He considerado oportuno presentar el artículo que estoy desarrollando en tres partes, con una exposición del significado de la vida y de la muerte desde un punto de vista filosófico y cristiano. Pero el tema de este artículo es eminentemente práctico: ¿cómo nos debemos comportar ante la perspectiva de la muerte? ¿Cómo debemos prepararnos para morir? ¿Cómo debemos afrontar la muerte cristianamente? ¿Qué es la muerte para el cristiano? Se trata de preguntas que nos invita a hacernos la liturgia en estos últimos días del año litúrgico, de manera particular en el rezo de las Horas del Oficio divino. [En la imagen: fragmento de Retrato de Martín Lutero, pintado por Lucas Cranach el Viejo en 1529, actualmente en la Iglesia Santa Ana, Augsburg].
La muerte del mártir y la muerte del suicida
----------La vida es un bien precioso. Pero nosotros tenemos la facultad de rechazarla en nombre de un bien superior o que juzguemos mejor. Tenemos aquí dos actos humanos opuestos, que podrían parecer de alguna manera similares: el del suicida y el del mártir. Entrambos desprecian la vida y no temen ir voluntariamente al encuentro de la muerte por libre elección, juzgando el morir cosa buena.
----------Entrambos, el suicida y el mártir, quieren morir. Y sin embargo el suicida peca mientras que el mártir realiza un acto de amor heroico. ¿Por qué esta diferente cualificación? La diferencia depende del diferente motivo por el cual quieren morir. El simple querer morir no es aún un suicidio.
----------Es necesario ver por qué alguien busca la muerte, cuál es el motivo de su decisión. El suicida odia a Dios que lo ha creado, desprecia el don de la vida que Dios le ha donado. Para él sólo valen los bienes de este mundo. No quiere vivir para Dios y para el prójimo, sino solo para sí mismo. Lo que le interesa es su propio bien, el no sufrir. No soporta el ser despreciado por los demás. Le viene a faltar un bien terreno, sobre el cual lo apuntaba todo. Encontrándose en una situación que le hace sufrir y que le quita toda esperanza, sin saber cómo salir de ella, para él es mejor suicidarse que sufrir poniéndose en las manos de Dios. De las consecuencias, incluso si tuviera que ir al infierno, a él no le importa.
----------Diferente es el caso de quien no puede soportar el sufrimiento o está afligido por graves formas de enfermedad mental o graves estados depresivos. En estos casos el suicidio atenúa o excluye por completo la culpa, por lo cual el sujeto no debe ser reprobado o culpado sino compadecido. Piénsese por ejemplo en el caso de quien en un apartamento en el sexto piso invadido por el fuego, decide lanzarse por la ventana: ¿es culpable?
----------No se puede considerar en cambio gesto de compasión la eutanasia, en cuanto positiva supresión de la vida, aunque fuera solo la vida vegetativa, porque deber de la medicina es el de prolongar la vida lo más posible, sin que por ello exista la obligación del médico de administrar calmantes, sedantes o anestésicos capaces de calmar o eliminar el dolor. A este respecto es muy importante y útil que el enfermo pueda gozar, gracias a la fe cristiana, del consuelo y de la confortación que de ella vienen en el momento del sufrimiento.
----------¿Podemos decir que tanto el suicida como el mártir se procuran la muerte? ¿Podemos decir que ambos se quitan la vida? Entonces, ¿por qué el suicidio es condenable y pecado mortal y el martirio es laudable y acto heroico de amor? Porque en el caso del martirio el mártir no se mata sino que es asesinado; por eso la culpa de su muerte no es suya sino de quien lo asesina.
----------El mártir deja que lo asesine quien quisiera obligarlo a renegar de su fe o a cumplir actos contrarios a la voluntad de Dios. Por lo tanto, antes que renegar de la fe o faltar a la caridad, prefiere la muerte. El motivo del martirio, por lo tanto, no es un apego egoísta a la vida o la decepción de haber perdido un bien de este mundo o el rechazo de ser despreciado o vituperado por los enemigos sino que es esa voluntad de mostrar el primado del reino de Dios sobre las alegrías del mundo, para así atraer a Cristo a aquellos que Dios llama a su amor.
----------Según las famosas palabras de la Escritura, Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Él no ha creado la muerte, sino que ha creado a todos los vivientes para que vivan. El Dios bíblico es el Dios Viviente, el Dios de la vida, creador, defensor y promotor de la vida. Dios no quiere la muerte, pero ella, como nos enseña la Escritura, ha entrado en el mundo por culpa del diablo.
----------Los mandamientos divinos, según la Sagrada Biblia, son mandamientos de vida, es decir son deberes y leyes morales cuya finalidad es la de promover o defender la vida. El mandamiento "no matar" significa, dicho con términos más estrictos, no matar al inocente, por lo cual deviene lícito, precisamente en defensa de la vida, matar a los agentes que suprimen o ponen en peligro la vida.
Lutero ante el juicio de Dios
----------He considerado oportuno presentar este artículo con una exposición del significado de la vida y de la muerte desde un punto de vista filosófico y cristiano. Pero el tema de este artículo -no lo he olvidado- es eminentemente práctico: ¿cómo nos debemos comportar ante la perspectiva de la muerte? ¿Cómo debemos prepararnos para morir? ¿Cómo debemos afrontar la muerte cristianamente? ¿Qué es la muerte para el cristiano? Se trata de preguntas que nos invita a hacernos la liturgia en estos últimos días del año litúrgico, de manera particular en el rezo de las Horas del Oficio divino.
----------He pensado, entonces, en elegir un punto de partida o un modo de introducir a la reflexión que me parece muy incisivo y significativo: ¿cómo ha vivido Lutero la perspectiva de la muerte? ¿Cómo ha afrontado el problema de su muerte? Esto no para convertirnos en luteranos, sino porque hay que reconocer que Lutero se ha planteado la cuestión de manera muy profunda y significativa en estrecha relación con la rendición de cuentas que debemos dar a Dios y con la grave cuestión de cómo Dios nos juzgará.
----------Hagamos algunas premisas para entender la actitud de Lutero. Él estaba siendo conducido por una fuerte sensualidad que le hacía muy difícil la actividad abstractiva del pensamiento y por tanto la intelección y la especulación filosófica, lógica y metafísica. De ahí su fuerte antipatía por Aristóteles y por santo Tomás de Aquino, y por tanto por el Magisterio de la Iglesia y por los dogmas católicos, que utilizan conceptos metafísicos, particularmente conceptos aristotélico-tomistas.
----------Sin embargo, de alguna manera Lutero supo comprender y revivir en sí mismo la interioridad agustiniana con su desconfianza hacia la realidad sensible externa. Paradójico es en cambio en Lutero la confianza y al mismo tiempo la desconfianza que tiene en la sensibilidad: por una parte él le da demasiado crédito cuando entra en juego la concupiscencia, pero por otra parte es demasiado escéptico cuando se trata de la visibilidad de la Iglesia, sacando fuera el pretexto de la conciencia para desobedecer al Papa.
----------Por estar tan angustiado acerca de la incertidumbre de ser o no agradable a Dios y la duda atroz de que Dios le sea contrario, Lutero manifiesta en esto una indudable, profunda preocupación religiosa, la cual le ha sido reconocida recientemente tanto por san Juan Pablo II como por Benedicto XVI. El impío y el ateo no se preocupan de ser agradables a Dios, porque ni siquiera creen en la existencia de Dios o no están interesados en ser gratos a Dios. Lo que, sin embargo, deja perplejos es la pretensión de una absoluta certeza del propio estar en gracia, como si se tratara de tener la billetera en el bolsillo, lo que denota al mismo tiempo una falta de confianza y de abandono en las manos de Dios. Él, después de la experiencia de la torre de 1515, creerá haberla encontrado con esa absolutez que deseaba, pero -¡lástima! - ya no era confianza, sino autosugestión.
----------Ahora bien, Lutero, al principio de su vida religiosa, experimentó de manera fortísima la llamada de Dios a la obediencia, con fuerte conciencia, e incluso con miedo, de la justicia punitiva divina. Él partió así con un concepto impresionante y perturbador de Dios y con una fuerte necesidad de salvación. Claro que partió con algunas ideas erróneas sobre Dios, que subsecuentemente se esforzó por corregir, pero en realidad las mantuvo durante toda su vida, sin cesar, sin embargo, de creer en Él, de aferrarse a Él, de predicar el Evangelio, de tratar de ponerlo en práctica y de esperar en la salvación.
----------En los inicios, Lutero por una parte sentía el amor por Dios, lo deseaba, sentía la necesidad de un Dios misericordioso, deseaba ser perdonado por Él, pero por otra parte confundía el temor de Dios con el terror, le parecía que por nuestra fragilidad fuera imposible obedecer a sus mandamientos, imaginaba a un Dios que lo inculpaba sin explicarle el porqué, un Dios que pretendía que hiciera lo que no podía hacer, de modo que su conciencia nunca encontraba la paz y se sentía combatida entre sentimientos de amor y de odio hacia Dios.
----------La justicia divina a Lutero le parecía odiosa porque la confundía con la crueldad. Influenciado por Guillermo de Ockham, Lutero pensaba que Dios no quiere algo porque es bueno, sino a la inversa, que algo es bueno porque Dios lo quiere. Según él, el bien no estaba fundado en el ser, sino solo en un simple decreto arbitrario de Dios. Algo es bueno no porque sea bueno, sino porque Dios lo llama "bueno". Creía que Dios, para ser bueno, no debía intimidar ni hacer sufrir o castigar a nadie. Creía que castigara al inocente y premiara al malvado. Veía a Dios como no confiable, como un déspota enemigo del hombre.
----------Al inicio de su camino espiritual, Lutero se ponía ante el juicio divino con terror, porque le faltaba la conciencia de la bondad divina, es decir, le faltaba el convencimiento de que Dios, como está claramente enseñado por la Biblia, es un Señor leal, que hace un pacto con nosotros, estipula un contrato de trabajo y al término del día, que representa el momento de la muerte, nos convoca para rendir cuenta de cuanto hemos hecho y con plena lealtad, cada uno paga según el pacto convenido.
----------Es este hecho lo que da paz y seguridad a la conciencia. Pero esto supone el funcionamiento del libre albedrío, cosa que Lutero se obstinó siempre en negar, no obstante la experiencia que cada uno de nosotros hace, más allá de nuestra fragilidad y de nuestras impotencias, de esta facultad que caracteriza a diferencia de las bestias la dignidad de la persona humana.
¿Es correcto llamar "reforma" a la obra de Lutero y llamarlo con el título de Reformador?
----------¿Qué ha sido la llamada "reforma" de Lutero? ¿Lutero tenía una idea correcta de la Iglesia, como para poder valerse del correcto criterio para discernir las cosas que se deben mantener y las que se deben dejar? Este es el punto. El hecho grave es que Lutero no se basó en un concepto correcto de la Iglesia católica (fue lo primero que notó en Lutero el gran teólogo dominico el cardenal Tomás De Vio, llamado Gaetano, después del famoso coloquio que mantuvo con él en 1518 como legado del Papa. Dijo: "¡La suya es otra Iglesia!"). Incluso admitido que él tuviera buena intención, ¿en realidad qué es lo que ha hecho? Ha reformado por una parte, pero por otra la destruyó aún más. ¿Ha sido un verdadero reformador?
----------Pero yendo aún más a la raíz, el error de Lutero ha sido doctrinal: el hecho de haber declarado falacias algunas verdades de fe, como por ejemplo el valor de la razón humana, el libre albedrío, la bondad de Dios, la correcta noción del pecado original, el sacramento del Orden, la practicabilidad de los mandamientos, el sacrificio de la Misa, la transustanciación, la infalibilidad del Papa, el mérito sobrenatural, el purgatorio.
----------Ciertamente la empresa de Lutero ha sido una obra compleja. Es cierto también que algunas de sus instancias han sido acogidas por el Concilio Vaticano II. Sin embargo, no podemos aceptar de ningún modo la opinión de aquellos que sostienen que el Concilio de Trento ha malinterpretado a Lutero, y que él en realidad había permanecido católico. La Iglesia en los Concilios no se equivoca en la condena de las herejías. Es cierto que los luteranos de hoy han abandonado algunos errores de Lutero.
----------El aspecto negativo de la reforma de Lutero ha consistido en haber pasado de la desesperación a la presunción, del escepticismo al arrogante exceso de confianza, de la convicción de ser condenado a la certeza absoluta, de fe, de salvarse, del escrúpulo a la astucia, del libre albedrío sin la gracia a la gracia sin el libre albedrío, de la convicción de pecar siempre a la de no pecar nunca, de la idea de un Dios demasiado exigente y culpabilizante a la de un Dios permisivo, que aprueba y quiere tanto la justicia como el pecado, de un Dios justo pero sin misericordia a un Dios misericordioso pero injusto.
----------Lutero tiene un concepto inadecuado de la causalidad divina, que él de hecho reduce al modo de funcionamiento de las causas físicas. Es cierto que lo que Dios quiere no puede no hacerse realidad; pero esto no quiere decir que el acto del efecto causado por Dios sea necesariamente necesario: puede ser contingente como el acto del libre albedrío y sin embargo ser también causado por Dios, que es causa primera, mientras que el acto del libre albedrío es una causa segunda, y es obvio que la causa segunda es causada por la causa primera. Por ejemplo, cuando la madera está bajo la acción del fuego, la madera arde y no puede no arder, no sólo porque, si la causa actúa, el efecto no puede no producirse, sino también porque la madera arde no porque ha elegido o decidido arder, sino por necesidad de naturaleza.
----------Lutero no ha entendido cómo el Espíritu de Dios causa ontológicamente los actos de las voluntades creadas, se trate del justo o del impío, de los ángeles o de los demonios, sin por ello causar el mal que realizan. Esto prescindiendo del hecho que se trate de un acto bueno o malo, pues Dios de todos modos es la causa del acto en sentido ontológico en cuanto que Él es la causa primera y el creador de todas las cosas.
----------Si, además, este acto es bueno, es necesario añadir que la bondad divina es la causa de la bondad moral del mismo acto. Esto no quita en absoluto que al mismo tiempo este acto sea meritorio, porque en este caso Dios da al agente la gracia de poder realizar el acto que merece el premio celestial. Sin embargo, existen dos constantes en la vida de Lutero, las cuales nunca vinieron a menos: una, loable y la otra, reprobable: la primera, siguiendo en ello la espiritualidad agustiniana, por la cual enfocó toda su vida según una relación personal con Dios en el deseo de la salvación y de la beatitud.
----------Sin embargo, ha querido poner juntos y de acuerdo los contradictorios: el pecado mortal con la gracia; la buena con la mala voluntad; la bondad divina con la predestinación al infierno; el premio con la ausencia del mérito; el castigo con la ausencia de la culpa.
----------Para él un acto bueno puede ser a la vez justo e impío; Dios te declara justo pero al mismo tiempo cubre el pecado; la conciencia te reprende, sin embargo Dios te ha perdonado; sabes de estar haciendo el mal aun cuando Dios te ha justificado; pecas aunque no quieras pecar; no pecas si tienes fe que no pecas.
----------La segunda cosa, efecto del ockhamismo, es que Lutero nunca logró conjugar la fe con la razón, la gracia con el libre albedrío, la gracia sanante con la elevante, la acción con la contemplación, el temor con la esperanza, la justicia humana con la divina, la justicia divina con la misericordia, la obediencia a la ley con la obediencia al Espíritu Santo; nunca pudo distinguir el pecado de la concupiscencia, la certeza del arrogante exceso de confianza, la buena voluntad de la hipocresía, el escrúpulo del tener conciencia moral, el mal de culpa del mal de pena, la malicia de la fragilidad, el pecado venial del pecado mortal, la tendencia a pecar del acto del pecado, el estado de pecado del acto del pecado, la confianza en Dios del tomarse en juego a Dios, la paz de la conciencia del menefreghismo, la penitencia del auto-lesionismo, el perdón de la connivencia, el castigo de la crueldad, la conciencia de la verdad.
Padre Filemón ¿qué piensa usted, objetivamente y sin temor, que el Papa en su estudio tiene el gran cuadro de Jesús abrazando a Judas bajo el árbol donde se ahorcó? El Osservatore Romano ya desde hace años dice que esa imagen le gusta al papa porque Judas se ha salvado ¡por misericordia divina! ...cuando hubo exorcistas que se encontraron entre los demonios a Judas. Entonces ¡el Evangelio es claro sobre estos conceptos!
ResponderEliminarEstimado José,
Eliminarel pasaje evangélico que más nos podría hacer pensar que Judas está en el infierno son las palabras del Señor: "Ninguno de ellos se ha perdido, excepto el hijo de la perdición" (Jn 17,12). ¿De quién está hablando Jesús? El pensamiento que puede venir a la mente es que este hijo de la perdición sea Judas. ¿Pero es precisamente así?
Si nosotros examinamos cuidadosamente lo que Jesús dice en este conmovedor diálogo con el Padre, notaremos que Jesús se refiere a aquellos que se salvan ("aquellos que me has dado"), mientras que "el hijo de la perdición" son simplemente aquellos que se rebelan a la voluntad de Dios, y por eso van al infierno.
En segundo lugar, no es pensable que Jesús nos revele que Judas está en el infierno, porque esto se convertiría en una verdad de fe. Pero la Iglesia, infalible intérprete del plan de Dios, nos enseña que podemos saber quién está en el paraíso del cielo, pero aunque en el infierno haya alguno, no sabemos quién está.
Ahora bien, nosotros católicos, interpretamos las palabras de Cristo tal como la Iglesia nos las explica y por tanto debemos pensar que allí Jesús no se refiere a Judas, sino a aquellos que se pierden.
Por lo tanto, lo que eventualmente podemos recabar de estas palabras del Señor es una condena de ese buenismo, que dice que los condenados no existen.
Entonces comprendemos las palabras del Santo Padre, que nos invita a esperar que también Judas, quizás en el último momento, se haya arrepentido -para ello basta un instante- y por tanto haya sido objeto de la misericordia divina. Podríamos pensar también en el purgatorio.
Padre, ¿lo que expresa su tesis está en contraste con lo que ven y escuchan los exorcistas?
EliminarEstimado José,
Eliminarlos exorcistas no pueden sustituir la exégesis que el teólogo hace de la palabra de Cristo. Los exorcistas tienen simplemente la tarea de liberar a los obsesos, y ellos saben bien que el demonio, como lo llama Cristo, es mentiroso por principio.
No será ciertamente el demonio quien nos enseñará cuál ha sido la suerte eterna de Judas, pero si acaso le corresponderá al Papa hacer una hipótesis, también porque sobre esto ni siquiera la Iglesia puede tener certeza.
En efecto la Iglesia nos dice con certeza solamente quien está en el paraíso, pero no quien está en el infierno ni tampoco en el purgatorio.
Padre Filemón, así será, pero debería conocer los exorcismos del padre Gabriele Amorth y de mons Gemma uno de los pocos obispos exorcistas, que escriben que han encontrado el demonio Judas! El evangelio lo entiendo, está hecho para interiorizar a los simples, está hecho para ellos. Y es inefable que Jesús dice que quien traiciona al hijo del hombre hubiera sido mejor para Él que no hubiera nacido. Cuando Jesús puso el bocado en la boca de Judas y le dijo que lo hicieras ahora, ¿en qué sentido? Y desde aquel momento el demonio se había apoderado de Él y actuaba según su voluntad no con la voluntad de Cristo. Entonces en manos del ser de la perdición ¿dónde quiere que haya ido, si no?
EliminarEstimado José,
Eliminarel testimonio de un exorcista no puede ser equiparado a un juicio expresado por un Sumo Pontífice. Además le recuerdo que la Iglesia reconoce solo a aquellos que se encuentran en el cielo y son canonizados.
Por cuanto respecta a los condenados, sabemos que los hay, pero no quiénes son. Por lo tanto, es impensable que Jesús nos haya revelado que Judas está en el infierno.
Todas las cosas que usted menciona sobre Judas no excluyen que se arrepintiera en el último momento, aunque no podemos saber con certeza cuál fue su suerte después de la muerte.
Estimado p. Filemón, la doctrina y exegesis es mutable, de hecho antes la Iglesia no daba los sacramentos a los suicidas, ni bendición, por no mencionar precisamente la S. Misa- ¡los exorcismos forman parte de la Iglesia y los exorcistas! Por lo que el último rito de exorcismo fue revisado incluso por el papa Benedicto XVI, ¿y entonces?
EliminarEstimado José,
Eliminares necesario distinguir las cuestiones doctrinales, que conciernen a la fe, de las pastorales y en particular las que se refieren a la disciplina de los Sacramentos.
La cuestión de si Judas se ha salvado o no, se refiere al conocimiento de las cosas que hace el Señor. Ahora bien, en este campo la competencia pertenece al Magisterio de la Iglesia.
Los exorcistas no pueden sustituir al Magisterio de la Iglesia, sino que las informaciones que ellos nos dan siempre se refieren a situaciones contingentes y cambiantes. Le hago presente que yo mismo he sido exorcista durante un cierto período de mi vida, y de estas cosas entiendo y sé de lo que hablo.
Por cuanto se refiere a la disciplina de los Sacramentos o de los sacramentales, este es un campo donde la Iglesia tiene de Cristo la autoridad para cambiar disposiciones. Por lo tanto, no es de extrañar que el ritual de los exorcistas también se haya reformado después del Concilio Vaticano II.
Estimado Padre, mis felicitaciones de que usted también haya sido exorcista, pues eso me indica que con todo lo que hace quiere hacer el bien a los demás extirpando el origen del mal que es Satanas! Tengo mucho que aprender de usted y admiro su paciencia por atender a todas las preguntas, cosa rara de ver! ¿Qué piensa del papa Francisco, hay quien dice que Benedicto no había dejado completamente su ministerio, y que por lo tanto debería volverse a discutir su autoridad? De todos modos estamos en tiempos de agitación y discusión... yo no quiero juzgar, el juicio lo dejo a Jesús Rey... De todos modos, en el Padrenuestro rezo que Dios me libre de la tentación y que me libre del Maligno. Además, en el rito de la consagración de las ofrendas, ahora el rito ha sido cambiado...
EliminarEstimado José,
Eliminaren primer lugar, que el papa Francisco es el Papa legítimo lo he estado demostrando en este blog desde hace algunos años.
En cuanto a las dos cuestiones que usted plantea sobre el Padre Nuestro y el Canon de la Misa, le hago presente que el Papa tiene de Cristo la autoridad para modificar, según su prudencia y las oportunidades pastorales de nuestro tiempo, porque en ello no está en juego la doctrina, sino aquello que es la regulación del culto divino.
¿Cómo podría Dios tener misericordia de quien no quiere aceptar Su Salvación? Además, no sería misericordia sino imposición... Dios no obliga a nadie... quien verdaderamente busca a Dios (como por ejemplo Nicodemo) lo busca libremente y lo elige libremente... Dios propone y no impone. Y acerca del tema de Judas... y los exorcistas... este interés por los exorcismos, por lo que dicen los exorcistas, por las cosas que dice el demonio... me suena como algo mórbido... El ángel caído es padre de la mentira y ¿cómo se puede preferir lo que dice satanás a lo que dice la Palabra de Dios y la Santa Iglesia? Honestamente, no entiendo esta actitud...
ResponderEliminarEstimada Rosa Luisa,
Eliminarestoy de acuerdo con usted.
Gracias Padre Filemón. Estoy leyendo con gran atención e interés. En la primera parte he estimado mucho el escrito de acusación sobre Lutero que encuentro perfecto, en cada una de sus partes. Definitivamente precisa, de gran valor y espesor. Todos deberían atesar estas enseñanzas, especialmente ciertos prelados, filósofos de última hora, que guiñan el ojo a la llamada "reforma" luterana, y muy poco han comprendido de la mente retorcida de Lutero, "inteligente" y manipulador herético.
ResponderEliminarPor lo demás, si no fueran tan ingeniosos, los herejes, no podrían tener tanta suerte... tantos prosélitos, (la historia enseña) para conducir directamente al infierno.
Gracias, hermosa página Padre
Estimada Florencia,
Eliminarle agradezco por sus palabras.
Usted tiene toda la razón. La herejía convence a muchos, porque proviene de personas dotadas, a veces excepcionales, que quizás a veces no se dan cuenta ni siquiera ellos del poder destructivo y devastador del veneno que insinúan en las almas, tal vez de manera inadvertible y con modalidades a menudo atractivas.
Son los famosos lobos disfrazados de corderos, o falsos cristos y falsos profetas, de los cuales habla el Señor. De ahí la necesidad de una gran vigilancia y la facilidad con la cual podemos ser engañados.
La gran defensa contra la herejía es la humildad, porque la soberbia es a menudo el arte con el cual el demonio quiere seducirnos. Además de eso, la humildad es esa virtud que nos lleva al arrepentimiento, al reconocimiento de haber errado y a la voluntad de corregirnos.
Exactamente, padre, es así!
EliminarExiste, sin embargo, la muerte al pecado, nacer de lo alto... emerger de las aguas del Bautismo, morir con Cristo y resucitar con Él en la noche Pascual.
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