En la predicación del papa Francisco, durante los doce años de su pontificado, parece que él haya considerado exclusivamente la gratuidad de la salvación, de un modo similar a Martín Lutero. ¿Qué decir acerca de esta apariencia? Si Francisco fuera un luterano, sería un hereje, cosa impensable e imposible en un Papa. Se trata entonces de una precisa opción pastoral del papa Francisco, pues el hecho de que haya callado ciertas verdades no quiere decir en absoluto que las haya negado. [En la imagen: fragmento de "Alegoría de la Esperanza", pintura 1542, obra de Giorgio Vasari, del Palazzo Corner Spinelli, Venecia].
La obra evangelizadora
----------El Concilio Vaticano II ha reformado el método de la obra evangelizadora misionera y catequética según modalidades más acordes al Evangelio y adecuadas para incidir sobre los hombres de hoy. Anteriormente había existido una larga tradición pastoral, remontada a los inicios del cristianismo, sobre todo la obra de los Dominicos, pero también de los Jesuitas y de los Franciscanos, así como también de los Institutos Misioneros específicos como los Xaverianos y los Dehonianos, la cual ciertamente había producido abundantes frutos, pero ante el avance de la cultura moderna, estaba mostrando defectos a los cuales era necesario remediar. En el pasado se atendía mucho a los resultados exteriores, y menos a la persuasión interior.
----------La conversión era más fruto de la imposición política y de la conveniencia social que de un sufrido camino interior. El Concilio ha escogido un método que apunta decididamente más a una paciente obra de persuasión que a la conveniencia social, garantizando en el evangelizando una elección plenamente libre y responsable, por lo tanto, enraizada y convencida, dispuesto a aceptar en ciertos casos también una disminución del número de los fieles, pero con el beneficio de conquistar más radical y libremente las conciencias.
----------Antes del Concilio Vaticano II, la obra de evangelización era introducida por una predicación llamada "apologética", hoy llamada Introducción a la fe o al cristianismo o Teología fundamental, que puede servir también como introducción a la Cristología o a la Eclesiología o a la Sagrada Escritura, un método con el cual se defendía de los ataques y de las calumnias de los incrédulos y de las herejías de los heréticos, se esforzaba en aportar argumentos irrefutables que indujeran a creer en nuestro Señor Jesucristo, y de persuadir invenciblemente a los infieles de la absoluta credibilidad del mensaje cristiano.
----------Este método había conducido ciertamente a excesos polémicos, también a la subestimación de la cultura y de las razones de los evangelizandos, e incluso al riesgo de rebajar la predicación del Evangelio al nivel de la publicidad de un producto comercial. El papa Francisco ha censurado este método racionalista, que corre el riesgo de olvidar la gratuidad del don de la fe, llamándolo "proselitismo", un término que en el pasado tenía un significado positivo, pero al cual Francisco ha dado un sentido negativo.
----------El Concilio, sin negar la necesidad de refutar los errores, de defenderse de los ataques, de mostrar la superioridad del catolicismo sobre las otras confesiones religiosas, ha puesto sin embargo el acento sobre la necesidad de la inculturación del Evangelio y de llevar adelante más que una predicación que supiera a adoctrinamiento, un diálogo catequético y mistagógico en el cual ocurra un intercambio en la escucha recíproca. Ahora bien, el papa Francisco se ha adherido a todas estas normas.
----------Debemos también decir que los contenidos fundamentales del mandato evangélico de Cristo se resumen en pocos puntos esenciales: bautizar, exhortar a la penitencia y a la conversión, a creer en el Evangelio, porque el reino de Dios está cerca, enseñar aquello que Cristo ha enseñado, proclamar que Jesús es Dios, el Señor, el Mesías, el Hijo del Padre, el Salvador.
----------Todos estos contenidos los encontramos explícitamente o implícitamente, entendidos o sobreentendidos, en la predicación del papa Francisco, naturalmente dosificados, calibrados y seleccionados según las circunstancias y el público o las personas que tenía delante o a quienes se dirigía: católicos, protestantes, ortodoxos, musulmanes, judíos, hinduistas, no creyentes.
----------No hay duda que el papa Francisco ha rechazado el concepto preconciliar según el cual el apóstol tiene el deber de obrar para convertir al infiel, y en lugar de ese concepto ha concebido la conversión no como efecto de la obra evangelizadora, sino de la acción del Espíritu Santo.
----------Esto naturalmente no quiere decir que el papa Francisco haya descuidado el recordarnos nuestro deber de esforzarnos con todas las fuerzas y medios, dispuestos a todo sacrificio, para conducir el mundo hacia Cristo. Bastarían para demostrar esto las innumerables fatigas, a pesar de su edad avanzada, a las cuales se ha sometido incansablemente en su treintena de viajes apostólicos (fueron 31) por todo el mundo, llegando allí donde hasta entonces ningún Papa había llegado.
----------Es ciertamente verdad que en los siglos pasados ha habido grandes Papas que han obtenido formidables éxitos permaneciendo en la ciudad de Roma y enviando en cambio excelentes misioneros y muy valerosos. Pero debemos pensar en la dificultad de entonces de los medios de transporte, mientras que hoy con el avión se alcanzan en breve tiempo las regiones más lejanas desde Roma. Por otra parte, el Papa misionero es indudablemente un bello ejemplo de cómo se debe hacerse la obra misionera.
----------A lo largo de todo su pontificado, el papa Francisco, con una extraordinaria energía a pesar de la avanzada edad, evidentemente sostenido por la fuerza del Espíritu Santo, ha hecho los mencionados 31 viajes apostólicos a los cinco Continentes, hasta las tierras más lejanas de Roma, para difundir el Evangelio concentrando su predicación en algunos puntos esenciales, que son éstos: que Jesucristo es el Salvador del mundo; la exhortación a cesar las guerras y los conflictos y a obrar por el bien del prójimo, sobre todo en la justicia y en la misericordia; que el Evangelio es el propulsor de los derechos humanos; que bienaventurados son los constructores de paz; que estamos llamados a obrar por el bien común; que Dios es misericordioso y perdona todo pecado; que Dios tiene predilección por los pobres, los humildes y los pequeños; que Él no nos abandona en el sufrimiento; que debemos ponernos a disposición de la fuerza sorprendente del Espíritu; que debemos saber combatir contra el maligno; que somos todos hermanos e hijos de Dios; que Dios quiere a todos salvos y que todos están llamados a entrar en la Iglesia, comunidad de salvación universal.
----------En su predicación el papa Francisco ha hecho siempre una elección cuidadosa de los temas de los que hablar y de las exhortaciones que hacer, con una atenta distinción de los temas a tratar con los católicos, con los cristianos, con los pertenecientes a religiones no cristianas, con los no creyentes, siempre proporcionando los contenidos a la capacidad de comprensión de los oyentes, sin exigir más de lo que podían entender y apreciar, callando aquellas cosas para las cuales no estaban preparados, y que en cambio podían apreciar aquellos que estaban más cercanos a Dios o al cristianismo o al catolicismo, hasta los propios católicos. Este método ha maravillado y contrariado a algunos que se han preguntado cómo es que él con algunos hablaba de Cristo, pero con otros no hablaba de Cristo, por qué no exhortaba a la conversión prefiriendo decir que nosotros mismos tenemos como primer deber convertirnos a nosotros mismos.
----------Podemos responder que la promoción humana es ya una forma de evangelización allí donde el destinatario carece de los bienes materiales primarios, necesita intervenciones inmediatas sanitarias, económicas o educativas, es decir, de una formación humana o de una redención de su dignidad humana. Este trabajo, que a menudo suple lo que deberían ser las estructuras civiles ausentes, puede prolongarse también por largo tiempo, sin que el destinatario llegue a las condiciones psicológicas y espirituales que le permitan escuchar la palabra del Evangelio. De esta delicadeza el papa Francisco ha dado siempre prueba, sin descuidar en cambio las ocasiones favorables y los llamados que le venían de los pueblos.
----------Las bienaventuranzas evangélicas o la premiación de los buenos en el Juicio universal en el cap. 25 de Mateo no hacen referencia a la fe cristiana, sino simplemente a las obras de misericordia hacia el prójimo. En ellas está ya presente implícitamente la referencia a Cristo.
----------En su obra evangelizadora podríamos tener la impresión de que el papa Francisco, en el diálogo, se haya acomodado demasiado a sus interlocutores, y haya sido deficiente en el anuncio de Cristo como único Salvador de la humanidad. Además, dada la enorme difusión del ateísmo, del agnosticismo, del materialismo y la propagación de las místicas panteístas indias apoyadas por el idealismo alemán, tal vez nos hubiéramos esperado que tratara más el tema de la existencia de Dios, o la cuestión de los atributos divinos. Además, es verdad que nosotros cristianos, junto con los judíos, adoramos al mismo Dios único y verdadero. Y esto ha sido para el papa Francisco ocasión para favorecer el diálogo interreligioso.
----------En este diálogo Francisco ha puesto en luz el valor de la variedad y de las diversidades, suscitando en algunos el temor de una postura relativista e indiferentista. Pero es evidente que cuando el Papa ha dicho que las diferentes religiones son queridas por Dios, se refería a diferencias legítimas. Pero –dicen algunos– ¿no podía Francisco, al dirigirse a ellos, aludir también al misterio trinitario? Además, en el diálogo con los luteranos, ¿cómo es que no les ha recordado los errores de los cuales aún no se han corregido?
----------Se tiene aquí la impresión de cierta reticencia. ¿Ha existido temor de contrariarlos? ¿Ha habido respeto humano? ¿Falta de coraje? Puede ser que el Papa no los haya considerado aún preparados para el acto de humildad consistente en el remediar sus errores. Tal vez para Francisco es necesario esperar aún. El Concilio dice que en la actividad ecuménica debemos conducir a los hermanos separados a aquella plenitud de la verdad evangélica que está custodiada solamente por la Iglesia Romana. Sin embargo, es claro que para una tarea tan ardua se debe preparar el terreno. ¿Y cómo? Con la promoción de los valores humanos, y el testimonio de las obras de la misericordia y de la caridad.
----------Ahora bien, considerando la actividad evangelizadora del papa Francisco en su conjunto, mi impresión es que él ha obtenido éxitos en los Continentes extraeuropeos, con el resultado de poder nombrar así a muchos Cardenales de esas regiones, que han introducido en el Colegio cardenalicio un catolicismo más internacional con el rostro de la multiculturalidad.
----------El crecimiento numérico y cuantitativo de la Iglesia en los Continentes extraeuropeos hace conjeturar la difusión del verdadero catolicismo y por lo tanto de buenos centros de formación, de los cuales pueden provenir estos Cardenales, mientras que en Roma, paradójicamente las mismas Facultades Pontificias están aún contaminadas por los gravísimos errores del rahnerismo, al cual esperamos pueda poner remedio el reciente llamado del papa Francisco a favor de santo Tomás de Aquino.
----------Para decirlo con toda mi franqueza, Francisco en cambio no ha tenido un verdadero éxito en Europa, ya sea porque ha sido instrumentalizado por los protestantes, por los modernistas y por los masones, o bien ya sea por la encarnizada y miope oposición recibida por parte de los obstinados pasadistas filolefebvrianos, o "indietristas", para usar el apelativo ideado por el propio Francisco.
----------Como es sabido, por lo demás, en Europa avanza un proceso de descristianización y estrechamiento de los confines y de los números de la Iglesia visible, con el bien conocido descenso, en acto desde hace décadas, de conversiones al catolicismo, de ingresos en la Iglesia, de frecuencia a los sacramentos, de vocaciones religiosas y sacerdotales, correspondiente con el fenómeno del cisma, de la herejía y de la apostasía, el cierre de casas religiosas, la agrupación de diócesis y parroquias, la multiplicación de las sectas, la influencia musulmana, hinduista y budista, la difusión del materialismo y del ateísmo y la corrupción de las costumbres morales.
La cuestión del misericordismo
----------El papa Francisco ha hecho del Evangelio de la misericordia el contenido base de su predicación: anunciar al mundo que "Dios es misericordioso y piadoso, rico en gracia y fidelidad, que conserva su favor por mil generaciones, que perdona la culpa, la transgresión y el pecado" (Ex 34,6-7). Pero poco o nada nos ha hecho oír de las otras palabras del mismo pasaje bíblico: "pero que no deja sin castigo, que castiga la culpa" (v.7) y es "lento a la ira" (v.6), y sin embargo la ira está.
----------El papa Francisco se ha preocupado mucho de asegurar a todos que Dios es misericordioso y perdona todos los pecados. Pero me parece que no ha puesto en luz que a muchos, por cuanto parece, pensemos por ejemplo en los ateos, recibir misericordia y perdón de Dios no les interesa en absoluto, ya sea porque consideran no haber hecho nada malo, ya sea porque no creen siquiera en la existencia de Dios.
----------Otros luego se preguntan: ¿dónde está el Dios misericordioso que no impide terremotos y epidemias? Las alternativas parecen ser dos: o el decirnos que Dios es misericordioso es una burla, una tomada de pelo, o las calamidades tienen una causa distinta de Dios: un principio malo. Pero entonces, ¿la naturaleza es una diosa mala independiente de Dios? ¿No ha sido creada por Dios?
----------El papa Francisco ha insistido mucho en nuestro deber de tratar bien a la naturaleza, pero –que yo sepa– nunca ha abordado la cuestión de por qué la naturaleza no es sólo madre para nosotros, sino, como decía Leopardi, también "madrastra". Con ocasión del covid el Papa nos ha exhortado a tener paciencia, ha elogiado la generosidad a veces heroica del personal médico, ha compadecido a los muertos, ha rezado por el cese del covid, se ha complacido por la providencialidad de la vacuna, pero –que yo sepa– nunca ha aprovechado las calamidades naturales interpretándolas como castigo del pecado original o por nuestros pecados o como ocasión para hacer penitencia de nuestros pecados o para ofrecer sacrificios. ¿No era la ocasión para decir que en Dios no hay sólo misericordia, sino también justicia? ¿O para decir que es por misericordia que Dios nos concede, mediante las desgracias, poder expiar nuestros pecados?
----------Además me parece que el papa Francisco ha insistido mucho en los pecados de fragilidad y demasiado poco en los pecados de malicia. Ha tenido demasiado temor de que podamos juzgar con demasiada severidad las faltas del projimo. Ciertamente, el fuero interno es conocido sólo por Dios (es a este foro interno que el Papa se refería con su famoso "¿quién soy yo para juzgar?", que los genderistas han interpretado como legitimación papal de la sodomía), pero nosotros tenemos el deber, en las oportunas circunstancias y teniendo las debidas competencias, de llevar a cabo la corrección fraterna.
----------Esta actitud del papa Francisco puede haber ocasionado en los pecadores un acomodarse en el vicio, una ausencia de conversión, así como pecados de reincidencia, una cierta descarga de responsabilidad y un considerarse dispensados de hacer penitencia. Si la rigidez, contra la cual ha combatido también el papa Francisco, genera desaliento y favorece la hipocresía, por el otro extremo, la demasiada indulgencia no ayuda a la conversión, sino que más bien engaña al pecador y lo deja en el pecado. De este modo nos hacemos agradables al mundo, pero descontentamos a nuestro Señor Jesucristo.
----------Igualmente, el papa Francisco ha insistido mucho en la parábola del hijo pródigo y en el relato del perdón a la pecadora, pero no hemos oído casi nada de aquellas parábolas en las que Cristo muestra cómo el paraíso es fruto de los méritos y de nuestros esfuerzos, y sobre la advertencia dada al joven rico: "si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos" (Mt 19,17).
----------Siempre he seguido, cotidianamente, la predicación del papa Francisco, y desde el inicio de su pontificado. Dada la cantidad de sus intervenciones, confieso que muchas se me han escapado. Expreso por tanto aquí sólo una impresión mía, y estaría muy contento si algún lector más informado que yo corrige cuanto estoy por decir a continuación.
----------No he oído nunca recordar -que yo sepa- la parábola de los talentos (Mt 25,15), donde Cristo nos enseña claramente que si queremos el premio celestial, es necesario traficar lo más posible los talentos recibidos; no he notado nunca que Francisco haya comentado la parábola de la perla preciosa (Mt 13,45), donde el acceso al Reino de Dios se presenta como un objeto comprado con gastos propios, ni he oído comentar la parábola de los viñadores malvados (Mt 21,33-40), que muestra nuestro deber de dar fruto en la viña del Señor, so pena de ser castigados. No he leído nunca un comentario del papa Francisco a la parábola de los obreros enviados a la viña, que reciben el salario del trabajo realizado (Mt 20,1-20).
----------No recuerdo que el papa Francisco se haya detenido nunca a comentar las palabras severas de Nuestro Señor hacia quienes no practicaron la misericordia: "fuera, lejos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles" (Mt 25,41).
----------Francisco, ciertamente, ha insistido mucho en el hecho de que Dios perdona todo y perdona a todos, ha insistido mucho en el hecho de que quiere salvar a todos, y que la Iglesia está abierta a todos. Pero no lo hemos oído nunca decir que en el infierno no hay nadie, como le hacen decir los buenistas. Esto, de hecho, sería una herejía, impensable e imposible en boca de un Papa.
----------En toda esta actitud del papa Francisco parece constatarse un sistemático apartamiento de todas aquellas enseñanzas evangélicas en las que las buenas obras se presentan como condición necesaria para alcanzar la salvación, donde el paraíso del cielo se presenta como premio a un trabajo, como el salario del obrero, como la consecuencia de la práctica de las obras, como efecto de la obediencia a la ley, como merecido por la buena voluntad, como obtenido pagando un precio.
----------El papa Francisco parece, en cambio, considerar exclusivamente la gratuidad de la salvación, de un modo similar a Martín Lutero. ¿Qué decir acerca de esta apariencia? Si Francisco fuera un luterano, sería un hereje, cosa impensable e imposible en un Papa. Se trata entonces de una precisa opción pastoral de Francisco. El hecho de que haya callado ciertas verdades no quiere decir en absoluto que las haya negado.
El jubileo de la esperanza
----------Con todo esto no obstante, e incluso diría precisamente a causa de todo esto, el papa Francisco nos ha invitado a la esperanza, y este ha sido precisamente su último mensaje. Con este mensaje ha terminado su camino terrenal y ha comenzado su camino celestial.
----------Con el llamado a la esperanza, él nos ha enseñado a no rendirnos, no desanimarnos, no acomodarnos, no amargarnos, no perder la esperanza; y no una simple esperanza humana, política o secular, sino el esperar contra toda esperanza propio del cristiano, aquello que puede hacerlo parecer un utopista o un soñador visionario; y de hecho Francisco nos ha llamado varias veces al deber de soñar, no ciertamente en el sentido del sueño romántico, sino según el soñar profético, como los sueños de san José.
----------Francisco nos ha enseñado que el cristiano espera en lo que es supremamente bello, pero humanamente imposible; no espera la muerte, sino la vida; no se resigna a las guerras, sino que espera la paz; espera un futuro luminoso y no la nada; no desespera de la verdad, sino que espera conocerla en plenitud; no se desalienta por sus culpas, sino que implora, arrepentido y penitente, la misericordia divina; no se desalienta por las injusticias, sino que sabe que Dios hará justicia; sabe que camina hacia lo mejor y no hacia el abismo; sabe que Dios es fiel a sus promesas, que las fuerzas del mal no prevalecerán sobre la Iglesia, que sus enemigos serán derrotados y que un día Cristo reinará en la tierra de los bienaventurados.
Fr Filemón de la Trinidad
Mendoza, 30 de abril de 2025
¿Alguna vez en la Europa de antaño, el evangelizando no era libre ni responsable?
ResponderEliminarClaro... con excepción de los sajones de Carlomagno?