Comenzamos hoy con el análisis de una de las concepciones erróneas del infierno (y, por ende, del cielo). Hans Urs von Balthasar habla, sí, de luz, de gracia, de amor y de perdón, pero al mismo tiempo no aparece una verdadera victoria de estas fuerzas sobre las tinieblas, sobre el pecado, el odio y el castigo, en cuanto los primeros valores parecen brotar de las mismas fuerzas que a ellos se les oponen y parecen con ellas coexistir, según el dicho masónico: "No hay vida sin muerte, no hay muerte sin vida". [En la imagen: fragmento de una ilustración medieval del infierno, en el manuscrito Hortus deliciarum, de 1180, obra de Herrada de Landsberg].
El marco teológico
----------Naturalmente, no pretendo aquí desconocer los notables méritos de Hans Urs von Balthasar, teólogo estimado en vastos ambientes del mundo católico, autor de una grandiosa visión de la historia de la salvación, de numerosísimos y doctos estudios relativos a muchos personajes del cristianismo y en diversos campos del saber teológico y, entre otras cosas, de una aguda crítica al mismo Rahner, por mí aquí criticado seguidamente.
----------Lo que pretendo es solamente hablar, siguiendo los estudios del jesuita argentino, padre Ignacio Andereggen, teólogo de la Universidad Gregoriana, de la muy conocida y discutida teoría balthasariana sobre el infierno. Recurro para esto a la conferencia ofrecida en un congreso teológico internacional de algunos años atrás, dedicado a la cuestión del infierno, y organizado por los Franciscanos de la Inmaculada, cuyas actas luego fueron publicadas por la Editorial Cantagalli. Como no dispongo de tal obra, aquí utilizo el texto original de la conferencia, por lo cual la referencia a las páginas se refiere precisamente a dicho texto.
----------Sin embargo, para comprender la doctrina balthasariana acerca del infierno, es necesario hacer alguna mención a su visión teológica general. La teología de Balthasar, sin por ello dejar de ser católica, se resiente claramente como el lector constatará por la siguiente exposición, de la filosofía de Hegel. Ella por tanto supone un Dios no como Ser sino como Devenir, no es Identidad, sino Historia. Es el Dios "dialéctico" de Hegel: un Dios que no tiene una esencia fija, sino una esencia que evoluciona y por tanto se niega a sí misma para rencontrar subsecuentemente su propia identidad. La esencia divina no es una Identidad completa desde el inicio, sino que es el Resultado de un movimiento dialéctico en lo interno de la misma esencia divina. Dios no es sino que se hace. Como dice Hegel, Dios es "un resultado".
----------Bien entendido: hago la observación que el devenir no dice en absoluto, de por sí, contradicción. Como ya Aristóteles hubo de explicar, el devenir no es otra cosa que pasaje de la potencia al acto. Es la concepción hegeliana del devenir la que cree tenerse que fundar en la contradicción (aquella que Hegel llama "dialéctica"). Por lo tanto, admitido también que el devenir fuera entendido en el sentido correcto, Von Balthasar se equivocaría entonces, con Hegel, al concebir a Dios como Devenir y como Contradictorio.
----------La misma esencia divina, según Von Balthasar, como hace notar Andereggen, es "dramática", de aquí el famoso título de una obra suya: Teodramática. El drama de la historia (del mal, del dolor, de la muerte), por tanto, no toca sólo el mundo, sino a Dios mismo y a la Trinidad. Esto por tanto implica, como en Hegel, un panteísmo trágico que, como ya se ha llamado el de Hegel, podría llamarse "pantragismo".
----------Ese panteísmo trágico, es diferente en esto del panteísmo spinoziano-parmenídeo, sereno pero glacial, de un Severino. En Hegel se siente la carne y la sangre del mundo; en Severino el mundo no es más que una pálida "teofanía" de Dios, como una etiqueta pegada a una botella (salvo luego para identificar la etiqueta con la botella: "Esta lámpara es Dios").
----------Pero dado que, como según Hegel, precisamente en esto reside la "lógica", o sea lo divino, la teología balthasariana se puede llamar, como la de Hegel, "panlogismo". Síntesis de racional y de irracional. Richard Kroner, historiador de la filosofía, hubo de decir correctamente que el "racionalismo" hegeliano es el más irracional de la historia. Un reflejo de ello se encuentra en la teología balthasariana.
----------Por ende, en Dios existe también lo negativo del mundo. En Dios existe la coincidentia oppositorum, el ser y el no-ser, con todo lo que sigue. Lo negativo es necesario a Dios para ser Dios.
----------Esta impresionante co-presencia en Dios de lo positivo y de lo negativo depende de la típica confusión idealista entre lo lógico y lo ontológico. Ya santo Tomás de Aquino, sobre las huellas de Aristóteles, observa que la ciencia tiene siempre por objeto los opuestos: por ejemplo, la medicina se interesa conjuntamente por la salud y por la enfermedad. Los dos términos, en cuanto conceptualizados, están siempre juntos y se iluminan mutuamente. En cambio, desde un punto de vista ontológico, es posible el bien sin el mal o la vida sin la muerte. Por consiguiente, desde este punto de vista, es absurdo pensar que en Dios pueda existir el mal o la muerte.
----------El mal, como dice Hegel, es "lógico". Por eso, según Balthasar, ateniéndonos siempre al análisis de Andereggen, el infierno está en Dios. Tenemos aquí un elemento no sólo dramático, sino incluso trágico. El mal es eternamente eliminado pero retorna eternamente. Se puede por tanto decir, desde dos diferentes puntos de vista, que el infierno está vacío y está lleno: está vacío en cuanto Dios es beatitud (ser, positividad); está lleno en cuanto en Dios existe también el infierno (no-ser, negatividad). Según von Balthasar, la síntesis en la polaridad dialéctica es operada por el Espíritu Santo.
----------El infierno, por tanto, para von Balthasar, en cierto sentido, está vacío: todos se salvan, porque todos están en Dios. Pero lo están gracias a Cristo, el cual ha asumido el pecado y el infierno. Pero Cristo es el Hijo, por lo tanto la misma Trinidad tiene en sí lo negativo. No se debe por tanto plantear una alternativa entre paraíso del cielo e infierno. Ellos coexisten en cada hombre, así como en Dios están co-presentes la luz y las tinieblas, el ser y el devenir, lo idéntico y lo diverso, el bien y el mal, la vida y la muerte, el paraíso y el infierno.
----------Por consiguiente, aquel dicho corriente y habitualmente repetido, según el cual, para Von Balthasar, el infierno estaría simplemente "vacío", no corresponde exactamente al pensamiento de este famoso teólogo, porque -como el pensamiento de Hegel- no es un pensamiento identitario, sino dialéctico, porque se puede decir también, como hemos visto antes, que para Von Balthasar el infierno existe y está lleno.
----------Hago entonces la observación, que no se trata en absoluto del Dios cristiano católico, inmutable y pura infinita bondad, sino del Dios de origen ockhamista, que posteriormente pasa a Lutero y viene extremizado en la dialéctica hegeliana. Este Dios, basado en la equivocidad y no en la analogía, aparece sub contraria specie y similar a Satanás. Y todo hombre es santo y pecador, puro e impuro, perdonado y reprobado, salvado y condenado. En Dios el hombre es Dios, pero es el Dios de Hegel. En el pecado el hombre se levanta contra Dios; pero así como Dios (en Cristo) peca, en tal sentido el hombre es Dios y precisamente así se salva. Dios en el hombre va contra Dios, pero con esto mismo, en Cristo, deviene Dios, porque Cristo es Dios. Nihil contra Deum nisi Deus, según un dicho de la mitología germánica.
----------Sobre la cruz ("Dios mío, ¿por qué me has abandonado?") el Hijo está contra el Padre y el Padre está contra el Hijo, pero el Espíritu Santo, que es el Espíritu del Amor, los reconcilia. Asi se cierra el divino Círculo dialéctico. Dios se reconcilia con Dios, pero esto no elimina la esencia dialéctica (sí y no) de Dios. Y es entonces precisamente pecando que en Cristo el pecador se redime, dado que Cristo redime haciéndose pecado. Como la redención sucede a través de la cruz, o sea la oposición entre Padre e Hijo, así el hombre en Cristo se redime oponiéndose a Dios y aceptando al mismo tiempo su perdón, en virtud de la misma esencia divina, la cual siendo mutable, es identidad (justicia) que retorna a sí misma por la contradicción (pecado).
El infierno
----------Nos explica entonces Andereggen la concepción balthasariana del infierno: "¿Qué es, por tanto, el infierno? El infierno es algo que desaparece en sí y reaparece en Dios. El teólogo de Basilea plantea una contraposición entre el tiempo y la eternidad y en esta contraposición la eternidad permanece y el tiempo desaparece". En este punto, el padre Andereggen cita palabras de Balthasar:
----------Dice Hans Urs von Balthasar, en Was dürfen wir hoffen?, Ensiedeln, 1986 (trad.it. Sperare per tutti, Milano 1989, p.96): "No es posible pensar un contraste más grande -no había que proporcionar aquí una ulterior demostración- de aquello que existe entre lo que en la vida eterna y lo que en la muerte 'eterna' viene designado con el nombre de eternidad. En el primer caso se tiene un máximo desarrollo posible de toda duración dentro de la vida absoluta de Dios; en el otro, una contracción sin residuos, hasta un ahora desoladamente inmóvil. Y en el primer caso existe toda oportunidad para la realización del hombre -no ya simplemente de su visión, sino también de su acción-, mientras que en el infierno no existe ya ninguna posibilidad de ver o de hacer algo".
----------Sigue diciendo el padre Andereggen: "El infierno en el sentido ortodoxo en el cual lo entienden san Agustín y santo Tomás desaparece. En este sentido se podría decir que el infierno está 'vacío'. Lamentablemente en Von Balthasar no está vacío en el sentido en el cual él habla del infierno, que no es el de la Tradición. En efecto, para Balthasar en el infierno está incluso el Hijo de Dios y todos aquellos que participan en la condición del Hijo de Dios. Todos los cristianos" (p.12 del texto original).
----------Se podría decir: todos salvados en el infierno y al mismo tiempo ningún infierno, porque son todos salvados. Salvación y condenación se reclaman mutuamente: es siempre la dialéctica hegeliana.
----------"El cambio de significado de los símbolos" -observa Andereggen- "ya había sido preparado en la primera obra de Von Balthasar, Apocalipsis en el alma alemana: 'Muerte e infierno son nacimiento transformador, renacimiento. Y el fuego de la condenación asciende hacia el cielo como un fuego de alabanza' (Hans Urs von Balthasar, Apokalypse der deutschen Seele, Studien zu einer Lehre von Letzten Haltungen, Salisburgo, 1937-1939, I, p.733, Citado por Peter Henrici, La filosofía di Hans Urs von Balthasar, en Hans Urs von Balthasar figura e opera, p.322; página 13 del texto original de Andereggen).
----------"El Hijo -dice Von Balthasar-, que se ha abandonado totalmente confiándose al Padre (hasta la identificación con los hermanos en la perdición), debe precisamente ahora ser abandonado por el Padre. Él, que se ha dejado donar completamente por el Padre, debe ahora sentir que todo esto era 'en vano'. Nada resulta al final limpiado o resuelto o liquidado entre luz y tinieblas, todo cálculo, entre lo 'en vano' del pecado y de su odio y el 'en vano' de la gracia que se da sin razón. se ha hecho añicos. Al final de la noche (en cuanto infinitamente vivida) irrumpe en su fuerza creadora originaria la luz, al final de la absoluta inutilidad del perdón. Pero la noche vivida como infinita era, ella misma, ya la luz absoluta (que donde no encuentra obstáculos en el aire, dice Juan de la Cruz, deviene invisible) y no se dona y perdona porque algo ha sido prestado en correspondencia, sino porque toda posible prestación era imposible. La asunción de las tinieblas del mundo en la luz intratrinitaria significa un milagro de transfiguración, la distancia de la pecaminosa noche viene superada, y abrazada por la distancia voluntaria del obediente sí divino. La ira de Dios contra la negación del amor divino capta un amor divino, el del Hijo, que se expone a esta ira, la desarma y la vuelve literalmente privada de objeto. Pero en esta formulación abstracta y complexiva permanecen escondidos los problemas pendientes" (Hans Urs von Balthasar, Teodramática, vol. 4, L'Azione: Agire nel pathos di Dio, Soteriología drammatica, Einsiedeln, 1980; trad. it. Milano, 1982, pp. 325-326, pp. 13-14 del texto original de Andereggen).
----------Se habla aquí, sí, ciertamente, de luz, de gracia, de amor y de perdón, pero al mismo tiempo no aparece una verdadera victoria de estas fuerzas sobre las tinieblas, sobre el pecado, el odio y el castigo, en cuanto los primeros valores parecen brotar de las mismas fuerzas que a ellos se les oponen y parecen con ellas coexistir, según el dicho masónico: "No hay vida sin muerte, no hay muerte sin vida".
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