lunes, 14 de julio de 2025

De iudicio liturgico et prudentia pastorali: Breve nota de teología dogmática y razón filosófica sobre el llamado “Juicio Global”

Una reflexión desde la teología dogmática sobre los límites del juicio litúrgico, la función del discernimiento pastoral y la inteligencia teológica en tiempos de fragmentación ritual. [En la imagen: fragmento de "Interior de la Catedral de Buenos Aires", acuarela sobre papel, ca. 1830, obra de Carlos Enrique Pellegrini, acuarela conservada en el Museo Nacional de Bellas Artes, integrando el legado de Ana Pellegrini de Galeano, 1920].

"Donde no hay unidad de corazón, ni aun el culto puede decirse agradable a Dios"
(San Cipriano de Cartago, De Catholicae Ecclesiae Unitate, cap. 6)
   
Prenotandos
   
----------El presente artículo ha surgido no por impulso reactivo ante un acontecimiento reciente, sino como fruto de la reflexión pausada que corresponde al estudio teológico. No siendo mi especialidad la liturgia, me permito abordarla aquí desde los ángulos que sí cultivo con fidelidad: la dogmática, la filosofía cristiana y la ética teológica. Esta elección no responde a una renuncia, sino a una convicción: allí donde la liturgia se convierte en punto de conflicto eclesial, es preciso volver a las categorías fundamentales del juicio prudencial, del bien común eclesial, y del papel de la autoridad en orden al gobierno de la Iglesia.
----------Me referiré al texto conocido como el "Juicio Global", elaborado por la IV Sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el año 2020, y publicado recientemente por la periodista Diane Montagna. Este documento, que no fue acogido por la autoridad suprema, ha sido interpretado por algunos como prueba de una contradicción entre la consulta episcopal sobre el uso del Missale Romanum de 1962 y la decisión magisterial contenida en el motu proprio Traditionis Custodes (2021). Intentaré mostrar, en un recorrido teológico-filosófico, por qué tal lectura no se sostiene, y por qué el documento en cuestión carece de la sustancia necesaria para reclamar autoridad frente a un acto legítimo del Romano Pontífice.
   
De la prudencia eclesial: noción y aplicaciones
   
----------Según santo Tomás de Aquino (Summa Theologiae, I-II, q.47, a.3), la prudencia es “recta ratio agibilium”: la recta razón aplicada a la acción. En el gobierno de la Iglesia, esta virtud adquiere una modalidad pastoral, pues el Obispo -y en plenitud, el Papa- está llamado a ordenar medios a fines que exceden la conveniencia jurídica, buscando el bien espiritual del pueblo fiel. No hay contradicción entre consulta y decisión, si el juicio prudencial concluye que los datos consultados no bastan para mantener un régimen anterior.
----------El llamado Juicio Global elaborado en 2020 por la Congregación para la Doctrina de la Fe, presentaba al parecer conclusiones que favorecían la continuidad del régimen que había instituido Benedicto XVI a través de Summorum Pontificum, pero lo hacía en tono apologético, desestimando las objeciones reales presentadas por los Obispos participantes de la encuesta. Aquí se advierte una debilidad: confundir deseo de estabilidad con criterio teológico. La autoridad no está obligada a acatar lo que se le propone si juzga -con fundamento teológico y pastoral- que ese camino no favorece la unidad ni la edificación del cuerpo eclesial.
   
De la liturgia como expresión del dogma y de la comunión
   
----------La liturgia indudablemente no es un arte decorativo con mero fundamento estético ni una modalidad opcional del culto librada al juicio subjetivo, sino “la cumbre hacia la cual tiende la acción de la Iglesia, y la fuente de donde emana toda su fuerza” (Sacrosanctum Concilium, n.10). Por ello, su organización y regulación no puede basarse en preferencias individuales ni en compromisos diplomáticos, sino en una fundada consideración teológica de la lex orandi en cuanto ella es expresión de la lex credendi.
----------Ahora bien, el régimen establecido por Summorum Pontificum en 2007 había introducido una coexistencia entre dos formas o modalidades litúrgicas del Rito Romano que, aunque muy bien podía estar jurídicamente autorizada, comenzó de hecho a generar una fractura simbólica. No se trataba ya de diversidad legítima dentro del Rito Romano, sino de una duplicación sospechosamente nociva que operaba no por razones mistagógicas, sino por disenso teológico. Desde el punto de vista dogmático, esta duplicación afectaba la percepción de la unidad del sacrificio eucarístico, y debilitaba el principio de comunión entre pastores y fieles.
----------El así llamado “Juicio Global” dado por la IV Sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2020 minimizaba estos efectos perjudiciales, y respondía a las objeciones episcopales con una lógica cerrada, diciendo que la reconciliación con los sectores opuestos a la reforma litúrgica impulsada por el Concilio Vaticano II es lenta, pero que el documento de 2007 había sentado bases para ella. Sin embargo, el hecho es que esta respuesta no consideraba el principio que santo Tomás formula con claridad en la ética: bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu. Vale decir, que no basta la intención si los efectos visibles contradicen el bien buscado. Y si, como atestiguan numerosos Obispos, el régimen de excepción litúrgica generó división y conflicto, entonces el juicio prudencial debe considerar modificarlo.
   
De la autoridad y del sentido de la Tradición viva
   
----------La autoridad en la Iglesia no es mero dictado arbitrario ni ejecutor mecánico de encuestas al Pueblo Dios, pastores y fieles; sino que es ejercicio de discernimiento iluminado por la fe, la razón y la caridad pastoral. Cuando el papa Francisco emite en 2021 el motu proprio Traditionis Custodes, lo hace en continuidad con este principio, y no en contradicción con la consulta realizada. En ella se constata no sólo una variedad de opiniones, sino una serie de preocupaciones que el documento de la IV Sección omite o desvirtúa.
----------Más aún, debe señalarse que aquel documento del ámbito disciplinar litúrgico -el Juicio Global- fue dejado en archivo porque no respondía al objetivo para el cual había sido concebido. A este propósito, me viene a la memoria en este momento lo que dice Jacques Maritain, en Le conflit des philosophies, cuando sostiene que la inteligencia fiel no puede enclaustrarse en sistemas ideológicos; debe abrirse al riesgo de la verdad histórica y a la evolución orgánica de los principios. En este caso, la evolución consiste en reconocer que el contexto de 2007 ya no es el de 2020, ni el de 2025, y que lo que fue concebido como estrategia de contención puede, veinte años después, haberse convertido en obstáculo para la unidad litúrgica.
----------La tradición no es repetición inerte, sino memoria viviente. El acto gubernativo-pastoral-disciplinario del papa Francisco en 2021 no contradice el magisterio anterior, sino que lo interpreta desde una clave nueva, en continuidad orgánica y no mecánica. El documento de la periodista Diane Montagna, al pretender que la tradición litúrgica se congela en 2007, desconoce esta dimensión viva de la misma tradición.
   
Del papel del periodismo y de la interpretación teológica
   
----------La publicación la pasada semana del "Juicio Global" por parte de la periodista Diane Montagna ha suscitado inquietudes y reacciones diversas. Pero cabe preguntarse si su interpretación del documento responde a criterios teológicos adecuados. En este punto no deseo ni puedo juzgar su intención, sino señalar un déficit metodológico: el documento en cuestión no fue presentado como normativo ni magisterial, sino como texto interno que no superó la evaluación teológica requerida.
----------Presentarlo como prueba de contradicción institucional responde a una lógica de confrontación, no de comunión. Y como ha señalado Maritain en De la logique, la carencia de rigor en el pensamiento se traduce en una fragilidad en el juicio. El periodismo que pretende intervenir en debates teológicos debe estar provisto de formación adecuada, y distinguir entre documento administrativo, juicio magisterial y acto pastoral.
----------Difundir papeles descartados y otorgarles autoridad por el solo y mero hecho de existir esos papeles, equivale a confundir archivo con revelación. Y eso, en la vida de la Iglesia, genera más daño que luz.
   
Conclusión: De la virtud teologal y la esperanza eclesial
   
----------La unidad litúrgica no se logra por uniformidad forzada, pero tampoco por coexistencia sin integración. La vida de la Iglesia exige discernimiento constante, y por eso mismo, obediencia a la voz del que preside en la caridad. El acto del papa Francisco en 2021 no es ruptura con el pasado, sino juicio prudente ante una situación compleja. La tradición se purifica cuando reconoce sus límites y corrige sus excesos.
----------Que santo Tomás de Aquino nos enseñe a juzgar con claridad, y que también el pensamiento de Jacques Maritain nos ayude a pensar desde la fidelidad inquieta. Y que quienes sirven a la Iglesia desde el pensamiento, el periodismo o la pastoral, sepan que la verdad no se impone: se propone, se discierne, y se vive.
   
Fr Filemón de la Trinidad
Mendoza, 13 de julio de 2025

11 comentarios:

  1. He leído con detenimiento los dos artículos de la periodista Diane Montagna, que muchos sitios tradicionalistas (aunque quizás debo decir mejor indietristas) consideran un "punto de inflexión" en la forma de considerar el vetus ordo, o sea la Misa celebrada con el Misal de 1962, y la estrategia de Roma frente a esa que Benedicto XVI llamó "forma extraordinaria". No tengo la menor duda de que tanto los artículos de la Montaga como la actitud de los circulos pasadistas conforman precisamente un error, que usted Padre Filemón, ha descripto de modo resumido pero sumamente preciso, y que considero que es un error sobre el cual debemos reflexionar detenidamente, sobre todo aquellos que, como yo, estamos interesados en la historia de la Iglesia, y en la historia de la liturgia, y en el modo como nuestro tiempo nos invita a vivir la liturgia. Por eso me gustaría contribuir, en este foro, como ámbito de diálogo, a una clarificación sobre el tema. Creo que habría que comenzar por tratar de reconstruir las intenciones de Diane Montagna, para luego demostrar cómo todo su texto (en sus versiones posteriores) se basa en un error de lectura que debería haberse evitado, apoyándose en un mínimo de verdadera cultura teológica, que ha quedado de manifiesto que no tienen ni Diane Montagna ni los interpretes pasadistas del hecho denunciado.

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    1. Por lo tanto, me parece necesario empezar por decir que el MP Traditionis Custodes, con el que el Papa Francisco derogó en 2021 el anterior MP Summorum Pontificum, con el que Benedicto XVI, en 2007, instituyó una "forma extraordinaria" del rito romano, paralela al ordinario, no sería, según Montagna, fruto de una verdadera consulta a los obispos, sino de un "golpe de mano". La verdad, argumenta Montagna, sería muy vergonzosa. La prueba se encontraría en el texto del "Juicio Global" con el que la Sección IV de la Congreg. para la Doctrina de la Fe sancionaba una conclusión muy diferente, argumenta Montagna. El punto de llegada de la verificación final no sería la solicitud de cambio, sino, según Montagna, la confirmación del régimen establecido por Summorum Pontificum. La referencia a la "consulta", argumenta Montagna, sería, por lo tanto, un pretexto, dado que las conclusiones, extraídas de la IV Sección de la Congregación, han sido ignoradas, sostiene Montagna. Por lo tanto, el Vaticano debería explicar hoy por qué, frente a un texto conclusivo, que extrajo, según argumenta Montagna, conclusiones de preservación del régimen establecido por Summorum Pontificum, el Papa Francisco ha querido negarlo (arbitrariamente, sostiene Montagna) para introducir un cambio que ha alterado la paz litúrgica, que sólo Summorum Pontificum podría garantizar, sostiene Montagna.

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    2. Serafín Savelloni15 de julio de 2025, 5:20

      Es frecuente que las prisas por las primicias periodisticas, hagan cometer errores, generan puntos ciegos y, en el caso que aquí se comenta, produzcan errores teológicos como los cometidos por los pasadistas acerca de la liturgia.
      La publicación en las pasadas semanas del "Juicio global", tomado del libro de Bux-Gaeta, no considera en absoluto un aspecto decisivo de la cuestión. No se trata aquí de los datos de las respuestas de los obispos, sino de su valoración totalmente distorsionada, porque se basa en una teoría falsa.
      Desde las primeras líneas, el texto publicado repite "clichés" completamente infundados. Que la presencia de la "forma extraordinaria" garantiza la "paz litúrgica" es falso: sólo una ideología curial puede escribir mentiras continuas con la arrogancia de quien puede separarse de la realidad y reconstruirla a su antojo. Es todo lo contrario. Dos formas paralelas y contradictorias del rito romano alimentan el choque, la división, la negación mutua.
      La ideología que hizo posible la "ruptura de Summorum Pontificum" recorre de arriba a abajo las páginas de esta sentencia, no en vano, redactada por esa Sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que durante la epidemia de Covid perdió el tiempo en configurar una "reforma del rito extraordinario".
      Un texto tan ideológico hizo bien en no ser publicado por el Papa Francisco: no representa la tradición de la Iglesia, sino que ofrece una imagen distorsionada de la interpretación que Francisco ha superado con toda razón.
      Para llegar a estas conclusiones basta con repasar el texto del "Juicio global" con calma, detenimiento y objetividad, no desde prejuicios pasadistas.
      Un detalle es muy llamativo: más que la evaluación de las respuestas al cuestionario, el 90% del "juicio" es una impresionante secuencia de "prejuicios" y "autojustificaciones" que los funcionarios de la curia escriben en defensa de su "función decisiva". Parece, leyendo este texto, que sólo la mediación de una Comisión (o de una Sección de la Congregación) puede salvar la "paz litúrgica". En realidad, el Papa Francisco ha juzgado bien este texto digno de ser tirado a la papelera, porque la comparación con la tradición no se puede hacer sólo con el principio de "libre elección entre el rito ordinario y el rito extraordinario". Esta es la ideología sobre la que Francisco tuvo la fuerza de decir un no rotundo.
      Poner fin a esta ideología de falsa pacificación, que desgarra a la Iglesia, fue una de las profecías que Francisco tuvo la lucidez de desenmascarar.
      La paz litúrgica no se produce poniendo en competencia formas contradictorias, sino trabajando con cuidado y verdad sobre la única forma vigente. Tal vez se habría hecho un mejor servicio si este texto hubiera permanecido en ese cajón donde debería haber estado. Pero incluso su difusión puede dejar claro hasta qué nivel de analfabetismo teológico pueden llegar algunos funcionarios de la Curia Romana, a los que dan voz los periodistas mal informados.

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    3. Estimada Domna Mencía,
      agradezco su intervención, que no solo enriquece el diálogo en este espacio, sino que también invita a una reflexión seria sobre un tema que ha suscitado no pocas pasiones.
      En efecto, los artículos de la periodista Diane Montagna, y las interpretaciones que de ellos se han hecho en ciertos círculos, parecen partir de una premisa errónea: la de que el papa Francisco habría actuado contra el parecer de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de los Obispos consultados.
      Sin embargo, el texto de Traditionis Custodes afirma explícitamente que la decisión se tomó “en vista de los deseos expresados por el episcopado y habiendo escuchado el parecer de la Congregación para la Doctrina de la Fe”. La consulta de 2020, aunque no publicada íntegramente, fue considerada en su conjunto, y no como una suma de opiniones aisladas.
      El llamado “Juicio Global”, al que Montagna alude, no ha sido oficialmente divulgado por la Santa Sede, y por tanto no puede erigirse como criterio hermenéutico absoluto. Además, incluso si existiera un documento interno con matices distintos, la autoridad del Papa para legislar en materia litúrgica no depende de la unanimidad episcopal, sino de su propia responsabilidad como custodio de la unidad eclesial.
      La paz litúrgica no se garantiza por la coexistencia indefinida de dos formas, sino por la comunión en torno a una sola lex orandi eclesial o litúrgica, que exprese la reforma querida por el Concilio Vaticano II. El motu proprio Traditionis Custodes no niega la riqueza del rito anterior, pero sí advierte sobre su uso como bandera ideológica que, en algunos casos, ha derivado en rechazo del Concilio y del Magisterio pontificio postconciliar.
      Por eso, más que hablar de “golpe de mano”, convendría hablar de discernimiento pastoral. Y más que denunciar una supuesta “vergüenza”, convendría preguntarse por qué ciertos sectores se resisten a una reforma que busca precisamente la fidelidad al Evangelio en nuestro tiempo.
      Le agradezco su deseo de contribuir a la clarificación, y me gustaría que ahonde en detalles su reflexión, si usted así lo desea, para seguir dialogando sobre este tema, lo cual será seguramente útil para los lectores de este blog.

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    4. Estimado padre Serafín,
      aprecio tu preocupación por la claridad teológica y por la fidelidad a la tradición litúrgica de la Iglesia. Me permito, sin embargo, invitarte a considerar que el tono con el que descalificás el llamado “Juicio Global” —y a quienes lo redactaron— corre el riesgo de oscurecer el discernimiento que tú mismo deseas promover.
      La coexistencia de dos formas del rito romano, lejos de ser una “ideología curial”, fue durante años una expresión de generosidad pastoral, tal como lo propuso Benedicto XVI en Summorum Pontificum. Que esa convivencia haya generado tensiones no invalida su intención original, ni convierte en “mentira” el deseo de paz litúrgica que muchos fieles han experimentado.
      El papa Francisco, en Traditionis Custodes, quiso reorientar esa realidad hacia una mayor unidad ritual, no por desprecio a la tradición, sino por una preocupación pastoral genuina. Su decisión, como toda decisión gubernativo-pastoral-disciplinar, puede ser discutida con respeto, pero no descalificada como “arbitraria” o “ideológica” sin caer en una lógica que también podría volverse ideológica.
      La crítica teológica, para ser fecunda, necesita no solo rigor, sino también caridad. Y la caridad, en el contexto eclesial, se expresa en la capacidad de reconocer que incluso en los textos imperfectos puede haber intuiciones valiosas, y que incluso en las decisiones discutidas puede haber una intención pastoral legítima.
      Gracias por tu intervención. Te invito a que sigamos reflexionando juntos, no desde trincheras, sino desde la comunión que nos une en Cristo.

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    5. Le agradezco, padre Filemón, por darme la posibilidad de desarrollar estas ideas. Y aclaro ante todo que comparto en un todo lo expuesto por el padre Savelloni. Agradezco que en este blog se pueda encontrar un ámbito de diálogo histórico-litúrgico de este altura, que lamentablemente nunca he encontrado en Mendoza, donde he desarrollado y de algún modo sigo desarrollando mi labor docente.
      Volviendo por tanto al tema, quiero subrayar que este examen del texto del llamado "Juicio Global", me parece un caso típico en el que una periodista, ciertamente de buenas intenciones, carece de las herramientas técnicas (teológicas y litúrgicas) con las cuales evaluar los textos que se ve obligada a considerar. Precisamente por este "error de lectura", Montagna nos ha permitido conocer un texto lamentable, con el que termina la triste experiencia de la Comisión Ecclesia Dei (primero) y luego de la IV Sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe, experiencia marcada por una insuficiente comprensión, tanto de la tradición litúrgica como de su función eclesial y teológica.
      De hecho, si Montagna hubiera estudiado realmente las cosas de las que habla, habría comprendido que el texto del "Juicio Global", del que ha tomado conocimiento, no es el relato de los datos de una investigación cognitiva, sino el producto de una lectura ideológica de la historia que va de 2007 a 2021. Es una narrativa tóxica, de la que debemos defendernos con las armas de la inteligencia y la competencia. Para eso estarían precisamente los periodistas.
      Si se examina el texto, de hecho, se comprende que no se trata de una presentación cuidadosa de los datos recogidos en la encuesta, sino de una defensa unilateral de las opciones de 2007, que intenta refutar, de manera bastante torpe y apologética, todas las críticas que surgieron de la investigación. El texto que Montagna ha "encontrado", lo ha encontrado hábilmente en un archivo, o en un cajón, que es de hecho una "cesta" en la que se han depositado los documentos que no han pasado un examen serio y sereno de la cuestión: no era un tesoro escondido, sino un documento rechazado. Al comienzo del Concilio Vaticano II, estas cosas le sucedieron a documentos mucho más elevados, pero llenos de lucidez teológica y pastoral.

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    6. La prueba más contundente de esta condición de "minoría" del texto de la Congregación desenterrado por Montagna puede leerse hacia la mitad, cuando el texto mismo se compara con las pocas críticas a las que da la palabra. Transcribo íntegramente esta parte:

      "Algunos obispos afirman que el MP Summorum Pontificum ha fracasado en su intento de reconciliación y, por lo tanto, pedirían su supresión, tanto porque la reconciliación dentro de la Iglesia no se ha realizado completamente, como porque la Fraternidad Sacerdotal San Pío X no ha vuelto a entrar en la Iglesia. Del análisis general y particular de estas respuestas se desprende que la ocasión de esta investigación ha permitido a algunos obispos leer y comenzar a conocer mejor el documento investigado. A la primera objeción se señala que estos procesos de reconciliación son largos y lentos en la Iglesia; el MP Summorum Pontificum sentó las bases de esta reconciliación. Con respecto a la segunda objeción, debe recordarse que el MP Summorum Pontificum no se hizo para la FSSPX, ya tenían lo que se concedió con el MP Summorum Pontificum y por lo tanto no lo necesitaban".

      Las dos objeciones de los obispos, que no son en absoluto secundarias, no se consideran en su relevancia, sino que se convierten inmediatamente en "objetos de refutación", además con argumentos bastante frágiles: tanto porque cuando el efecto de una medida es de laceración, es difícil leerla como una "reconciliación lenta", como porque negar cualquier vínculo entre el Vetus Ordo universalmente concedido como una "forma extraordinaria" y la rehabilitación de la FSSPX no tiene ninguna posibilidad de ser creída, habiéndose convertido, desde hace al menos diez años, en un lugar común de los (torpes) intentos con los que la Comisión Ecclesia Dei ha tratado de promover un entendimiento entre Roma y la FSSPX a través de la técnica de una reducción progresiva de los aspectos vinculantes del Concilio Vaticano II. Es evidente que SP no sirve de nada a "los lefebvristas", porque ya celebran con el VO, no aceptando la Reforma Litúrgica. No necesitan SPs, porque se niegan a aceptar el NO. Sin embargo, si se extiende su error a toda la Iglesia (como intenta hacer SP) se puede esperar que puedan acceder a volver, digamos con un "descuento" interesante.

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    7. Diane Montagna no se ha dado cuenta en absoluto (y para un periodista que quiere estar à la page es bastante serio) de que estos argumentos, utilizados en la verificación y el juicio final, parecen bastante sospechosos. Si uno llega a lanzar una encuesta universal, porque se ha dado cuenta de que SP no produce paz, sino laceración y conflicto, examinando estas conclusiones con inteligencia crítica, debería haber notado (si hubiera tenido una mens teológica adecuada) que el tenor de las conclusiones expresa en cambio cinco preocupaciones diferentes, que no tienen nada que ver con la encuesta:
      1) En primer lugar, quiere reafirmar desde el principio que SP es fundamental para la vida de la Iglesia
      2) Insinúa la idea de que la posición de los obispos que suscitan críticas debe ser puntualmente objeto de intentos de refutación
      3) Muestra cómo la posición de los obispos que han expresado las razones de una continuidad con SP puede ser citada simplemente como una autoridad.
      4) Sostiene que la función de la Cuarta Sección de la Congregación es decisiva para la vida de la Iglesia
      5) Sugiere que hacer una encuesta fue inútil.
      Este no es un método adecuado para "sacar conclusiones", sino solo para "imponer conclusiones" sobre datos mucho más críticos y complejos. Por esta razón, el texto al que, gracias al empeño de D. Montagna, que lo ha publicado, los pasadistas intentan adherirse, para presionar al Vaticano y al Papa León, es en realidad una metedura de pata bastante grave. El texto terminó en la basura en 2021 porque no respondía a la función de un análisis cognitivo. Este "Juicio global" parece más bien una pistola de autojustificación por parte de algunos funcionarios de la Curia romana, que ven cuestionado su papel de "árbitros" frente a una encuesta que pone de manifiesto un creciente descontento en el episcopado y que amenaza con ser el preludio de un cambio normativo.
      Sin embargo, si se mira más de cerca, más allá de todo esto, lo que está en juego es la superación de un "régimen de excepción", en el que el MP Summorum Pontificum de 2007 había derribado la vida de la Iglesia Católica, pasando por alto las competencias episcopales, sustituyéndolas primero por la Comisión Ecclesia Dei, y luego por la IV Sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El texto desestimado es una forma de rebelión de la Curia contra la iniciativa del Papa y del episcopado. Por esta razón, Francisco tuvo la fuerza de tirarlo al cesto de la basura y escribir un texto diferente, que cambió el régimen y lo devolvió a su normalidad.
      Para comprender este fenómeno objetivamente complejo, la periodista Diane Montagna habría tenido que conocer la lógica fundamental de la gran tradición litúrgica, en la que la competencia episcopal sobre la liturgia y la unicidad de la lex orandi no son principios cuestionables: ni siquiera si quien aboga por su cambio es un periodista, que parece saber poco de la tradición, aunque -o quizás, precisamente porque habla de ello con demasiado énfasis.

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    8. Estimada Domna Mencía,
      gracias por su lúcida intervención, que honra el espíritu de este blog. Como he señalado en la nota, no me considero competente en cuestiones litúrgicas, y por eso celebro que voces como la suya -y la del padre Savelloni- puedan ofrecer una lectura crítica y fundamentada del llamado “Juicio Global”. Su análisis, que conjuga rigor técnico y sensibilidad eclesial, ayuda a desenmascarar lo que, más que un informe, parece una narrativa defensiva, ajena al verdadero discernimiento pastoral.
      Me conmueve también su referencia a Mendoza. Ojalá este espacio siga siendo para usted -y para otros docentes y pensadores- un lugar donde la inteligencia se encuentre con la plegaria, y la historia con la esperanza.

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    9. Estimada Domna Mencía,
      su lectura del texto desenterrado por Montagna es, una vez más, de una lucidez que interpela. Usted señala con razón que el documento no dialoga con las objeciones episcopales, sino que las convierte en obstáculos a sortear, casi como si la crítica fuera una amenaza y no una oportunidad de discernimiento. Esta actitud defensiva revela no solo una fragilidad argumentativa de la Montagna, sino también una comprensión empobrecida del proceso eclesial.
      Me parece especialmente acertada su observación sobre el vínculo entre el Vetus Ordo y la FSSPX. Negarlo es desconocer una década de gestos, documentos y estrategias que, aunque bienintencionadas, han terminado por confundir más que reconciliar. El motu proprio Summorum Pontificum, lejos de ser una herramienta de comunión, ha sido leído por muchos como una concesión ideológica, como si la liturgia pudiera usarse como moneda de negociación doctrinal.
      Y aquí está el verdadero problema: cuando la liturgia se instrumentaliza, deja de ser fuente de comunión para convertirse en campo de batalla. La Reforma Litúrgica no fue una ocurrencia, sino un acto de obediencia al Espíritu en el Concilio Vaticano II. Ignorar esto, o relativizarlo, es abrir la puerta a una eclesiología de facciones.
      Gracias por su valentía y su claridad. Que sigamos pensando juntos, no para defender posiciones, sino para buscar la verdad que nos une y nos purifica.

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    10. Estimada Domna Mencía,
      su análisis final es de una contundencia serena que no necesita alzar la voz para hacerse escuchar. Has puesto el dedo en la llaga: el llamado “Juicio Global” no fue un discernimiento, sino una defensa. Y cuando la Curia Romana se defiende de la Iglesia, algo se ha invertido en el orden de la comunión.
      Coincido con usted en que lo que está en juego no es solo un documento, sino un régimen eclesial que había suspendido —por excepción— la lógica sinodal de la vida litúrgica. La decisión del papa Francisco, al desechar ese texto y restituir la competencia episcopal, no fue solo administrativa: fue teológica.
      Es cierto que el papa Francisco, a continuación, ha sido excesivamente rigurooso con los pasadistas, y demasiado tolerante con los neomodernistas; por lo cual el papa León deberá pedir luz al Espíritu Santo para encontrar una solución más equilibrada (más justa, prudente y misericorde). Oremos por ello.
      Gracias nuevamente por su claridad, por su valentía y por su fidelidad a la tradición viva. Que sigamos pensando juntos, no para custodiar trincheras, sino para abrir caminos donde la lex orandi vuelva a ser fuente de unidad y no de disputa.

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