Hace diez años, en octubre de 2013, volvían a dialogar, en Casa Santa Marta, el papa Francisco y Eugenio Scalfari. Y el Santo Padre, con franciscana y joánnea simplicidad y profundidad, opuso al Dios de Scalfari el Dios de la Luz y del Amor, que lucha contra las tinieblas y las vence sin anularlas.
El Dios de Eugenio Scalfari
----------Como tal vez todavía recuerde el lector, en aquella famosa conversación en Casa Santa Marta de octubre de 2013, Eugenio Scalfari le explicó al papa Francisco su personal concepción del Ser, usando mayúscula, lo que da a entender que este Ser absoluto y subsistente es su Dios, tanto más porque de él "surgen las formas, los entes", según expresó el fundador del Repubblica.
----------En aquel diálogo, que fue reproducido en todos los medios del mundo, Scalfari se detiene a describir este Ser que en un principio podría hacer pensar en el ipsum Esse per se subsistens de santo Tomás de Aquino, el cual sin embargo según el Aquinate es purísimo Espíritu y suprema sabiduría, creador del mundo y para nada en absoluto un ser "caótico" sin inteligencia ni intencionalidad, del cual surgiría el mundo al azar, por mucho que pueda tratarse de un mundo humano y ordenado por leyes y formas.
----------Dice Scalfari: "El ser es un tejido de energía. Energía caótica pero indestructible y en eterna caoticidad. De esa energía emergen las formas cuando la energía llega al punto de explotar. Las formas tienen sus propias leyes, sus campos magnéticos, sus elementos químicos, que se combinan de modo casual, evolucionan y finalmente se apagan, pero su energía no se destruye. El hombre es probablemente el único animal dotado de pensamiento, al menos en nuestro planeta y sistema solar. He dicho que está animado por instintos y deseos pero añado que también contiene dentro de sí una resonancia, un eco, una vocación por el caos".
----------Frente a este extraño Ser que describe Scalfari, uno no puede evitar preguntarse cómo hace para nacer el orden desde el caos y desde el azar, cómo hace la forma para surgir de lo informe y cómo hace el pensamiento para surgir desde la materia. Sé que este tipo de concepciones no son nuevas y han tenido mucho éxito en el pasado; pero sigue siendo siempre verdad que son objetables.
----------Evidentemente aquí, en la descripción que hace Scalfari, bajo el influjo de un evolucionismo materialista y de una falsa ciencia, se advierte que falta la lógica y el respeto del principio fundamental de la razón y de la ciencia, que es el principio de causalidad, por el cual es imposible que el efecto (por ejemplo el pensamiento) sea superior a la causa (por ejemplo, la materia), dado que la causa, para explicar el efecto, debe añadir al efecto el nuevo factor de inteligibilidad que sirve precisamente para hacer inteligible al efecto, de modo que así se tenga un aumento en el conocimiento, según la exigencia de la ciencia.
----------Faltando ese factor de inteligibilidad que debiera ofrecer la causa, el efecto queda sin explicación y la causa queda privada de contenido, no añade nada al conocimiento del efecto y, de hecho, sigue siendo menos inteligible que el efecto, fallando en su tarea de explicar el efecto.
----------El Dios de Scalfari se asemeja además curiosamente al dios de los maniqueos, que, según la condena pronunciada por el Concilio de Braga del 561, surge "del caos" (Denz. 457), "sin ser creado por nadie", y por lo tanto como principio primero y absoluto, claro que con la diferencia de que en el caso de los maniqueos se trata del "demonio" entendido como dios del mal, creador del mundo físico.
----------Pero cuando se habla de "caos" ¿se puede acaso excluir el mal? Y entonces el Dios de Scalfari, principio del mundo físico y dios caótico, aunque él lo llame con el nombre divino de Ser que se presenta como absoluto y originario, ¿cómo no podrá ser parangonado con el dios-demonio de los maniqueos?
----------Ciertamente, el papa Francisco no se embarca en una discusión filosófica con Scalfari, comprendiendo que ella habría llevado demasiado lejos. Se limita a insinuar cómo el Papa entiende el Ser absoluto, en perfecta línea no digo con santo Tomás, sino con la misma fe católica, con estas firmes y breves palabras, que sin embargo lo dicen todo y sirven bien para refutar la tesis de Scalfari, sin por ello abordarla explícitamente. El Papa define así el "Ser" en el cual piensa él: "Observo por mi parte que Dios es luz que ilumina las tinieblas aunque no las disuelva y una chispa de esa luz divina está dentro de cada uno de nosotros".
----------Evidentemente la "luz", a la que se refiere el Santo Padre, es lo opuesto al caos, amigo de las tinieblas, aunque el Papa, con total razón, no niega la existencia de las tinieblas. Se trata de una referencia al Prólogo del Evangelio de Juan, esa Luz divina, que "brilla en las tinieblas, pero las tinieblas no la han percibido" (Jn 1,5), verbo (katalambano) que puede significar tanto "acoger" como "abrumar" o "vencer".
----------El hombre, por otra parte, en la respuesta del Papa, no es el vértice de un ser caótico que sube al azar o de modo casual desde el fondo de la materia, sino por el contrario, es participación (una "chispa") del inmenso e infinito Fuego de Luz que es el verdadero Dios trascendente y creador del hombre.
----------Una pregunta que a continuación podríamos hacer y que el Santo Padre en cambio prefiere no plantear, es cómo hace para surgir el "Ser caótico" del cogito cartesiano, que, al decir del mismo Scalfari, habría sido el grandioso descubrimiento que le ha inducido a él a abandonar la fe.
----------De hecho, relata Scalfari: "He sido educado por una madre muy católica. A los 12 años incluso gané un concurso de catecismo entre todas las parroquias de Roma y recibí un premio del Vicariato. Comulgaba el primer viernes de cada mes, en fin, practicaba la liturgia y creía. Pero todo eso cambió cuando entré a la escuela secundaria. Entre los otros textos de filosofía que estudiábamos, leí el Discurso del método de Descartes y me llamó la atención la frase, que ahora se ha convertido en un ícono, 'Pienso, luego existo'. El yo se convirtió así en la base de la existencia humana, la sede autónoma del pensamiento".
----------El Papa no aprovecha el punto o sugerencia extremadamente interesante, sino que responde con un lacónico "está bien", expresión que no debe entenderse en absoluto como una aprobación de lo que dice Scalfari, sino que es sólo una fórmula de cortesía, un inciso, un tomar nota para pasar a otra cosa, limitándose a observar que en todo caso Descartes era un católico practicante.
----------Scalfari, por su parte, muestra la prudencia de no insistir en ese terreno y pasa a otro ámbito para seguir dialogando, ciertamente según el deseo del mismo Pontífice. No estamos ante un diálogo filosófico al estilo de los diálogos de Platón, sino que simplemente los interlocutores están interesados en hacer una especie de repaso panorámico sobre diversos temas que les son a ellos de común interés.
----------Pero esto no quita que cuanto dice Scalfari sea muy interesante y nos estimula a aclarar, en la medida de cuanto sea posible, sus afirmaciones, que llaman la atención por su sinceridad, su alcance cultural y su franqueza un tanto audaz, considerando que se hacen en la presencia del Papa.
----------Se alcanza a advertir que el diálogo del Papa con Scalfari tiene como gozne o eje la cuestión de la modernidad en relación con el Concilio Vaticano II. De ahí que surjan temas como los de la libertad, de la justicia, de la conciencia, de la fe, de la ciencia, de la moral, del progreso, de la política, de la Iglesia. Tampoco podía faltar, naturalmente, una alusión a la visión de fondo de la realidad.
----------También sabemos en qué medida, a lo largo de los siglos, los discípulos de Descartes que llegan hasta el idealismo alemán, del cual luego surge el marxismo y vienen los modernos totalitarismos, hasta las actuales tendencias idealistas y modernistas, tienden a considerar a su maestro como fundador y símbolo de la "filosofía moderna", como si el cartesianismo fuera el novum que finalmente trae la luz definitiva de la verdad después de los larguísimos tiempos oscuros del medioevo y la noche de la antigüedad. El giro o punto de inflexión en la humanidad para ellos, aunque se llamen católicos, no viene de Cristo sino de Descartes.
----------En realidad es hoy bien sabido por los historiadores que Descartes no hace otra cosa más que resucitar, bajo las apariencias de una refundación de la filosofía y de una alta espiritualidad, el viejo escepticismo y subjetivismo protagóreo del hombre como "medida de lo real", tal como notó en su tiempo el propio Heidegger. Por consiguiente, muy lejos de ser el fundador de la modernidad, Descartes en realidad ha quedado retrasado incluso respecto de Platón, Aristóteles, Agustín y Tomás de Aquino.
----------Y hay que decir claramente que el catolicismo de Descartes es un catolicismo de fachada. Jacques Maritain sospecha que le sirviera para eludir la vigilancia de la Inquisición. De hecho, el "catolicismo" de Descartes no ha construido nunca una sólida teología ni una sólida moral católicas.
----------En todo caso, el pensamiento de Descartes fue captado inmediatamente por los protestantes por su subjetivismo, que casaba bien con el subjetivismo de Lutero, y las obras de Descartes fueron incluidas en el Índice en 1663, pero desafortunadamente nadie tomó en seria consideración esta grave y sabia advertencia de la Iglesia, olvidando el hecho de que cuando la Iglesia lanza una advertencia en tal sentido, lo que está en juego no es una doctrina filosófica particular, sino la pureza misma de la fe.
----------En realidad, el cartesianismo contiene un potencial disruptivo que en los siglos siguientes llegaría a producir el ateísmo. El caso es que Scalfari, perdiendo la fe a causa de Descartes, aceptó temerariamente este germen venenoso y se dejó envenenar por él. Del yo fundado en Dios pasó al yo fundado sobre sí mismo, y de la autonomía que es don de Dios ha pasado a una "autonomía" que toma el lugar de Dios. Imagino el dolor de la pobre madre de Eugenio, si ella estuviera todavía en el mundo. ¡Cuántas madres sufren hoy esta prueba! ¿En nombre de qué se puede traicionar el amor recibido de una madre?
----------El padre Cornelio Fabro en su monumental y doctísima obra en dos volúmenes Introducción al ateísmo moderno (Studium, Roma, 1964), muestra al inicio de su escrito los lejanos orígenes cartesianos del ateísmo moderno: ¿y esta sería la tan cacareada "filosofía moderna"? ¿Acaso puede ser esta la filosofía moderna asumida por el Concilio Vaticano II? Por supuesto que el diálogo al que nos impulsa el Vaticano II conlleva también dialogar con la filosofía cartesiana, pero sin la ingenuidad de Pinocho con el zorro.
----------Desgraciadamente el papa Bergoglio al observar que de todos modos Descartes siguió siendo católico, no recuerda a su interlocutor que la reforma filosófica cartesiana no ha provocado en absoluto ningún avance sino una corrupción de la filosofía y en consecuencia de la fe, la cual se extingue o es imposible, cuando la luz de la razón se oscurecida por el sofisma y por el orgullo.
----------Sería necesario que la cultura moderna, después de las amargas experiencias de los últimos siglos, prescindiendo obviamente de los hechos positivos, se diera cuenta de una buena vez y por todas que Descartes no ha sido un restaurador ni un descubridor sino un sepulturero de la razón.
----------No es de extrañarse que la razón cartesiana haga perder la fe. Scalfari ha entendido muy bien el sentido de la reforma cartesiana y precisamente por eso mismo ha perdido la fe. Él ha sido lógico en su fundamental imprudencia. ¿Pero era conveniente que el Papa en esa circunstancia reprochara a Scalfari una tesis de ese género? No podemos pretender ni siquiera de un Pontífice la habilidad dialéctica excepcional que habría sido necesaria para poner a Scalfari con sus espaldas contra la pared. El Papa ha salido del paso elegantemente, citando simplemente su pura y casi infantil fe de cristiano en el Dios de la Luz. Corresponderá al filósofo intentar una refutación y eso es lo que ahora estoy tratando de hacer modestamente.
----------Nos preguntamos, entonces: ¿cómo pudo llegar, por tanto, Scalfari desde Descartes a su Ser caótico evolutivo y panteísta? Y yendo más a la raíz, ¿por qué el cogito cartesiano le ha hecho perder la fe dándole la embriaguez de una falsa libertad de pensamiento?
----------El cogito (vale decir, el "yo pienso", de Descartes), dice Fabro, es en realidad un volo (= yo quiero). No es tanto un descubrimiento o una intuición del pensamiento, cuanto ante todo una arbitraria decisión de la voluntad. Descartes no es alguien que se rinde a la verdad objetiva, sino alguien que dice: acerca de la verdad decido yo. Fabro, por lo tanto, tiene razón al dar este juicio.
----------Se trata, en efecto, de la absolutización del yo que, libre de lo real, se convierte en el yo que decide libremente sobre lo real: un yo no ya frente a las cosas, frente a los demás, frente a Dios, sino solo frente a sí mismo en una forma de auto-reflexión (aquella que será llamada por los idealistas "autoconciencia"), ese yo que, como ya observó agudamente Maritain, confunde al sujeto humano con un espíritu puro que, en lugar de obtener los conocimientos a partir de los sentidos, los encuentra inmediatamente en la conciencia, un yo que se convierte así en principio único y absoluto de la certeza, ignorando la verdad de los sentidos y con la pretensión de recabar desde lo interno de este yo la totalidad de la verdad.
----------He aquí fundado el subjetivismo. En cambio, la verdadera y sana filosofía moderna es otra cosa bien distinta. La verdadera y sana filosofía moderna es la que ha surgido desde las bases seguras del realismo bíblico y aristotélico-tomista bajo el patrocinio del Magisterio de la Iglesia, que todavía hoy con el Concilio Vaticano II nos recomienda el verdadero progreso de la filosofía y de la teología, indicando una vez más en el Aquinate el punto de referencia para una sana modernidad capaz de dialogar eficazmente con el mundo moderno y capaz de evangelizar al hombre de hoy. Si esto no lo dijo hace diez años el papa Francisco, deseoso de pasar a otros temas con Scalfari, lo decimos nosotros, en la convicción de que el Santo Padre está perfectamente de acuerdo. Y de esto estamos seguros todos, pues de hecho, hace apenas un par de meses, ha vuelto a confirmar a santo Tomás de Aquino como Doctor communis Ecclesiae.
----------Por tanto, desde el yo de Descartes se deriva el Ser caótico de Scalfari, no porque exista un nexo de lógico desarrollo entre el uno y el otro, sino simplemente porque (al menos así lo pienso) Scalfari, sintiéndose autorizado, gracias al yo cartesiano, a vagar libremente en los horizontes infinitos del pensamiento y a elegir libremente en el supermercado de las ideologías modernas, ha encontrado congenial a su índole y a su carácter este Ser caótico y confuso, tejido y energía universal, similar al prana del hinduismo, del cual surgen panteístamente todas las leyes y las formas hasta los niveles más elevados del ser y de la persona humana, en definitiva, una mixtura de las ideas de Monod, Spencer, Darwin, Teilhard de Chardin y Mancuso, un cóctel hoy muy agradable para un vasto público, pensemos sobre todo en los lectores del Repubblica, el cual, sin carecer ciertamente de bases culturales, es sin embargo incapaz de obrar una síntesis ordenada y decente en el vórtice caótico de las ideas más dispares y contradictorias en la actual confrontación entre occidente y oriente, desde África a China, y desde América Latina a la India.
----------Pero al final, ¿estamos precisamente seguros de que desde este agitado caldero cósmico-ontológico en ebullición del caos y de la casualidad, que parece proponernos Scalfari, pueda surgir la limpidez, la agudeza y la objetividad de la mirada y de la libertad de la conciencia, responsable del actuar, del bien y de la felicidad del individuo y de la sociedad? ¿O nos encontraremos en medio de una inmensa e inextricable confusión, donde ya no podremos ser capaces, como dice la Biblia, de distinguir la derecha de la izquierda?
----------El papa Francisco, con franciscana y joánnea simplicidad y profundidad, opone al Dios de Scalfari el Dios de la Luz y del Amor, que lucha contra las tinieblas y las vence sin anularlas. ¿No será acaso éste el verdadero Dios al cual el papa Bergoglio ha querido convertir al emprendedor fundador del Repubblica?
Un excelente artículo. Es siempre un placer leer los textos del padre Filemón.
ResponderEliminarpuede ser para usted un excelente artículo de filemón de la trinidad, pero ¿cómo hace para no tomar en cuenta las "herejías" que ha expresado bergoglio en esa entrevista?
EliminarNo las toma en cuenta porque no existen.
EliminarEstimado Ernesto,
Eliminargracias por tu consenso hacia mi escrito.
Tus elogios me complacen, pero, como tantas veces te lo he dicho, recuerda que me complacen también las buenas críticas, que a veces me hacen ver mis errores, y otras veces me hacen ver faltas en mi modo de expresarme, de lo cual no estoy privado, y me ayudan a mostrar mejor la verdad de la Palabra del Señor, que es lo más importante.
Estimado Fabián,
Eliminarle pido encarecidamente que me indique en qué frase de mi artículo le parece a usted que yo haya convalidado esas que usted supone "herejías", y cuáles son las "herejías" que usted dice han sido expresadas por el Papa, y los motivos por los que usted dice que son herejías.
Supongo que usted sostiene eso por algún tipo de involuntario desconocimiento de la fe católica.
Pues el católico sabe por fe divina que el Romano Pontífice de ningún modo puede expresar "herejías", pues el Papado ha sido precisamente creado por Cristo para confirmar la Verdad, que en su faz complementaria, es la institución en la Iglesia que denuncia aquello que va contra la Verdad, contra la fe, es decir, que hace el juicio formal de individuar la herejía.
Sostener que el Papa exprese herejias es lo mismo que llamar mentiroso a Jesucristo, lo cual es blasfemia.
Estimado Sergio,
Eliminares completamente cierto que en la enseñanza del Vicario de Cristo (se llame Pedro, se llame Juan, se llame Pío, o se llame Francisco) no existen herejías.
Usted hace bien en sostener eso con toda firmeza. Lo cual quiere decir que el representante de Cristo en la tierra no puede pecar contra la fe.
Sin embargo, recuerde que siempre es posible que el Papa, al ser también un hijo de Adán, pueda cometer errores en cualquier otro ámbito del conocimiento humano que no sea la enseñanza de la Palabra del Señor, del cual es su Vicario en la tierra. De ahí que pueda también cometer errores o pecados en el "modo" de enseñar el Evangelio, aunque no en su "contenido" de verdad.
¡Grande, grande padre Filemón! y su artículo interesantísimo, que acabo de leer con mucho interés!
ResponderEliminarMe alegra, Sergio, que le sea útil mi artículo, y le agradezco su consenso.
EliminarAgrego algo a lo que le comenté en mi mensaje anterior: el único individuo que en todo el género humano no puede pecar contra la fe, es el Vicario de Cristo.
Esto quiere decir que todos los demás hombres y mujeres católicos en el planeta, desde los Cardenales hasta el más simple de los fieles, puede cometer pecados contra la fe. Por lo tanto, yo también, en mis artículos. ¡Aunque no permita jamás el Señor, y así se lo pido, que yo vaya contra la fe, expresando algo contra ella de modo consciente y voluntario!
Ojala. Pero tengo la impresión de que la cultura de base sobre el tema sea muy superficial y no ofrece nada verdaderamente profundo. Por otro lado, en estas formas de acercamiento y diálogo por parte católica, está siempre ausente la voluntad de convertir. Se habla, se discute, se hacen acercamientos, encuentros, oraciones conjuntas, se "comprende" al otro, pero luego todos siguen siendo como eran antes. ¿Nos podemos imaginar a San Pablo o San Pedro conversando con los Romanos, pero sin la fuerza y la capacidad para convertirlos? Es un fuego que se apaga. Me pregunto si muchos obispos y prelados todavía tienen la fuerza y la gracia para querer convertir a los cristianos no católicos o los no-cristianos o a los agnósticos o a los ateos como Scalfari, o si más bien ya se sienten derrotados. Mi párroco dice siempre que un cristiano sin fuego misionero es como un carbón apagado, y ya no tiene caridad (sí, precisamente esa misma de la cual tanto se habla).
ResponderEliminarEstimado Hilario,
Eliminarcomprendo sus inquietudes.
Pero tenga en cuenta que hay que distinguir la doctrina del ecumenismo tal cual ha sido expuesta en el decreto "Unitatis Redintegratio" del Concilio Vaticano II, y el ecumenismo en concreto que de hecho frecuentemente ha sido llevado a cabo en estos sesenta años.
Es cierto que, lamentablemente, muchas veces en la forma de hacer ecumenismo, como usted dice, parece estar "ausente la voluntad de convertir. Se habla, se discute, se hacen acercamientos, encuentros, oraciones conjuntas, se 'comprende' al otro, pero luego todos siguen siendo como eran antes".
Pero usted debe tener en claro que ese no es el ecumenismo enseñado y pedido por el Concilio Vaticano II. Sino que ése es el falso ecumenismo enseñado y ejecutado por los neo-modernistas, que se autoproclaman como los auténticos intérpretes del Vaticano II, como Rahner, quien dice que todos pueden ser al menos "cristianos anónimos", que todos están en gracia, y que todos de cualquier manera se salvan.
El verdadero ecumenismo es el enseñado por Unitatis Redintegratio y por el magisterio pontificio hasta el Papa actual. De ahí que todavía el Concilio Vaticano II sigue necesitando ser aplicado y llevado a cabo en su plenitud.
Es muy verdadero lo que a Ud. le dice su párroco, acerca de que "un cristiano sin fuego misionero es como un carbón apagado, y ya no tiene caridad". Precisamente el ecumenismo es parte integrante y constitutiva también de la misión o evangelización.
parece que el padre filemón de la trinidad no ve (o finge no ver) los numerosos disparates heterodoxos que expresó bergoglio en esa entrevista. ¿como es posible?
ResponderEliminarEstimado Fabián,
Eliminarle reitero la pregunta que ya le formulé: ¿cuáles son esas que usted llama "herejías" o "disparates heterodoxos" que yo defiendo?
Lamento recordarle que hacer una acusación como la que usted hace, sin especificar nada, y sin fundamentar nada, no sería más que un simple fuego de artificio, propio de necios y descriteriados.
Quisiera suponer que quienes se acercan a leer este blog no forman parte de esa especie de imbéciles.
Mil gracias, padre Filemón de la Trinidad, por esta disquisición tan profunda.
ResponderEliminarDesgraciadamente, la simplicidad de las afirmaciones del Papa Francisco, que al fin de cuenta brotan de la sencillez y de la fuerza misma de su fe (que es también la nuestra), podrían parecer armas inútiles y muy superficiales a los ojos del sofisticado auditorio contemporáneo.
Me es fácil pensar que Benedicto XVI, de haberse encontrado con Scalfari, le hubiera dado la vuelta a la tortilla en su sartén, siempre con mucha humildad según su recordado estilo, pero dejándolo a Scalfari en sus calzoncillos en compañía de su "tejido de energía caótica pero indestructible y en el caos eterno”. Acaso una oportunidad perdida, al fin y al cabo, para tantos confundidos de este mundo.
Ignacio del Hoyo (Burgos, España)
Estimado Ignacio,
Eliminarle agradezco su consenso hacia mi artículo.
Tiene usted razón, las palabras del papa Francisco ante Scalfari, son simples, pero brotan de la sencillez y fuerza de su fe. Y también coincido en que podrían parecer hoy armas inútiles y superficiales a los ojos del mundo.
Seguramente Benedicto XVI hubiera hablado con otros términos y modos. Pero se trata de dos Papas que, en la igualdad de un mismo carisma y misión divinos, obran a partir de personalidades humanas claramente distintas. La cultura, filosofía y teología de Bergoglio no es obviamente la misma cultura, filosofía y teología de Ratzinger.
Mi convencimiento es, sin embargo, que la divina Providencia tiene caminos insondables en su obrar y no somos capaces aquí abajo de advertir hasta lo más profundo la realidad de lo obrado por el Espíritu Santo en la Iglesia a través del Vicario de Cristo.