El amor humano es siempre sexuado, es decir, tiene las dos modalidades masculina y femenina, pero no siempre necesariamente sexual, es decir, genital o reproductivo como ocurre en el matrimonio. El primero no incluye necesariamente la genitalidad, sino que puede excluirla y, en cualquier caso, su modalidad expresiva está marcada por la dualidad macho-hembra. El segundo es la unión que incluye el ejercicio del acto sexual. [En la imagen: "Abelardo y su alumna Heloisa", óleo sobre lienzo, 1882, obra de Edmund Blair Leighton].
Esencia de la sexualidad humana
----------Una característica del viviente, a diferencia del no viviente, es el hecho de ejercer actividades que no están solo proyectadas hacia el exterior para influir sobre otros cuerpos, sino que están dirigidas ante todo a la conservación, afirmación, defensa y reproducción de la propia especie y al desarrollo cuantitativo y cualitativo del individuo hasta alcanzar las dimensiones propias de la propia especie.
----------El viviente posee además una vida de relación entre los individuos de la misma especie, que está ausente en el mundo inanimado. Los cantos rodados y guijarros del torrente están hechos del mismo tipo de roca. Ciertamente están juntos, pero no existe entre ellos ninguna relación recíproca que exprese la comunión entre dos individuos orientada a la producción de nuevos individuos de ese tipo de roca, como ya sucede en el mundo vegetal. Pero en el mundo animal se añade un factor ulterior de comunión aún más íntimo que aquel simplemente vegetativo: los dos sujetos se hacen inmanentes el uno al otro mediante una actividad inmaterial, intencional, representativa e inmanente: el conocimiento, y por tanto la afectividad, que sigue al conocimiento.
----------Ciertamente, aquí, la materia no ha sido aún del todo trascendida, como sucede en el conocimiento intelectivo humano; y sin embargo nace la relación de amor. El sujeto, en contacto con el individuo del otro sexo, experimenta un fenómeno ausente en el mundo vegetal: el fenómeno del placer, ligado a la atracción recíproca que nace del encontrarse y del verse el uno al otro: el placer empuja luego a los amantes a unirse. Y de ahí nace la reproducción de la especie.
----------En los animales, el instinto sexual, a diferencia del hombre, donde éste está siempre latente, se activa solo en determinados períodos orientados o finalizados a la reproducción, mientras que la morfología y la dinámica del aparato sexual no sugieren ninguna idea de ternura o unión afectiva -pensemos en el abrazo y en la dulce mirada recíproca de la pareja humana-, sino que expresan solamente reproducción, e incluso el coito no sucede a menudo sin violencia del macho sobre la hembra, aunque ésta sea hábil en atraer al macho.
----------Estas diferencias entre la sexualidad humana y la animal son sumamente significativas y hacen comprender que, mientras la sexualidad animal tiene una finalidad exclusivamente reproductiva, la humana tiene también una finalidad unitiva por la presencia del espíritu, cuya actividad expresa la comunión en grado sumo, de modo que incluso el sexo está implicado en la actividad del espíritu. Y por eso el sexo permanece también en la futura resurrección, cuando habrá cesado la actividad reproductiva.
----------La sexualidad humana es una dualidad de factores o principios corpóreo-espirituales recíprocamente conectados y complementarios, por la cual la naturaleza humana resulta de la unidad de esta dualidad, aunque en la distinción. macho y hembra no son dos individuos de la misma especie de por sí asexuada, como en el animal, sino que son las dos componentes de la especie, de modo que el individuo masculino y el femenino no son seres humanos completos, sino en la unión, no necesariamente genital, con el otro sexo.
----------Lo cual significa que el bíblico "No es bueno que el hombre esté solo" no quiere decir solamente "no es bueno que engendre solo", sino que no es bueno que la naturaleza humana sea monádica; ella debe ser dual. El ser pareja está implícitamente incluido en el ser hombre o ser humano, por lo cual el individuo, hombre o mujer, no es plenamente un ser humano si no es en pareja. Lo cual no significa en absoluto necesariamente actividad sexual.
----------Esta modalidad dual se encuentra en el hombre a causa de su naturaleza animal. Ciertamente no es requerida por el espíritu como tal. El ángel, puro espíritu, ciertamente no tiene problemas de sexualidad. Por eso el ángel no puede ser propuesto como modelo de perfección humana a la manera de Orígenes (la prospectiva evangélica de que varón y mujer en el cielo sean como ángeles, no debe ser entendida evidentemente como si se convirtieran en puros espíritus; sino que el Señor con esta comparación quiere enseñarnos que como el ángel domina perfectamente la materia, así en el cielo varón y mujer gobernarán perfectamente su sexualidad); ni tampoco puede serlo el animal, como sucede en Freud.
----------En la sexualidad humana se encuentran naturaleza y cultura, la iniciativa humana y la voluntad divina. Dios nos da un tesoro a su modo y a nosotros nos toca embellecerlo ulteriormente con las delicadezas del arte, el buen gusto, la elegancia, la inventiva. En particular el vestido femenino juega una parte importantísima para todo lo que concierne a la virtud del pudor por una parte y a las provocaciones a la lujuria por otra. Mil son en este ámbito los recursos de la mujer, potenciados por los estilistas de la moda, en el arte de la seducción o en el llamado a la santidad.
----------La actividad sexual, creada y querida por Dios, es un bien útil, honesto y placentero. Es necesario distinguir una actividad sexual espontánea de una actividad sexual voluntaria. El uso de los sentidos, sobre todo la vista y el tacto, pero también la imaginación, suscitan, provocan o excitan el impulso sexual, que en la adolescencia es casi irresistible y solo después de un largo ejercicio ascético el impulso puede ser dominado y rechazado.
----------El instinto sexual es como una llama siempre en estado latente. Esta puede mantenerse baja, sobre todo en ciertas circunstancias, como en el consultorio médico, o del pintor, o en la playa. Pero hay un umbral de desarrollo de la llama, más allá del cual esta arde, sin que la voluntad pueda hacer nada para detenerla. Para estar seguros de no ser arrollados, hay que mantenerse muy por debajo del umbral o puede ser conveniente mantener la llama completamente apagada.
----------La castidad no es violada si el sujeto siente placer al ver al otro sexo. Si no fuera así, sería psicológicamente anormal. No se debe confundir la castidad con la frigidez. Pero es evidente que en este caso el placer debe ser reprimido, porque la llama fácilmente traiciona y arde incluso cuando creemos que eso no ocurrirá.
----------En el varón, desde la adolescencia hasta cesar en la vejez, la periódica y sobreabundante producción espontánea de materia genital es expulsada durante el sueño a causa de un sueño erótico. La mujer se vuelve infecunda con la menopausia, además de estar sujeta a períodos regulares de infecundidad durante la edad fecunda.
----------Para usar los términos hechos célebres por Nygren, podemos decir que el eros es el amor pasional, el agápē es el amor espiritual. En cuanto a la distinción freudiana entre genitalidad y sexualidad, podemos acogerla en cuanto que, mientras la primera hace referencia a la función generativa y por lo tanto cubre sólo el plano físico-corporal, biovegetativo-sensitivo, la segunda es el modo de ser masculino y femenino del espíritu humano, por tanto en todas las actividades humanas, como presupuesto antropológico de los carismas masculinos y femeninos en el plano eclesial. El amor cristiano los incluye a ambos como expresión de la caridad.
----------El amor humano es siempre sexuado, es decir, tiene las dos modalidades masculina y femenina, pero no siempre necesariamente sexual, es decir, genital o reproductivo como ocurre en el matrimonio. El primero no incluye necesariamente la genitalidad, sino que puede excluirla y, en cualquier caso, su modalidad expresiva está marcada por la dualidad macho-hembra. El segundo es la unión que incluye el ejercicio del acto sexual.
----------En la vida presente, la actividad genital fuera del legítimo matrimonio monogámico (en la poligamia, en la fornicación, en la prostitución y en el adulterio) frustra la finalidad terrena procreativa y, por lo tanto, ha de considerarse acto pecaminoso. Sin embargo, dado que el fin escatológico de la unión varón-mujer no es procreativo, sino meramente unitivo, se podría hipotetizar en la futura resurrección una sexualidad no procreativa.
----------En la visión cristiana, la sexualidad humana es una dualidad humana sagrada e inviolable, objeto de la divina revelación. Cristo, para significar su señorío sobre la Iglesia, se compara a Sí mismo con un esposo. Y de aquí, como es sabido, san Pablo toma pie para presentar el sacramento del matrimonio como símbolo y signo de la unión de Cristo con la Iglesia. La experiencia mística, a sugerencia del Cantar de los Cantares, es simbolizada por el amor entre hombre y mujer.
El valor de la abstinencia sexual
----------Quien experimenta las alegrías del espíritu, de la contemplación, del estudio, de la oración, de la celebración litúrgica, de la meditación, del sacrificio, del servicio al prójimo, de la predicación del Evangelio, de las obras de misericordia, de la amistad, del diálogo filosófico y teológico, del cuidado de las almas, del escribir para la edificación del prójimo, de la refutación de las herejías, del examen de conciencia, de la práctica de la penitencia, de la vida en común, de la experiencia mística, ya desde ahora experimenta el paraíso del cielo y no siente necesidad de otra cosa.
----------Y sin embargo, ¿cómo negar el atractivo de los placeres físicos? También ellos han sido creados por Dios y nosotros somos seres no solo espirituales, sino también materiales y sexuados. Y un día nuestro cuerpo, masculino y femenino, resucitará. Sin embargo, es cierto, como observa san Pablo, que en la vida presente la carne es rebelde al espíritu; pero también sucede que el espíritu sea demasiado severo con la carne. El ideal sería una plena conciliación de la carne con el espíritu, del sexo con el espíritu, la conciliación del placer físico con el espiritual. Ese era el plan originario de Dios y es esa la meta final de la ética cristiana.
----------Cristo nos coloca ante nuestra situación, por la cual somos incapaces de realizar la conjunción. No nos queda, por tanto, más que renunciar a la carne a fin de que el espíritu quede libre: como nos dice Cristo: "Si tu ojo te escandaliza, arráncalo". Y sin embargo, Él da a entender: pero si te sirve, úsalo.
----------Por tanto, la abstinencia es una medida provisoria, de emergencia, mientras que el uso, la fruición, sobre la base del dominio del espíritu sobre la carne, entra en el plan divino originario, reparado y restaurado por Cristo para la futura resurrección. Mientras tanto, aquí abajo, tenemos una doble posibilidad: o la fruición, si no crea peligro, o la abstinencia, si no hay otros medios.
----------Un punto sobre el cual podemos detenernos es el significado de la unicidad absoluta de la virginidad de María Santísima. Ella ciertamente es modelo para todos los religiosos, pero tengamos presente que la virginidad de María no está motivada, como la nuestra, por la necesidad de hacer frente a las consecuencias del pecado original, como debemos hacerlo nosotros, sino por la especialísima unión de María inmaculada con la Santísima Trinidad de ese Dios, El Cual, siendo purísimo espíritu, es absolutamente asexuado. Con ello no pretendo decir que en el paraíso del cielo no habrá un coro de vírgenes. Digo, sin embargo, que en el paraíso del cielo ya no existe el problema de renunciar a la carne para salvar el espíritu.
Fr Filemón de la Trinidad
Mendoza, 2 de julio de 2025
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