Guerra y paz parecen dos cosas que se rechazan de modo absoluto y total la una a la otra, como el bien y el mal, pero en realidad no es así: más allá de su clara oposición, están conectadas entre sí. Un simple abstracto deseo de paz, salvo que sea una invocación a Dios, cosa absolutamente debida y fructuosa, también repetida un infinito número de veces, sin aclarar, explicar o tratar de explicar en qué debería consistir la paz y cómo se la podría alcanzar, no sirve absolutamente para nada y, de hecho, como está sucediendo ante nuestros ojos, genera el progresivo agravamiento de la guerra.
Actuar de inmediato antes que sea demasiado tarde
----------Todavía estamos a tiempo de evitar la catástrofe nuclear, pero hay que poner de inmediato en práctica cuanto Cristo nos enseña. ¿Y qué es ello? Qué es la guerra, de qué nace, cómo se la quita, qué es la paz, cómo se obtiene la paz; y que la paz se obtiene sólo con la fuerza del espíritu.
----------Hegel, el apologista de la guerra, tenía sin embargo una frase feliz: solo el espíritu puede vencer al espíritu. Los animales luchan por la comida o la reproducción o para defenderse de otros animales, en definitiva por intereses puramente materiales. Dado que el hombre también es un animal, también él puede hacer la guerra para obtener recursos materiales, para recuperar bienes robados por el enemigo, para defenderse de un agresor, para poder sobrevivir al asalto de enemigos, para liberarse de enemigos irreductibles.
----------Sin embargo, el hombre, por más que esté engañado por ideologías materialistas, por muy esclavo que esté de su codicia por los bienes materiales, por más propenso a la concupiscencia que esté, por más iracundo o prepotente o inmerso en los vicios del egoísmo, de la avaricia y de la libido, por más sádico o impulsado al odio y a la violencia física, sigue siendo siempre, sin embargo, una persona que, en cuanto tal, salvo naturalmente los casos de enfermedad mental, no actúa nunca por puro instinto o por pura pasión o por pura emoción o por intereses u objetivos materiales, sino que siempre actúa con su intelecto y su voluntad, en base a un cierto concepto del hombre, de la vida, de la moral, de Dios, de la felicidad.
----------Esto quiere decir que en el fondo del actuar de cada hombre existen intereses, finalidades y fuerzas morales y espirituales. Que estos intereses, finalidades y fuerzas sean razonables, loables, nobles, sanos, constructivos, benéficos, salvíficos, ese es otro discurso.
----------Preguntémonos, sin embargo, ¿qué es lo que puede inducir a un hombre, a un pueblo, a una nación a hacer guerra contra otro pueblo o contra otra nación poniendo en peligro la propia vida en la perspectiva de matar a otros hombres, si no es la intervención y la acción motriz de fuerzas, Intereses, motivaciones, objetivos, finalidades que van más allá de los propios intereses físicos?
----------Que el hombre actúe en base a sus ideas, a sus concepciones, a cuanto él piensa y quiere acerca del sentido de su vida o de su felicidad, es una cosa inevitable, porque ello corresponde a su propia naturaleza. Todo aquello que puede suceder es simplemente que actúe o bien en base a ideas correctas o bien en base a ideas erróneas. Por consiguiente, el problema de la guerra está todo aquí.
----------Las guerras nacen porque los hombres, corrompidos por el pecado original, impulsados y cegados por la soberbia, por la concupiscencia y por las pasiones, son llevados a concebir ideas erróneas sobre la naturaleza humana, sobre la moral, sobre el sentido de la vida, sobre Dios, sobre la felicidad y sobre la paz misma, ideas que guían la acción fuera de camino, la desvían, hacia el desastre y la perdición.
----------Mientras que la verdad nace del alma límpida, honesta y humilde e impulsa a la unión, a la armonía, al diálogo, a la justicia, a la obediencia, a la concordia, al orden, al amor y a la paz, mientras que el error, la mentira y la herejía, nacidas de la deshonestidad intelectual, empujan a la injuria, al insulto, a la calumnia, a la burla hacia el adversario, al doble juego, a la división, a las enemistades, al cisma, a la rebelión, a la discordia, al conflicto, a la violencia, al odio, a la crueldad, a la destrucción y a la guerra.
Causas de la guerra y motivos éticos de la acción bélica
----------La causa más profunda y radical de las guerras, aún más que las pasiones carnales y la codicia de bienes terrenos, es la soberbia y la impiedad. Es la convicción que se hace un pueblo o una asociación humana de tener el derecho a dominar sobre los demás o sobre otro pueblo o sobre toda la humanidad, porque se consideran, claro que sin fundamento y por autosugestión, portadores de salvación y libertad para toda la humanidad. Este es el caso de ciertas doctrinas como la islámica, masónica o comunista. Si hay un pueblo que a buen derecho puede ostentar tal privilegio, éste es el pueblo de Israel, pero solo porque fue elegido por Dios para esta misión.
----------La guerra en sentido físico es solo el desenlace trágico y mortífero de una guerra que comienza por sugerencia del diablo y madura en el silencio de nuestra mente, una guerra fomentada por falsas filosofías, por el desprecio, por la falsificación de la Palabra de Dios, de los falsos cristos y falsos profetas, lobos vestidos de corderos, hábiles seductores.
----------La guerra nace en nuestros corazones, nace de nuestras malas intenciones, de nuestras ideas ilusorias y delirios de grandeza, de nuestros malos pensamientos y de nuestros deseos respecto a nosotros mismos y a nuestro actuar o concernientes a Dios y al prójimo. La muerte física es la consecuencia del pecado mortal, que hace quitar del medio también a los inocentes.
----------En una comunidad o en una sociedad, por ejemplo en lo interno de la Iglesia misma, se puede estar muy bien en guerra sin que nada aparezca o se filtre al exterior, pero también en medio de buenos modales o de delicadas cortesías, en una aparente tranquilidad, que sin embargo esconde el odio, la envidia, el desprecio, la marginación, la persecución, el menosprecio, la hipocresía. Entonces, ¿quiere decir que aquí no hay guerra? ¿El conflicto entre pasadistas y modernistas no es acaso una guerra?
----------Las falsas ideas sobre Dios, el ateísmo, el gnosticismo y el panteísmo son un factor poderosísimo de guerra. El pecado original ha sido un pecado de soberbia y de desobediencia a Dios, y todos los males, las desgracias y por tanto también la guerra nacen y tienen su primer origen en este primer pecado originario.
----------Creer que en el estado de naturaleza decaída de la vida presente, aunque redimida por Cristo, los Estados tengan la posibilidad y el deber de abolir la guerra, es una utopía rousseauiana o una piadosa ilusión, que ignora precisamente la inevitable e insuprimible tendencia al pecado propia de la presente vida mortal. Solo en el paraíso del cielo no existirán más las guerras porque solo allí nos habremos liberado totalmente de las consecuencias del pecado original.
----------Nosotros podemos tener por cuenta nuestra un ánimo pacífico, pero si tal estado de ánimo, tal intención de evitar el enfrentamiento, no lo tienen también los demás, ¿dónde está la paz? ¿Acaso eso nos ahorra la guerra? ¿Acaso es que deberíamos renunciar a defendernos para conservar la paz?
----------En efecto, no podemos evitar, antes o después, tarde o temprano, de una manera u otra, encontrarnos en circunstancias en las cuales, al resultar inútiles las tratativas y negociaciones, aparece necesario y eficaz hacer valer nuestro buen derecho o el de otro mediante el recurso al uso de la fuerza. ¿Es necesario recordar el famoso mandamiento evangélico relativo a la "bofetada en la mejilla"? Pero aquí Cristo no intenta negar el derecho a la legítima defensa, sino simplemente llamarnos al deber de la mansedumbre, de la paciencia y de la disponibilidad. Jesús en efecto, en esa ocasión, habla explícitamente de la guerra sin problemas como una cosa normal (cf. Lc 14,31; Jn 18,36). ¿Y por lo demás, no es Él el Caballero del Apocalipsis?
----------La acción bélica está regulada por una severa disciplina, faltando a la cual el militar viene severamente castigado. El militar está obligado a obedecer las órdenes de los superiores que se suponen justas. El heroico cumplimiento del deber viene justamente elogiado y premiado. La guerra no es en sí misma un crimen, pero aún así existen los crímenes de guerra, que pueden ser faltas al deber o por exceso: la crueldad o la represalia, o bien por defecto: la cobardía y la deserción.
----------El amor evangélico por el enemigo vale también en el uso de las armas o en la acción bélica. El soldado mata al enemigo no porque lo odie, sino porque lo ama. Esto parece una paradoja, pero es así. ¿Qué es lo que significa esta afirmación? Amar es querer el bien del amado y odiar su mal. El soldado que mata al enemigo no odia al enemigo como persona humana, sino que odia la acción enemiga e injusta del enemigo. El soldado suprime por tanto esta acción injusta que es el mal para el mismo enemigo.
----------Esto accidentalmente y preterintencionalmente implica o requiere la muerte del enemigo que cumple esa acción. El soldado no quiere suprimir al enemigo sino su acción. El soldado muestra, por el contrario, querer su bien impidiéndole cumplir aquella acción que sería su mal.
----------El objetivo de la guerra es la paz, que se intenta obtener mediante esa realización de la justicia que consiste en la reivindicación de un derecho que ha sido conculcado: ya se trate de la defensa de la patria invadida u oprimida por el extranjero o de la reconquista de territorios patrios perdidos o de la liberación de una nación amiga o de ciudadanos oprimidos que habitan en un país extranjero.
----------El antiguo dicho romano "si vis pacem, para bellum", por más extraño que pueda parecer, en realidad está dictado por la sabiduría. No excluye que en ciertos casos puedan bastar medios pacíficos para obtener la paz, pero en algunos otros casos, como demuestra la experiencia, cuando el enemigo no razona, la única manera de inducirle a cumplir su deber o a cumplir un acto razonable o a impedir que provoque daño, es la coacción o el uso de la fuerza, que no debe confundirse con la violencia, porque ésta, en cuanto coacción que ofende el derecho, es un acto de injusticia y debe ser evitada, mientras que aquí se trata de hacer justicia o de defender el derecho, por lo que se trata de un acto debido de justicia.
----------El cristiano rechaza la guerra si ella comporta odio, violencia, prepotencia, agresividad, destrucción, crueldad. Acepta la guerra si ella significa lucha, combate, batalla contra el pecado, el demonio, la carne, el mundo. Aquí o se vence o se es vencido. Y es sobre esta guerra que nuestro Señor Jesucristo usa aquellas bien conocidas palabras: "He venido a portar una espada" (Mt 10,34).
----------Para el cristiano la paz no es tanto una conquista, sino más bien un don de Dios. Ella es efecto de la reconciliación del hombre con sí mismo, con Dios y con el prójimo, obrada por Cristo. Es la quietud del espíritu consecuente a la unión con Dios, después del trabajo y de las inquietudes de la vida presente.
----------El ser pacífico del cual habla el Evangelio no es el indolente. No es el estado psicológico comodín de quien se mantiene tranquilo por cuenta propia porque lo que le interesa es tener la panza llena, pase lo que pase. Este es simplemente un egoísta. El pacífico del Evangelio es sí un hombre en paz consigo mismo, pero también inescindiblemente es un constructor de paz: pacem-facio, alquien que obtiene la paz, que obra, combate y sufre por la paz. No hay paz hasta que los demás también estén en paz.
----------En efecto, la verdadera paz no es una simple experiencia personal, sino que es una experiencia comunitaria. En tal sentido, para que haya paz en la sociedad no basta con que yo esté en paz: también lo deben estar los demás. Yo puedo muy bien estar en paz por mi cuenta; pero si el otro quiere la guerra, aunque yo no esté personalmente atacado, no puedo dejar de combatir para reconstituir la paz en la justicia. Debo advertir como mi interés la paz de los otros.
----------Añadimos que la guerra cesa cuando el más fuerte que se supone haya actuado motivado por buenas razones, ha obtenido la victoria sobre el enemigo. En este punto, sin embargo, se plantea hoy un problema bien conocido que no existía en el pasado: hoy las máximas potencias poseen armas atómicas de tal poder destructivo que el recurrir a ellas tendría el efecto de destruir a la entera humanidad sin que los dos beligerantes tengan la posibilidad de defenderse del adversario.
----------¿Renunciar al uso de las armas de fuego por temor a que una escalada conduzca al uso de armas atómicas? ¿Disolvemos las fuerzas armadas de los Estados y el contingente militar de la ONU? ¿Desarmamos a los Gendarmes, a la Policía Federal, a la Policía Provincial, a los Guardias de seguridad en los Bancos y en agencias financieras, desarmamos a la Policía judicial y a los vigilantes urbanos? Está claro que si bien debemos excluir absolutamente la licitud de una guerra nuclear, esto no justifica la condena de toda clase de guerra, de guerra en cuanto tal, incluso de aquella llevada a cabo con armas de fuego o con misiles de corto alcance, por el temor de que degenere en una guerra nuclear.
----------No faltan Constituciones en las que se rechaza la guerra como medio para la resolución de las diferencias entre los mismos Estados. Ahora bien, si otro Estado nos agrede, ¿qué es lo que haremos? ¿Y el actual suministro de armas a Zelensky es conforme con las Constituciones de esos Estados europeos que afirman que rechazan la guerra como medio de resolución de los conflictos entre Estados? ¿Por qué motivo se mantiene en ellos un Ministerio de Defensa? ¿Y por qué esos Estados forman parte de la OTAN?
----------Ciertamente la guerra es una cosa odiosa, que todos desearíamos que no existiera. Sin embargo, cuando hablamos de "guerra", es necesario que nos entendamos: es claro que si la definimos como acto pecaminoso, no se puede hablar de pecado justo: la guerra siempre y en todo caso debe rechazarse o desaprobarse.
----------Pero si por guerra entendemos acción militar ordenada por autoridad del Estado para la defensa de los intereses del Estado, como nos sugiere el diccionario, he aquí la posibilidad de una guerra justa, y de hecho la guerra, presentada en estos términos, deviene un acto de justicia, que justifica hablar de virtudes militares, de código y de derechos de guerra. Deviene injusta, por tanto, no en cuanto se trata de un simple uso de las armas, sino porque se hace un uso injusto de ellas.
----------Puede parecer paradójico, pero la promoción de la paz no se obtiene con una condena absoluta de la guerra, sino precisamente mediante un motivado, razonado, moderado y prudente uso de la fuerza militar. El buenismo y el rechazo absoluto del uso de la fuerza militar, juzgado siempre como injusto, es precisamente la manera de favorecer la injusticia de la guerra, de agigantar y agravar la guerra y de encaminarla hacia el abismo de la catástrofe nuclear.
----------Es interesante a este respecto cómo este buenismo nos ha hecho caer en una trampa de la cual ya no logramos salir. Testigo de esta situación angustiosa puede ser ese puñado de diarios argentinos de alcance nacional que cada día de manera monótona y resignada nos da dos series de noticias aparentemente opuestas: por una parte, la repetición de los llamamientos y de las manifestaciones a favor de la paz y, por otra, la alucinante sucesión de noticias de bombardeos, matanzas y destrucciones.
----------Ahora bien, no sirve de nada repetir hasta la nausea la palabra "paz", si no aclaramos y no nos ponemos de acuerdo sobre lo que significa esta palabra. Sobre qué es la paz, cuál es su origen y su valor, sobre cómo defenderla y conservarla, sobre cuáles son las condiciones de la paz, sobre cómo se la logra cuando falta, sobre cómo se la refuerza contra las fuerzas que la impiden, sobre qué es lo que quita e impide la paz.
----------En lugar de las charlatenerías sobre la paz, ¿por qué los diarios que se jactan de ser "católicos", o las agencias de noticias católicas, o los portales informativos de internet que se cualifican como católicos, no se dedican más bien cada día a presentar el riquísimo patrimonio cultural, histórico y teológico sobre el tema de la paz que nosotros católicos poseemos en las enseñanzas de la sana filosofía, de la Escritura, de la Tradición, de la doctrina social de la Iglesia, de los Padres, de los Doctores y de los Santos? Por qué no nos cuentan lo que han hecho los grandes edificadores, constructores y restauradores de paz, que han desenredado situaciones intrincadísimas, suscitando en los ánimos una sincera necesidad de paz?
----------¿Por qué no presentan ejemplos y figuras de aquellos que en la historia han sido los grandes defensores de la paz, logrando con su sabia palabra disipar equívocos y malentendidos, recordando el juicio divino, excitando en los corazones la humildad, el arrepentimiento, el amor y el perdón, apaciguar guerras terribles, poner de acuerdo adversarios irreductibles, impedir crueldades, matanzas, ferocidad, venganzas y destrucciones, extinguir odios arraigados e implacables, resolver problemas que parecían insolubles?
----------¿Dónde está el que no dice que quiere la paz? ¿Quién es el que dice amar la guerra? También Hitler y Stalin decían que querían la paz. No se dan cuenta los medios de comunicación católicos que, no obstante su cotidiana retórica sobre la paz, la guerra se desata cada día más que nunca?
----------¿Por qué? ¿Acaso es que los soldados que combaten no quieren la paz? ¿Se divierten matándose los unos a los otros? Son tales monstruos que tienen un gusto sádico en destruir escuelas, fábricas, hospitales, para matar a ancianos, enfermos y niños? Tienen un gran deseo de desperdiciar la propia joven vida por nada, para complacer a sus jefes o porque están por ellos constreñidos o seducidos?
----------Así parecen pensar los medios católicos por la forma como presentan las cosas. Digamos ante todo que lo claro es que no hay acuerdo de los ánimos sobre qué es la paz y cuál es el valor incomparable de la paz. ¿Y el católico no tiene nada que decir o sugerir sobre este gravísimo tema sino gritar "sí a la paz y no a la guerra"?
----------En lugar de hospedar casi todos los días la apología de autores que están en el bando de los anti-católicos, ¿no sería mejor para los medios que se autodenominan "católicos" dedicar un servicio a alguna gran figura de católicos defensores de paz? Los masones y los protestantes ya tienen su prensa: ¿qué necesidad hay de que los medios católicos se pongan junto a ellos? Que los que piensan como ellos vayan a escribir a sus periódicos y dejen a los católicos escribir en los medios católicos.
----------Guerra y paz parecen dos cosas que se rechazan de modo absoluto y total la una a la otra, como el bien y el mal, pero en realidad no es así: más allá de su clara oposición, están conectadas entre sí. Un simple abstracto deseo de paz, salvo que sea una invocación a Dios, cosa absolutamente debida y fructuosa, también repetida un infinito número de veces, sin aclarar, explicar o tratar de explicar en qué debería consistir la paz y cómo se la podría alcanzar, no sirve absolutamente para nada y, de hecho, como está sucediendo ante nuestros ojos, genera el progresivo agravamiento de la guerra.
----------Frente a la guerra en Ucrania, los demás Estados de Occidente, no sólo los Estados europeos, hoy están en una trampa, sufren dramáticamente esta situación exasperante sin salida, y las divisiones se encuentran tanto en los partidos de gobierno como en los de oposición: ¿dar o no dar armas a Zelensky? Si le das estás a favor de la guerra. Si no se las das, sigues estando a favor de la guerra, porque la guerra continúa por la invasión y los ataques de los Rusos. ¿Cómo se sale de esta trampa?
Solo algunas notas: como usted dice, también hay diferentes occidentes: lo poco que queda del occidente cristiano y quizás católico, luego el occidente socialista y masónico, pero el nacionalismo es otro por lo que se le llama soberanismo. Luego leí que Bandera mató a muchos polacos. Ciertamente, ciertos círculos de neo nazis solo demuestran su ignorancia. Entonces la Ucrania occidental fue anterior al reino lituano polaco, luego en Polonia y luego en 1700 bajo Viena hasta 1918 cuando se convirtió en polaca. Fue recuperada por la URSS en 1939 y luego en 1945. Hay círculos católicos que odiando el occidente anticatólico y masón incluso de Bruselas apoyan a Putin pensando que afianza los valores cristianos, cuando en realidad los abortos y el divorcio están en Rusia desde 1917. Por lo que he leído, es posible que los círculos del partido democrático más extremistas de la administración USA, junto con ingleses y canadienses, hayan exagerado en hacer acercarse a Ucrania a la OTAN para hacer intervenir en guerra o poner en crisis a Rusia para eliminar un aliado de China .
ResponderEliminarEstimado Dino,
Eliminaresta vez, francamente, no pude seguir el hilo lógico de tu razonamiento. Me has enumerado una serie de hechos, pero no he entendido cuál es la tesis que quieres sostener.