Es interesante constatar que el historicismo vicia tanto a los modernistas como a los pasadistas (o indietristas, como los llamaba el papa Francisco). El relativismo e historicismo dogmático y moral de los modernistas y la rigidez dogmática y moral de los pasadistas tienen en el fondo una raíz metafísica común: respectivamente la temporalización de lo eterno y la eternización de lo mutable. [En la imagen: fragmento de "Angelus Novus", dibujo a tinta china, tiza y acuarela sobre papel, pintado en 1920, obra de Paul Klee; obra adquirida posteriormente por el filósofo y crítico alemán Walter Benjamin. Remite a una leyenda talmúdica que inspiró a Benjamin para su teoría del "Ángel de la historia", una visión pesimista del devenir histórico como un ciclo incesante de desesperación. El dibujo forma parte de la colección del Museo de Israel, en Jerusalén].
El drama de los desmemoriados
----------Si hay una cosa de la cual los modernistas se jactan en cada momento, y que llena todo el espacio de sus intereses, esa es precisamente la historia. Por eso, me doy perfecta cuenta de que la acusación que les hago de no tener el sentido de la historia contrasta con la idea que ellos tienen de sí mismos; y por eso mi acusación debe ser probada. Eso es lo que voy a hacer en este artículo.
----------Los actuales modernistas (o neomodernistas, para distinguirlos de los del tiempo de san Pío X) son los inventores de la teología narrativa, conciben a Dios como historia, resuelven toda la realidad en la historia, el ser en el devenir, la teología en la historia de la salvación. Sus maestros son Lutero, Vico, Hegel, Croce Dilthey, Heidegger, Walter Kasper y Bruno Forte. Sin embargo, Maritain tiene razón al reconocer a Hegel el mérito de haber fundado la filosofía de la historia. Por eso su jactancia no está del todo infundada.
----------Sin embargo, para tener un auténtico sentido de la historia, no deberían limitarse a registrar los cambios históricos y prestar sólo atención al progreso histórico. Para una verdadera apreciación del valor y de la importancia de la historia no es suficiente tomar nota de lo nuevo y abandonar lo viejo. No basta con comprender el sentido del presente, vivir en el presente y proyectar el futuro. No basta con comprender los signos de los tiempos, lo que Dios nos dice o nos ordena hoy, saber cuáles son los problemas, los valores y las necesidades de hoy, sino que se necesita también la memoria del pasado, es necesario conservar los valores inmutables y el depósito de la fe, es necesario recuperar lo que hemos olvidado y sin lo cual no podemos vivir.
----------Cuando san Pablo Apóstol dice: "me olvido del pasado y miro hacia el futuro" (Flp 3,13, que el padre Levoratti traduce: "olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante"), no se refería al depósito de la fe, sino a los propios pasados pecados, ya perdonados. Sentido de la historia quiere decir saber discernir en el pasado lo que hay que abandonar y lo que hay que conservar y eventualmente recuperar.
----------El defecto de los modernistas es que ellos no pueden concebir valores estables, incorruptibles e inmutables, que trascienden el tiempo. Para ellos cambia la naturaleza del hombre, cambia el significado de los dogmas, cambia la norma moral, muta también Dios. Muta todo.
----------Confunden la firmeza con la rigidez, y el conservar con el conservadurismo, el amor a la tradición con el apego a lo que está superado. Consideran superado lo que todavía está bien y siempre estará bien. Se olvidan y descuidan de conservar el depósito de la fe para aferrarse a las modas del tiempo y a los mitos del presente. Es cierto que la Iglesia puede cambiar usos, ideas o comportamientos en el campo del derecho, del gobierno, de la liturgia, de la disciplina o de la pastoral. Pero es falso creer que ella pueda cambiar en su constitución y misión esenciales, tal como Cristo la ha querido y como aparece en la Iglesia católica.
Modernistas y pasadistas están viciados por el historicismo
----------Es sumamente interesante constatar que el argumento fuerte que los pasadistas les oponen a los modernistas y a los mismos católicos normales, fieles a la renovación conciliar, que es el argumento que consiste en decir "desde hace 2000 años se ha hecho siempre y creído así", está en el fondo viciado por el mismo historicismo de los modernistas, historicismo según el cual la verdad no está basada en el ser, sino que está basada en el tiempo. Es un querer hacer que la verdad dependa del tiempo, mientras que ella está por encima del tiempo. "Cielo y tierra pasarán -dice Cristo-, pero mis palabras no pasarán".
----------Es en el fondo el mismo principio historicista veritas filia temporis, cuando en cambio se debería decir veritas filia aeternitatis. El relativismo e historicismo dogmático y moral de los modernistas y la rigidez dogmática y moral de los pasadistas tienen en el fondo una misma raíz metafísica que les es común: respectivamente la temporalización de lo eterno y la eternización de lo mutable.
----------Por supuesto, nadie niega que existe una verdad temporal y esta verdad es ciertamente la verdad histórica y la verdad de la historia. Pero curiosamente tanto los modernistas como los pasadistas juntos están de acuerdo en el ignorar qué cosa es la verdad, confundiéndola respectivamente con la historia o con la costumbre. Los modernistas confunden el progreso con la subversión. Los pasadistas confunden la conservación con la retrocesión. Entrambos, en lugar de conciliar tradición y progreso, los oponen entre sí, bloqueando el progreso o momificando la conservación.
----------Para los modernistas lo inmutable es repugnante, porque para ellos es lo muerto, la piedra que no se mueve. Sin embargo, ¿por qué Cristo subraya la importancia de la roca? ¿Acaso Cristo no entiende lo que es la vida? Por el contrario, con la referencia a la roca Cristo nos hace presente aquello que es la vida en el más alto grado, la vida, el movimiento del espíritu, que no es el de las cañas azotadas por el viento, sino que es solidez, estabilidad y certeza, roca sobre cuya base podemos construir nuestra casa. ¿Sobre qué base construyen los modernistas? Ellos no llegan a entender una vida inmutable. Y sin embargo, esta es precisamente la vida en el más alto grado, la espiritual y la divina, ¡la vida eterna!
----------La vida ciertamente es automovimiento. Sin embargo, la vida del espíritu es parangonada por Cristo con la roca, que desafía y resiste inmóvil a las furiosas tempestades. ¡Cuán importante es entonces la roca para no construir sobre la arena! Para que la vida florezca y se lance, es necesario que el fundamento esté inmóvil, sea firme y robusto. Ciertamente no hay que confundir la firmeza con la esclerosis. Y tampoco hay que confundir sic et simpliciter la vida con el movimiento. También en el cadáver hay un hervidero de gusanos. Pero, ¿quién podría dar valor a los movimientos disgregadores de un cadáver en disolución?
Quién lo hubiera dicho, a los modernistas les falta el sentido de la historia
----------Nuestro Señor Jesucristo hubiera podido comparar a los modernistas con cañas azotadas por el viento. Ellos, en cambio, por su historicismo y por su evolucionismo, no entienden el valor de la estabilidad y de la inmortalidad del viviente y se aferran obstinadamente y ávidamente a lo que siempre se les escapa, mientras que, como hombres carnales, están inmersos en las cosas materiales.
----------Confunden el progreso del saber con un supuesto mutar del dogma y de la palabra de Dios, que en cambio no pasa. Creen que ha pasado lo que todavía sigue valiendo y siempre valdrá. Por el contrario, absolutizan lo efímero, lo caduco, lo contingente, lo corruptible, lo temporal, lo pasajero. No se trata de cambiar aquello que debemos saber, sino de conocer mejor lo que no cambia. Ciertamente, no se debe conservar lo que ya no sirve más. Pero lo que aún sirve y siempre servirá debe ser conservado.
----------El verdadero sentido de la historia lo poseen y lo entienden aquellos que saben que la historia es puesta en movimiento por una mente, que posee la intención del fin y la visión del ideal. Son aquellos que se han dado cuenta, junto con Platón y san Pablo Apóstol, que más allá de lo mutable, que es captado por los sentidos, está lo eterno captado por el intelecto y que, por lo tanto, la historia no es fin en sí misma, no es lo absoluto, sino que ella nos indica una realidad más importante, que la supera y la colma, Dios, hacia el cual ella está orientada, ella se dirige, y del cual ella extrae su sentido.
----------Es cierto que la historia está al principio del saber y conduce al saber. El término "historia" viene del griego ἱστορία, istoría, que significa búsqueda, investigación. La vida del espíritu comienza con una búsqueda, tiene una historia, avanza y se enriquece en el tiempo. Pero el objeto de esta investigación es la profundización y esclarecimiento de lo que espontáneamente se ha encontrado desde el inicio.
----------Dios es el creador de la historia. Ella es el camino de la humanidad en el tiempo. Un camino tiene un inicio y un término o fin. Hay un punto de partida y un punto de arribo. La Sagrada Escritura es la narración de este camino. El término de este camino es la fruición de Dios en la Jerusalén celestial. Ese término será inaugurado en la Parusía de Cristo al fin del mundo, después de la batalla final sobre sus enemigos, con la resurrección de los muertos y el juicio universal.
----------Una vez que la historia habrá llegado a esa meta, se detendrá. La acción ya no necesitará mejorar, corregirse, progresar, avanzar. La humanidad de los bienaventurados del cielo gozará del supremo e infinito bien alcanzado y poseído, es decir, Dios, bien final y fin último de la historia, que la Escritura representa como el Señor de la futura Jerusalén celestial. Aquí iniciará una nueva historia, que ya no será la búsqueda o indagación de algo que falta, sino que será el disfrute o fruición cada vez más pleno de la perfección que se posee.
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