viernes, 24 de febrero de 2023

Hegel, apologeta de la doblez (1/3)

Se equivocaría el lector que pensara que aquí tratamos de un tema sólo accesible a quienes están habituados a filosofar. Al reflexionar sobre la dialéctica hegeliana como apología de la doblez, en realidad no hacemos más que explicar precisamente esa corriente, de enorme éxito hasta nuestros días, que llega hasta improntar profundamente por sí misma el modo de pensar y de expresarse en el lenguaje de la actual cultura relativista dominante. Frente a esta dialéctica de la doblez, la Biblia es clara: "Tú maldices al hombre de lengua doble" (Sir 28,13), y nuestro Señor Jesucristo también lo ha enseñado en repetidas ocasiones: "que vuestro hablar sea sí, sí, no, no" (Mt 5,37), "si una familia está dividida en sí misma, esa familia no puede subsistir" (Mc 3,25), etc. No hace falta decir lo bien que nos viene esta temática filosófica al inicio de la Cuaresma.

Origen de la dialéctica hegeliana
   
----------La dialéctica hegeliana es tan conocida, que bastará aquí comenzar recordando lo esencial. La dialéctica nace en Georg Wilhelm Friedrich Hegel [1770-1831] en el horizonte de su enfoque idealista-panteísta, que lleva hasta sus extremas consecuencias el idealismo nacido de Descartes a través de Kant, Fichte y Schelling. En Hegel este filón o línea o corriente de pensamiento se une al clima del romanticismo alemán como renacimiento de la típica síntesis de certeza y angustia característica del alma luterana.
----------Ambas vertientes o filones del ambiente alemán convergen hacia una espiritualidad fundada sobre un absoluto egocentrismo, de acuerdo al cual Dios ya no es el Tú que se encuentra ante el sujeto, sino que es el Yo raíz del sujeto. Sobre la base de este presupuesto, Hegel, en la búsqueda de un acuerdo entre las dos vertientes, una racionalista, la otra emotiva, llega a la elaboración de su característica "dialéctica", que fue un novum en la historia de la filosofía, destinada a tener un enorme éxito (basta con pensar en el uso que hizo de ella Marx) hasta nuestros días, hasta el punto de improntar extensamente por sí misma el modo de pensar y de expresarse en el lenguaje de la actual cultura relativista dominante.
----------Entendida de modo general, la dialéctica es un proceso lógico-lingüístico, que se produce entre dos opuestos: el que afirma y el que niega. ¿Pero para qué propósito? Se entiende que para buscar la verdad, por supuesto. Sin embargo, de por sí misma la dialéctica, que es un intercambio o confrontación de pareceres u opiniones, un diálogo entre dos disputantes, no da la verdad, sino sólo la opinión.
----------Al final de la esa discusión, en efecto, cuya duración se establece de antemano, como si se tratara de una justa deportiva, los dos contendientes o dialogantes vuelven a tener las mismas ideas que tenían al principio. Al fin de cuentas, ninguno de los dos ha aprendido del otro lo suficiente como para tener que cambiar de idea. Pero entonces, surge la pregunta obvia: ¿para qué sirve la dialéctica? Para acercarse a la verdad, la cual, con la reanudación del diálogo, puede ser por lo común alcanzada.
----------El esquema fundamental de la dialéctica, que es el arte del diálogo, conlleva tres etapas o momentos: abre la confrontación uno de los dialogantes con una tesis suya afirmativa. A esto le sigue la negación de la tesis, es decir, la antítesis, por parte del otro dialogante. El primero concluye, por el momento, negando la negación. Pero se mantienen en pie las dos tesis opuestas, porque se supone que el negador no esté satisfecho con los argumentos del afirmador, que son sólo probables, no demostrativos. La conclusión dialéctica, por lo tanto, puede ser puesta en discusión en un posterior diálogo o confrontación.
----------La dialéctica se distingue de la ciencia, la cual puede ser la conclusión de una precedente confrontación dialéctica, al término de la cual se descubre la verdad a causa de los argumentos demostrativos, que uno de los dialogantes ha sido capaz de producir en el curso del debate, tales como, por lo tanto, para cerrar la discusión. En este caso, una de las tesis se muestra falsa, por lo cual viene a caer.
----------El procedimiento científico es bastante diferente del procedimiento dialéctico. El primer momento es un silogismo demostrativo, que es expuesto por el maestro al discípulo. El discípulo puede hacer objeciones o presentar dificultades o aparentes contradicciones, pero éstas son resueltas por el maestro. Pero si en la doctrina del maestro hay una contradicción real, ella no puede ser resuelta, sino que hace derribar la doctrina del maestro al convencer de falsedad. El error de Hegel, como veremos, es el de creer que una contradicción real pueda ser "resuelta", como si no valiera el principio de no-contradicción.
----------Maritain, en su obra Antimoderne (Editions de la Revue des Jeunes, Desclée, París 1922, pp.164-168), es sumamente severo al acusar a Hegel de violar el principio de no-contradicción. Hegel, por su parte, se da cuenta de que en realidad se ha equivocado a lo grande, y entonces se esfuerza por explicarse y por defender esta absurda tesis, que si fuera verdadera, sería la destrucción del pensamiento, incluido el suyo. Pero Hegel no llega a convencer. Podría tratarse de un defecto de expresión. Todo lo que eventualmente se puede recabar de la tesis hegeliana es, como trataré de demostrar en este ensayo, la deshonestidad y doblez del lenguaje, y una absurda concepción conflictual de la realidad, del pensamiento y del actuar (cf. Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas. En compendio, Alianza Editorial, Madrid 1997, pp.93-97).
----------La dialéctica ya existía desde la época de Platón y Aristóteles; pero mientras en Platón ella servía sólo como vía para arribar a la contemplación de las Ideas, y en Aristóteles para regular simplemente la confrontación de las opiniones, en Hegel la dialéctica ocupa todo el espacio del pensamiento, desde la ciencia experimental sensible hasta el conocimiento del Absoluto. Añádase, en Hegel, la identificación heracliteana del ser con el devenir, lo que conducirá a la sustitución de la metafísica por la historia.
----------Al mismo tiempo Hegel asume de la filosofía de Descartes la reducción del ser a la idea y del pensamiento de Lutero el pasaje del Dios-en-sí al Dios-en-mí. Pero esto todavía no es suficiente para explicar el nacimiento de la dialéctica hegeliana. En efecto, se dan también otros elementos inspiradores, y los tres factores decisivos son: el movimiento ideal circular en tres etapas del espíritu en Proclo (estasis-salida-retorno), la "dialéctica trascendental kantiana" de la razón especulativa y el principio del arte mágico de Giordano Bruno, donde se afirma: "profunda magia es saber encontrar el contrario, después de haber encontrado el punto de unión", palabras que retoma Hegel y comenta así: "lo más grande no es encontrar el punto de unificación, sino desarrollar a partir de él también su opuesto: he aquí el verdadero y profundísimo secreto del arte" (Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, III, Fondo de Cultura Económica, México 1995, p.177).
----------Probablemente Hegel ha sido impulsado por Kant a admitir una dialéctica trascendental, que él ha transformado en ciencia, mientras que en Kant solamente sigue siendo dialéctica, es decir, opinión, no ciencia. Pero el error de Kant que ha logrado desviar a Hegel ha sido el error de creer que podía existir una dialéctica en el plano trascendental, cuando en cambio esto no tiene nada que ver con la dialéctica, la cual es mera opinión, mientras que el plano trascendental, siendo el plano de los primeros principios, contiene absolutas certezas, ciencia. Por eso el pobre Kant, al plantear el problema de la existencia de Dios en el plano dialéctico, no saca un ratón del agujero, sino que se enreda en las contradicciones, porque ciertamente el problema de Dios no se plantea en el plano de la dialéctica, sino en el plano trascendental.
----------¿Cómo no recabar de este precepto perverso sino la licitud y el deber de mezclar la mentira con la verdad y el vicio con la virtud según las conveniencias y las "situaciones"?
----------¿Quien nos dice, por otra parte, que este método diabólico de la dialéctica hegeliana, esta dialéctica demoníaca, no hubiera estado ya presente en la moral y la dialéctica de los cátaros, los cuales, ya en el siglo XIII, enseñaban que la sabiduría residía precisamente en la conjunción de los opuestos, en unir, por ejemplo, la práctica de la lujuria a la más inhumana abstinencia sexual?
----------Pero para que podamos comprender el alma profunda de la dialéctica hegeliana, es necesario leer aquello en las Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, dice de la concepción del Dios trinitario de Jakob Böhme [1575-1624], aquel místico luterano alemán, por el cual, como bien sabemos, Hegel se ve tan influenciado. Tomaremos aquí sólo algunos pasajes significativos de Hegel, comenzando con esta su cita de Böhme: "Dios es todo, es tinieblas y luz, amor e ira; pero Él se nombra a sí mismo como el Dios Uno, según la luz de su amor. Es un eterno Contrario entre tinieblas y luz: ninguna de las dos aferra a la otra; ninguna es la otra y, sin embargo, se tiene solamente una Esencia única, pero distinta por vía del tormento (Qual); y también por vía de la voluntad, pero sin embargo no es esencia separable. Un único principio actúa la distinción, que el uno está en el otro como una nada, y sin embargo es; pero según la propiedad de ello, está en ello, pero no manifiestamente" (cit. en Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, III, p.236).
----------Comenta Hegel: "Con 'tormento' se expresa aquello que es la negatividad absoluta, la negatividad consciente de sí, sentida; lo negativo que se refiere a sí mismo, el cual por tanto es afirmación absoluta. En torno a este punto giran todos los esfuerzos de Böhme: en él el principio del concepto está perfectamente vivo, pero él no llega a expresarlo en la forma de pensamiento. En efecto, todo está en el pensar lo negativo como simple, ya que él es a un tiempo un opuesto: el tormento es, pues, esta interior escisión y al mismo tiempo lo simple. De la palabra Qual, tormento, Böhme hace derivar Quellen, fuentes, bonito juego de palabras, porque el tormento, Qual, esta negatividad, traspasa a la vida, a la actividad y así Böhme también lo acopla con cualidad, Qualität, de lo cual hace Qualität: se tiene pues en él la absoluta identidad de los distintos" (Ibid.).
----------Ahora bien, se advierte claramente que Hegel confunde el distinguir con el dividir: el distinguir es una obra benéfica del intelecto, que ve la diversidad y las diferencias, prepara la unión de los distintos o de los diversos. El dividir o separar, en cambio, es una obra del Divisor, del diabolos, que desintegra lo que es uno, crea dualismos, doblezas, contraposiciones, conflictos y divide lo que está unido.
----------El concepto de Dios que Hegel deriva de Böhme implica un distinguir que es al mismo tiempo un auto-negarse como oposición del bien y del mal. Dios mismo es dialéctico como oposición del bien y del mal, de modo que el mal entra en la esencia divina, aunque sea negado y superado por el bien (esta idea parece rencontrarse en el concepto que Luigi Pareyson se hace de la libertad divina: véase ello en su Ontologia della libertà. Il male e la sofferenza, Einaudi, Torino 1995). Esto conlleva, en Hegel, un doble paradojal resultado, que por una parte el mal, asumido por Dios, parece desaparecer, de modo que todo se convierte en bien; pero por la otra, el mal, precisamente porque es asumido por Dios, parece convertirse en un absoluto. De aquí, por un lado, un monismo optimista, pero por otro lado, una tragedia dialéctica insuperable. Por eso hay que darle la razón a Vito Mancuso cuando él habla de la "imperdonable ausencia en la teología de Hegel, del 'Príncipe de este mundo' " (Hegel teologo e l’imperdonabile assenza del “Principe di questo mondo”, Edizioni Piemme, 1996). Pero igualmente podría haber hablado de una teología que diviniza al demonio.
   
Un golpe de doble juego para salir adelante
   
----------La dialéctica hegeliana funda un modo de pensar y de razonar, y en consecuencia un modo de expresarse y de hablar, que ya no se contenta con proceder por negaciones, antítesis y oposiciones, cosa que es característica de la dialéctica como tal; sino que, como es bien sabido, la dialéctica hegeliana pretende superar el plano de lo probable y de lo opinable, para elevarse al plano apodíctico de la ciencia y, de hecho más aún, de una ciencia absoluta, similar a la ciencia divina, olvidando que en la dialéctica sana y normal los opuestos por su naturaleza coexisten pacíficamente porque son ignotas la verdad y la certeza.
----------Por el contrario, la ciencia, para ser ciencia y no tan solamente opinión, debe saber inequívocamente, objetivamente, precisamente, demostrativamente y con certeza, de qué lado está la verdad, superando la oscilación propia del pensar dialéctico, o sea del pensar opinable. La ciencia quita y hace cesar la pluralidad de las diversas posibles contrastantes soluciones o respuestas y se detiene en una sola, que es la conclusión verdadera, definitiva, justa e indiscutible. Si lo probable puede ser otra cosa distinta, lo verdadero es uno solo. En cambio, en Hegel la verdad es circular: una vez que el espíritu, después de haberse negado a sí, vuelve a sí en la simplicidad del inicio, el movimiento dialéctico recomienza y el ciclo se repite sin fin.
----------La identidad (el "en sí") es sólo la simplicidad y la quietud del inicio y del fin del movimiento circular. Pero ella, en su integridad (el "entero") reside en el movimiento no desde lo idéntico a lo contrario, sino también a lo contradictorio (el "para sí"), que Hegel identifica con lo diverso, es decir, con lo otro (el "en sí y para sí"). De tal modo ya no hay alternativas absolutas (o verdadero o falso: aut-aut, tercero excluido), sino que también los contradictorios están en relación (verdadero y falso: et-et, tercero incluido).
----------En el primer momento del en sí, según Hegel, no tenemos todavía la ciencia, no existe todavía la verdad, sino sólo la opinión, la apariencia. Eso corresponde a la afirmación de lo verdadero, pero dado que no está todavía en acto el principio del movimiento dialéctico, que es la negación, los conceptos son fijos y se da una neta y absoluta oposición entre verdadero y falso, con rechazo incondicional de lo falso. En cambio, dice Hegel, es necesario que los conceptos devengan "fluidos"; es necesario "abandonar lo fijo" (Fenomenología del Espíritu, Fondo de Cultura Económica, México 1971, p.25). Sólo así, dice Hegel, "los puros pensamientos se convierten en conceptos y sólo entonces son lo que ellos verdaderamente son: automovimientos, círculos; son lo que es su sustancia, esencias espirituales. Este movimiento de las esencias puras constituye en  general la naturaleza de la cientificidad" (Ibid., p.27-28).
----------Esto sucede en el segundo momento del movimiento dialéctico, el de la negación, en el cual es necesario afirmar sin repugnancia también lo falso, porque es sólo de lo que es por negación que nace la verdad, la cual surge en el tercer momento, que es el de la síntesis verdadero-falso.
----------Así para Hegel de lo falso nace lo verdadero en virtud de la negación de lo verdadero. Falso y verdadero deben convivir para que pueda darse lo verdadero. Lo falso es lo "accidental", que en lo interno de lo verdadero sustancial, "cobra su propia existencia determinada y su distinta libertad" gracias al "inmenso poder de lo negativo, que es la energía del pensar" (Ibid., p.23).
----------El negar es el poder del pensamiento, que es poder de negación, de pensar lo falso entendido como la negación de lo verdadero. Por eso, lo falso no debe ser rechazado, sino que debe ser afrontado y mantenido en lo interno del espíritu, de modo tal que esté presente a un tiempo lo verdadero y lo falso.
----------Así, el espíritu "obtiene su verdad sólo a condición de rencontrarse en la absoluta devastación. Él es esta potencia, pero no a la manera misma de lo positivo, que no cuida de lo negativo, como cuando nosotros decimos de algo que no es nada o que es falso, para pasar muy deprisa a otra cosa; por el contrario, el espíritu es esta fuerza sólo porque sabe mirar a la cara a lo negativo y afirmarse junto a él. Este persistente afirmarse es la mágica fuerza, que convierte lo negativo en el ser. Ella es ese Sujeto, el cual, mientras en su propio elemento da existencia a la determinación, supera la inmediatez abstracta, es decir, en general sólo existente, o la inmediatez que no tiene la mediación fuera de sí, sino que es esta misma mediación".
----------Por eso, según Hegel, oponer en modo absoluto verdadero y falso es incorrecto, sino que es necesario ponerlos en relación recíproca, porque el uno no puede prescindir del otro.
----------Las teorías que quisieran contraponerse entre sí de manera absoluta, dice Hegel, "pertenecen a esos pensamientos determinados que, privados de movimiento, quisieran valer como particulares esencias, de las cuales la una está aquí, la otra allí, rígidamente aisladas y sin recíproca comunidad: contra una semejante concepción se debe afirmar decididamente que la verdad no es moneda acuñada, la cual, tal como es, puede ser gastada y cobrada. Existe un falso, tal cual como existe un malo. Falso y malo no son tan pérfidos como el diablo, tanto es verdad que, queriendo tomarlos por demonios, se llegaría a hacer de ellos sujetos particulares; mientras que ellos, en cuanto falso y malo, son sólo universales, aunque teniendo, el uno respecto al otro, su propia naturaleza..." (Ibid., pp.26-27).
----------Verdadero y falso están juntos y deben estar en relación entre sí. No se puede traficar lo verdadero aisladamente e independientemente de lo falso. Cristo y Beliar deben estar en relación entre sí. Lo falso y lo malo no tienen nada que ver con el diablo, sino con la lógica. Lo falso y lo malo son respectivamente los momentos necesarios de la mediación del espíritu consigo mismo y el momento negativo, que permite la negación de la negación y el retorno de lo verdadero y del bien.
----------Sigue diciendo Hegel: "Algo que es sabido falsamente, significa: el saber está en desigualdad con su sustancia. Pero precisamente tal desigualdad consiste en el distinguir en general, que es un momento esencial. De tal distinción deriva la igualdad de la distinción misma, y ​​tal igualdad devenida es la verdad. Pero esta es verdad no como si la desigualdad haya sido eliminada, del mismo modo que del metal puro se hubiera expulsado la escoria; ni tampoco a la manera como se deja a un lado la herramienta después de modelar la vasija ya terminada; en efecto, la desigualdad misma está todavía inmediatamente presente en lo verdadero como tal, está presente como lo negativo, como el sí.
----------En la expresión 'en todo falso hay algo de verdadero', esos dos términos son tomados como el aceite y el agua, los cuales, sin mezclarse, se encuentran juntos sólo exteriormente. … Así las expresiones de sujeto y objeto, de finito e infinito, de ser y de pensar, etc., tienen el inconveniente de que los términos sujeto, objeto, etc. significan lo que ellos son fuera de su unidad; y en la unidad, por tanto, ellos no han de entenderse así, como suena su expresión: igualmente lo falso, ya no como falso, es un momento de la verdad" (Ibid., pp.27-28).
----------También santo Tomás reconoce que en todo error hay una parte de verdad, porque nosotros no somos naturalmente atraídos por el error, sino por la verdad, de modo que caemos en el error porque nos engaña la apariencia de verdad que él encierra y entonces confundimos al error con la verdad: pero, si no estamos precisamente apegados al error y amamos la verdad, estamos agradecidos hacia quien pone en luz lo verdadero y nos libera del error. Sin embargo, el pensamiento de Hegel es bastante diferente. Para él no se trata de rechazar el error y de abrazar la verdad, sino de acoger a entrambos.
----------En efecto, para Hegel no se debe separar lo falso de lo verdadero, porque lo falso es un momento de lo verdadero. Para Hegel no hay verdadero sin falso. Para Hegel, separar lo falso de lo verdadero quiere decir falsificar lo verdadero. Se advierte que Hegel confunde el concepto de lo verdadero y falso con su realidad. Es cierto que los conceptos de verdadero y falso se reclaman y se iluminan mutuamente. Pero no es en absoluto necesaria la realidad de lo falso y del mal para la existencia de la verdad y del bien.
----------Al respecto, dice Hegel: "La verdad entraña en sí misma también lo negativo, es decir, lo que se llamaría lo falso, si pudiera ser considerado eso mismo como esencial; es decir, no ha de ser considerada en la determinación de nada rígido, que, desgajado de lo verdadero, deba ser abandonado dondequiera que esté, fuera de ésta, ni por otra parte ha de ser considerado lo verdadero como algo positivizado y muerto, yaciendo inerte en otra parte. [...] Por tal motivo lo verdadero es el delirio báquico, en el que ningún miembro escapa a la embriaguez, y como cada miembro, al disociarse, por ello mismo se disuelve inmediatamente, este delirio es al mismo tiempo la quietud translúcida y simple" (Ibid., p.32).
----------La grave ilusión de Hegel es su concepción del camino del espíritu humano hacia la verdad como si se tratara de un movimiento circular articulado según la escisión de la simplicidad inicial en la oposición entre afirmación y negación ("delirio báquico"). Pero es precisamente la misma oposición "devastadora", la inquietud de la contradicción (el "poder de lo negativo"), lo que constituye el principio de la reconciliación, que aquí Hegel llama "resolución", es decir, el retorno a lo simple y a lo quieto, el retorno a lo uno.
----------Aquí es precisamente donde tenemos el principio de la doblez en la dialéctica hegeliana. En efecto, en Hegel la conciliación elimina de hecho la contradicción; pero para llegar a ella se necesita la oposición, se necesita el conflicto, se necesita lo "negativo". En sustancia, para llegar a lo verdadero es necesario lo falso. Para lograr el bien, es necesario el mal. De ahí la legitimidad de la coexistencia de lo verdadero y de lo falso, del bien y del mal, y por tanto la justificación de la doblez.
----------Por consiguiente, no la oposición absoluta, no la exclusión recíproca del sí y del no, sino la relación mutua. Según Hegel, más allá de la oposición entre sí y el no, existe una tercera posibilidad: el sí-no: su síntesis, su acuerdo. No el tercero excluido, sino el tercero incluido. Esta es la conciliación hegeliana: no la conciliación entre dos bienes, es decir, la reconciliación del hombre pecador con el Dios santo, sino la conciliación de lo verdadero con lo falso, del bien con el mal, de Cristo con Beliar.
----------De tal modo, otra vez hay que reconocer que Mancuso lo señala acertadamente: en Hegel la conciencia humana dialécticamente constituida e idealistamente concebida como un yo absoluto; por tanto la conciencia del hombre no tiene que reconciliarse con un Dios externo y trascendente, sino que ella, en virtud de la dialéctica, se escinde en sí misma para reconciliarse consigo misma (Hegel teologo, op.cit., pp.143-147).
   
La contradicción
   
----------La contradicción, originariamente, como dice la palabra misma, es un decir-contra. Implica un contraste de ideas. Implica la oposición de la negación a la afirmación, la oposición del no al sí. También puede haber una contradicción recíproca. A contradice a B y B contradice a A.
----------La contradicción puede tener un aspecto lógico y un aspecto moral. Puede haber una contradicción en un discurso, cuando se dice primero una cosa y luego su contraria. O bien un juicio mismo puede estar en contradicción consigo mismo, a causa de dos predicados en ellos incomposibles como si yo dijera: he dibujado un círculo cuadrado o el hombre es una bestia, o bien: en Noruega hay montañas sin valles. La contradicción, como acto del juicio y del lenguaje, puede ser voluntaria como acto moralmente malo de deslealtad. Lo contradictorio ontológico, como recíproca anulación de ser y no-ser, no puede existir.
----------Muchos conceptos erróneos son simplemente contradictorios. Lo imposible es impensable y puede ser expresado en palabras, las cuales tienen sentido por separado la una de la otra, pero no unidas como sujeto y predicado de una proposición, como si yo dijera que el gato es un león. El concepto de gato y el de león existen, son inteligibles, coherentes y corresponden a lo real, pero solo separadamente el uno del otro.
----------En cambio, el contradecir en sentido moral puede ser entendido o como un decir "no" en el sentido de la desobediencia, mientras que el "sí" representa el obedecer. Pero el contradecir a quien dice lo falso es acto de sabiduría. Es aquello que Hegel llama "negación de la negación". El contradecir puede estar moralmente prohibido, si es un contradecir a la verdad o a la realidad.
----------Como ya ha sido establecido por Aristóteles, deber fundamental de la honestidad del pensamiento y del lenguaje es el de juzgar, afirmar y decir ser lo que es y juzgar, negar y decir no ser lo que no es. Este es el principio de la verdad del juicio, expresado por Cristo en las célebres palabras: "que vuestro hablar sea sí, sí, no, no" (Mt 5,37). Este principio va junto al principio moral de la sinceridad del hablar, según el cual en el lenguaje no debemos contradecir a lo verdadero contenido en la mente o en la conciencia.
----------La afirmación y la negación son dos actos necesarios del pensamiento y del lenguaje. Ellos están motivados por la oposición del ser al no-ser. En efecto, sobre la base de la intuición de esta oposición radical y absoluta, el pensamiento forma la afirmación y la negación fundamental y originaria del juicio, que Parménides ha expresado en el famoso enunciado del principio de no-contradicción: "el ser existe y el no-ser no existe".
----------Ser y nada, verdadero y falso, bien y mal, no son simplemente diversos o diferentes, como piensa Hegel, de modo que pueda existir entre ellos una comparación, una confrontación o una reciprocidad. Aquí no está en juego la alteridad o la multiplicidad, sino la identidad inviolable del ente, de todo ente, uno diverso del otro. Es el ser para ser internamente diversificado, uno y múltiple, según el principio de la analogía y de la participación. Si el ser es el no-ser, todo es nada. Aquí tiene razón Severino. Y aquí Hegel está completamente equivocado. El no-ser no es "otro" respecto al ser. El no-ser es nada. Puede limitar el ser, pero no sintetizarse con él.
----------Ser y no-ser se oponen entre ellos por contradicción. Por lo tanto, no puede existir entre ellos ninguna conciliación, como quisiera hacernos creer Hegel porque son absolutamente inconciliables. El mal debe ser absolutamente expulsado del bien, sin misericordia. Quererlos conciliar es doblez e hipocresía, violación del principio de no-contradicción y del principio de tercero excluido.
----------Es, como se dice popularmente, querer tener un pie en dos lados o jugar un doble juego. No hay relación real entre ellos, ni ninguna posibilidad de mediación, ni mucho menos pueden identificarse entre sí, sino que pueden ser uno solo en el horizonte del ser lógico de razón (ens rationis), solamente lógico, aunque la nada, para ser expresada en el lenguaje, deba ser concebida como si fuera existente. Hegel ha entendido esto. Su error ha sido el de reducir el ser real al ser de razón y al concepto, el pensamiento a lo pensado.

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