La Sagrada Escritura representa al espíritu, en particular al Espíritu de Dios o enviado por Dios, ese Espíritu que en el Nuevo Testamento aparecerá como Persona divina, con algunas imágenes: el viento o soplo, impulso imprevisible e invisible, a veces arrastrante, a veces brisa ligera, de desconocido origen y dirección; el fuego o la lengua de fuego, fuerza que calienta y quema los residuos; el agua o el rocío o la fuente de agua, elemento fecundador, saciante y purificante; la paloma, viviente alado con fama de ser simple e inocente, blanco para representar la pureza o la blancura de la verdad, fiel en el amor. [En la imagen: fragmento de "Jesús y la samaritana en el pozo", óleo sobre lienzo, producido hacia 1640-1641, obra de Giovanni Francesco Barbieri, Il Guercino, conservado y expuesto en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid, España].
Luces y sombras de Aristóteles
----------Aristóteles estaba interesado en la esencia (usía) de la realidad. Ha sido un gran experimentador sin por ello ser un empirista. Él buscaba el espíritu, la forma, la usía, el nus, el nóema, la nóesis, el noúmenon, el eidos, el on, pero no tenía prisa por lanzarse a volar. Quería construir sobre lo sólido. Poseía el verdadero concepto y método de la ciencia. ¡Otra que Descartes!
----------Aristóteles, sin embargo, no parece que tuviera como Platón la conciencia de la fragilidad y corrupción de la voluntad humana, así como de la rebelión de las pasiones. La ética de Aristóteles da la impresión de que, en definitiva, el hombre puede con su simple buena voluntad dominar las pasiones y adquirir la virtud, aunque Aristóteles reconoce que es imposible para el hombre alcanzar la felicidad en esta tierra. Pero no aclara si es posible después de la muerte, mientras que en cambio Platón cree en la beatitud del alma después de la muerte, por lo cual en este aspecto Platón ha atraído a los doctores cristianos más que Aristóteles.
----------Por otra parte, Aristóteles no se dio cuenta de que Platón ponía la idea (eidos) de la realidad por encima de la misma realidad porque veía a la idea como modelo divino de la realidad. Aristóteles no supo apreciar esta doctrina platónica de la trascendencia de la idea respecto a la cosa y pensó que Platón había inventado un duplicado de la esencia de la cosa, en lugar de indagar la cosa misma para comprender que la esencia de la cosa es inmanente a la misma cosa. También sobre este punto Aristóteles demostró tener una visión más corta que la de Platón y por tanto Platón fue apreciado por san Agustín de Hipona, que, como es sabido, utilizó la doctrina platónica de las ideas para fundar la doctrina de las ideas divinas creadoras.
----------Así Aristóteles puso las ideas, que para él eran los conceptos (nóema) por debajo de la cosa, es decir, de la realidad y no por encima. Santo Tomás de Aquino comprendió que Platón y Aristóteles tenían razón los dos, pero desde dos puntos de vista diferentes: Aristóteles se ponía desde un punto de vista especulativo de indagación de la esencia y tenía razón al afirmar que la esencia de la cosa pertenece a la cosa y no la trasciende. Platón tenía razón al hablar de ideas trascendentes como modelos de las cosas y criterios de valoración de su perfección. Era un punto de vista práctico y moral.
----------Sin embargo, es cierto que Aristóteles ha descubierto los grados ontológicos de la realidad mediante la doctrina metafísica de la analogía del ente, que abarca tanto el ente material como el espiritual. A la doctrina de la analogía corresponde la doctrina platónica de la participación, según la cual el intelecto distingue el ser por esencia (perfecto) del ser por participación (imperfecto). Lo sensible o material para Platón es ser por participación; lo inteligible, es decir, lo espiritual, es ser por esencia.
----------Santo Tomás de Aquino, acercando la teoría platónica de la participación a la teoría aristotélica de la causalidad, comprendió que lo contingente participa de lo necesario y el efecto participa de la causa, y he aquí de nuevo la distinción entre realidades materiales y realidades espirituales: las primeras pertenecen al orden de los efectos, las segundas al orden de las causas.
----------Aristóteles fue el primero en ofrecer a la filosofía el modo de distinguir los cuerpos de los espíritus. Ya Platón lo había intentado, pero parece que en él la verdadera realidad, el verdadero ser, to pantelós on, como él dice, es solo el espíritu, la idea. La materia la reduce a no-ser (me on), a la cora, es decir al vacío, a la cárcel del alma, fuente de la mera apariencia (doxa) y de la ilusión, un poco como la maya del hinduismo.
----------No, para Aristóteles la materia (yle) pertenece al horizonte del ser, es potencialidad de ser (dynamis), por lo tanto es buena, aunque no puede existir y actuar sola, sino solo en cuanto formada por la forma para formar el sinolo (synolon), el compuesto sustancial de materia y forma, del cual la misma naturaleza humana, compuesta de alma y cuerpo, es un ejemplo. Como fysis, naturaleza sensible, la materia formada, el cuerpo viviente o no viviente, es fuente de verdad, incluso de ciencia, la ciencia física.
----------Ahora bien, Aristóteles se da cuenta que mientras los espíritus están bajo el signo de la cualidad y de la formalidad, los cuerpos están bajo el signo de la materia y de la cantidad. Los cuerpos poseen cualidades sensibles, son generables y corruptibles en el tiempo y como tales son objeto de los sentidos y de la ciencia física, mientras que la extensión de los cuerpos, imaginada en sí misma en el espacio, haciendo abstracción de la experiencia sensible, forman el objeto de la ciencia matemática.
----------Si la cantidad matemática es extraña a la sustancia espiritual, Aristóteles no ha ignorado que existe un más y un menos o una escala de valores también en el mundo del espíritu, solo que no se mide como nosotros hoy hacemos con un termómetro o un dinamómetro, sino teniendo en cuenta los efectos materiales de la actividad espiritual. Por ejemplo, si la fuerza de la espiritualidad dominicana produce frutos hasta hoy tras ocho siglos, eso significa que la grandeza espiritual de santo Domingo de Guzmán no ha sido de poca monta.
----------La misma psicología, para Aristóteles, no es ciencia del puro espíritu como en Platón, pero, si también Aristóteles como Platón admite la subsistencia separada del nus, la usía coristé, la psyché no es solo nus, como en el hombre, sino también psyché de las plantas y de los animales, entonces es evidente que para Aristóteles el cuerpo no es enemigo del espíritu o del alma, sino que es perfectamente conciliable, hasta el punto de admitir cuerpos animados por la psyché (plantas y animales) y animados por el nus (hombre).
----------Además Aristóteles descubre que si el espíritu produce sus obras por sí solo, el cuerpo produce sus obras o por subdivisión -cuerpo inanimado de la física- o por apareamiento -cuerpos vivientes de la psicología de las plantas al hombre-. La mente, aunque fecundada por la especie (eidos) de la cosa, concibe una representación de la cosa, imagen o concepto de la cosa. Esto tendrá una confirmación en la doctrina trinitaria del cristianismo, donde el Padre, por sí solo, sin concurso femenino, engendra al Hijo; en palabras simples: Aristóteles ha descubierto que si el espíritu es asexuado, el cuerpo viviente es sexuado.
----------En el espíritu los muchos son producidos por el uno: en los cuerpos son producidos por la pareja. Plotino, luego, en el siglo III, entenderá que el uno, es decir, el espíritu, puede estar sin los muchos; pero los muchos, sean cuerpos o sean espíritus, no pueden estar sin el uno, del cual tienen origen y orden.
El espíritu en la Biblia está en su casa
----------El autor bíblico considera el espíritu como algo obvio y comúnmente conocido. Por eso no se preocupa en absoluto de preguntarse si existe el espíritu o cómo se lo conoce o qué es o de demostrar su existencia. El autor bíblico habla del espíritu o de los espíritus como algo conocido por todos. Para él la existencia del alma espiritual, de los ángeles y de Dios son cosas evidentes y obvias. Los problemas para la Biblia son otros: ¿cuáles son las acciones propias de las almas, de los ángeles y de Dios? ¿Qué relaciones tienen entre ellos? ¿Cuál es su historia? ¿En qué relación debemos ponernos con ellos?
----------Por otra parte, una gran cuestión, en el Nuevo Testamento, será la cuestión del Espíritu Santo, como Persona divina, procedente del Padre y del Hijo, operante en el mundo para la vida de la Iglesia, para la santificación de las almas, para la victoria sobre opuestas fuerzas espirituales, aquellas que están al mando de Satanás, otro espíritu también, pero en este caso inexorablemente malvado.
----------La filosofía griega de Platón y Aristóteles designa el espíritu con el término nus, que significa intelecto. En su tiempo el término pneuma, que hará fortuna con el apóstol san Pablo, no designa al espíritu, sino simplemente al viento, al soplo. También en latín el primer significado de spiritus es el soplo del viento, el aliento, el respiro. Sin embargo, corresponde al significado inmediato del término hebreo rúaj. Y por esto indudablemente Pablo ha asumido el término pneuma para significar el espíritu.
----------Y por lo demás la sustancia espiritual es la sustancia intelectual; la sustancia espiritual es aquella sustancia, cuya esencia se agota en el ejercicio del intelecto. Es aquella sustancia viviente cuya potencia o facultad es la del entender. El conocimiento implica inmaterialidad. Ésta aparece ya en el conocimiento animal, el cual sin embargo no logra abstraer completamente de la materia, porque queda siempre en su acto una referencia a la imaginación, que tiene por objeto algo material.
----------En cambio, el conocimiento intelectual sabe captar lo puramente inteligible, es decir, el ser o la esencia, por lo cual en el conocimiento intelectual no queda ningún rastro de materia. El conocimiento intelectual es el conocimiento espiritual, totalmente inmaterial. Por lo tanto, es un acto del espíritu, que conoce el espíritu. Implica la auto-conciencia espiritual. Por consiguiente, intelecto subsistente es solo la sustancia divina, donde no existe distinción entre el ser y el actuar.
----------El descubrimiento de la actividad intelectual por obra de Platón ha conducido a Aristóteles a descubrir la existencia y la naturaleza del espíritu como sujeto de la actividad intelectual, es decir, el alma (psyché). También en la Escritura se encuentra el concepto del alma (nefesh o neshamá). Más aún, como es sabido, el tema del alma es uno de los temas fundamentales de la Escritura; el interés por la naturaleza y el destino del alma es uno de los criterios que condujo a la formación del canon bíblico.
----------Toda la Biblia podría definirse como un tratado de psicología, naturalmente no como un fin en sí misma como la psicología filosófica, sino abierta a la relación con Dios, por lo tanto, como una psicología teológica. Es más, la cuestión fundamental de la Biblia es la cuestión de Dios. Por eso la Biblia es teología.
----------Pero al mismo tiempo, ¿cuál es el texto literario de la humanidad que está más interesado en la temática del espíritu que la Sagrada Biblia? También se podría definir a la Biblia como un tratado de pneumatología. Por otra parte, dado el estrecho nexo entre alma y espíritu, se comprende que la Biblia pueda ser a la vez psicología y pneumatología. Es un gran tratado, una gran historia de la vida del espíritu: de los hombres y de los ángeles con Dios purísimo espíritu. La psicología se extiende a la moral y la moral es soteriológica y santificante. La Biblia tiene pues su centro en la cristología, clave de la salvación y su vértice, de nuevo, en la pneumatología del Espíritu Santo, operador de la santidad.
----------Para la Biblia el espíritu humano, como se sabe, es creado por Dios a imagen y semejanza del espíritu divino y también de los espíritus angélicos, algo superiores a él. Aquí la doctrina aristotélica de la analogía del ser resulta utilísima para interpretar esta semejanza del espíritu humano al divino, porque el uno y el otro se sitúan en el horizonte y en el plano del ente trascendental y análogo, que es el objeto de la metafísica, abierta tanto al cuerpo como al espíritu, tanto al espíritu finito como al infinito. Solo quien posee la noción metafísica del ente puede abrazar con la inteligencia sin confusiones y sin contraposiciones estas supremas realidades vitales para la existencia humana. De ahí la importancia de la metafísica.
----------Por eso la Biblia, aunque no es un tratado de filosofía o de metafísica, sino mucho más porque es Palabra de Dios, no dispensa en absoluto a la filosofía, perfectum opus rationis, virtud de la mente humana creada por Dios, por decirlo con santo Tomás, de buscar y determinar la naturaleza del alma y del espíritu y cómo se organiza la ciencia que los estudia, porque la Biblia, como he dicho, no se preocupa de demostrar racionalmente la existencia de estos valores, sino que da por sentado que el lector ya sabe de su existencia y solo le interesa saber cómo salvar su alma y cómo vivir la más alta vida espiritual, la vida según el Espíritu, para decirlo con san Pablo, ser ese hombre espiritual que a todo juzga y por nadie es juzgado, ser hijo de Dios, movido por el Espíritu, convertirse en el cuerpo espiritual de la futura resurrección.
----------Como en Aristóteles, el término alma (psychè) de por sí es aplicable tanto al alma sensitiva del animal como al alma intelectiva o espiritual del hombre. Si se trata del alma intelectiva Aristóteles usa el término nus; en cambio la Biblia usa el término rúach. En el libro III de su tratado sobre el alma Aristóteles se compromete a demostrar la mayor y total inmaterialidad del conocimiento intelectual, respecto a la no total inmaterialidad del conocimiento sensible, que tiene necesidad del uso del órgano del sentido, que no logra abstraer totalmente lo universal de lo concreto, sino que permanece siempre ligado a lo concreto, y que comporta una pasibilidad que es ignota al intelecto, el cual recibe inmaterialmente la forma de las cosas conocidas, sin ser afectado por su materialidad, porque simplemente pasa de la potencia al acto, convirtiéndose representativamente todas las cosas, lo que quiere decir que no tiene ninguna por naturaleza, como es en cambio en los sujetos materiales, de otro modo aquella impediría la adquisición de las otras.
----------Estas constataciones llevan más tarde lógicamente a Aristóteles a demostrar la espiritualidad del alma humana, como pura forma inmaterial subsistente y sujeto adecuado y proporcionado a un tal nivel de conocimiento, superior al del animal, esa alma que, como dice el Estagirita, "viene de fuera" (thyrathen), de fuera, explica santo Tomás, no del sujeto cognoscente, como creía Averroes, sino de fuera de la materia, como explica el santo Aquinate, pero siempre inmanente al sujeto, y por lo tanto de arriba de la materia, es decir, viene del mismo espíritu humano. Y por esto ya con esta constatación Aristóteles se dio cuenta de la inmortalidad del alma, porque el alma no es forma compuesta; no resulta, como la del animal, de una evolución de la materia, sino que es una forma simple, un simple acto de ser, y si es simple, no es disoluble, no es tan corruptible como las formas materiales y por lo tanto es inmortal.
----------Ciertamente, la Sagrada Escritura conoce bien la dificultad de nuestra mente para concebir la esencia y la acción del espíritu. La Biblia no usa términos metafísicos como hacen Platón y Aristóteles. Prefiere describir la acción del espíritu, más que definir su esencia. Habla mucho, ciertamente, de las facultades, de las aspiraciones, de los problemas, de las actividades, de las virtudes y de los intereses del alma. Están las almas de los vivientes y las almas de los difuntos, almas bienaventuradas, almas purgantes (cf. 1 Cor 3,15) y almas condenadas. La Biblia posee una rica doctrina sobre los ángeles, sus oficios, sus tareas, sus obras. Distingue a los ángeles en espíritus buenos y espíritus malos, los demonios.
----------Se detiene más bien en los atributos de Dios, supremo y purísimo Espíritu. El espíritu es el principio de la vida humana, angélica y divina. Ciertamente, las plantas y los animales también son seres vivientes, pero la Biblia no les atribuye a ellos un espíritu (rúach), sino un alma (nefesh). Nosotros diríamos hoy una psique.
----------La Sagrada Escritura representa al espíritu, en particular al Espíritu de Dios o enviado por Dios, ese Espíritu que en el Nuevo Testamento aparecerá como Persona divina, con algunas imágenes: el viento o soplo, impulso imprevisible e invisible, a veces arrastrante, a veces brisa ligera, de desconocido origen y dirección; el fuego o la lengua de fuego, fuerza que calienta y quema los residuos; el agua o el rocío o la fuente de agua, elemento fecundador, saciante y purificante; la paloma, viviente alado con fama de ser simple e inocente, blanco para representar la pureza o la blancura de la verdad, fiel en el amor.
La espiritualidad trinitaria
----------El apóstol san Pablo prospecta el ideal del hombre espiritual, hijo de Dios, movido por el Espíritu Santo, hombre nuevo nacido en el bautismo, al cual durante todo el curso de la vida presente mortifica el hombre viejo corrompido por el pecado original. El hombre espiritual ya ha resucitado con Cristo y, por tanto, piensa en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
----------El hombre espiritual es miembro del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, animada por el Espíritu Santo. Disfruta de una variedad de gracias, carismas y oficios donados a él por el Espíritu para su santificación y la edificación de la Iglesia. Disfruta de la sabiduría del Espíritu Santo, combate la batalla espiritual contra los espíritus malignos, usa el lenguaje de la sabiduría, y comprende las cosas del Espíritu, por lo cual juzga todo y por nadie es juzgado. Es crucificado con Cristo y castiga su propio cuerpo para no ser vencido por la concupiscencia. Sigue los impulsos del Espíritu y no escucha los deseos de la carne.
----------El fin de esta obra ascética del hombre espiritual, sin embargo, no es la liberación del espíritu respecto del cuerpo, sino la sumisión del cuerpo al espíritu en vista de la resurrección del cuerpo. La abstinencia de los deseos de la carne no tiene por fin la liberación de la carne, sino su purificación, para así hacerla plenamente sujeta al espíritu, según la voluntad originaria divina.
----------El conflicto del espíritu con la carne, en virtud de la misma vida ascética espiritual, está destinado a resolverse en la final armonía de la carne con el espíritu, en la formación del hombre perfecto, según Cristo, compuesto de espíritu y carne, de alma y cuerpo.
----------La vida cristiana está, pues, bajo el signo de la Santísima Trinidad. Es la vida del hijo del Padre, a imagen del Hijo, movido por el Espíritu Santo. Las raíces de la espiritualidad cristiana se hunden y se pierden en la espiritualidad abismal del misterio trinitario.
----------Ahora bien, en la SantísimaTrinidad las tres Personas son un solo Espíritu, un solo Dios, pero no una sola Persona. Aquí el espíritu no coincide con la persona, como en el espíritu creado. Dios espíritu es el ipsum esse per se subsistens, es la esencia o naturaleza divina, donde la esencia coincide con el ser. La Persona, en cambio, es espíritu no sustancial sino relacional, originado, el Hijo y el Espíritu, y originante, el Padre y el Hijo.
----------El Padre es espíritu principial, generante y originario. El Hijo es la Palabra de Dios, El Verbo divino, Idea del Padre, espíritu generado, concebido, pensado y proferido, es el Saber del Padre, per Quem omnia facta sunt. El Espíritu Santo es espíritu de amor que conecta al Padre con el Hijo y es el distribuidor de los dones, principio de toda purificación, iluminación, perfección, diversificación, armonización, conciliación y santificación.
----------Las tres Personas son espíritu, pero no espíritu sustancial. Esta es la naturaleza divina. Solo ella es sustancia espiritual. En esto se asemeja a la sustancia espiritual creada. Sin embargo, allí donde ésta se relaciona o tiene una relación, la sustancia divina no se relaciona, sino que se identifica con las Personas, que son espíritus relacionales subsistentes. Esto es Dios. Esto, para el cristianismo, es el espíritu.
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