miércoles, 16 de octubre de 2024

Carta abierta a un Obispo argentino acerca de Karl Rahner (2/2)

A la luz de todas estas contradicciones y oposiciones de las doctrinas rahnerianas al dato divinamente revelado tal cual es enseñado por el Magisterio de la Iglesia, reseñadas en este artículo, nos volvemos a preguntar: ¿cómo es posible afirmar todavía hoy que Rahner es "uno de los más grandes teólogos del siglo XX"? Tal afirmación indica oídos sordos a la enseñanza de la Iglesia y, por lo tanto, el Obispo que así lo afirme, debe hacer un profundo examen de conciencia acerca de lo que está enseñando. No está de más recordar aquí que un Obispo sólo es veraz Maestro de la fe cuando enseña en comunión con el Sucesor de Pedro.

Algunos puntos de la teología rahneriana
   
----------Veré ahora de tomar en consideración algunos de sus juicios u opiniones sobre la obra rahneriana.
----------1. Ante todo tomo en cuenta lo que usted ha afirmado: "La intención de la teología rahneriana ha sido la de devolver a Dios al hombre y el hombre a Dios; es decir, reconciliar el antropocentrismo con el teocentrismo; hacer una fuerte contribución a la renovación del sentido del hombre, sea porque ha purificado conceptualmente el arquetipo divino y sea porque ha fusionado el horizonte de la historia del hombre con el horizonte de la historia de la salvación divina; y además, para dar un fuerte impulso a la purificación del concepto de Dios".
----------Que Rahner sienta fuertemente la cuestión de la relación del hombre con Dios, es indudablemente verdad. Esto ciertamente va a su honor. Pero ¿cómo concibe Rahner al hombre? ¿Cómo concibe a Dios? Este es el problema. Para acercar el uno al otro, exalta demasiado al hombre hasta el punto de ver a Dios como la plena realización del hombre, y baja a Dios hasta el punto de vaciarlo kenóticamente en el hombre.
----------El hombre se auto-transciende hasta convertirse en Dios y Dios se auto-comunica hasta ser "casi forma" del hombre. Lo limitado deviene ilimitado y lo ilimitado deviene limitado. El hombre se muta en Dios y Dios se muta en el hombre. El hombre es el destino de Dios y Dios es la plenitud del hombre. No hay ninguna discontinuidad entre Dios y el hombre, sino pasaje evolutivo desde abajo a lo alto y desde lo alto hacia abajo, así como la temperatura pasa del frío al calor y viceversa.
----------Rahner cree que puede moderar este latente panteísmo oponiéndole un hombre pecador, frustrado e historicizado en lo categorial, que debe afrontar la indecibilidad absoluta del Misterio absoluto. Pero el trascendental rahneriano acerca demasiado a Dios y al hombre; en cambio el categorial los separa con una distancia infranqueable; el dogma es equívoco y la Palabra de Dios es el silencio.
----------El hombre es prisionero de la historia y Dios es sin nombre. Del panteísmo se va al agnosticismo y al apofatismo y retorno. El hombre ama la vida. Pero Dios está en la muerte. No la vida después de la muerte, sino la vida en la muerte. La muerte es la cumbre de la libertad. No es la muerte expiatoria de Cristo la que salva, sino la muerte en cuanto muerte (véase el libro de Rahner: Sentido teológico de la muerte, Herder, Barcelona 1965). Es la "negación de la negación" hegeliana.
----------Para Rahner el hombre es descripto no en términos categoriales (animal racional), sino metafísicos, como hace Heidegger: es el ente pensante del ser en cuanto idéntico al pensamiento y a lo pensado. Es, por tanto, el pensante que se piensa a sí mismo: la autoconciencia.
----------Dice Rahner: "el ser, en la medida en que es y aparece tal es el conocer mismo del ser en originaria unidad con él, que es entonces el mismo sujeto cognoscente". Y explica: "De cuanto se ha dicho se deduce que el conocimiento del ser implica el ser como sujeto [= el hombre] y como objeto" (cf. Oyente de la Palabra, Herder, Barcelona 1976, p.68). Pero el ser idéntico al pensar es Dios, Pensamiento por esencia, nóesis noéseos, como dice Aristóteles. Y por lo tanto, si somos lógicos, resulta que para Rahner el hombre es Dios, Autoconciencia absoluta, según el principio de la filosofía hegeliana.
----------Para Rahner el hombre no es un compuesto de espíritu y cuerpo sino hegelianamente es espíritu que deviene cuerpo, intelecto que deviene sentido, voluntad que deviene naturaleza, Geist im Welt, autoconciencia y trascendencia que se hace historia, apriori que pasa en el aposteriori, trascendental que se hace categorial, sujeto que, a la manera de Fichte, pone su propio ser y plasma su propia naturaleza.
----------Rahner admite la teoría darwiniana del origen del hombre recabada de Teilhard de Chardin (cf. El problema de la hominización, Cristiandad, Madríd 1973); sostiene el poligenismo; según él el hombre no tiene origen en nada sino en Dios, Dios crea al hombre negándose a sí mismo o "autoalienándose" a la manera de Hegel; niega la definibilidad de la naturaleza humana, afirmando que ella es "ilimitada", indefiniblemente mutable y plasmable; afirma que la gracia no solo perfecciona la naturaleza, sino que la completa como naturaleza; confunde la potentia naturalis con la potentia oboedientialis, niega la inmortalidad del alma, niega la historicidad del pecado original, niega la virginidad perpetua de la Virgen, niega el valor universal e inmutable de la ley natural, afirma que la persona se resuelve en la libertad, niega la necesidad de expiación del pecado con el pretexto de la divina misericordia; afirma hegelianamente que el pecado se destruye a sí mismo, niega el valor satisfactorio del sacrificio de Cristo y por tanto de la Misa,  niega la especificidad cultual del ministerio sacerdotal; afirma la coexistencia del pecado con la gracia, afirma que la gracia no se pierde y no se adquiere, porque ella es un "existencial sobrenatural" permanente y común a todos; los sacramentos no confieren la gracia, sino que explicitan la gracia ya presente desde siempre; también quien rechaza la gracia la recibe; afirma que también el ateo es creyente; niega la existencia del purgatorio y de los condenados del infierno, niega el carácter intelectual de la visión beatifica, niega la distinción entre juicio particular y juicio universal, sostiene la resurrección no después de la muerte, sino en la muerte, niega la empiricidad del cuerpo de Cristo resucitado; sostiene que las afirmaciones escatológicas no se refieren al futuro sino al presente.
----------Rahner no se equivoca al entender el espíritu humano como ente abierto a la ilimitada infinidad del horizonte del ser, es decir, en sustancia, abierto a Dios. Se trata, en el fondo, de una reanudación del mens capax Dei de agustiniana memoria. Pero Rahner confunde lo que es la apertura al ser en general, caracterizante de la naturaleza misma del espíritu, con la apertura a Dios como efecto del libre albedrío o de la voluntad humana. Desde este punto de vista, el hombre puede perfectamente decidir cerrarse a Dios en lugar de abrirse.
----------Rahner reconoce este hecho, pero lo reconoce de manera insuficiente, porque lo relega en la dinámica de lo categorial, que para él es irrelevante a los fines de la salvación y no incide para nada en la tendencia sustancial "trascendental" hacia Dios, sostenida por la gracia, propia de todo hombre, aunque no a nivel categorial. Sería, este, el famoso rahneriano "cristiano anónimo".
----------Ciertamente, esta posición recuerda mucho a la postura de Lutero, según el cual lo que decide el libre albedrío en bien o en mal, no incide para nada en la orientación indefectible a Dios decidida por la opción fundamental de la "fe" sobre la base -precisa Rahner- de la experiencia trascendental. La fe luterana corresponde así a la experiencia trascendental de Rahner.
----------Se podría quizás asociar la trascendencia rahneriana al famoso "transcende te ipsum" agustiniano; pero en realidad no es lo mismo, porque para Agustín este autotrascenderse no es un dato de hecho universal, como para Rahner, sino que es un mandamiento, al cual el hombre puede desobedecer. En cambio la rahneriana auto-trascendencia es un "existencial sobrenatural", que caracteriza al hombre como tal.
----------Por eso, en la visual rahneriana un hombre que no poseyera esta tensión a Dios ni siquiera sería un hombre. Es claro que también Rahner habla del ateo, pero hay que tener presente que para él el ateo no es más que un "cristiano anónimo", es decir, alguien que tiende en todo caso a Dios sin saberlo, aunque en el plano categorial lo niega. Para Agustín de Hipona el hombre puede tanto abrirse como cerrarse a Dios. En cambio, para Rahner el hombre como tal, es decir, todo hombre, está abierto a Dios.
----------Otro concepto-clave de la concepción rahneriana de la relación hombre-Dios es el de "horizonte": "Dios es el horizonte último de la trascendencia humana". Pero también aquí se ve la hipoteca panteista. Parece que Rahner intenta gustoso tocarla, salvo para retirarse en el último momento. Parece que estamos asistiendo a una especie de onanismo intelectual. Parecen aquellas falsas retiradas que sirven por un lado para evadir la vigilancia del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, pero por otro lado hacen caer al incauto lector. Recordemos que el horizonte es el límite extremo del campo visual, por lo que forma parte, aunque al límite, de este campo. Si Dios es el horizonte, ¿cómo no será Dios el límite último de la perfección humana?
----------Por lo demás, el Dios de Rahner no es el Dios cristiano, sino el Dios de Hegel: por consiguiente, no es creador sino emanador de sí (la "autoalienación"); es un Dios que no puede existir sin el mundo; Rahner niega los atributos de la pura espiritualidad, de la inmutabilidad y de la impasibilidad, afirma que Dios pone al hombre negándose a sí mismo, dice que de infinito deviene finito, concibe la Persona trinitaria no como subsistencia, sino como modo de subsistencia; confunde en Dios el opus ad intra con el opus ad extra (identidad de "Trinidad inmanente" y "Trinidad económica").
----------Para Rahner la creación no es un acto de Dios hacia el exterior (opus ad extra), no es producción del ente desde la nada, sino que es "un momento parcial del devenir-mundo, ... no es una acción ad extra, ... es un momento de la autoexpresión y de la automanifestación de Dios" (Curso fundamental sobre la Fe, Herder, Barcelona 1998, p.237): una concepción claramente panteísta se esconde tras la palabra "creación" en Rahner.
----------2. Ahora, me refiero a otra de sus afirmaciones: "En cuanto a la visión rahneriana de la relación con Dios, se delinea que Dios debe ser experimentado antes incluso de comprenderlo, porque la experiencia se convierte en parte de la propia vida, mientras que una idea o una convicción son solo algo de la propia mente. El punto de partida de la teología rahneriana es la experiencia de la gracia".
----------Hay que tener presente que, de hecho, Rahner invierte el proceso del conocimiento, que, en el realismo, sabemos bien que parte de las cosas para llegar a Dios. Para Rahner, el hombre no pasa de la experiencia de las cosas a la afirmación de la existencia de Dios aplicando el principio de causalidad, sino que por el contrario parte de la experiencia de Dios para afirmar la existencia de las cosas.
----------En tal sentido y de modo coherente con tal error, Rahner parte de la mística para llegar a la vida ordinaria. Parte del cielo para bajar a la tierra. Invierte la dirección del camino de la perfección humana. Ahora bien, sin embargo, solo Dios se puede permitir proceder de esta manera. Porque, en efecto ¿quién sino Él mismo puede hacer tal operación? En el camino de la perfección humana se empieza por lo humano y se sube a lo místico y no a la inversa. Hay que tener en cuenta que la experiencia inmediata de Dios no es de la vida presente, sino de la visión beatífica. La experiencia mística se basa en el dogma.
----------Es cierto que para Rahner "Dios existe para nuestra salvación". ¿Pero Dios está finalizado en el hombre o no somos nosotros ante todo los que estamos finalizados en Dios?
----------Hay que tener presente que Rahner "considera la antropología como una cristología incompleta y la cristología como una antropología realizada". Tesis similar de Rahner es la siguiente: "La cristología es el inicio y el fin de la antropología en su más radical realización, es decir, la cristología es in eterno teología".
----------Hago dos observaciones: la primera observación, es que la vida cristiana no implica simplemente una perfección humana, sino el acceso del hombre a la filiación divina, a imagen de Cristo Hijo de Dios. Aunque hubiéramos alcanzado todas las virtudes humanas, si no poseemos las virtudes teologales no podríamos aún considerarnos cristianos. Esto significa que una plena antropología no es aún cristología, sino que para que haya cristología se necesita la revelación del hombre-Dios.
----------La segunda observación es que la cristología ciertamente es teología. Pero la teología no es de por sí necesariamente cristología, ya que existe también una teología natural (teología filosófica), fundada en la simple razón, que no sabe nada de Jesucristo, que no sabe nada del así llamado rahneriano "Salvador absoluto", de la así llamada "cristología trascendental".
----------En efecto, lo que de la simple teología natural -dejemos de lado el apelativo "trascendental" que quiere referirse a Kant- respecto a la cuestión de la salvación, podemos deducir es solamente que Dios tiene la posibilidad de salvarnos y que nosotros estamos obligados a rendir cuentas a Él de nuestras acciones.
----------Cómo y con qué medios quiera salvarnos Dios, ya que esto es efecto de la inescrutable voluntad divina y por tanto no puede ser deducido de nuestra sola razón, con la sola razón no podemos absolutamente saberlo y lo sabemos solo por fe acogiendo la divina Revelación. Que, por lo tanto, somos salvados por un Salvador absoluto, lo sabemos solo porque nos lo dice Cristo, que es precisamente nuestro Salvador absoluto.
----------La simple razón no puede deducir ningún "Salvador absoluto", porque Dios habría podido salvarnos de mil otras maneras que la del "Salvador absoluto". El juego de Rahner, por lo tanto no es leal: él querría hacernos creer en su invención del "Salvador absoluto" como conclusión de su pretendida "cristología trascendental", como si este artificioso "Salvador absoluto" debiera servir de preparación o premisa trascendental necesaria para la revelación categorial del Cristo del Evangelio.
----------La simple razón, en cambio, en base a sus recursos naturales, no busca ningún "Salvador absoluto", sino que solamente espera de Dios con confianza que Él provea en los modos que solo Él puede saber, para la salvación del hombre. Que Él efectivamente haya pensado en un Salvador absoluto, lo sabemos solo después de haber tenido noticia de Cristo, porque Él es el Salvador absoluto.
----------Hay que decir también que Rahner no ofrece "una nueva vía de acceso a la cristología calcedonense", sino que le falsifica su significado, la considera superada y propone como mejor interpretación del misterio de la Encarnación la cristología hegeliana.
----------Por cuanto respecta a la humanidad de nuestro Señor Jesucristo, Rahner habla más bien de una "cercanía absoluta al misterio de Dios", lo que haría pensar en la distinción entre el hombre y Dios. Pero cuando unas pocas líneas antes afirma, a la manera de Pierre Teilhard de Chardin, que la materia tiene una "tendencia fundamental a encontrarse a sí misma en el espíritu y llegar así al objetivo definitivo mediante la autotrascendencia" (Curso fundamental sobre la Fe, op. cit., p.219), ¿cómo hacemos para que estas palabras no nos hagan pensar que la materia, y entonces el hombre, deviene Dios?
----------Por otra parte, según dice Rahner explícitamente, la unión hipostatica no es la unión de la naturaleza humana a la Persona divina del Verbo en la subsistencia del Verbo, sino que es "el cumplimiento y vértice definitivo de la autotrascendencia humana en Dios" (Ibid.).
----------Por cuanto respecta a la Redención, Rahner niega contra el dogma tridentino el valor expiatorio y satisfactorio del sacrificio de Cristo, interpretando la muerte de Cristo como el momento en que "su vida entera se hace definitivamente válida" (Curso fundamental sobre la Fe, op.cit., p.351ss.).
----------Pasando ahora a la ética cristiana, por cuanto respecta al precepto del amor a Dios y al prójimo, Rahner se equivoca al considerarlo "una única cosa". Ciertamente una sola es la caridad que tiene por objeto a Dios y al prójimo, uno solo es el movimiento de la voluntad que desde Dios va al prójimo y del prójimo a Dios, porque es por amor a Dios que amamos a los hermanos y sabemos que amando a los hermanos según la voluntad de Dios mostramos amar a Dios y ascendemos a Él.
----------Sin embargo, es posible amar a uno de los dos bienes sin amar al otro, aunque esto sea indudablemente inconciliable con la caridad, la cual solo existe si amamos a ambos bienes conjuntamente y en el orden debido: primero a Dios y luego al prójimo. En eso Rahner tiene razón.
----------Pero es necesario tener presente al mismo tiempo que Cristo habla claramente de dos mandamientos: uno primero, amar a Dios con todas las fuerzas, y otro segundo, amar al prójimo como a nosotros mismos, no por tanto como amamos a Dios, sino regulando y moderando nuestro amor según las necesidades reales, los deseos y los méritos del prójimo sin pecar ni por exceso ni por defecto. Rahner insiste excesivamente en la unidad de los dos co-mandantes, tanto que la distinción desaparece, y llega incluso a hablar de un amor "absoluto" por el prójimo, que en cambio es un amor debido sólo a Dios.
----------En cambio, en el amar a Dios no se podrá nunca exagerar, ya que es infinitamente amable. El amor al prójimo, por tanto, no puede ser, como dice Rahner, "absoluto", "radical y sin reservas", de lo contrario ya no habría lugar para Dios. No se puede hacer del prójimo un ídolo, contentarlo también aunque quiera el mal, hacernos sus esclavos. El Absoluto es uno solo. No se puede servir a dos señores. Uno no puede amar a la criatura tanto como ama al Creador.
----------Solo Dios, bien infinito, merece un amor infinito. El correcto y justo amor del prójimo no es incondicional como el amor por Dios. Por el contrario, está condicionado por su conducta y por la finitud de su amabilidad: no podemos amar sus pecados. Pero no podemos amarlo ni siquiera más allá de lo que es amable, aunque también fuera un santo, aunque fuera la misma Virgen María. Es un amor relativo a sus necesidades o a sus derechos o a sus títulos: no podemos darle demasiado o demasiado poco, o lo que no le pertenece o no le gusta.
----------En Mt 25 Cristo premia ciertamente obras de misericordia corporal, pero está implícito o sobrentendido que fueron hechas por amor a Dios y por tanto con fe, aunque los que las hicieron no eran conscientes de ello, pues sin la fe es imposible agradar a Dios. Sobre esto Cristo es muy claro: no da el premio simplemente porque han hecho el bien al prójimo, sino porque haciendo ese bien, se lo han hecho a Él, aunque no lo supieran.
----------¿Como dice san Pablo? "Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, no me sirve para nada" (1 Cor 13,3). ¿De qué caridad habla san Pablo? De la caridad hacia Dios, naturalmente, estando allí la caridad, la donación al prójimo está satisfecha, dado que ¿qué amor más grande por el prójimo que dar todo por él? Sin embargo, si este amor no está motivado por el amor de Dios, no sirve para nada.
----------Y por cuanto respecta a la cuestión de la evangelización, Rahner se equivoca al creer que el anuncio misionero sea siempre y en todos los casos la explicitación de una fe previa atemática o implícita y la confirmación de la gracia ya presente en el evangelizando. El evangelizando puede ser perfectamente llevado por el misionero de la incredulidad a la fe, de la impiedad a la piedad, del ateísmo al teísmo, del estado de pecado al estado de gracia, de las tinieblas a la luz.
----------También haría una observación sobre el tema de la acción del Espíritu Santo, en Rahner, quien abunda en hablar del Espíritu Santo en la vida del cristiano, en la Iglesia, en los sacramentos, en la oración, en la mística, en la obra de evangelización. Sin embargo, una grave laguna se nota en este importante tema: Rahner nunca habla, al menos por lo que sé, de la acción del Espíritu Santo contra el demonio o viceversa, y por ende de las medidas que el cristiano debe tomar, de los criterios de discernimiento y de juicio que debe utilizar y de la conducta práctica que debe adoptar, para lograr ser victorioso en la buena batalla.
----------Además de los puntos tocados, creo que no sería malo mencionar otros inconvenientes graves que provienen de la teología rahneriana.
----------En el campo de la eclesiología, Rahner no tiene -que yo sepa- el cuidado de definir cuál es la esencia de la Iglesia y cuáles son los requisitos para pertenecer a la Iglesia y llamarse católico. En efecto, en lo que se refiere a los artículos de fe y los dogmas, los relativiza o incluso los suprime relegándolos con desprecio al orden de lo "categorial"; respecto a la autoridad del Romano Pontífice, impugna sus enseñanzas; el papel del Obispo parece relegado a tomar nota, como una especie de notario, de la que es la "fe del pueblo de Dios"; respecto a la disciplina eclesiástica, ésta también se relativiza confinándola al ámbito de lo categorial; la liturgia no parece estar en la cumbre de las actividades de la Iglesia, porque para Rahner la tarea específica del sacerdote no es el culto divino, sino la presidencia de la comunidad; los sacramentos se reducen a simples signos externos de una gracia ya poseída por todos, incluidos los ateos.
----------Por cuanto respecta a la relación de la Iglesia con el mundo, Rahner ve solo la conciliación y no la oposición. El mundo solo debe ser amado y nunca odiado, contra el expreso mandamiento de san Juan (1 Jn 2,15). La Iglesia debe hacer todo lo posible para no ser odiada, sino solo amada por el mundo, contra la advertencia explícita del Señor (Jn 15,18).
----------La Iglesia, según la visual de Rahner, no debe ser superior al mundo, no debe mandar al mundo, aprobar o prohibir, sino que siempre debe complacer al mundo, sea lo que sea que pida o quiera. La Iglesia no debe corregir el mundo y conducirlo a sí misma, no debe cuidarse de sí misma como si fuera la regla del mundo y fin para sí misma, sino que tiene la tarea de estar al servicio del mundo y de sus deseos, cualesquiera que sean, sin juzgarlos, sino tomándolos como criterio de su acción. No debe llevar al mundo al cielo, porque con la Encarnación el cielo ya está aquí en la tierra, en el mundo.
----------Si eso significa ser católico, entonces se entiende por qué Rahner es considerado "católico". Para él la Iglesia no es virgen, esposa de un único Esposo, sino una ramera disponible para quien le da más placer.
----------En el campo del ecumenismo, Rahner hace una propuesta digna de su relativismo dogmático: propone al Papa reconocer con los hermanos separados el acuerdo ya existente con ellos sobre los dogmas que tenemos en común con ellos, dispensándolos de acoger los dogmas católicos que rechazan (cf. La Unión de las Iglesias. Una posibilidad real, Herder, Barcelona 1987) los cuales serían "facultativos" u "opcionales".
----------Es evidente en esta postura de Rahner el grave malentendido acerca del objetivo del ecumenismo, que, por el contrario, y por expresa declaración del Decreto conciliar (cf. Unitatis redintegratio, n.3), consiste en poder obtener que los hermanos separados, abandonando sus errores ("lagunas" y "carencias"), "entren en plena comunión con la Iglesia católica".
----------Por cuanto respecta a la apologética, Rahner desempolva, sobre la base de su "trascendental", lo que en los tiempos del modernismo y de Blondel se llamaba apologética de la "inmanencia", que no es más que el modo luterano de difundir la fe cristiana, modo que no consiste, como para nosotros los católicos, según la tradición evangélica y apostólica, en argumentar a favor de la fe, en hacer referencia a las necesidades más profundas del espíritu humano, en realizar obras exteriores, milagros o profecías, ofrecer signos persuasivos de credibilidad del Evangelio de tipo histórico, teórico o sensible, pruebas de la credibilidad de Cristo y de la Iglesia, pruebas de la existencia de Dios y de su providencia en el mundo, hablar de los atributos divinos y de sus prodigios narrados por la Sagrada Escritura, ofrecer ejemplos de los Santos y de comunidad fraterna.
----------La apologética rahneriana, en cambio, parte de una idea del hombre, como la que Rahner expone en Oyente de la Palabra, idea fantástica y desproporcionada, que no corresponde a la realidad, sino que delinea un ser humano que él se ha inventado tomando de Kant, de Hegel y de Heidegger, y que ya he expuesto anteriormente: un hombre que por esencia está desde siempre en gracia de Dios, originalmente sediento de Dios y tendiendo a Dios, atemáticamente aunque no conscientemente predestinado a la eterna salvación.
----------Pero a un hombre así concebido no le es estrictamente necesario proponer el camino de Cristo, porque ya lo recorre, aunque no se dé cuenta. Sin embargo, según Rahner, el misionero debe hacerlo para hacerle consciente en forma categorial y verbal de lo que, a nivel trascendental, él es, ya, ya sabe y ya hace.
----------Y si no acepta lo que le decimos, si se declara en cualquier caso ateo y no creyente, no importa: sabemos de todos modos que él, a nivel trascendental, aunque no lo sabe conscientemente y categorialmente, está en gracia y se salvará, por lo cual nuestra tarea apologética y misionera ha terminado, sin que tengamos que persuadirlo de nada, porque ya está en la verdad y ya está salvado.
----------Por último, la escatología de Rahner. Aquí Rahner si la resuelve con mucha facilidad, en cuanto considera que los contenidos dogmáticos o escriturísticos, sobre todo apocalípticos,  de la escatología (alma separada, juicio particular, muerte expiatoria, visión beatifica, purgatorio, infierno, fin del mundo, signos del fin, castigos divinos finales, Anticristo, Parusía futura de Cristo, resurrección del varón y de la mujer, Juicio universal, victoria sobre Satanás, futura resurrección de los muertos, nueva Jerusalén, nuevos cielos y nueva tierra) todo esto constituye un agrupamiento casual y episódico de representaciones mitológicas, invenciones poéticas, imágenes fantásticas, a menudo extrañas y a veces absurdas, con el único propósito de decirnos en forma simbólica y críptica lo que sucede ahora en nuestra salvación, mientras que el futuro que nos espera es un "futuro absoluto", del cual no sabemos nada a nivel categorial, sino solo lo que experimentamos de manera trascendental e inefable en la experiencia inmediata del Misterio absoluto.
----------Para poner punto final a este escrito, y a la luz de todas estas contradicciones y oposiciones de las doctrinas rahnerianas al dato divinamente revelado tal cual es enseñado por el Magisterio de la Iglesia, nos volvemos a preguntar: ¿cómo es posible afirmar todavía que Rahner es "uno de los más grandes teólogos del siglo XX"? No se puede más que concluir que tal afirmación revela tener oídos a la enseñanza de la Iglesia y, por lo tanto, el Obispo que así lo afirme, debe hacer un profundo examen de conciencia acerca de lo que está enseñando. No está de más recordar aquí que un Obispo sólo es veraz Maestro de la fe cuando enseña en comunión con el Sucesor de Pedro.

15 comentarios:

  1. Estimado Padre
    Usted decide si publicarlo, pero me permito añadir dos textos sobre el mismo tema tomados de un artículo del padre Mauro Gagliardi que cita a su vez al padre Fabro (en Gagliardi, M., 2017: La crítica de Cornelio Fabro al pensamiento filosófico de Karl Rahner y algunas consecuencias teológicas. Angelicum, 94, 4, 709-740).
    Otro ejemplo bastante clamoroso [de error en Rahner] consiste en una cita de la Summa contra gentiles, H, 99: un texto que Rahner reporta con fuerte valor probatorio para sus tesis, de esta manera: "Intellectus in actu perfectio est intellectum in actu". Fabro nota que la cita se da con un grave error, cuando se usa el sustantivo perfecto en nominativo, en lugar del adjetivo perfecto en ablativo. La edición crítica de la Contra gentiles recoge el texto de esta manera: "Intellectus in actu perfecto est intellectum in actu". Por tanto, mientras santo Tomás habla del "intelecto en acto perfecto", Rahner lee: "la perfección del intelecto en acto". En relación con un descuido tan grave, Fabro declara que es "hilarante la versión-paráfrasis rahneriana que traduce como genitivo el intellectus del textus princeps y habla de interpretación descabellada, ya que la' unidad-identidad [entre intelecto y objeto conocido] de la que hablan Aristóteles y santo Tomás no es ontológica primaria, como quiere Rahner, sino ontológica secundaria, es decir el sujeto se convierte en objeto asumiendo en sí como desarrollo de su propio ser la forma intencional (per similitudinem), y esto vale tanto para el sentido como para el intelecto" (SA, p. 100). Pero Rahner cita un texto que en la versión original afirma: "El intelecto en acto perfecto es el intelecto en acto", en una versión errónea que se traduce con un sentido muy diferente, aunque cambiando en el texto latino solo una letra: "La perfección del intelecto en acto es el intelecto en acto". En base a estos y otros ejemplos, Fabro se siente seguro al afirmar que "el recurso a santo Tomás no tiene para Rahner el significado de una fuente sino solo el de un pretexto que llega hasta la manipulación de los textos y la deformación del contexto (Fabro, 1974, El giro antropológico de Karl Rahner, p. 117). Y en otro lugar no se detiene y escribe: "Horripilante exegesis completamente al revés del tomismo" (ib, p.194).

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    1. Estimado Gabriel,
      le agradezco por su escrito, que denota en usted una profunda sensibilidad por la temática gnoseológica abordada por Rahner. Conocía ya esta intervención del padre Fabro, el cual, con gran agudeza, denuncia la mistificación operada por Rahner, el cual querría hacer de santo Tomás un idealista.
      Hay que decir, sin embargo, que ese pasaje de santo Tomás crea dificultades interpretativas también para los críticos textuales, no en el sentido de que aquí también Tomás no muestra su realismo gnoseológico; sino que la discusión entre los críticos del texto no parece todavía haber llegado a conclusiones seguras, porque hay dos textos diferentes entre ellos, de los cuales no se sabe con certeza cuál es el auténtico. En cualquier caso, ambos no pueden ser utilizados a favor del idealismo.
      En cuanto a la traducción del pasaje "intellectus in actu est intellectum in actu", el término "intellectum" sería mejor traducirlo con "lo entendido", es decir "lo que es entendido en acto".

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    2. Estimado Padre
      Aprovecho la ocasión para señalar el hecho de que Rahner ha utilizado en sus escritos un extenso y torcido modo de expresarse, y esto es unánimemente admitido tanto por sus críticos como por sus admiradores. El estilo típico de Rahner se extiende en amplios círculos, en los que a menudo logra con gran talento afirmar simultáneamente dos o más doctrinas contradictorias. El lector experto se da cuenta de la orientación general de su pensamiento, pero el censor encuentra a menudo dificultades para estigmatizar las expresiones erróneas, porque se proponen con frecuencia junto a otras de signo opuesto. En cuanto a esto, hay un pasaje interesante en la última entrevista de Benedicto XVI, que conoció de cerca a Rahner, publicando también algunos ensayos junto con él en su juventud. Cuando se le preguntó a Benedicto por el hecho de que el joven teólogo Ratzinger firmó una petición para abolir el celibato eclesiástico, el Papa, entonces ya emérito, respondió: "El documento fue elaborado por Rahner y Lehmann [...]. Era un texto tan tortuoso, como lo son los textos de Rahner, que por un lado representaba una defensa del celibato, por otro intentaba dejar abierto el problema para una ulterior reflexión. Lo firmé más por la amistad hacia los demás. No fue una decisión feliz por supuesto, pero diría que no se trataba de una petición para abolir el celibato. Era un texto típico del estilo de Rahner, formulado a través de una trama de frases afirmativas y negativas que se podían interpretar tanto en un sentido como en el otro" (Benedicto XVI, Ultimas conversaciones, P. Seewald).

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    3. Estimado Gabriel
      por cuanto respecta a sus observaciones acerca del estilo de Rahner, la cosa es bien conocida y no hay ya razón para detenerse. Muy interesantes y significativas son las palabras del papa Benedicto, quien de joven fue efectivamente colaborador y amigo de Rahner, en particular durante los trabajos del Concilio. Pero después, al darse cuenta de la peligrosidad de este teólogo, comenzó a refutarlo y esta actitud crítica la encontramos precisamente en este testimonio que usted ha citado y que Ratzinger hizo en las vestes de papa Benedicto XVI.

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    4. Estimado Padre,
      Ciertamente, y me permito añadir que olvidando lo trascendente tomista, sustituyéndolo por el criticismo kantiano, la filosofía contemporánea no podía ser más que idealista o pragmatista, arrastrando a la ruina también el derecho natural. Pero, volviendo al motivo de mi pregunta, el hecho es que, finalmente, creo que no he entendido qué concepto tiene Rahner del hombre, pero me haré alguna razón.
      Gracias por su tiempo.

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    5. Estimado padre Serafín
      Rahner toma el concepto del hombre tanto de Hegel como de Heidegger.
      De Hegel toma el concepto del hombre como sujeto autoconsciente en la línea del cogito cartesiano, pero con la adición típicamente hegeliana que objeto del pensamiento es el mismo pensamiento, como aparecerá explícitamente en Giovanni Gentile, discípulo de Hegel.
      De Heidegger toma el concepto del hombre como "ser-ahi-aquí- allí" (Dasein), es decir, como él mismo explica, como ente existente en el tiempo aquí y ahora, que se plantea la cuestión del ser, sobre la base de la "precomprensión" del ser (Worverständnis).
      Rahner extrae de estas dos concepciones su personal concepción del hombre, como espíritu autoconsciente insertado en la historia, el cual, en virtud de la autoconciencia como conciencia del ser como ser pensado, se auto-trasciende hacia el horizonte infinito del ser, que es el misterio absoluto, o sea Dios.
      Las consecuencias morales de esta autodivinización del yo son, como denunció en su tiempo el cardenal Ratzinger, un concepto de libertad del hombre identificado con la libertad divina.

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  2. Off topic: dijo el obispo Bassano Staffieri: "Tengo en mi biblioteca algunos recuerdos de Carpi y entre éstos me es particularmente querida una edición del Nuevo Testamento Interlineal, editada por Piergiorgio Beretta, pero que lleva la traducción del griego de d. Alberto Bigarelli, creo que motivada por el amor al Evangelio..."

    Creo que en las palabras del obispo hay, implícitamente, una especie de imprimatur.

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    1. Estimado Jorge,
      el imprimatur no da siempre una garantía absoluta. Y en todo caso la regla suprema son las traducciones aprobadas por la Santa Sede.
      En español, una buena traducción de la Biblia es la de la CEA, que es básicamente la obra del padre Armando Levoratti.
      En italiano, una buena traducción de la Biblia es la traducción de la CEI, hecha sobre texto francés de la Biblia de Jerusalén, a cargo de la Escuela Bíblica Dominicana de Jerusalén.

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    2. Libro del Pueblo de Dios, que está en el sitio oficial del Vaticano en español.
      Levoratti fue un gran biblista. Su versión es de fácil lectura. No siempre es muy exacta. Pero es llevadera.
      Para quien conozca el italiano, un gran texto es el de Nolli. Trae el texto griego, el texto latino de la neovulgata y la traducción italiana. Pero además trae un análisis morfológico de cada palabra griega.

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    3. La Biblia de la CEI es para uso de la liturgia y no está "preocupada" por la fidelidad literal.

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    4. Estimado Jorge,
      ya le he dicho que la traducción de la CEI hace referencia a la traducción francesa de la Biblia de Jerusalén, que es una de las más cotizadas entre las traducciones de la Sagrada Escritura. Además, le hago notar que precisamente la finalidad litúrgica de una traducción de la Escritura es la que la hace autorizada, por el hecho de que, como usted sabe bien, el lema de la liturgia es: lex orandi, lex credendi.

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  3. Estimado Padre,
    en su artículo se lee "Para Rahner el hombre es descripto no en términos categoriales (animal racional), sino metafísicos, como hace Heidegger [...]"
    ¿Me equivoco si, donde está escrito "metafísicos" se debe entender "trascendentales"?
    Le saludo y le doy las gracias por sus trabajos, que leo y disfruto en todas y cada una de mis mañanas.

    Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    1. Estimado Sergio,
      es necesario que nos entendamos sobre el significado de la palabra "trascendental". Podría responder a su pregunta diciendo que efectivamente Rahner describe al hombre en términos trascendentales. Sin embargo, en este punto puede existir el riesgo del equívoco, porque Rahner usa el término "trascendental" no en sentido tomista, sino en sentido kantiano.
      He preferido usar la expresión "términos metafísicos" para ser más claro. Vale decir, que Rahner describe al hombre como aquel ente que se interroga sobre el ser. Aquí es evidente la referencia a la metafísica.
      Por cuanto respecta al significado tomista del término "trascendental", el trascendental, para santo Tomás como para toda la filosofía escolástica, es una propiedad del ente que se extiende tanto cuanto se extiende el ente y que implica algunos aspectos para los cuales tenemos una multiplicidad de trascendentales. Ellos son: el ente, lo verdadero, lo bueno, lo bello, lo uno, lo algo.
      En este punto, usted comprende por qué he renunciado a la expresión "términos trascendentales" y he preferido "términos metafísicos", en cuanto he querido referirme al concepto del ente y Heidegger hace lo mismo, porque define al hombre en relación al ente.
      Si, en cambio, nosotros consideramos el significado kantiano del trascendental, para Kant el trascendental es el modo con el cual el sujeto se relaciona con el objeto conocido. Entonces, usted comprende cómo, entendiendo lo trascendental en este sentido, no habría podido expresar la manera con la cual Rahner define al hombre.
      Añado finalmente que desgraciadamente la concepción rahneriana del hombre está basada en el trascendental kantiano, por lo cual viene la consecuencia de que el hombre es definido de una manera subjetivista, vale decir que el ser humano viene a coincidir con su acto de conocer como conocimiento del ser, que se identifica con el ser pensado.
      Se trata de la concepción idealista del hombre, que llevada al límite identifica el saber humano con el saber divino y por tanto se termina en una concepción gnóstica del saber humano.

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  4. Estimado padre Filemón,
    usted combate la buena batalla por la búsqueda de la verdad en el ámbito teológico-filosófico, y purificar, si se puede decir así, a la Iglesia, de la nefasta influencia de Rahner y sus fieles epígonos.
    Ciertamente, es impresionante constatar cuán grande es hoy la estima y la difusión del pensamiento del teólogo alemán. Para dar otro ejemplo, el último cuaderno de "La civiltà cattolica" se abre con un artículo, no firmado, titulado "Nacido de mujer, nacido bajo la ley": La Navidad según san Pablo.
    En él, la cita inevitable de Rahner que aquí reporto:
    "Karl Rahner medita sobre el significado de «hacerse carne»: «La Eternidad se ha hecho tiempo, el Hijo se ha hecho hombre, la Idealidad, el Logos que toda la realidad abraza e interactúa, se ha hecho carne, y el tiempo y la vida humana han sido transformados por ella: porque Dios mismo ha tomado carne humana. [...] Ahora que realmente se ha hecho hombre, este mundo con su destino le está en el corazón a Él. Ahora no es solo obra suya, sino una parte de Él mismo. [...] Ahora Él también está en nuestra tierra, donde no goza de una existencia mejor que la nuestra, donde no se le aseguró ningún privilegio, sino cada parte de nuestro destino: hambre, fatiga, hostilidad, angustia de tener que perecer y muerte miserable. La verdad más inverosímil es ésta: la infinidad de Dios ha penetrado en la angustia humana, la bienaventuranza ha asumido la tristeza mortal de la tierra, la vida ha acogido en sí misma la muerte» (El Año Litúrgico, Herder, Barcelona, 1966, p.13 s.)."
    Ya en estas pocas líneas se pueden captar al menos dos de las caídas de Rahner, puestas en luz por usted padre Filemón:
    1) el panteísmo ("Ahora [este mundo] no es solo su obra, sino una parte de sí mismo");
    2) el Dios y la vida en la muerte ("la bienaventuranza ha asumido la tristeza mortal de la tierra, la vida ha acogido en sí misma la muerte")
    Añadiría que en la afirmación "Ahora que verdaderamente se ha hecho hombre, este mundo con su destino está en su corazón", me parece captar también una devaluación de la Revelación veterotestamentaria, como si antes de la Encarnación el destino del hombre no estuviera en el corazón de Dios.

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    1. Estimado Rubricarius,
      respondo por puntos a su intervención:
      1. Usted me dice: "Karl Rahner medita sobre el significado de «hacerse carne»: «La Eternidad se ha hecho tiempo, el Hijo se ha hecho hombre, la Idealidad, el Logos que toda la realidad abraza e interactúa, se ha hecho carne, y el tiempo y la vida humana han sido transformados por ella: porque Dios mismo ha tomado carne humana. [...] Ahora que realmente se ha hecho hombre, este mundo con su destino le está en el corazón a Él. Ahora no es solo obra suya, sino una parte de Él mismo. [...]".
      Mi observación: es absurdo creer que una criatura, aunque sea nobilísima, pueda ser "parte" de Dios. Dios es ser simplicísimo, del cual no se puede tomar una parte, en el cual no pueden existir partes, de modo que pueda resultar de una suma de partes como si fuera una manzana o un pan dulce. Es esta una concepción impía, falsa y ridícula de Dios, al nivel de la mitología más grosera, correspondiente a las etapas más primitivas de la humanidad prehistórica, digna quizás del hombre de Neanderthal.
      2. "Ahora Él también está en nuestra tierra, donde no goza de una existencia mejor que la nuestra, donde no se le aseguró ningún privilegio, sino cada parte de nuestro destino: hambre, fatiga, hostilidad, angustia de tener que perecer y muerte miserable. La verdad más inverosímil es ésta: la infinidad de Dios ha penetrado en la angustia humana, la bienaventuranza ha asumido la tristeza mortal de la tierra, la vida ha acogido en sí misma la muerte» (El Año Litúrgico, Herder, Barcelona, 1966, p.13 s.)."
      Observaciones: ¿"Él", quién? ¿Dios o Jesucristo? Si nos referimos a Dios, nos quedamos en la etapa del hombre de Neanderthal. Si, en cambio, nos remitimos a Cristo, la cosa puede ir bien, siempre a condición de que naturalmente se suponga la communicatio idiomatum.
      3. Usted dice: "Ya en estas pocas líneas se pueden captar al menos dos de las caídas de Rahner, puestas en luz por usted padre Filemón:
      1) el panteísmo ("Ahora [este mundo] no es solo su obra, sino una parte de sí mismo");
      2) el Dios y la vida en la muerte ("la bienaventuranza ha asumido la tristeza mortal de la tierra, la vida ha acogido en sí misma la muerte")"
      Observación: Se puede decir que Cristo es la vida que ha elegido la muerte, en cuanto se ha sometido a la muerte para transformarla con el poder de su divinidad por amor nuestro como medio de expiación de nuestros pecados. Aquí es la vida que vence a la muerte. En cambio, Rahner, según el módulo hegeliano de lo negativo que produce lo positivo, considera la muerte en cuanto muerte principio de la vida. Aquí está la muerte, que negándose a sí misma produce la vida. Una pura absurdidad y grave impiedad si se refiere a la muerte de Cristo, tal como para escandalizar incluso al hombre de Neanderthal.
      4. Usted dice: "Añadiría que en la afirmación "Ahora que verdaderamente se ha hecho hombre, este mundo con su destino está en su corazón", me parece captar también una devaluación de la Revelación veterotestamentaria, como si antes de la Encarnación el destino del hombre no estuviera en el corazón de Dios."
      Observación: estoy de acuerdo. Antes también le importaba. Ahora sin embargo le importa más.

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