El padre Henri de Lubac califica a Pierre Teilhard de Chardin como "místico". Un auténtico conocedor de la mística como Jacques Maritain se guarda bien de calificar de tal modo a Teilhard. Ciertamente que Teilhard es un entusiasta, es un poeta, es un creador de mitos, es genial, en el preciso sentido del término. Ha entendido muy bien la cristología paulina de la recapitulación y de Cristo rey del universo.
Cuerpos y espíritus
----------El padre Pierre Teilhard de Chardin, poniéndose en contraste con el dogma del IV Concilio Lateranense, del año 1215, con su distinción entre los cuerpos y los espíritus (visibilia e invisibilia), como dos sustancias o realidades o cosas distintas, implicaba una inaceptable separación entre materia y espíritu y una devaluación de la materia, dando lugar así a la afirmación de la existencia de un puro espíritu, mientras que para Teilhard el espíritu, aunque se tratara de Dios mismo, no puede existir sin la materia. Por otra parte, Teilhard se niega a atribuir al cuerpo y al espíritu caracteres opuestos, sino que pretende que el espíritu tenga en sí algo de material y la materia sea en sí, en alguna medida, espiritual.
----------Todo el sistema teilhardiano gira en torno a dos nociones metafísicas fundamentales: la materia y el espíritu. Aborda la cuestión de la realidad sobre la base de dos principios: el de la unidad, reconducible al monismo parmenídeo, y el del devenir o de la evolución, reconducible a Heráclito. La unidad es perseguida como superación de la multiplicidad, que para Teilhard es un freno al espíritu proveniente de la materia. La evolución, teoría que Teilhard extrae de la paleo-antropología, la extiende a toda la realidad.
----------Para Teilhard la materia y el espíritu existen juntos desde toda la eternidad. De tal modo que el espíritu no existe sin la materia. No existe el puro espíritu. Separar la materia del espíritu, para Teilhard, es craso dualismo y signo de desprecio por la dignidad de la materia.
----------Teilhard reconoce que el espíritu es superior a la materia, y que la evolución asciende hacia lo alto desde la materia al espíritu; pero cree que el espíritu tenga su origen en la materia. Ella es para él, el vértice supremo al cual la materia se eleva y se transforma por sí en espíritu en base a su natural energía.
----------Incapaz de concebir un espíritu puro, separado de la materia, el mismo concepto teilhardiano de Dios se resiente de este enfoque metafísico, por lo cual, planteándose la cuestión del origen del mundo y de la causa primera, Teilhard no llega a concebir una materia que no existe desde siempre junto a Dios. La causa primera entonces no es un Dios que crea de la nada la materia, sino un Dios que junto con la materia unifica la multiplicidad, la ordena, la vuelve activa, inicia la evolución ascendente y el crecimiento continuo del universo hacia arriba por los grados del ser desde las rocas a las plantas, a los animales, hasta los ángeles y a Dios, pero sin que nunca la materia esté ausente, sino siempre presente y operante. Por el contrario, el espíritu es inmanente a la materia desde los grados más bajos de manera latente y cada vez más se manifiesta y adquiere poder a medida que la evolución avanza hasta el último punto, que es Cristo mismo, pero que es al mismo tiempo, como Cristo cósmico, el vértice del mundo.
El efecto superior a la causa
----------Para Teilhard el hecho de la evolución atestiguaría que el efecto es superior a la causa y que lo inferior causa lo superior. En efecto, dado que el espíritu es superior a la materia, el proceso de la evolución demuestra que el espíritu es efecto de la materia.
----------Hago la observación que, indudablemente, el fenómeno de la evolución es científicamente demostrable como sucesión de hechos empíricos que muestra en el pasado un pasaje de lo menos a lo más, pero Teilhard confunde lo post hoc con lo propter hoc. Si lo más surge de lo menos no significa en absoluto que sea causado por lo menos, sino por lo más ontológico -la fuerza vital- que se esconde en lo menos físico.
----------La ciencia, en efecto, que es cognitio certa per causas, exige que ante un hecho problemático la razón investigue la causa eficiente proporcionada y necesaria de ese hecho. Si lo que ha ocurrido antes de un hecho dado pertenece a un nivel de ser inferior, significa simplemente que ese hecho ha sido temporalmente precedido por ese otro hecho, pero para saber cuál es la causa del hecho, es necesario poner un ente suficientemente explicativo que, para ser tal, debe pertenecer a un nivel ontológico superior. En otras palabras, la causa eficiente debe ser superior al efecto y no puede ser inferior, de lo contrario no explica nada.
----------Todo ente está para Teilhard compuesto de materia y forma. No puede existir una pura forma subsistente por sí sin la materia. Así que Dios y los ángeles existen con el mundo, el alma existe solo unida al cuerpo.
----------Dios no ha preexistido por sí solo a la existencia de la materia, sino que se ha limitado a conducir a la unidad su multiplicidad empujando al mundo material a avanzar, crecer, aumentar, ascender, progresar y converger hacia el espíritu, transformando la materia en espíritu.
----------La evolución del universo es un ascenso o autotrascendencia o autosuperación de la materia al nivel del espíritu no en virtud del hecho que el pasaje de la potencia al acto ocurre en virtud del acto, sino porque la potencia pasa por sí misma o se eleva por sí misma al acto. En el inicio y en los orígenes de la realidad no es necesario, por tanto, poner un acto puro sin potencia, sino que es necesario poner la potencia junto con el acto.
----------Según Teilhard, no se debe distinguir entre los entes vivientes y conscientes y los entes no vivientes y no conscientes, sino que todo ente es viviente y consciente.
El pecado y la salvación
----------La concepción evolucionista lleva a Teilhard a ver a la humanidad presente más avanzada que la ancestral, por lo cual pierde de vista el dato de fe según el cual ahora la humanidad se encuentra en un estado de naturaleza caída respecto a las condiciones edénicas originarias.
----------Para Teilhard de Chardin, el mundo actual es un mundo más avanzado y ejemplar que el mundo del pasado. De ahí su rechazo a concebir la creación del mundo de los orígenes como creación de un mundo perfecto y ejemplar, del cual hemos caído.
----------Sin embargo, Teilhard tiene razón cuando nos hace notar que la escatología cristiana nos pone ante un modelo de humanidad superior a la presente y mucho más avanzada que la edénica.
----------Teilhard hipotetiza que el crecimiento del cerebro podrá ulteriormente continuar tanto como ha aumentado de volumen desde el hombre primitivo hasta hoy, pero nos deja perplejos su perspectiva de una humanidad futura que aparece superior a la presente no solo por nivel de civilización y virtud, sino por un aumento de materia y de espiritualidad, es decir, según cuanto parece, la adquisición de una esencia humana superior, como si la especie humana no fuera una entidad precisa, circunscrita, limitada, unívoca y fijada por Dios de una vez para siempre en sus límites materiales cuantitativos y espirituales cualitativos.
----------Pero el caso es que sabemos bien que la naturaleza humana no es algo que pueda aumentar o crecer como la columna de mercurio en el termómetro. Desde los homínidos y desde el hombre primitivo hasta hoy ciertamente ha habido un desarrollo -y esto está ciertamente documentado por la paleoantropología- pero ahora el hombre progresa solo en el sentido de que debe mejorar cada vez más las potencialidades que Dios le ha dado para realizar los fines de su propia naturaleza, no el de aumentar indefinidamente los límites de la naturaleza humana, así como el conocimiento y el poder humanos aumentan sin fin.
----------En realidad sería absolutamente ridículo pensar que el aumento del volumen del cerebro no tenga límites, e imaginarse, tal como ocurre en las películas americanas de ciencia ficción, individuos humanos con un cerebro de un tamaño parecido al de una pelota de fútbol.
----------Igualmente la confusión que Teilhard hace entre vivientes y no vivientes cayendo en un pan-psiquismo universal, favorece el sueño actual y de siempre, de origen cabalístico y mágico de poder construir una máquina pensante, una inteligencia artificial dotada de verdadera sabiduría y de verdadera conciencia, tal como para poder hacer de guía moral a la acción humana.
----------Debemos, por tanto, advertir con firmeza que, si en realidad Teilhard intentaba prospectar una mejora de la esencia humana en el sentido antes mencionado, entonces su discurso sería muy peligroso, a causa de la desaparición de la igualdad humana y la reintroducción de un nuevo racismo, que esta vez vendría a presentarse como justificado por la escatología cristiana. De esta visión errónea de la especie humana nacen también las actuales fantasías sobre la posibilidad de los seres extraterrestres.
----------A pesar de los enormes progresos realizados por la humanidad en estos últimos milenios, debemos reconocer con humildad que el hombre se encuentra actualmente en un estado deficitario de decadencia respecto al estado originario querido y creado por Dios en el Edén.
----------También la presencia operante de la gracia, si bien nos asegura una pregustación de la vida futura, no quita en absoluto en esta vida nuestra tendencia al pecado y la fragilidad de nuestra naturaleza, ni que la renuncia y el sacrificio sean siempre necesarios para asegurar el dominio del espíritu sobre la carne.
----------Si ahora la humanidad ha progresado partiendo de una vida animal originaria, esto no desmiente el hecho histórico de la experiencia edénica, sino que representa la ascensión, gracias a la ayuda de la gracia divina, que la humanidad ha realizado desde la expulsión del paraíso terrenal hasta hoy.
----------Además Teilhard, por su querer siempre asociar el espíritu con la materia, no logra alcanzar el verdadero concepto del pecado en su efectiva importancia, malicia y gravedad, como puro acto del espíritu, como oposición a Dios y elección del diablo, tal como la fe nos lo revela en el pecado del ángel.
----------Ciertamente en nosotros el pecado está siempre unido a la actividad física, la cual introduce en el acto moral un elemento de oscuridad y un elemento de incertidumbre, provenientes de la materia, por lo que el pecado en nosotros raramente es de pura crueldad o malicia o maldad como el pecado del demonio, y a menudo en cambio es un pecado de fragilidad.
----------Sin embargo, el misericordismo (fenómeno muy actual) no siempre es una cura suficiente, sino que cuando hay malicia, se necesita una acción enérgica contra el pecado, de lo contrario permanece, especialmente si está arraigado por un hábito prolongado. Ciertamente es cierto que una corrección violenta del pecado tiene un efecto contraproducente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ética teilhardiana disculpa excesivamente el pecado y por lo tanto no es capaz de sacudir la conciencia para que ella sienta un verdadero horror por el pecado y luche contra él con total decisión y coherencia.
----------Además, Teilhard no tiene en cuenta que Dios ha creado al hombre y ha creado al ángel, desde sus inicios, cual seres en gracia e inocentes. Por el contrario, parece que para Teilhard el pecado es un acto que aparece inevitablemente y normalmente en el curso de la creación, de modo que surge la pregunta de si entonces no hay necesidad de considerar a Dios creador como causa del pecado y causa del mal. Lo cual sería evidentemente una impensable blasfemia.
----------En efecto, para Teilhard el pecado no aparece como una desobediencia a la voluntad de Dios, una infracción al mandato divino, una ofensa a Él hecha, castigada con la muerte, ofensa que viene reparada con la ofrenda expiatoria que Cristo hace de sí mismo al Padre en nuestro lugar. La muerte no parece en Teilhard una contradicción a la vida y a la evolución, sino un factor de vida y un estímulo a la evolución. Él habla de la muerte de Cristo, pero parece que para él la muerte esté alejada de la vida en cuanto muerte y no como muerte de Cristo. Lo mismo se encuentra en la cristología de Rahner.
----------Para Teilhard el pecado no es, por tanto, un robar a Dios o un sustraer del dominio de Dios aquello que a Él le pertenece o le corresponde, si Dios tiene derecho a reclamar su restitución, no es una deuda que el hombre tiene con Dios sin poder pagarla, no es un daño que el hombre se hace a sí mismo sin ser capaz de repararlo, no es un mal o una esclavitud de los cuales el hombre por sí solo no puede liberarse, sino que es simplemente una acción fallida, una acción fracasada, un obstáculo en la cadena de producción de la gran fábrica del universo, un producto de desecho, un inevitable incidente de camino en medio de la inmensa y maravillosa obra creadora y organizadora divina de la humanidad y del universo, es un error que da la oportunidad de aprender, es un obstáculo, que, al provocar una reacción de defensa, da la manera de fortalecer y aumentar las energías vitales.
----------Pecando, el hombre no necesita recuperar la benevolencia de un Dios airado por la ofensa recibida; no es necesario que a Él se le ofrezcan sacrificios, porque Él mismo en la guía de lo creado, ya ha tenido en cuenta los incidentes del camino. Con el pecado el hombre no tiene necesidad de ser "recomprado" (red-emptio) o rescatado por Cristo, arrancado de la esclavitud del demonio y restituido con el precio del rescate, que es la sangre de Cristo, al Padre, su legítimo propietario.
----------En efecto para Teilhard el hombre pecando permanece siempre, aunque a pesar suyo, en el dinamismo productivo y ascendente de la evolución finalizado en Dios, a fin de que Dios sea todo en todos. Por lo tanto, Cristo en Teilhard no realiza una obra redentora, sino solo una obra perfectora de toda la creación.
----------De tal manera, según Teilhard, el pecado no es una culpa que necesite ser borrada por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, por lo cual tampoco necesita ser perdonada, porque ella se extingue en el momento en el cual se pone en la existencia, siendo, el pecado, una acción fallida que se destruye por sí misma y fracasa en su propio intento. Esta idea también se encuentra en Rahner.
----------Ahora bien, esta subestimación o minimización del mal del pecado hace, ciertamente, que Teilhard venga a subestimar sus consecuencias en el curso de la historia, por lo cual no parece que Teilhard tenga en claro el concepto de naturaleza humana caída, con su característica sujeción del espíritu a la carne, con la dificultad de reconciliar la carne con el espíritu y la consiguiente necesidad de abstenerse de los placeres de la carne para dar espacio a la acción del Espíritu.
----------Su exagerada insistencia en la unión de la materia con el espíritu lo conduce a un ilusorio minimismo donde ya no se entiende el discurso de san Pablo acerca del contraste de la carne con el espíritu y la necesidad de aquellas prácticas austeras y severas que permiten al espíritu la recuperación del dominio de la carne.
El método de Teilhard de Chardin
----------Teilhard está convencido de la existencia de lo real externo perceptible por los sentidos. Pero así como para él lo real es materia-espíritu, no solo el sentido sino también el pensamiento según él captan el espíritu-materia absoluto desde el inicio de su actividad, de modo que si por una parte Teilhard aparece realista en el saber físico, se muestra idealista acerca del conocimiento del espíritu, siempre por el hecho de que el dato material para él esconde al menos una conciencia latente, mientras que la más elevada espiritualidad, como la divina misma, sigue siendo el alma del mundo.
----------Es necesario, en cambio, recordar que en realidad el saber humano inicia, ciertamente, con el uso del sentido que capta el fenómeno sensible material, pero que posteriormente la experiencia sensible provoca la intervención de la razón, la cual, en el conocimiento del efecto, se mueve a la búsqueda de la causa. La razón descubre entonces las leyes del mundo físico, y así tenemos la física experimental, y posteriormente descubre el aspecto ontológico de la naturaleza, y así surge la filosofía de la naturaleza.
----------De tal modo, la física no abre, para Teilhard de Chardin, la entrada en la metafísica. Tiene por la metafísica una reprobable repugnancia creyendo que ella trata acerca de abstracciones. El desprecio por la metafísica no es signo de espiritualidad, sino de materialismo.
----------Por otra parte, Teilhard se da cuenta de que existe una realidad superior a la del mundo físico, pero su apego a los sentidos y a la materia le impiden ascender al cielo puro de la metafísica. Y entonces encuentra una solución que se proyecta en el más allá sin renunciar al más acá: inventa la "hiperfísica", que sería una superación de la física sin por ello ascender a la metafísica.
----------Digamos, por el contrario, que en la naturaleza humana la razón descubre sus manifestaciones espirituales. Ella entonces descubre la existencia y actividad del espíritu como realidad superior a la materia y a la corporeidad. La razón se da cuenta entonces de que la realidad no es solo material, sino que existe también una realidad espiritual, como el alma humana con sus potencias, intelecto, voluntad y conciencia, así como los actos y productos inmateriales e incorruptibles de dichas potencias.
----------En este punto la razón se da cuenta de que la materia es causada por el espíritu y descubre la existencia de Dios purísimo espíritu como causa primera eficiente creadora y ordenadora del mundo de los cuerpos y de los espíritus, de las almas y de los ángeles. Y con esto la razón funda la metafísica.
----------Posteriormente la razón, iluminada e instruida por la revelación cristiana, pasa de la ciencia a la fe, que le permite saber sobre el mundo, sobre el hombre y sobre Dios cosas que por sí sola nunca habría podido saber.
----------Teilhard tiene razón al señalar que las cosas se nos presentan ante todo como fenómenos que caen bajo los sentidos. Pero entonces para él todo el ascender, y el proceder del conocer, es siempre un afrontar el fenómeno, fenómeno que viene siempre cada vez mejor conocido, de sensible a inteligible a humano a espiritual y divino, pero siempre fenómeno. La mente no pasa de la consideración de un efecto a la consideración de la causa, sino que progresa en el saber siempre en la experiencia del fenómeno.
----------Ya no se ve entonces dónde está el pasaje desde el sentido al intelecto, a la razón. Porque todo está ya en el inicio como fenómeno y todo está ya en el fin, Dios, en cuanto explicitación del fenómeno. De este modo la mente no pasa de la ciencia a la fe mediante el ejercicio de la razón que pasa del efecto a la causa, sino que el contenido de la fe es el mismo que la ciencia con la simple diferencia de que mediante la fe el fenómeno es visto en su máximo grado, por lo cual es totalmente satisfactorio y gratificante porque es Dios mismo. En este punto, por consiguiente, hablar de espíritu es fantasía.
----------Pero Dios para Teilhard es todo y ya está oculto desde la inicial experiencia sensible del fenómeno de las cosas. En ella se esconde Dios mismo, así como el espíritu se oculta en la materia. En otras palabras, para llegar a la fe y al conocimiento de Dios no hay que hacer razonamientos, no es necesario descubrir nada detrás del fenómeno: basta mirarlo mejor hasta el vértice de nuestras fuerzas intelectuales ayudadas por la fe; basta progresar en la consideración del fenómeno sensible, como dato inmediato e inicial de la experiencia y al final ese fenómeno que al inicio parecía sensible, precario y limitado, se revela como infinito y divino.
----------El padre Henri de Lubac, como sabemos, califica a Pierre Teilhard de Chardin como "místico". Un auténtico conocedor de la mística como Jacques Maritain se guarda bien de calificar de tal modo a Teilhard. Ciertamente que Teilhard es un entusiasta, es un poeta, es un creador de mitos, es genial, en el preciso sentido del término. Ha entendido muy bien la cristología paulina de la recapitulación y de Cristo rey del universo.
Querido padre Filemón,
ResponderEliminarme ha sido muy útil y agradable leer sus consideraciones sobre los méritos y peligros de Pierre Teilhard de Chardin. Una vez más, entre otras cosas, porque he leído también sus anteriores artículos sobre el paleontólogo jesuita.
Quiero aclarar que comparto plenamente sus consideraciones, hasta donde he podido seguirlas en sus razonamientos.
Sin embargo, debo confesar que encuentro un poco desconcertante su última frase, sobre el hecho de que Teilhard haya podido comprender plenamente la doctrina paulina de la recapitulación y de la realeza de Cristo: "Ha entendido muy bien la cristología paulina de la recapitulación y de Cristo rey del universo."
¿Sería demasiado pedir si me explicara con algún otro detalle?
Estimado padre Serafín,
Eliminarefectivamente las palabras de san Pablo en Ef 1,22-23 recuerdan el concepto teilhardiano del "Cristo Evolucionador" y "Punto Omega de la evolución del mundo".
Es cierto que en el libro del Apocalipsis Cristo dice de Sí mismo: "Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin". Sin embargo, lo que hace problema en Teilhard es que parece concebir a Dios como el vértice final de la evolución de una materia originaria, que al trascenderse deviene espíritu. Está claro que un semejante concepto de Dios es absolutamente inaceptable y completamente ajeno tanto a la razón como a la fe. Esto explica el Monitum del Santo Oficio de 1962.
Lo que crea dificultades en san Pablo es presentar a Cristo como "plenitud" y también estas palabras: "Porque todo lo ha sometido a sus pies y lo ha constituido sobre todas las cosas como cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud del que se realiza enteramente en todas las cosas." (Ef 1,22-23).
Le presento el comentario de Santo Tomás, quien se expresa de este modo: "Porque la Iglesia ha sido instituida por Cristo, dice Pablo que la Iglesia es su plenitud, es decir, que todas las cosas, las cuales virtualmente están en Cristo, como que de alguna manera vienen cumplidas en los miembros de Cristo, en cuanto que todos los sentidos espirituales y los dones de todo lo que puede existir en la Iglesia, todo ello se encuentra sobreabundantemente en Cristo, y de Él derivan en los miembros de la Iglesia y se perfeccionan en ellos. Por eso añade 'qui omnia in omnibus adimpletur' (Ef 1,23), es decir, que Cristo hace sabio al que es miembro de la Iglesia, según la perfecta sabiduría que está en Él; mientras que hace justo según la perfecta justicia a otro y así sucesivamente para los demás." (Comentario a la Carta a los Efesios de san Pablo, Ef 1,22-23, Ed. Marietti, Torino-Roma 1953, n.71, p.19).
Para entender estas cosas debemos hacer referencia al v.10: "el plan de recapitular en Cristo todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra". En efecto, aquí vemos cómo efectivamente Cristo recapitula, como dice también Teilhard todo el universo, espiritual y material, donde la Iglesia constituye la realidad más sublime del mundo en cuanto Cuerpo y Esposa de Cristo.
Teilhard ha intuido este misterio, pero no lo expone de la manera correcta, porque nunca ha podido comprender la verdadera trascendencia del espíritu sobre la materia.
La descripción actual del Universo nos lo pinta en expansión
ResponderEliminarEstimado Jorge,
Eliminarno tengo ninguna dificultad en aceptar la teoría de la expansión del universo, tanto es así que he tratado largamente de ello en un artículo reciente mío que se pregunta si el universo es finito o infinito. Y diré también que esta teoría se combina bien con la teoría teilhardiana de la evolución ascendente del universo.
De hecho, la física moderna constata un aumento de las distancias entre sí de los cuerpos celestes en el curso del tiempo, según una cierta regularidad, por lo cual, suponiendo que esta regularidad se mantiene, retrocediendo en el tiempo han conseguido llegar a un punto inicial, el famoso big bang, que debería haber sido un núcleo inicial de materia, que de repente comenzó a expandirse en todas las direcciones, por lo que actualmente el espacio cósmico estaría aumentando.
La pregunta es si el universo, una vez alcanzado un máximo de expansión, se retirará disminuyendo su volumen y su energía. Sería la teoría de la entropía, que Teilhard rechaza. Y en este punto estaría de acuerdo con él, precisamente en nombre de la fe cristiana, que prevé un desarrollo final del universo eternamente estable en esta plenitud final.
¿Tenemos necesidad de ciertas filosofías? Si es así, ¿para qué...?
ResponderEliminarEstimado José,
Eliminarestá claro que el filosofar es una gran responsabilidad. El hacer filosofía no es cosa fácil. Ciertamente, poseemos grandes certezas de partida, los primeros principios de la razón. Tenemos un gran deseo de saber, pero desafortunadamente nuestra razón es falible. Por eso existen diferentes filosofías que testimonian no solo el hecho de que hay vías diferentes para caminar en la verdad, sino que desgraciadamente también existen falsas filosofías, las cuales son muy peligrosas, porque si se ponen en práctica los principios que proponen, llevan al hombre a la desgracia y a la perdición.
Mientras ustedes sacerdotes en lugar de permanecer firmes en la ciencia de Dios, geocentrismo, seguirán buscando arreglos con el cientifismo elitista y masón que reduce el catolicismo a una broma nunca podrán estar en la verdad
ResponderEliminarEstimado Jorge María,
Eliminaracepto su fuerte exhortación a nosotros, los sacerdotes, a no dejarnos influenciar por ideologías terrenas y cientificistas bajo una capa de espiritualidad que, tras un aparente aliento místico, oculta la seducción del materialismo.
Estimado padre: mire que no bromeo y no soy tampoco un exaltado...las pruebas que demuestran el heliocentrismo aún hoy en 2025 no existen, se trata solo de elegir entre un sistema y otro, siendo los datos del todo relativos y del todo intercambiables, y es de notar la firme posibilidad de que se elija a propósito el sistema heliocéntrico x relegar a Cristo y la centralidad de la Creación en favor de una teoría esotérica que interpreta la Tierra como un pequeño grano de polvo inútil e insulso al margen del cosmos... Es solo sobre la interpretación de los datos y elegir la interpretación correcta, entre la interpretación darwinista o la creacionista... y nosotros sabemos que la ciencia hoy reducida a cientificismo rechaza Cristo y habla solo de azar y de naturaleza... Fiarse de estas personas que eliminan a Dios y sobre todo al Verbo de Dios de la narración científica es sin duda incauto... Buena noche, querido Padre y gracias x la respuesta.
EliminarAlbert Einstein demostró que, más correcta y propiamente, los planetas no giran alrededor del Sol, sino que se mueven en línea recta (principio de inercia en el espacio vacío) dentro de un espacio-tiempo curvado localmente por el campo gravitacional del Sol.
EliminarJorge: y entonces... usted no ha entendido el paralelismo entre Einstein y Darwin ¿verdad? Repite así al azar... ¡bravo! 😂
EliminarEstimado Jorge María,
Eliminarla teoría heliocéntrica no tiene nada que ver con una visión del universo que desvalorice la dignidad del hombre y mucho menos que niegue el primado de Cristo sobre el universo. En efecto, el hecho de que la tierra sea un pequeño planeta que gira alrededor del sol, es simplemente un dato de la experiencia científica, lo cual no significa en absoluto una disminución del altísimo valor de esa humanidad que habita la tierra. Por lo tanto, como he dicho, no significa en absoluto la negación del valor infinito que nuestro planeta ha adquirido al haber acogido la presencia del Hijo de Dios. En todo el universo solo en nuestra tierra vivió nuestro Señor Jesucristo, el rey y creador del universo.
Estimado Jorge,
Eliminaryo no soy un físico, pero no tengo dificultad en admitir que los movimientos de los planetas, si no hubieran entrado en el campo gravitatorio del sol, habrían continuado su viaje en línea recta.