¿Es el ateísmo una ciencia o un sofisma que se disfraza de racionalidad? Si todos saben que Dios existe, ¿qué significa negar su existencia en la teoría y en la práctica? ¿Puede una ética fundada en el yo y no en Dios sostener de verdad la misericordia y la justicia? ¿Es el sufrimiento un sinsentido a combatir o un misterio que revela la verdad del hombre ante Dios? ¿No será Feuerbach, y no la fe, quien imagina un “hombre divino” inexistente, olvidando la fragilidad real que clama por auxilio desde lo alto? [En la imagen: "Ateísmo", fragmento de una acuarela sobre papel, 2025, obra de P.F., colección privada].
La razón puede refutar los argumentos del ateo
----------Por lo tanto, no estoy de acuerdo con el padre Cottier cuando dice que para Marx el ateísmo no es la conclusión de un razonamiento (cf. Cottier, op.cit. p.358), aunque su argumentar, derivada de Feuerbach, es sofistica. Se sabe, sin embargo, que los marxistas hablan de "ateísmo científico". Como es sabido, la religión sería para ellos la afirmación no demostrada de un ente imaginario supremo creador del hombre, llamado "Dios", consolador del sufrimiento del hombre oprimido por el hombre, que al no liberarse espera en un más allá la felicidad y el premio de sus fatigas, creyendo que el soportar la injusticia sufrida es cosa buena, porque le procura la mencionada inexistente vida bienaventurada. Marx, por lo tanto, cree dar una explicación racional de la falsedad del teísmo y, por tanto, de la verdad racional del ateísmo.
----------La demostración de este engaño según Marx implica la demostración que Dios no existe, sino que es una especie de "opio", mientras él sostiene que ese ente imaginario, como ya había dicho Feuerbach, no es otra cosa que la misma esencia humana, de la cual el hombre oprimido es privado por su opresor.
----------Entonces quiere decir que nuestro deber es el de contraponer razonamiento a razonamiento, y contraponer al falso razonamiento el correcto, dado por las pruebas de la existencia de Dios. Esta es la necesaria refutación del ateísmo. Hay que decirle al ateo: tú razonas mal, y contraponerle el razonamiento correcto. Es necesario hacerlo razonar. Si es honesto, nos seguirá; si se opone significa que no hay lealtad y entonces hay que renunciar a convencerlo, ya que, como dice el proverbio, no hay peor sordo que quien no quiere oír.
----------Recuerdo que mi profesor de sociología en la universidad, solía repetir una idea del gran sociólogo italiano Gian Franco Morra, quien hablaba del ateísmo "postulatorio", es decir, sostenía que el ateísmo no es una convicción que nazca de un razonamiento, sino que es una posición de conveniencia, de comodidad, surgiría de una simple repugnancia de la voluntad, se reduciría a una simple afirmación gratuita o arbitraria de principio, "postulada" por la voluntad, en cuanto el pensamiento que Dios existe es cosa desagradable e indeseable, compromete a hacer cosas que no nos gustan o limitaría nuestra libertad, y, por lo tanto, definitivamente debe ser rechazado o alejado para vivir como si Dios no existiera.
----------Ahora bien, hay que decir que en realidad las cosas no son así en absoluto. Existe ciertamente el ateo vulgar, irracional y pasional, al que no le va en su genio, no le agrada que Dios exista, por lo cual afirma que no existe. Pero también existe desde hace siglos una filosofía atea, existen filósofos ateos, como por ejemplo precisamente Feuerbach y Marx, los cuales pretenden demostrar científicamente su ateísmo.
----------La cuestión, pues, no es tan simple. Esta cuestión compromete fuertemente nuestra habilidad en el razonar y en el saber persuadir a los demás. En realidad, si leemos sus escritos, veremos que se esfuerzan por convencernos y por justificar racionalmente su ateísmo. La certeza de que Dios existe no la recabamos de una simple intuición o sentimiento espontáneo, sino que es efecto de un razonamiento, como nos hace presente san Pablo (Rm 1,20) y nos recuerda el Concilio Vaticano I (Denz.3004, cf. R. Garrigou-Lagrange, Dieu, son existence et sa nature, Beauchesne, Paris 1950).
----------¿Se equivocan los ateos en sus razonamientos? Ciertamente que sí, como señala la Escritura (Sab 2,1-5; 13,1-5). Y por eso ella los considera insensatos. Sin embargo, no nos podemos limitar a etiquetar a Feuerbach y a Marx como necios, sino que hay que mostrar la falsedad de sus razonamientos, tanto más cuanto que tienen la apariencia de la verdad y desde el siglo XIX han convencido y convencen a cientos y cientos de millones de seres humanos. Es necesario, por lo tanto, razonando correctamente, mostrarles que se equivocan.
----------A este respecto el cristianismo luterano, con su desconfianza en la razón, no tiene ningún medio para persuadir al ateo que se equivoca y corregirlo en su error. No tiene manera de mostrarle argumentativamente la diferencia entre el verdadero y el falso teísmo, entre el Dios de Hegel y el de la fe católica. Si no fuera que en el fondo también el ateo sabe que Dios existe, el luterano corre el riesgo de infundir en el prójimo un concepto subjetivista, irracional y sentimental de Dios, que termina exponiéndose a la crítica feuerbachiana y marxista.
----------Solo así se puede persuadir al ateo de su error, aunque en el fondo ciertamente todos saben, como ya he dicho, que Dios existe. Al mismo tiempo, es imposible demostrar que los atributos que el ateo le quita a Dios y le asigna al hombre pertenezcan verdaderamente al hombre. Esta demostración también forma parte de la refutación de la falsa ciencia del ateo.
----------Ciertamente es lícito preguntarse, tratándose de falsos razonamientos y de una falsa ciencia, cómo es que han encontrado y siguen encontrando tantos admiradores, seguidores, discípulos e imitadores. Porque desafortunadamente muchos de nosotros sobre el problema de Dios no buscamos la verdad, sino la confirmación de nuestros vicios y nuestras malas pasiones. Es imposible que un alma límpida y honesta, un buen razonador, que satisface hasta el fondo las exigencias trascendentales de la razón sin detenerse a medio camino no llegue a encontrar las pruebas de la existencia de Dios.
----------La conclusión atea del razonamiento feuerbachiano sobre la fundación ontológica del hombre y del mundo depende del hecho de que Feuerbach detiene el proceso racional inductivo a las solas causas de los fenómenos según el módulo positivista-empirista-kantiano. Al mismo tiempo, ignorando los límites naturales y defectuosos de la persona humana concibe irracionalmente e ilusoriamente al hombre como ente autosuficiente y supremo, concepción, ésta, que será retomada por Marx.
----------Por esto, según Feuerbach el hombre se siente mísero y oprimido porque carece de su conciencia de ser el ente supremo y ha sustituido, engañado por el pensamiento religioso, esta conciencia con la atribución de las cualidades y de las fuerzas humanas a un ente fantástico inventado por él y llamado "Dios", del cual se espera consolación, confortación, ayuda, liberación y salvación.
----------Este es, según Feuerbach, el vicio de la religión. Por eso, según Feuerbach, la solución del problema de la liberación del hombre es que el hombre rechace ese ente fantástico a quien llaman Dios, tome conciencia de su propio poder espiritual, lo ponga en acto y así se libere a sí mismo de toda miseria y esclavitud, quedando sin embargo el hecho de que para Feuerbach esta liberación no puede ser obra del individuo y por lo tanto beneficiar al individuo, sino que solo puede ser obra del género humano tomado colectivamente. Esta es una idea que volveremos a encontrar también en Marx.
----------La condición histórica actual implica que el hombre es esclavo del hombre. Pero el opresor, para poder dominar, engaña al oprimido haciéndole creer que debe pagar sus pecados y confiar en Dios manteniendo la paciencia, sin rebelarse y esperando en el paraíso del cielo: toda una mistificación -explicará Marx- para impedir que los oprimidos sacudan su yugo y se deshagan de sus amos.
----------Es evidente que en el trasfondo de la gnoseología feuerbachiana, más allá de su realismo sensualista, está el trascendental kantiano, con su prohibición hecha a la razón especulativa de trascender el plano de los fenómenos. Feuerbach, como todos los idealistas y los empiristas, ignora que el trascendental kantiano es un aborto de lo trascendental, que ni siquiera puede ascender al plano de la metafísica. Mucho menos es capaz de explicar la totalidad de lo real y su fundamento.
Todos saben que Dios existe
----------Es necesario decir a clarísima letra y con toda franqueza que la razón especulativa no llega a Dios si ella es frustrada en el plano metafísico. Por el contrario, si utiliza al máximo su perspicacia y potencia en el radicalismo de sus exigencias, ella llega con absoluta certeza.
----------Pero diré más: todos, con mayor o menor certeza o claridad, saben explícitamente o implícitamente que Dios existe y que retribuye nuestras obras. De otro modo Cristo (Mt 25,31-46) no habría dicho que en el último día todos los hombres serán convocados ante su tribunal para rendir cuentas de sus obras.
----------No es posible negar con convicción racional que Dios no existe. No existe un ateísmo "científico". Todos, de una forma u otra, tenemos que lidiar con Él. La única manera de negar efectivamente la existencia de Dios, como observa Maritain (J.Maritain, El significado del ateísmo contemporáneo), es negarlo en el actuar, lo que él llama "ateísmo práctico". Podemos evitar pensar en Él, "borrarlo -como decía san Juan Pablo II- del horizonte de nuestra mente" y por consecuencia comportarnos sin tener en cuenta su ley. Pero en este punto el pecado, cualquier pecado, se convierte en una expresión práctica de ateísmo, aunque teóricamente sepamos que existe.
----------Esto quiere decir que nadie ignora de buena fe y sin culpa que Dios existe. Por lo tanto nadie está excusado por no saber que Dios existe. Por ende, no existe, acerca de la existencia de Dios, una ignorancia invencible. Es absolutamente imposible demostrar racionalmente que Dios no existe. Es igualmente imposible demostrar racionalmente, como ha intentado Kant, que la razón especulativa no puede demostrar que Dios existe. Esta fue, entre otras, la trágica ilusión de Feuerbach.
----------Quien niega la existencia de Dios, rechaza un saber que ya posee, cierra los ojos a la verdad, anda con rodeos y se va por las ramas, se engaña a sí mismo y a los demás. La razón, desde el momento en que comienza a funcionar en el niño, si está bien educada y no es frenada voluntariamente en su movimiento espontáneo de inducción de la causa desde el efecto, a partir de la experiencia sensible, se eleva espontáneamente y necesariamente a descubrir que Dios existe y allí se detiene satisfecha.
----------El ateo, por lo tanto, no puede ser realmente persuadido de lo que piensa y dice sobre Dios, pero, aun dando muestra de una temeraria tranquilidad, será atormentado continuamente por su conciencia hasta precipitar en el momento de su muerte en el abismo de la miseria eterna lejos de Dios.
----------Por lo tanto, contrariamente a lo que sostiene Karl Rahner, es necesario decir que un ateísmo sin culpa no existe en absoluto. Puede existir un teísmo implícito, como enseña el Concilio Vaticano II (Lumen gentium n.16), pero esto significa que el concepto de Dios está implícito en el concepto del hombre, por lo cual, como aparece claramente en Mt 25,31-46, es posible que un amor sincero por el prójimo implique amor a Dios sin que la persona que ama de ese modo tenga plena conciencia de ello.
----------En todo caso es necesario tener un concepto correcto de Dios. La "experiencia trascendental atemática de Dios", de la cual habla Rahner, no existe más allá de implicar un concepto idealista de Dios. Ella no es más que una reanudación con otras palabras de la autoconciencia absoluta de Hegel y del Yo absoluto de Fichte. La autoconciencia absoluta de Husserl es lo mismo. Todos estos conceptos tienen su origen en el cogito cartesiano.
La ética de Feuerbach
----------La ética feuerbachiana podría ser calificada de altruista y desinteresada, si no fuera que está basada no en Dios sino en el propio yo, fundada sobre el amor interpersonal, sensible a la relación varón-mujer, pero escasamente atenta al bien social. Será Marx quien corrija a Feuerbach en este punto. Es, de hecho, una ética sensista o sentimental, sin ser libertina o disoluta.
----------Tampoco es una ética liberal o utilitarista, porque le repugna el egoísmo. Sin embargo juzga egoísta al hombre religioso, con su preocupación por salvar su alma. Naturalmente, no tiene ninguna preocupación o interés por guiar a los demás hacia Dios o en interesarse por su salvación eterna o ningún interés por recibir enseñanzas, ejemplos o estímulos de hombres religiosos, incluyendo a Jesucristo.
----------Feuerbach no carece del sentido de la misericordia hacia el prójimo, sino que se refiere solo a los bienes de este mundo; no siente ningún interés o preocupación -y esto se entiende- por la condición miserable de las almas alejadas de Dios. Más bien, para él estas almas están en el camino recto. Por otro lado, si la religión es egoísmo, es un aislamiento de la comunidad en vacías abstracciones celestiales, el ateísmo es un sagrado deber moral, porque enseña las verdaderas relaciones humanas, el amor al hombre y el camino eficaz de su liberación.
----------También el sufrimiento para Feuerbach es algo normal y la actitud a tomar hacia él es solo la de combatirlo. El sufrimiento no tiene su origen en ningún pecado original, sino que es el efecto necesario de la dialéctica del ser humano, como ya en Hegel, aunque la dialéctica en Feuerbach está menos acentuada. Reaparecerá de modo pleno, en clave materialista, en Marx.
----------La valorización cristiana del sufrimiento con fines expiatorios para Feuerbach es un gusto morboso, no es más que un demencial auto-lesionismo. Tema que se volverá a encontrar en Nietzsche. Por otra parte un Dios no tiene necesidad de nada. Si el hombre es Dios, ¿de qué otro Dios debería necesitar? El hombre mísero y oprimido que se consuela con un Dios inventado por él, donde ha transferido todas sus mejores energías humanas, es un necio, un idiota, es un vil cobarde que, en lugar de resistir a la desgracia, se la pasa en estériles lamentos y oraciones hacia un supuesto ser supremo inventado por él que no existe.
----------Por el contrario, debemos decir con toda certeza y conocimiento de causa que Dios no es en absoluto una ente imaginario, sino un Ente realísimo, es el fundamento creador de toda realidad, comenzando por el hombre. Por consiguiente, es más bien Feuerbach quien trabaja abundantemente con la fantasía imaginando un hombre divino que en realidad no existe, un hombre de proporciones desproporcionadas, olvidando sus límites y sus miserias, que piden dolorosamente un socorro desde lo alto.
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