencia de concordia y de paz, pero que esconde en su fondo una guerra inextinguible porque es constitutiva del ser. Este es el precio de la dialéctica hegeliana.
----------Como Platón, Hegel no pudo encontrar la explicación, la identidad y la inteligibilidad del devenir. Le parecía un ser que no es. El devenir parece contradictorio. Pues bien, Hegel se convenció de que es realmente contradictorio. Así es como inventó su dialéctica basada en la contradicción.
----------Es siempre para no renunciar a su concepción heraclítea del devenir como contradictorio, que Hegel identificó la ciencia con la dialéctica, porque ésta, a diferencia del saber demostrativo, fundado por Aristóteles (episteme) y basado en la identidad, la dialéctica daba lugar a la contradicción.
----------Hegel, en efecto, no se dio cuenta que ha sido Aristóteles quien nos hizo comprender con toda precisión y claridad la inteligibilidad del devenir, sin ninguna necesidad de una imposible contradictoriedad de la realidad, sino en pleno respeto del principio de no-contradicción, hasta darnos la posibilidad de instituir su ciencia, que es precisamente la física, que a su vez permite el dominio y la utilización de la naturaleza para las necesidades humanas y por tanto la institución de la técnica.
----------En efecto, como es bien sabido, para Aristóteles el devenir no es más que el acto del ente en acto que pasa de la potencia al acto. Esto supone las dos nociones ontológicas de acto y potencia, que por desgracia le han escapado a Hegel en su metafísica. Él tenía un fuerte sentido de la potencia activa, pero ignoró la pasiva, que es necesaria para concebir la materia como sujeto de la forma.
----------Y aunque él sintiera fuerte la necesidad de lo concreto y fuera sensible a los hechos históricos, difícilmente se advierte en Hegel la identidad propia de la sustancia material en su existencia independiente del concepto, más allá de los esquemas abstractos de la dialéctica. Aunque se jactara de una percepción del devenir superior a la de Aristóteles, Hegel está muy lejos del preciso análisis aristotélico de las diversas formas del devenir: la transformación (metabolé), el movimiento local o (kinesis), la alteración (alloiosis), la disminución (fthyisis), el aumento (áuxesis), la generación (ghenesis), la corrupción (fthorá).
----------Con el uso de las dos nociones de potencia y acto no hay ninguna necesidad, más bien es absurdo, recurrir, como hace Hegel, a la oposición de ser y no-ser, ya que ser y no-ser no pueden en absoluto estar juntos y se excluyen mutuamente, así como el sí y el no, la afirmación y la negación, de modo similar a como no existe conciliación entre Dios y el demonio, aunque sea su creatura y Dios sepa emplear el actuar del demonio para sus planes de justicia y de misericordia.

2 comentarios:

  1. Gracias, padre Filemón! Hizo un buen análisis de Hegel confirmatario del "Manifiesto" junto a C. Marx ¿o me equivoco?

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    1. Estimado José,
      como sabemos, Marx se apropió de la dialéctica hegeliana, pero le dio su propia interpretación. Marx acepta el aspecto materialista de la dialéctica y en particular la dialéctica como interpretación de los conflictos sociales y de la lucha de clases.
      Por cuanto respecta al principio de contradicción, Marx se profesa realista, mientras que, como es sabido, Hegel concibe la realidad como oposición de ser y de no ser, porque en base a su idealismo transfiere a la realidad la oposición del sí y del no, que constituye el método dialéctico.
      Y Marx, ¿qué es lo que hace? Se profesa realista, pero no es coherente en esta profesión de realismo, porque Marx concibe la verdad como originada por la praxis, por lo cual, como la praxis comporta la conflictualidad, así Marx no cree seriamente en la verdad, sino que también asume el principio hegeliano de la contradicción por lo cual el resultado a nivel moral es la deslealtad y la deshonestidad del pensamiento, que pretende poner juntos el sí y el no.
      Por lo demás, mientras que para Hegel la dialéctica es estructural a la realidad, por lo cual también Dios es dialéctico, para Marx la conflictualidad cesará con el advenimiento de la sociedad comunista, la cual, creando la igualdad y la libertad, eliminará la contradicción, que es el principio de la dialéctica hegeliana, reconciliando al hombre con sí mismo y, por tanto, restableciendo la identidad originaria del hombre.

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