La materia que nos encontramos tratando es de libre discusión, aunque notoriamente exista una interpretación tradicional, que yo considero superada por la que he expuesto en mis artículos. Pero sobre esta materia no existe una interpretación vinculante por parte de la Iglesia, como existe para muchos otros pasajes de la Escritura. Por lo tanto, no es de extrañar que ella pueda ser superada por una interpretación vinculante, como en muchos otros pasajes de la Escritura, donde la interpretación del pasado ya no podría ser admitida. [En la imagen: detalle de "El sacrificio de Isaac", óleo sobre lienzo del siglo XVII o finales del siglo XVI, obra de Giuseppe Vermiglio, conservado y expuesto en el Palazzo Bianco, Génova, Italia].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
martes, 4 de junio de 2024
En el sacrificio de Abraham Dios no se contradice (2/3)
----------Esta segunda parte del renovado diálogo con el padre Serafín Savelloni se produjo por medio de correo electrónico, luego de las intervenciones anteriores en el blog. Nuestro debate siempre sigue girando en torno a la interpretación del capítulo 22 del libro del Génesis, la narración del sacrificio de Isaac por parte de su padre Abraham. Como he venido haciéndolo anteriormente, publico ordenadamente, en ésta y en la próxima nota, primero la intervención de mi interlocutor, y luego mi comentario o respuesta.
----------6. Estimado Padre Filemón, como usted sabe, sobre el tema del sacrificio de Abraham, al que usted ha dedicado tres artículos en el blog, en un momento dado consideré que no era el caso replicar más y así prolongar un debate, para mí muy interesante, pero quizás no lo mismo para los demás lectores (a juzgar por la ausencia o escasez de comentarios), y también porque he advertido el riesgo de la repetición de lo ya dicho...
----------Después de algunos días de reflexión, me gustaría tratar de volver sobre el tema en forma de mail privado, con la esperanza de poder precisar mejor mi pensamiento, diseminado en varios comentarios en el blog, para someterlo, amablemente, a su juicio si está de acuerdo.
----------Considero que la interpretación del sacrificio de Abraham no puede prescindir del incipit que inaugura el capítulo 22 del Génesis, introduciendo así al lector a la recepción de lo que está a punto de ser narrado: "Después de estos acontecimientos, Dios puso a prueba a Abraham [...]".
----------Es la clave de lectura que se nos propone a todos los que nos acercamos a este texto: el obrar de Dios que estamos a punto de leer, en este capítulo, debe ser comprendido, fundamentalmente en la óptica del Señor que quiere someter a test la fe y la obediencia de Abraham.
----------He aquí, pues, que también la frase inmediatamente siguiente a ésta, pero estrechamente concatenada, "y le dijo: '¡Abraham! [...] Toma a tu hijo [...] Isaac [...] y ofrécelo en holocausto...", no puede ser interpretada como efectiva voluntad divina de que el sacrificio de Isaac sea llevado hasta la extrema consecuencia.
----------Esta petición debe en cambio ser encuadrada en el contexto de la "prueba" a la cual se somete a Abraham. Por lo demás, el Dios amoroso y misericordioso, progresivamente revelado desde el Antiguo Testamento, y luego confirmado definitivamente por el Hijo de Dios encarnado, no podría verdaderamente querer, como usted me enseña, la consumación de un grave pecado como son los sacrificios humanos. Y la continuación de la narración confirma esta interpretación: Dios interviene para detener la mano de Abraham. Para confirmar que Dios nunca ha querido que se llevara a cabo el sacrificio de Isaac.
----------Y el ángel, voz del Señor, motiva inmediatamente, de manera precisa, el significado de lo que se le había pedido a Abraham, el porqué de aquella petición extrema: "Ahora sé que tú temes a Dios y no me has negado a tu hijo, a tu unigénito". Esta frase se relaciona perfectamente con la del comienzo del capítulo, la confirma y en un cierto sentido "cierra el círculo": la petición de ofrecer al hijo en holocausto dirigida a Abraham, no ha sido hecha para que éste la llevara materialmente a término, sino con el propósito de saber hasta qué punto estaba dispuesto a confiar en el Señor.
----------Lo que también significa que la intimación "Abraham! [...] Toma a tu hijo [...] Isaac [...] y ofrécelo en holocausto" es el mandato a través del cual Dios da inicio a la prueba y establece las condiciones, mientras que la siguiente frase del ángel/voz de Dios, "¡No extiendas la mano contra el niño ni le hagas nada!", es el mandato con el que Dios pone fin a la prueba (además de confirmar que no quiere sacrificios humanos).
----------En medio de estas dos frases, están los tres días tremendos de aquello que podríamos llamar la "pasión de Abraham" (Génesis 22,3-10), en los cuales él demuestra, hasta el extremo, su fe obediencial, como se le había pedido.
----------La afirmación del ángel/voz de Dios, "Ahora sé que temes a Dios...", confirma inequívocamente, que antes del inicio de la prueba, Abraham aún no había demostrado hasta dónde podía llegar su confianza en Dios. El momento en que Isaac está atado a la leña del altar y Abraham empuña el cuchillo, coincide con ese "ahora sé", que el Señor sanciona como superación de la prueba, deteniendo la mano del patriarca.
----------Así pues, entre el primer mandamiento de petición del sacrificio que da inicio a la prueba, y el segundo que la hace terminar, la situación de Abraham ante Dios ha cambiado realmente (y humanamente ¡a qué precio!). Por lo tanto, no es correcto ver los dos mandamientos, en contradicción el uno con el otro, en cuanto que ocurren, cada uno, en una situación diferente de Abraham, y por lo tanto, en mi opinión, falta la exigencia de suponer que la petición no haya partido de Dios sino de la mente, de la conciencia del mismo Abraham.
----------Además, no solo los dos mandatos no están en contradicción, sino que incluso podemos decir que están ambos estrechamente vinculados, jerárquicamente dependientes el uno del otro: no habría sido posible el segundo, que pone fin a la prueba, si no hubiera sido precedido, en su momento, por el primero, que pone las condiciones y da inicio a la prueba misma.
----------Sólo si las dos frases vienen extrapoladas de su contexto y puestas inmediatamente en secuencia, la una después de la otra, nos encontraríamos ante una contradicción, pero esto significaría operar una simplificación que, no considerando precisamente cuanto ocurre en la prueba, terminaría por alterar cuando es narrado en el capítulo 22 del libro del Génesis.
----------En este punto, podríamos volver a proponer el problema en estos términos: si, como hemos dicho y no existen dudas, Dios no quiere sacrificios humanos, ¿por qué hace creer a Abraham el quererlos, o bien por qué le da un mandamiento, que literalmente, está contra su voluntad?
----------En realidad, considero que la pregunta esté mal formulada y, por tanto, el problema que plantea no exista. Análogamente al caso precedente, donde la aparente contradicción entre los dos mandatos, era debida a la extrapolación de sus propios respectivos contextos situacionales en los cuales se habían producido para ponerlos en inmediata secuencia lógica... también en este caso, el equívoco nace del haber extrapolado la petición del sacrificio de Isaac de su contexto de "puesta a prueba de la fe de Abraham" (la fundamental clave de lectura), y haberla inmediatamente referido, en el plano lógico, al principio de que Dios no puede querer sacrificios humanos. De aquí, naturalmente, seguiría una contradicción inaceptable para la Persona divina.
----------Pero como hemos visto antes, el obrar de Dios en Génesis 22, debe ser leído, imprescindiblemente, en la óptica del Señor que quiere someter a test la fe y la obediencia de Abraham. Lo que significa que la intención de Dios, cuando formula ese mandato, no es que Abraham lleve a cumplimiento materialmente tal petición, sino que es la de provocar a Abraham a manifestar hasta el fondo cuán grande sea su fe.
----------En pocas palabras, podemos observar que el incipit de Génesis 22 no es "Después de estos acontecimientos, Dios pidió a Abraham que le sacrificara a su hijo Isaac...", sin en cambio: "Después de estos acontecimientos, Dios puso a prueba a Abraham [...]".
----------Una vez más, el focus del texto sagrado, la intención divina, no está en la efectiva muerte sacrificial de Isaac, sino en la prueba a la cual Abraham se verá sometido.
----------Si, en el pasaje genesíaco, no hubiera sido explicitado tal divina intención, entonces se habría podido suponer legítimamente que la petición debía ser interpretada a la letra, pero esto resultaría en contradicción con la voluntad divina contraria a los sacrificios humanos.
----------En cambio, precisamente porque está inescindiblemente asociada a esa intención divina, la petición no puede ser interpretada en su significado literal hasta la extrema consecuencia, sino como el camino que Dios ha elegido para probar la fe de Abraham.
----------No es ciertamente raro, como usted me enseña, que algunos pasajes del Antiguo Testamento no deban ser interpretados al pie de la letra, sino que se deba captar el significado simbólico, o alegórico o metafórico que el Señor ha querido inspirar a los autores humanos del texto sagrado. E incluso en los Evangelios encontramos mandatos de Jesús que no pueden ser tomados literalmente, como:
----------"Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo..." (Mc 9,42-47).
----------Por lo tanto, el mandato que, en su significado literal, pide a Abraham sacrificar a su hijo, debemos leerlo, en su significado sustancial, como si Dios estuviera pidiendo "Abraham, ¿cuán grande es tu fe? ¿Hasta dónde llega tu obediencia? ¡Demuéstramelo!".
----------Y era necesario, en ese momento, que en la conciencia de Abraham no hubiera todavía la seguridad, que nosotros poseemos hoy (es más, que tenemos precisamente después de Génesis 22), que Dios no pueda exigir sacrificios humanos. Porque si el patriarca hubiera tenido la certeza de que tarde o temprano sería detenido por Dios, la prueba de Abraham se habría convertido solo en una manifestación de buenos propósitos, si no incluso una recitación del final descontado y ya conocido por el actor protagonista. Solamente si en la conciencia de Abraham hubieran resonado, como mandato divino, las palabras "Toma a tu hijo, el tuyo unigénito al que amas, Isaac, ve al territorio de Moria y ofrécelo en holocausto", solamente de esta manera, la prueba habría tenido todo su sentido, su dramatismo probatorio vivido hasta el extremo, en la carne y en el espíritu de Abraham.
----------La sola profesión de fe por parte del patriarca (sin haber superado la prueba) no habría bastado, para eternizarlo definitivamente como campeón de la fe. Una cosa es decir "Señor, siempre te seré fiel, a cualquier precio", otra cosa es demostrarlo de verdad.
----------En el fondo, Pedro también ha representado, durante un cierto tiempo, en los relatos evangélicos, a aquel que en el corazón, en las intenciones, desearía ser siempre fiel a Cristo, pero luego, puesto realmente a prueba, no lo logra, y lo niega tres veces, quizás incluso cuatro, si consideramos que después de haber llorado amargamente, no encuentra el valor para estar al pie de la cruz, a diferencia del apóstol Juan.
----------En este punto, todavía se podría formular esta objeción: si Dios le ha pedido literalmente a Abraham que sacrificara a su hijo, pero (obviamente) sin revelarle que en el último momento lo habría de todos modos detenido, entonces Dios ha "engañado" a Abraham, y el engaño, como la contradicción o el cambio de voluntad, no se corresponden con Dios.
----------Considero que incluso ante este tipo de objeción, uno no debería detenerse en el puro contraponer una cuestión de principio (Dios no puede engañar) con el obrar divino en el contexto de cuanto es narrado en el texto genesíaco, sin considerar las sucesivas importantes consecuencias que esto tendrá en la economía de la Revelación. También en este caso considero que es necesario un esfuerzo de discernimiento, que permita ir más allá de, como puedo decir... la simple consecuencialidad lógica que se obtiene extrapolando el mandato divino de pedir el sacrificio unido al propósito divino de detenerlo en el momento justo, para ponerlo inmediatamente en relación con el principio general que Dios no puede engañar.
----------Una determinada acción que, en línea de principio, puede calificarse de mala, sobre la base de las consecuencias que en el caso específico produce, puede hacer anular el juicio inicial definitorio negativo. De ahí la necesidad del discernimiento. Algunos ejemplos:
----------El asesinato de una persona, que en línea de principio es violación del mandamiento "No matarás" (Ex 20,13), en caso de que se revele la única posibilidad de salvar a un inocente de ser asesinado, se vuelve no solo lícito, sino éticamente correcto.
----------El apropiarse de una manzana del mostrador de una tienda de frutas, que en línea de principio es violación del mandato "No robarás" (Ex 20,15), si es realizado por un pobrecillo, gravemente necesitado, incapaz de pagarla, con el único fin de no desmayarse por el hambre, llega a ser no solo correcto para la Ética sino, también en el plano del Derecho humano, no se le imputaría de hurto, porque se reconoce que el sujeto ha actuado "en estado de necesidad", y en consecuencia el derecho a la vida, a la salud, prevalece justamente sobre el derecho a la propiedad privada.
----------Por último, recuerdo el caso familiar, pero ciertamente no único, de un tío mío que durante la Segunda Guerra Mundial escondió a dos aviadores de las fuerzas aliadas, que se habían lanzado en paracaídas después de que su avión hubiera sido alcanzado por el antiaéreo alemán, y cuando apareció una patrulla nazi, dijo que no sabía nada de los paracaidistas. También en este caso, si bien no está en violación del mandamiento "No darás falso testimonio contra tu prójimo" (Ex 20,16), siempre se ha tratado de haber dicho lo falso, pero la mentira en tal contexto se vacía de toda connotación reprobable, y se vuelve no solo meritoria por haber salvado la vida de su prójimo, sino incluso heroica, ya que ha supuesto poner en grave peligro la propia vida si, procediendo con su búsqueda, los nazis hubieran descubierto la mentira (gracias a Dios la sirena de una nueva alarma aérea obligó a la patrulla a huir).
----------En definitiva, una acción que, en general, en un plano teórico, puede ser calificada de mala, e incluso resultar en violación de uno de los Diez Mandamientos... si es examinada con discernimiento en todas las consecuencias concretamente causadas, a veces puede transformarse en acción buena y justificada.
----------Ahora bien, volviendo a la objeción que acusaría, la interpretación del sacrificio abrahámico que aquí estoy abogando, de atribuir a Dios un reprobable "engaño" respecto al patriarca, se debería (admitido y no concedido que, como hombres, se tenga el derecho de "sindicar", de algún modo, la obra divina), considerar los muchos e importantes frutos, no solo para Abraham, Isaac y Sara, sino para todos nosotros, su posteridad, que hemos surgido de la convocatoria y de la aprobación de esa prueba. Como dijo Benedicto XVI: "la obediencia de Abraham se ha convertido en fuente de una inmensa bendición hasta hoy". Por citar solo tres: el mensaje perenne para toda la posteridad de poder siempre confiar, confiarse, en Dios, incluso en los momentos más oscuros, más desesperados de nuestra existencia; la confirmación grabada en la Sagrada Escritura de que Dios no desea sacrificios humanos; la disponibilidad de Isaac a poner completamente la propia vida a disposición del padre, como prefiguración del sacrificio de Cristo.
----------Y entonces, ante lo que ha surgido para nosotros de la prueba de Abraham, me parece que se puede decir que el llamado "engaño" divino, mientras sea lícito usar este término, se vacía de toda connotación negativa que distingue en cambio a los verdaderos engaños al mal, y solo nos queda arrodillarnos ante Su voluntad. Por lo demás, usted mismo, padre Filemón, ha escrito:
----------"Dios, cuando quiere enviar una prueba, se reserva fijar a su discreción el contenido y la duración. Por lo tanto, si queremos vivir bien nuestra fe, no es el caso de preguntarnos por qué Dios envía ciertas pruebas con ciertos contenidos y con ciertas duraciones. Él sabe lo que hace y lo hace por nuestro bien. Estas consideraciones nos deben bastar para confiar en Él, para obedecerle y para soportar la prueba, en la certeza de que ella sirve para fortalecernos en la fe y en la virtud".
----------Por lo tanto, la petición del sacrificio de Isaac no ha sido el fin del querer de Dios, sino el camino elegido por Dios para probar la fe obediencial de Abraham, reservándose para interrumpirla en el momento oportuno.
----------En conclusión, no pretendo con estas mis modestas observaciones haber resuelto todas las dificultades, las aporías que el relato de Génesis 22 presenta, y que han inspirado, a lo largo de los siglos, múltiples intervenciones y debates.
----------El famosísimo dicho popular "los caminos del Señor son infinitos" encuentra eco profundo en las palabras del Papa Benedicto XVI:
----------"Quisiera subrayar otro aspecto importante: la apertura del alma a Dios y a su acción en la fe incluye también el elemento de la oscuridad. La relación del ser humano con Dios no cancela la distancia entre Creador y criatura, no elimina cuanto afirma el apóstol Pablo ante las profundidades de la sabiduría de Dios: '¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!' (Rm 11, 33). Pero precisamente quien -como María- está totalmente abierto a Dios, llega a aceptar el querer divino, incluso si es misterioso, también si a menudo no corresponde al propio querer y es una espada que traspasa el alma, como dirá proféticamente el anciano Simeón a María, en el momento de la presentación de Jesús en el Templo (cf. Lc 2,35)".
----------Respondo. Estas palabras de Benedicto XVI son de gran importancia. En efecto, las revelaciones divinas nos ponen a prueba en la fe y en la razón. Ellas a primera vista parecen contrarias a nuestro bien, nos hacen sufrir, quizás nos dejan en la angustia, pero al reflexionar bien nos damos cuenta de que no estamos ante algo contradictorio o absurdo, no somos empujados al mal, como haría el demonio, sino que somos estimulados a comprender mejor y a crecer en la virtud, aunque debemos tener la humildad de reconocer que el misterio nos trasciende infinitamente y somos objeto de un amor infinito, al cual nunca podremos corresponder en plenitud.
----------Estimado padre Serafín, realmente me complace que usted haya reanudado la discusión sobre este tema importantísimo e interesantísimo. El hecho de que en mi blog no hayan aparecido intervenciones significativas, no quiere decir nada. Mi blog sigue siendo de todos modos muy seguido.
----------Le respondo, como usted desea, en privado, pero me gustaría mucho que me permitiera publicar también esta correspondencia nuestra, porque tengo una gran admiración por la seriedad de su razonar y por este trabajo suyo muy meritorio de recoger los testimonios de la interpretación tradicional, que merecerá siempre gran respeto, aunque aparezca la preferencia de la nueva interpretación. Confrontar lo viejo con lo nuevo será de edificación para todos y un ejemplo de cómo la exégesis progresa, sin rupturas, sino en la continuidad.
----------Usted tiene consigo grandes maestros, pero, como sabe, existe un progreso en la interpretación de la Escritura y el parangonar la nueva interpretación con la vieja es todo a alabanza de Dios, que guía nuestra mente progresivamente hacia un conocimiento cada vez mejor de su Palabra.
----------Usted tiene consigo al gran Tomás de Aquino, que ante las misteriosas y conturbantes palabras de un Dios que quiere un sacrificio humano, por una vez -algo inaudito en su pensamiento, él, gran sostenedor de los valores no negociables- recurre a la idea de un Dios voluntarista semejante a Alá, el cual, Señor de la ley natural por Él querida, es libre de suspenderla. Pero la tesis no se sostiene, y es necesario en cambio explicar el texto como lo he explicado yo, para no caer en una concepción islámica de Dios. Dios es libre, pero no puede contradecirse, ni puede querer la muerte del hombre. Si quiere la muerte de Jesús, es porque el sacrificio de Jesús tiene una virtud salvífica divina. ¡Pero ciertamente no lo tenía Isaac!
----------Esta materia que nosotros estamos tratando es de libre discusión, aunque notoriamente exista una interpretación tradicional, que yo considero superada por la que he expuesto en mis artículos. Pero sobre esta materia no existe una interpretación vinculante por parte de la Iglesia, como existe para muchos otros pasajes de la Escritura.-Por lo tanto, no es de extrañar que ella pueda ser superada, como en muchos otros pasajes de la Escritura, donde la interpretación del pasado ya no podría ser admitida.
----------Por lo tanto, le envío mi respuesta siguiendo el método habitual de dividir su texto en una serie de puntos y responder punto por punto.
----------Por las razones expuestas anteriormente, le confirmo que me gustaría publicarlo.
----------Si usted cree, podemos continuar nuestra correspondencia, eventualmente tratando otros temas.
----------7. Estimado Padre Filemón, le agradezco por su atención y por sus palabras hacia mí.
----------Desde el momento que lo considera oportuno, le autorizo a publicar en el blog le he escrito en el mail anterior, y también lo que le escribí en el anexo a éste, en respuesta a sus últimas observaciones.
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Exégesis y Hermenéutica,
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