jueves, 2 de febrero de 2023

La esencia de la creación

¿Qué concepto tenemos los cristianos acerca de la creación, para no convertirnos en el hazmerreir de los no-cristianos y no-creyentes? Debemos elevar el concepto de creación por encima del mito y de la imaginación popular y darle plena fuerza especulativa. Pero la verdadera especulación conforme al dogma se mantiene en contacto con ese sano realismo gnoseológico enseñado por la Biblia, según el cual no se procede a priori, partiendo de una autoconciencia de sabor cartesiano, sino desde el testimonio de los sentidos y aplicando en la modalidad analógica y participativa el principio de causalidad. [En la imagen: fragmento de "La creación de Adán", fresco de Miguel Ángel, pintado alrededor del año 1511, en la bóveda de la Capilla Sixtina del Vaticano].

----------Se está difundiendo actualmente en la teología católica y, por consecuencia, también entre los comunes fieles, un concepto de creación que quisiera presentarse como más profundo respecto a una cierta concepción tradicional corriente, todavía presente en el Catecismo de la Iglesia Católica, concepción tradicional vista hoy como invalidada por la mitología y ligada a una pueril representación.
----------Es una visión que, originada en la filosofía de Baruch Spinoza [1632-1677] y ennoblecida por Georg Hegel [1770-1831], se puede recabar hoy del pensamiento de Emanuele Severino [1929-2020], heredero aquí del monismo idealista y panteísta hegeliano. Según esta concepción que pretende ser una interpretación más rigurosa y verdadera del relato bíblico, la cuestión de la creación no debería ser enfocada partiendo, como hace la letra de la Escritura, de la consideración del hombre y de las cosas de este mundo, sino de la idea misma de Dios o del "Absoluto" que se recaba de la revelación del nombre de Dios ("Aquel Que es") hecha a Moisés (Ex 3,14) en el marco del Ser parmenídeo, como único Ser, necesario, eterno, inmutable, infinito y absoluto, en el cual la esencia coincide con su ser, con el pensar y con el actuar.
----------Mediante el presente artículo, intentaremos refutar esta concepción, recordando brevemente, sobre la base de una auténtica interpretación de la Sagrada Escritura (tomemos por ejemplo, entre los muchos que podrían citarse, el Salmo 94), y en conformidad con el procedimiento de la sana razón, la verdadera doctrina de la creación según la enseñanza del dogma católico.
----------En primer lugar, según la Biblia, la potencia creadora divina aparece como atributo divino una vez que, partiendo de la consideración de la existencia del universo, llegamos, en base al principio de causalidad, a descubrir que Dios existe, entendiendo a Dios como Ser subsistente, como enseña santo Tomás de Aquino sobre la base de Ex 3,14, por lo tanto como Ser absoluto, que hace recordar al Ser de Parménides, y sin embargo es diferente, en cuanto que, mientras el Dios de Parménides es el único Ser que existe, por lo cual el mundo no es distinto de Dios sino que pertenece a la esencia divina, el verdadero Dios bíblico es un Absoluto que aparece en el vértice y por encima de la escala de los seres, como supremo Ente, como el "Altísimo" sobre todos los otros entes del mundo y sobre "todos los dioses": un Ente incomparable con todos los demás, pero del Cual todos los demás provienen y al Cual todos los demás conducen.
----------Ciertamente también para la Biblia el mundo pertenece a Dios, pero no como una cualidad o un accidente de la esencia divina, sino como un conjunto de sustancias o de bienes pertenecientes a una persona de los cuales ella es propietaria y que están sujetos a su gobierno.
----------El verdadero concepto de creación, confirmado por la Biblia, es alcanzado por la razón sobre la base de un camino o bien un procedimiento inductivo, por el cual nuestro saber, iniciando con la percepción de las cosas sensibles, desde esta percepción llega a saber que Dios existe como creador del universo. En la Escritura la razón descubre que las cosas han sido creadas de la nada y, con ello mismo, descubre la existencia de Dios y de Dios como libre creador y gobernador del mundo.
----------El Dios bíblico, por consiguiente, no es un alma del mundo que da forma al mundo o un principio impersonal del mundo del cual el mundo viene deducido como se deducen las propiedades del triángulo de la esencia del triángulo o las consecuencias necesarias de un primer principio racional o intuitivo.
----------El Dios bíblico, en cambio, es una persona infinitamente sabia, poderosa y providente, de la cual el mundo trae origen, no en modo determinista, como de la chispa nace el fuego o de la planta nacen los frutos o del sol salen los rayos o por desarrollo lógico, como de lo implícito surge lo explícito o de lo indeterminado se recaba lo determinado o, como lo singular deriva de lo universal.
----------En efecto, Dios es una persona, por lo cual el mundo trae origen de él en modo similar al cual una obra nuestra trae origen de una idea de nuestro intelecto y de una libre decisión de nuestra voluntad. Si de toda cosa del universo se puede extraer el conocimiento de la existencia de Dios, porque todas reflejan su sabiduría y su poder, es sobre todo del hombre, según la Sagrada Biblia, que es posible hacerse una idea de quién sea Dios, porque el hombre aparece como "imagen y semejanza de Dios". El hombre refiere a Dios más que cualquier otra criatura visible, porque es razonable pensar precisamente que el mundo haya sido creado por un ser inteligente y voluntario similar al hombre.
----------La Biblia menciona también a los ángeles, que son creaturas superiores al hombre, por ser puros espíritus y por lo tanto aún más similares a Dios que es purísimo Espíritu. De hecho, si Dios es persona y la persona es una sustancia espiritual, la Biblia es absolutamente ajena a concebir a Dios como un sustrato material eterno, del cual surgieran las cosas por una especie de ascenso desde abajo hacia arriba, según la visual materialista de tipo evolucionista.
----------Ciertamente, la Biblia también tiene respeto por la materia, la cual para el sagrado texto también es buena y creada por Dios, pero siempre ubicada en el ínfimo grado de la escala del ser, al vértice de la cual está el espíritu y por lo tanto Dios mismo. Por consiguiente, es el espíritu el que domina la materia y no es la materia la que determina la vida del espíritu. El alma da vida y existencia al cuerpo y no es resultado o efecto de la evolución o de una imposible "auto-trascendencia" del cuerpo.
----------Además, a diferencia del antiguo paganismo que, aunque consciente de la corruptibilidad y vanidad de las cosas, no sabe concebir o imaginar la no-existencia del mundo, sobre todo de la materia y de los astros, el hombre bíblico tiene plena conciencia del hecho de que el mundo es contingente, vale decir, que existe pero podría no existir. Sólo la Sagrada Biblia plantea la hipótesis de la no-existencia del mundo, precisamente porque la Biblia conoce radicalmente su finitud.
----------Por eso, en ninguna parte fuera de la Biblia se encuentra un concepto tan radical del no-ser, de la nada, ligado a la finitud del ente mundano: el ente es finito en cuanto que no es más que sí mismo y no tiene infinitamente aquellas perfecciones que posee.
----------Si el ente mundano como ente es algo, en cuanto finito es nada. Además, sólo quien imagina un infinito Ser, un Ser que es Todo, como hace la Biblia, puede imaginar una infinita nada, una nada total. El ateísmo está paradójicamente conectado, como reacción negativa, al teísmo bíblico del Ser absoluto.
----------Los antiguos, por tanto, no conocen el nihilismo: "pensar que el ser sea nada", como justamente lo define Severino. El nihilismo presupone la ontología bíblica, como negación de la concepción bíblica del ser divino y mundano. Los antiguos tienen el sentido de la vanidad de las cosas y en esto recuerdan al Eclesiastés, pero ninguno de ellos piensa en la eventualidad, por otra parte absurda, de que nada, incluido Dios, exista ni -y esto es razonable- de que las cosas puedan ser nada o traer su origen de la nada.
----------Ciertamente que Dios excluye dentro de Sí a la nada, en cuanto que Él es Todo: esto es cuanto también Parménides había entendido; él sin embargo, no comprendió que la existencia del Ser absoluto no excluye, sin embargo, la posibilidad de la nada fuera de Él, esa nada de la cual Dios saca la creatura (ex nihilo). Si Dios no hubiera creado, esta nada no existiría.
----------Entonces Parménides, ignorando la creación y negando un mundo distinto de Dios, tiene toda la razón desde su punto de vista de negar la existencia de la nada ("el no-ser no es"). Justamente preocupado por salvar el principio de no-contradicción, que es el principio que niega la identidad del ser con la nada. Sin embargo Parménides no se da cuenta de que es posible admitir la existencia de la nada precisamente en cuanto opuesta al ser, sin que por ello se contravenga el principio de no-contradicción.
----------Por otra parte, aun cuando los antiguos se interrogaron sobre el origen del mundo, dan siempre la materia y la forma como presupuestos eternos, descontados e indiscutibles, acerca de cuya existencia, por lo tanto, no se plantean ningún interrogante. Aun cuando los antiguos admiten una génesis complexiva del mundo, ella surge del caos o de la materia de una precedente destrucción y así hasta el infinito.
----------Los antiguos paganos no saben imaginar un mundo que viene de la nada o que presupone la nada del mundo mismo (ex nihilo sui et subiecti), sino que admiten una materia originaria de la cual o en la cual se actúan la transformación o la generación. Ellos ya sabían que lo Absoluto no puede provenir de la nada y que tampoco lo finito puede por sí provenir de la nada (ex nihilo nihil fit).
----------Pero esto solo nos dice que en el fondo los antiguos absolutizan y divinizan el mundo, no obstante la elevación de su teología, como la tenemos en Platón y Aristóteles. Pero no se trata de un Dios que produce el mundo de la nada, como en cambio tenemos en la Biblia.
----------Ahora bien, Aristóteles tiene una concepción analógica del ser y Platón una concepción participativa del ser, y de por sí ambas concepciones conducirían a la idea de la creación, pero los dos sabios griegos limitan estas sus grandes intuiciones al ámbito de lo finito y de lo mundano. Sólo los Escolásticos, extendiendo la analogía a la entera extensión del ser, elaborarán, precisamente siguiendo la sugerencia de la Escritura, la idea del summum analogatum (Dios creador) en la cima de la escala de los analogados y la idea del binomio esse per essentiam (Dios) y esse per participationem (mundo).
----------También Platón, ciertamente, concibe a Dios tomando por base el modelo de un artífice que proyecta la obra y la produce, pero según Platón sólo lo hace dando forma a una materia preexistente, como puede hacerlo el artesano humano. De modo que el dios pagano puede realizar prodigios o asombrosas empresas, vencer fuerzas terribles, causar la formación del artefacto, el devenir de la naturaleza, la generación de los vivientes, pero no causa el ser del ente.
----------Falta, para usar una expresión del Aquinate, el concepto de la productio totius entis. Siempre hay algo presupuesto a Dios o existente junto a Dios o independientemente de Dios, de lo cual Dios deriva el mundo y con lo cual tiene que contar o hacer las cuentas, sea el Destino o la Fatalidad o el Eimarmène o la Moira.
----------La producción total del ente requiere que él sea creado, tanto en su esencia, en cuanto proyectado por Dios sobre el plano de la posibilidad, como en su existencia, en cuanto querido por Dios como causa eficiente. Creando las cosas, Dios las hace pasar del plano de la posibilidad al de la realidad, o bien del no-ser al ser. Lo que antes no existía, ahora existe. Así Dios crea el alma de cada ser humano que viene al mundo. Tal pasaje no es contradictorio, como sostiene Severino, porque aquí el ser no es simultáneo sino subsecuente al no-ser. Se pasa de lo posible a lo actual, de lo ideado a lo real.
----------Así para la Biblia Dios es creador del tiempo, el cual ha tenido un comienzo (concepto confirmado por el Concilio Lateranense IV), por lo cual es posible hablar de un "antes" de la creación del mundo, como hace Cristo mismo en Jn 17, donde Jesús pide al Padre que le dé aquella gloria que Él poseía "antes de la fundación del mundo". También el apóstol san Pablo nos dice que estamos predestinados en Cristo a la salvación "antes de la fundación del mundo". Existimos desde la eternidad en la mente de Dios antes de la creación del mundo y antes de haber sido creados en el tiempo.
----------Naturalmente este "antes" no es temporal sino que es eterno, dado que no puede existir un antes temporal respecto al inicio del tiempo. Es un "antes" que coincide con la misma esencia divina. Por eso se puede decir que Dios estaba solo, antes de que creara el mundo, aunque esta soledad que concierne a la naturaleza divina no excluya la comunión de las divinas personas.
----------Asimismo, la Biblia no nos autoriza a concebir la decisión divina de crear el mundo como situada en un determinado tiempo, sino que debemos entenderla identificada con la esencia misma de Dios, dado que en Él coinciden el ser, el pensar y el querer. Por eso el acto con el cual Dios ha creado se identifica con Dios mismo, es por lo tanto en sí un acto eterno, por lo cual propiamente por parte de Dios no pertenece al pasado, sino a la misma eternidad divina y puede considerarse pasado sólo en relación con el inicio temporal del mundo.
----------Que Dios estuviera solo antes de la creación del mundo significa para la Biblia su perfecta autosuficiencia ligada a su infinita perfección y beatitud. La Biblia, por tanto, quiere inculcar que Dios ha creado libremente por amor ("liberrimo consilio", como dice el Concilio Vaticano I), no para completar su esencia, como en la visión hegeliana, la cual habla de un Absoluto que no puede ser un verdadero Absoluto si tiene necesidad del mundo para ser Absoluto. El acto libre con el cual Dios ha creado el mundo coincide con la necesidad de la esencia divina, pero se puede considerar contingente en relación a la contingencia del mundo.
----------Según la Sagrada Biblia el mundo es creado por Dios, pero el ser del mundo tiene su propia consistencia, la cual no se resuelve en el ser creado por Dios, porque el realismo bíblico distingue el pensar del ser y del actuar, aunque pensar y ser y actuar sean la misma cosa en Dios. Por lo tanto, el ser creado no es el ser, porque ser creado quiere decir ser pensado y querido.
----------En cambio, en el sano realismo bíblico, el ser no es el ser pensado y el ser hecho, como en cambio se da en la concepción idealista (Hegel y el idealismo trascendental alemán). Por lo tanto, el ser creado se añade al ser del mundo como accidente a la sustancia, y el mundo no se resuelve en su ser creado, aunque naturalmente el mundo no exista sino en cuanto creado por Dios.
----------En cambio, el hombre bíblico, sin idolatrar el mundo y sin vanificarlo o anularlo en una apariencia ilusoria, sino conociendo de él los límites y los defectos, tiene una fuerte percepción de la existencia, de la consistencia y de la bondad, digamos incluso de la autonomía, de la belleza y de la grandeza del mundo. El suyo es ante todo un realismo del sentido que procede del realismo de la razón. Las cosas existen no porque él las piensa, sino independientemente de él: las piensa porque existen. Y por lo tanto, Alguien debe haberlas hecho, distinto de él. En la visión idealista, en cambio, donde el ser es el ser pensado por el sujeto, el hombre acaba por aparecer como el creador de lo real y de sí mismo: la "autoctisi" de la cual hablaba Giovanni Gentile [1875-1944].
----------El hombre bíblico no escapa tampoco hacia Dios por la tangente considerando el mundo vanidad, ilusión e inmundicia como sucede en la maya del espiritualismo de la India, no: el mundo, por el contrario, es tan bello que el hombre bíblico está tentado de hacer de él un dios, como encontramos en el c.13 del libro de la Sabiduría. La ascética "huida del mundo" en la tradición ascética cristiana, no es el rechazo del mundo como tal, sino del mundo en cuanto puesto bajo el signo del pecado.
----------Pero en ese mismo capítulo de Sabiduría se observa que "por analogía" se puede y se debe ascender desde el mundo a Dios como a su creador. El hombre bíblico descubre el mundo como creatura en el momento mismo en el cual descubre a Dios creador. Sabe que Dios es creador porque el mundo es creatura. El mismo término hebreo que corresponde a nuestro término "cosa", es "creatura". Las cosas son las creaturas. Y por tanto, si existen las creaturas, habrá un creador. El pasaje es muy simple y muy lógico.
----------Traduciendo esto en términos aristotélicos, se debería decir que si existen cosas causadas o causas segundas, es necesario entonces admitir una causa primera. Pero permanece siempre la diferencia en la concepción del ser, que para la Sagrada Biblia el ser puede ser causado, mientras que para los antiguos es simplemente presupuesto, tanto el ser divino como el ser mundano. Ellos no se preguntan: ¿por qué existo? Sino que sólo, a lo máximo, se preguntan de dónde vengo y adónde voy o cómo o de qué estoy hecho. El dios de los antiguos paganos es simplemente una creatura por lo general mítica más poderosa. No tiene la trascendencia ni la presencia providente en el mundo del Dios bíblico.
----------El hombre bíblico sabe por experiencia que existe el mundo como conjunto de entes finitos, devinientes, diversificados, contingentes, causados, relativos. El mundo no es el ser, sino un conjunto innumerable de seres. Ellos tienen el ser, pero no son el ser. Sólo Yahvé es el Ser subsistente.
----------La esencia del mundo, para la Biblia, no es la de ser infinitamente y absolutamente, sino sólo la de ser esto o aquello, en modo finito ("he visto el término de toda perfección", dice el Salmista), es un mundo múltiple, deviniente, móvil, a menudo frágil, precario, corruptible, efímero, incierto, inestable.
----------El mundo existe pero podría no existir. De hecho, el ente mundano tiene un inicio y un final. El mundo ha sido creado junto con el inicio del tiempo y tendrá un final. Ciertamente el viviente se mueve por sí, pero también es movido. Es Dios quien lo gobierna. Todo causa y cada cosa actúa, pero es también movida y causada.
----------Todo tiene una razón, tiene un sentido, un por qué, que sin embargo remite a un principio y a un fin extrínsecos: Dios ordenador y Señor del universo. Ciertamente hay valores absolutos sagrados e intangibles, la dignidad humana y la ley moral, pero toda creatura es un mixto de absoluto y de relativo. En el mundo no hay un absoluto bajo todos los aspectos, sino que todo es relativo a Dios, el verdadero Absoluto en sentido absoluto.
----------En cuanto a la idea del ser, es posible hacer una confrontación o comparacion o cotejo entre la idea bíblica y la parmenídea. Parménides nos muestra que nuestra mente, queriendo por un momento ampliar su mirada por encima de la multiplicidad cotidiana, abstrayendo de lo particular, no se esfuerza por concebir un Ser universal, simple y absoluto, infinito e inmutable, perfectísimo y necesario.
----------Sin embargo, se trata de un simple concepto. ¿Corresponde una realidad a este concepto? ¿Basta concebir este Ser para poder decir que tal Ser existe en la realidad? Una larga serie de pensadores a partir de san Anselmo, pasando por Descartes y Leibniz hasta llegar a Hegel y Bontadini, lo han creído, confundiendo el concepto abstracto con el juicio de existencia concreta. No se han dado cuenta de que no basta concebir un ser cuya existencia sea necesaria para poder afirmar con fundamento en lo real que tal ser existe o en la realidad en sí extramental (san Anselmo), o en la realidad como pensamiento (idealistas).
----------Moisés nos asegura que tal Ser existe, porque Él mismo se lo ha revelado; sin embargo este Ser no coincide exactamente con el de Parménides. En efecto, según la Biblia, este Ser no está solo, no existe solo Él, sino que existe junto con lo creado, por encima y distinto de lo creado. Existe similarmente a como existe el pastor con su rebaño, el rey con su pueblo, un rico propietario con sus bienes, un escultor con la estatua que él ha esculpido. El Dios bíblico es una especie de padre de familia rodeado de hijos, nietos y parientes.
----------En la Sagrada Biblia se supone una concepción analógica y pluralista del ser, como señala Sab 13,5, una concepción según la cual el ser es uno y múltiple, universal y singular. No sólo unum in multis o de multis, sino unum super multa. Y este unum es Dios, Un ser que no es una simple unidad (Parménides) ni es una pura multiplicidad (Guillermo de Ockham).
----------La via idealista hacia Dios piensa poder saltar la mediación de la experiencia identificando el ser con lo pensado. De ahí el pensamiento humano que parte de lo Absoluto, por lo cual la cuestión de la creación, si de creación todavía se habla, en un sentido por otra parte que ya no es el originario, ya no es cómo llegar a Dios creador-productor del mundo partiendo del mundo, sino como un deducir el mundo desde Dios. El mundo se presenta o como una disminución de la divinidad o como un completamiento de la divinidad.
----------Dado que en esta visual nada existe fuera de Dios y el ser coincide con lo pensado, también la acción deviene pensamiento y lo creado es un puro pensado, por lo cual la creación no es ya producción por parte de una causa eficiente, sino deducción según un proceso lógico-necesario del pensamiento: finitización o determinación de lo Absoluto en lo relativo, descenso de lo universal en lo singular, pasaje de lo abstracto a lo concreto. Para Hegel, Dios no es la causa universal, sino simplemente el universal que deviene concreto, el Todo que se particulariza, la Idea absoluta que se determina en el mundo y como mundo.
----------Por consiguiente, en esta concepción el dogma de la creación deviene mito e imaginación para la mentalidad vulgar o para el realista "ingenuo", deviene pura apariencia. La verdad, el saber, el concepto, la racionalidad, la especulación, estarían dados por la mencionada teología que desde Parménides pasa a Bontadini tal vez acentuada por el panteísmo eternalista de Severino.
----------Salvo que, sin embargo, se trata éste de un concepto falso de creación, contrario a la razón y a la fe. Lo correcto y justo es elevar el concepto de creación por encima del mito y de la imaginación popular y darle plena fuerza especulativa, pero la verdadera especulación conforme al dogma se mantiene en el contacto con ese sano realismo gnoseológico que es enseñado por la Sagrada Biblia, según el cual no se procede a priori, partiendo de una autoconciencia de sabor cartesiano, sino desde el testimonio de los sentidos y aplicando en la modalidad analógica y participativa el principio de causalidad.

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