La Sagrada Escritura, al demostrar la existencia de Dios, no hace uso del argumento nada fácil de la imposibilidad del proceso al infinito, una doctrina hecha para mentes filosóficas exigentes, habituadas al rigor de la lógica, sino que, sin hacer cuestión de sucesiones causales, parangona a Dios con un artífice que produce una obra, pasando así directamente del efecto a la causa, del ente contingente al ente necesario, del ser por participación al ser por esencia, de lo finito a lo infinito. La Biblia, sin embargo, ha establecido claramente la distinción entre Dios causa primera y la criatura causa segunda. [En la imagen: una fotografía del Telescopio Espacial James Webb, de la NASA, que ha permitido explorar el espacio profundo].
"Su grandeza no se puede medir" (Sal 145,3)
"Cuenta las estrellas, si puedes" (Gén 15,5)
¿Cómo ha nacido la idea del infinito?
----------La palabra "infinito" es de uso común y tiene para nosotros un significado obvio, que aprendemos sin dificultad desde niños: un número infinito, un amor infinito, un bien infinito, el verbo al infinito, el espacio infinito. Decimos que Dios es infinito, que el hombre tiene una dignidad infinita, hablamos de un progreso infinito.
----------En la historia de la filosofía el primero en hablar del infinito o indeterminado (ápeiron) como principio primero de la realidad ha sido Anaximandro en el siglo VI a.C. Es interesante cómo Anaximandro ha sabido captar el significado divino al cual ha asociado el concepto de lo Uno.
----------El infinito es lo que no tiene fin, lo que no es finito, lo que no termina y ni siquiera comienza. Pero para nosotros hoy la palabra ha perdido el significado latino de in-finitus, lo no-finito, como sería un trabajo no terminado, no llevado a término, imperfecto, inacabado, incompleto. Ya no usamos la palabra "infinito" en ese sentido. Por el contrario, hoy damos a esta palabra el sentido de algo que está más allá de lo finito, que es mejor que lo finito, y no de algo que no ha alcanzado su fin, lo no-cumplido, lo no-realizado, lo imperfecto. El fin puede ser finito, pero, como fin último, puede ser infinito, suma perfección.
----------Hoy el infinito está ligado a la idea de lo perfecto y de lo óptimo; algo que no carece de nada en cuanto supera o trasciende lo finito sin que tenga fin. De ahí su conexión con la idea del incorruptible, de lo inmortal y de lo eterno. La vida sin fin es la vida eterna, de la que habla Cristo, una vida plena y bienaventurada de infinita duración, participación de la eternidad divina.
----------De tal modo, la idea del infinito está asociada a la del absoluto, del latín ab-solutum, suelto y libre de vínculos, causas o condicionamientos, porque no depende de nada, existe de sí y por sí sin ser causado, que por lo tanto no necesita de nada, no tiende a nada y no es relativo a nada, pero todo lo que es relativo a él existe de él y a causa de él. Este absoluto es Dios.
----------Lo absoluto podría existir por sí solo sin lo relativo. Si tiene relación con lo relativo por él libremente causado, no se trata de relación real, sino de razón. En cambio, lo relativo no puede existir sin lo absoluto al cual es relativo. El absoluto es pura sustancia, no es relación, mientras que el relativo es sustancia que tiene relación de dependencia con respecto al absoluto.
----------No nos es difícil concebir lo finito. Tenemos experiencia de ello todos los días. La vida comienza y termina. Nuestras fuerzas tienen un límite. Nosotros actuamos por un fin, alcanzado el cual nuestra acción tiene fin. Cada número es finito, pero siempre podemos añadir una unidad: y he aquí asomarse la noción del infinito. Imaginemos algo a lo que nada se puede añadir: he aquí la idea del infinito, que aparece como sumamente perfecto, insuperable y completo, como totalidad.
----------Lo finito es causado. Es parcial. Lo finito participa de un todo infinito. Es el término de algo que ha comenzado. Da espacio a otro. Se acompaña con otros finitos. No agota el ser. Lo finito es esencialmente relativo: no que sea pura relación. Es una sustancia que tiene relación con los otros finitos.
----------Lo finito nos hace bien, nos es útil, nos gusta, nos necesita, nos es necesario, pero no nos basta. Nosotros mismos somos finitos, aunque sentimos una necesidad de infinito. Lo finito no solo concierne a la materia sino también al espíritu. La materia es un constitutivo de nuestro ser y del ser del mundo. La materia es eminentemente el mundo de la finitud, de la particularidad, de la espacio-temporalidad, de la determinación bajo un individuo, una especie y un género.
----------Tampoco nos es difícil formarnos el concepto o la imagen del infinito: es lo que no tiene fin, lo que va más allá, lo que supera todo límite: un número infinito de veces, un espacio o un tiempo infinito, una perfección infinita, un amor infinito, una sucesión infinita de causas, aquello que nunca termina, lo eterno, lo inmortal. Sugiere la idea de la totalidad y del absoluto. Podemos de hecho preguntarnos si ciertas formas de infinito existen realmente. ¿Puede existir un número infinito? ¿El universo es infinito?
----------La materia, como creía Leibnitz, ¿está compuesta de infinitas monadas, de infinitos puntos metafísicos? Lo podemos imaginar, pero no corresponde a nuestra experiencia. Nuestra experiencia sólo nos dice que la materia es divisible al infinito, pero no en acto.
----------La materia tiene de hecho una infinitud potencial, pero infinitud solamente latente e implícita; una infinitud potencial, una infinitud de imperfección, en cuanto ella es de hecho una e indivisa, pero al mismo tiempo la materia es divisible y aumentable o multiplicable al infinito, según un cierto volumen, una cierta masa, una cierta energía y ciertas dimensiones. Y sin embargo, cada cuerpo tiene una determinada configuración, determinadas dimensiones y en tal sentido es finito.
----------Lo infinito es el clima y la atmósfera de elección del espíritu, que se extiende donde quiere, más allá de la cantidad, del tiempo, del lugar, del espacio. El espíritu, imagen de Dios, contacta al Infinito divino y se puede considerar una forma infinita, si no hacia lo alto, si es creado, ciertamente hacia lo bajo, gracias a su libertad, que le permite infinitas elecciones, al menos teóricamente.
----------El espíritu puede ser finito en la esencia y actividad específica o individual, el espíritu de un hombre o de un ángel, pero como espíritu nada lo limita en su tender, desear y aspirar.
----------El espíritu es el reino de la libertad gracias a su infinitud, que lo hace libre de los determinismos, particularismos y limitaciones de la materia. De ellos el espíritu sobrevuela, prescinde o abstrae para subsistir, actuar y vivir por sí con los típicos actos del pensamiento, del lenguaje, de la conciencia y de la voluntad, sin necesidad de un soporte o sujeto material.
----------Advertimos que el concepto de infinito esconde un gran misterio. Como es sabido, y hemos dicho líneas arriba, el concepto de infinito ha sido introducido en la historia de la filosofía por Anaximandro, quien sostenía que el Infinito (ápeiron) es el Principio que lo explica todo.
----------Ahora bien, este concepto de infinito es recabado del concepto de finito, que lo precede, porque nosotros experimentamos ante todo lo finito y de este concepto recabamos el concepto de lo infinito, como de algo que no tiene fin, que no tiene límite, que no tiene término.
----------Pero, nos preguntamos, ¿existe este infinito? ¿Y cómo concebirlo? ¿Cómo nos viene en mente pensar en un infinito, cuando en la experiencia cotidiana no experimentamos nada más que cosas finitas y determinadas, causas causadas y finitas, cantidades finitas y mensurables, cuando nuestra comprensión de la realidad es finita? Si nos encontramos con una cantidad que en el momento no podemos contar o mensurar, suponemos que en sí misma se cuantificable y mensurable.
----------Sin embargo, nos damos cuenta de la capacidad que tenemos, con la imaginación, para quitar a algo su límite y aumentarlo a voluntad sin fin. Así nos imaginamos una vida que no termina nunca, una bondad infinita, una verdad infinita. No podemos imaginar un cuerpo con las dimensiones infinitas.
----------Y nos cuesta imaginar un cuerpo existente desde siempre o que dure para siempre. Comprendemos que puede ser imaginada, pero no experimentada una distancia infinita. En cambio no encontramos dificultad para imaginar un tiempo infinito hacia atrás y hacia adelante.
----------También sentimos la necesidad de captar, más allá del infinito imaginable, lo que es real. Una cantidad o un número infinitos son imaginables pero en la realidad no los podemos encontrar. Sin embargo, cada uno de nuestros conteos o mediciones o cuantificaciones son siempre superados en la experiencia de la realidad.
----------En el descubrimiento científico de lo siempre más pequeño, de lo siempre más grande, de lo siempre más numeroso, de lo siempre más distante ¿vamos a ir siempre hacia adelante al infinito o en un cierto punto nos detendremos por haber alcanzado los confines del universo, más allá de los cuales no hay nada? ¿Es en este sentido que el universo es finito?
----------¿Hay algo realmente infinito? Es el espíritu. Bajo el concepto abstracto y universal de "perro" son comprendidos implícitamente y virtualmente infinitos individuales posibles perros concretos. Cada perro existente o posible está comprendido bajo ese concepto, que podemos formar con nuestro espíritu precisamente gracias a la experiencia de algún perro. De tal modo descubrimos en nosotros una potencia vital infinita, que es nuestro espíritu, ya que solo de lo infinito puede ser causado lo infinito, relativamente infinito, aunque sustancialmente finito. Ciertamente nuestro espíritu es un infinito finito, una infinitud secundum quid, infinito en la intencionalidad, finito en su esencia real creada.
----------Lo infinito divino es la causa creadora de lo finito creatural. El dicho de Spinoza omnis determinatio est negatio es equivocado. Lo infinito divino no pone lo finito negando y limitando su propia infinitud, sino que pone lo finito haciendo surgir lo finito de la nada y por consiguiente afirmándolo y promoviéndolo hasta su límite natural. Dios no niega, sino que afirma, no reprime, sino que promueve, no abaja, sino que eleva.
----------Ciertamente Dios puede ocasionalmente abajar, como lo hizo con el justo Job, pero solo porque quiere elevar aún más. Pero Dios eleva solo hasta un cierto punto porque ciertamente Él no puede crear otro Dios. Por lo tanto, hay que decir, a la inversa de Spinoza, que omnis determinatio est affirmatio, ciertamente afirmación limitada en el caso de la criatura, ilimitada en el caso del creador. Determinar, además, no significa necesariamente poner un finito, sino solo fijar o decir qué cosa es una determinada cosa. En tal sentido también Dios tiene una esencia determinada, es decir es lo que es y nada más.
----------De Dios no se puede decir todo lo que salta a la mente, quizás con el pretexto de que Él es inefable, sino solo lo que hay que decir: "no nombrar el nombre de Dios en vano". El discurso humano no comienza con negar la negación, sino con afirmar algo, puesto que ¿qué es lo que se niega sino una afirmación previa?
La conexión de la causa con el efecto
----------En este punto, aclarados los diferentes significados del concepto de infinito, podemos abordar en nuestro artículo la siguiente pregunta: ¿es posible una retrocesión de causas al infinito? Un fenómeno es causado por otro fenómeno y éste a su vez es causado por otro y así sucesivamente. ¿Quién nos impide ir al infinito?
----------Para motivar la imposibilidad del proceso al infinito es necesario sin embargo aclarar el concepto de causa y su conexión con el efecto. La causa es lo que da el porqué satisfactorio o suficiente del efecto, es lo que hace ser o produce el efecto, es la explicación o motivación de la existencia y del actuar del efecto. Y es aquello sin lo cual el efecto no puede ser o no puede devenir.
----------El efecto de una causa puede ser otra causa que produce otro efecto, que a su vez deviene la causa de un efecto, y así sucesivamente. Así se configura el sucederse temporal de los fenómenos en el mundo físico. Así ocurre en el sucederse de las generaciones de los vivientes. Así ocurre en el mundo de la técnica: una máquina sirve para construir otra máquina.
----------Todos estamos de acuerdo en que la causa es aquello que produce un efecto y que el efecto es efecto de una causa y que la razón en su actividad científica es búsqueda y demostración de las causas de los efectos o a partir de los efectos (inducción o demostración a posteriori) o demostrando o fundando el efecto a partir de la causa (deducción o demostración a priori).
----------La causa es aquello que motiva, explica o da razón del efecto en su ser o en su devenir o en su obrar y la percepción del efecto provoca en nuestra razón la necesidad de descubrir o demostrar la causa satisfactoria o suficientemente explicativa.
----------La causa tiene el poder de producir el efecto, posee una potencia activa. En la creatura tal potencia es finita; en la causa primera, en el creador, es infinita. El efecto en cambio tiene una potencia pasiva. Puede pasar de la potencia al acto, si actúa sus propias posibilidades o facultades. O bien puede pasar del simple estado de posibilidad al de actualdad si es creada por Dios desde la nada.
----------Lo finito puede producir lo finito; lo infinito produce lo finito, pero no puede producir lo infinito, salvo secundum quid. El padre genera al hijo en la misma especie; el fuego genera al fuego; pero Dios no puede crear otro Dios, puesto que Dios es uno solo y es el Absoluto.
----------Como sabemos por Aristóteles, las causas son la materia, la forma, el hacer y el fin. Platón añade la idea. Causa en el sentido más fuerte es el hacer, la causa eficiente, productora del efecto. Ella produce la forma en la materia en orden a un fin mirando a la idea. Si el hacer es la producción desde la nada del ser del efecto, tenemos el crear, que es el obrar propio exclusivamente de Dios.
----------Existen cinco clases de causalidad finitas eficientes o productivas: la causalidad física, es decir, la causa de los fenómenos, objeto de la física; la causalidad vital, propia de los vivientes: la generación, objeto de la biología; la causalidad moral, que tiene por efecto los actos humanos, objeto de la ciencia moral; la técnica, es decir, la producción humana de los organismos artificiales. Todas estas causalidades se sitúan en el plano de las causas causadas, insuficientes para explicar la existencia del efecto presente.
----------Aquí, en el ámbito de las causalidades indicadas en el párrafo anterior, no hay problema en admitir la posibilidad de una retrocesión de causas al infinito, porque mientras subsiste el efecto, sus causas ya no existen. A veces, a fin de que la causa actúe, ella debe estar presente. Si ella estuviera ausente, el efecto no podría existir. Ahora bien, en cambio, el efecto existe; y por lo tanto la causa debe estar presente y activa. Lo que quiere decir que es necesario que la serie de las causas anteriores, si existe, insuficientes para explicar el efecto presente, debe ser causada e iniciada por una primera causa no causada, por encima y por fuera de la serie, todavía activa y presente, una causa no causada, absolutamente causa.
----------Es necesario distinguir, por otra parte, una acción causal temporal o temporánea, que cesa o se extingue en el tiempo sin que por ello se extinga el efecto, de una acción causal ontológica necesaria permanente para explicar la existencia actual del efecto. El hijo sigue existiendo aunque sus padres y antepasados estén muertos. La obra de arte realizada continúa existiendo incluso si el artista ha muerto. Pero la vista es imposible si no existe el ojo que ve; el pensamiento es imposible si no existe el intelecto que piensa; una obra de arte no puede estar en ejecución si no existe el artista que la está trabajando.
----------Por ello, si no es impensable o imposible imaginar o hipotetizar una cadena o sucesión temporal de causas previas y extintas de un efecto actualmente existente, cadena que retroceda al infinito en el pasado, la explicación de la existencia actual del efecto requiere la existencia de una causa actualmente agente o activa.
----------Esto significa en otras palabras que una cosa es una sucesión temporal que retrocede al infinito en el pasado de agentes que causan el movimiento o el devenir o la generación del efecto; y otra cosa es el efecto que no existiría si, más allá de su causa inmediata insuficiente, no hubiera una causa primaria suficiente
----------También podríamos señalar que la Escritura, al demostrar la existencia de Dios, no hace uso del argumento no fácil de la imposibilidad del proceso al infinito, una doctrina hecha para mentes filosóficas exigentes, habituadas al rigor de la lógica, sino que, sin hacer cuestión de sucesiones causales, parangona a Dios con un artífice que produce una obra, pasando así directamente del efecto a la causa, del ente contingente al ente necesario, del ser por participación al ser por esencia, de lo finito a lo infinito. La Biblia, sin embargo, ha establecido claramente la distinción entre Dios causa primera y la criatura causa segunda.
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