viernes, 10 de febrero de 2023

El sacerdote: su vida y su misión (4/4)

Más allá de las desviaciones de los sacerdotes modernistas y del obstinado apego de los sacerdotes pasadistas a un pasado que ha quedado definitivamente atrás, no faltan actualmente en la Iglesia los buenos sacerdotes y los buenos centros formativos, que "no se doblegan ni a la derecha ni a la izquierda", sino que, en el respeto de la verdadera Tradición, miran hacia adelante y hacia lo alto. Es necesario potenciarlos y alentarlos. [En la imagen: detalle de mosaico del Cordero de Dios, de la Abadía de la Dormición, en Jerusalén].

La devaluación del ideal sacerdotal viene de Lutero
   
----------Cuenta Lutero que en su primera Misa fue presa de una tal angustia y de un tal terror que hubiera querido huir del altar. ¿Por qué? De allí a unos años habría de rechazar el sacramento del sacerdocio como invención papista, acción mágica y masoquista, falta de fe en Cristo, legalismo farisaico, hipócrita exhibición de santidad, ocasión para dominar las conciencias, fuente de ganancias simoníacas, inútil freno a la concupiscencia.
----------Lutero tenía una relación ambigua con el demonio. Por una parte, lo perseguía como tentador. Quienes visitan la celda del castillo de Wartburg que hospedó a Lutero, pueden todavía notar en la pared una mancha de tinta, de aquel tintero que Lutero lanzó contra el diablo que se le había aparecido y lo tentaba. Al disponerse a presentarse ante la famosa dieta de Worms, donde habría de defender sus ideas, Lutero narró que habría de estar allí aunque hubiera diez mil demonios, pues no tenía miedo.
----------Pero luego, sorprendentemente él tuvo que relatar que fue el demonio quien lo convenció de no volver a decir Misa. Ahora bien, ¿cómo se puede explicar esta sorprendente paradoja? Quizás la explicación sea el hecho de que probablemente Lutero no ha tenido nunca en claro cuál es la función del demonio en lo interno del gobierno de Dios sobre el hombre. Como la Escritura deja claramente entender que también la acción de Satanás está bajo el control de Dios (véase por ejemplo la historia de Job), Lutero pensó que, siendo el demonio un ángel de por sí ministro de Dios, también del demonio pudiera recibir la palabra de Dios.
----------Por lo demás, su famosa tesis de que nuestro Señor Jesucristo en la cruz se nos aparece sub contraria specie, lo llevó a convencerse de que Cristo en la cruz se nos aparece bajo la apariencia del demonio, en cuanto que allí Cristo se nos aparece como abominable, castigado por Dios y maldito. Cristo mismo, por otra parte, se parangona a aquella serpiente de bronce que se les aparece a los israelitas en el desierto (cf. Jn 3,14) y sabemos que la serpiente es el símbolo del demonio. De hecho, Lutero tenía razón al decir que a veces el demonio se parece a Dios y a veces Dios se parece al demonio.
----------Pero se olvidó de que el demonio es mentiroso y engañador, por lo cual se equivocó al creer que el demonio pueda revelar la voluntad de Dios, aunque el diablo ciertamente no pueda hacer nada que no le sea permitido por Dios para nuestro bien, como sucedió con Job. Por tanto, si Dios puede permitir que incluso un santo pueda ser momentáneamente o temporalmente engañado o atormentado por el demonio, no puede permitir que este engaño y este sufrimiento duren, porque correría el riesgo de llevar a la desafortunada víctima a la perdición, cosa que Dios no quiere en absoluto.
----------Por eso es que Dios, en el momento oportuno, cuando se encuentra en juego la salvación, quizás después de muchos sufrimientos causados por el engaño, le abre los ojos al atormentado, como para saber distinguir aquello que viene de Dios de aquello que viene del diablo. Nadie permanece engañado por el diablo por mucho tiempo, a menos que lo quiera él mismo, porque neciamente y por su propia culpa prefiera creer en el diablo antes que en Dios, como lo han hecho Adán y Eva en el Edén.
----------Por cuanto respecta a Lutero, considerando hechos tan impresionantes, uno se pregunta entonces por qué motivo llegó a ser sacerdote. Desafortunadamente, esta cuestión fundamental no ha sido seriamente y exhaustivamente indagada por los estudiosos de Lutero, quienes no han llegado a una conclusión unánime sobre si Lutero habría o no habría tenido una verdadera vocación al sacerdocio o, aún más en su raíz, si en la formación teológica recibida, hubiera comprendido bien lo que quiere decir ser sacerdote.
----------Algunas dudas acerca de la ortodoxia o al menos de la regularidad de la formación al sacerdocio propia de la Orden Agustiniana de su tiempo nos vienen del hecho de que la deserción sacerdotal de Lutero no se mantuvo como un caso aislado, sino que arrastró consigo la deserción de muchísimos otros sacerdotes e incluso de algunos obispos, que vinieron precisamente a formar la iglesia luterana.
----------Por otra parte, está el hecho de que cuando Lutero, después de su ruptura con la Iglesia, habla del sacerdocio, demuestra en parte que tiene de él una falsa concepción, y en parte, aún presentándolo en su verdad, lo desprecia precisamente en esta su verdad. En efecto, por una parte cree que el sacerdote en la Misa pretenda añadir, con su sacrificio, algo al Sacrificio de Cristo, y por otra parte, cree que el celibato sacerdotal sea un inútil esfuerzo, una frustración y una práctica contra natura, un farisaico exhibicionismo e incluso una desobediencia al mandato divino del "creced y multiplicaos".
----------Algunos piensan que Lutero haya acuñado a propósito esta despreciable imagen del sacerdocio, para cohonestar su deserción y darle una apariencia de sabiduría y de verdadero espíritu evangélico. Yo formularía la hipótesis de que Lutero nunca ha sabido qué cosa es verdaderamente el sacerdocio y que, por lo tanto, haya sido ordenado inválidamente, aunque estuviera en buena fe. En su Orden también hubo óptimos sacerdotes, por lo cual es difícil saber si hubiera recibido una enseñanza equivocada (digamos de carácter ockhamista), o bien si ha sido él quien llegó a malinterpretar la enseñanza de sus maestros.
   
Lutero reemplazó al sacerdote por el pastor
   
----------En todo caso, una cosa es cierta: que Lutero ha difundido en la Iglesia una imagen de ministro de Cristo y del Evangelio, que no es la del verdadero sacerdote o, digámoslo sinceramente, no es la del sacerdote, sino la del "pastor", imagen que ciertamente Cristo se atribuye, mientras que es cierto que no dice nunca ser sacerdote. Y de hecho no lo era según el sacerdocio de la antigua Ley.
----------Es sólo reflexionando sobre lo que nuestro Señor Jesucristo había hecho y dicho en la Última Cena, puesto en relación con la crucifixión del día siguiente y con algunas frases misteriosas, que había pronunciado, como por ejemplo en el pasaje de Mt 20,28, acerca del dar la propia vida en rescate por muchos, sobre la necesidad de llevar consigo la propia cruz, sobre el hecho de que habría de ser "elevado desde la tierra" y de que había sido llamado por Juan "Cordero de Dios".
----------Es sólo poniendo juntos todos estos elementos y estos recuerdos, que los apóstoles se dieron cuenta de que Jesús había sido sacerdote, y más aún, lo había sido de una manera suprema, una manera única, perfectísima y eficacísima en orden a ofrecer al Padre un sacrificio verdaderamente agradable a Él, apto para obtener para toda la humanidad el perdón, la salvación y la vida eterna.
----------Lutero ha eliminado lo que caracteriza al sacerdocio como tal para dejar sólo aquella pastoralidad que indudablemente está presente en el sacerdocio, pero que puede pertenecer a cualquier cristiano como tal, hombre o mujer. Es significativo cómo Lutero ha eliminado la misma palabra "sacerdote", que le recordaba demasiado al sacerdocio que había eliminado de su concepción del ministerio eclesial, para sustituirlo por el término "pastor", sin duda evangélico, pero no caracterizante al carisma propio sacerdotal.
----------Pastorear el rebaño de Cristo es ciertamente el deber primordial del Papa, del obispo y del sacerdote; pero el ser pastor tiene también un sentido amplio, extendido, que va más allá del simple ser sacerdote. Ser pastor en general significa dedicarse a los demás y tomar cuidado de ellos para mostrarles con la palabra y con el ejemplo el camino de la verdad y del bien.
----------Por eso, son pastores en un sentido amplio todos aquellos que en la comunidad eclesial, dirigen, guían, sostienen, animan alguna realidad social o comunitaria o vida fraterna menos extensa, de cualquier tipo o grado: la comunidad familiar, la religiosa o política o educativa o formativa o espontánea o misionera o asistencial o terapéutica. Ellos son pastores en sentido evangélico a pleno título y derecho, como son pastores los padres, los religiosos, los políticos católicos, los educadores, los jefes scouts, el líder focolarino o de una organización sin fines de lucro, el dirigente del grupo de oración o de las Damas de San Vicente o de Caritas, o de asistencia a los inmigrantes o a los homosexuales, o el dirigente de la Acción Católica Argentina.
----------Hay que reconocer que Lutero tuvo la feliz idea de resaltar el sacerdocio común de los fieles, fundado en el sacramento del bautismo. La propuesta de Lutero ha sido aceptada por el Concilio Vaticano II con la presición, desatendida por Lutero, de que ese sacerdocio es distinto "no sólo en grado, sino también en esencia" del sacerdocio fundado en el sacramento del Orden, llamado sacerdocio ministerial u ordenado. Además, el Concilio Vaticano II ha hecho la precisión de que el sacerdocio de los fieles está reforzado con el sacramento de la confirmación, un sacramento notoriamente ignorado por Lutero.
----------Hoy es fácil escuchar o leer excelentes escritos o discursos sobre el sacerdote como pastor, presidente de la asamblea, profeta escatológico, hombre de Dios, hombre-para-los-demás, hombre entre la gente, hermano de todos, padre de los pobres, pero raramente se habla en sentido correcto del sacerdote como sacerdote, es decir, de aquellas competencias, aquellas ocupaciones, aquellos oficios, aquellos ministerios, aquellas tareas, que le conciernen específicamente, como actividades para las cuales sólo él y nadie más que él entre todos los fieles laicos está habilitado y autorizado a desarrollar.
----------Esto no deja de sorprender, porque es bien sabido que el concepto de sacerdote no es específico del cristianismo, sino un concepto propio de la religión natural, que por lo tanto se encuentra en todas las religiones. De hecho, la religión misma se define como actividad del sacerdote. En efecto, el acto más característico y más importante de la virtud de religión, se trate ya de monoteísmo o  de politeísmo, se trate tanto de idolatría como de teolatría, es la ofrenda a la divinidad de un sacrificio expiatorio para obtener de ella favores y salvación. Y este acto de ofrecer el sacrificio es el acto propio del sacerdote.
----------Naturalmente, el sacerdote no está solo ni aislado, sino que está rodeado de fieles y actúa en favor no sólo de sí mismo, sino también de todos los fieles. De ahí surge la función mediadora del sacerdote. Es el sacerdote el que presenta a Dios los votos, las peticiones y las ofrendas de los fieles y transmite a los fieles la ciencia y la voluntad de Dios. El sacerdote es, pues, un ponti-fex, un pontífice, un constructor de puentes entre Dios y los hombres, pone en comunicación el uno con los otros.
----------Por eso el profeta Malaquías afirma del sacerdote: "Los labios del sacerdote deben custodiar la ciencia y de su boca se busca la instrucción, porque es el mensajero del Señor de los ejércitos" (Mal 2).
----------Muchas veces la Sagrada Escritura parangona al sacerdote con el ángel, en cuanto heraldo y transmisor de los mensajes celestiales. Así, por ejemplo, aquellos "ángeles" de las siete iglesias, de los cuales habla san Juan en el Apocalipsis (Ap 1,4-3,22), no son sino los obispos de esas iglesias.
----------El sacerdote debe sobresalir en la ciencia de Dios, no necesariamente gracias a la posesión de especiales títulos académicos. Son suficientes los estudios realizados en el seminario, si están bien hechos. Lo esencial es que él sea amante de la sabiduría, y por tanto del estudio y de la actualización en el campo del saber por él escogido. Es importante la predicación, en particular la homilía de la Misa, el catecismo para los niños, si es párroco, o impartido personalmente o por medio de personal cualificado. Puede ser buena cosa un encargo de enseñanza, las publicaciones, las conferencias, la correspondencia.
----------Toda la vida del sacerdote tiene su modo particular y específico de realización de los dos mandamientos fundamentales de la ley de Cristo: el amor a Dios en la celebración de la Santa Misa y el amor al prójimo en la práctica del sacramento de la penitencia, que lleva consigo la guía espiritual de las almas, la dirección de la comunidad y el ejercicio de las obras de misericordia materiales y de las obras de misericordia espirituales, según las aptitudes o los encargos concretos de cada sacerdote.
----------Finalmente, el colegio de los sacerdotes en todas las religiones constituye un grupo o clase aparte, que puede ser designado con un nombre. Así, en el antiguo Israel tenemos la clase de los levitas, de la tribu de Levi o kohamim, plural de kohén, sacerdote. Mientras que en la Iglesia católica tenemos el clero, término derivado del griego klao, que significa "rompo", por lo tanto "divido", por lo tanto "pongo aparte una porción": existe la idea de un grupo o una clase que ha sido separada del resto del pueblo. La Sagrada Biblia llama al mismo pueblo elegido "porción del Señor" (Dt 32,9), como pueblo sacerdotal, separado de los demás pueblos, porque es aquel pueblo perteneciente de modo especial a Dios.
   
Conclusión
   
----------La situación actual del clero en la Iglesia, salvo algunos países del continente Africano o del extremo Oriente, donde siguen floreciendo las vocaciones sacerdotales, parece un tanto preocupante, tanto en Europa como en el continente Americano. Tenemos un clero escaso y anciano y las vocaciones son raras, cuando por desgracia no sucede que los sacerdotes den escándalo o no estén a la altura de su tarea. Otros son rebeldes al Magisterio y víctimas de errores y de herejías. Sin embargo, el sacerdote es necesario para la Iglesia, por lo cual debemos estar seguros de que Dios no permitirá que falten.
----------El Papado y el Episcopado en estos últimos sesenta años han dado muchas indicaciones en línea con la doctrina y las directivas del Concilio Vaticano II. Tanto el Papa como los obispos se esfuerzan por frenar el movimiento modernista que ha invadido a la Iglesia. Es necesario remediar la falsa interpretación de los modernistas y estimular a los pasadistas al progreso y a reconciliarse con la Iglesia.
----------Los pocos sacerdotes pasadistas no-novus-ordo atraen vocaciones, tienen sacerdotes celosos, pero no en plena ni suficiente comunión con la Iglesia. Sin embargo, más allá de las desviaciones de los modernistas y del obstinado apego de los pasadistas a un pasado obsoleto, no faltan en la Iglesia los buenos sacerdotes y los buenos centros formativos, que "no se doblegan ni a la derecha ni a la izquierda", sino que, en el respeto de la verdadera Tradición, miran hacia adelante y hacia lo alto. Es necesario potenciarlos y alentarlos.
----------La oración es siempre esencial, como claramente nos lo ha dicho el Señor. Es importante la ofrenda de sacrificios, la penitencia. Muy importante es la labor educativa de las buenas familias. La crisis que debemos afrontar es muy profunda. Está en crisis la misma estima por la religión. Está en crisis el respeto por la ley moral, el uso de una sana libertad, el sentido de responsabilidad y el espíritu de penitencia. Bajo el pretexto de la divina misericordia se aprovecha deslealmente de la bondad divina sin enmendarse del pecado. El lema generalizado es: "peca tranquilamente, pues Dios es bueno y te perdona".
----------Si vamos más a la raíz, debemos decir que está en crisis el concepto mismo de Dios, que supone una crisis de la metafísica. Y cuando no se difunde el ateísmo y se habla de Dios, muchas veces se tiene un concepto erróneo,  de un dios que gira en torno al propio yo. Aún más en raíz, está en crisis la confianza misma en la verdad. Es necesario recomenzar desde aquí, confiando en la ayuda del Señor.

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