lunes, 21 de octubre de 2024

El error de Descartes (1/2)

Es la percepción realista del ente, la que con el método de la analogía y la aplicación del principio de causalidad, lleva a la afirmación de Dios como ipsum Esse per se subsistens, ser eterno, por esencia y necesario, distinto del mundo creado por Dios desde la nada, el cual ser es contingente, en devenir y por participación. [En la imagen: fragmento de "Mercurio", estatua en plomo, obra de Jean-Baptiste Pigalle, en 1753, conservada y expuesta en el Museo del Louvre, París, Francia].

"Su misma lengua los lleva a la ruina" (Sal 64,9)
   
Realismo o idealismo: tertium non datur
   
----------¿Es conforme a Cristo Aristóteles o Descartes? Este es el nudo que hay que desatar si nosotros católicos queremos obedecer a Cristo en la concordia y en la paz, finalmente libres de la maldita y escandalosa laceración entre rahnerianos y lefebvrianos (lo que quiere decir básicamente: entre modernistas e indietristas) nacida con el postconcilio hace sesenta años, que nos lleva al odio recíproco y nos hace dar un pésimo ejemplo a los ojos de aquel mundo al cual pretendemos llevar la paz y que en cambio justamente se burla de nosotros al ver que somos los primeros en estar en desacuerdo entre nosotros mismos.
----------Esta alternativa corresponde a la confrontación comparativa entre realismo e idealismo: el realismo, que, como nos ha recordado varias veces el papa Francisco, da el primado a la realidad sobre la idea, y el idealismo, que da la primacía a la idea sobre la realidad; el realismo, para el cual la idea es representación de la realidad; el idealismo, para el cual la realidad es la idea que el idealista tiene en su mente; el realismo, para el cual el pensamiento es distinto del ser; el idealismo, para el cual el pensamiento se identifica con el ser; el realismo, para el cual lo verdadero es el pensar adecuado al ser o la idea adecuada a lo real; el idealismo para el cual la verdad es el contenido del pensamiento del idealista.
----------Es cierto que en el panorama de las filosofías son muchas las concepciones del conocimiento. Pero todas, si prestamos atención, se reducen a estas dos, es decir esta alternativa: o los conceptos representan las cosas o las cosas son nuestros propios conceptos. Con la primera posición tenemos el realismo y la verdad; con la segunda tenemos el idealismo y lo falso, y entre lo verdadero y lo falso no hay término medio.
----------El idealista por antonomasia, en su máxima expresión que aparece en Hegel, discípulo de Descartes, considera haberse elevado al nivel de la ciencia y de la filosofía, mientras que considera al realista como una mente atrasada, cerrada y grosera, prisionera de la representación y de la imaginación (Vorstellung), no purificada ni elevada al nivel del pensamiento puro (denken).
----------Los aristotélicos, según el idealista, son unos ingenuos, nutridos de abstracciones, ajenos a la realidad (¡escucha quién habla!), que no han puesto en práctica el cogito cartesiano, no saben lo que es la autoconciencia, y por lo tanto carecen de esa agudeza crítica que Descartes y Kant han introducido en la filosofía moderna. Los realistas, según los idealistas, reifican las ideas, hacen de ellas un dato cosal presupuesto, mientras que en cambio las cosas son producidas por nuestro pensamiento.
----------El idealista no desdeña rebajarse al nivel del realista y utilizar el realismo cuando le viene cómodo o en el manejo de los asuntos cotidianos. El docente idealista que va a cobrar su sueldo, está claro que no considera el dinero como algo simplemente pensado, sino como un verdadero ente o una cosa real fuera de él.
----------Pero en el momento en el cual el idealista enseña en la Universidad Católica, el prof. Bontadini se considera a sí mismo como el Pensamiento idéntico al Ser, por lo cual ya no es el prof. Bontadini, sino que es el Pensamiento idéntico al Ser que simplemente piensa y habla en y por el trámite empírico del prof. Bontadini.
----------Es bien sabido cómo los idealistas, que han nacido de Descartes, se consideran a sí mismos como los portaestandartes de la "filosofía moderna", la cual según ellos supera y deja atrás, con la inédita novedad del cogito cartesiano, la precedente filosofía medieval realista, escolástica y aristotélica.
----------A decir verdad, el cogito no es en absoluto una novedad, sino que no es más que la reanudación del viejo relativismo protagóreo antropocéntrico ya refutado por Aristóteles. De hecho, es sabido que Descartes, del mismo modo que Protágoras, considera que el acto del sentir es una opinión subjetiva confundida con la verdad. Vale entonces para Descartes lo que Aristóteles dice para Protagóras:
----------"Si todas las opiniones y si todas las apariencias sensoriales son verdaderas, entonces ellas deberán, necesariamente, ser todas verdaderas y todas falsas al mismo tiempo. De hecho, muchos hombres tienen convicciones opuestas y todos consideran que aquellos que no comparten sus propias opiniones están en error; y de esto surge, como consecuencia necesaria, que la misma cosa sea y también no sea; y si es así, también se sigue como consecuencia necesaria que todas las opiniones son verdaderas. En efecto, aquellos que están en la verdad y aquellos que están en lo falso tienen opiniones entre ellos opuestas; pero si las cosas están de este modo, todos estarán en la verdad" (Metafísica, L. Gamma, c. V. 1009 a 6-14).
----------La realidad es que el conflicto entre idealismo y realismo recorre toda la historia del pensamiento humano, siempre marcado por quien busca sinceramente la verdad con actitud realista y quien quiere darla a entender con los sofismas del idealismo.
----------Es, por tanto, falsa la afirmación de los idealistas de que con Descartes el filosofar habría pasado del ingenuo, crédulo, supersticioso y pueril realismo medieval al rigor crítico, racional y científico de la modernidad. Los impostores todavía existen hoy en día y los pensadores rigurosos también existían en el medioevo.
----------Entonces, existen hoy teólogos modernistas, como por ejemplo Rahner, los cuales nos aseguran haber comprendido, después de siglos de áridos comentaristas aristotélicos precartesianos, la verdadera concepción tomista del ser, que -según Rahner- no tiene nada que ver con la concepción aristotélica del ser, sino más bien con la de Parménides, que comporta ese monismo que no es más que esa identidad de pensamiento y ser que Hegel había inventado sobre el surco abierto por Descartes. La impostura de esta operación deshonesta fue expuesta por el padre Cornelio Fabro en su famoso libro La svolta antropologica di Karl Rahner, Edizioni Rusconi, Milano 1974 (en español tenemos por ejemplo, la versión editada por CIAFIC, El viraje antropológico de Karl Rahner, Buenos Aires 1981).
----------Ahora bien, es necesario decir que el problema metafísico implica efectivamente la cuestión del ser, del primer principio y de la verdad. Descartes, queriendo tratar estas cuestiones, no se ha equivocado al hacerlas objeto de sus Meditaciones metafísicas. Su error ha sido el de la pretensión de invalidar la fundación histórica de la metafísica por obra de Aristóteles y, por tanto, el error de Descartes ha sido el de pretender refutar a Aristóteles, pretendiendo a la vez fundar la verdadera metafísica.
----------El resultado ha sido que Descartes, con su insensata empresa de igualar el pensamiento humano al pensamiento divino, ha terminado, como dice un dicho popular, por "darse un balazo en los pies", es decir, negar el principio aristotélico de verdad recurriendo al principio aristotélico de verdad.
   
Refutación del idealismo y apología del realismo
   
----------Ahora bien, tengamos presente que Descartes no se dio cuenta de que el principio primero y fundamental del saber puesto por Aristóteles, el principio de no-contradicción, es el fundamento primero, la base evidente de toda demostración, por lo cual es imposible equivocarse o engañarse acerca de esta verdad primaria del pensamiento, que hace posible el mismo pensamiento.
----------El realismo es estructural al pensamiento humano no en el sentido de que de hecho seamos todos realistas, ya que si así fuera, no existirían los idealistas, sino en el sentido de que lo que damos por verdadero lo damos por verdadero en cuanto lo juzgamos conforme a la realidad, lo cual es exactamente la exigencia del realismo. El idealismo, al contrario del realismo, no es la virtud sino el vicio del pensamiento. El idealismo es un morbo, una enfermedad, del pensamiento. El realismo es el pensar humano sano, normal y verdadero.
----------Por lo tanto, también el idealista, para sostener su idealismo, está constreñido a recurrir al realismo. El realista, en cambio, tiene una tarea muy simple y lineal, que le evita auto-refutarse como le sucede al idealista: simplemente reconocer que su pensamiento está hecho para adecuarse a la realidad, para reconocer las cosas, inteligibles o sensibles, tal como son en sí mismas fuera de él e independientemente de él. En efecto, dependen de él no las cosas, sino las ideas que él se hace de las cosas.
----------Observamos, por tanto, que también el idealista, para sostener su concepción, está obligado a apelar al realismo. El idealismo, en cambio, no es estructural al pensamiento, sino que es accidental; es un fallar del pensamiento a su tarea de adecuarse a lo real queriendo hacer depender lo real de nuestras ideas. A la inversa, suprimir el realismo quiere decir suprimir el pensamiento. En cambio, suprimir el idealismo quiere decir liberar el pensamiento de la falsedad; el idealismo se puede eliminar sin que el conocimiento sufra ningún daño, es más, el conocimiento se vuelve normal y verdadero.
----------El idealismo viene refutado en base a ese mismo realismo en el cual el idealismo se ve obligado a apoyarse para sostener ser verdadero. No es cierto, por consiguiente, que, como sostiene Bontadini, el idealismo es irrefutable. Irrefutable es el realismo, por el cual el idealista no tiene necesidad de ser refutado por el realista, porque es el mismo idealista, que en el momento en el cual cree estar en la verdad, se refuta a sí mismo al creer que su pensamiento es adecuado a la realidad, o sea, en el creer que sea verdadero.
----------Para el realista el pensamiento no se identifica con el ser, sino que es una perfección espiritual analógica y jerárquica sujeta a grados de perfección, que, partiendo del mínimo, el pensamiento humano, asciende al medio, el pensar angélico, para ascender al grado máximo, que es el divino.
----------La noción metafísica del pensamiento, como la del ser, comporta un arco de posibilidades: pensamiento humano, pensamiento angélico y pensamiento divino. La simple noción de pensamiento no dice, de por sí, como creen los idealistas, pensamiento actual, sino que puede implicar también el pensamiento potencial, el pensamiento como facultad de pensar: no es solo el pensamiento que se identifica con el ser, sino que es también el pensamiento distinto del ser y subordinado al ser. En definitiva, no existe solo el pensamiento divino, sino también el creado, sea éste el del ángel o el del hombre.
----------Por consiguiente, no existe solo el pensamiento como fuerza del puro espíritu, como existe en Dios y existe en el ángel; sino que también es pensamiento, aunque de nivel inferior, el pensamiento humano, que emana no de un puro espíritu, sino de un espíritu que da forma a un cuerpo.
----------El pensamiento creado, humano y angélico, tiene las cosas en su interior, en cuanto por él pensadas y representadas en las ideas, pero al mismo tiempo están fuera de él en sí mismas, como medida de su pensarlas. El pensamiento divino, en cambio, ideador y creador de las cosas, creando las cosas, ciertamente las pone fuera de Él, pero al mismo tiempo Él, siendo el Ser absoluto, tiene virtualmente en su esencia y en su pensamiento en acto todo lo que Él ha puesto fuera de Él.
----------En este sentido, por consiguiente, si bien hay que admitir que existe un real externo al pensar creado, nada externo existe al pensar divino que pueda hacer de regla a su pensar, como que no dependiera de Él, sino lo que Dios ha puesto libremente fuera de Sí con su propio acto creador.
----------De tal modo el idealismo, confundiendo el pensar humano con el pensar divino, conduce al panteísmo. En cambio es el realismo que funda el teísmo. El cogito ergo sum de Descartes, por su pretensión fundacional absoluta, sugiere superar la condición del humano pensar y ser, e impulsa a sentirse envueltos en algo intrascendible como Dios es intrascendible.
----------Pues bien, este tipo de experiencia es la metafísica cartesiana, experiencia fundamental, incondicional y condicionante, posible sólo en la visión cartesiana de la introspección. De esta manera, Descartes nos viene a decir que, al mirar dentro de nosotros mismos, descubrimos la dimensión solitaria, omni-inclusiva y absoluta del pensamiento, que en realidad es solo la del pensamiento divino; pero Descartes cree haber descubierto, él solo, el secreto poder del pensar humano.
----------Está claro que en esta concepción del pensamiento, de la cual nos quiere convencer Descartes, no hay nada fuera del pensamiento, sino que todo está en el pensamiento, todo es pensado. El ser es el ser pensado. Como afirmará Berkeley pocas décadas después, la materia es pensamiento. No existe un ente pensable, sino que el ente es pensado en acto y esto porque no se trata de un pensamiento como el nuestro que pasa de la potencia al acto, sino que se trata de puro acto de pensamiento, como es sugerido por el concepto cartesiano de res cogitans: ente pensante por esencia. Por lo tanto, no se da una realidad externa al pensamiento, sino solo porque éste no es más que el pensamiento divino.
----------En el realismo, en cambio, nuestro limitado pensamiento, está muy trascendido por lo real externo. Para nosotros los hombres no existe solo el ser pensado, sino también el ser no pensado. En cambio Decartes parece no advertir ni sospechar ni darse cuenta de las implicancias panteístas de su cogito, implicancias que serán más tarde explicitadas por Fichte en el siglo XIX.
----------Ahora bien, hay que reconocer, sin embargo, que Descartes no niega la instancia realista: de hecho, él cree que con su metafísica, puede fundar la instancia realista mejor que Aristóteles. En efecto, Descartes distingue a la manera realista las cosas en el pensamiento de las cosas fuera del pensamiento. Él admite las cosas fuera del pensamiento y, por lo tanto, la trascendencia de Dios.
----------Su error consiste en el creer que sea necesario demostrar la existencia de las cosas partiendo del cogito, cuando tal existencia es absolutamente evidente e innegable, so pena del autocontradecirse, y es precisamente lo que constituye el objeto inicial del saber metafísico y del mismo saber del hombre de buen sentido común (salvo que se produzca ficción o se padezcan perturbaciones mentales), principio primero objetivo absolutamente cierto y punto de partida de todo el saber, desde ese mínimo saber de la experiencia cotidiana hasta ese máximo de la experiencia mística y de la misma visión beatifica en el cielo. Y el cogito mismo vale en cuanto presupone el contacto previo con las cosas externas. La idea de Husserl, de inspiración cartesiana, acerca de la "epojé" concerniente a la existencia de lo real externo, es contraria a la veracidad del sentido. Incluso los animales saben que existen las cosas materiales.
----------Sin embargo, es innegable que al fin de cuentas, como han entendido bien los idealistas hasta Bontadini, y Husserl, en sustancia, el cogito cartesiano implica la identificación del pensar metafísico con el pensar divino, implicación explícitada en el idealismo alemán con la identidad del pensar con el ser.
----------A la inversa, es solamente la percepción realista del ente, la que mediante el método de la analogía y la aplicación del principio de causalidad, nos puede llevar y de hecho nos lleva a la afirmación de Dios como el ipsum Esse per se subsistens, ser eterno, por esencia y necesario, distinto del mundo, el cual mundo es creado por Dios desde la nada, y es ser contingente, en devenir y por participación.

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