sábado, 1 de junio de 2024

El misterio de la resurrección del cuerpo (3/3)

El cuerpo masculino y femenino que conocemos ahora está lejanísimo de las características y funciones que serán propias del futuro cuerpo glorioso. De hecho, nosotros aquí conocemos un cuerpo necesitado de alimento y mantenimiento, porque está sujeto a la muerte; conocemos un sexo ordenado a la procreación, mientras que en el cielo no habrá procreación; conocemos un cuerpo continuamente necesitado de oxígeno, mientras que en el cielo ya no lo necesitará. [En la imagen: fragmento de "La resurrección de Lázaro", óleo sobre lienzo, de alrededor de 1675, obra de Luca Giordano, perteneciente a una colección privada].

En qué consiste la resurrección del cuerpo
   
----------Ciertamente, Dios puede devolver la vida a los muertos. No solo eso, sino que puede dar una vida que no pasa, la que nuestro Señor Jesucristo llama "vida eterna". Esta es una verdad de razón confirmada por la fe cristiana. Dios puede crear de nuevo lo que ya no existe. Puede devolver la vida al hombre que la ha perdido. Dios es el creador de la vida, por lo cual, si una vida termina o viene a menos, Él puede crearla nuevamente como era antes o incluso recrearla mejor que antes.
----------Si un hombre muere, Dios puede resucitarlo, o a esta vida mortal o bien a una vida inmortal. Cristo ha resucitado a Lázaro a esta vida mortal, por lo cual ha muerto por segunda vez, pero con vistas a una futura resurrección definitiva en el último día. Dios puede, por consiguiente, devolver vida a un cadáver, pero también puede hacer que un alma recupere su propio cuerpo ya completamente destruido y reducido a polvo.
----------Si se trata de reanimar un cadáver, como ha sido el caso de Lázaro, Dios recrea en el cadáver aquellas disposiciones materiales que son necesarias a fin de que el cuerpo pueda ser animado y gobernado por el alma, pueda ser dócil y obediente a la actividad animadora, informadora, directora y conductora del alma. Si el cadáver está totalmente disuelto, como será el caso para casi todos los individuos humanos en la futura resurrección, Dios probablemente sirviéndose del ministerio de los ángeles, hará recoger los polvos necesarios para la reconstitución del cuerpo no ya en vista de cuerpos mortales, sino de cuerpos inmortales.
----------Una cuestión especial nos plantea la suerte de las almas de los resucitados en la vida presente. Existen relatos, al respecto, de milagros realizados también por Santos. ¿A dónde van sus almas en el momento de la muerte? Ellas vienen a encontrarse en una condición ultraterrena distinta de las personas que mueren para resucitar solo en el último día. Estas realizan su elección definitiva: o por Dios o contra Dios. Las primeras, en cambio, vienen con la muerte a encontrarse en una situación no definitiva, por la cual resucitan para volver a esta vida mortal y retomar así el camino común que conduce a esa muerte con la cual en cambio el alma tomará su decisión definitiva o por Dios o contra Dios.
----------Las resurrecciones obradas por Cristo se refieren a personas acerca de las cuales se puede suponer que se encontraran en un lugar ultraterreno de paz, sobre todo Lázaro, del cual el Evangelio nos dice que Jesús lo amaba. Sin embargo, no son lugares elegidos definitivamente, porque de ellos vienen tomados por Dios para retornar a la vida terrena.  La muerte pre-escatológica se puede considerar una especie de sueño. Así Jesús dice que la hija de Jairo "no está muerta, sino que duerme" (Lc 8,59).
----------Por el contrario, sabemos que a aquellos que Dios no quiere hacer resucitar a esta vida mortal, los pone en las condiciones de la elección definitiva al momento de la muerte, de modo que la resurrección del último día ya no pondrá al alma en la condición de tener que elegir aún su destino definitivo como es lo que sucede para la resurrección a esta vida, sino que se trata de las almas que ya han elegido para siempre.
----------Por el contrario, Lázaro, aunque era amigo de Cristo, al momento de su muerte no hizo su elección definitiva por Cristo, porque debía retornar a esta vida no definitiva y esto por especial disposición divina, que en estos casos hace excepción respecto a la ley general de que el alma en el momento de la muerte cumple su elección definitiva. Pero tratándose de muerte, de la cual el individuo resucita a esta vida, Dios, al hacerlo resurgir, lo pone de nuevo en el camino en el cual la elección definitiva no está todavía hecha.
----------Por lo tanto, es evidente que existe una diferencia esencial por cuanto respecta a la actividad eligente del libre albedrío entre la muerte pre-escatológica de los resucitados a esta vida mortal respecto a la muerte escatológica propia de cada mortal que resucitará en el último día.
----------La diferencia está en el hecho de que mientras que con la muerte pre-escatológica el elegir del fin último no cesa, porque prosigue en el sujeto durante su continuada vida mortal hasta que llega a la muerte escatológica, cuando en cambio llega a esta, el elegir del libre albedrío cesa y permanece firme o fija para siempre la última elección, que puede ser o para Dios o contra Dios.
----------En efecto, está claro que cuando el sujeto resucitado de la muerte pre-escatológica retorna a la vida mortal en esta tierra, el sujeto resucitado pre-escatológicamente aún no ha hecho su elección definitiva e inmutable para Dios o contra Dios, pero, mientras dura esta vida mortal, permanece abierto a las dos posibilidades según caiga o no caiga en el pecado mortal. Es decir, él continúa en su actividad electiva y en el hacerse méritos o deméritos, por lo cual, si permanece fiel a Dios, puede adquirir continuamente méritos para la vida eterna o viceversa, si traiciona al Señor, adquiere méritos para el infierno.
----------¿De qué depende esta diferencia? ¿Por qué razón en el momento de la muerte pre-escatológica el libre albedrío no se detiene, mientras que se detiene en el momento de la muerte escatológica? Esto depende del hecho de que en el primer tipo de muerte el alma no se separa totalmente del cuerpo mortal, a diferencia de la separación que ocurre en el segundo tipo de muerte, en la cual el alma se separa para siempre de un cuerpo mortal en espera de asumir, en la resurrección universal, un cuerpo inmortal.
   
Los caracteres del cuerpo glorioso
   
----------El cuerpo masculino y femenino que conocemos ahora está lejanísimo de las características y funciones que serán propias del futuro cuerpo glorioso. De hecho, nosotros aquí conocemos un cuerpo necesitado de alimento y mantenimiento, porque está sujeto a la muerte; conocemos un sexo ordenado a la procreación, mientras que en el cielo no habrá procreación; conocemos un cuerpo continuamente necesitado de oxígeno, mientras que en el cielo ya no lo necesitará.
----------Es verdad que nuestro Señor Jesucristo resucitado aparece como capaz de comer y antes de retornar al Padre promete a los suyos el beber vino nuevo en su reino; pero está claro que estos gestos de Jesús quieren respectivamente simplemente significar tanto la realidad de su cuerpo como aquí abajo podemos entender tal realidad y también la alegría festiva del reino de Dios, como hacer un brindis con vino, por ejemplo, es un gesto típico para expresar la alegría de una fiesta entre amigos.
----------Conocemos por otra parte un ciclo vital que procede según un crecimiento físico inicial y llega a una plenitud de fuerzas en la edad adulta. Después de eso, inicia la imparable gradual declinación de las fuerzas, que, si no ocurre algún incidente en el entretiempo, termina con la vejez y la muerte. Nos gusta imaginar el cuerpo resucitado en la plenitud de las fuerzas de la edad adulta. Así que nos gusta imaginar todos los muertos como jóvenes o en la vejez, todas las víctimas de los abortos.
----------Así, para expresar la diferencia entre el cuerpo terreno y el cuerpo celestial el apóstol san Pablo hace la comparación entre el grano de trigo y el mismo trigo (1 Cor 15,37). Pablo habla también del pasaje de un "cuerpo animal" (soma psychikón, 1 Cor 15,44) a un "cuerpo espiritual" (soma pneumatikón, ibid.), y del "hombre terrenal" (anthropos ek ghes, 1 Cor 15,47) al "hombre celestial" (anthropos ek uranú, ibid.). Dice incluso que el hombre resucitado es "espíritu dador de vida" (pneuma zoopoiún, 1 Cor 15,45).
----------Un aspecto esencial del misterio de la futura resurrección es aclarar en la medida de lo posible, el lugar y el espacio del mundo futuro que deberá acoger a los resucitados, ya que es inconcebible un cuerpo humano que no ocupe un lugar y siendo un agente en devenir no esté sujeto al tiempo.
----------De este mundo futuro habla la Sagrada Escritura: hablan el profeta Isaías, el apóstol san Pedro y el libro del Apocalipsis. "Sí, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. No quedará el recuerdo del pasado ni se lo traerá a la memoria, sino que se regocijarán y se alegrarán para siempre por lo que yo voy a crear" (Is 65,17). "Los nuevos cielos y la nueva tierra que haré durarán para siempre ante mí" (Is 66,22). "Según su promesa, esperamos nuevos cielos y una tierra nueva, en la que permanecerá estable la justicia" (2 Pe 3,13). "Vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el cielo y la tierra de antes habían desaparecido" (Ap 21,1). Esta tierra nueva es la "ciudad santa, la nueva Jerusalén" (v.2) celestial.
----------Debemos reconocer con modestia que un cuadro de este tipo sobrepasa absolutamente toda nuestra imaginación. Se habla, ciertamente, de realidades conocidas por nosotros, como el cielo y la tierra, o como de una ciudad de Jerusalén. Pero comprendemos también que no puede tratarse unívocamente de las mismas realidades que conocemos aquí, sino sólo según una lejana analogía cuyo sumo analogado se nos escapa completamente, tal como se dice también de los cuerpos resucitados.
----------Nuestro cuerpo resucitado participa de la gloria del cuerpo resucitado de nuestro Señor Jesucristo. Una luz para comprender este misterio nos viene del acercamiento que podemos hacer de las apariciones de Jesús resucitado con el episodio de la Transfiguración, narrado por los tres Evangelios Sinópticos, narración que es señal evidente de la fuerte impresión que suscitó en los Evangelistas.
----------¿Qué es lo que ha sucedido exactamente en ese misterioso y extraordinario episodio de la Transfiguración? Según la narración de los Evangelistas, los vestidos de Jesús se volvieron "blancos como la luz" (Mt 17,2), "se volvieron resplandecientes, blanquísimos: ningún lavandero en la tierra podría hacerlos tan blancos" (Mc 9,3). Lucas dice que "su vestidura se volvió blanca y resplandeciente" (Lc 9,29). Mateo señala que "su rostro brilló como el sol" (17,2) y Lucas dice que "su rostro cambió de aspecto" (9,29).
----------Interesante para nuestro tema es también la aparición de Moisés y de Elías. ¿Cómo los han reconocido los apóstoles? ¿Y cómo han podido presentarse con su cuerpo, si su alma separada se encontraba -tal como podemos suponer- en el inframundo, dado que Cristo aún no había dado inicio al paraíso del cielo? Aquí debemos suponer que los Apóstoles han sido iluminados sobrenaturalmente acerca de la identidad de Moisés y de Elías, dado que evidentemente, habiendo vivido siglos antes de ellos, no habían podido verlos, ni entonces existía el arte del retrato, como para poderse conservar la imagen.
----------Es posible que la vista misma de los Apóstoles se haya reforzado sobrenaturalmente, de modo que se proporcionara a la visión de la misteriosa luminosidad de Cristo y a la aparición de los dos personajes bíblicos. La espiritualidad ortodoxa, retomando el pensamiento de los Padres orientales, dedica una atención especial al episodio de la Transfiguración preguntándose cómo se debe entender la luz que emana de Cristo, si es sensible o inteligible, creada o increada. Esta hipótesis del reforzamiento de la vista se puede utilizar también para explicar por qué, cuando Cristo resucitado aparece, no siempre es inmediatamente reconocido.
----------Cabe señalar, por otra parte, que los Evangelistas refieren lo que a ellos les contaron los testigos oculares, o sea, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan. ¿Habrán encontrado ellos las palabras correctas para expresar lo que han visto? De cualquier modo, no es difícil comprender el significado simbólico de la luz y de la blancura como símbolos de la pureza, de la verdad y de la gloria. Y no es difícil tampoco comprender que la visión del Señor transfigurado ha sido para ellos una experiencia que los ha confirmado en su fe en Cristo de modo tan firme, que para ser fieles a Él no dudarían en enfrentar las más duras oposiciones hasta la aceptación del martirio, como lo demuestran las palabras de Pedro:
----------"No les hicimos conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza. En efecto, él recibió de Dios Padre el honor y la gloria, cuando la Gloria llena de majestad le dirigió esta palabra: 'Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección'. Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa" (2 Pe 1,16-18).
----------La visión del cuerpo glorioso de nuestro Señor Jesucristo es la que nos da la fuerza para anunciarlo al mundo y para persuadirnos con una palabra tranquilizadora, tal como para animarnos a creer en Él y para seguirLo, a fin de obtener la remisión de los pecados y la vida eterna.

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