Una vez más debo repetirlo: quien acusa a un Papa de herejía es a su vez un hereje. Quien acusa de hereje a un Papa no queda, por tal acto, excomulgado en sentido canónico, pero de hecho ya no está en comunión con la Iglesia. Para que tal persona pueda ser verdaderamente católico y volver a estar en real comunión con la Iglesia, es necesario que retire su nefanda acusación de herejía al Papa.
----------He llegado a saber de una publicación de estos días atrás en una página de internet de autor argentino, que un lector de este blog, el cual ha intervenido en repetidas ocasiones en nuestro foro de comentarios, ha informado de haber tenido una discusión conmigo, en el curso de la cual yo habría acusado de ser herejes a un sacerdote, a dos laicos, y a un obispo (todos ellos argentinos) sin darle ninguna razón de mi acusación.
----------Hago notar que, por mi parte, docente emérito de teología dogmática, antes de llegar a notar de herejía a tal o cual afirmación hecha por alguna persona, siendo bien consciente de la gravedad de esta nota, lo hago solamente después de una minuciosa investigación y proporcionando las pruebas.
----------Hago presente también que es competencia directa de todo teólogo de la Iglesia católica, derecho y deber de su oficio, velar por el valor de veracidad de las afirmaciones de cualquier otro teólogo y, en el caso de la individuación de alguna expresión herética en alguna publicación, ofrecer las debidas pruebas argumentales de la imputada nota teológica de herejía o error en la fe. Si se prefiere, y teniendo en cuenta que la competencia de declaración oficial de herejía corresponde a la Sede Apostólica, a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, entonces, debemos decir, con mayor precisión, que al teólogo le compete si no la declaración de herejía, al menos la declaración de sospecha de herejía, proporcionando al respecto las pruebas argumentales.
----------Además, hago presente que sobre la grave cuestión de la naturaleza de la herejía, de cómo reconocer la herejía y cómo refutar la herejía, he publicado en este mismo sitio web (sin necesidad de referirme a otras publicaciones mías), varios artículos explicativos, para que lo que acabo de decir pueda ser comprendido por cualquier fiel común que disponga de buena voluntad y carezca de prejuicios ideológicos.
----------Al respecto, repito aquí la motivación de mi nota de herejía con respecto a las afirmaciones de varios lectores de este blog, a quienes les he hecho presente que quien acusa de herejía a un Papa en el ejercicio de su ministerio de Maestro de la fe, es a su vez herético.
----------Por citar tan sólo un ejemplo, en repetidas ocasiones, en los últimos años, me he encontrado con lectores que citan la Exhortación Apostólica del papa Francisco, Amoris laetitia, o bien la Declaración del Dicasterio de la Fe, Fiducia supplicans, acusando a estos documentos de herejía. Mi respuesta a tales acusaciones es siempre la misma o similar. Por ejemplo, y para que se me entienda, días atrás le he expresado a un lector: "Estimado ..., te hago presente que quien acusa a un Papa de herejía es a su vez un hereje. Tú no estás excomulgado en sentido canónico, pero de hecho no estás en comunión con la Iglesia. Para que tú puedas ser verdaderamente católico y volver a estar en real comunión con la Iglesia, es necesario que retires tu nefanda acusación de herejía al Papa". Son innumerables las veces que recientemente he tenido que repetir similares advertencias.
----------Ahora bien, con el propósito de aclarar algo más las cosas, vuelvo a decir que los documentos citados (Amoris laetitia y Fiducia supplicans), indudablemente no comportan definiciones solemnes y extraordinarias ex-cathedra, pero esto no quiere decir que puedan contener un error o afirmación falsa en materia de fe y de moral, porque también son afirmaciones ex-cathedra Petri en cuanto contienen elementos expresivos de la fe y moral cristiana, ámbitos en los cuales el Papa siempre es veraz, vale decir, siempre dice la verdad. Naturalmente, esta cualificación de infalibilidad no se aplica a directivas pastorales o disciplinares o de gobierno o ajenas a la doctrina de fe y moral, que también pueden contener los documentos pontificios.
----------En efecto, si los amables Lectores quieren indagar y profundizar más sobre este tema, los remito a mi serie de artículos titulada: La interpretación auténtica del Concilio Vaticano II, donde, entre otros muchos temas, comento la Nota Explicativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la Carta Apostólica Ad tuendam fidem, de 1998, del papa san Juan Pablo II, y retomo la doctrina enseñada por ese Documento, según la cual la autoridad doctrinal pontificia se expresa en tres grados de verdad.
----------La colección o recopilación de textos de este enlace (Ad tuendam fidem) incluye tres documentos pontificios concernientes a la nueva fórmula de la "Profesión de fe":
----------1. El texto de la "Profesión de Fe y del Juramento de fidelidad al asumir un oficio que se ha de ejercer en nombre de la Iglesia", publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, fechado el 9 de enero de 1989 (incluido en las AAS en el n.81, de 1989, 104-106).
----------2. El texto de la Carta Apostólica en forma de Motu proprio de Juan Pablo II "Ad tuendam fidem", publicada en "L'Osservatore Romano" del 30 de junio - 1 de julio de 1998, con la que cual vienen insertadas algunas normas en el Código de Derecho Canónico y en el Código de Cánones de las Iglesias orientales, a fin de adaptar la normativa y las sanciones canónicas a cuanto está establecido y prescrito por la mencionada Fórmula de la "Profesión de fe", especialmente en relación con el deber de adherir a las verdades propuestas por el Magisterio de la Iglesia de modo definitivo.
----------3. El texto de la "Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Profesión de Fe", hecha pública por la Congregación para la Doctrina de la Fe y aparecida en "L'Osservatore Romano" del 30 de junio -1 de julio de 1998, con el propósito de explicar el significado y el valor doctrinal de los tres párrafos conclusivos, que se refieren a la calificación teológica de las doctrinas y al tipo de asentimiento requerido a los fieles.
----------El Primer Grado comporta las definiciones ex-cathedra solemnes y extraordinarias, de la que habla el Concilio Vaticano I. En cambio la Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe añade los otros dos grados inferiores, en los cuales el Sumo Pontífice continúa enseñando la verdad de fe o conexa con la fe.
----------Por esto el Magisterio Pontificio es veraz no solo en el Primer Grado, o sea el de las definiciones ex-cathedra solemnes y extraordinarias, sino también en los dos niveles inferiores.
Por lo tanto, cuando Jorge Mario Bergoglio dice que "todas las religiones son iguales" es Magisterio aunque no se pronuncia "ex cathedra".
ResponderEliminar¿Cómo es que ningún teólogo ha tenido el coraje de decir que Bergoglio ha dicho con eso una cosa contraria al Evangelio?
Estimado Anónimo,
Eliminar¿me cita, si es tan amable, la fuente documental oficial: dónde y cuándo el Papa habría dicho "todas las religiones son iguales"?
Falta una parte del razonamiento: sería herético el susodicho "SI" Bergoglio fuera verdadero papa...
ResponderEliminarSaludos.
Estimado Anónimo,
Eliminardesde el momento en que Francisco es verdaderamente Papa, resulta que quien considera hereje al Papa es a su vez herético.
Padre: El concilio de Constantinopla III (681) condenó al Papa Honorio por negar una voluntad humana a Cristo. Recortaba su humanidad.
ResponderEliminarPor lo tanto, el concilio de Constantinopla III condenó al Papa Honorio por herejía.
Por lo tanto, el concilio de Constantinopla III cometió herejía...
Parece un razonamiento que suena a cosa ridícula...
Estimado anónimo: es cierto que el III conc. de Constantinopla, sexto de los ecuménicos, poniendo fin a las discusiones entonces existentes, hace suya la Carta dogmática del Papa san Agatón y así declara herética la doctrina monotelita y condena como hereje al Papa Honorio, pero esta condena es un hecho dogmático subjetivo que permanece extramuros de la infalibilidad conciliar.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarla cuestión que usted plantea es realmente muy seria, un caso más único que raro en la historia del magisterio pontificio.
Efectivamente, el papa Honorio fue condenado por el Concilio Constantinopolitano III del 681. Sin embargo, en el 682, el papa San León II dio una interpretación de la sentencia conciliar, que resolvió definitivamente la cuestión, reprochando a Honorio, no en sentido doctrinal, sino acusándolo de haber sido negligente al frenar la herejía monotelita.
Sobre este tema le transmito un resumen del tema, que ha recibido consenso prácticamente unánime entre los historiadores.
Honorio favoreció durante su vida la fórmula propuesta por el emperador Heraclio, con el fin de llevar a una reconciliación entre los monofisitas y los católicos, que sostenían que Cristo había cumplido su obra de redención, como manifestación de su voluntad como Dios-hombre. Por este motivo, más de cuarenta años después de su muerte, sufrió el anatema junto con otros herejes monotelitas, por el Concilio de Constantinopla III (sexto concilio ecuménico).
Esta condena fue confirmada más tarde por León II, como ha sido ampliamente demostrado por las pruebas impecables del contencioso de Baronio y Bellarmino.
Este anatema se convirtió más tarde en uno de los principales argumentos contra la infalibilidad papal, en la discusión que se desarrolló en el Concilio Vaticano I de 1870.
El problema fue superado considerando que en el mismo Concilio de Constantinopla III, junto con la condena de Honorio, fueron aceptadas las definiciones dogmáticas expresadas por el papa Agatón con la "autoridad del sucesor de Pedro" en una larga carta, en el que se afirmaba enfáticamente (recordando a Honorio) que la Iglesia Apostólica de San Pedro nunca había caído en error. De estos dos diferentes actos se puede deducir que los padres conciliares en Constantinopla (incluyendo los legados papales) no consideraron (a menos que se contradigan) la respuesta de Honorio sobre el tema como algo "dogmático" y definitivo, es decir, usando un lenguaje moderno, una afirmación "ex cathedra" infalible del papa.
Estimado Milo,
Eliminarveo con placer que usted reconozca que el papa Honorio no salió del terreno de la ortodoxia. El papa san León II, de hecho, no hizo una cuestión de doctrina, sino que simplemente lo reprochó por negligencia en frenar la herejía.
Debo, sin embargo, hacerle notar que usted no se expresa con exactitud hablando de "hecho dogmático subjetivo", porque precisamente no estaba en juego el dogma, sino que se trataba solo de una cuestión pastoral.
Para la intervención de san León, ver: Denz. n. 560.