Acerca de lo que quiere decir ser "católico", y para expresar estas cosas -si me es permitido- con el modo arrogante con el que justificadamente o no los porteños argentinos se han hecho lamentablemente famosos en el mundo, el único que "te la puede contar" con veracidad, y sin posibilidad de error en lo que a doctrina se refiere, es el Papa. Pero hoy no faltan quienes te cuentan su propia y personalísima versión de lo que es ser "católico", incluso quienes explícitamente te dicen que te la cuentan para que no te la cuenten, ni siquiera, dicen ellos, para que te la cuente el Papa. [En la imagen: fragmento de "Paisaje nocturno con monasterio en ruinas", acuarela de Lluís Rigalt i Farriols, pintada hacia 1850, y actualmente conservada en el Gabinete de Dibujos, Estampas y Fotografías del Museo Nacional del Prado, Madrid, España].
----------Se habla frecuentísimamente, y en muchas partes, de "católicos". Pero ¿quiénes son exactamente los "católicos"? Muchos usan este término con desenvoltura, seguros -al menos así lo parece- de usarlo bien, en su correcto sentido, queriendo a veces alabar, o queriendo a veces rechazar el "catolicismo", queriendo a veces sentirse "católicos", queriendo a veces sentirse contrarios o extraños.
----------Claro que si luego vamos a ver qué es lo que se esconde detrás del uso que hacen de este término, qué es lo que intentan decir aquellos que lo usan, nos daremos cuenta de que el significado ya no es unívoco y preciso, sino que se le introducen arbitrariamente contenidos muy dispares e incluso contradictorios. De modo que existen dos grupos de problemáticas. El primer grupo se refiere a la posibilidad de coexistencia de dos tesis contrastantes en lo interno del catolicismo.
----------Ejemplos de este primer grupo son los siguientes: existe quien considera conforme al ser católico tanto el sostener que Dios es inmutable como el decir que Dios cambia; tanto el afirmar la infalibilidad del Papa como el negarla; existe tanto quien afirma la divinidad de Cristo como quien la niega; tanto quien afirma la inmortalidad del alma como quien la niega; tanto quien sostiene a Darwin como quien lo rechaza; tanto quien afirma la inmutabilidad del dogma como quien la niega; tanto quien cree en los milagros como quien no cree en ellos; tanto quien afirma la virginidad de Nuestra Señora, como quien la niega; tanto quien dice que el diablo existe como quien lo niega; tanto quien sostiene que no nos salvamos todos como quien lo niega; tanto quien afirma una ley natural como quien la niega; tanto quien declara ilícitos los anticonceptivos o las relaciones sexuales extramatrimoniales como quien lo niega; y así sucesivamente.
----------En el segundo grupo de problemáticas se plantea la cuestión de saber si ciertas concepciones, como por ejemplo el espiritismo, la masonería, el comunismo, Lutero, el budismo, la reencarnación, el panteísmo u otras ideas, sean conciliables con el catolicismo. Para algunos sí, para otros no.
----------¿Se trata de problemáticas libremente discutibles en lo interno del catolicismo? Para algunos sí, para otros no. Pero entonces nosotros quisiéramos preguntarles: ¿cuáles son los puntos esenciales e irrenunciables del catolicismo, rechazando los cuales uno ya no es católico? Aquí existe una gran confusión, aún cuando grosso modo se ha formado hoy un catolicismo modernista filo-protestante que tiene una cierta coherencia.
----------No es difícil, si reflexionamos, saber qué es lo que quiere decir ser católico.
----------En primer lugar recordemos el significado etimológico de la palabra "católico". Ella proviene, como es sabido, del griego kath-olikós, o sea katá ólon = sobre todo, es decir, "en todo el mundo", según el mandato de Cristo: "Id por todo el mundo", lo que significa que el contenido del catolicismo es universal, o sea el mismo para todos los hombres en todos los tiempos, de acuerdo con lo que Cristo profetizó: "Mis palabras no pasarán".
----------Por otra parte, pienso que nadie me contradecirá si yo defino el ser católico de este modo: seguir al Romano Pontífice como "roca" sobre la cual Cristo ha fundado su Iglesia ("tu es Petrus"), intérprete en última instancia de la revelación cristiana ("confirma fratres tuos") y como suprema guía humana de la conducta cristiana ("pasce oves meas"), Pastor de esa Iglesia "católica" de la cual habla el Credo que recitamos en la Misa, expuesto en el Catecismo de la Iglesia Católica y vivido ejemplarmente por los santos.
----------Estando así las cosas, es evidente que la definición del término católico no puede ser dejada de derecho al arbitrio de ningún particular o de ninguna agrupación religiosa de fuera de la Iglesia Católica Romana.
----------Por lo tanto, la regla definitiva y cierta de la fe católica no nos es dada ni por los teólogos, ni por los filósofos, ni por los exégetas, ni por los historiadores, ni por los profetas, ni por los poetas, ni por los carismáticos, ni por los videntes, por más que ellos puedan estar muy en posesión del Espíritu Santo y puedan ser muy expertos en la Sagrada Escritura. No nos es dada tampoco por los Obispos, por los Cardenales o por las conferencias episcopales o por el Concilio Ecuménico sino cum Petro y sub Petro.
----------El ser católico resulta así de un conjunto preciso y orgánico de elementos o factores doctrinales y morales, un conjunto al cual, como dice el Apocalipsis, nada se puede agregar y nada se puede quitar (Ap 22,18). Quien hace esto, lo sepa o no lo sepa, cae en ese error que se llama "herejía". No es ya católico sino hereje. O bien se puede decir que sigue siendo católico en aquello en que permanece fiel a los principios antes mencionados, pero es hereje en relación a lo falso en lo cual cae.
----------Nadie por tanto está autorizado a definir qué es y quién es católico en última instancia y con certeza, sino el Sumo Pontífice y los órganos de magisterio y de gobierno de los cuales él se sirve, en particular el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cual tiene precisamente del Papa el encargo de ayudarlo en el discernir lo que es conforme y lo que es contrario a la doctrina y a las costumbres católicas.
----------Ahora bien, ser cristiano todavía no quiere decir ser católico. En tal sentido, también los protestantes o los ortodoxos orientales o los lefebvrianos, son cristianos, pero no son católicos. A ellos les falta, como es sabido, el reconocer la autoridad del Sucesor de Pedro, entre otras cosas.
----------En este punto de nuestra reflexión, vale tener presente que un defecto del catolicismo de hoy es la facilonería, la presunción y el criterio subjetivista y por tanto falso, en base al cual se define el ser católico o se nos considera o nos consideramos "católicos". Ocurre en cambio que quien se preocupa por determinar con exactitud y espíritu de obediencia a la Iglesia la identidad católica viene designado con epítetos ofensivos, difamatorios o desconsiderados, tales como "fundamentalista", "cerrado", "talibán", "fanático", "integrista", "rígido", "papista", "tradicionalista", "atrasado", "preconciliar". Por otro lado, existen en realidad verdaderos católicos -lamentablemente una minoría- los cuales, como por ejemplo el Siervo de Dios padre Tomas Tyn OP, con todo derecho, y de hecho con orgullo, pueden considerarse, por ejemplo, "tradicionalistas".
----------¿Cómo podemos explicar este abuso que se hace del término "católico"? ¿Por qué hoy son tantos los que se consideran a sí mismos como "católicos" o por otros son considerados "católicos", aún habiendo caído, acaso sin darse cuenta, en herejías? ¿Por qué esta clase de cristianos mantiene el nombre de "católico" cuando en realidad no se someten o no se quieren someter a las reglas para serlo verdaderamente? ¿Por qué ciertos verdaderos católicos son denigrados, conmiserados, despreciados, marginados o ridiculizados por otros sedicentes católicos que en realidad no lo son? ¿Por qué aquellos no reconocen más bien que en realidad son semi-protestantes o semi-ortodoxos o semi-lefebvrianos o semi-masones o semi-comunistas, etc.? ¿Por qué no abandonan la cualificación de católico para reconocerse abiertamente por aquello que ellos son en realidad? ¿Con qué propósito se siguen llamando "católicos"? ¿Para obtener qué ventajas?
----------Hoy en gran medida se ha perdido el deseo de acoger todos los elementos constitutivos del catolicismo rechazando lo que con el catolicismo es incompatible. No nos preocupamos de la coherencia, y se ama el sincretismo, no se quiere tener en cuenta la autoridad legítima que ha sido puesta para definir lo que es católico y lo que no lo es, y se cree poder establecer el ser católico por cuenta propia, en base a los propios gustos o siguiendo al teólogo de moda o al exegeta de éxito o, peor aún, al youtuber parlanchín, sin tomar siquiera la mínima precaución de discernir si esta gente sigue siendo católica.
----------Algunos creen que sea imposible saber cuáles son los elementos esenciales del catolicismo, y que todo sea opinable: de ahí la convicción de que cada uno es libre de creer aquello que prefiera, en base a criterios construidos por cuenta propia o siguiendo tendencias emergentes y de éxito. Se teme estar en minoría y se sigue la corriente. O bien se siguen las creencias más cómodas y más congeniales.
----------Otros piensan que catolicismo o protestantismo u ortodoxia oriental o lefebvrismo, sean modalidades parejamente legítimas de ser cristianos, modalidades entre las cuales uno puede escoger libremente la que más congenia con cada uno. Se confunde la diversidad con la contrariedad, y se toma ésta por aquella. Se pretende sustituirse a las autoridades competentes en el determinar lo que quiere decir ser católico.
----------¿Cómo explicar este fenómeno? ¿A quién atribuirle la culpa? ¿Cómo remediarlo? Mi impresión es que las autoridades han dejado correr demasiada agua bajo los puentes, lo "han dejado pasar", sobre todo a partir del inmediato post-concilio, y la situación se está agravando cada vez más, con efectos devastadores, cada vez con más evidencia, por cuanto respecta a la pureza y a la honestidad de las costumbres morales, civiles, religiosas y políticas. ¿Cuánto más todavía deberá seguir adelante este proceso de corrupción antes de que decidamos -pienso sobre todo en las autoridades- actuar y tomar medidas?
----------En definitiva, acerca de lo que quiere decir ser "católico", y para expresar estas cosas -si me es permitido- con el modo arrogante con el que justificada o injustificadamente los porteños argentinos se han hecho por desgracia famosos en el mundo, el único que "te la puede contar" con veracidad es el Papa. Sin embargo, hoy no faltan quienes te cuentan su propia versión, incluso quienes explícitamente te dicen que te la cuentan para que no te la cuenten, ni siquiera, dicen ellos, para que te la cuente el Papa; y ello hasta cuando se descubre que ellos mismos son los que ¡te la han estado contando a lo grande!
----------Te dicen que ser católico es ser un "contra-revolucionario" o ser un "anti-progre", o que ser católico hoy por hoy es ser un "restaurador" de no se sabe cual dorada cristiandad que, en realidad, sólo ha existido y sigue existiendo en sus atribuladas mentes, en la burbuja mental en la que se obstinan en vivir; o que ser católico es, como dijo un Obispo desorientado la semana pasada, pretendiendo enseñarle al mismísimo Romano Pontífice cómo ser católico: "no hacer giras enseñando el diálogo interreligioso y el cuidado de la Tierra ... sino quedarse en casa, y enseñar el catecismo". Sin olvidar aquellos otros que dicen que ser católico es llevarse bien con todo el mundo y dejar tranquilos a todos con sus propias ideas.
----------Creo haber dejado las cosas claras, aunque sea de modo sucinto, sobre qué quiere decir ser católico. No se trata de seguir las ideas de nadie, y tampoco las de este blog cuando sea el caso que se propongan meras ideas personales. En última instancia, ser católico es seguirlo a Cristo guiados por la Iglesia, o sea dejándose guiar por aquel que Cristo ha puesto como su Vicario en la tierra y Pastor de nuestras almas hacia el cielo.
Gracias, padre Filemón, por su publicación. Creo que ya no puede haber ninguna duda: la unión en la Fe con Pedro y sus sucesores es lo que identifica al católico.
ResponderEliminarGracias nuevamente por su nota, a la vez sencilla y precisa, que pone de manifiesto lo que desde otros puntos de vista se viene hablando desde hace tiempo: el cisma interior en la Iglesia, lamentablemente fomentado en gran medida por los pontífices que no han tomado claras medidas disciplinarias contra los brotes de herejías o herejías desarrolladas. Pongo un solo caso, inicial: el de Pablo VI frente a Karl Rahner.
Querido Ernesto,
Eliminarpuedo estar substancialmente de acuerdo con tus declaraciones, aunque haría algunos matices.
Por cuanto respecta a nuestra condición de católicos, que conlleva la unidad en la Iglesia Católica, ciertamente lo que nos hace uno como católicos, es la unidad de la Fe en Cristo, cuya divina Revelación nos es transmitida por el Magisterio de la Iglesia, Magisterio que, ciertamente, tiene a Pedro y sus sucesores como Maestros indefectibles. En eso estamos plenamente de acuerdo.
Ahora bien, por cuanto respecta a la segunda parte de tu intervención, en donde manifiestas lo que según tu parecer es la responsabilidad de los Pontífices del postconcilio en el difundirse de las herejías, se trata de una opinión tuya personal que es tan válida como cualquier otra opinión que, respetando la fidelidad a la doctrina católica en los Papas (como no puede ocurrir de otro modo, por nuestra fe católica en el carisma de Pedro), juzga y valora moralmente acerca del proceder humano de los Pontífices del postconcilio.
Como bien sabes, los Papas no pueden fallar en su fe, pero sí pueden pecar en todas las otras virtudes, particularmente en lo referido a la prudencia y a la justicia, que son las dos principales virtudes que deberían caracterizar al Papa.
Ahora bien, es indudable que los Papas han advertido con absoluta claridad el difundirse de las herejías. De hecho, san Paulo VI, en el inmediato postconcilio, ya denunció el "magisterio paralelo", que conllevaba una falsa interpretación del Concilio, en oposición a la auténtica interpretación.
Frente a ello, aquel Santo Pontífice tomó una decisión pastoral, que nosotros, podemos bien juzgar válida, correcta, o bien, con todo respeto, podemos disentir de tal decisión, juzgándola imprudente. Aquí hay libertad para nuestra valoración histórica y nuestra crítica, siempre que la hagamos con respeto y en las debidas condiciones.
Ya he expresado mi opinión al respecto, y creo que la conoces muy bien, porque sigues mis publicaciones.
Respecto a la condena de las herejías de Karl Rahner, ciertamente, a seis décadas del final del Concilio, considero que, como ya lo he dicho y repetido, ha llegado la hora de poner las cosas bien en claro, y el Magisterio de la Iglesia debería condenar uno por uno todos y cada uno de los errores de aquel teólogo alemán que desde el inmediato postconcilio y hasta la actualidad ha logrado embaucar a tantos y sigue embaucando. Como sabes, tengo en desarrollo una serie de artículos al respecto, haciendo un elenco de todos los errores de Rahner y explicándolos con cierta minuciosidad.
Fray Filemón: Respeto completamente la doctrina que Ud. transmite en su nota. La Fe de Pedro es la Roca sobre la que se funda la Fe de la Iglesia. No existe el catolicismo si no hay unidad con y obediencia al Sucesor de Pedro.
ResponderEliminarPero le confieso que para mí es sumamente difícil ser fiel a la doctrina de Fe de siempre, frente a lo que estamos viendo con el papa Francisco, y sus comúnmente ambiguas expresiones.
Estimado Anónimo,
Eliminarme complace y alienta que usted expresa de modo tan rotundo su condición de católico en comunión con el Romano Pontífice. Tal nítida declaración de su parte me revela a un católico honesto y firme en su fe. Mantenga tales convicciones, y no deje de pedir al Espíritu Santo, cotidianamente, la gracia para mantener tales certezas.
Ahora bien, por cuanto respecta al modo de expresarse del papa Francisco, usted debería, ante todo, hacer una primera distinción en las expresiones del Papa.
Debería atender, ante todo y sobre todo, a sus expresiones como Maestro de la Fe y Pastor universal, vale decir: atender a sus encíclicas, cartas apostólicas, catequesis a toda la Iglesia, homilías, discursos oficiales en audiencias a grupos particulares. En estos ámbitos usted seguramente encontrará al Maestro de la Fe, que le confirmará en la recta interpretación de la Palabra de Jesús, porque hoy Francisco es el Vicario de Cristo para la Iglesia peregrina en la tierra.
Respecto a todas las demás expresiones del papa Francisco (entrevistas de todo tipo, breves audiencias a grupos particulares, o expresiones a individuos concretos, expresiones improvisadas, cartas personales a individuos, etc...) puedo decirle que mi opinión personal es que la prudencia le debería dictar al Papa no hablar tanto..., pero, al respecto, usted debe observar a todas estas expresiones con cautela, considerarlas casi siempre como expresiones privadas, donde el Papa manifiesta frecuentemente opiniones personales, que no deben atribuirse a su oficio de Maestro de la Fe y Pastor de la Iglesia. Generalmente no hay que tenerlas en cuenta. Y en todo caso, si no hay más remedio que tenerlas en cuenta (por ejemplo, para responder a algún objetor), debemos interpretarlas con benevolencia.
Haga como le digo, y verá que, con la ayuda de la gracia de Dios, podrá mantener la serenidad de ánimo.
Gracias, Fr Filemón. Excelente nota, y muy clarificadora. Tranquilizadora también. ¿Cuál es sino Pedro, y la Fe de Pedro, la roca sobre la que Cristo ha querido fundar su Iglesia? ¿En qué nos basaríamos de lo contrario? Seríamos plumas volando al soplo del viento, de cualquier gurú que nos venga supuestamente inspirado vaya a saber por qué espíritu... los muchos "Luteros" que hubo en la historia, y que hoy los sigue habiendo.
ResponderEliminarLos católicos estamos con el Papa.
Los católicos sufrimos al Papa, en su realidad carnal, humana.
Los católicos estamos firmes en Pedro Romano, como Ud. padre Filemón sabe decir, en el Magisterio bimilenario de la Iglesia de Pedro, Magisterio que se continúa sin rupturas hasta el Magisterio del Papa Francisco.
Gracias nuevamente, padre.
Estimado Cristero,
Eliminarme alegra que mi reflexión le haya sido de utilidad. Y me complace su claridad de ideas acerca de que lo que identifica al católico es el dejarse guiar, en su fe y en su vida, por el Vicario de Cristo.
El cardenal Newman tiene maravillosos textos acerca de la Fe como acto de obediencia: gracia infusa en la voluntad que impera el acto de la inteligencia a creer en Dios que revela, por la sola autoridad de Dios que revela.
ResponderEliminarLa rebelión del hombre contra Dios se inició con la modernidad, con aquel giro rebelde de Martín Lutero, que inició todos los inmanentismos y subjetivismos, del Iluminismo racionalista, que fructificaron en la Revolución Francesa.
Ahora que lo veo, resulta paradójico que alguien tan combativo contra todo lo que significó la Revolución Francesa, como fue mons. Lefebvre, terminara sucumbiendo a un inmanentismo subjetivista, al rebelarse a la autoridad del Magisterio Petrino.
Sergio Villaflores (Valencia, España)
Estimado Sergio,
Eliminarla rebelión del hombre contra Dios ha sido muy anterior a la edad moderna, pero es cierto que en la modernidad adquirió ribetes particulares, antes nunca vistos, como usted dice, con un intelectualizado inmanentismo y subjetivismo, que se prolongan hasta la actualidad.
Por cuanto respecta a que ese inmanentismo y subjetivismo, presentes en Lutero, hayan fructificado en la Revolución Francesa, creo que debemos matizar y complementar su declaración, pues la Revolución Francesa no sólo tiene su origen en Lutero, sino que incluso habría que decir que las instancias de la revolución del siglo XVIII no sólo han sido movilizadas y potenciadas por la masonería y el protestantismo, sino que también han sido instancias con aspectos válidos, manifestación de tendencias saludablemente humanistas cuyo trasfondo es evangélico, como lo indica la famosa tríada "libertad, fraternidad, igualdad", aunque tales instancias hayan sido desviadas más tarde por la masonería.