Con alucinantes desvaríos, Rahner llega a decir incluso que la muerte es requerida por la misma libertad, y que mientras el hombre vive la libertad no es hecha definitiva. Afirmamos, en cambio, que la libertad no requiere la muerte, sino la vida, no quiere matar al hombre, sino hacerlo vivir. Y si la libertad de la vida futura requiere la muerte del cuerpo, esto no es exigencia de la libertad como tal y tampoco es la condición a fin de que el hombre sea libre, sino que depende sólo del hecho de que nuestro cuerpo aquí abajo es un "cuerpo de muerte" como consecuencia del pecado. Por lo cual no se trata de liberarse del cuerpo, sino de la muerte. La vida corpórea es condición y no obstáculo para la libertad, tanto es verdad ello que la plena libertad la tendremos cuando resucitemos en la parusía de Cristo, después de haber muerto con Cristo. [En la imagen: fragmento de "Cráneo con cigarrillo encendido", óleo sobre lienzo, obra de 1885, de Vincent van Gogh, conservada y expuesta en el Van Gogh Museum, Amsterdam, Países Bajos].
Para el cristiano, no se trata de liberarse del cuerpo, sino de la muerte
----------Rahner tiene razón al decir que la temporalidad del individuo finaliza con a muerte, en cuanto el tiempo está ligado al devenir del cuerpo, por lo cual, disuelto el cuerpo, es evidente que el cuerpo para esa persona que fuere, termina. Pero Rahner no tiene en cuenta el hecho de que el tiempo no es la única forma de duración con sucesión de actos. Existe también la duración de la substancia espiritual creada -hombres y ángeles-, la así llamada "eviternidad". Y es esta duración la que se realiza en el alma después de la muerte.
----------Por eso una sana antropología filosófica, confirmada por la doctrina católica y por las mismas historias de los santos, muestran con claridad que en realidad las almas de los difuntos cumplen actos en sucesión y están sujetas a su vez a una sucesión de actos, que determinan un aspecto evolutivo en la existencia ultraterrena. Por ejemplo las almas de beatos interceden por los vivos que peregrinan sobre esta tierra y las almas del purgatorio están sujetas a penas que son de diferente duración.
----------El hecho de que las almas de los beatos hayan entrado en la "vida eterna" no quiere decir que hayan devenido eternas, ya que no debemos olvidar que la eternidad es un atributo exclusivo propio de Dios. La "vida eterna" prometida por Cristo a sus fieles no debe ser entendida como prospectiva de devenir eternos como Dios (la eternidad, en efecto, como he dicho, es atributo divino), sino que significa simplemente esa participación de la vida eterna, que es la plenitud escatológica de la vida de gracia.
----------¿Pero qué es esta "definitividad" de la cual habla Rahner? ¿Es el perdurar eviterno de una vida sin fin, como resulta de la doctrina de la fe? Escuchemos: "La vida 'después de la muerte' es la definitividad y la inmediata presencia ante Dios de la vida vivida aquí en libertad de una vez por todas, la definitividad de la historia en ella realizada, definitividad radicalmente sustraída a la espacio-temporalidad precedente y simplemente dispar confrontada con ella" (Nuevos Ensayos, Vol. V, op. cit., p.248).
----------Dice también Rahner: "La vida eterna no es el más allá de nuestra historia, sino la interioridad radical y vuelta libre de la historia de nuestra libertad que ora vivimos y que, venida a la luz completamente en la muerte, no puede ya perderse: se ha perdido sólo en la cercanía inmediata plena de amor del último misterio de la existencia, llamado Dios y así se es encontrada" (ibid., p.249-250).
----------"La 'vida eterna' es la definitividad que viene liberada de la muerte [...]. Donde se ama verdaderamente con fidelidad y donde se acoge la verdad incondicionada que nos guía, se verifica ya esa definitividad que no debemos buscar prolongando la línea del tiempo después de la muerte, sino que viene definitivamente liberada en la muerte y entonces llega a ser plenamente sí misma. Esto es la esperanza cristiana" (ibid, p.265).
----------"En el tiempo, en cuanto su fruto madurado [el alma] deviene la 'eternidad'; ella, 'detrás' del tiempo, no continúa la vida de antes, sino que anula el tiempo y se libera de él [...]. Un tiempo que transcurre como un acontecimiento del espíritu y de libertad genera eternidad [...]. La eternidad madura en lo temporal" (Ensayos sobre los sacramentos y sobre la escatología, op.cit., p.443). "En realidad, en el tiempo mismo se hace la 'eternidad' como su fruto maduro, una eternidad que propiamente no continúa el tiempo 'más allá' del tiempo vivido de nuestra vida biológica de tipo espacio-temporal, sino que suprime precisamente el tiempo en cuanto ella misma es desligada del tiempo [...]. La eternidad [...] es un modo de la espiritualidad y de la libertad llevadas a cumplimiento en el tiempo [...]. Un tiempo que por así decir no perdura como arranque del espíritu y de la libertad, no genera ninguna eternidad" (Curso fundamental, op.cit., p.319, cf. p.502).
----------En primer lugar, la "definitividad" para Rahner parece coincidir con la "eternidad". Y esto de por sí es indudablemente aceptable. Pero ¿qué es lo que entiende Rahner por "eternidad" o mejor por "vida eterna"? Es éste el punto. Para Rahner la vida eterna prometida por Cristo a sus fieles parece coincidir con la eternidad sic et simpliciter. Lo que, como se ha dicho, no es lícito si no se quiere caer en el panteísmo.
----------Es verdad que con la muerte el hombre cumple su elección definitiva respecto a su fin último. En ello Rahner tiene razón; pero él no se detiene aquí; él parece dar a la muerte como tal el poder de dar un valor definitivo a la misma vida presente, en la cual solamente se resuelve toda la cuestión de la definitividad, dado que él dice en múltiples ocasiones y a claras letras que no existe una vida eterna, una duración eterna después de la muerte. Para él la eternidad no es después de esta vida, sino ahora, en esta vida y en la vida transcurrida, en cuanto precisamente esta eternidad o definitividad se realiza con la muerte. Por tanto, la muerte no hace más que dar el sello o el aval definitivo a esta eternidad, a esta definitividad.
----------Es verdad que el cristiano vive su muerte como gesto supremo de libertad y de amor, pero no vive así la muerte en cuanto es muerte. En cuanto muerte le repugna y la ve como mal o disolución; la vive en cuanto participa del sacrificio de Cristo. A la inversa Rahner, como veremos, exalta la muerte como tal y no muestra comprender el valor del sacrificio de Cristo.
----------En segundo lugar, para este teólogo alemán, la vida eterna no se produce o no sucede después de la muerte, sino en esta vida ("no está en el más allá sino en la interioridad de nuestra historia", o sea en lo interno de nuestra historia terrena). No es una duración después de la muerte, sino que es simplemente la "definitividad de la propia libertad". Y no sólo, sino que es la pretensión absurda de que el alma "se convierta" en la eternidad, que "genere" la eternidad, de modo que la eternidad "maduraría en el tiempo". "La vida eterna no es una perduración en la que sería premiado con algo diferente de la acción libre de su existencia entera, sino que es la situación definitiva de su libertad" (ibid., p.320). Parece escucharse no a un cristiano, sino a un estoico.
----------Ahora bien, decir que el alma genera la eternidad o deviene la eternidad, es como decir que genera a Dios y deviene Dios, ya que, como se ha dicho, sólo Dios es la eternidad. Y esto es entonces panteísmo. Diferente en cambio es el concepto evangélico de "vida eterna". Con esta expresión el Evangelio entiende la vida de gracia, sobre todo en su plenitud final en el paraíso del cielo. La vida eterna en este sentido puede y debe iniciar o madurar ya desde esta vida mediante la práctica de las virtudes cristianas. Pero ella es siempre distinta de la dimensión temporal de esta vida, la cual por tanto no tiene en absoluto la tarea o competencia de generarla. En efecto, la vida eterna, también como simple participación de la eternidad, está completamente por encima del tiempo y es independiente del tiempo, es una realidad divina absolutamente idéntica a sí misma e inmutable: por lo cual es en todo caso desde lo eterno que brota el tiempo, y no a la inversa.
----------Rahner presenta la vida eterna como un abandonar el tiempo. Esta afirmación de buenas a primeras parece plausible; excepto que debemos recordar que según este teólogo alemán no existe nada después de esta vida temporal, por lo cual queda excluida la recuperación de la temporalidad en la resurrección futura. Por tanto, por una parte el tiempo desaparece, pero por otra viene absolutizado en el momento de la muerte.
----------Además, en esta visual inmanentista de sabor hegeliano, donde parece que el tiempo sea eternizado (la "definitividad" de la vida temporal) y lo eterno se disuelva en el tiempo (lo eterno es ya ahora), oscura y ambigua aparece la función de la "muerte", que aparece en sí misma factor de "definitividad" (= eternidad). Volveremos sobre este tema al tratar de la muerte de Cristo.
----------La vida eterna "viene a la luz completamente en la muerte" y "con la muerte el hombre no desaparece sino que alcanza su cumplimiento". "La muerte arriba a un vértice en el cual la historia cronológicamente entendida de la libertad del hombre alcanza la propia definitividad" (Nuevos ensayos, vol. VII, op.cit., p.240).
----------¿Cómo habría que decir en verdad? No es la muerte como tal, sino en todo caso la muerte sacrificial y expiativa de Cristo, la cual, asumida voluntariamente por el creyente en el momento de la muerte, vuelve a la muerte principio de salvación y de vida eterna.
----------En los pasajes rahnerianos que acabamos de leer, hay que señalar también la contradicción respecto a lo que sucede en el momento de la muerte; porque por una parte, según Rahner, en el momento de la muerte todo el hombre muere, pero por otra parte está este "no desaparecer", que no es una verdadera y propia supervivencia, sino que es la "definitividad" de una vida terrena ya terminada.
----------Rahner no esclarece en absoluto todas estas cosas que son fundamentales, propias de la concepción cristiana de la muerte, y se limita a hablar de la muerte como tal, de cualquier muerte, sin aclarar para nada el significado cristiano de la muerte y sin recordar, según su concepción buenista-trascendentalista de la gracia, que luego no todos dan a la muerte este significado, aunque todos obviamente mueren.
----------Pero si luego es la muerte como tal la que viene a ser fuente de eternidad, ¿entonces qué necesidad había de que el Hijo de Dios muriera en la cruz venciendo a la muerte con su muerte y asegurando así a la muerte en Cristo el poder de dar la vida? Y de hecho Rahner, como veremos cuando afronta la cuestión del significado de la muerte de Cristo, se niega a reconocerle su valor reparador y expiativo.
----------Con alucinantes desvaríos, Rahner llega a decir incluso que la muerte es requerida por la misma libertad. Dice Rahner: "La corporalidad puede ser la dimensión de la actuación de la libertad como devenir, no de la libertad actuada o del perfeccionamiento vuelto definitivo" (Nuevos ensayos, vol. II, op.cit., p.350). Mientras el hombre vive la libertad no es hecha definitiva. "Entrando la libertad en la dimensión del devenir abierto para actuarse a sí misma, toma esta corporalidad para superarla en el propio perfeccionamiento; la quiere mortal, para poder ser ella misma la verdadera inmortalidad, que no es el indefinido proceder en el tiempo, sino el estado definitivo de lo que es hecho de una vez y para siempre y es así metatemporal y eterno" (ibid.).
----------Afirmamos, por el contrario, que la libertad no requiere la muerte, sino que requiere la vida, no quiere matar al hombre, sino hacerlo vivir. Y si la libertad de la vida futura requiere la muerte del cuerpo, esto no es exigencia de la libertad como tal y tampoco es la condición a fin de que el hombre sea libre, sino que depende sólo del hecho de que nuestro cuerpo aquí abajo es un "cuerpo de muerte" como consecuencia del pecado. Por lo cual no se trata de liberarse del cuerpo, sino de la muerte. La vida corpórea es condición y no obstáculo para la libertad, tanto es verdad ello que la plena libertad la tendremos cuando resucitemos en la parusía de nuestro Señor Jesucristo, después de haber muerto con Cristo.
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