Uno se podría preguntar: ¿cómo es posible ser tradicionalistas después del Concilio Vaticano II? ¡Es necesario ser progresistas! Ciertamente no es posible ser tradicionalista a la Lefebvre, pues esto es el ser tradicionalista en un sentido reprensible o condenable. Ser fiel a la Tradición no pide el rechazo de las nuevas doctrinas del Concilio como si fueran desviaciones liberales, luteranas, masónicas o modernistas, como afirma la herejía lefebvriana. Por el contrario, el tradicionalista es aquel que se ha dado cuenta de que no existe ningún contraste entre las doctrinas del Concilio y las de la Tradición, salvo que se trate de usos, ideas o comportamientos, que la Iglesia misma ha abandonado. [En la imagen: Siervo de Dios padre Tomas Tyn, OP].
"Custodia el depósito" (1 Tm 6,20)
"Os he transmitido lo que yo también he recibido (1 Cor 15,3)
Aclarar el significado de un término
----------Oímos con frecuencia el uso de este apelativo, "tradicionalista", ya sea en boca de ciertos católicos que se empeñan en cualificarse como tradicionalistas y se jactan de ello, como también en boca de otros que cualifican a estos católicos con este apelativo entendiéndolo en sentido despectivo, o también usando el mismo apelativo como nota de reprobación. Estos otros, de orientación modernista, se ofenderían si los llamaran por ese nombre, "modernistas". Se trata de una situación anormal, desagradable, lamentable, signo de una recíproca incomprensión, a la cual hay que remediar, ya que por ella sufre toda la Iglesia.
----------¿Por qué existe esta situación de confusión y de incomprensión de las cosas? ¿De qué ha nacido? ¿Cuál ha sido su origen? ¿Cuáles son exactamente sus términos? ¿Cómo remediar la situación? Veamos aquí lo que podemos hacer para que entre estos hermanos nuestros surja la paz en una serena colaboración recíproca, cada uno poniendo a buen uso y fruto sus propios talentos y los dones recibidos.
----------Está en juego evidentemente la cuestión de la naturaleza y del valor de la sagrada Tradición, divinamente instituida, inmarcesible, inviolable, inmutable, así como el valor relativo de las tradiciones humanas, mutables y discutibles, por más preciosas que sean, que nacen, florecen por un cierto tiempo, a veces larguísimo, pero luego o por descuido o porque se revelaron inútiles, superadas o dañinas, decaen, se apagan y mueren. Es muy importante y no siempre fácil distinguir éstas, las tradiciones humanas, de aquella, la Tradición (véase por ejemplo: Yves Congar, La Tradición y las tradiciones, Dinor, San Sebastián 1964).
----------En general la tradición, expresión eminente de la inteligencia humana y de la capacidad y necesidad que cada uno de nosotros tiene, para las necesidades de su vida, de comunicar a sus semejantes en el lenguaje y en el comportamiento el contenido de sus pensamientos, convicciones. conocimientos e intenciones, es una práctica vital universal totalmente espontánea, normal, fisiológica e indispensable para la existencia de la vida social, para la obra educativa, para la vida civil, política y religiosa de cualquier comunidad o civilización humana que apenas se haya levantado del estado bestial de los animales o de los homínidos sin razón a la dignidad de la conducta humana abierta a la vida del espíritu.
----------La actitud hacia la tradición debe ser regulada con prudencia y no siempre se toma la actitud correcta. Una tradición humana, como tal falible y extinguible, no se debe asumir mecánicamente en bloque acríticamente, presentando puramente y simplemente como motivo el que "siempre se ha hecho así", como suele decirse, sino que debe ser supervisada y sometida a verificaciones periódicas para controlar si ella sabe responder a las nuevas expectativas y desafíos o a las nuevas perspectivas de los tiempos.
----------La sana tradición normalmente presenta valores todavía actuales o siempre actuales que surgen del pasado, una herencia de valores dejada por los padres, para conservar y para mantener con cuidado y fidelidad sin cambiarlos ni deformarlos, pero existe también un excesivo apego a la tradición, que frena el progreso y favorece el atraso. Algunos promueven el progreso, pero otros lo frenan. Es necesario hacer de vez en cuando una verificación o revisión a la luz de una sana modernidad para ver cuáles mantener y cuáles abandonar.
----------El apego a tradiciones superadas puede estar dictado por pereza, intereses egoístas, insensibilidad a los signos de los tiempos, miedo a las novedades. Pero también el desprecio de la tradición puede ser signo de presunción, poca inteligencia y señal de soberbia. El apego a tradiciones superadas se encuentra en los ancianos por la dificultad que tienen para cambiar hábitos, sobre todo con respecto a la evolución y progreso de la tecnología o a las disposiciones contingentes de la autoridad social.
----------La rebelión contra la tradición se encuentra con frecuencia en los jóvenes indóciles a las enseñanzas de los ancianos y a las tradiciones de las cuales los ancianos son testigos. Esta rebelión se debe a la falta de fe en la enseñanza de los maestros, herederos de una antigua tradición cultural, ampliamente y largamente probada y comprobada por los buenos resultados que ella ha producido y que provienen del pasado. Esta actitud que es también una forma de inmadurez psicológica, es evidente en Descartes.
----------Acerca del respeto de la tradición y de lo tradicional, la ancianidad conlleva una ventaja espiritual y a la par una desventaja psicológica: ventaja espiritual gracias a la larga experiencia de vida, que supone normalmente un largo ejercicio en la virtud; desventaja psicológica en cuanto a que la psique del anciano está deteriorada, por lo cual provoca disturbios cognitivos, vacíos de memoria, desadaptación a la realidad, rigidez funcional y dificultad para obedecer a los comandos de la voluntad.
Lo que es la tradición en general
----------La tradición, en su concepto general, es el acto por el cual se transmite o se entrega o se consigna a otra persona, confiada con la tarea de custodiarlo intacto, un legado precioso, que a su vez se ha recibido, y también es el contenido de lo que viene transmitido.
----------La tradición es el acto de la transmisión fiel y concienzuda, a personas dignas, de un dato que es tradicional, es decir, un depósito precioso de valor perenne o al menos continuativo, que se ha recibido de los padres, se ha conservado y custodiado con cuidado sin alterarlo ni cambiarlo, y que por su preciosidad merece ser conservado y transmitido a las futuras generaciones.
----------El dato tradicional puede y debe, por la riqueza y profundidad de su contenido, ser cada vez mejor conocido. En sí mismo siempre permanece siendo el mismo: lo que cambia es el conocimiento cada vez mejor que se adquiere estudiándolo con atención. No puede ser aumentado en sí mismo, pero debe ser mejor conocido, es decir, debe ser aumentado el conocimiento que se tiene de él.
----------El dato tradicional es un patrimonio surgido en el pasado, que por lo tanto proviene del pasado, es necesario ir a buscarlo en el pasado, aunque también sea posible dar nacimiento en el presente a una tradición.
----------La tradición proviene del pasado, pero supuesto que ella se refiere a valores perennes, es necesario prestar atención a no creer que ella se refiere solo al pasado y no también al presente y al futuro, por lo cual sea lícito abandonarla como cosa pasada y ya no más actual, no ya a la altura de los tiempos, ya no adecuada para nuestro tiempo, como si negara las novedades y los progresos de nuestro tiempo o estuviera superada por nuestro tiempo. Lo que es perenne como los valores del espíritu no puede ser superado nunca porque es independiente del tiempo y está por encima del tiempo. Por eso siempre es bueno y en todos los tiempos.
----------Sin embargo, se supone que el conocimiento del dato tradicional que se tiene hoy es mejor que el del pasado, aunque puede suceder que sea peor debido a un mal conocimiento del dato porque se ha olvidado el contenido auténtico del dato tradicional. En efecto, existen tradiciones espúrias y tradiciones auténticas, también prescindiendo de su contenido válido o no válido. Tradición espúria o falsa es una tradición reciente que se da como antigua. Tradición auténtica es aquella que es presentada como antigua y es efectivamente antigua.
----------Para acoger la doctrina o el dato de la tradición es necesario tener confianza en el testimonio o testigo de la tradición, es necesario que él sea creíble, porque nos comunica cosas del pasado o cosas de fe que no pueden ser objeto de verificación experimental por nuestra parte o de demostración racional, es decir, de los datos históricos -hechos o doctrinas- que él mismo no ha conocido en persona o mediante demostración racional, sino que ha acogido por fe al maestro que le ha instruido.
----------Es necesario señalar, por otra parte, cómo el progreso de los estudios históricos, que trabajan sobre los documentos del pasado, desempeña a este respecto un precioso servicio, porque gracias a ellos conocemos cada vez mejor y con mayor certeza los verdaderos datos y contenidos de las tradiciones y, en consecuencia, tenemos la posibilidad de un mejor y más avanzado conocimiento de esos mismos contenidos.
----------A este respecto debemos reconocer cuánto ha sido de meritorio lo hecho por la crítica histórica de los iluministas del siglo XVIII en el purificar o corregir los datos de las tradiciones, aun cuando estuvieran animados por un espíritu irreligioso o de incredulidad, o bien se hayan mostrado prevenidos, miopes o sectarios o facciosos, desconociendo los datos auténticos de la tradición cristiana.
La tradición apostólica como fuente de la revelación cristiana
----------Cristo ha enseñado oralmente a los Apóstoles y ha predicado a las multitudes un cuerpo de doctrinas relativas al misterio de Dios y su plan de misericordia hacia el hombre. Ha constituido a los apóstoles, con Pedro a la cabeza, como maestros y guías en el conocimiento y la predicación de su doctrina.
----------Después de la muerte y ascensión del Señor, los apóstoles o sus inmediatos sucesores, habiendo considerado que fueron puestas por escrito las palabras del Señor, han favorecido y aprobado la iniciativa o han dado ellos mismos el encargo a algunos fieles particularmente preparados, de hacer este trabajo: han sido los evangelistas, los cuales han puesto por escrito lo que los apóstoles narraban o enseñaban oralmente, es decir, los contenidos de la tradición apostólica, que los apóstoles habían comenzado a transmitir a sus sucesores.
----------Los primeros Evangelistas fueron seguidos por san Pablo Apóstol con sus Epístolas, mientras que algunos de los mismos Apóstoles, san Pedro, san Juan, Santiago y san Judas, han pensado que era bueno contribuir también con sus Epístolas a este propósito de difundir el Evangelio en el mundo.
----------Así comenzó la sucesión apostólica, vale decir, el sucederse en el tiempo de un apóstol -el obispo- al precedente, sucesión apostólica estrechamente ligada a la transmisión del Evangelio, de generación en generación de obispos, sucesores de los apóstoles, hasta el fin del mundo.
----------El Nuevo Testamento no pone por escrito todos los contenidos de la tradición oral, por lo cual el Nuevo Testamento no es la única fuente de conocimiento de la revelación cristiana, sino que quedaron fuera otros contenidos, los cuales fueron puestos por escrito por los Santos Padres. Esta es la tradición patrística.
----------Por lo tanto, la tradición oral fue puesta por escrito no solo en el Nuevo Testamento, sino también por los Santos Padres. Hay, sin embargo, una marcada diferencia de autoridad: que la del Nuevo Testamento es doctrina ya confirmada por Pedro y por los sucesores de Pedro como Palabra de Dios o interpretación infalible de la Palabra de Dios, como verdadera y propia verdad de fe, mientras que la doctrina de los Padres refleja el dato tradicional de manera ciertamente autorizada, pero todavía necesitada de confirmación pontificia: solo producida tal confirmación por el Papa, deviene verdad de fe divina.
----------Por ejemplo, la creencia en la concepción inmaculada y asunción al cielo de María Santísima son un dato de la tradición patrística, y como tal objeto de fe en la autoridad de los Padres, pero solo muchos siglos después estas verdades, que no están contenidas en la Sagrada Escritura, sino solo en la Sagrada Tradición, se habrían de convertir en dogmas definidos por los Papas.
----------Los datos de la revelación no son, por lo tanto, solo los de la Escritura, sino también los de la sagrada Tradición, aunque no basta la tradición patrística para constituir la divina, sino que es necesario que esta tradición sea confirmada por el Papa, porque en la tradición patrística hay creencias que se han revelado erróneas, como por ejemplo la del primado del hombre sobre la mujer o la del limbo o la milenarista.
----------Cristo ha mandado predicar, no escribir. La tradición es ante todo predicación. La idea de poner por escrito ha sido óptima, pero el anuncio es ante todo oral, es palabra viviente y audible del apóstol presente, palabra del predicador, y el creer es en primer lugar escuchar antes que ser lectura. ¡Cuántos analfabetos en la historia han sido más piadosos que doctísimos letrados!
----------Por eso, si por Tradición entendemos la transmisión de boca a boca de la palabra de Dios, entonces quiere decir que la verdad evangélica se esclarece en la palabra más que recurriendo al escrito. Es en el coloquio franco y fraterno que la Iglesia siempre ha resuelto las controversias acerca de la interpretación de la Palabra de Dios, más que haciendo apelación al escrito, aunque también el hacer apelación a la tradición escrita contra las posiciones de los Obispos o del Papa no parece eficaz, dado que son precisamente ellos los intérpretes de la tradición. El dato de la tradición es norma de fe no en base al simple juicio del fiel, sino solo aquel dato reconocido como tal por la Iglesia, ya que así deviene dogma de fe.
----------El Evangelio no es originariamente un escrito, sino que es una palabra puesta por escrito. Por ende, si surge una duda de interpretación, no basta con hacer referencia a lo escrito, sino que es necesario consultar al autor o a quien está por él, es decir los sucesores de los apóstoles.
----------Maravilla que Lutero, que tanto tenía en contra de los Romanos y se profesaba con tanto ardor discípulo de san Pablo, con su unilateral apego a la Escritura parece que hacía más referencia al burocrático verba volant, scripta manent, que al paulino "la letra mata, el Espíritu vivifica".
----------Por lo tanto, ¿quién es el tradicionalista? Creo que se pueda entender este atributo tanto en sentido positivo como en sentido negativo. Podríamos llamar benévolamente tradicionalista al católico que, en el pleno respeto de todas las verdades de fe, en comunión con el Papa y partícipe del actual camino de la Iglesia en la realización del Concilio Vaticano II, se siente, sin embargo, particularmente atraído por los valores tradicionales, tanto por su propensión subjetiva como por la necesidad que siente de un recupero de valores tradicionales olvidados, denigrados, despreciados.
----------Tenemos aquí el ejemplo del Siervo de Dios padre Tomás Tyn, de quien ya he hecho referencia en otros artículos de este blog, y a quien he llamado un "tradicionalista progresista" y también un "tradicionalista postconciliar". Uno se podría preguntar: ¿cómo es esto posible? ¿Cómo es posible ser tradicionalistas después del Concilio Vaticano II? ¡Es necesario ser progresistas! Ciertamente no es posible ser tradicionalista a la Lefebvre, pues esto es el ser tradicionalista en un sentido reprensible o condenable.
----------Ser fiel a la Tradición no pide el rechazo de las nuevas doctrinas del Concilio como si fueran desviaciones liberales, luteranas, masónicas o modernistas. Por el contrario, el tradicionalista a la manera del padre Tyn es aquel que se ha dado cuenta de que no existe ningún contraste entre las doctrinas del Concilio y las de la Tradición, salvo que se trate de usos, ideas o comportamientos, que la Iglesia misma ha abandonado.
----------Aquello de lo cual el tradicionalista postconciliar o tradicionalista progresista se da cuenta, es que en las doctrinas del Concilio Vaticano II los datos de la tradición no solo están confirmados, sino también mejor conocidos y son principio de una vida cristiana mejor y más santa.
----------El tradicionalista tyniano, a diferencia del lefebvriano para el cual progreso y modernidad son sinónimos de modernismo, mantiene la condena del modernismo, pero sabe distinguir al modernismo respecto de un sano amor por el progreso y por una sana modernidad. En efecto, ¿qué es el espíritu cristiano sino ese espíritu que renueva la faz de la tierra, el espíritu del hombre nuevo que ha mortificado al viejo, aquel hombre nuevo que "ha quitado la levadura vieja para ser masa nueva" (cf. 1 Cor 5,7)?
----------La paz en la Iglesia será alcanzada cuando esas dos fuerzas se den cuenta de que tradición y progreso, conservación y renovación están hechos los unos para los otros, cuando esas dos fuerzas comprendan que tienen necesidad la una de la otra y que se integran recíprocamente como los dos impulsos vitales esenciales del buen funcionamiento de la Iglesia, como por lo demás de cualquier sociedad: la fuerza que mantiene y defiende la identidad del sujeto y la fuerza que corrobora, desarrolla y expande la actividad del sujeto.
----------Las dos fuerzas son en sí mismas normales y fisiológicas: es necesario que no se absoluticen a si mismas demonizando al adversario, en el cual en cambio deben ver el necesario complemento. Todo depende de que estas dos fuerzas, en lugar de estar fuera de la sana doctrina, jueguen en lo interno de su recinto, así como dos corderitos pueden bien pelearse, siempre y cuando lo hagan dentro del redil de las ovejas, protegidos de las insidias de los lobos que están afuera.
Excelente padre Filemón: es con un sentimiento mixto de tristeza y solo parcial sorpresa que me permito intervenir aquí tras su declaración de que existe un problema ( ? ) acerca de la tradición : traducción : si fuera así, el problema no es la tradición, es la moda, y más bien: ¡LAS modas! ¿Usted también cae en esto? He aquí el motivo de mi tristeza; (el divisor ...); luego, partiendo del colmo: arrodillarse ante la Santa Eucaristía y abrir la boca para comulgar el Cuerpo de Cristo ¿es tradición o es Fe? El demonio confunde hábilmente, querido padre! He citado la estrategia más pérfida perpetrada por satanás dentro de la liturgia de los modernos de las modas al novus ordo (olvidemos las guitarreadas y los bailes y las máscaras y los escenarios y shows en las Misas o incluso las homilías laico-paganas en los funerales): pagaremos, pagaremos, pagaremos, también por este nuestro NO QUERER VER, no querer CORREGIR: porque Dios existe indeterminadamente, infinitamente, immanentemente, existe en la misericordia (después de la conversión claro, pero que modernamente nunca se produce, digamos nunca...), existe en la Eucaristía; pero no existe en el pecado de la NEGLIGENCIA!!!
ResponderEliminarEstimado Fidel,
Eliminares necesario que usted distinga, en las prácticas de nuestra vida católica, aquello que depende de la fe y aquello que depende de la disciplina litúrgico-eclesiástica.
Lo que depende de la fe es objeto también de la Sagrada Tradición, la cual, junto con la Sagrada Escritura, es la fuente de la divina Revelación, que nos viene comunicada por el Magisterio de la Iglesia, intérprete tanto de la Tradición como de la Escritura.
La Comunión en la boca y el arrodillarse en el momento de la Comunión es una práctica ciertamente loable, pero que no deriva de la fe. Ella, en cambio, ha sido establecida por la autoridad pastoral de la Iglesia en el campo litúrgico.
Hoy por hoy, como usted bien debería saber, la Iglesia prefiere la Comunión en la mano y no le pide a los fieles que se arrodillen.
Usted se pregunta: ¿por qué ha ocurrido este cambio? Porque se trata de una materia, que no es como la materia de fe, que es inmutable, sino que se trata de una práctica ceremonial donde la Iglesia ha recibido de Cristo el poder de conservar o cambiar a su discreción.
Comprendo muy bien su indignación ante los abusos litúrgicos y las Misas modernistas. Pero esté atento y tenga cuidado de no confundir estos desórdenes con la celebración regular y devota del Novus Ordo Missae (especialmente en los días domingos y festivos), que hoy el papa Francisco pide a todos los católicos celebrar, para manifestar la unidad litúrgica en la Iglesia Católica Romana, unidad manifestativa de la unidad en la fe.
En este punto de la Comunión, los fieles que desean la Comunión en la boca y quieren arrodillarse, son libres de hacerlo. Es muy importante no acusar de herejía a los fieles que reciben la comunión en la mano y estando de pie.
Todo buen Párroco, celoso de las leyes de la Iglesia, debería acoger con mucho gusto también a los fieles que desean recibir la Comunión en la boca y se arrodillan.
Era mejor si callaba, su respuesta sobre el Cuerpo de Cristo es muy perjudicial para los católicos que aquí se sienten alentados al leer que se puede tomar con las zampas la Sagrada Partícula incluso en ausencia de razones válidas, como lo hacen en la TV con las papas fritas... ¡Qué desastre, Jesús todavía sigue siendo apedreado! ¿Cuando pararemos?
EliminarPerdón estimado Fidel. No soy afecto a recibir la Sagrada Hostia en las manos. Pero de todos modos de dónde viene esa dureza de corazón para con los hermanos que así lo hacen? Acaso la boca está purisima y sin absolutamente ninguna imperfección como para recibir la Eucaristía? No dijo el Señor que nada que entra a nosotros es pecado sino de nuestro interior de dónde salen todos las ofensas a Dios. Y Ud que lo recibe en su interior en su alma: está limpio? El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.
EliminarEstimado Fidel,
Eliminarme parece muy ofensivo de su parte usar el término "zampas" para indicar el valor de las manos humanas. Ellas, como usted debería saber bien, son uno de los símbolos de nuestra racionalidad y por tanto de la dignidad de la persona, porque con la mano expresamos valores muy importantes.
Además de su función en la vida biológica, la mano representa la actividad laboral y artística, la actividad de relación y de cuidado para con el prójimo, y también el culto litúrgico. Ciertamente la mano del sacerdote representa un ministerio peculiar al servicio del pueblo de Dios, pero también ustedes los laicos, como deben saber muy bien desde el Concilio Vaticano II, disfrutan del sacerdocio universal de los fieles.
La Comunión en boca es ciertamente altamente significativa, porque expresa con claridad el hecho de que recibimos un Alimento, que no es fruto de nuestras manos, sino que desciende del cielo.
La Comunión en la mano tiene también un significado sagrado, formativo y educativo. Recuerda la Ultima Cena, que es objeto de la memoria litúrgica, que celebramos en la Misa. Yo creo que la Comunión en la mano ha sido introducida por la Iglesia por una razón ecuménica, porque usted sabrá que Lutero conservó la memoria de la Última Cena, aunque desgraciadamente ha perdido el valor de la Eucaristía.
Siendo así las cosas, usted no tiene ningún motivo para venir en contra de la Comunión en la mano, porque es obvio que ella siempre supone el misterio de la transsubstanciación. Si es verdad que la patena y el cáliz albergan u hospedan el Cuerpo y la Sangre de Cristo, con mayor razón la mano del hombre, creado a imagen de Dios, podrá ser digno lugar de la presencia de la Hostia Consagrada.
Estimado juanm,
Eliminarcomparto plenamente los términos de su intervención.
Estimado padre, leyendo la estupenda carta de San Pablo a Filemón.... veo que Pablo habla del Evangelio, predica y vive el Evangelio... cuando aún durante su vida el Evangelio no había sido escrito.... Por lo tanto, para San Pablo el Evangelio es Cristo... todo esto dice mucho sobre la tradición oral de la predicación cristiana.
ResponderEliminarEstimada Rosa Luisa,
Eliminarel hecho que usted señala es muy importante y nos hace comprender la importancia de la predicación. San Pablo también se remitía a la Escritura, aunque era simplemente el Antiguo Testamento. Sin embargo, usted sabe bien que la enseñanza de Jesús no es una ruptura, sino que está en continuidad con el Antiguo Testamento y conlleva un mejor conocimiento de la verdad, aunque Cristo abolió esas usanzas, esos ritos y esas normas del pueblo judío, que servían para acoger la venida del Señor.
Rosa Luisa: el problema son las traducciones extrañas de la Biblia. Aquí tradicionalista podría ser quien utiliza escrituras con traducción literal y no interpretativa. Padre nuestro docet.
EliminarPadre Filemón: lea el Padre Nuestro en francés para entender por ejemplo cómo fue alterado. Dios me perdone por este desahogo.
Estimado Juan,
Eliminaresta cuestión de la traducción del Padre Nuestro es muy delicada y muy importante.
La traducción precedente "no nos induzcas en tentación" son efectivamente las textuales palabras del Señor. Por otro lado, los comentaristas siempre se han preocupado de aclarar el significado de estas palabras, porque a primera vista parecen suponer la posibilidad de que Dios nos tiente al pecado, lo cual es en cambio obra del diablo.
De ahí el pedir a Dios que no haga una cosa tan horrible, cuando en cambio, considerando su bondad, deberíamos estar seguros de que Dios nunca hará una cosa de tal género, por lo que parece incluso blasfemo pedirle que no haga tal cosa.
¿Qué decir, en cambio, de la nueva traducción? ¿Qué le pedimos a Dios? Una cosa que si quisiera podría hacerla. ¿Qué es lo que le pedimos? El no abandonarnos en la tentación.
¿Qué pasaría en este caso? Que nosotros nos derrumbaríamos. Dios, sin embargo, puede darnos la fuerza para superar la tentación. Entonces, nosotros le pedimos a Dios que nos dé esta fuerza.
Entonces veamos la diferencia entre esta traducción y la anterior. En la anterior parecía insinuarse la idea de que Dios puede empujarnos al pecado. En la traducción actual, por el contrario, se supone que Dios, por un misterioso designio suyo, puede darnos o no la fuerza para resistir a la tentación.
En este punto vemos cómo el papa Francisco ha sido iluminado por el Espíritu Santo al tomar esta decisión histórica totalmente acorde con su cargo de Vicario de Cristo, de intérprete infalible de las palabras de Nuestro Señor.
Una última nota. ¿Por qué Jesús se expresó de una manera que crea tantas dificultades? En este punto debemos utilizar la exégesis histórico-crítica, según la cual debemos contextualizar las palabras del Señor, es decir tomar nota del hecho de que Jesús se expresaba como el hijo de un carpintero judío de hace 2.000 años.
Juan: No es lícito ir contra los dictados de nuestra Madre Iglesia y es deber de cristiano profundizar y comprender las Sagradas Escrituras, siempre según la Iglesia y es seguramente lícito comparar las traducciones del griego..., en primer lugar, el idioma español no siempre logra reflejar plenamente el sentido de las expresiones griegas... Especialmente los sustantivos y las modalidades verbales... por lo tanto, con mucha humildad hay que acercarse seriamente a la Biblia.... No somos todos exegetas, obviamente, sin embargo la Iglesia siempre nos da excelentes estudiosos... que aman seriamente la palabra de Dios y que comparten sus estudios con nosotros, los fieles simples, no ciertamente para hacer proselitismo o por manía de protagonismo sino simplemente por amor a Dios y a la Iglesia. Shalom.
EliminarPadre Filemón, por mi parte, nunca jamás he pensado que Dios pueda ¡inducirnos al pecado!
EliminarNos pone a prueba sin abandonarnos, y por Nuestro Bien espiritual y para hacernos crecer como personas y como almas! Dándonos la gracia necesaria si la queremos.
Creo que se necesitaba más instrucción (así como se necesitaba más instrucción acerca de otras cosas y no cambios) ¡y no cambios en las PALABRAS TEXTUALES de Nuestro Señor!
Estimada Ana María,
Eliminara decir verdad, si usted hubiera leído un comentario exegético a las palabras del Padre Nuestro escritas en el pasado, como por ejemplo ha hecho santo Tomás de Aquino, habría notado que el comentarista se preocupaba por evitar ese terrible malentendido, que usted ha planteado.
Por cuanto respecta a la intervención del Papa, en cuanto Sucesor de Pedro, tiene la facultad de aclararnos mejor lo que Jesús quiso decir con esas palabras. Pero ¿por qué el papa Francisco las ha cambiado? Por una intención pastoral, es decir para usar un lenguaje más claro para los hombres de hoy, con el fin de hacer entender inmediatamente lo que Jesús quería decir.
Quizás usted todavía podría decir: ¿pero Jesús, no ha conseguido explicarse? Aquí está precisamente el misterio de Cristo. Porque, siendo Hijo de Dios, se ha rebajado a nuestra pobreza y al nivel del hijo de un carpintero judío de hace 2000 años. De ahí la imperfección de las palabras originales.
Padre Filemón: ¿podría decirme usted cómo conciliaba el padre Tyn, la antigua doctrina sobre la tolerancia de los falsos cultos con la libertad religiosa?
ResponderEliminarEstimada Ana María,
Eliminarlo que puedo asegurarle al respecto es que la teología del P. Tomas Tyn estaba en plena consonancia con las doctrinas del Concilio Vaticano II.
Estimado Padre, lo entiendo, pero ¿cómo conciliaba el padre Tyn los dos magisterios a nivel de la argumentación?
EliminarEstimada Ana María,
Eliminarel padre Tomas era muy fiel al Magisterio, por lo que estaba dispuesto a seguir los progresos de las enseñanzas de la Iglesia. Y esto lo demuestra en su producción teológica.
Estimado Padre, no quisiera llevarlo a temas que están fuera de la materia del artículo, pero podría indicarme al menos cómo el padre Tyn conciliaba la antigua doctrina sobre la tolerancia de los falsos cultos con la libertad religiosa? Se lo agradecería.
EliminarEstimada Ana María,
Eliminarno puedo decirle exactamente cómo el p. Tyn reflexionaba teológicamente sobre el tema de la libertad religiosa, pues no conozco personalmente ningún texto suyo al respecto (aunque no descarto que exista. Yo no los conozco a todos). Lo que puedo hacer aquí, es darle un resumen de lo que a mi me parece más importante.
En primer lugar, le hago presente que la doctrina enseñada por el Concilio Vaticano II acerca de la libertad religiosa, fundada en la divina Revelación, es una enseñanza dogmática que todo católico, si es digno del nombre que lleva, debe aceptar con humildad discipular a Cristo, cuyo Vicario en la tierra es el Papa.
Ahora bien, dicho eso, nada impide que todo buen católico se pueda preguntar acerca de los signos que indican que las nuevas doctrinas del Vaticano II están en línea de continuidad con el Magisterio precedente.
En segundo lugar, usted debe tener bien presente la relación existente entre doctrina y pastoral. Si la doctrina es siempre la misma (aunque su conocimiento siempre progrese a mejor), la pastoral a la inversa, puede cambiar también en relación con la evolución de las circunstancias históricas y este cambio sirve precisamente para aplicar correctamente la doctrina. Éste es el aspecto que más nos interesa y nos toca más de cerca. El principio de que el Estado debe respetar la religión es un principio inmutable, que podemos decir incluso que es de fe (Deo quae sunt Dei, Caesaris quae sunt Caesaris).
Sin embargo, la Iglesia, en su capacidad de comprender las exigencias que surgen del cambio de las situaciones históricas, en el Concilio Vaticano II, inspirada por el Espíritu Santo, ha considerado oportuno introducir el derecho a la libertad religiosa. Podemos estar seguros de que, si el beato Pío IX viviera hoy, tomaría la misma decisión que tomó el Concilio Vaticano II.
El elemento de infalibilidad en la doctrina de Pío IX y en la doctrina del Concilio Vaticano II está dado por el llamado que hacen al dato revelado. Al respecto, el papa Pío IX habla de la fe implícita (Denz. 2866), mientras que el Concilio Vaticano II habla del derecho a la libertad religiosa, pero entre las dos doctrinas hay una gran similitud y, más aún, ambas doctrinas están conectadas entre sí, porque es evidente que la libertad religiosa supone la buena fe de los individuos, que no conocen el Evangelio.
Por lo tanto, debemos tener presente que la decisión que el Concilio Vaticano II ha tomado al adoptar el derecho a la libertad religiosa ha sido ciertamente una decisión pastoral, con la cual la Iglesia abandonó el principio de la religión del Estado, pero la misma Declaración Dignitatis Humanae precisa que el derecho a la libertad religiosa tiene un fundamento en la divina Revelación.
Lo que le acabo de decir es un apretado resumen de lo que considero fundamental. Si usted necesita más explicaciones, la remito a los varios artículos que he escrito en este mismo blog sobre el dogma de la libertad religiosa y su acuerdo con el magisterio precedente.
Jesús no dejó una sola palabra escrita. Su mensaje no fue escrito en pergaminos, ni en rocas, sino que prefirió escribirlo en las mentes y los corazones de sus discípulos, un acto de máxima confianza hacia la humanidad. Parece extraño, casi absurdo, increíble. ¿Es posible?
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
Eliminarlo que hizo Jesús, lo hicieron también grandes maestros de la humanidad, como Sócrates y Buda.
Ciertamente este modo de comportarse puede causarnos problemas, porque nosotros conocemos el famoso lema romano "scripta manent, verba volant". Sin embargo, aquí se manifiesta la conciencia del poder del espíritu, de cómo es capaz de dominar y regular la materia. De hecho, lo escrito, en definitiva, es un efecto de la voluntad y por tanto del espíritu, por lo cual el criterio de verdad no es tanto lo escrito, sino la palabra escrita.
En efecto, cuando nosotros no somos capaces de comprender un texto, recurrimos al autor, si aún está vivo, o en caso contrario a sus intérpretes oficialmente autorizados por él. Por eso, para que nosotros, los católicos, comprendamos el significado de las Escrituras, acudimos al Magisterio de la Iglesia.
Y este es el motivo por el cual Lutero se equivocó al pretender referirse directamente a la Escritura contra el Magisterio de la Iglesia, como si él hubiera escrito la Biblia y no le hubiera sido ante todo entregada por la Tradición Apostólica, que se remonta a Jesucristo.
Algo parecido hizo Lefebvre respecto a la Tradición. Lefebvre se equivocó al pretender referirse directamente a la Tradición contra el Magisterio de la Iglesia, como si él (Lefebvre) estuviera en posesión de la Tradición (en cuanto contenido objetivo) o tuviera un contacto directo con ella, y no le hubiera sido dada a conocer (transmitida) por Tradición Apostólica, que desde el Papa actual se remonta hasta Jesucristo.
Ciertamente puede suceder, en la falibilidad de nuestra tradición humana, que al transmitirse de uno a otro una noticia, se produzcan malentendidos o distorsiones del contenido de esa noticia. En este caso, si el maestro se refiere a un escrito, podemos tener la posibilidad de corregir al maestro yendo a mirar el escrito.
Sin embargo, en el caso de la Sagrada Tradición de la Iglesia Católica, los católicos confiamos en la autoridad del Magisterio, porque sabemos que Cristo encargó a Pedro transmitir sus palabras a la posteridad, asegurándole asistirlo hasta el fin de los siglos, considerando sobre todo que el mensaje a transmitir tiene un contenido sobrehumano, para conservar el cual no habría sido suficiente la simple diligencia humana, considerando la falibilidad con la cual transmitimos incluso los contenidos más simples de las tradiciones humanas.
Contra esto que le digo afirman los lefebvrianos que el Magisterio se puede equivocar. De hecho, hoy estaba leyendo al actual líder alemán de la FSSPX, que repetía lo mismo que Lefebvre: "Si el Papa dice algo contrario al Magisterio precedente, yo me quedo con el Magisterio precedente". Este es el prejuicio que ellos manejan: pretenden que haya ruptura o discontinuidad, no tienen fe católica, no creen en la promesa de Jesucristo y, al fin de cuentas, lo suponen un mentiroso.
Estimado padre Filemón,
ResponderEliminaren relación al gran tema del tradicionalismo católico, quisiera plantearle un problema teológico (o, en cualquier caso, teológico-moral, en el sentido de la moral pastoral y ecuménica), que podría ser una cuestión seriamente disputada a nivel popular católico en los próximos tiempos, una quaestio disputata.
Le planteo aquí este tema porque la paradigmática figura del Siervo de Dios, padre Tomas Tyn, imitable en todos los aspectos como auténtico tradicionalista católico, o tradicionalista progresista como también podríamos llamarlo, no nos debe hacer olvidar una situación desgraciadamente actual: el mayoritario tradicionalismo católico (con sus claroscuros, sus más y sus menos, sus virtudes y sus defectos) guarda estrecha relación desgraciadamente con el tradicionalismo cismático, al punto de mirarse en él casi como en un espejo, copiando sus actitudes cismáticas y sus declaraciones sospechosas de herejía o a veces claramente heréticas.
Sin más preámbulos, voy ahora al grano.
Creo que la cuestión disputada podría ser planteada brevemente en estos términos:
¿Puede el Papa emitir Letras Apostólicas para la consagración episcopal de candidatos en herejía y cisma?
No hace falta recordarle a usted que las Letras Apostólicas son un documento oficial del Pontífice de la Iglesia Católica que se emite en el caso de que un sacerdote sea ordenado obispo, y, conforme a la ley de la Iglesia, en este documento, el Pontífice: 1. permite la ordenación del obispo fuera de Roma, siempre que se cumplan las leyes litúrgicas; 2. exige que el obispo haga la profesión de fe y el juramento de fidelidad; 3. anima al clero y al pueblo de la diócesis a recibir al obispo con alegría; 4. exhorta al obispo a que los fieles que le sean confiados crezcan en la fe, la esperanza y la caridad.
Cae de su peso que tales propósitos de las Letras Apostólicas no se cumplirían en el caso en que el candidato a Obispo estuviera, como he planteado en la cuestión, en formal estado de cisma y bajo clara sospecha de herejía.
La presente cuestión teológico-pastoral, supone, naturalmente un status quaestiones referido a situaciones y hechos actuales (y a otros hechos inminentes), que pondrán más en claro, por su concretez, a qué me estoy refiriendo en la cuestión planteada.
Si el tema es de su interés, me lo hace saber, y en un nuevo comentario podría yo detallarle detalles e informaciones de actualidad, que visualizan de modo más concreto y real la cuestión a resolver.
Agradecido desde ya por su atención y su tiempo. Unidos en la plegaria.
Estimado Rodolfo,
Eliminarme detengo ante todo en la cuestión de principio.
Puede suceder que el Papa esté mal informado acerca de los requisitos del candidato o bien puede ocurrir que un obispo criptbo-lefevriano ordene a un sacerdote filo-lefebvriano. ¿Qué es lo que sucede en tal caso? Que en este caso la ordenación es válida, pero existe el gran riesgo de que el sacerdote ordenado se encuentre en una situación cismática.
Si tiene algún caso que usted quiera presentar a mi atención o cree que podría darle una opinión útil, hágamelo saber.
Por cuanto respecta al tradicionalismo de padre Tomas Tyn, sé que ha sido presentado como un tradicionalista filolefevriano, pero esto no corresponde a verdad.
Estimado padre Filemón,
Eliminarel planteo que yo he hecho acerca de la cuestión presentada, excluye a priori todo caso de filo-lefebvrismo o cripto-lefebvrismo, porque precisamente ha hablado de un caso de candidato al episcopado en estado de cisma formal y claras doctrinas heréticas.
Repito mi planteo: ¿Puede el Papa emitir Letras Apostólicas para la consagración episcopal de candidatos en herejía y cisma?
Al respecto, presento dos casos, uno histórico, y otro actualísimo.
1. El caso histórico:
En los años 1987/1988, en el contexto de las tratativas para el retorno de Obispo Lefebvre y los sacerdotes por él ordenados, y sus fieles laicos, a la unidad de la Iglesia, la FSSPX pedía a Roma el permiso para la ordenación de uno o dos obispos. El papa san Juan Pablo II estuvo a punto de conceder tal permiso; pero finalmente no tuvo necesidad de hacerlo, porque el Obispo, que estaba ya suspendido a divinis, decidió por su cuenta, sin contar con Letras Apostólicas, consagrar a cuatro Obispos (Tissier de Mallerais, Fellay, Williamson, y De Galarreta). Tras ellos, todos cayeron en excomunión, y la situación pasó a ser de formal cisma (como ha recordado Benedicto XVI en varias ocasiones, y el papa Francisco en 2021, en ocasión de la publicación de Traditionis custodes).
Ahora bien, pese a que en este caso las Letras Apostólicas, no existieron, sin embargo, san Juan Pablo II estuvo a punto de concederlas a candidatos que, si bien no estaban en formal cisma, ciertamente estaban bajo sospecha de herejía. De hecho, san Paulo VI ya había conminado a Lefebvre de convertirte de sus "errores contra la fe", y sabido es que todos los seguidores de Lefebvre siguen a pie juntillas hasta hoy todos los postulados de su fundador. Por lo tanto, la pregunta es similar: ¿Qué sentido hubiera tenido ese permiso que hubiera podido dar San Juan Pablo II a candidatos herejes?...
2. El caso actual:
Desde hace meses se vienen escuchando voces desde la FSSPX que vienen "preparando" a su feligresía a una eventual consagración de Obispos, y, por ende, a una próxima renovada excomunión de Obispos, sacerdotes y fieles de la FSSPX. Hoy los datos son más explícitos y concretos.
Superiores de varios distritos (Francia, Alemania, etc.) han hablado de ello. Días atrás, en el Priorato de Mendoza (en Argentina) de la FSSPX, el superior del distrito de América del Sur de la FSSPX, padre Joaquín Cortés, hizo anuncios sobre la futuras consagraciones episcopales en la FSSPX. Expresó, entre otras cosas, lo siguiente: "Lo que acaba de suceder: que Dios haya llamado a Monseñor Tissier, ya acelera un poquito las cosas [...] ¿Cuántos obispos van a ser? Cuatro o cinco [...] ¿De qué edades? Entre 35 y 50 [...] ¿Cuándo? La gran pregunta es esa... no lo tomen como oficial... 2026 más o menos [...] ¿Hay que pedir permiso a Roma? Sí, hay que pedir permiso a Roma [...]".
Fuente: video en Youtube desde el minuto 1:10:37: https://www.youtube.com/watch?v=5H50Xw6vFFw
Ahora bien, no me interesa juzgar la patente hipocresía de estos líderes de la FSSPX que, no obstante tachar continuamente de modernistas (herejes) al Concilio Vaticano II y a los Papas del postconcilio (los ejemplos y fuentes abundan), sin embargo, no tienen ningún rubor en querer "tranquilizar" a su feligresía, adelantándoles que cumplirán con no sé qué "legalidad", pidiendo permiso a Roma para las consagraciones episcopales.
Repito: no me interesa la actitud de estos hermanos cristianos separados, a no ser más que para seguir orando por ellos.
Lo que me preocupa es la actitud que pudiera llegar a tomar Roma, con un -permítame, padre Filemón- un anciano Papa, hasta cierto punto imprevisible en sus actos...
Y de ahí mi pregunta:
¿Puede el Papa emitir Letras Apostólicas para la consagración episcopal de candidatos en herejía y cisma?
Estimado Rodolfo,
Eliminaraprecio el deseo de los lefebvrianos que el Papa pueda aprobar una solicitud de ordenación episcopal procedente de su Fraternidad.
Sin embargo, considerando el hecho de que la Fraternidad todavía no acepta las doctrinas del Concilio Vaticano II, esta Comunidad, como ya le dijo Benedicto XVI, no está en plena comunión con la Iglesia y con el Papa.
Por otra parte, debemos recordar la reciente advertencia del Papa Francisco de que quien no acepta el Concilio Vaticano II está fuera de la Iglesia. En este punto el Papa Francisco, teniendo presente la advertencia que ha hecho, muy probablemente se negará.
Sin embargo, creo que podría conceder el permiso, a condición de que este obispo acepte las nuevas doctrinas del Concilio y se reconcilie con el Papa y con la Iglesia.
Estimado padre Fiemón,
Eliminaraprecio sinceramente, también en esta ocasión, su benevolencia, queriendo ver el valor, el mérito, la buena intención, por parte de los lefebvrianos, en solicitarle al Papa la aprobación de sus futuras consagraciones episcopales.
Valoro también la claridad y firmeza con la que usted recuerda que, al no aceptar esta Fraternidad todavía (aún después de pasados sesenta años) las doctrinas del Concilio Vaticano II, tal Fraternidad no se encuentra en plena comunión con la Iglesia y con el Papa (expresión que se usa actualmente para significar que esta Fraternidad se encuentra en formal cisma).
Importante y oportuno también es que usted me recuerde la reciente advertencia del papa Francisco de que quien no acepta el Concilio Vaticano II está fuera de la Iglesia.
Reconozco que la respuesta del Papa a la petición de la FSSPX queda en al ámbito de lo pastoral. Y que esto quiere decir que, la decisión del Papa al respecto queda sujeta a su prudencia pastoral. De modo que, probablemente se negará (por las razones expuestas), o, también probablemente, podría conceder el permiso, como usted argumenta, a condición de que los nuevos obispos acepten las nuevas doctrinas del Concilio y se reconcilien con el Papa y con la Iglesia.
Ahora bien, dado que este "condicional" es altamente improbable, dada la conocida historia de doblez y de hipocresía de la FSSPX, entonces, la eventual respuesta favorable del Papa, quedará sujeta al disenso del Pueblo de Dios, al tratarse de una discutible decisión de gobierno-pastoral.
Al respecto, me parece útil recordar que una medida pastoral-disciplinar-gubernativa, como fue la de Benedicto XVI en 2009, de levantar la excomunión a los cuatro obispos consagrados en 1988, fue manipulada por la FSSPX para divulgar la equivocada interpretación de que la FSSPX había quedado sin problemas, en paz, en comunión con la Iglesia. Mala interpretación que obligó a Benedicto a hacer las aclaraciones (respecto a la doctrina, y al cisma) que usted correctamente me ha recordado.
Por lo tanto, temo que, similarmente, una eventual decisión favorable del Papa al pedido lefebvriano, vuelva a generar similares confusiones.
Y por último -aunque no lo menos importante-, una pregunta general: ¿cómo juzgar -cristianamente- acerca de la hipocresía de mi prójimo? ¿Debo pensar siempre benévolamente de él?... El Papa, ante un pedido como el que parece disponerse a hacer la FSSPX, por fe y caridad cristiana, ¿debe juzgarlo siempre como en recta intención?
Al respecto, no creo que haga falta recordar las incontables ocasiones en que las acusaciones (incluso recientes, y contínuas) de la FSSPX contra el Concilio y contra el Papa, de ser modernistas, de ser herejes, de ser apóstatas, etc., etc. Que la FSSPX mantenga obstinadamente tales acusaciones, en sí mismas herejías y blasfemias, hace saltar a la vista su indudable doblez, vale decir, hipocresía.
Todo hombre puede convertirse, pero... ¿hasta qué punto la debida misericordia y benevolencia deviene ingenuidad?
Estimado Rodolfo,
Eliminarel hecho de que usted me haya recordado las fuertes críticas hecha por los obispos de la FSSPX a los Papas del postconcilio (me viene a la memoria ahora un opúsculo del recientemente fallecido Tissier de Mallerais en 2010, criticando fuertemente a Benedicto XVI en áreas en los que un católico no puede disentir con el Papa), me lleva a pensar que el papa Francisco, a la petición hecha por los lefebvrianos, opondrá un rechazo.
Lo único que se puede hipotetizar es que estos jóvenes, que desean llegar a ser obispos con la aprobación del Papa, hayan renunciado a seguir a los actuales líderes de la FSSPX en las críticas al papa Francisco. En este caso está claro que el Papa podrá estar dispuesto a acceder a la petición. Sin embargo, por lo que sé, sigue existiendo la grave dificultad de la oposición a las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II. Por esta razón, si las cosas son así, considero extremadamente improbable que el Papa pueda satisfacerlos.
A menos que el papa Francisco, en nombre de la misericordia y de la apertura de la Iglesia a todos, tenga alguna esperanza de que, con este gesto generoso, aunque acompañado por un claro llamado, los lefebvrianos se conviertan e inicien un camino de plena comunión con el Papa y por tanto con la Iglesia.
Este hecho podría animar a los fieles de la Fraternidad a seguir y acoger cada vez más al Santo Padre, para madurar la comunión plena y real con Roma.
Al mismo tiempo, es necesario que nosotros teólogos nos esforcemos mucho para convencer a los lefebvrianos de que las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II no son modernistas, sino que realizan una auténtica renovación de la Iglesia, como repite continuamente el papa Francisco.
Estimado padre,
Eliminarle agradezco la atención y el tiempo que han dedicado al tema que le he propuesto, no tan relacionado con el tema del artículo que usted ha publicado.
Sus opiniones me han ayudado a alcanzar una actitud más equilibrada y serena sobre el tema.
Como le he dicho, lo que me preocupa es que, cualquiera que sea la respuesta del papa Francisco a la eventual petición de las Cartas Apostólicas para la consagración de un obispo para los lefebvrianos, surgirán probables confusiones.
Sin embargo, mi opinión es que las confusiones serán menores si el Papa se niega, y en el mejor de los casos! aprovechara la oportunidad para explicar al pueblo de Dios cuál es el verdadero tradicionalista, y la situación de cisma y herejía en que se encuentran los indietristas lefebvrianos.
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X ha retirado el video en el que el Superior del Distrito de América del Sur anunciaba las futuras consagraciones de obispos.
EliminarDa la impresión que... el anuncio se hizo después de que el sujeto degustara varias copas de buen Malbec mendocino..., pero aun así, el anuncio fue cierto, y mucho más con este retiro de la circulación
Estimado Rodolfo,
Eliminartambién yo soy de su mismo parecer.
Como ya le he dicho, me parece lógico que el Papa rechace el permiso, después de que él ha tenido palabras muy claras sobre los opositores al Concilio Vaticano II.
Lo que en mi opinión el Papa podría y debería hacer es afrontar esta compleja cuestión de la interpretación del Concilio Vaticano II, con una actitud de mayor atención a las falsas interpretaciones, que son la causa de la actual contraposición entre modernistas e indietristas, y con el reconocimiento de razones y errores por ambas partes.
En efecto, como he dicho muchas veces, los modernistas distorsionan las enseñanzas del Concilio a su favor. Ante este movimiento, los indietristas responden, también ellos equivocados, acusando a su vez al Concilio de modernismo. Es necesario que el Papa, de una vez por todas, ponga de relieve esta diabólica operación. Cuando haya aclarado este punto, entonces habrá esperanza de una reconciliación entre las facciones opuestas, para que la Iglesia pueda finalmente caminar por esa obra evangelizadora, a la cual el Papa nos exhorta continuamente.
Estimado Anónimo,
Eliminareste hecho, que usted me informa, me parece ser el signo de que dentro de la misma Fraternidad hay opiniones discordantes.
Todo lo que deseamos de todo corazón es que estos hermanos, después de sesenta años de desacuerdo con el Papa, pongan finalmente los talentos que Dios les ha dado al servicio de la Iglesia para una verdadera puesta en práctica de la Tradición en fidelidad a la reforma conciliar.
Doy fe. Ese video ya lo han eliminado. Días atrás, cuando lo ví, supuse que lo iban a eliminar. Por eso hice una copia. La conservaré por un tiempo, por la duda que los lefebvrianos quieran negar que ha existido...
EliminarGracias, querido Paolo. De modo que si precisamos el video sabemos a quien recurrir.
EliminarCiertamente querido Rodolfo, por supuesto que sí, el Papa lo puede todo.
ResponderEliminarEstimado Franco,
Eliminarestas palabras suyas me parecen muy superficiales y también imprudentes, por no decir ofensivas hacia el Santo Padre.
Usted debería saber bien que los poderes del Sumo Pontífice, por muy amplios que sean, están bien definidos por el Derecho Canónico. Por tanto, la expresión "puede todo" es inaceptable y casi sabe a ironía o a burla hacia la Autoridad pontificia.
No tiene un poder absoluto, pero puede todo, diferencia sutil, es más, sutilísima.
ResponderEliminarEstimado Franco,
Eliminaresta cuestión de los límites de la autoridad pontificia y de los poderes del Papa es muy interesante y muy importante.
Sin embargo, lo que dice me parece poco claro, porque decir que "no tiene un poder absoluto, pero puede todo" es una contradicción, porque usted debería saber que el absolutismo gubernamental típico de las dictaduras es un poder que se permite todo. Entonces, ¿cómo hace usted para decir que "no tiene poder absoluto"?
En segundo lugar, ¿qué quiere decir con "todo"? Ciertamente no querrá decir que es todopoderoso, ya que solo Dios es todopoderoso. Entonces, ¿"puede todo" en qué cosa? ¿En qué campo? O bien, con "puede todo", ¿quiere decir que podría tener poderes sobrenaturales, que van más allá del Derecho Canónico?
Por otra parte me parece que usted admite que sus poderes están limitados por el Derecho Canónico, pero al mismo tiempo me parece que se contradice citando lo que llama "acontecimientos ya éxitos y futuros". ¿A qué acontecimientos se refiere? ¿O quizás quiere decir que el Papa se ha burlado del Derecho Canónico?
Una cosa es el derecho canónico, otra son los acontecimientos , ya sucedidos y futuros. Por lo tanto, por la fuerza de los hechos...
ResponderEliminarEstimado Franco,
Eliminaresta cuestión de los límites de la autoridad pontificia y de los poderes del Papa es muy interesante y muy importante.
Sin embargo, lo que dice me parece poco claro, porque decir que "no tiene un poder absoluto, pero puede todo" es una contradicción, porque usted debería saber que el absolutismo gubernamental típico de las dictaduras es un poder que se permite todo. Entonces, ¿cómo hace usted para decir que "no tiene poder absoluto"?
En segundo lugar, ¿qué quiere decir con "todo"? Ciertamente no querrá decir que es todopoderoso, ya que solo Dios es todopoderoso. Entonces, ¿"puede todo" en qué cosa? ¿En qué campo? O bien, con "puede todo", ¿quiere decir que podría tener poderes sobrenaturales, que van más allá del Derecho Canónico?
Por otra parte me parece que usted admite que sus poderes están limitados por el Derecho Canónico, pero al mismo tiempo me parece que se contradice citando lo que llama "acontecimientos ya éxitos y futuros". ¿A qué acontecimientos se refiere? ¿O quizás quiere decir que el Papa se ha burlado del Derecho Canónico?
La cuestión planteada con la anunciada petición de la FSSPX de permiso para consagrar un obispo, me parece totalmente absurda. ¿Qué diríamos si un Patriarca Ortodoxo le pidiera al Papa ese permiso, o si lo pidieran los Anglicanos?... No tiene ningún sentido. Todo parece una broma...
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
Eliminarentiendo su estado de ánimo ante esta petición de los lefebvrianos. También a mí me parece una actitud hipócrita. En efecto, sigue existiendo su oposición a las doctrinas del Concilio, en particular a Unitatis Redintegratio, a Nostra Aetate y a Dignitatis Humanae.
Ahora bien, estos documentos ponen en juego la doctrina.
Por lo tanto, no se puede entender cómo pueden esperar que el papa Francisco les conceda una autorización tan importante como una consagración episcopal, después de que el mismo Papa declarara recientemente que están fuera de la Iglesia los que no aceptan el Concilio Vaticano II.
A menos que tal petición por parte de los lefebvrianos vaya acompañada de la promesa de aceptar las nuevas doctrinas del Concilio.
Oremos por este Papa, que, aunque no tenga el poder absoluto, puede hacer lo que quiera (ya ha podido hacer unas cuantas cosas...) No se trata de la omnipotencia Divina, obvio; se trata de su (humana) potencia, dentro de la Iglesia: elefante libre de poder de hacer todo dentro de la cristalería católica; y quien se calla, acepta; y quien niega, traiciona. ¡Fuerza, padre Filemón!
ResponderEliminarEstimado Franco,
Eliminaren esta materia del gobierno pontificio es muy difícil poder dar juicios seguros, porque siempre se trata de una materia muy compleja, donde para poder juzgar deberíamos poder disfrutar de esa visión desde lo alto, que solo el Papa posee.
Esto no quiere decir que un Papa no pueda abusar de su autoridad. En algunas ocasiones el Santo Padre nos ha dado esta impresión. Sin embargo, como nos enseña la historia, para poder dar un juicio definitivo es necesario que pase un cierto tiempo durante el cual se produce una discusión, la cual normalmente, cuando ocurre, logra resolver las cuestiones discutidas.
Hay cuestiones aún abiertas sobre el comportamiento de Papas ocurridos hace siglos. Por no hablar del problema de juzgar lo que hace un Papa hoy. Lo que yo noto es que está demasiado extendida la costumbre de valorar los actos del Papa como si fuera el comportamiento del párroco o del intendente del pueblo.
Yo creo que el primer deber de un buen católico es juzgar las cosas que afectan al ambiente en el que cada uno actúa, dando el ejemplo del buen cristiano.